- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 14/16
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Contando estrellas
22/12/24, 12:54 pm
—No nos va a decir que nu... —Aniol no sabía si lo expresaba en voz alta para convencer a su mejor amigo o para creerse sus propias palabras. Pero por mucho miedo que le diera molestarle sabía que el chico les permitiría pasar un rato a su lado, aunque fuera con una conversación distante y esquiva. Esa era la diferencia entre el medio japonés y Nohlem. Mientras que el primero toleraba su presencia con la cabeza muy lejos de allí... el varmano solía pasar como un fantasma por los pasillos, revolviéndoles un poco el pelo si le insistías mucho y le pillabas de buenas.
Ninguna de las situaciones le resultaba agradable. Era como tener que conformarse con masticar un trozo de chocolate derretido después de haber probado la miel. Incluso la aparición de algunas estrellas en la azotea parecía reírse de ellos desde las alturas, recordándole que la belleza pendía a su vista, pero que nunca la alcanzarían con las manos.
Los dos niños se deslizaron por la espalda de Ethan, cargados de incertidumbre y enseres. Damian había optado por comida y en su caso lo que poseía era una mantita de pelo que había rescatado de uno de los baúles. No era oro, ni mirra o incienso. Pero se apañarían.
—Holi... —se aclaró la garganta. ¿Por qué de repente sentía que la confianza se desvanecía en el aire?. No podía decirle a Damian que todo iría bien y luego dejar que le temblara la voz—. ¿Podemos sentarnos contigo? —las manos del pequeño le arroparon sin pedir permiso, colando la mantita sobre los hombros del muchacho. Y es que ese era uno de los mayores agravantes, a veces parecía que Ethan se olvidaba de sus propias necesidades básicas, como si se hubiera abandonado a flotar por Sendar como una medusa arrastrada en el océano—. Te vas a resfriar, ya se está haciendo de noche. —sentía los roles invertidos y no le importaba. Solo así le devolvería todos los actos de servicio y generosidad dados.
Ninguna de las situaciones le resultaba agradable. Era como tener que conformarse con masticar un trozo de chocolate derretido después de haber probado la miel. Incluso la aparición de algunas estrellas en la azotea parecía reírse de ellos desde las alturas, recordándole que la belleza pendía a su vista, pero que nunca la alcanzarían con las manos.
Los dos niños se deslizaron por la espalda de Ethan, cargados de incertidumbre y enseres. Damian había optado por comida y en su caso lo que poseía era una mantita de pelo que había rescatado de uno de los baúles. No era oro, ni mirra o incienso. Pero se apañarían.
—Holi... —se aclaró la garganta. ¿Por qué de repente sentía que la confianza se desvanecía en el aire?. No podía decirle a Damian que todo iría bien y luego dejar que le temblara la voz—. ¿Podemos sentarnos contigo? —las manos del pequeño le arroparon sin pedir permiso, colando la mantita sobre los hombros del muchacho. Y es que ese era uno de los mayores agravantes, a veces parecía que Ethan se olvidaba de sus propias necesidades básicas, como si se hubiera abandonado a flotar por Sendar como una medusa arrastrada en el océano—. Te vas a resfriar, ya se está haciendo de noche. —sentía los roles invertidos y no le importaba. Solo así le devolvería todos los actos de servicio y generosidad dados.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Las Emociones Que No Expresas Nunca Mueren."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Contando estrellas
23/12/24, 09:10 pm
—Ya pero, no sé... Bueno vale… —“tampoco quiero molestarlo”, pensó pero al final no lo quiso decir en voz alta, no sabía si por vergüenza o si el tema que rodeaba a Ethan como una nube espesa que se le hacía ácida, peligrosa aunque simplemente fuese una neblina fría que podría simplemente hacerle pasar un poco de frio pero eso igualmente le hacía tener algo de pavor, miedo a abrir su bocaza y decir algo que los hiciese sentir peor. Si bien siempre fue un chico al que poco le parecían importar aquellas cosas, tampoco quería ser alguien malo con los demás, alguien que en parte fue responsable por haber provocado el llanto de su amigo en aquel lugar, junto al enemigo.
Por eso quiso ser algo más por Ethan, portando en sus manos una bandeja con un vaso de leche calenté y pan tostado con mantequilla y algo de mermelada que sobró. Intentó esmerarse mucho con ello, poniendo mucho esfuerzo en una merienda algo sencilla pero que llevaba mucho cariño del italiano. Aniol por otro lado le llevó una manta de pelo que parecía la mar de calentita y cómoda.
Quizás con eso… podían acercarse y recibir algo más que una sonrisa que no se le antojó muy sincera al chiquillo en esas ocasiones.
