Llevaba toda la noche recorriendo la ciudad completamente solo, si solo se le podía llamar a eso el tener una veintena de estirgues yendo y viniendo por el cielo sobre su cabeza. En su andar sin rumbo especifico por la ciudad, sus pies los llevaron hasta lo que durante un buen tiempo fue su buffet de comida principal. Antes tenia competencia para comer los restos de aquellos muertos parlantes y quejosos, pero la ciudad se había cobrado las vidas no solo de los vivos, sino también de los no-muertos.
Poca carne quedaba por escarbar entre aquellos huesos enterrados que su única utilidad eran el soltar palabras sin sentido y Evelhan para ese momento tampoco es que lo necesitase. Su fuentes de abastecimiento habían cambiado, pues incluso si mucha gente había muerto en el ultimo tiempo en la ciudad, sus cuerpos estaban demasiados frescos para el paladar del ghoul, así que se abastecía de los mundos vinculados.
Aun así, las costumbre permanecían y la magia bullendo en su interior le pedía moverse y jugar, volver a las viejas costumbres aunque no tuviese mas motivos que el simple placer infantil de escuchar a aquellos viejos huesos enterrados bajos sus pies, insultarle, quejarse o rogar por no acabar entre sus dientes. El brugho rio levemente al pensar en ello, sus profundas ojeras marcando surcos bajo sus ojos verde lima mientras recorría las lapidas entre pequeños saltos, a veces pisando las lozas de piedra con sus botas, la tierra removida o el camino que las separaba, mientras era observado desde una par de lapidas por los ojos negros de Hugin y Munin. Su cuerpo estaba envuelto en una botas negras de media caña, con medias a rayas negras y rosa con ligero, que se perdían bajo un amplio jersey de color aguamarina oscuro de manga larga que ocultaba un pantalón cortisimo y que exponía sus clavículas y cuello casi en su totalidad, dejando ver los tirantes de la camisa de colo rosa pálido que había debajo. En su cuello, dando pequeños botecitos al paso de sus zancadas entre las lapidas, se podía apreciar un colgante con el cráneo de un pájaro. Siendo todo el una de las únicas fuentes de color en ese lugar, aparte de la hierba.
-¡Hey, no me pises!
-¡Maldito mocoso, en otros tiempos tu...!
-¡Fuera, fuera de aquí!
-¡Aleja a estas ratas con plumas de mi! Fus fus...
El brugho hacia oídos sordos a sus voces, hacia tiempo había dejado de importarle a lamentarse por lo que hacia. Tenia su propia moral, que era nunca poner sus manos sobre el cuerpo sin vida de sus amigos, fuera de ello, los demás, una vez muertos no eran significativos para el. Había tardado mucho tiempo en despegarse de aquella sensación incomoda de estar haciendo algo sumamente ruin y desagradable, pero una vez lo consiguió, sintió como un gran peso abandonaba todo su cuerpo. Un limitador. Desde ese entonces, gradualmente pequeños cambios fueron ocurriendo alejándolo poco a poco del pequeño niño miedoso y sin confianza que había sido siempre, aunque aun le quedase mucho por lograr, en esa noche no había cohibición alguna.
-Tanto escucharos me esta empezando a fastidiar- dijo Evelhan pues seguía escuchando el cotorreo de gritos, entre insultos, voces de llantos y pedidos de que se alejara, así que como alguna voz sin sentido contándole historias del pasado por ahí de fondo- ¿Sabéis lo que pasa cuando estoy molesto y quiero tranquilizarme? -preguntó a la nada con una sonrisa animada, parándose frente a varias lapidas sin nombre- Me entra hambre – dijo el brugho de forma tranquila mirando con sus ojos claros las lapidas, para seguidamente cubrirse las orejas con ambas manos, previniendo el inminente coro de gritos e insultos que no tardo en llegar mas fuerte que antes.
-¡¡LARGO, LARGO ASALTACUMBAS, LARGO DE AQUÍ!!
-¡¡A MI NO, COMETELO, A EL, AUN TIENE CARNE EN ESOS VIEJOS HUESOS!!
-¡EL TIENE MUCHOS TESOROS, A LAS RATAS LES GUS....!!
-¡SOCORRO...!
-¡¡EN MIS TIEMPOS...!!
Soltó un leve bufido ante los gritos de los muertos, mientras despejaba sus manos de sus orejas, para volver a hablarles como si nada, risueño, aun medio drogado por la magia de la Luna.
-Bueno...¿ a quien debería escoger? -pregunto el ghoul alegremente muy pensativo, con la magia bullendo en su cuerpo con tal energía que solo le daban ganas de despilfarrar sin sentido entre juegos, ignorando las palabras que llegaban de la tierra-Veamos como hacerlo...oh, ¡ya se!- concluyo Evelhan con una amplia sonrisa aniñada- Me acompañan 24 estirges, así que serán 24 pasos... a ver quien tiene suerte- dijo el brujo ignorando abiertamente sus reclamos, comenzó a dar saltitos en forma de zancada con sus botas negras por el cementerio, primero a la izquierda, luego adelante, a la izquierda de nuevo, atrás;...en un recorrido sin rumbo definido, simplemente jugando entre las quejas de los muertos del cementerio, hasta que su ultimo paso cayó, sobre una sepultura aun entera a un par de lapidas a la derecha de donde se posaba Munin- Te tocó...- dijo el brugho con aquella sonrisa inocente, acuclillándose frente a la tumba y apoyando su barbilla sobre sus manos, no tardando en escuchar los reclamos instantáneos del cadáver que se encontraba bajo esa trozo de tierra.
-¡No, no..a mi no...yo soy puro huesos...a el, ese de la derecha...el tiene aun mucha carne!
-¡Maldito traidor, así me pagas el compartir mi honroso espacio contigo, tu...!
Evelhan se rió por la inminente discusión que de nuevo se había orquestado, escuchandolos. Realmente no tenia pensado comerse a nadie, no de ese cementerio al menos, pero escucharlos discutir por algo así tenia su punto de gracia, sin duda. Ya que los muertos se la pasaban molestado a quien pasara por allí, no estaba de mas darles un poco de su propia medicina de vez en cuando.