Una estrella muerta sigue dando luz
2 participantes
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Una estrella muerta sigue dando luz
22/12/24, 04:23 pm
Ni la herida más profunda puede ser eterna, el tiempo cura o mata y solo en ese lapso donde uno está escogiendo qué destino quiere es donde se encuentra la sangre. Ethan conocía bien ese ciclo pues su cuerpo no era más que el trofeo de cicatrices mal curadas, el extraño fenómeno que ocurría cuando una herida sanaba en cuerpo pero no en mente y el recuerdo manchado se quedaba grabado para la posteridad. Por eso, atormentado, a veces buscaba nuevas, mutilaba antiguas y se dejaba pintar la piel de otros colores que no fueran el pálido enfermizo resultado de no recibir apenas sol.
Había bajado algunos maniquíes de la sala de entrenamiento e improvisado en el minúsculo patio una sala más acorde para sus ejercicios. No es que fuera precisamente fuerte, pero el empeño y la insistencia golpeando al muñeco había provocado que el heno se esparciera por la fría piedra y no contento con ello, se podía ver como un brazo colgaba de lado, apenas sostenido por los escasos hilos que permanecían ilesos. No estaba furioso, pero la frustración solía tener esos cauces creativos donde dejarse ver y ahora, mientras golpeaba con furia la cabeza baja del ser inerte solo podía pensar en lo mucho que odiaba entrenar solo, porque sin nadie más que él mismo, ni todos sus gritos podían opacar las voces internas de su mente.
Y es que, los pensamientos intrusivos actuaban así, fugaces pero certeros, tan mordaces como dolorosos, hasta que encontraban un hueco entre las costillas para quedarse atravesando el tórax. Tenía las pulsaciones tan altas que el corazón se le habría salido del pecho si no fuera por todas las flechas que le habían clavado al mismo.
¨No sirves para nada.¨
La punta no llegó a punzar bien, trastabilló en el costado del muñeco, y tras un hosco tirón se llevó tela pero no paja. El cuerpo del asiático siguió el impulso, dando otro paso hacía la derecha como apoyo para evitar caerse. No había grandeza en sus ataques, ni siquiera una mísera pizca de la elegancia que había intentado tener en sus inicios.
¨Eres una farsa.¨
Esta vez apuntó al cuello, un ataque más arriesgado cuyo único propósito era desquitarse con alguien que no podía devolverle los golpes. No funcionó, obviamente, el arma no estaba preparada para ese ángulo y tras penetrar la primera defensa se quedó malamente ladeada pero encajada. Ethan tuvo que tirar hacía abajo, no una, ni dos, sino tres veces, para que haciendo palanca el filo acabara de rajar suficiente material como para poder salir.
¨Tenias que haber sido tú.¨
No, no estaba bien, nada de aquello lo estaba. El arma rebotó sobre el suelo antes de rodar, alejándose cuesta abajo a un rincón del patio. La había lanzado sin demasiadas ganas, agobiado por la imagen mental que se había proyectado en su conciencia. La culpabilidad le arrollaba como un tren sin frenos, como la sombra de un bate proyectándose sobre él y como una avalancha de la que por más que intentara huir, nunca era suficientemente rápido. Se mordió la mejilla desde el interior, conteniendo su explosiva adrenalina mientras sus puños se cerraban en banda y su respiración trataba de volverse más estable.
La rojez de sus nudillos acompañaba las perlas brillantes y granates que se resbalaban por algunos de sus dedos, ninguna herida nueva era especialmente grande. Cortes, moratones y golpetazos que habían arañado su piel hasta volverla de un rosado irritado. Nunca era suficiente, ya no el dolor, si no todos sus intentos por mejorar en aquel campo. No era ningún guerrero, más allá de la mejora en su resistencia (en parte gracias al collar) y el tener sus músculos sutilmente perfilados, seguía siendo el mismo chaval torpe y desentrenado que había llegado a la ciudad.
Esa noche lo único que brillaban eran las primeras estrellas del firmamento. Como un cuadro irónico, a cada atardecer el cielo se iluminaba un poco más y Ethan, en cambio, se apagaba un poco más.
Había bajado algunos maniquíes de la sala de entrenamiento e improvisado en el minúsculo patio una sala más acorde para sus ejercicios. No es que fuera precisamente fuerte, pero el empeño y la insistencia golpeando al muñeco había provocado que el heno se esparciera por la fría piedra y no contento con ello, se podía ver como un brazo colgaba de lado, apenas sostenido por los escasos hilos que permanecían ilesos. No estaba furioso, pero la frustración solía tener esos cauces creativos donde dejarse ver y ahora, mientras golpeaba con furia la cabeza baja del ser inerte solo podía pensar en lo mucho que odiaba entrenar solo, porque sin nadie más que él mismo, ni todos sus gritos podían opacar las voces internas de su mente.
Y es que, los pensamientos intrusivos actuaban así, fugaces pero certeros, tan mordaces como dolorosos, hasta que encontraban un hueco entre las costillas para quedarse atravesando el tórax. Tenía las pulsaciones tan altas que el corazón se le habría salido del pecho si no fuera por todas las flechas que le habían clavado al mismo.
¨No sirves para nada.¨
La punta no llegó a punzar bien, trastabilló en el costado del muñeco, y tras un hosco tirón se llevó tela pero no paja. El cuerpo del asiático siguió el impulso, dando otro paso hacía la derecha como apoyo para evitar caerse. No había grandeza en sus ataques, ni siquiera una mísera pizca de la elegancia que había intentado tener en sus inicios.
