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Plano de los sueños

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Naeryan
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30/03/17, 08:07 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Todos los habitantes de la ciudad lo visitan de forma periódica, pero sólo unos pocos pueden moverse libremente por él.

_________________________________________

"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

03/01/19, 05:52 pm
Torre Serpentaria
La bruja había decidido volcarse en su nuevo plan de futuro y había pasado los últimos días yendo y viniendo de la Biblioteca, copiando pasajes y trayendo libros a su habitación. Libros de arquitectura y de historia, cualquier texto que hablase del aspecto de la ciudad antes de su destrucción así como cualquier libro o guía de hechizos que estuvieran relacionados con los edificios. También había intentado dibujar las descripciones que había encontrado, pero le era más útil plasmar estructuras y planos con las onyces en su habitación o fuera en el aire.

Aquel día estaba asomada a su ventana mientras daba instrucciones a las sombras, afanadas en levantar una fachada oscura en el aire frente a Serpentaria. Onyx desviaba la mirada hacia el cielo de vez en cuando, nerviosa, como si fuera a estallar una tormenta en un cielo sin nubes, pero no más nerviosa que las sombras, que las tenía en constante agitación que les impedía tomar formas sólidas. El desmayo les sobrevino inmediatamente antes de que la bruja decidiera dejarlo por hoy, desvaneciendo a las onyces y a Onyx por igual. Y para cuando despertó, las sombras habían tomado la forma de una torre (diminuta, eso sí, tan alta como la bruja) que no habían visto nunca. O quizá sí.

Se sentó en el suelo en el mismo sitio en que había caído. Desorientada, miró a su alrededor. ¿Se había desvanecido por cansancio? No recordaba haberse excedido tanto como para acabar de bruces en su alfombra. No, estaba convencida de que no. Había pasado algo distinto y alzó la mirada y buscó a sus sombras para confirmarlo.
¿Habéis notado algo ra...? —comenzó, pero se detuvo.

Las onyces estaban aglomerándose en torno a una extraña torre que habían dibujado ellas mismas. No tenía una textura sólida como los dibujos de estos días sino que era vaporosa y parecía desplazarse, muy lentamente. Le era familiar, pero no conseguía ubicarla en la ciudad. Y estaba segura de que recordaría si un edificio de Rocavarancolia tenía esa apariencia. No sabía describirlo, pero le atrapaba la mirada, como si las hebras de sombras que rezumaban por sus ventanas la tuvieran atrapada.

Pero consiguió desviar la mirada de vuelta a su habitación. Miró a las sombras que quedaban en el interior.
¿De dónde habéis sacado... eso?

Varias bocas se abrieron en la torre y llamaron su atención chasqueando sus fauces.
¡Es una señal!
¡Os devoraremos!
¡Seremos libres!

Las miró de hito en hito. No tenía sentido nada de lo que decían, pero de alguna forma encajaba muy bien con la sensación de que había algo "roto" en el aire. Además, las onyces solo eran sombras, nunca habían tenido ese poder de atrapar su mirada. Pero mirar a esa torre era como mirar a un agujero negro.
Algo falla...
¡Algo va a pasar! —exclamó una onyce serpiente que se encaramó en su hombro izquierdo.
A eso me refiero... Entrad, vamos. Mejor aquí dentro que...

El golpe en la puerta las sobresaltó a todas por igual, y ni tan siquiera el veloz aviso de quién era sirvió para calmarles. Era Ozz. Se acercó a abrir con el corazón en un puño mientras sus onyces desmontaban la torre... Pero desde la puerta cualquiera podría ver que no tuvieron mucho éxito. Seguiría flotando frente a la ventana mientras las sombras intentaban despegarse sin lograrlo. La torre se removía y agitaba, como si las onyces que la formasen quisieran atrapar a más y más sombras y crecer en tamaño mientras la bruja estaba distraída.
Hey, ¿qué tal? Oh, ¿quién es ella?
Aes

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Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

13/01/19, 09:06 pm
Trama de los Sueños

Ruth se frotaba la base del cráneo, dolorida. Estaba practicando hechizos menores con sumo cuidado en su habitación cuando de pronto se había desvanecido y golpeado contra el suelo. No sabría decir con exactitud cuánto tiempo había estado inconsciente pero supuso que bastante tiempo, pues las velas de su habitación se encontraban apagadas. Cuando se incorporó lo hizo arrugando la nariz, con la superstición de que algo iba como no debería, o que estaban a punto de ocurrir cosas que no debía presenciar. Se notaba más ligera, como si sus pies solo rozaran el suelo y la cabeza palpitaba a su pesar.

Un murmullo que se colaba a través de las paredes de la Sede la sacó de su habitación. Curiosa, Ruth no se alarmó por encontrar los pasillos desiertos, al parecer había anochecido y era menos probable encontrar trasnochadores que vagaran de un sitio a otro. Sin embargo algo la inquietaba, el sonido de un acordeón incesante, casi solitario y acompañado únicamente del rugir de una tormenta. Ruth se encogió, extrañada, hacía calor. Un ardor insólito que trepaba por su brazos y se extendía por su nuca. ¿Desde cuando ella sentía calor?. No en Rocavarancolia desde luego. Y menos con aquel tiempo.
-¿Qué diablos?- musitó al descender hacia la sala común, guiada por las notas del acordeón. Este se encontraba inusualmente en penubra, únicamente iluminado por unas antorchas que desprendían un fulgor rojizo, casi enfermo. A Ruth le recordó el color de la sangre espesa.
-Ya está aquí- dijo una primera voz, femenina.
-Nos tenía usted en vilo, mi señora- aventuró una segunda, mucho más grave y clara, pero con una pizca de temor en sus palabras.
Ruth dio un paso atrás, hasta que distinguió  a dos sombras justo en medio de la habitación, aparentemente inmóviles. Una estaba encendiendo un pequeño candil con los dedos y cuando la llama prendió por completo la música del acordeón desapareció con una última nota discordante. Ahora podía verlos mejor.
-Dése prisa, no querrá hacerla esperar- musitó la joven.
-¿Disculpe? ¿Qué?- la israelita se hallaba ante dos extraños. La mujer, mucho más alta, estaba ataviada con un largo vestido veneciano de contrastes blancos y rosados, las mangas y las joyas incrustradas centelleaban con un brillo anaranjado producto del fuego que los alumbraba. El hombre, cuyo traje no hacía sombra al de ella, lucía una capa oscura a juego con un traje de rayas negras y verdes. Sus manos enguantadas reposaban en el hombro de la chica. Pero nada de aquello la perturbaba tanto como sus máscaras y el importante detalle de que ambos, tras aquella vestimenta sedosa, lucían una cola de reptil a su espalda, acabadas en unas llamas tan débiles que si no fuera por el candil habría sido incapaz de verlas.

