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Kanyum
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Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 9/9
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

25/10/24, 05:03 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Que fuerte… —susurró la varmana tras su copa de vino antes de dar un brevísimo sorbo—. No me creo que te dejara plantada así. Bueno —arqueó las cejas, bajó la bebida hasta la barra y resopló una risa—, que digo, sí, claro que me lo creo.

Los ojos perfectamente maquillados de la aparición se encontraron con los de su amiga. Tan arreglada y bien vestida no se notaba que había pasado las tres últimas noches llorando hasta caer dormida. Su mano mecánica no soltaba la copa de cristal, la cual removía vagamente para airear el vino. Había ido al casino con Fleur con la idea de compartir tiempo de calidad con su amiga y ponerse al día, pues entre el negocio y… otros problemas, había estado más ocupada que de costumbre. La compañía, el chisme mundano y el vino era lo que necesitaba para distraerse, algo urgente dados los tiempos que corrían, y poco a poco su cabeza sintonizaba con el sentimiento alegre que fingía. Los males de otro eran más fáciles de tratar que los propios. Sentadas en el bar, rodeadas de licores finos, cartas, el brillo del lago y el sonido de las apuestas, Kahlo podía apreciar el atractivo de esa clase de establecimientos y porqué su hermano acudía a ellos cuando su cómoda vida le superaba. Había algo mágico en el ambiente, y no tenía que ver con las runas o el aspecto alienígena del barista que las atendía. Quizás con un poco de suerte el efecto también calaría en ella… aunque no había sido la más lista eligiendo un sitio que le recordaba tanto a Nohlem.

Encima de que le ayudas, cuando te toca hablar a ti coge y se marcha… —chasqueó la lengua, dando tiempo a sus ideas—. Pensé que había mejorado tras la Luna, pero ya veo que en el fondo sigue teniendo los mismos problemas. ¿Sabes que hizo durante la criba? —se volteó en la silla para estar más de cara a la siwani—. Nos dejó de hablar a todos, se encerró durante días en su cuarto y ni nos miraba si coincidíamos. Conmigo fue peor, porque para colmo habíamos tenido una discusión. Se supone que se aisló porque estaba mal… A todo esto que yo estaba con el brazo engangrenado, luego amputada y al borde de la muerte —arqueó las cejas con ironía—. En fin. Pero es que en el momento en el que a él le dio la gana, casualmente cuando la Luna estaba por salir y nosotros nerviosos reunidos, se acordó de que existíamos y “se dignó” —hizo las comillas con la mano libre, que gesticulaba en todo momento con extravagancia—, a hacernos compañía. Vamos, que volvió por interés.

Dio otro sorbo al vino, recostándose sobre el respaldo de la silla.

¿Y sabes que es lo peor? Que a los demás les faltó hacerle una fiesta. “¡Aaay Adam que bien que estés de vuelta, que alegría! ¡Cuánto tiempo!” —bailoteó de un lado a otro y de golpe se encogió de hombros, palma arriba con incredulidad—. ¿Perdona? ¿Estamos tontos? —bajó el tono, como si lo siguiente fuera secreto de estado—. Pero lo peor es que incluso Chromsa, Fleur. A mi un amante me ignora así de feo, muerta yo de la preocupación durante semanas y, no sé, lo volatilizo.

Suspiró con bochorno, negando con la cabeza como diciendo “así está, malcriado”. Los cotilleos subían más rápido que el alcohol y le funcionaban igual de bien, ya no estaba tan nerviosa como al inicio de la noche, pero por si acaso también tenía una cajetilla de tabaco de donde ya había fumado un par en la última media hora. Su madre la había educado con maestría para tragarse las penas por el bien social, claro que sus penas nunca habían sido así de críticas y profundas para necesitar tanto estupefaciente.

¿Y qué más te dijo? O sea está… ¿sigue mal con Chromsa?

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♪♫♬:

Aes

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Nombre: Aniol
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Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Re: Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

12/11/24, 11:18 am
A Fleur le habría gustado recibir algo más que le indicara que no estaba cometiendo un error al mantenerse tan al margen de la cosecha. Pero se conformó con los asentimientos de la aparición nocturna y con el pequeño "haces bien" que le dedicó. Contuvo un suspiro de alivio al oírlo, apenas dos palabras que le sentaban como un bálsamo ante unas quemaduras provocadas por el fuego de su propia indiferencia. Tampoco podía culparla por no obtener exactamente lo que deseaba oír. Además, entre calada y calada, la varmana se le antojaba más taciturna de lo normal.

Oh, ehm, desde luego —el rubor se le subió a las mejillas como un parásito avergonzado. No podía evitar sentirse un poco tonta con la explicación de los hechizos disuasorios que había instalado Dama Isis. Para más inri, debía ser algo general que la mayoría de negocios aplicaba. La risa queda de la otra joven, no obstante, le permitió coger aire a la vez que la otra chica como si estuviera dándole una calada al vacío, para finalmente exhalar una risa confusa y estropeada—. Tiene todo el sentido del mundo.