¨Eres una farsa.¨
Esta vez apuntó al cuello, un ataque más arriesgado cuyo único propósito era desquitarse con alguien que no podía devolverle los golpes. No funcionó, obviamente, el arma no estaba preparada para ese ángulo y tras penetrar la primera defensa se quedó malamente ladeada pero encajada. Ethan tuvo que tirar hacía abajo, no una, ni dos, sino tres veces, para que haciendo palanca el filo acabara de rajar suficiente material como para poder salir.
¨Tenias que haber sido tú.¨
No, no estaba bien, nada de aquello lo estaba. El arma rebotó sobre el suelo antes de rodar, alejándose cuesta abajo a un rincón del patio. La había lanzado sin demasiadas ganas, agobiado por la imagen mental que se había proyectado en su conciencia. La culpabilidad le arrollaba como un tren sin frenos, como la sombra de un bate proyectándose sobre él y como una avalancha de la que por más que intentara huir, nunca era suficientemente rápido. Se mordió la mejilla desde el interior, conteniendo su explosiva adrenalina mientras sus puños se cerraban en banda y su respiración trataba de volverse más estable.
La rojez de sus nudillos acompañaba las perlas brillantes y granates que se resbalaban por algunos de sus dedos, ninguna herida nueva era especialmente grande. Cortes, moratones y golpetazos que habían arañado su piel hasta volverla de un rosado irritado. Nunca era suficiente, ya no el dolor, si no todos sus intentos por mejorar en aquel campo. No era ningún guerrero, más allá de la mejora en su resistencia (en parte gracias al collar) y el tener sus músculos sutilmente perfilados, seguía siendo el mismo chaval torpe y desentrenado que había llegado a la ciudad.
Esa noche lo único que brillaban eran las primeras estrellas del firmamento. Como un cuadro irónico, a cada atardecer el cielo se iluminaba un poco más y Ethan, en cambio, se apagaba un poco más.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: sanaí
Habilidades: habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: lanza y arco.
Status : ヽ༼ຈل͜ຈ༽ノ
Re: Una estrella muerta sigue dando luz
23/12/24, 01:03 pm
Airi llevaba tiempo esperando un momento así. Una noche tranquila, donde nadie vagase por la planta baja del torreón, nadie excepto Ethan y elle misme. Creía que no tendría sentido hablar con el chico en un lugar donde pudiese aparecer cualquiera o escucharles, o tal vez simplemente quería rememorar los momentos de paz que habían tenido bajo el cielo oscuro de aquella ciudad, creyendo que sería de ayuda.
Ahora que había llegado el momento, sin embargo, tenía miedo. Miedo de otra conversación de mentiras y sonrisas automáticas, de las evasivas de Ethan cuando le preguntaba si necesitaba hablar, si estaba bien. Tuvo que obligarse a dar un paso al frente y salir al patio diciéndose que, en el peor de los casos, solo iba a ser una repetición más de las conversaciones que ya habían tenido.
Le había observado solo durante un momento breve, mientras dudaba. No era la primera vez que le encontraba practicando lucha en el patio a esas horas, pero no le gustó sentir la desesperación en sus golpes, un matiz que aquellas prácticas no habían tenido antes. Pisó fuerte al salir para hacerse notar, no queriendo que se sintiese espiado ni tomarle por sorpresa.
No le saludó, pues no hacía tanto que se habían cruzado dentro del torreón. Sentía que era una forma absurda de empezar una conversación complicada. Tampoco deseó buenas noches en una noche que claramente no era buena. Solo llegó junto a él y se detuvo, con una seriedad tímida en su rostro, que alzó hacia el cielo como hacía siempre que caía la noche, ahora.
—Siguen sin conceder deseos —dijo sin más, con la vista fija en la estrella más brillante de todas—. En realidad solo eran cuentos para niños desde el principio, ¿verdad?
Ahora que había llegado el momento, sin embargo, tenía miedo. Miedo de otra conversación de mentiras y sonrisas automáticas, de las evasivas de Ethan cuando le preguntaba si necesitaba hablar, si estaba bien. Tuvo que obligarse a dar un paso al frente y salir al patio diciéndose que, en el peor de los casos, solo iba a ser una repetición más de las conversaciones que ya habían tenido.
Le había observado solo durante un momento breve, mientras dudaba. No era la primera vez que le encontraba practicando lucha en el patio a esas horas, pero no le gustó sentir la desesperación en sus golpes, un matiz que aquellas prácticas no habían tenido antes. Pisó fuerte al salir para hacerse notar, no queriendo que se sintiese espiado ni tomarle por sorpresa.
No le saludó, pues no hacía tanto que se habían cruzado dentro del torreón. Sentía que era una forma absurda de empezar una conversación complicada. Tampoco deseó buenas noches en una noche que claramente no era buena. Solo llegó junto a él y se detuvo, con una seriedad tímida en su rostro, que alzó hacia el cielo como hacía siempre que caía la noche, ahora.
—Siguen sin conceder deseos —dijo sin más, con la vista fija en la estrella más brillante de todas—. En realidad solo eran cuentos para niños desde el principio, ¿verdad?
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una estrella muerta sigue dando luz
23/12/24, 02:31 pm
Ethan no escuchó sus pasos, obnubilado como estaba en rascarse las vendas que cubrían sus muñecas y parte de sus manos. Al haberse levantado la piel, el escozor estaba saliendo a flote rápidamente y aunque de un inicio había sido el primero en decirle a Connor que se lavara las heridas antes de empeorarlas, ahora era el hipócrita que repetía esas malas prácticas. Cuando por fin Airi habló su mirada se desvió hacía ese costado, forzando la vista para intuir el contorno de su sombra junto a la entrada al salón. No había sorpresa en su rostro, pues una convivencia tan continua terminaba matando cualquier intento nulo de tener privacidad y Airi, más que nadie, tenía costumbres nocturnas demasiado similares a las suyas.
