- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Leyendas urbanas de nuestros personajes
26/10/24, 11:21 am
Aprovechando que pronto se acerca la apertura del portal a La Tierra (aka Samhein/Halloween), se me ha ocurrido este tema que más o menos ya ocurre hasta cierto punto en el rol: leyendas urbanas con los PJs como los monstruos. El apartado de repercusiones de los MVs trata de ellas más o menos, pero aquí la idea es que todos los personajes puedan participar (en principio transformados, pero si se os ocurre algo con los cosechados adelante) independientemente de que sean canon o no con sus acciones. Se trata de llevar el lado aparentemente "monstruoso" al foco aunque luego realmente solo sean las exageraciones (o no) de la población local y el PJ ni estuviera haciendo nada malo.
Así que, ¿qué se os ocurre? ¿Viene vuestra historia de algún mundo concreto? ¿Está basada en hechos reales o es más en algún universo alternativo? ¿Cómo de chunga es la leyenda que cuentan?
Así que, ¿qué se os ocurre? ¿Viene vuestra historia de algún mundo concreto? ¿Está basada en hechos reales o es más en algún universo alternativo? ¿Cómo de chunga es la leyenda que cuentan?
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Leyendas urbanas de nuestros personajes
24/12/24, 11:53 pm
En distintos pueblos de la zona norte de Ochroria circulan historias sobre alguien o algo que habita en los bosques, camuflándose entre la maleza y las hojas marchitas. La criatura, que recibe nombres como el Padre del Bosque, el Guardián de las hojas o El Peregrino, es descrita como una figura similar a los ochrorios y que a primera vista actúa como tal, pero varios detalles delatan que no lo es. Las extremidades, los cuernos e incluso los ojos tan extraños avisan de que se trata de una bestia aún cuando las hojas que lleva en su cuerpo, de tal forma que parece que se trata de un viajero encapuchado, intenten ocultarlo.
Uno de los primeros encuentros, cuyos detalles de la bestia más o menos corroboraron otras personas con el tiempo en otras ocasiones, habla de dos campesinos que habían salido a por leña a los bosques cercanos a su pueblo, al atardecer. Se internaron entre los árboles, siguiendo el río hasta una zona algo alejada en busca de la mejor madera que pudieran encontrar. Durante el camino uno de ellos creyó ver algo por el rabillo del ojo, aunque lo atribuyó a algún animal pequeño o un simple efecto de las sombras. Un poco después, llegaron junto a un árbol grande y viejo y decidieron talarlo por eso mismo, argumentándose que era parte del equilibrio de los dioses. Pero cuando prepararon las hachas, antes de que pudieran dar un primer tajo, los campesinos se horrorizaron al ver salir de entre los arbustos al Padre del Bosque avanzando lentamente hacia ellos. Aquel día volvieron sin leña, pero con vida al salir corriendo y su historia fue tomada como una advertencia para aquellos que osaran dañar los bosques.
Los rumores se fueron diversificando, tanto en el comportamiento del monstruo como en su localización y buscando una explicación a la existencia del ser. Mientras que la mayoría aconsejan huir al menor signo de peligro y evitar molestar la vida cercana a los ríos para no atraerlo, hay quienes dicen que el Guardián no es malvado por naturaleza, al menos activamente. Hay quienes dicen haberlo visto correr y deslizarse entre las hojas despreocupadamente mientras las controla a su antojo, o que vigila escondido detrás de los árboles a quienes se adentran en la espesura, con curiosidad o desagrado según la versión. Existen rumores que afirman que se puede hablar con él, pero se corre el riesgo de desaparecer. Los cuchicheos hablan que rapta a los incautos que se acercan y embelesa a los confiados con supuestas revelaciones sobre la Fe y lugares extraordinarios, llegados a ese punto la mayoría desaparece para nunca más ser visto.
Hay quienes lo ven como un ser creado justo antes que los ochrorios o bien en un mismo punto, pero de una chispa diferente, de ahí su parecido parcial a la especie y sus aparentes intentos de mantener un equilibrio en los bosques que habita. Hay escépticos, una amplia mayoría parte del clero, que o bien no creen en historias de pueblerinos o valoran la posibilidad de que sea un hereje intentando ocultarse en áreas recónditas para no ser ejecutado. En algunos asentamientos del sur, dónde han surgido historias muy similares, defienden con inquina que es el destino de cualquier fanático que sigue la religión; todos acabarán locos tarde o temprano.