Con una mano sosteniendo su cabeza y su corona de plumas y la otra tamborileando sobre la madera, escuchó atentamente el relato que se le ofrecía. Su boca esbozó una pequeña sonrisa por pura empatía cuando su amiga dibujó primero la suya al detenerse en el origen del ciudadano del que hablaba: Otro granta.

Sí, entiendo bien lo que dices... —la mente de la Siwani navegaba por ríos de resignación, entendiendo que la persona que tenía justo en frente había saltado directamente a la parte de los rápidos y las cascadas turbulentas. Aún expresando reflexiones a las que ella misma había llegado, escucharlas de su aliento con la naturalidad con la que lo hacía despertaba en Fleur pequeñas punzadas de admiración—. Nosotros... también tuvimos un encuentro parecido —comenzó a decir, la voz de la francesa continuaba aquel tono nostálgico pero de desprendimiento a la vez, un recuerdo casi igual de consumido que ese cigarrillo—. Una chica con trenza, bajita, portaba un arco a la espalda —las comisuras se alzaron para corroborar lo absurdo que le parecía lo siguiente—. Al principio la confundimos con uno de los nuestros —otra risa aflorada y contenida, que ahogó en un sorbo de su copa—. No tenía plumas, ni alas de mariposa, ni se transformó en un caballo —ese era el punto exacto que tanto conflicto le generaba. Se había pasado meses y meses deseando sobrevivir a la Luna Roja para darse cuenta de que en el fondo, no era muy diferente de los chiquillos que ahora mismo estarían correteando por ahí. Sencillamente, era un hecho aterrador—. Tampoco parecía muy contenta de vernos.

Y lo entendía.

Lo que no comprendió fue el rumbo que tomó la conversación. Fleur se reclinó en su asiento, acercando el pompis más al borde de la silla para focalizar su atención en esa primera frase tan delatadora: "A mi también me habría gustado no saber nada de ellos."

Claro, puedes contarme lo que sea —añadió en voz baja, lo suficiente rápido como para no interrumpirla. Sus ojos celestes se movieron con lentitud, sin entender por qué una cosechadora la buscaría tanto tiempo después. Negó con suavidad ante la descripción y su cabello rubio se agitó un poco—. No... me suena, lo siento —ni siquiera con ese odio implícito le ponía cara, aunque estaba segura de que en algún momento debían haberse cruzado, solo que tanto tiempo recluida en sus estudios y su habitación le dificultaba retener rostros con los que no había convivido—. Pero... —la voz de la aparición nocturna se tornaba mustia, apresada quizás por un malestar todavía desconocido.

Deslizó su mano hasta la muñeca libre con la que no anduviera fumando, tratando de aportar consuelo con una leve caricia de sus dedos sin importar si lo que encontraba en ese gesto tenía tacto metálico o no. De ser un gato, su pelaje se encontraría completamente erizado. Más lo único que pudo hacer fue graznar sin sentido más perdida que un cisne en un garaje.

Kahlo... ¿Qué ocurre?.
Kanyum

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Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Re: Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

12/11/24, 07:27 pm
Kahlo se tensó por un momento, maldiciendo el tema que había ido a sacar al darse cuenta tarde de su error. Sabía lo que había pasado con Iemai, había conocido personalmente a la joven y por supuesto sabía del encuentro que habían tenido por ella con otro ciudadano, por eso entre que Fleur hablaba o no temió haber metido la pata. Fue cuestión de meros segundos, ya que por suerte no era el protagonista del incidente a quien la francesa mencionaba, pero no ser tan lógica y prudente como de costumbre resultaba frustrante.

No les culpo —le concedió con media sonrisa.

Ya había hecho la introducción, no podía quedarse a medias tintas. Había a quien le funcionaba soltarlo de una sin anestesia, como saltar de golpe a la piscina para no sufrir el frío, pero ella no era de esas. Kahlo necesitaba atemplarse poco a poco, incluso si eso implicaba tiritar desde el principio. Y lo peor es que, incluso con el agua por las clavículas, la granta todavía se preguntaba si no estaría a tiempo de sacar otro tema para no hundir aún la cabeza. El tacto de Fleur era indicativo a que no tenía otra.

Da igual —dio una calada lenta, profunda, mientras hallaba algo de alegría en la nicotina y en la vívida cara de estúpida que se le había quedado a la balera tras el primer bofetón. En vista de que no recordaba lo ocurrido la aparición se había tomado las libertades de abofetearla una segunda. El dolor no lo olvidaría tan fácilmente. Con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos, tan fugaz como una estrella de los deseos, exhaló una nube densa como la bocanada de un dragón—. Lo importante es que es quien se encarga de traer varmanos a Rocavarancolia.