-¿Perdón?
Preguntó de inicio con visible confusión en su rostro. Necesitó unos instantes para asimilar lo que acababa de decir por la falta alguna de contexto, pero tras ver a dónde se dirigía el brillo en los ojos de Airi, decidió seguir el rumbo con su propia mirada. Las estrellas, claro, el cambio en el firmamento había sido tan paulatino que si quiera razonó que antes no era la norma verla. No podía negar que en parte las había echado en falta.
-Ah, si… Era mi especialidad. -Comentó con cierta burla apagada mientras se echaba a caminar a oscuras para recuperar la lanza del suelo. -Los cuentos para niños, digo. Nada de lo que decía era real, la magia es algo que solo existe aquí y desde luego que este sitio no tiene pinta de querer regalar nada bueno.
Acabó tomando el arma con una mano, solo para seguir el rumbo al muñeco de paja que ahora molestaba en todo el centro del patio. Ethan lo tomó con la otra, para sin llegar a levantarlo del suelo, empezar a arrastrarlo hacía una esquina. Había intuido que Airi podía venir a limpiar, y no quería molestar dando bandazos en todo el medio.
-Ahora te barro todo, perdona que te he dejado el patio muy desorganizado, igual ya me iba.
Mintió.
-¿Perdón?
Preguntó de inicio con visible confusión en su rostro. Necesitó unos instantes para asimilar lo que acababa de decir por la falta alguna de contexto, pero tras ver a dónde se dirigía el brillo en los ojos de Airi, decidió seguir el rumbo con su propia mirada. Las estrellas, claro, el cambio en el firmamento había sido tan paulatino que si quiera razonó que antes no era la norma verla. No podía negar que en parte las había echado en falta.
-Ah, si… Era mi especialidad. -Comentó con cierta burla apagada mientras se echaba a caminar a oscuras para recuperar la lanza del suelo. -Los cuentos para niños, digo. Nada de lo que decía era real, la magia es algo que solo existe aquí y desde luego que este sitio no tiene pinta de querer regalar nada bueno.
Acabó tomando el arma con una mano, solo para seguir el rumbo al muñeco de paja que ahora molestaba en todo el centro del patio. Ethan lo tomó con la otra, para sin llegar a levantarlo del suelo, empezar a arrastrarlo hacía una esquina. Había intuido que Airi podía venir a limpiar, y no quería molestar dando bandazos en todo el medio.
-Ahora te barro todo, perdona que te he dejado el patio muy desorganizado, igual ya me iba.
Mintió.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: sanaí
Habilidades: habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: lanza y arco.
Status : ヽ༼ຈل͜ຈ༽ノ
Re: Una estrella muerta sigue dando luz
25/12/24, 08:41 pm
Airi notó el desconcierto inicial de Ethan, pero se contuvo para mantener la calma. Temía haberle molestado, haber arruinado la conversación sin apenas haberla empezado por decir semejante tontería. Cuando sintió que se ponía en movimiento desvió la mirada hacia él, preocupade por pensar que se marchaba, y dio un paso vacilante en su dirección hasta comprender que solo estaba recogiendo su arma.
Sus palabras no le tomaron por sorpresa, solo era duro escuchar la ausencia del Ethan que conocía en aquella voz. No había esperanza, humor o, siquiera, vulnerabilidad. Le sanaí perdió la noción del tiempo durante un instante, mirándole sin ver mientras movía el muñeco de paja. Solo sus palabras fueron capaces de sacarle de ese trance.
—No, no. No está desordenado, y da igual cómo esté el patio —le dijo rápidamente—. No había salido por eso, solo… solo quería hacerte compañía. Si tú quieres.
Sus ojos se desviaron entonces hacia la sangre que corría por sus dedos. Apenas había luz para ver, pero las manchas oscuras resaltaban contra su piel pálida, causando en Airi un pánico momentáneo. Su instinto le pedía lanzarse a ayudarlo, pero sus pies no fueron capaces de moverse del suelo. Una parte de elle tenía miedo de espantarlo con un movimiento brusco, como si se tratase de un roedor salvaje al que tuviese que convencer de comer de su mano.
—¿Puedo ayudarte con las heridas? —le preguntó en tono calmado. El botiquín estaba cerca, en el salón, y vendarse a uno mismo podía ser un reto.
Sus palabras no le tomaron por sorpresa, solo era duro escuchar la ausencia del Ethan que conocía en aquella voz. No había esperanza, humor o, siquiera, vulnerabilidad. Le sanaí perdió la noción del tiempo durante un instante, mirándole sin ver mientras movía el muñeco de paja. Solo sus palabras fueron capaces de sacarle de ese trance.
—No, no. No está desordenado, y da igual cómo esté el patio —le dijo rápidamente—. No había salido por eso, solo… solo quería hacerte compañía. Si tú quieres.
Sus ojos se desviaron entonces hacia la sangre que corría por sus dedos. Apenas había luz para ver, pero las manchas oscuras resaltaban contra su piel pálida, causando en Airi un pánico momentáneo. Su instinto le pedía lanzarse a ayudarlo, pero sus pies no fueron capaces de moverse del suelo. Una parte de elle tenía miedo de espantarlo con un movimiento brusco, como si se tratase de un roedor salvaje al que tuviese que convencer de comer de su mano.
