Cuando la noruega se hubo unido de nuevo al grupo, tras curarle el pequeño rasguño a Tay, volvió a unirse al grupo, la cual optó la posición de retaguardia. Salieron de la gran plaza de la fuente y acto seguido, se internaron en una de las calles que aguardaba aquella ciudad. Dafne mientras caminaba pensativa, observando siempre al detalle cada edificio que se cruzaba en su camino, no dudó en pensar, en que cada uno de los callejones, plazas y edificaciones, que se cruzase por su itinerario, guardaba secretos y despertaba una dichosa intriga, la cual era producida por la mera curiosidad de la chica, por saber que enigmas podía contener cada uno de estos. Pero a pesar de tener esos impulsos de entrar y recorrer lugares extraños, se limitaba a seguir al grupo sin decir palabra, ya que por ella entraría a cada edificio que se encontrarse, pero rápidamente pensaba en que podía poner en peligro la seguridad del todo el grupo, solo por descubrir algo más.
Todas aquellas calles grises con edificios ruinosos sin nada diferente los unos a los otros, los encaminaron a lugar bastante peculiar, ya que al menos no era como el resto de la ciudad, al menos eso era lo que conocían ahora. Ese sitio, constaba de un gran jardín el cual disponía unas decenas de estatuas, en la que al pie de cada una de estas había como una especie de tabla, donde se encontraba algo escrito en una lengua ilegible y algo complicada.
-Vaya, al menos hay un lugar que cambia con respecto al lugar en el que nos alojamos-Afirmó Dafne con tono de entusiasmo.
Al principio a la noruega no le iba nada el rollo de esta ciudad, pero conforme iba pasando el tiempo, no tuvo más remedio que acostumbrarse a todo aquello, en parte, pensaba que por algo tenía que estar allí, por lo que ese pensamiento siempre la animaba más a seguir adelante, y seguir explorando la ciudad y seguir revelando secretos, tal y como lo llamaba ella.
Cuando todos estuvieron dispersos por aquel jardín mirando cada una de las figuras que habitaban allí, una presencia extraña comenzaba a despertar el pánico entre los cosechados, una especie de rugido lejano se hacía oir entre todos los presentes.
-Hostias, ¿Q...Que es...Eso?-No hubo terminado la noruega de formular la pregunta cuando una gran criatura con ojos amarillentos surgió de la nada...
Siempre que la chica se veía en peligro, miraba de un lado hacia otro buscando algún arma con el que pudiese defenderse, aunque fuese un mísero palo, pero bastaba para que la chica se sintiese más segura.
Dafne se alejó de la zona, mientras se fijó que alguien no muy lejos de aquel bicho, se encontraba bajo la sombra de este, era Mónica. Cuando la criatura la tuvo frente a sus fauces este no dudó en sacar la lengua e intentar casi comérsela, pero cuando, la gran lengua envolvió el vestido de la española, esta no osciló en coger un cuchillo y deshacerse de una parte de su vestimenta, pero más valía eso, antes de que la devorase.
-Uf menos mal que ya se ha relajado, eso...aunque..debido a qué-Dijo Dafne dubitativa.
La noruega extrañada, por la reacción de aquella cosa, miraba de algún lado a otro si había algo mas aterrador que él mismo que pudiese asustarlo y acabásase retrocendiendo volviendo al lugar por el que había salido. Pero, no, no había nada todo volvió a estar como antes, excepto una ligera presencia algo extraña se llevó todas las miradas de los cosechados, aquella criatura parecía ser el dueño de aquel monstruo, seguramente hizo que este volviese al lugar en el que se aposentaba...
Aquella persona, o fuese lo que fuese, no dijo palabras, pero aun así el grupo la siguió, sin saber al sitio al que nos llevaba.
Y así fue, los condujo a un lugar súper estranbótico, propio de aquella ciudad, en el que las fachadas estaban adornadas por un aderezo algo particular, es decir, cuerpos que yacían ahorcados en aquellos edificios...
-Chicos que mal rollo da este lugar, no se donde vamos a acabar pero muy buena pinta no tiene por lo que veo, vaya-Dijo Dafne con voz algo temerosa mientras se cruzaba fuertemente de brazos...
Aquel lugar era unos de los más caóticos, que se había encontrado hasta ahora en la ciudad...
A pesar de la decoración tan nausebunda que rodeaba a los cosechados en aquel momento, desde el exterior se veía todo muy tranquilo, hasta que una sombra extraña parecida a la oscuridad que ofrecía una nube tras darle el sol, se hizo visible tras descender de unos de los edificios de la zona y plantarse delante de Sinceridad. Dafne aseguró que aquella presencia tan negra, nada bueno podía traer, pero aún así aguardo en silencio mirando expectante. Mientras aquel ser grotesco observaba a la roquense una voz, poco familiar y deforme retumbó en la mente de la chica. Durante aquellos instantes, se tocó la frente, y sintió como un leve mareo que se fue en segundos, a causa de aquellas palabras que su hubieron pronunciado en su cabeza.
Cuando se paró a recordar lo dicho en su interior, no encontró causa por la que sentirse aludida ante tal advertencia...
La noruega algo asombrada por aquella realidad, se dirigió junto a Tay y le agarró el brazo fuertemente, para sentirse algo reconfortada...
-No sé que se trae esa cosa entre manos-Afirmó susurrando mientras se encontraba junto al Belga, y observaba a la roquense y aquella criatura frente a frente