No apartó la mano por voluntad fundida en acero, mas lo primero que le nacía era alejarla de la de su amiga. Kahlo no era una persona muy física, pero tampoco podría hacerle el feo a Fleur ni queriendo. A pesar de la buena fe, la caricia de la humana pesaba y apretaba para que las palabras salieran de su boca.

Me dijo que había estado en mi casa, en Bermellón, y… —hubo un pequeño delay entre sus palabras y sus pensamientos—. Se ha traido a mi hermano, Fleur. Han cosechado a mi hermano.

La fría zambullida. Sin soltar el cigarro ni mirar a su amiga, apartó la mano suavemente con la excusa de coger la copa y dar un trago. De alguna forma los nervios se disiparon, como el último rayo de una tormenta. Le dolían los oídos e incluso los pulmones, pero tras decir aquello no la embargó la tristeza, ni la rabia o el miedo. Solo se sintió hueca.

Fui a verlos hace tres días, cuando salieron de las mazmorras —pestañeó varias veces. No iba a llorar, no—. Un grupito muy variopinto, lleno de niños y chicos lindos. Ni siquiera sé que tanto te he hablado de él… —suspiró por la nariz, imperceptible, perdiendo la vista en la nada de sus piernas con una sonrisa vacía. Fuera de la difícil herencia soltaba tan poca prenda de su familia que casi se sentía estúpida por darle “tanta” importancia—. No sé. Perdona —sacudió la cabeza para centrarse—. Necesitaba contárselo a alguien.

Solo que ese alguien solo podía ser ella, ya que a la vez no quería que nadie más lo supiera.
Aes

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Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Re: Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

14/11/24, 12:48 pm
La tensión comenzaba a acumularse en su cuerpo mientras la última calada de Kahlo se le hacía eterna. Aquella nube exhalada fue tan densa y críptica como sus siguientes palabras. Si la granta identificaba la bocanada de un dragón, por su parte solo se trataba de un manto de niebla tan espeso que impedía que viera las copas de los árboles. Solo le daban ganas de cortar todos esos troncos con una motosierra gigante y zarandear a su amiga para que no se demorara tanto en abrir esa puerta. Pero como era una persona decorosa permaneció paciente y serena a pesar de no entender absolutamente nada.

Los ojos de la siwani, fríos y paralizados, demostraron su confusión. Zarpa era la encargada de traer varmanos a Rocavarancolia, de acuerdo. ¿Es que le estaba dando problemas? ¿No tenía suficiente con haberla secuestrado?

Demonios.

La noticia llegó de golpe. Lejos de sentirse todo lo ajena que le gustaría la siwani sintió como si alguien le colara una bola de aguanieve entre los pliegues de su ropa y el cuello, cual novatada de universidad. Casi agradeció que la aparición apartara su mano para tomar su copa porque no habría sabido que hacer con la suya en los próximos segundos. Lo más probable es que su extremidad se hubiera quedado tan muerta como su aliento inexistente.

Lo peor de todo fue que Kahlo sostuvo su mirada con la misma quietud con la que agarraba el cigarro. ¿Su hermano? ¿Su hermano mellizo? ¿En la ciudad?.

Guardó silencio, uno visiblemente incómodo. Al final asumió una clara derrota parpadeando repetidamente y desviando su atención a cualquier otra cosa que no fuera ese océano cremoso que no expresaba tristeza ni rabia. Solo vacío.

La información rulaba por su mente como un virus. Como hija única que era ni siquiera se le había pasado por la cabeza la posibilidad de que años más tarde uno de sus familiares pudiera correr el mismo destino que unos desgraciados como ellos. De manera egoísta la primera punzada de horror no vino por Lonhelm —así creía que se llamaba el chico— sino por los hermanos de Maila. Pensar en Mana asustada y completamente indefensa en la ciudad era una losa demasiado pesada. No quería imaginarse cómo debía ser esa sensación en la piel de Kahlo.

No, no, gracias por contármelo —solo cuando escuchó su pequeña disculpa fue capaz de reaccionar, más de manera mecánica que porque se le ocurriera algo que decir. Suspiró, intuía por la clase de persona que tenía en frente que no deseaba escuchar palabras vacías, tampoco le parecía adecuado empatizar demasiado y hacer que las emociones, tanto si su amiga las tenía controladas como si no, salieran a flote—. Creo que vamos a necesitar más copas —bromeó, con una sonrisa mustia y descolorida. Fue capaz de cruzar una pierna sobre la otra para terminar de recomponerse—. O una calada.