Uno de los primeros encuentros, cuyos detalles de la bestia más o menos corroboraron otras personas con el tiempo en otras ocasiones, habla de dos campesinos que habían salido a por leña a los bosques cercanos a su pueblo, al atardecer. Se internaron entre los árboles, siguiendo el río hasta una zona algo alejada en busca de la mejor madera que pudieran encontrar. Durante el camino uno de ellos creyó ver algo por el rabillo del ojo, aunque lo atribuyó a algún animal pequeño o un simple efecto de las sombras. Un poco después, llegaron junto a un árbol grande y viejo y decidieron talarlo por eso mismo, argumentándose que era parte del equilibrio de los dioses. Pero cuando prepararon las hachas, antes de que pudieran dar un primer tajo, los campesinos se horrorizaron al ver salir de entre los arbustos al Padre del Bosque avanzando lentamente hacia ellos. Aquel día volvieron sin leña, pero con vida al salir corriendo y su historia fue tomada como una advertencia para aquellos que osaran dañar los bosques.
Los rumores se fueron diversificando, tanto en el comportamiento del monstruo como en su localización y buscando una explicación a la existencia del ser. Mientras que la mayoría aconsejan huir al menor signo de peligro y evitar molestar la vida cercana a los ríos para no atraerlo, hay quienes dicen que el Guardián no es malvado por naturaleza, al menos activamente. Hay quienes dicen haberlo visto correr y deslizarse entre las hojas despreocupadamente mientras las controla a su antojo, o que vigila escondido detrás de los árboles a quienes se adentran en la espesura, con curiosidad o desagrado según la versión. Existen rumores que afirman que se puede hablar con él, pero se corre el riesgo de desaparecer. Los cuchicheos hablan que rapta a los incautos que se acercan y embelesa a los confiados con supuestas revelaciones sobre la Fe y lugares extraordinarios, llegados a ese punto la mayoría desaparece para nunca más ser visto.
Hay quienes lo ven como un ser creado justo antes que los ochrorios o bien en un mismo punto, pero de una chispa diferente, de ahí su parecido parcial a la especie y sus aparentes intentos de mantener un equilibrio en los bosques que habita. Hay escépticos, una amplia mayoría parte del clero, que o bien no creen en historias de pueblerinos o valoran la posibilidad de que sea un hereje intentando ocultarse en áreas recónditas para no ser ejecutado. En algunos asentamientos del sur, dónde han surgido historias muy similares, defienden con inquina que es el destino de cualquier fanático que sigue la religión; todos acabarán locos tarde o temprano.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 9/9
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Leyendas urbanas de nuestros personajes
06/01/25, 11:45 pm
Los rumores empezaron a circular por la casa despacio, al ritmo denso de una historia que no merece ser contada. El protagonista era un simple dejà vu colectivo, una silueta, a veces solo la inquietante sensación de movimiento captada fuera de ángulo. El primer barullo se formó entre un pequeño grupo de sirvientes que no tardaron en ser chistados por otros más escépticos, o bien por aquellos que no querían el malfario que esas habladurías arrastrasen.
Los encuentros cambiaban de una boca a otra, tan esporádicos y tan extraños que a veces ni siquiera podían considerarse como tal. Una imagen borrosa, un hueco en la consciencia, las historias se cobraban la paranoia de quienes intentaban recordar si les había pasado algo similar. El fantasma, si es que alguno se atrevía a llamarlo así, se aparecía sin importar el reloj. A veces durante la hora dorada en los pasillos más cálidos de la casa, otras en el jardín bajo el manto de la noche, pero independiente del cuándo lo más común era el dónde, las habitaciones de los señores.
Los rumores no viajaban más de lo que debían, pues si tales cosas llegaban a oídos de los dueños más de uno perdería el trabajo, algo que irremediablemente terminó pasando cuando empezaron a faltar joyas y los más agobiados culparon a un espíritu. No a una silueta, no a un movimiento ni un dejà vu intenso, sino a una mujer que muy pocos aseguraron estaba hecha de oro y porcelana. Una que, según aún menos, se parecía a la señora Serihna.
En la casa de los Ghiope no se puede hablar de la señorita de porcelana por miedo a perder el trabajo o, peor aún, caer maldito, pero irónicamente la prohibición solo hace más atractivo el relato. No es una leyenda “urbana” pues a duras penas ha abandonado la casa, pero ya viaja de boca en boca entre quienes la transitan, y por ende, familiares, amigos y sus círculos. Los Ghiope hacen oídos sordos, pero no dudan en poner sobre juicio a cualquiera del servicio que esparza habladurías, especialmente ahora que los rumores se han abierto paso hasta algunos vecinos.