—¿Puedo ayudarte con las heridas? —le preguntó en tono calmado. El botiquín estaba cerca, en el salón, y vendarse a uno mismo podía ser un reto.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una estrella muerta sigue dando luz
26/12/24, 12:59 am
-Ah…
Ethan paró al llegar a la entrada, dejando la mano apoyada sobre el pomo de la puerta. Llevaba tantas semanas con esa dicotomía tan monótona y aburrida que no se le había ocurrido que nadie quisiera pasar tiempo a su lado. Por un momento dudó, su vista perdida en el interior del salón, pero a medida que la insistencia de su compañera cobraba un nuevo matiz recuperó parte de su atención.
Es verdad, estaba herido. No es que no se hubiera dado cuenta, es que estaba tan acostumbrado que lo había normalizado hasta el punto absurdo de ignorarlo. Bajó la mirada a sus muñecas, torciendo el gesto en una duda que dejaba entrever que se lo estaba pensando. Podría vivir con un par de arañazos, pero desde luego iba a estar más cómodo si no era así, o esa al menos era la mentalidad con la que intentaba engañarse. Era su muro de contención, la distancia personal que falsamente estaba construyendo ladrillo a ladrillo, la realidad es que estaba tan falto de cariño como cualquier ser humano que intentaba aislarse en una ciudad de mala muerte. Claro que echaba en falta las charlas nocturnas con Airi, era solo que no tenía el valor de admitirlo.
-Esta bien, si te soy honesto, no sé dónde he dejado el colgante.
Se encogió de hombros indiferente de aquel dato. En algún momento del día con la gema ya cargada se había curado sin querer un golpe tonto contra la esquina de un mueble y desde ese instante lo había abandonado sobre la primera superficie que había encontrado. La relación que tenía con ese objeto consistía precisamente en eso, en tardes de dependencia y mañanas de enemistad, sin ningúna consistencia clara más allá del humor que tuviera en ese preciso instante. Chasqueando la lengua, terminó por abrir la puerta, sólo que en vez de adentrarse solo, se hizo a un lado para que su compañere pudiera pasar primero.
-Gracias, Airi. -Habló en bajo, como si dejar escapar esa gratitud le hiciera quedar demasiado expuesto. -Igual, las heridas no son para tanto, te lo prometo. Estoy bien.
Ethan paró al llegar a la entrada, dejando la mano apoyada sobre el pomo de la puerta. Llevaba tantas semanas con esa dicotomía tan monótona y aburrida que no se le había ocurrido que nadie quisiera pasar tiempo a su lado. Por un momento dudó, su vista perdida en el interior del salón, pero a medida que la insistencia de su compañera cobraba un nuevo matiz recuperó parte de su atención.
Es verdad, estaba herido. No es que no se hubiera dado cuenta, es que estaba tan acostumbrado que lo había normalizado hasta el punto absurdo de ignorarlo. Bajó la mirada a sus muñecas, torciendo el gesto en una duda que dejaba entrever que se lo estaba pensando. Podría vivir con un par de arañazos, pero desde luego iba a estar más cómodo si no era así, o esa al menos era la mentalidad con la que intentaba engañarse. Era su muro de contención, la distancia personal que falsamente estaba construyendo ladrillo a ladrillo, la realidad es que estaba tan falto de cariño como cualquier ser humano que intentaba aislarse en una ciudad de mala muerte. Claro que echaba en falta las charlas nocturnas con Airi, era solo que no tenía el valor de admitirlo.
-Esta bien, si te soy honesto, no sé dónde he dejado el colgante.
Se encogió de hombros indiferente de aquel dato. En algún momento del día con la gema ya cargada se había curado sin querer un golpe tonto contra la esquina de un mueble y desde ese instante lo había abandonado sobre la primera superficie que había encontrado. La relación que tenía con ese objeto consistía precisamente en eso, en tardes de dependencia y mañanas de enemistad, sin ningúna consistencia clara más allá del humor que tuviera en ese preciso instante. Chasqueando la lengua, terminó por abrir la puerta, sólo que en vez de adentrarse solo, se hizo a un lado para que su compañere pudiera pasar primero.
-Gracias, Airi. -Habló en bajo, como si dejar escapar esa gratitud le hiciera quedar demasiado expuesto. -Igual, las heridas no son para tanto, te lo prometo. Estoy bien.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: sanaí
Habilidades: habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: lanza y arco.
Status : ヽ༼ຈل͜ຈ༽ノ
Re: Una estrella muerta sigue dando luz
29/12/24, 09:10 pm
Airi observaba a Ethan con un nudo en la garganta, expectante de su reacción, preocupade de arruinar aquella oportunidad de hablar. Sus pies permanecieron clavados en el suelo, viéndole alejarse, y solo se despegaron cuando recibió la respuesta esperada. Una sonrisa asomó en sus labios mientras se adelantaba hacia él con pasos livianos. Solo parte de la tensión había abandonado su cuerpo, pero por ahora tenía que ser suficiente.
—No importa, antes nos arreglábamos sin eso. Limpiamos las heridas y cuando aparezca ya lo usas —le dijo, adelantándose para atravesar la puerta primero por el ofrecimiento de Ethan.
Recibir un agradecimiento le hizo bien, pero esa sensación se esfumó rápido. El clásico “estoy bien” de Ethan no había tardado en aparecer en la conversación, aunque Airi decidió ignorarlo. Dirigió sus pasos a la cesta donde guardaban las telas limpias y el resto de utensilios reservados para los primeros auxilios y trajo también agua de la cocina en un barreño. Airi había pensado en usar el hechizo de limpieza para sacarle la sangre de las manos y los brazos, pero terminó hundiendo un retazo de tela en el agua, estrujándolo, y pidiéndole permiso con un gesto para acercarse. De esa manera tenían más tiempo para hablar.
—No tienes que fingir que estás bien delante de mí —le dijo finalmente, con su mirada fija en las heridas que limpiaba, atenazade por un reparo que no se suponía que debía sentir hablando con su amigo—. Puedes relajarte.