¿Qué podía hacer? Su naturaleza le instaba a usar su don como un bálsamo reparador. Sería tan fácil que escoger cualquier otra alternativa era tomar un camino sinuoso y lleno de subidas y bajadas. Pero era lo humano, y lo correcto. Además, se había prometido así misma no usar sus habilidades en sus amigos de no ser estrictamente necesario. Y era bastante probable que la varmana sintiera algo extraño en su interior, más si cabe si al llegar a su habitación regresaban sus emociones originales.

Cielos, Kahlo... —tampoco podía disimular la gravedad de los hechos. Fleur deslizó sus dedos por algunas de las plumas de su cabeza, buscando quizá una respuesta a medida—. ¿Está... bien? ¿Sabes si han encontrado refugio? —había pasado de no querer vincularse de ninguna manera a querer saberlo todo de los nuevos cosechados. Aunque fuera por determinar cuáles eran las probabilidades que tenía.

¿Qué... vas a hacer? —dejó caer los hombros y dio un último sorbo a su bebida ya vacía. El alcohol le supo tan amargo en sus labios como la certeza de que no podía hacer nada. Solo ser una mera espectadora.
Kanyum

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Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Re: Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

19/11/24, 05:28 pm
A la broma de Fleur la acompañó una exhalación suya, una vaguísima risa de aprobación. Haciendo honores a la propuesta de su amiga, Kahlo dio una calada honda y pausada en una calma llena de agujas. Del cigarro apenas quedaba una uña, asi que habiendo aprovechado al máximo lo que daba, la granta puso fin a su vida aplastándolo contra el cenicero. Quitó los restos de la boquilla y la dejó sobre la mesa, haciendo protagonista ahora a su copa de vino.

Hm –fue todo lo que en un principio le concedió. Todavía no la miraba, ni lo haría en un buen rato. Sus ojos seguían vagando en las vetas de la madera o el vaivén del vino tinto en su copa, porque no estaba mentalizada para ninguna muestra de empatía. Sentirse desgraciada le era común, pero de ahí a que le agradase dar lástima había un viaje—. Se han asentado en vuestro torreón. En Sendar.

Sin prisa, regodeándose en la paz del proceso, Kahlo empezó a preparar otro cigarro para colocar en la boquilla mientras pensaba en la pregunta de Fleur. No estaba bien, eso era estúpido responderlo, pero... ¿Qué iba a hacer?

Mirar. ¿Qué otra cosa tengo? No puedo ayudar, no puedo salvarle, solo puedo vigilar que no se haya muerto —los nervios volvían poco a poco, como espuma de mar en oleaje suave, por lo que no tardó en prevenirlos encendiendo el cigarro. La calada que le dio fue casi desesperada—. Lo odio —confesó, expulsando el humo a un lado sin apenas mover la cabeza—. Odio que esté aquí, odio tener que seguirlos, odio verlos, pero... odiaría más no saber que le pasa y encontrarme un día que simplemente está- muerto.

Pero había más que bondad por el bienestar de su mellizo. No era lo único que odiaba de su presencia en Rocavarancolia, aunque Kahlo no se atrevía a demostrar esa faceta suya tan pronto. Chasqueó la lengua y suspiró extensamente, alternando el tabaco con un trago. Levantada la liebre, que mas daba que Fleur la viera acudiendo a tantos psicoactivos.

Es enfermizo —continuó por lo bajo, secretiva—. Lo que estoy haciendo es de masoquistas. Si hago algo me matan. Si no hago nada lo mismo se muere él —rio sin gracia alguna—. Ni siquiera sé si me recuerda y no quiero ni acercarme a hablar con ellos.

Se mordió el labio, suspirando una vez más. Lo sentía por su amiga: de estar en su lugar no sabría bajo que piedra esconderse. Al ver la copa de la francesa y encontrarla vacía le hizo un gesto al barista para pedir otra. Si ella no la quería ya le daría buen uso.

¿Fumas? —le preguntó después, haciendo por fin contacto visual y ofreciéndole con un vago movimiento de muñeca su tabaco. Sus ojos crema apenas brillaban.
Aes

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Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Re: Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

09/12/24, 12:38 pm
Fleur dejó escapar un suspiro largo y pesado, parecido a aquellos que se dibujan en la niñez para desplazar un barco de papel sobre el río, solo que en este caso su aliento no le servía para impulsar los problemas a otra parte, ni para quitar el infortunio incrustado en la piel que parecía tener su amiga.

Genial. Para colmo se habían asentado en Sendar, su propio torreón. La joven se removió en el sitio con incomodidad, tan solo un leve movimiento de hombros hacia abajo que advertía a cualquiera que la conociera bien que su mente se encontraba rasgando matices sombríos. Tenía recuerdos tanto buenos como malos, pero a quién iba a engañar. Los malos eran peores. Y si se imaginaba al mellizo conviviendo en la misma cocina en la que aquel lagarto le estrujó las costillas le entraban escalofríos. La coincidencia de todo en un mismo lugar, como un déja vú condenado a repetirse, resultaba abrumadora.