—Umm… Hola —al igual que Aniol, el italiano no tenía mucha confianza a la hora de estar con Ethan y dejó preguntar al polaco pues Damian estuvo esquivando la mirada, en pocas ocasiones conectando con la de Ethan y desde lo más profundo de su alma que fuese así pero no paraba de preguntarse a sí mismo, ¿por qué tenía tanta cosa en dirigirle la palabra ni tan siquiera? ¿Era por las lágrimas que vio o… porque se portó como un puto idiota y se sentía como una mierda? Ambas, quizá…
Dando unos pasos hacia Ethan observó como su mejor amigo colocaba aquella manta sobre sus hombros y el italiano, por querer tener esa misma iniciativa, extendió sus brazos ofreciendo comida, algo que, al menos para él, era valioso y hacía feliz a la gente.
—Está caliente, aprovecha que se enfría. Ya sabes, para calentar el cuerpo un poco —dijo con dudas pero queriendo hacer sentir calidez con sus palabras, una mirada curiosa se asomaba entre su ya largo flequillo, curiosa por ver si podría dar resultado—. Tener el estomago lleno es bueno para el frío, a mí me ayuda mucho.
De nuevo esquivó la mirada, yendo a la de Aniol y sintiéndose guiado por él, agradeciendo con ese breve intercambio que hiciesen aquello juntos.
Por eso quiso ser algo más por Ethan, portando en sus manos una bandeja con un vaso de leche calenté y pan tostado con mantequilla y algo de mermelada que sobró. Intentó esmerarse mucho con ello, poniendo mucho esfuerzo en una merienda algo sencilla pero que llevaba mucho cariño del italiano. Aniol por otro lado le llevó una manta de pelo que parecía la mar de calentita y cómoda.
Quizás con eso… podían acercarse y recibir algo más que una sonrisa que no se le antojó muy sincera al chiquillo en esas ocasiones.
—Umm… Hola —al igual que Aniol, el italiano no tenía mucha confianza a la hora de estar con Ethan y dejó preguntar al polaco pues Damian estuvo esquivando la mirada, en pocas ocasiones conectando con la de Ethan y desde lo más profundo de su alma que fuese así pero no paraba de preguntarse a sí mismo, ¿por qué tenía tanta cosa en dirigirle la palabra ni tan siquiera? ¿Era por las lágrimas que vio o… porque se portó como un puto idiota y se sentía como una mierda? Ambas, quizá…
Dando unos pasos hacia Ethan observó como su mejor amigo colocaba aquella manta sobre sus hombros y el italiano, por querer tener esa misma iniciativa, extendió sus brazos ofreciendo comida, algo que, al menos para él, era valioso y hacía feliz a la gente.
—Está caliente, aprovecha que se enfría. Ya sabes, para calentar el cuerpo un poco —dijo con dudas pero queriendo hacer sentir calidez con sus palabras, una mirada curiosa se asomaba entre su ya largo flequillo, curiosa por ver si podría dar resultado—. Tener el estomago lleno es bueno para el frío, a mí me ayuda mucho.
De nuevo esquivó la mirada, yendo a la de Aniol y sintiéndose guiado por él, agradeciendo con ese breve intercambio que hiciesen aquello juntos.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Contando estrellas
24/12/24, 07:26 pm
Esa noche, en el cielo, habían aparecido dos estrellas más. Eran tan pocas y novedosas que seguir la cuenta se hacía relativamente fácil, por eso, ante la falta de sueño Ethan había recurrido a ese pasatiempo. Últimamente se sentía tan disperso como la lejanía que mantenían los astros en el espacio, como si su mente y cuerpo estuvieran tan enfrentados que no quisieran dirigirse la palabra. Era complicado centrarse, pues mientras su cuerpo tiritaba de frío en la soledad de ese tejado, sus pensamientos vagaban en algún punto inconexo de las constelaciones. Tanto así, que cuando notó el peso sobre sus hombros fue incapaz de procesarlo hasta escuchar las dos voces que acompañaban aquel gesto.
Ethan pestañeo con lentitud, bajando la mirada en un intento de reconectar con la realidad. Le costó enfocar a las dos nuevas figuras por la oscuridad que les acompañaba y por eso, también tardó en dirigirles una falsa sonrisa. Era una de esas que se dibujaban en los labios pero no en el rostro, sus ojos seguían igual de caídos y sus mejillas, lejos de ser pomposas trataban de ajustarse con dificultad a la nueva mueca.
-Oh, hola chicos. -Su voz se infló de inicio pero tan pronto pronunció dos sílabas empezó a bajar con la misma decadencia con la que Ethan volvía a destensar los hombros. -Gracias, si, claro. Venid.