Su mirada se escapó durante un momento hacia los ojos del humano. Pedía confianza. Mostraba su propia vulnerabilidad.
»No voy a juzgar cómo te sientas. Sabes que no soy así.
—No importa, antes nos arreglábamos sin eso. Limpiamos las heridas y cuando aparezca ya lo usas —le dijo, adelantándose para atravesar la puerta primero por el ofrecimiento de Ethan.
Recibir un agradecimiento le hizo bien, pero esa sensación se esfumó rápido. El clásico “estoy bien” de Ethan no había tardado en aparecer en la conversación, aunque Airi decidió ignorarlo. Dirigió sus pasos a la cesta donde guardaban las telas limpias y el resto de utensilios reservados para los primeros auxilios y trajo también agua de la cocina en un barreño. Airi había pensado en usar el hechizo de limpieza para sacarle la sangre de las manos y los brazos, pero terminó hundiendo un retazo de tela en el agua, estrujándolo, y pidiéndole permiso con un gesto para acercarse. De esa manera tenían más tiempo para hablar.
—No tienes que fingir que estás bien delante de mí —le dijo finalmente, con su mirada fija en las heridas que limpiaba, atenazade por un reparo que no se suponía que debía sentir hablando con su amigo—. Puedes relajarte.
Su mirada se escapó durante un momento hacia los ojos del humano. Pedía confianza. Mostraba su propia vulnerabilidad.
»No voy a juzgar cómo te sientas. Sabes que no soy así.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una estrella muerta sigue dando luz
31/12/24, 02:32 pm
Ethan cerró la puerta tras sí al pasar al salón. Siguió la estela de Airi más despacio, con una cojera apenas visible que recién estaba empezando a doler. En frío todo bajaba de golpe y tras una máscara más emocional, frustrada y cabreada, quedaban las grietas visibles de heridas que nunca habían llegado a cerrarse bien. El joven se dejó caer sobre una de las sillas del comedor, permitiendo que parte del aire contenido saliera a la luz en forma de quejido molesto. Sin adrenalina solo quedaba dolor, y eso no le agradaba.
Aún así le quedaba suficiente energía para torcer el gesto al escuchar a Airi, negando con lentitud mientras apartaba la mirada como el mal mentiroso que era. Se entretuvo quitándose las vendas pegadas que tenía en torno a las manos, el intento burdo de protección que ahora con sangre seca, solo se le hacía costra y cuando por fin lo consiguió le ofreció una de sus muñecas malheridas a su compañere, con el gesto desinteresado de quien no parecía muy afectado por sus propias magulladuras.
-Mi hermano siempre me decía lo mismo. -Respondió con una risa queda, con apenas un suspiro de vida. - Ethan, estoy aquí para ti, no seas cabezota, cuéntame que ha pasado.
Le estaba haciendo burla con su voz, una que en otro tiempo habría sido cómicamente grave, pero que ahora solo se volvía más firme para marcar la diferencia. Sus nudillos descubiertos estaban pintados de rojos, de un granate manchado al estar pelados por los golpes. No iba a admitir que entre las piedras del muro, había una mancha igual de roja e igual de perfecta que su mano dibujada, fruto de un momento de rebeldía pura. Aquellas marcas solo eran una de entre muchas, piel levantada entre cortes y raspones, piel irritada entre moratones violáceos que más visibles eran cuanto más subía por su brazo. Ethan negó mientras se remangaba la camisa.
-Pero él nunca me contaba que cuando caía la noche y se creía que estaba solo, lloraba. -Se encogió de hombros. -O que tras discutir con padre no se iba fuera a fumar, si no a evitar que viera cómo se derrumbaba. A mi me habían dado plantón en una cita, pero ¿Cómo podía darle importancia a algo así cuando él estaba pasando por tanto?
Por un segundo guardó silencio, el suficiente para que su mente vagara por la habitación. Se dejaría curar como otras tantas veces, sin quejarse a pesar del escozor y forzando una sonrisa a pesar de que solo estaba conteniendo malas muecas.
-Se que no me vas a juzgar. -Le respondió finalmente, buscando su mirada para sonreírle de lado. Había cierta gratitud en su rostro, una tan apenada como sus ojos caídos. -Pero, todos estamos mal, no quiero que nadie tenga que cargar encima con mis problemas, no son para tanto.
Aún así le quedaba suficiente energía para torcer el gesto al escuchar a Airi, negando con lentitud mientras apartaba la mirada como el mal mentiroso que era. Se entretuvo quitándose las vendas pegadas que tenía en torno a las manos, el intento burdo de protección que ahora con sangre seca, solo se le hacía costra y cuando por fin lo consiguió le ofreció una de sus muñecas malheridas a su compañere, con el gesto desinteresado de quien no parecía muy afectado por sus propias magulladuras.
-Mi hermano siempre me decía lo mismo. -Respondió con una risa queda, con apenas un suspiro de vida. - Ethan, estoy aquí para ti, no seas cabezota, cuéntame que ha pasado.
Le estaba haciendo burla con su voz, una que en otro tiempo habría sido cómicamente grave, pero que ahora solo se volvía más firme para marcar la diferencia. Sus nudillos descubiertos estaban pintados de rojos, de un granate manchado al estar pelados por los golpes. No iba a admitir que entre las piedras del muro, había una mancha igual de roja e igual de perfecta que su mano dibujada, fruto de un momento de rebeldía pura. Aquellas marcas solo eran una de entre muchas, piel levantada entre cortes y raspones, piel irritada entre moratones violáceos que más visibles eran cuanto más subía por su brazo. Ethan negó mientras se remangaba la camisa.