¿Qué otra cosa podía decir? ¿Que era un sitio seguro? ¿Que al menos la biblioteca quedaba cerca? Ni siquiera eso era verdad, ellos tuvieron que tener un golpe de suerte para encontrarla. Y menos mal, porque sin la magia más de uno -una siwani servidora incluida- se habría quedado por el camino.

Como no se le ocurrió nada bueno que aportar guardó silencio prudente, al menos hasta que la conversación saltó a otro desierto de tierras movedizas.

Ya —siendo sincera, se sentía estúpida por haber obligado a Kahlo a responder una pregunta tan inútil. En el fondo las dos sabían que nada se podía hacer, que lo único que le quedaba era agarrarse a la silla y esperar que el asiento de su hermano no saliera volando en el trayecto.

Las siguientes confesiones la agitaron un poco, pero no la cogieron completamente desprevenida. La contradicción entre querer el bien de alguien y odiar la situación dada le resultaba familiar. Lo cual no quitaba lo espeluznante del asunto.

Lo que estás haciendo me parece de lo más normal que hay por aquí —los ojos de la francesa parpadearon repetidas veces, como si mover sus plumosas pestañas pudieran ayudarla a procesar aquella agonía—. Es enfermizo, de acuerdo —tras la risotada de la aparición ella esgrimió una igual, sin ninguna gracia—. Supongo que aquí todo es absolutamente nocivo y ruinoso, pero tu hermano se dará cuenta. Tiene que darse cuenta —era la única manera para sobrevivir y ver llegar la Luna Roja. Bueno, eso y tener de tu parte la mayor suerte del mundo y un grupo que pueda cubrirte las espaldas. Demasiados factores para un discurso tan débil—. Espero que se parezca un poco a ti... —aventuró señalando su brazo mecánico con un movimiento de cabeza. Sus labios pintaron una sonrisa tímida, no era un descubrimiento para nadie que estaba tratando de no cagarla con las palabras.

Tras una pregunta cotidiana el contacto visual por fin llegó y Fleur no pudo más que sentirse aliviada, aunque el brillo apagado que encontró en ese océano cremoso no le gustó en absoluto.

¿Desde hoy? Sí, fumo —aceptó de buena gana, cogiendo el tabaco con dedos inexpertos. La presencia de Kahlo siempre acrecentaba su valentía, como si al estar a su lado se le pudiera pegar aquel aura de mujer independiente y segura. A sus ojos, los cuales la admiraban, continuaba con esa presencia incluso en un momento tan bajo como ese—. Además... Kahlo... —se interrumpió a sí misma, quien sabe si para demorar el momento de la primera calada de su vida—. Si necesitas ir acompañada para verle... puedes contar conmigo, de ahora en adelante y solo si quieres... no tienes por qué hacerlo sola —su intención siempre había sido mantenerse lejos de la nueva cosecha pero... estaba claro que si no era la mejor oyente del mundo siempre podía ser una amiga.

Tras encender el cigarro inspiró, notando un ardor moderado deslizarse por su garganta hasta morir en los pulmones. La lengua le supo pastosa y ajena, pero lo que más advirtió su cuerpo fue una bocanada de toses que le costó controlar.

Cielos, ¿Cómo lo haces? —con ojos llorosos volvió a expectorar, ignorando por completo y de momento la copa que le había pedido la chica. Exageró un poquito su reacción para tratar de crear un tinte cómico, nada que se notara demasiado, pero lo suficiente para alargar tres toses en lugar de dos. No podía resolver su larga espera, pero podía intentar distraerla todo lo posible hasta entonces.

Antes de conseguir hablar de nuevo su garganta se quejó otra vez, creando volutas nada sutiles y elegantes.
Kanyum
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Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Re: Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

12/12/24, 01:55 am
Era increible lo mucho que había cambiado el ambiente de un momento a otro. Más allá de la satisfacción de ser escuchada realmente no esperaba nada de Fleur, la francesa no podía sanar mágicamente sus problemas y casi parecía que sus consuelos rebotaban en ella como si de una pared se tratase. La oía aparentemente ida, aunque lo cierto es que no pensaba en otra cosa que no fuese su voz.

Gracias —dijo únicamente. Apreciaba la validación, pero darse cuenta de que Rocavarancolia era un peligro no te salvaba necesariamente de esta. Sus labios se estiraron en una mueca de mil significados, ya que ni ella sabía que opinar al respecto—. No… Apenas nos parecemos —aún no sabía si eso era bueno o malo. Su hermano era un flojo y un despreocupado, pero también le había ido mejor que a ella. Tenía suerte, privilegio, sabía gustar a la gente y era un zorro oportunista, asi que quizás sus diferencias jugasen a su favor… pero a la larga no estaba segura de querer eso. Tanto tiempo viviendo a su sombra alimentaba a sus demonios—. Más allá de lo físico, claro —comentó en seguida en un intento de suavizar sus palabras y no menospreciar sus esfuerzos por animarla—. En persona somos dos gotas de agua.