De haber sido otra ocasión o si hubiera tenido una excusa cercana se habría despedido cortésmente de ambos pequeños para huir al interior de algún cuarto solitario, pero incluso en sus peores el joven seguía siendo educado, por lo que aquella opción, tras ver el esmero de ambos por acompañarle, fue rápidamente descartada. En vez de eso contuvo un ligero suspiro y se reacomodo para dejar hueco a ambos niños en sus costados, alzando la manta para que también pudieran refugiarse en su calor.
-Vaya, me habéis traído hasta un aperitivo, que atentos. -Les dedicó una sonrisa cargada de amabilidad fingida. No había cenado y a pesar de ello, seguía sin tener hambre. -¿No queréis vosotros también? No quiero ceenaar solo.
Ese era en parte el problema, que podía recibir y aceptar, pero no recompensaba de ninguna manera. No tenía esos gestos dulces y las miradas cálidas que tantas veces les regalaba, ni juguetes nuevos, ni cuentos que contar, ni siquiera una caricia para revolverles el pelo. Ethan solo contaba con su compañía para poder dar y a veces, hasta eso era lamentable.
-Oye... -Intentaría abrir conversación sin saber muy bien que poder aportar. -¿Habéis pedido algún deseo? Cada vez hay más estrellas, quizá…
Esa era su especialidad, contar cuentos, todos igual de falsos.
Ethan pestañeo con lentitud, bajando la mirada en un intento de reconectar con la realidad. Le costó enfocar a las dos nuevas figuras por la oscuridad que les acompañaba y por eso, también tardó en dirigirles una falsa sonrisa. Era una de esas que se dibujaban en los labios pero no en el rostro, sus ojos seguían igual de caídos y sus mejillas, lejos de ser pomposas trataban de ajustarse con dificultad a la nueva mueca.
-Oh, hola chicos. -Su voz se infló de inicio pero tan pronto pronunció dos sílabas empezó a bajar con la misma decadencia con la que Ethan volvía a destensar los hombros. -Gracias, si, claro. Venid.
De haber sido otra ocasión o si hubiera tenido una excusa cercana se habría despedido cortésmente de ambos pequeños para huir al interior de algún cuarto solitario, pero incluso en sus peores el joven seguía siendo educado, por lo que aquella opción, tras ver el esmero de ambos por acompañarle, fue rápidamente descartada. En vez de eso contuvo un ligero suspiro y se reacomodo para dejar hueco a ambos niños en sus costados, alzando la manta para que también pudieran refugiarse en su calor.
-Vaya, me habéis traído hasta un aperitivo, que atentos. -Les dedicó una sonrisa cargada de amabilidad fingida. No había cenado y a pesar de ello, seguía sin tener hambre. -¿No queréis vosotros también? No quiero ceenaar solo.
Ese era en parte el problema, que podía recibir y aceptar, pero no recompensaba de ninguna manera. No tenía esos gestos dulces y las miradas cálidas que tantas veces les regalaba, ni juguetes nuevos, ni cuentos que contar, ni siquiera una caricia para revolverles el pelo. Ethan solo contaba con su compañía para poder dar y a veces, hasta eso era lamentable.
-Oye... -Intentaría abrir conversación sin saber muy bien que poder aportar. -¿Habéis pedido algún deseo? Cada vez hay más estrellas, quizá…
Esa era su especialidad, contar cuentos, todos igual de falsos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 14/16
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Contando estrellas
12/01/25, 05:26 pm
El niño no tardó en tomar asiento en el costado izquierdo de Ethan, aceptando una reacción que en cierta forma se esperaba y colocándose cerquita para que la manta los cubriera a los tres. Sabía que no los rechazaría de malos modos, hasta ahí sus cavilaciones estrechaban manos con la realidad, pero continuaba sin sonreír con los ojos y ese detalle le hacía sentir un frío interior que nada tenía que ver con la brisa gélida de la azotea.
—Yu es que ya he comido, las tostadas de Damian son para ti —se apresuró a aclarar, no iba a permitir que el medio japonés se librara de probar bocado o de seguir reduciendo sus ingestas de comida, y de hecho le dirigió una mirada al italiano para indicarle que no probara bocado por mucho que le rugiera el estómago. Era pequeño, pero convivir con seis hermanas adolescentes le había otorgado la facilidad para detectar cuando alguien deseaba encerrarse. Nelka siempre se dejaba el plato entero cuando se enfadaba o se ponía mal.