-Pero él nunca me contaba que cuando caía la noche y se creía que estaba solo, lloraba. -Se encogió de hombros. -O que tras discutir con padre no se iba fuera a fumar, si no a evitar que viera cómo se derrumbaba. A mi me habían dado plantón en una cita, pero ¿Cómo podía darle importancia a algo así cuando él estaba pasando por tanto?
Por un segundo guardó silencio, el suficiente para que su mente vagara por la habitación. Se dejaría curar como otras tantas veces, sin quejarse a pesar del escozor y forzando una sonrisa a pesar de que solo estaba conteniendo malas muecas.
-Se que no me vas a juzgar. -Le respondió finalmente, buscando su mirada para sonreírle de lado. Había cierta gratitud en su rostro, una tan apenada como sus ojos caídos. -Pero, todos estamos mal, no quiero que nadie tenga que cargar encima con mis problemas, no son para tanto.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: sanaí
Habilidades: habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: lanza y arco.
Status : ヽ༼ຈل͜ຈ༽ノ
Re: Una estrella muerta sigue dando luz
09/01/25, 01:34 pm
Airi no le sostuvo la mirada a Ethan demasiado tiempo, dándole espacio, tiempo. Mientras continuó con su tarea, intentando que su nerviosismo no se reflejase en forma de torpeza en sus dedos.
Sus palabras le hicieron detenerse un instante, pero retomó el movimiento aclarando la tela en la tina de agua. «Su hermano…». Una vez Ethan le había dicho que no había nadie esperándole, que estaba solo, a pesar de que ese hermano del que hablaba parecía quererle mucho. También recordó la petición de escribir por él en el muro fúnebre, con un nudo en el estómago.
Le dejó continuar, hasta que comenzó a explicar que su hermano también tenía debilidades que ocultar. Se imaginó a un chico con el mismo pelo negro y liso que Ethan, probablemente un poco mayor en edad, con unos ojos oscuros tan amables como la de su hermano cuando miraba a Damian y Aniol. Se lo imaginó sonriendo, y luego llorando en la oscuridad, y levantó su vista hacia el modelo en el que había basado aquel chico imaginario.
—Yo no lo veo así —le dijo, comenzando con lentitud; su mente aún daba vueltas a qué quería expresar realmente—. Todos cargamos con nuestros problemas, pero eso no quiere decir que no podamos ayudar a los demás con los suyos. Cuando se comparten se hacen menos pesados.
No quería poner de ejemplo a su hermano, no cuando había un agujero tan grande de cosas que no sabía sobre él, pero Airi pensaba que aquello también se le podía haber aplicado si se hubiese abierto a Ethan. El chico no tenía por qué replicar aquella fortaleza cuando él mismo estaba obligándose a sufrir de la misma manera.
Airi debía muchas lecciones sobre confianza y apoyo a las madres de su aldea, que incluso habían mediado entre elle y su madre en muchas ocasiones para ayudarlas a entenderse la una a la otra. No había funcionado demasiado por la terquedad de Sahlia, pero sí había dado sus frutos con otros miembros de la tribu.
—No nos vamos a romper tan fácil por algo así —continuó tras una breve pausa—. Más bien creo que nos hacemos más fuertes, y nos entendemos mejor. A ti no te gustaba que tu hermano te dejase de lado con sus problemas y… esta situación es parecida para mí, para nosotros —añadió incluyendo a sus compañeros—. No es justo que quieras dar todo de ti sin recibir nada a cambio.
La voz de Airi se rompió un poco al decir aquello. Llevaba tiempo pensándolo al observar a Ethan, pero desde que las cosas se habían complicado era peor. Era, directamente, doloroso de ver.
Sus palabras le hicieron detenerse un instante, pero retomó el movimiento aclarando la tela en la tina de agua. «Su hermano…». Una vez Ethan le había dicho que no había nadie esperándole, que estaba solo, a pesar de que ese hermano del que hablaba parecía quererle mucho. También recordó la petición de escribir por él en el muro fúnebre, con un nudo en el estómago.
Le dejó continuar, hasta que comenzó a explicar que su hermano también tenía debilidades que ocultar. Se imaginó a un chico con el mismo pelo negro y liso que Ethan, probablemente un poco mayor en edad, con unos ojos oscuros tan amables como la de su hermano cuando miraba a Damian y Aniol. Se lo imaginó sonriendo, y luego llorando en la oscuridad, y levantó su vista hacia el modelo en el que había basado aquel chico imaginario.
—Yo no lo veo así —le dijo, comenzando con lentitud; su mente aún daba vueltas a qué quería expresar realmente—. Todos cargamos con nuestros problemas, pero eso no quiere decir que no podamos ayudar a los demás con los suyos. Cuando se comparten se hacen menos pesados.
No quería poner de ejemplo a su hermano, no cuando había un agujero tan grande de cosas que no sabía sobre él, pero Airi pensaba que aquello también se le podía haber aplicado si se hubiese abierto a Ethan. El chico no tenía por qué replicar aquella fortaleza cuando él mismo estaba obligándose a sufrir de la misma manera.
Airi debía muchas lecciones sobre confianza y apoyo a las madres de su aldea, que incluso habían mediado entre elle y su madre en muchas ocasiones para ayudarlas a entenderse la una a la otra. No había funcionado demasiado por la terquedad de Sahlia, pero sí había dado sus frutos con otros miembros de la tribu.
—No nos vamos a romper tan fácil por algo así —continuó tras una breve pausa—. Más bien creo que nos hacemos más fuertes, y nos entendemos mejor. A ti no te gustaba que tu hermano te dejase de lado con sus problemas y… esta situación es parecida para mí, para nosotros —añadió incluyendo a sus compañeros—. No es justo que quieras dar todo de ti sin recibir nada a cambio.