De todas formas, ¿en qué augurios estaba pensando? Claro que quería que Nohlem sobreviviera. El egoísmo le nacía como mecanismo de defensa, no del corazón.

Dio una última calada antes de pasarle el relevo a Fleur, dejando que el humo inundase sus pulmones para ahogar sus nervios. No juzgaba su inexperiencia con el tabaco, incluso si le sorprendía que no lo hubiera probado nunca. En Varmania estaba tan normalizado como los opiáceos, y que le preguntaran a ella si eran cosa buena: la nicotina era lo que la mantenía unida en ese mismísimo instante. Le dedicó una pequeña sonrisa mientras exhalaba suavemente, alzando algo más el cigarrillo para ponerlo a su cómodo alcance.

Kahlo entendía que en una ciudad llena de monstruos el gris era el color más humano, y que más de uno encontraría entretenimiento observando las desgracias de los novatos. A ella no le pagaban para juzgar a nadie, menos aún en una ciudad donde cualquiera tenía un motivo -fuese bueno o malo-, pero sabía de sobra que Fleur no contaba con ese hobby. Por eso su propuesta le impresionó tanto. Si la chica quería ir por curiosidad morbosa estaba en todo su derecho, pero mientras dependiera de ella no la haría pasar por eso; además, prefería seguir yendo sola. Fuera por su propio bien o no, no pensaba arrastrar a su amiga a un hoyo tan profundo. Claro que tampoco iba a negárselo; el ofrecimiento la había conmovido y lo guardaría como oro en paño. La intención era lo que cuenta.

Estás hecha de luz —comentó como cierre y agradecimiento, sintiendo no obstante un pellizquito incorrecto removerse en su fuero interno: la realización de que ella no era tan buena. Pero no era el momento de seguir lamentándose. La pobre chiquilla se estaba asfixiando—. Ah, ¡Fleur! —colocó una mano sobre su hombro, sin golpear pues con la tos era contraproducente—. Pero cielo, pensé que… —se encontró sonriendo un poco, de esas sonrisas que se le escapan a uno naturalmente. No quería reirse de ella, pero tenía que admitir que había sido gracioso—. ¡Lo has aceptado tan valientemente que pensaba que sabías como era! —se rio un poquito, todo un logro hasta el momento. Le acercó la nueva copa para que bebiese, aunque con la garganta tocada por suave que fuera el vino tenía que sentirse candente—. Tienes que inhalar poco a poco, como si fueses a respirar una nube. ¡O como si bebieras, más o menos!

Se rio flojito de nuevo. Tras tanta tensión aquello la liberaba.

Tampoco pasa nada si no te gusta. A mi hermano tampoco le gustaba… —aunque con el tema la comparación fuera incómoda, no iba con mala nostalgia—. Decía que sabía a trapo quemado. Él tenía otras maneras de relajarse… —alzó las cejas, con tono resignado, poniendo los ojos en blanco (si es que se notaba que hacía tal cosa) antes de exhalar una risa y dejar caer los hombros—. No pasa nada si prefieres quedarte solo con el vino.

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Aes
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Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 14/16
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Re: Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

19/12/24, 04:52 pm
Habría añadido algo ocurrente al hecho de que ambos hermanos se parecieran tan poco pero que al mismo tiempo en persona fueran dos gotas de agua. Lo habría hecho de no ser porque su garganta estaba luchando por respirar ahora mismo, poseída por una mezcla caótica entre la risa y una tos ya más suave. Lo único que pudo hacer hasta recuperar el aliento fue sonreír brevemente ante el cumplido de que "estaba hecha de luz", agradeciendo que su amiga pusiera una mano sobre su hombro.

Lo siento —musitó, lo que al principio podía resultar una exageración ahora la avergonzaba. Parpadeó repetidamente para recomponerse, no quería ignorar el tema de conversación, más si cabía en un momento en el que Kahlo se mostrando accesible. No solía ser el caso. O quizás esa conversación había ocurrido anteriormente y la había borrado de su memoria, quién sabía—. ¡Era más como inhalar un nubarrón! Me quedo con el vino, sí —reafirmó con un movimiento de hombros resuelto. Dio un sorbo rápido para deshacer el mal gusto de su boca y después suspiró, dando a entender que estaba lista para continuar.

Durante unos segundos, Fleur permaneció en silencio saboreando el regusto de las últimas palabras de la aparición. Los dedos de la siwani se movieron de manera imperceptible sobre la mesa, sorprendidos por haber detectado algo nuevo en la charla. Kahlo había mencionado un pequeño detalle sobre su hermano, pero su tono, aunque resignado, no parecía áspero.