Ruth no podía creer lo que veía ante sus ojos y sabía que se trataba irremediablemente de dos demonios de fuego. Tragó saliva antes de hablar.
-No os conozco- aventuró a decir- Quemaduras no me habló de vosotros- de que pudieran existir al menos otros dos demonios como ellos, quiso decir.  Con la mención al repoblador creyó ver que ambos aguantaban la risa. Ruth notaba como había algo que les impedía soltar una carcajada, como si le debieran algún tipo de respeto- sois como yo.
La mujer se acercó y comenzó a hablar con aquella voz débil, casi como un tintineo. Ruth pudo ver más de cerca que su máscara era totalmente negra, imitando a un carnero negro de cuernos dorados. El hombre por su parte portaba una del mismo color y  similar a un cuervo, pero con el pico más largo. Antes de que pudiera impedirlo la chica se acercó demasiado. Olía a humo.
-Oh, querida- y se llevó una mano a la abertura que hacía de boca en su máscara. Ruth no supo por qué, pero odió aquel gesto con toda su alma- somos demonios de fuego, en efecto, pero nunca nos compararíamos con usted. Él es Attilo- y señaló al hombre, este se limitó a a sentir con la cabeza- y yo soy Marietta. Nos complace anunciarle que seremos quien la acompañe para la víspera que se celebra esta noche. Oh ¿Lo había usted olvidado?.
-¿Pero de qué esta hablando?- empezó a mosquearse, deshaciéndose de su cercanía. “Tengo calor”. Estoy empapada. Y la tormenta arreciaba fuera. ¿Cómo podían ir vestidos así con la temperatura que hacía?. La ropa se le pegaba a la piel de forma tan incómoda que no pudo frenar el acto de quitarse su camiseta, quedándose en sujetador- ¿Quiénes sois? ¿Qué es esto? ¿Una broma?- algo andaba mal, lo sentía en cada poro de su ser. No había establecido lazos con mucha gente en el tiempo que llevaba en la Sede pero deseaba con todas sus ansias que cualquiera se presentara para aclarar algo. Pero nadie bajaría por las escaleras.
-Veo que ya empieza a surtir efecto, mi señora- casi susurró Marietta.
-¿Efecto el qué? ¿Es este calor?- Ruth sintió la rabia apoderarse de su cuerpo.  Quería abofetearla, arrancarle la macabra máscara y estampárserla en la cara con fuerza- Cómo me hayáis hecho algo os juro que... .
Attilo rompió su silencio.
-Vamos, toda la ciudad sabe que usted ya no puede usar la magia. Ella la selló dentro de su cuerpo para que no pudiera revelarse, Señora. A veces es más fácil aceptar el destino de uno, por muy tortuoso que sea.

Ruth comprobó con asombro como los hechizos más ofensivos que conocía se deshacía en sus dedos aún realizando los gestos y palabras adecuadas. Como un hormigueo en los dedos. “Esto no puede estar pasando”.
-¡¿Qué me pasa y qué queréis de mí?!.
-Es usted una leyenda, señora. Un mito. Sus hazañas llegan hasta lo más recóndito de Ormivas, a cada peñasco de Nubla y cada árbol terrestre- la israelita negó con la cabeza. ¿De qué hablaba esa tal Marietta?.
-Yo no he hecho ninguna hazaña. Me estoy cansando de este juego de mierda.
-Se equivoca- continuó Attilo- ¿acaso no fue usted quien levantó las moles de fuego? ¿Quién derrocó al Consejo y las órdenes de los otros mundos?. Algunos infieles creen que no existe y aún siguen peleando, alargando sus vidas inútilmente contra usted. Pero revelaste que el fuego lo quema todo. Aún recuerdo... aún recuerdo- y se interrumpió, limpiándose las lágrimas de emoción.
-Discúlpale, Señora. Attilo fue uno de sus máximos seguidores en la campaña contra los licántropos. Aún recuerda con grandiosidad aquellos momentos.
-Aún recuerdo cuando se unió a la Salamandra, ambas terminasteis lo que empezaste. El pueblo sabe la valentía que implica lo que usted va a hacer esta noche. Pero no los haga esperar.

Ruth pensó que debía estar drogada, o soñando. Pero no, el pánico la inundaba, aquello era lo más vívido que había sentido nunca, y el calor seguía abrasándola desde dentro. Casi no podía hablar.
-Sois de la Casa de Gar ¿verdad?. Queréis llevarme... a algún sitio para hacerme algo porque me visteis aquel día cuando conocí a Quemaduras- otra vez aguantaron la risa- pero no soy débil. Ni fácil.- Sus músculos se tensaron, estaba preparada para luchar.
-La Casa de Gar ya no existe
- replicó la chica- usted la quemó hace años.
-Y por supuesto- siguió Attilo, más repuesto- no es débil.
Justo en el instante en que Ruth decidió que no pudo más se abalanzó hacia ellos. Pero su cuerpo febril no respondió y cayó al suelo de bruces. Había caído en un estado casi comatoso y era incapaz de mover un músculo, sentía como la gravedad la envolvía y tiraba de ella hacia abajo. Las voces de sus acompañantes tejían a su alrededor un sinuoso eco.
-Os voy a... os voy a... -pero la llevaban fuera de la Sede, la arrastraban en un carruaje, Ruth creyó escuchar los cascos de unos caballos de fondo. La tormenta caía con furia sobre ella y toda la ciudad, empapándola, aún así, veía todo el agua de su cuerpo evaporarse con un espectáculo de humo y la cadena que le habían puesto en el cuello se estaba tornando incandescente.
-Perdónenos, no pensábamos que fuese necesario- se disculparon al unísono- La Salamandra estará encantada de recibirla.
-¿Quién diablos es...?
-¿La Salamandra?- preguntó Marietta- usted siempre ha preferido llamarla Imre.