La voz de Airi se rompió un poco al decir aquello. Llevaba tiempo pensándolo al observar a Ethan, pero desde que las cosas se habían complicado era peor. Era, directamente, doloroso de ver.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una estrella muerta sigue dando luz
13/01/25, 05:18 pm
Ethan arrugó el ceño sin proferir ruido alguno, molesto por el repentino contacto de agua fría contra su piel abierta. Había algo nostálgico en el dolor, no tanto como un gusto masoquista, si no como un anhelo que le recordaba lo vivo que estaba y lo difícil que a veces se le hacía recordar aquello. Con el collar, con todas las emociones revueltas o con la adrenalina disparada las heridas siempre pasaban a un segundo plano, hasta desaparecer sin ser capaz de asimilar la gravedad de las mismas. No lo había hecho en sus días hospitalizado, acostado en cama y lleno de sedantes, como tampoco lo había hecho con el hombro sacado mientras corría para socorrer a sus dos niños moribundos.
Por ello, momentos como ese le hacían recobrar cierta conciencia, le volvían modesto y vulnerable. Pues recordaba lo que era ser un chaval indefenso y como, hasta el más mínimo rasguño quemaba como cualquier otro golpetazo. Se dejó hacer sin quejas, alternando la vista entre sus magulladuras y su compañere mientras ésta hablaba.
-Hm, supongo. -Respondió de primeras, apagado, distante. No porque no la creyera, al contrario, porque en parte se negaba a asumirlo. -Pero no todos los problemas tienen solución, algunos solo, no se, se quedan enganchados.
Se encogió de hombros mientras mientras habría y cerraba levemente los dedos, conteniendo un gruñido para comprobar cuánto le iba a doler haberse reventado los nudillos por un arranque fortuito de estupidez mal llevada. Siguió escuchandola, pero esta vez no levantó la vista de su mano, pues por mucho que quisiera negarlo, era un tema demasiado complicado como para saber llevarlo de otra forma y que, precisamente, de los dos fuera una joven a la que le sacaba edad quien guardase toda la sensatez de la conversación le molestaba un poco. No por soberbia, sino por sentirse débil, pequeño e inutil.
Fue la última frase quien le hizo volver a buscar su mirada, con la confusión perpleja de quien veía como le disparaban entre ceja y ceja. A veces, las verdades podían ser con diferencia más dolorosas que las mentiras.
-No me lo merezco. -Torció el gesto escupiendo las palabras con más asco del que le hubiera gustado. Retrocedió instintivamente en el sitio, apartando ambas manos para recolocarse sobre el asiento con cierta molestia. -No lo entiendes, no… -Gruñó para sí, tratando de que la vorágine sentimental de su pecho cobrará algún sentido que pudiera vocalizar. -Yo no, no debería de estar aquí y no es como, no lo digo por decir, no es…
>>Cuando tuve el accidente -Tragó saliva negando -Cuando tuvimos el accidente, fue, fue catastrófico, vi las fotos en las noticias, vi cómo quedó el coche. Dimos vueltas y vueltas antes de caer, y-y la mitad estaba prácticamente destrozada, aplastada contra el suelo. No es, no es justo, no lo fue, no tiene sentido. -Había cabreo, cada vez más acentuado en sus palabras, pero sobre todo había angustia, una que ni toda la mala hostia del mundo podía ocultar. -Yo tenía que haber muerto Airi, tenía que haber muerto como él, pero no lo hice, nadie entiende cómo, no lo hice y es.. no se, no se, yo no pedí nada de esto, sabes? Nunca soy yo, da igual lo que pase, nunca soy yo y es tan agotador..
Por ello, momentos como ese le hacían recobrar cierta conciencia, le volvían modesto y vulnerable. Pues recordaba lo que era ser un chaval indefenso y como, hasta el más mínimo rasguño quemaba como cualquier otro golpetazo. Se dejó hacer sin quejas, alternando la vista entre sus magulladuras y su compañere mientras ésta hablaba.
-Hm, supongo. -Respondió de primeras, apagado, distante. No porque no la creyera, al contrario, porque en parte se negaba a asumirlo. -Pero no todos los problemas tienen solución, algunos solo, no se, se quedan enganchados.
Se encogió de hombros mientras mientras habría y cerraba levemente los dedos, conteniendo un gruñido para comprobar cuánto le iba a doler haberse reventado los nudillos por un arranque fortuito de estupidez mal llevada. Siguió escuchandola, pero esta vez no levantó la vista de su mano, pues por mucho que quisiera negarlo, era un tema demasiado complicado como para saber llevarlo de otra forma y que, precisamente, de los dos fuera una joven a la que le sacaba edad quien guardase toda la sensatez de la conversación le molestaba un poco. No por soberbia, sino por sentirse débil, pequeño e inutil.
Fue la última frase quien le hizo volver a buscar su mirada, con la confusión perpleja de quien veía como le disparaban entre ceja y ceja. A veces, las verdades podían ser con diferencia más dolorosas que las mentiras.