Háblame de él —a pesar de la intención su tono de voz fue suave, una mera sugerencia. Tampoco estaba tratando de ocultar el estudio al que la sometían sus ojos azules. Se imaginaba al chico a través de su rostro, quizás una mandíbula más angulosa. Algún color de ojos distinto, cabello igualmente anaranjado... ¿Sería igual de mordaz que su hermana?—. Es decir... si quieres, cuéntame qué es lo que le gusta —hablar de su mellizo en presente podía ayudarla, no se le ocurría mejor manera de procesar la situación que hacerla real—. ¿También le encantan esas novelas románticas de vampiros? —bromeó dándole un golpecito en su mano robótica.

Fleur se sorprendió así misma sintiendo una punzada de cariño por Kahlo, y es que acababa de venirle la certeza de que haría cualquier cosa por ella. Lo que fuera por destensarla un poco y recordarle que los dramas se vivían mejor juntas.

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"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Las Emociones Que No Expresas Nunca Mueren."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 9/9
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Re: Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

24/12/24, 02:47 am
No, no, no pasa nada cielo —le quitó el lo siento de la boca tan pronto lo dijo, aún sonriendo con una pizca de risa. Esperaba se entendiera que no contra ella, sino con ella—. Puedes intentarlo luego. Ya no puede ser peor que la primera.

Con gentileza, pues lo último que quería era resultar brusca tras aquello, le quitó el tabaco de las manos para volver a adueñarse del mismo. Ya no sentía necesitarlo tanto como antes, pero tampoco quería que se le agotasen los efectos y no pensaba despreciar un cigarro nuevo ya encendido. Que conociera la abundancia no significaba que fuera estúpida.

Inhaló lentamente, esta vez con menos ansia, más por puro disfrute que por una necesidad apremiante. Exhaló parte del humo por los lados de una sonrisa de dientes poco visibles antes de echarlo con un soplido más elegante en dirección contraria a Fleur, conmovida por su interés. En un comienzo había hablado de Nohlem a sus compañeros de torreón como algo meramente informativo: la situación que tenían por la estricta sociedad varmana, alguna mención casual si surgían temas banales comunes… vaya, que tenía un hermano y poca cosa. Luci había oído algo más, y aún así a Kahlo no le gustaba darle mucho protagonismo. Había tenido suficiente sombra como para encima hacerle el centro de sus historias.
Y sin embargo, ahora estaba dispuesta a darle algo. Con Lethe y Adam lo había hecho “recientemente”, de hecho, pero no bajo las mismas connotaciones que ahora. Quizás era una forma de darle testamento y buscar que viviera en el recuerdo de otro alguien, o fuera por el remordimiento de que estuviera en Rocavarancolia y quizás no la recordase, o puede sencillamente que tuviera la piel sensible por sus propias contradicciones. Retomar el cariño perdido, no solo verlo como una amenaza y hacer las paces, limpiar su consciencia… O a lo mejor se estaba engañando para alegrarse de que estuviera de vuelta en su vida.

Claro. Si quieres tú también, claro —se rio, mirando hacia abajo, al dorso de sus manos, ahí donde Fleur había dado un toquecito. No podía decirle que lo que le gustaba a su hermano era revolcarse con gente—. Pues la verdad es que no sé si le gustarían… Se empezaba mil libros pero nunca los terminaba. Y luego estoy yo, que soy incapaz de empezar uno si tengo otro pendiente —resopló lo que sería una risa, sonriendo en su dirección—. Pero con lo romántico que es seguro que le gustarían.

Y seguro que le gustarías tú”, pensó, pero tampoco quería espantar a la pobre chica ni que le hiciera una (merecida) cruz a su hermano. En realidad no sabía que opinión tendría de los sin morro, qué decir de los blancos.

Nohlem era… es —se corrigió—, insoportable, y un ligón romántico de cuidado. Persona bonita con la que flirteaba, persona por la que estaba la semana siguiente reconcomido en mi cuarto. Era horrible Fleur —abrió mucho los ojos—, no sabes como lloriqueaba a veces. “¡Pero es que Fulanito me gusta tanto…!” —teatralizó—, y a la semana se le había pasado. Ahora, si le hubieran tenido que aguantar como yo estoy segura de que no ligaría tanto —se acercó la boquilla e inhaló, riendo sin sonido con mofa—. Ser pesado está en el código de hermanos, me imagino. ¿Tú tenías hermanos, Fleur?

Pero no era mal hermano. Al menos, no tanto, exceptuando quizás su último año juntos. Para ser justos la cosa había ido en ambas direcciones, pero aquella era una introspectiva que solo te da la distancia y el tiempo. Eso y verlo peligrar por Rocavarancolia.