“NO”. No podía ser.
-Su hermana hará los honores- y con una voz mucho más vil y pérfida anunció- Ya llega el Aquelarre.


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Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

14/01/19, 01:40 am
Era habitual que Cain despertase varias veces a lo largo de la noche (o de la mañana, si se había acostado al amanecer) y pensó que iba a ser una de tantas, pero la sensación que le invadió el pecho hizo que, en lugar de volver a acurrucarse entre las mantas, abriese los ojos. Vio destello metálico, y dos ojos tan dorados como el suyo, hundidos e inyectados en sangre.

-¡DEMONIO!

El shock de oir esa voz después de tantos años lo paralizó y no fue capaz de pronunciar ni un hechizo de desvío. La hoja del cuchillo siseó en el aire, pero antes de llegar a tocar su carne algo la detuvo. Dos manos gigantescas se desplegaron, surgiendo de la espalda de Cain y levantando su cuerpo de la cama; una sujetaba el cuchillo por la hoja, la otra a la mujer que lo empuñaba por el cuello. Era delgada y vestía un camisón color hueso, el cabello ceniciento le caía sobre la cara en bucles grasientos. Apestaba a sudor rancio, el olor de los enfermos. La mujer empezó a chillar mientras la mano la alzaba en el aire y a mover sus piernas raquíticas con desesperación.

-¡HIJO DE SANTÁN! ¡IMPURO! ¡DEMONIO! ¡VOY A MATARTE! ¡NO DEBERÍAS HABER NACIDO, DEBERÍAS HABER MUERTO EN LUGAR DE ÉL! ¡ASESINO!

Cain observó impasible a la mujer histérica. Se había recuperado del susto inicial y parecía tener el control de la situación, pero había demasiadas cosas mal. Para empezar, su madre no debería estar en Rocavarancolia, y Estigma tampoco debería ser visible. Había conjuros y cláusulas que podían revelar la verdadera forma de los demonios de la cábala de Asmodai pero Cain solo los había usado una vez. Le repugnaba el blanco prístimo de los miembros, su textura arcillosa, los ojos y orificios que se abrían y cerraban de forma aleatoria en su superficie. El brujo sintió la bilis subiéndole por la garganta, y mientras su madre seguía maldiciéndolo.

-¡ARDERÁS EN EL AVERNO POR TODA LA ETERNIDAD! ¡TU ALMA IMPÍA Y NEGRA ARDERÁ! ¡TU EXISTENCIA ES UN PECADO!

Cain hizo un gesto vago y la mano de Estigma se recolocó para cubrir toda la cabeza de la mujer. Luego, a una orden, la aplastó. Los sesos de lo que se suponía era su madre se escurrieron hasta el suelo, la mano soltó el cuerpo y se apoyó en el suelo para impulsarse. Estigma sacó a Cain de la cama.

-¿Cómo están los demás? -preguntó a sus demonios.

-No hay demás, estamos solos tú y yo, como en los viejos tiempos -le respondió Estigma.
Evanna

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Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

27/01/19, 03:41 pm
TORRE SERPENTARIA

Dormir decentemente se había vuelto un lujo en el último tiempo difícil de lograr, lo que conllevaba que el resto del día estuviera mas cansado de lo habitual y eso parecía transferirse a sus estirges que últimamente estaban mas histéricas de costumbre, algo que llevaba pasando desde hacía un tiempo. El brugho había tenido que parar alguna que otra pelea durante aquel tiempo.

Fuera aparte de aquello, del cansancio y de las rencillas entre su propio dominio, el ghoul no cejó en ningún momento en su empeño de continuar con sus planes. Deseaba hacer bastante cosas con sus estirges y con su magia, planes mas a futuro y ni el sueño ni el hecho de que sus pollos pareciera estar en plena edad del pavo peleándose por tonterías iba a hacerle cambiar de opinión. El ambiente ya estaba enrarecido desde hacia tiempo y sabía que la falta de sueño tenía motivos, `cuales´ era lo que no tenía claro aun, pero tener los tenía, por lo que en alguna ocasión intento lanzarse hechizos para intentar dormir mejor que no sirvieron de mucho.

Tener un noche intranquila no era extraño para Evelhan, lo que si fue extraño para el fue que el sueño le llegase de pronto, cuando apenas acababa de despertarse aquella mañana y todo su cuerpo cayera derrotado sobre la cama de nuevo. De fondo escucho los graznidos de sus estirges y su visión se nublo con la única imagen de un torre que jamas había visto.

No supo cuanto durmió, pero fueron los feroces graznidos de las estirges que se encontraba en su pajarera lo que lo terminaron despertando. <<¿Me dormi de nuevo? Si que debía estar cansado para quedarme dormido apenas desperte....¿Pero que era esa cosa? Últimamente solo tengo pesadillas...pero igual, era una sensación extraña >>pensó Evelhan que sentía que la cabeza estaba aun embotada, levantándose perezosamente de la cama para dirigirse a la jaula que había cubriendo un parte de su habitación y donde mantenía alguna estirges con sus nidos, para así poder vigilar el crecimiento de los polluelos.