La señorita de porcelana es un fantasma, pero como buen fantasma solo se le puede llamar de tal manera si eres escéptico, estás lo suficientemente loco o alejado de la mansión. Se trata de una joven en la edad de buscar pareja, con el pelo tan blanco como la espuma de mar ya que nunca le ha dado el sol. Sobre sus hombros descansa un denso abrigo de pluma con los colores del océano nocturno, y sus manos, cuando no están enguantadas, se puede ver están hechas de oro y el mismo material que da lugar a su nombre. Pocos la han visto, pero menos aún son los que la recuerdan. Se presenta de noche, especialmente a aquellos que la pasan en el cuarto de servicio y no en sus propias casas, y les despierta con el sonido suave del arrastrar de su abrigo o el roce de la cerámica de sus manos. A veces espera en una esquina sin decir nada, observando a los que quedan paralizados por el miedo con sus ojos sin alma, y otras pasea por la estancia, toqueteando objetos e incluso sentándose en la cama como si no la ocupase nadie más. Sus apariciones siempre coinciden con el robo de objetos de valor, al punto en el que la gente duda de si ha sido ella o un trabajador quien, sin ser siquiera consciente, ha robado bajo alguna clase de trance y no lo recuerda. Quienes la ven de noche juran haberla visto también en otras ocasiones, incluso a plena luz del día, teniendo pequeños momentos de lucidez donde la recuerdan perfectamente en un sitio, husmeando o transitando pasillos, pero son memorias de escasos segundos sin principio ni final. Su parecido con la señora Serihna ha dado pie a la numerosos orígenes, como que se trata de su hermana o, más popularmente, su hija no-nata.
El mito ha ganado especial fuerza durante el último año, cuando los trabajadores han salido del velo y comenzado a ser conscientes de las peculiaridades que envuelven la casa de los Ghiope. La pareja, que nunca pudo tener hijos, posee una casa demasiado grande para ellos solos, y por mucho que se crea inequivocadamente que con los ricos todo es así, en este caso no es ninguna exageración. Hay habitaciones llenas pero vacías, demasiado decoradas para ser un cuarto de invitados y sobre todo, demasiado personales. Hay abandonadas herramientas de práctica, libros escolares, de matemáticas, lengua o ciencias al nivel de niños y adolescentes, juguetes viejos e incluso un piano, un capricho demasiado excéntrico pues el padre apenas sabe tocarlo. Quizás esta fuera la forma de los padres fallidos de conciliar la pérdida de su hija, o que sea el profundo dolor de ser estériles lo que ha llevado a la creación del espíritu, quien aparece para quedarse con objetos que por cuna le pertenecen y vaga por la casa llenando un espacio que debería haber sido suyo.
También se rumorea con que la pareja no sea realmente infértil y que siquiera cuenten con un certificado médico que lo avale. Quizás, la incapacidad de superar el extrevío del bebé o lo poco que se soportaban durante sus primeros años de relación les ha llevado a fingir serlo.
Lo cierto es que cada vez la señorita aparece menos, pero los rumores y la paranoia son tan fuertes en algunos que cualquier flash de luz o sueño extraño se liga rápidamente a ella. Asímismo, como la ley favorece a los poderosos es fácil pensar que han hecho la vista gorda con ellos, mas ahora que los Ghiope se acercan a una edad demasiado alta para concebir realmente un hijo y el negocio peligra sin heredero, quienes los conocen aseguran notarlos más melancólicos y ansiosos. Incluso, algo más dulces el uno con el otro.
Sea como sea, la señorita de porcelana todavía camina sola.
Los encuentros cambiaban de una boca a otra, tan esporádicos y tan extraños que a veces ni siquiera podían considerarse como tal. Una imagen borrosa, un hueco en la consciencia, las historias se cobraban la paranoia de quienes intentaban recordar si les había pasado algo similar. El fantasma, si es que alguno se atrevía a llamarlo así, se aparecía sin importar el reloj. A veces durante la hora dorada en los pasillos más cálidos de la casa, otras en el jardín bajo el manto de la noche, pero independiente del cuándo lo más común era el dónde, las habitaciones de los señores.