Intentó darme la herencia —confesó después—. Cuando éramos más pequeñitos. Como te puedes imaginar no funcionó, pero… él hizo el intento —tampoco era tan tonta para perdonar tan fácilmente, no cuando la realidad era que por rivalidad, flojera y comodidad la había dejado podrirse al más mínimo no de su madre, pero por hoy necesitaba enterrar el hacha de guerra—. Su sueño era casarse, sacarse un novio guapo y flojear siendo rico para tocar el piano —se encogió de hombros, con gracia—. Y una aquí soñando con un imperio… y con Edward Cullen.

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♪♫♬:
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 14/16
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

Lo que se dice en el casino, se queda en el casino - Página 2 Empty Re: Lo que se dice en el casino, se queda en el casino

12/01/25, 01:17 pm
Mientras su amiga le retiraba el tabaco con delicadeza, Fleur pasó a dibujar mentalmente a su hermano, aún con una sombra de sonrisa en los labios por la situación tan ridícula que acababa de generar. No sabía si el chico compartía similitudes con Kahlo pero lo que tenía claro es que ella misma distaba mucho de algunas de las facilidades de la aparición. En especial, la de verse tan elegante y hábil al sumergirse en aquellas bocanadas de humo.

De modo que... "Nohlem" -así es como se llamaba de verdad- fue cobrando forma. Entre broma y soplido la silueta del varmano se fue haciendo real, y resultó agradable ver como la chica teatralizaba para describir a alguien que se le antojaba tan caótico y despreocupado.

La siwani la escuchó apoyando la barbilla en sus palmas con expresión atenta. Estaba encantada, no solo de asimilar los primeros detalles de esa persona, que también, si no de escucharla a ella y todos sus matices. Algunos más cómicos y otros más sombríos, pero que sin duda pasaban todos de pies juntillas por el filo de la mofa. Algo que, por alguna extraña razón y porque el chico no se encontraba delante para defenderse, la divertía aún más.

Puedo ver el parecido —bromeó, con la mirada celeste taladrando la mesa para que la chica no la fulminara en el acto. Luego dejó escapar una risa suave de conciliación—. ¡En lo de ser pesados no, conste! —no mentía, si bien el chico se comportaba como un ligón empedernido consideraba a la propia Kahlo como una romántica, solo que en lugar de personas ella amaba novelas y hombres de ficción. Se preguntó si es que existía alguien que alguna vez despertara curiosidad en su corazón... o que le llegara a la suela de los zapatos, ya puestos.

La pregunta le pilló desprevenida, pero no fue mal acogida por su parte. En su lugar, se limitó a levantar las cejas con pereza, sin querer recrear la escena de una versión de sí misma con rasgos afines y que tuviera que soportar el mismo infierno que le tocó vivir a ella. A veces pensaba que, en cuanto a martirizar hijos, los Ghiope y los Camus podían estrecharse las manos para hacer negocios espeluznantes.

Soy hija única, por suerte —remarcó, aunque después se dio cuenta de que podía sonar ofensivo y se apresuró a explicarse—. Lo que quiero decir es que... tener hermanos me parece algo tan delicado que no sé si sería capaz de preocuparme por alguien de esa forma, ya me cuesta mantenerme a salvo a mí misma... —se atoró, con una risa medio muerta en la garganta. Por fortuna se aclaró la voz para proseguir, con un tinte nostálgico en los ojos—. Esto es algo que nunca le he confesado a Maila pero... en ocasiones he considerado a sus hermanitos como si fueran míos. Lo que pasa es que verla sufrir por tenerlos tan lejos y... la manera en que siempre se sacrifica por ellos es... —suspiró, fuera filtros—. Es hermoso y aterrador a partes iguales... ¿No te parece?.

Conforme la conversación giraba por temas más profundos Fleur le dio otro sorbo a su nueva copa. La francesa parpadeó con sus sendas pestañas ante la nueva información, al tiempo que saboreaba el amargor del alcohol en su boca.

Oh... —aquel gesto de un Nohlem tan pequeñito le despertó ternura, aún entendiendo que la adultez podría implicar más dimensiones que conocía a trozos. Fleur se descubrió deseando con ímpetu que sobreviviera a la cosecha, pero no lo diría en voz alta por no apropiarse de algo que no le pertenecía—. A ver... —le concedió al chico, con una media sonrisa y tras comprobar que la propia granta seguía bromeando con gracia—. No es un mal sueño... si te soy sincera... ¿Flojear y ser mantenida para bailar ballet de por vida? No sería mi última opción... —murmuró, bajando la voz como si fuera un secreto. Ambas sabían que solo era un farol, desde que la Luna Roja había rozado su alma la ambición de la chica cisne crecía exponencialmente—. Podrías combinarlo con tu imperio... Kahlo... ¿Has pensado en casarte alguna vez? —preguntó sin más intenciones que las de seguir chismorreando—. Aunque todo siguiera a tu firma.

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