-Ya, ya ¿Por qué estáis tan altera...?- pregunto gruñendo por lo bajo ante ellos graznidos, aleteos y sonidos lastimeros que provenían de la jaula. Sus estirges se escuchaban histéricas de buena mañana y no entendía el porqué, por lo que preocupado corrió casi la escasa distancia que les separaba para adentrarse en la pajarera. Sorprendido tuvo que cubrirse la cabeza pues un par de estirges jovenes, aquellas que había criado con sus propias manos, se lanzaron sobre el violentamente, arañandole los brazos intentando clavar sus picos en su carne. Evelhan no podía sentirse mas incrédulo por aquello. Aquellas estirges jamas le habían atacado. ¿Se habían asustado por algo?-¿¡Pero que demonios hacéis, estaros quietas!?- les ordeno nerviosamente, sorprendido por la violencia de las estirges.

Por ello incrédulo se adentro como pudo a la pequeña pajarera, intentando ver que las había enviolentado tanto, mientras seguía dando ordenes precisas que terminaron por hacer que las nerviosas estirges cejaran en su empeño de atacarle. Un graznido lastimero empezó a escucharse a coro, un graznido que tenia todo el sentido para el brugho.

-”Están muertos...”
-”Todos están muertos...”
-”Teníamos...teníamos que protegerlos”
-”Otro brujo..otro brujo viene”
-"No podemos dárselos..."


Conforme los graznidos se volvían comprensibles para Dhelian viendo a las estirges que le miraban desde sus ramas con afilados picos y las garras manchadas de sangre, Evelhan vió con horror como el suelo de la jaula estaba cubierto de plumas, sangre y restos de aquellos pequeños polluelos que aun eran incapaces de volar. Todas y cada una de las crías, estaban abiertas en canal, con las cabezas colgando de sus pequeños cuello casi desplumados. Todas ellas muertas en sus nidos o en el suelo de la pajarera como despojos. Una de ellas, pequeña, que Dhelian no había visto al entrar, crujió bajo sus pies, provocando un escalofrió en el brujo, que apartó inmediatamente el pie con las nauseas que llevaba tiempo sin sentir recorriendo su cuerpo.

-Pero...¿que habéis hecho? -.preguntó el brughou a la nada con el horror pintado en sus facciones, con lagrimas empezando a inundar sus ojos al ver la masacre que las estirges habían hecho en sus propias crías. Se arrodilló con manos temblorosas tomando entre sus manos el cuerpo mutilado de un pequeño polluelo de estirge cubierto de sangre. Aun estaba caliente.

-”Nuestros polluelos...deben ser cuidados...”
-”Tu también eres nuestro polluelo”


Aquel graznido penetró sus oídos y asombrado levanto la vista hasta las estirges de la pajarera, todas ellas le miraban fijamente, mientras empezaban a desplegar sus alas.

-”Lo eres, lo eres...”
-”Así que, debemos también protegerte...”


Evelhan abrió los ojos de golpe, al entender lo que trataban de decirle y de un salto se levantó, retrocediendo cuando las estirges se lanzaron sobre el. Evelhan grito con sorpresa, no entendiendo que estaba ocurriendo y salió de la pajarera cerrando la puerta tras de si, no atinando a ordenarles que le dejasen en paz. Las estirges chocaron contra la verja, intentando alcanzarle a través de los barrotes, , mientras graznaban furiosamente. Respirando con dificultad, vio que aun sostenía en sus manos el cuerpo de la pequeña estirge mutilada.

Un aleteo a su espalda le sobresaltó, girándose de golpe. Allí sobre su cama, mirándole fijamente, se encontraban Hugin y Munin. Evelhan  con inquietud, pues al parecer sus ordenes no estaba funcionando bien en ese momento, las miró con precaución, mas ninguna de las dos hizo ademan de atacarle. Con dificultad se hicieron oír sus graznidos por encima de los alterados que llegaban de la pajarera.

-”Salir...salir de aquí, enloquecieron” - pudo escuchar claramente del graznido de Hugin
-”Si, locas, todas locas...” -añadió Munin mientras desplegaba sus alas, como si canturreara.
-"No mataremos a nuestro polluelo” - aseguró Hugin volando hacia el que soltó un grito de susto, mas al estirge lo único que hizo fue subirse en su hombro, como siempre hacia. Dhelian la miro de reojo no muy confiado.

-”Amigos, amigos” – habló en un extraño graznido Munin mientras  echaba el vuelo desde la cama para arañar con sus garras la puerta instándole a salir. Evelhan se mordió el labio inferior con nerviosismo, no sabiendo que estaba pasando. Las estirges de la pajarera habían enloquecido ¿ocurrirá lo mismo con las de afuera? Fue lo que fuese parecía que a Hugin y Munin aquello no le había afectado y parecían aun seguir sus ordenes e intentaban cuidar de el como siempre habían hecho.

No lo pensó demasiado, atravesó a toda velocidad la distancia que le separaba de sus puerta mientras escuchaba el graznido ansiosos de las estirges encerradas, queriendo ir a por el. Salió al pasillo con Munin volando junto a su cabeza y sin dudarlo recorrió el pasillo hasta dar con la habitación de Onyx, viendo que allí ya estaba Heraldo con alguien quien no conocía.

-¡Heraldo, Onyx!- exclamó aun algo alterado, mientras les miraba aun con la sorpresa y confusión metida en el cuerpo, incapaz de creerse que sus estiges se le hubieran ido en contra de aquella manera. Ya ni siquiera era porque lo odiaran, lo cual era aun mas confuso-Mis...mis estirges, las de la jaula...enloquecieron, dijeron algo de que había otro brujo y que debían cuidar a sus polluelos...- dijo mostrando el cuerpecito del polluelo-...Y han intentando atacarme...no se que esta pasando. Hugin y Munin, dice que están locas...- dijo nerviosos, mirándoles como si ellos fuesen a tener respuesta a sus dudas. No pudo evitar mirar a Onyx y a sus onyces preguntándose si ella andaría pasando lo mismo con sus onyces o solo era algo que estaba ocurriendole a el por algún motivo que no entendía.