Los rumores no viajaban más de lo que debían, pues si tales cosas llegaban a oídos de los dueños más de uno perdería el trabajo, algo que irremediablemente terminó pasando cuando empezaron a faltar joyas y los más agobiados culparon a un espíritu. No a una silueta, no a un movimiento ni un dejà vu intenso, sino a una mujer que muy pocos aseguraron estaba hecha de oro y porcelana. Una que, según aún menos, se parecía a la señora Serihna.
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En la casa de los Ghiope no se puede hablar de la señorita de porcelana por miedo a perder el trabajo o, peor aún, caer maldito, pero irónicamente la prohibición solo hace más atractivo el relato. No es una leyenda “urbana” pues a duras penas ha abandonado la casa, pero ya viaja de boca en boca entre quienes la transitan, y por ende, familiares, amigos y sus círculos. Los Ghiope hacen oídos sordos, pero no dudan en poner sobre juicio a cualquiera del servicio que esparza habladurías, especialmente ahora que los rumores se han abierto paso hasta algunos vecinos.
La señorita de porcelana es un fantasma, pero como buen fantasma solo se le puede llamar de tal manera si eres escéptico, estás lo suficientemente loco o alejado de la mansión. Se trata de una joven en la edad de buscar pareja, con el pelo tan blanco como la espuma de mar ya que nunca le ha dado el sol. Sobre sus hombros descansa un denso abrigo de pluma con los colores del océano nocturno, y sus manos, cuando no están enguantadas, se puede ver están hechas de oro y el mismo material que da lugar a su nombre. Pocos la han visto, pero menos aún son los que la recuerdan. Se presenta de noche, especialmente a aquellos que la pasan en el cuarto de servicio y no en sus propias casas, y les despierta con el sonido suave del arrastrar de su abrigo o el roce de la cerámica de sus manos. A veces espera en una esquina sin decir nada, observando a los que quedan paralizados por el miedo con sus ojos sin alma, y otras pasea por la estancia, toqueteando objetos e incluso sentándose en la cama como si no la ocupase nadie más. Sus apariciones siempre coinciden con el robo de objetos de valor, al punto en el que la gente duda de si ha sido ella o un trabajador quien, sin ser siquiera consciente, ha robado bajo alguna clase de trance y no lo recuerda. Quienes la ven de noche juran haberla visto también en otras ocasiones, incluso a plena luz del día, teniendo pequeños momentos de lucidez donde la recuerdan perfectamente en un sitio, husmeando o transitando pasillos, pero son memorias de escasos segundos sin principio ni final. Su parecido con la señora Serihna ha dado pie a la numerosos orígenes, como que se trata de su hermana o, más popularmente, su hija no-nata.
El mito ha ganado especial fuerza durante el último año, cuando los trabajadores han salido del velo y comenzado a ser conscientes de las peculiaridades que envuelven la casa de los Ghiope. La pareja, que nunca pudo tener hijos, posee una casa demasiado grande para ellos solos, y por mucho que se crea inequivocadamente que con los ricos todo es así, en este caso no es ninguna exageración. Hay habitaciones llenas pero vacías, demasiado decoradas para ser un cuarto de invitados y sobre todo, demasiado personales. Hay abandonadas herramientas de práctica, libros escolares, de matemáticas, lengua o ciencias al nivel de niños y adolescentes, juguetes viejos e incluso un piano, un capricho demasiado excéntrico pues el padre apenas sabe tocarlo. Quizás esta fuera la forma de los padres fallidos de conciliar la pérdida de su hija, o que sea el profundo dolor de ser estériles lo que ha llevado a la creación del espíritu, quien aparece para quedarse con objetos que por cuna le pertenecen y vaga por la casa llenando un espacio que debería haber sido suyo.
También se rumorea con que la pareja no sea realmente infértil y que siquiera cuenten con un certificado médico que lo avale. Quizás, la incapacidad de superar el extrevío del bebé o lo poco que se soportaban durante sus primeros años de relación les ha llevado a fingir serlo.
Lo cierto es que cada vez la señorita aparece menos, pero los rumores y la paranoia son tan fuertes en algunos que cualquier flash de luz o sueño extraño se liga rápidamente a ella. Asímismo, como la ley favorece a los poderosos es fácil pensar que han hecho la vista gorda con ellos, mas ahora que los Ghiope se acercan a una edad demasiado alta para concebir realmente un hijo y el negocio peligra sin heredero, quienes los conocen aseguran notarlos más melancólicos y ansiosos. Incluso, algo más dulces el uno con el otro.
Sea como sea, la señorita de porcelana todavía camina sola.
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