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Torreón Sendar

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Rocavarancolia Rol
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Rocavarancolia Rol
Rocavarancolia Rol

Torreón Sendar - Página 57 Empty Torreón Sendar

19/09/12, 10:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Ya antes de la Batalla de Rocavarancolia éste era uno de los mayores torreones de la ciudad. Quedó destruido por un explosivo que le arrancó sus cuatro plantas superiores, dejando tan sólo dos, aunque más tarde se reformó convirtiéndose en un torreón de cuatro plantas. Su base es circular y está protegido por un foso frente a la puerta, mientras que en la parte trasera hay un risco de varios metros de profundidad.

Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.

La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.

Recetario integral de Persilia Sukaldaria:

Grimorio para principiantes de Platero:

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Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma

Torreón Sendar - Página 57 Empty Re: Torreón Sendar

03/09/24, 11:52 pm
Hasta entonces el progreso había sido el de una planta marchita: lento, un poco más muertos que el día de ayer, con esos altibajos que da una hoja que no termina de secarse a pesar de que ya está amarillenta. Y sin embargo, de alguna forma, con la poca luz y agua que recibía ese patético matojo estaba dando frutos. Su tronco se había endurecido, sus hojas se alzaban a la luz rancia y sus raíces se hundían con fuerza a pesar del terreno yermo. Los libros, los hechizos y runas, las pequeñas victorias, los entrenamientos, la mejoría… Letargo era una manada de lobos, pero por fin estaban aprendiendo a cazarlos de vuelta. Y eso era esperanzador.

Pero por supuesto no se puede arrinconar a un bestia y esperar no ser mordido. La parálisis de Airi le hizo temer como ya había temido viejas veces, con el tétrico recuerdo de la pelirroja envenenada en su propia casa, y es que no quería perder también a le sanaí. Aquellos que quedaban dolerían bastante más que los que ya se habían ido, y en un acto reflejo pareció paralizarse como elle, incapaz hasta de respirar. Por suerte y magia todo quedó en un horrible susto, pero a su manera fue un buen recordatorio de que no podían dar marcha atrás.

Las trampas, a pesar de, ya no resultaban tan espeluznantes, y los amuletos, runas y hechizos (al menos aquellos que podía controlar) le hacían sentir preparado. Seguía sin ser bueno con ningún tipo de arma blanca y no lo sería nunca, pero había algo placentero en aprender algo nuevo, en lo primigenio de una pelea sucia, incluso si era contra sus mejores amigos. Confiaba en la tosca facilidad con la que se clava una daga cuando no queda otra, en la certeza de una flecha, en el corte mágico de unas palabras y en sus brazos firmes, cada vez más capaces de dirigir todas y cada una de esas cosas. Atrás quedó la hambruna de cuando llegaron, y si bien no eran los banquetes de Bermellón, toda comida que no llegase a las fauces de los lobos era gloria para el pueblo.

El tiempo pasó sin esperar a nadie, pero a diferencia de los primeros meses donde sus pasos eran de algodón e incertidumbre, ahora Nohlem pisaba con la seguridad de un hombre que ha aceptado su destino. Moriría mañana o viviría hasta los setenta y tres putos años, lo echarían al foso tan destrozado como Aria o aguantaría hasta poder enterrar a sus padres. Por supuesto que le daba pavor la muerte, si se esforzaba tanto era para burlar a la misma, pero cuando ésta se convierte en tu vecina no te queda otra que asumir que cualquier día dejarás la puerta abierta y se colará dentro. Para eso también preferible morir pronto haciendo daño que quedar solo y traumatizado.

Con sus más y menos, su humor mejoró y evolucionó de una manera que espantaría a su madre, con optimismo, modales y palabrotas impropias de alguien de su clase. Disfrutaba de vivir de formas menos elegantes, de celebrar cada bélica victoria, de intercambiar insultos con Connor, de rebajar su edad mental para jugar con los niños, de interesarse por las tribus de Airi y hablar de religiones que podrían ser ficticias para el otro, de compartir intimidad con Ethan, e incluso de aceptar a Räg como un familiar más en tan extraño y zarrapastroso grupo. Letargo era el grupo protagonista, bendecidos por los Santos con sus plantas, pero a él ya poco le molestaba estar del lado de los augurios.