Spoiler:
Jack

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Nombre: Tawar
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Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

12/02/19, 02:46 am
A cada segundo que pasaba, no, cada milisegundo, la bruja sentía más y más la angustia de las onyces. No sabía por qué estaban peleando entre sí, pero tenía visita y por eso había abierto a Ozz. Pero muy poco después llegó Dhelian como una exhalación, asustado y diciendo que ¡habían intentado matarle! ¿Quiénes? No entendió todo, pero le agarró del brazo mientras daba una orden a sus sombras: cubrir ambos lados del pasillo alrededor del grupo, que nadie pudiera alcanzarles.
Pasad, rápido, hacedme el favor. Estaremos más seguros. Y contadme qué demonios pasa —les pidió a la vez que miraba más allá del daeliciano, buscando a sus agresores.

En el interior, las onyces se debatían entre quedarse con Onyx o ser absorbidas por la gran torre que sus hermanas estaban levantando pared con pared con Serpentaria. No era parte del sueño de la bruja sino que cualquiera podría verla. Y era tal la sensación compartida por las que intentaban huir, que Alice no sabía qué hacer. Pero antes de enfrentarse a ellas tenía que poner a salvo a sus amigos, y por eso insistió en entrar al dormitorio y cerró tras de sí cuando sus amigos entraron, tanto la puerta de madera como el muro de sombras que se había alzado frente a su habitación. Siempre podrían huir por la ventana.
Lops
Lops

Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual

Personajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.

Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.

Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

16/02/19, 02:51 pm
Al instante, te lanzas a presentarla. Bueno, eso sería verdad si no fuera porque es ella misma quien lo hace.

—Mi nombre es Ippe, los dio…

Su voz es interrumpida por otra que bien conoces. Dhelian… No, espera, es Evelhan ahora. Eso, tu amigo exclama claramente alterado por algo. Te preguntas por un instante si es lo mismo que tú sientes, pero seguramente haya algo… algo más.

No necesitas preguntarle nada antes de que empiece a dar explicaciones. Es preocupante, sabes perfectamente que las estirges no son los animales más pacíficos y educados, pero…

«Evelhan sabe perfectamente cómo dominarlos».

Sí, exacto. Algo más sucede, y tiene que ver con esa extraña sensación, la torre que has visualizado, incluso la aparición de Ippe parece estar relacionada. Pero, por ahora, lo poco que podemos hacer es seguir la sugerencia de Onyx y seguirla dentro. Dejas pasar a Evelhan y te diriges hacia el interior tras comprobar que la irrense te sigue.

Enseguida te das cuenta de que las estirges no son las únicas que no actúan con normalidad. Las ónyces parecen… enloquecidas, cuanto menos. En plen caos, hacen y deshacen la figura de una torre…

«Una…» torre.

Te acercas a la ventana deprisa. Ippe, sorprendida por tu acelerón inesperado, decide quedarse en el lugar y seguir presentándose.

—Soy Ippe, vine en busca de Heraldo Rocuo comandada por los Dioses —su voz poderosa unida a su tono educado te produce una impresión muy extraña, claramente llamativa. Claramente, es una voz que reclama ser escuchada.

—Onyx —llamas su atención tras llegar a la ventana—. ¿Qué están haciendo? —Preguntas refiriéndote a las ónyces. Aunque la figura es demasiado inestable para establecer una relación directa, al menos el tipo de edificio te recuerda claramente a otra que has visualizado hace muy poco.

»¿También habéis visto vosotros tres la torre? —Añades antes de que nadie alcance a responderte.
Naeryan
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20/02/19, 12:24 am
Rocavarancolia ruge de caos y de sueños cumplidos. Durante un breve instante en los sueños de todos refulge una única figura, la de una niña de cabello rubio con un camisón de dormir. El último intento de un alma que busca descanso por llegar a la única persona que puede dárselo.

—Un puñal de sueños —pide a su sucesor, el soñador que salvará a Rocavarancolia en este futuro donde ella no ha podido hacerlo—. Para acabar con las pesadillas.

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Evanna
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20/02/19, 12:23 pm
Su alteración debió ser contagiosa para Onyx, que no dudo en jalarlo hacia el interior de la habitación pidiéndole también a Heraldo y la irrense que le acompañaba y que no conocía, rápidamente hacia el interior. Evelhan un tanto confundido y alterado abrazaba aun el cadáver de la pequeña estirge, mientras Hugin y Munin entraban en la habitación junto a el, confusas y en guardia, miraban desconfiadas el movimiento de las onyces, que parecían estar actuando de forma extraña.

La visión de esas onyces  formando aquella extraña torre que apenas si había visto por un instante en su cabeza, allí afuera junto ala ventana de su amiga le alteró. ¿Que estaba ocurriendo?¿Que era esa cosa?

-Esa torre...¿porque están creando esa torre?- dijo Evelhan nervioso, con sus manos aun ocupadas y cubiertas de la sangre de la pequeña cría. No sabia que hacer con ella, alterado  y sorprendido por los sucesos que ocurrían no atinaba a dejar el pequeño cuerpecito sobre alguna superficie.  no entendía nada. las estirgues enloquecían y le atacaban, las onyces de Onyx empezaban a actuar de forma extraña cuando desde hacia tiempo la bruja ya podía controlarlas, y Heraldo aparecía con esa chica llamada Ippe, fuese quien fuese.

Mas las palabras de Heraldo preguntando si habían visto esa torre le sorprendió.

-¿La has visto?- la confusión era patente en la expresión del brugho- Yo la visto justo antes de quedarme dormido, fue extraño porque acababa de despertarme apenas y volví a caer dormido...y ahí me aprecio ver esa construcción...- dijo señalando hacia el exterior de la ventanas donde las onyces se afanaban en recrearla por algún motivo que no entendía.

-"Todos locos, locos..." - grazno cerca suya Munin haciendo que Evelhan se mordiera el labio inferior mirandole de reojo.
-"Es peligroso...eso es peligroso...malo, es malo" - sobre la cama de Onyx, Hugin aleteaba nerviosamente mientras sus ojos no se despegaban de la torre del exterior formada por las onyces, respondiendo de forma que ni Onyx ni Heraldo podrían entenderlas. De todos modos las estirges aunque fuesen inteligentes,  no es que fueran muy concisas cuando daban explicaciones ya que para ellas mismas había muchos factores extraños imposibles de comunicarlos. En este caos era el instinto las que les instaba a avisarle del peligro.