Durante unos segundos, si cerraba los ojos, si apoyaba su cabeza en el hombro del chico y se dejaba guiar por su voz y su pregunta acerca de los deseos y las estrellas... casi rozaba la normalidad. Como si todo volviera a su sitio y se sintiera correcto. Más si abría los párpados podía percibir desajustes en los bordes del marco que le daban a entender que esa foto no era real. O como mínimo que lucía difuminada y borrosa. Una triste broma de lo que un día fueron juntos.
¿Cómo podía responder? ¿Cómo podía contestar que lo que más deseaba era que se borraran las ojeras de su rostro? ¿Cómo podía decirle que las posibilidades de encontrarle sucio y con una lanza en la mano se habían invertido con las de verle haciéndoles figuritas de regalo?
Aniol sabía que el papel ardía de manera natural con el fuego, y también que el calor de una estrella lejana no seguiría la estela de sus deseos por mucho que las leyendas contaran lo contrario.
Y aún así... se dejó arrastrar por su angelito de la guarda. Jugó a aquel tonto juego porque tampoco le quedaba otra cosa que hacer.
—Si lo digo en voz alta se perdería su magia... —esa fue la primera vez desde que había subido que los ojos miel del polaco se alzaron para buscar los puntos luminosos que pendían del cielo. En otro momento le parecerían aureolas luminosas, tan bonitas como los brillitos de Nohlem. En ese instante solo se imaginaba que alguien les estaba fotografiando desde el cosmos, riéndose con cada flash de cámara—. Pero sí te puedo decir lo segundo que más deseo... para asegurarme de lo primerito... —buscó el tacto de su mejor amigo, deslizando su mano regordeta entre la manta y la espalda de Ethan para poder agarrar la mano del circense—. Deseo... que nunca nadie nos haga daño... y que Londres y Polonia no estén tan lejos... —suspiró—. También deseo que dejes de estar tan triste...
Lanzó el boomerang, sin la certeza de que éste le llegara de vuelta.
—Porque... dime Ethan... tú estas muy triste... ¿Verdad?.
—Yu es que ya he comido, las tostadas de Damian son para ti —se apresuró a aclarar, no iba a permitir que el medio japonés se librara de probar bocado o de seguir reduciendo sus ingestas de comida, y de hecho le dirigió una mirada al italiano para indicarle que no probara bocado por mucho que le rugiera el estómago. Era pequeño, pero convivir con seis hermanas adolescentes le había otorgado la facilidad para detectar cuando alguien deseaba encerrarse. Nelka siempre se dejaba el plato entero cuando se enfadaba o se ponía mal.
Durante unos segundos, si cerraba los ojos, si apoyaba su cabeza en el hombro del chico y se dejaba guiar por su voz y su pregunta acerca de los deseos y las estrellas... casi rozaba la normalidad. Como si todo volviera a su sitio y se sintiera correcto. Más si abría los párpados podía percibir desajustes en los bordes del marco que le daban a entender que esa foto no era real. O como mínimo que lucía difuminada y borrosa. Una triste broma de lo que un día fueron juntos.
¿Cómo podía responder? ¿Cómo podía contestar que lo que más deseaba era que se borraran las ojeras de su rostro? ¿Cómo podía decirle que las posibilidades de encontrarle sucio y con una lanza en la mano se habían invertido con las de verle haciéndoles figuritas de regalo?
Aniol sabía que el papel ardía de manera natural con el fuego, y también que el calor de una estrella lejana no seguiría la estela de sus deseos por mucho que las leyendas contaran lo contrario.
Y aún así... se dejó arrastrar por su angelito de la guarda. Jugó a aquel tonto juego porque tampoco le quedaba otra cosa que hacer.
—Si lo digo en voz alta se perdería su magia... —esa fue la primera vez desde que había subido que los ojos miel del polaco se alzaron para buscar los puntos luminosos que pendían del cielo. En otro momento le parecerían aureolas luminosas, tan bonitas como los brillitos de Nohlem. En ese instante solo se imaginaba que alguien les estaba fotografiando desde el cosmos, riéndose con cada flash de cámara—. Pero sí te puedo decir lo segundo que más deseo... para asegurarme de lo primerito... —buscó el tacto de su mejor amigo, deslizando su mano regordeta entre la manta y la espalda de Ethan para poder agarrar la mano del circense—. Deseo... que nunca nadie nos haga daño... y que Londres y Polonia no estén tan lejos... —suspiró—. También deseo que dejes de estar tan triste...
Lanzó el boomerang, sin la certeza de que éste le llegara de vuelta.
—Porque... dime Ethan... tú estas muy triste... ¿Verdad?.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Las Emociones Que No Expresas Nunca Mueren."
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