-No me lo merezco. -Torció el gesto escupiendo las palabras con más asco del que le hubiera gustado. Retrocedió instintivamente en el sitio, apartando ambas manos para recolocarse sobre el asiento con cierta molestia. -No lo entiendes, no… -Gruñó para sí, tratando de que la vorágine sentimental de su pecho cobrará algún sentido que pudiera vocalizar. -Yo no, no debería de estar aquí y no es como, no lo digo por decir, no es…
>>Cuando tuve el accidente -Tragó saliva negando -Cuando tuvimos el accidente, fue, fue catastrófico, vi las fotos en las noticias, vi cómo quedó el coche. Dimos vueltas y vueltas antes de caer, y-y la mitad estaba prácticamente destrozada, aplastada contra el suelo. No es, no es justo, no lo fue, no tiene sentido. -Había cabreo, cada vez más acentuado en sus palabras, pero sobre todo había angustia, una que ni toda la mala hostia del mundo podía ocultar. -Yo tenía que haber muerto Airi, tenía que haber muerto como él, pero no lo hice, nadie entiende cómo, no lo hice y es.. no se, no se, yo no pedí nada de esto, sabes? Nunca soy yo, da igual lo que pase, nunca soy yo y es tan agotador..
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: sanaí
Habilidades: habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: lanza y arco.
Status : ヽ༼ຈل͜ຈ༽ノ
Re: Una estrella muerta sigue dando luz
Ayer a las 02:45 pm
Los nervios estaban haciendo más estragos en el interior de Airi de lo que quería mostrar. Controlaba sus facciones para mantener un exterior calmado que diese más peso a sus palabras, pero sentía que no sabía nada, que en realidad creía conocer a Ethan pero solo había raspado la superficie en los últimos meses.
Quería decirle que muchos problemas nunca tenían solución. Que eso no quería decir que no se hiciesen más livianos con el tiempo. Ambos lidiaban con sus propios problemas de salud con los que se habían acostumbrado a vivir, y que eran mucho menos malos cuando alguien velaba por ayudarles en sus momentos malos. Quería decirle muchas cosas, pero no sabía por dónde empezar, y su tren de pensamientos descarriló al escucharle decir que no se merecía recibir la bondad de otros.
Le sanaí se detuvo y levantó la cabeza, con una angustia que se filtró en la máscara de calma que había pretendido mantener. No quería oír aquello, no de la persona que siempre lo daba todo por otros, y desde luego no de la manera en que lo había dicho. Ethan trataba de explicarse, al principio con palabras incomprensibles para elle, pero que finalmente se convirtieron en algo más fácil de entender. Sobre un accidente, sobre un él que había muerto dejándole atrás. Era el accidente donde su pierna había quedado dañada, estaba segure.
Era un tema demasiado personal y complicado. De repente se sentía intruse en su propia conversación, con la responsabilidad de decir lo correcto, pero sin saber qué era. Aquel trauma le venía grande, no podía darle nombre, y no conocía a nadie que hubiese experimentado pensamientos como aquellos. Casi se arrepintió de haber querido hurgar, de no haber sabido ver la profundidad del asunto.
—Pero… pero ya no estás solo —balbuceó—. ¿Por qué todavía crees…? No… Lo siento mucho —se rompió finalmente. Tomó aire, y se forzó a hablar sin trabarse—. Siento que te hayan pasado cosas que no deberían ocurrirle a nadie y… me imagino lo difícil que tiene que ser para ti. Solo quería recordarte que no estás solo como… como me dijiste que lo estabas en tu mundo. Nos tienes a nosotros.
»Además, yo no creo que haya un destino fijado para nadie —agregó—, las cosas ocurren y… y ya está. Para mí ha sido una suerte que estés aquí y haber podido conocerte. —Agachó la cabeza, consciente de que unos meses de convivencia no podía suplir tan fácilmente a su verdadera tribu—. A lo mejor, con tiempo, todo se irá haciendo un poco más fácil. De verdad que ojalá sea así…
Quería decirle que muchos problemas nunca tenían solución. Que eso no quería decir que no se hiciesen más livianos con el tiempo. Ambos lidiaban con sus propios problemas de salud con los que se habían acostumbrado a vivir, y que eran mucho menos malos cuando alguien velaba por ayudarles en sus momentos malos. Quería decirle muchas cosas, pero no sabía por dónde empezar, y su tren de pensamientos descarriló al escucharle decir que no se merecía recibir la bondad de otros.
Le sanaí se detuvo y levantó la cabeza, con una angustia que se filtró en la máscara de calma que había pretendido mantener. No quería oír aquello, no de la persona que siempre lo daba todo por otros, y desde luego no de la manera en que lo había dicho. Ethan trataba de explicarse, al principio con palabras incomprensibles para elle, pero que finalmente se convirtieron en algo más fácil de entender. Sobre un accidente, sobre un él que había muerto dejándole atrás. Era el accidente donde su pierna había quedado dañada, estaba segure.
Era un tema demasiado personal y complicado. De repente se sentía intruse en su propia conversación, con la responsabilidad de decir lo correcto, pero sin saber qué era. Aquel trauma le venía grande, no podía darle nombre, y no conocía a nadie que hubiese experimentado pensamientos como aquellos. Casi se arrepintió de haber querido hurgar, de no haber sabido ver la profundidad del asunto.
—Pero… pero ya no estás solo —balbuceó—. ¿Por qué todavía crees…? No… Lo siento mucho —se rompió finalmente. Tomó aire, y se forzó a hablar sin trabarse—. Siento que te hayan pasado cosas que no deberían ocurrirle a nadie y… me imagino lo difícil que tiene que ser para ti. Solo quería recordarte que no estás solo como… como me dijiste que lo estabas en tu mundo. Nos tienes a nosotros.
»Además, yo no creo que haya un destino fijado para nadie —agregó—, las cosas ocurren y… y ya está. Para mí ha sido una suerte que estés aquí y haber podido conocerte. —Agachó la cabeza, consciente de que unos meses de convivencia no podía suplir tan fácilmente a su verdadera tribu—. A lo mejor, con tiempo, todo se irá haciendo un poco más fácil. De verdad que ojalá sea así…
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