-Dicen...que eso es malo, pero no entiendo a que se refieren con exactitud ¿La torre? ¿Las onyces?- dijo Evelhan viendo a Onyx, con sorpresa-¿Te dicen algo las onycess de por qué se comportan así? - pregunto el brugho olvidando por un instante lo que había ocurrido en su habitación por todo lo que estaba pasando allá afuera con el dominio de su amiga, que también empezaba a perder el control allí adentro intentando bloquear las salidas, al menos eso entendía.

El niño se acercó a la ventana queriendo ver un poco mejor que estaban haciendo las onyces no entendiendo realmente que ocurría peor salto hacia atrás sobresaltado cuando un par de estirges aparecieron en su campo de visión, graznando furiosamente intentando alcanzarle con sus picos y uñas. Evelhan retrocedió mirándolas con tristeza, confundido y nervioso, porque incluso cuando les ordeno dejadlo en paz ellas insistían en intentar ir a por a pesar de que no podían por la ventana cerrada.

-¿Veis? No me obedecen, no se porque están comprotandose así...a-alguien mas, debe estar controlandolas, tal vez- susurro con desaliento.

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Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad

Spoiler:
Naeryan
Naeryan

Ficha de cosechado
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Unidades mágicas : DENIED
Armas :
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Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)

Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

04/03/19, 05:05 pm
La humana y el idrino miraban la nada.
—No quiero desaparecer.
—No lo harás.
—Estoy muerto —repuso Corann.
—Pero tienes un nombre —le recordó la soñadora—. ¿Te acuerdas de él?
—¿Qué importa? —qué relevancia albergaba cuando no ya había cuernos, ni cola, ni pulso sobre los sueños de otros. El poder de la Luna Roja no alcanzaba el lugar donde los dos se encontraban ahora.
Y de alguna forma extraña Corann no sentía pérdida. Todo se había acabado para él, todos sus planes habían fracasado y sin embargo el idrino no albergaba rabia ni frustración. Nada más que una inefable sensación de paz.

—Importa mucho. Significa que exististe —insistió ella—. El mío es Casandra.
Él titubeó después de responder, como si hubiera pensado en añadir algo más y lo hubiera pensado mejor.
—Yo me llamo Corann.
—Dime, Corann. ¿Qué querías?

La respuesta fue automática.
—Quería poder soñar.
—¿Sólo eso?
—Para ti es fácil. Yo no podía.
—Podrías habérmelo pedido —dijo la soñadora con sencillez—. O a cualquiera de nosotros. No tenías sueños que pudiésemos pintar, pero podríamos haber hecho lo que quisiéramos con los nuestros y haberte invitado. Habría sido como una obra de teatro.

Corann entornó los ojos, todavía imbuido por aquella calma extraña. Bufó. Claro. Todo parecía prístino como el cristal cuando ya estabas muerto.
—No quería nada de vosotros.
—¿Entonces qué querías, cachorro?

Esta vez Corann lo pensó un poco.
—Quería poder. Mucho poder. La Torre podía dármelo.
La soñadora arrugó la nariz con disgusto.
—El poder es algo muy pesado. Es un incordio, querido. ¿Estás seguro de que era eso?

Corann torció el gesto. No lo era, y las palabras le habían sabido falsas incluso antes de que salieran de su lengua.
—No quería el poder, sólo… Que la Torre pudiera hacer cosas por mí. Hacerme ver cosas. Y para eso necesitaba el poder.

—Ah —ella no pareció juzgarle. Parecía pensativa—. ¿Y luego qué habrías hecho?
—Soñar, supongo. Lo que quisiera. Lo que me mostraran.
—¿Y qué querrías haber soñado?

Aquella maldita conversación iba en círculos.
—Quería otra transformación —sí, aquél sí era uno de los sueños que había acariciado tener cuando la Torre ejerciera su influjo por fin sobre él. Pero su consuelo era breve y empalagoso como un dulce de feria. Cansaba al poco tiempo.
—¿Seguro? La Luna no miente, y a Nihil le va bien.
—Nihil está loca.
—¿No lo estamos todos?
Corann no se dignó a responder.

—Quería descansar —admitió al cabo de un tiempo, y le supo casi a verdad. Corann podía estar muerto, pero lo recordaba todo con claridad. Entonces todo dolía demasiado, agotaba demasiado. Sin dormir, sin soñar, sin hablar con nadie, sin atreverse a salir de su plano y odiándolo por no ser capaz de ofrecerle nada real. Sólo quería que parara de alguna forma, cualquiera—. Si Rocavarancolia soñaba… se habría acabado. Sólo sueños, para siempre. No tendría que rendir cuentas de nada. Olvidaría todo lo que había pasado y todos también. Todos habríamos estado igual. Descansar —añadió con torpeza.

Dama Sueño asintió como si comprendiera.
—Yo también quise congelar el tiempo una vez, en sueños —pareció apesadumbrada—. Y lo hice, pero no funcionó. Verás, parar el tiempo solo no sirve. Necesitas que algo afuera también cambie o la locura te hará pedazos.  
—Ya lo sé.
—¿Entonces qué querías, cachorro? Si hubieras podido descansar para siempre, si hubieras podido engañarte a ti mismo para siempre, ¿qué habrías visto?

Corann cerró los ojos de nuevo y esta vez rebuscó en su ser. Miró en su interior sin miedo, ahora que podía echar la vista atrás sin que el remolino de rencor, odio, venganza y arrepentimiento le atenazara por dentro cada vez. En aquel espacio infinito donde el tiempo no parecía existir, esperó hasta encontrar la visión que le dio paz realmente.

Mientras tramaba su plan había contemplado mil ideas, había hecho listas interminables de sueños que buscaría entre las visiones que pudiera ofrecerle la Torre. Había fantaseado con una Rocavarancolia donde el mundo se postraba a sus pies, otra donde rendían culto a los sueños en lugar de a él. Había soñado con la muerte espantosa de todos los que le habían hecho algún mal, que uno por uno pedían disculpas por lo que le habían hecho pasar.

