El chico me dice que quiere ver las alturas por lo que hago que una masa de arena se adhiera a mi cuerpo haciéndome ascender mientras subo al chico con un hechizo de levitación hasta una altura considerable. Cuando estamos lo suficientemente alto el chico parece ser que prefiere volar solo por lo que dejo el hechizo de levitación. A él le maravilla lo mismo que a mí estar en ese sitio pero la gran diferencia es su extraña afición por el nudismo. -
Oye no se tu pero a mi túnica ya me parece lo suficientemente ancha muchas gracias. Lo máximo que me pienso quitar son las chanclas y por que andar por la arena es un gustazo- En ese momento una columna de arena sube hasta mi altura sosteniéndome en el aire para poder otear en condiciones el horizonte.
Ante nosotros se presenta un amplio y basto desierto que me parece asombroso casi para quitar el hipo. Voy escrutando cada palmo de arena que se me presenta pudiendo ver alguna que otra criatura voladora señalándoselo al chico nudista. -
¡Mira. Eso no se ve en Malyadar!- Bajo un cúmulo de criaturas voladoras puedo ver un pequeño vergel por lo que deduzco que debe de haber un oasis por allí y, con suerte, el siguiente elemento a encontrar. -
¡Oye Atol! ¡Vamos a ir en esa dirección!- Le digo señalando le el oasis.
Descendemos de las alturas y al tocar el suelo hago que la torre de arena se deshaga como si una ráfaga de aire se la estuviese llevando lejos de nosotros. Le hago una señal al chico desnudo para que recoja sus pantalones del suelo y le hago señas con la cabeza para que me acompañe.
La idea de que un chico con pirsings y tatuajes este andando a mi lado completamente desnudo me hace sonreír por lo extraño de la situación. "A decir verdad me incomoda un poco pero que se le va a hacer si es su cultura.¡Libres domingos y domingas!" Pienso mientras nos vamos acercando al oasis que divisamos en las alturas. -
Bueno Atol.- Le digo para intentar romper el silencio de camino. -
¿Y que mas puedes contarme de ti? Aparte de que te gusta ir desnudo por amor al arte.- Le digo de manera algo jocosa.
Mientras vamos compartiendo alguna que otra opinión sobre lo que vamos hablando llegamos al oasis.-
Bueno ya hemos llegado.- Le digo mirando la altura del sol tapándome con una mano para que los rayos no me molesten tanto a mirar al sol. -
No se muy bien que hora será pero lo que si se es que en algún momento tendremos que comer.- En ese momento una gran nube de arena se levanta formando un sillón en el que me siento.
-
¿Que te parece si te vas a dar una vuelta así como dios te trajo al mundo mientras yo hago algo de provecho? Podrías aprovechar e intentar buscar el cactus regordete. Según el libro suelen crecer cerca de los oasis del norte.- Casi sin darle tiempo a discutir lo que digo le mando el libro abierto por la página en la que sale el cactus levitando sobre una tabla plana de arena mientras que alzo una enorme cantidad de arena y comienzo a comprimirla y a girarla dándole una forma algo extraña que tenia en la cabeza desde que estuve ojeando unos libros de la biblioteca de Serpentaria.
La extraña petición del chico me hace parar mi modelado para mirarlo extrañado. -
¿Alguien como yo?- Le digo con cierto aire de no entender muy bien el termino.-
Claro que puedo hacerte unos pantalones hijo.- En ese momento hago que una masa de arena comience a subir por sus piernas rozando su piel y absolutamente toda su anatomía tapándole hasta la cintura pudiendo sentir como cada grano asciende por sus piernas. -
Ale. Ya te puedes ir a dar una vuelta.- Le digo girando mi cabeza hacia el cúmulo de arena y despidiéndome de él haciendo movimientos con la mano. -
¡No te alejes mucho!¡Si me necesitas grita!- Le grito cuando noto que esta a unos metros de mi posición
No se muy bien el tiempo que ha pasado pero la sensación de bienestar que me inunda es tan sumamente grande que el hecho de estar cerca de una masa de agua no me resulta incomodo. Me esta entreteniendo mas de lo acostumbrado darle forma a mis dos criaturas pero a decir verdad no se muy bien si es por el clima o si es por la tranquilidad que proceso que las figuras me están quedando sorprendentemente interesantes.
Una de las criaturas ya acabada esta enterrada en la arena mientras estoy acabando el ala derecha a su hermana arenosa. Al dar por terminado el trabajo la giro para retocar un poco el pincho de la cola en forma de aguijón de escorpión. Al acabarla la entierro en la arena y respiro profundamente al considerar que mi trabajo ya esta hecho.
El chico no tarda mucho en hacer acto de presencia diciendo que ha encontrado el cactus por lo que suspiro aliviado al ver el buen trabajo que hace el chico y le hablo siguiendo dándole la espalda. -
Vaya. Te estábamos esperando querido mio.- Le digo mientras giro mi sillón hasta ponerme en dirección al chico. -
¿Has traído el cactus o tenemos que ir a por él?- En ese momento una sonrisa se pinta en mi cara esperando ver la reacción del chico al ver mis nuevas criaturas.
- Las nuevas criaturas to monas to saladas:
<--- Pili
<-- MiliLas dos criaturas son de una longitud superior a los tres metros. Las colas son apéndices fuertes y prensiles pudiendo romper una roca si se lo propusiese. Las alas son unas alas largas y potentes al igual que las garras y los dientes de las bestias. Las dos criaturas no tienen ni los detalles de las franjas ni los detalles de los ojos. Su piel es completamente lisa y del color de la arena
-
Me alegra ver que has traído el cactus contigo.- Digo recostándome en el sillón. -
Yo también tengo algo que enseñarte.- En ese momento hago que las dos criaturas salgan de la arena donde estaban ocultas. Una de ellas sale caminando como si no ocurriese nada de la zona derecha de mi espalda espolvoreando la arena sobrante de su cuerpo mientras pasa por delante mía para acabar acostándose a mi izquierda a la par que la otra sale alzando el vuelo haciendo un cerco entre el chico y yo para acabar posándose a mi derecha. -
Te presento a Pili y a Mili nuestras cazadoras.- Digo mientras abro los brazos haciendo que mis criaturas acerquen su cabeza a las palmas de mis manos.