Había imaginado que lo dejaban eternamente en paz, acunado para siempre por los sueños de la Torre. Había entretenido la posibilidad de vivir en ellos mil vidas, mil disfraces, fingir que era mil personas distintas que hubiesen pisado Rocavarancolia: héroes o villanos que llegaban a la ciudad y encontraban la gloria o el tesoro incalculable de una vida feliz y anodina. Había imaginado que nunca acudía a Rocavarancolia y que envejecía a un mundo de distancia en las montañas nevadas de Idris.

La que prevaleció, sin embargo, fue una visión sencilla. Casi aburrida.
Corann llegaba a Rocavarancolia. Conocía a los demás allí. No había hambruna, ni peleas, ni mentiras, ni mantícora. La criba seguía adelante en Sendar. Podían no gustarle siempre sus compañeros, pero formaba parte de ellos. No desconfiaba de ellos. No desconfiaban de él. Corann no era feliz en una ciudad que amenazaba con matarle, pero no le desgarraba por dentro la incapacidad profunda de relacionarse con otras personas.

No moría nadie, o al menos no nadie que le importara. Todo era normal y corriente, imposiblemente mundano.

Corann se transformaba, pero tenía adónde volver cuando los sueños ajenos amenazaban con hacerle perder la razón. Tenía quienes tirasen de él de nuevo a la realidad, una realidad que no le daba miedo, donde sabía cómo moverse. Corann sufría, perdía, odiaba y lloraba en Rocavarancolia, saltaba de sueño en sueño ajeno y no podía dormir ni soñar, odiaba las mentiras y estaba loco, pero era normal.

Abrió los ojos de nuevo.
—Nada que pudieran darme.
—Ahora lo sabes, al menos.
—Demasiado tarde —Corann miraba hacia atrás con la lucidez de quien había salido de un largo sueño y solo veía una trayectoria de cicatrices mal curadas, su vida retorcida de tal forma que había acabado deformando también las de los demás.
—Los sueños nos enloquecen a todos. Y tú llevas mucho tiempo soñando, cachorrito.
—Soñando no. Sólo persiguiendo sueños.
—Lo mismo es —sonrió Casandra.

Un nuevo silencio.
—No llegaste a enseñarme Ataxia.
Ella cerró los ojos.
—Lo siento.

Era extraño. Debería estar decepcionado, pero Corann sentía tanta calma.
—No importa. Estoy cansado. No creo que un estúpido bosque me hubiera hecho sentir mejor de todas formas.
—Te sorprendería —Casandra se alisó el camisón con pulcritud—. Pero yo también estoy agotada, si te sirve de consuelo. Ah, nos aguarda un merecido descanso, cachorro. Ya verás.
—¿Eso también puedes verlo?
Ella negó con la cabeza.
—Ésta es una clase de sueño diferente. No es un futuro posible, al menos no para nosotros.

>>En otro futuro hablé con otros dos chicos como tú en un lugar muy parecido a este, ¿sabes? —suspiró entonces—. Era un futuro mejor.
Corann tragó saliva. Sentía los párpados pesados.
—Tal vez no.
La humana y el idrino miraron la nada, y en el espacio de un instante desaparecieron.

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"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
Al veros conspirar... (CLICK):
Al poner un evento... (CLICK):
Durante el transcurso del evento... (CLICK):
Jack
Jack

Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
Jack: Vampiro de humo terrícola.
Atol/Skarog: Helión libense.
Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
Tawar: Repobladore de la montaña

Unidades mágicas : 12/12
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco


Humor : Os falta bosque, gigantes

Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

04/03/19, 11:55 pm
Alice
Continuación de estos posts

La bruja no entendía nada. ¿Ippe una enviada de los dioses? ¿Pero qué dioses? ¿Y cómo demonios había perdido Dhelian el control sobre sus estirges? Y para empeorarlo, sus sombras habían enloquecido y se gritaban las unas a las otras, las de dentro a las de fuera y viceversa, improperios y descripciones de la maldita torre que decían sus amigos. Estuvo a punto de decirle a Heraldo que no se asomase, pero las onyces parecían ignorarle. De momento.

No recuerdo la torre que decís, pero las onyces sí y la describen bastante bien. ¡Dejad de gritar! —increpó a las sombras.

Empezó a agitar la varita (¿...eh?) en dirección a las onyces que volaban por la habitación peleándose entre sí... y sin necesidad de darles orden alguna, se separaban y se alejaban en cuanto la rama les apuntaba. Pero tuvo que parar. ¿De dónde diablos había salido aquella varita? <<Es igual que las de Hogwarts...>>
Oye, ¿estamos en un sue...?

No pudo terminar. Un flash de una niña en pijama le invadió la cabeza. Parpadeó varias veces, confundida, cuando se difuminó. Nada de aquello tenía sentido. Y por si fuera poco lo que ya tenía a su alrededor, la torre del exterior se inclinó de golpe sobre Serpentaria. El golpe sacudió un poco el suelo y las paredes pero el temblor no frenó a la bruja, que se lanzó hacia la ventana. Como las órdenes verbales no sirvieron, empezó a desbandar a las sombras con magia... cosa que las enfureció hasta el punto de lanzarse contra ella y sus amigos. Cada vez estaba más convencida de que aquello era un sueño, y si no que se lo dijeran a las onyces que habían adoptado la forma de Rad asomado a uno de los balcones.

Le señaló para los demás.
Esto no puede estar pasando. Ese es el que secuestró a Marsi en aquel sueño donde os mató a todos...—esquivó a una sombra alada y avisó al grupo—:Cuidado con las onyces, que yo tampoco las controlo.

Rechinó los dientes, por el recuerdo de aquel sueño y por toda aquella locura sinsentido. ¿Otro jodido sueño junto a sus amigos para verlos morir? Ni hablar. Reventaría a sus sombras si hacía falta.

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No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
Lops
Lops

Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Personajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.

Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.

Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

06/03/19, 07:18 pm
A pesar de todo el barullo externo, en su cabeza te siente como si de repente se hubiera producido un silencio sepulcral.

Claro, ahora todo encaja, ¿verdad?

«Un sue… Un sueño».

Correcto. El sueño es lo que nos ha permitido, ya sabes, conocernos.

«Pero entonces no eres real».

Bueno, eso lo dirás tú. En cambio, e—

La niña aparece en tu cabeza, interrumpiéndome y haciéndote perder unos valiosos segundos. La realidad… el sueño, apremia. En cuanto te recuperas de la nueva visión, conjuras instintivamente un campo de fuerza que os cubra a los cuatro. Algunas sombras consiguen entrar, otras quedan atrapadas en el escudo y simplemente se desvanecen, el resto embisten enloquecidas.

«No durará mucho». Piensas mientras termináis con las que escaparon de la barrera.

En realidad, tal vez un mucho más de lo que esperabas. Ippe levanta las palmas solemnemente, dejando sus brazos al descubierto al caer las mangas anchas de sus ropas sobre sus hombros. El derecho, el mecánico, se encuentra lleno de marcas de óxido, circuitería al aire y aceite que mancha la ropa y el suelo. Parece un milagro que pueda seguir moviéndolo.

Unas palabras ininteligibles salen de su boca, y el poder acude a sus palmas, y de ahí a la barrera. Tal es su intensidad, que parece provenir directamente de los Dioses. Y sabes que es importante, pero a la vez…

«No eres…»

—Real —finaliza la irrense.

Te quedas mirándola intensamente, ignorando el resto de lo que sucede a tu alrededor. Su figura es casi indistinguible bajo la sombra que proyecta el mar de ónyces sobre la barrera.

—¿Sabes? Estoy decepcionada —dice con su voz poderosa—. En realidad, me creo real, aunque no esté viva más allá de este sueño. ¿Una creación de tu subconsciente, de la torre, una verdadera enviada de los Dioses? En realidad, nada de eso importa.

De repente enmudece. Vuelve la cara en tu dirección y entorna sus ojos ciegos, la mirada perdida en un punto inconcreto. Deja caer los brazos, y al mismo tiempo el campo de fuerza empieza a debilitarse.

—Ah. La realidad tira de ti. No nos queda tiempo.

Esta vez alza solo el brazo metálico hacia ti. A pesar de su estado ruinoso, lo tomas por el antebrazo. Su mano toma el tuyo. Su apretón es firme, fuerte, y sientes el metal penetrar tu piel en diversos puntos.

—No me dejes morir.

Despiertas.

Adiós.
Reifon
Reifon

Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.

Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*

Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

08/03/19, 05:21 pm
Sueño, el fin de Barael:

Sigue en Salón del trono


Última edición por Reifon el 29/02/20, 10:33 pm, editado 2 veces

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Equilibrio:
Poblo
Poblo

Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Personajes :

Armas :

  • Valek: Guanteletes ballesta y runas.
  • Xalkoth: Ninguna.
  • Kirés: Lanza, espada y ballesta de brazo.
  • Alyssa: Hacha de mano pequeña.

Status : Ducking Crazy!

Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

09/03/19, 03:30 am
En la biblioteca:

En las calles:

En el torreón Sendar:

Sigue en el Salón del trono
Evanna
Evanna

Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :

Armas :

Plano de los sueños - Página 7 Empty Re: Plano de los sueños

09/03/19, 12:41 pm
La torre, las onyces, las estirges, todo su comportamiento y la situación en general carecía de sentido. La vision de aquella torre creada por las onyces inclinándose sobre la Torre le sorprendió.

El temblor sacudió sus pies y el brugho mantuvo el equilibrio como pudo, viendo como la protección de Heraldo los envolvía. Ante eso Dhelian, mantuvo a las únicas estirges que le quedaba junto a el, dentro del circulo protector.

Las furiosas estirges intentaban alcanzarlos, las oncyes iban a a por ellos y brugho no pudo mas que intentar apartarla a puros hechizos. Necesitaban salir de allí como fuera. Todo habría seguido así confuso y sin sentido, pero las palabras de su al amiga cuando menciono la figura del aquel chico desconocido, le hizo verla con asombro, frenando por un momento su contraataque contra las onyces.

-¿El del sueño aquella otra vez? -pregunto sorprendido, recordando bien aquel sueño colectivo que habían tenido y del que hablaron en su momento, ante lo extraño que era que todos lo recordasen y lo hubiesen vivido. El nunca llegó a ver a ese sujeto en el sueño porque su muerte llego mucho antes pero si recordaba la descripción que había recibido de Onyx, que si llego a verlo.

No tuvo tiempo de pensar en ello, ante sus ojos, el campo de fuerza de Heraldo perdía fuerza y con ella la oleada de onyces se cernían sobre ellos, entre ellas, con picos y agarras y sin saber como se habían colado, las estirges también les atacaban.

-¡Heraldo, el escudo!- una parte del escudo no resistió y por ella una oleada formada por el dominio tanto suyo como de su amiga, lo embistió. Dhelian se quedo sin aliento, a punto de realizar un hechizo para apartarlos, cubriendo su rostro  con los brazos intento resistirlo, las garras y picos de sus estirges rasgaban sus brazos, perforaban su piel al grado de arrancar trozos de carne, jalaban de sus cabellos. No lo resistió, con golpe aparto a la estirges que le atacaban junto con algunas onyces y lanzo un hechizo tan potente contra ellas que la oleada choco con un crujido contra la pared contraria en la pequeña habitación.

Hugin y Munin seguían de alguna forma junto a el, indemnes al ataque. Un nueva oleada se lanzo contra ellos, pero por un momento y cuando Dhelian estaba apunto contraatacar, la figura de aquella niña apareció flotando entre el y las estirges y onyces que los atacaban, como una visión paralizada en el tiempo. Dhelian vio sus labios moverse, su voz sonando claramente en sus oídos. La figura desapareció tan rápido como había parecido y como si el tiempo volviera a la vida en medio de esos caos y Dhelian sintió como su conciencia pareció ser jalada por una mano invisible.

Siguen en salón del trono

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