A pesar de la notable ausencia de Letargo en calles y puntos de cestas, e igual que cuando Airi quedó paralizade, no todo salía a pedir de boca. En esa última lluvia de flechas esperó demasiado a lanzar todas las posibles, resultando herido por dos. Una “solo” le rasgó la oreja, y el horror de saberla a escasos centímetros de su cara le hizo correr para refugiarse, momento en el que recibió la segunda en el hombro izquierdo. Demasiado cerca del cráneo, demasiado cerca del corazón. A pesar de la mala impresión que da ser un erizo de una púa, no fue el más grave del incidente. Tras ver las vísceras trituradas de un animal, el pecho abierto de Connor o a sí mismo empapado de sangre, Nohlem poco a poco se iba habituando a su brillante rojo, pero incluso si Räg distaba de parecerse físicamente a un varmano su imagen sujetándose el estómago sería un parásito que se retorcería en sus recuerdos durante un largo, largo tiempo. Su propia herida dejó de doler, no tanto del shock de su cuerpo como del shock de la escena. La rapidez de todos y el talismán de curación hizo lo imposible salvándolo, y con eso el granta se alegraba incluso si su dolor tenía que persistir un día más.

Claro que su herida podría haber sido menos grave de no haberse arrancado la flecha de cuajo. Aún con todo había tenido la nobleza de inflingirse daño a sí mismo y no a Rick.

Hacía ya que no hablaba con él, pero acababa de cruzar una línea. ¿Qué clase de monstruo culpa a la víctima de defenderse? Podía tener miedo, era lógico tenerlo. El miedo era su motor después de todo, por mucho que lo que sonase fuese la ira. Había gente que se paralizaba, víctima de la punzante incapacidad de solo poder esconderse y rezar, de no querer involucrarse por supervivencia, lo respetaba y lo comprendía de su propia experiencia ese mismo año, pero… en esas miradas no había solo miedo. Había asco, reproche, superioridad. “Tú te lo buscaste”, “Esto es culpa vuestra”, es lo que parecía decir. Como si hubieran forzado a Räg a salir, como si no se hubiera sentido ya bastante asfixiado por el temor de enterrar a otro. Si Nohlem hubiera muerto ese día…, ¿habría mirado Rick así a su cuerpo? ¿Habría culpado igual a sus amigos? Empezaba a creer que el chico sentía más odio por ellos que por los de Letargo.
Está bien. No iba a conseguir hacerle sentir mal por luchar por su vida y la de los demás. Letargo no había tenido piedad con ellos, y desde luego no era un plato del que fueran merecedores.

Madura.
Entre sangre hirviente y dolor fue lo único que había podido salir de su boca, y eso que en los últimos meses había perdido el filtro. Arrancarse la flecha delante de su cara fue el peor-mejor error de su vida. Y mientras sus puños aún temblaban por la intoxicante rabia a pesar de que hacía horas de aquello, mientras se recolocaba los anillos en la mano dominante como si fueran un complejísimo puzzle bajo el cielo nocturno de la azotea, Nohlem lamentaba no haberle partido la boca en el instante. Los quejidos de su hombro palpitante se lo recordaban. Si Rick quería que fuera un monstruo lo terminaría consiguiendo.

No durmió esa noche.

A pesar del nulo descanso el varmano estaba sorprendentemente avispado ese día. Frustrado o no, tampoco es que hubiera conseguido pegar ojo pensando en el mañana. Con el pelo ya largo, la casi-perenne barba de días, las ojeras de la noche, la rotura de su oreja y la venda que cubría una herida no sangrante pero cerrada a medias por la justa batería del talismán, Nohlem parecía un blanco perfecto. Como tenía que ser. Mejor él que otros.

Llenó el carcaj de flechas y se lo echó sobre el hombro, donde no interferiría del todo con las vistas. Su camisa colgaba, discreta, lo justo para dejar ver los vendajes como si el peso de la tela también doliera, dándole un aspecto más afligido en su “favor”. Era un cebo andante, pero jugaría con la sorpresa de estar más sano de lo que parecía. El dolor era más muscular que lacerante, y más allá de los tirones al rotarlo todavía podía moverse para apuntar y disparar sin otra impertinencia aparente que una mueca. Estaba listo. Le dedicó una sonrisa no del todo amplia al londinense, cuadrando la espalda con orgullo y seguridad una última vez para que confiara antes de salir y entrar de lleno en el papel. Irónicamente, en ese momento lo que más difícil se le antojaba de la misión era soportar la compañía.

Por favor —repitió tras Ethan, mirando a Damian—. Solo soy un pobre manco. Y tú —le dijo a Aniol—. Cuida del pobre cojo.
Se volteó a Airi y Räg, con menos confianza y bromas.
>>Y, um. Se aprecia, de veras, pero… Si queréis quedaros aún estáis a tiempo.

Realmente eran necesarios, pero algo aún le dolía profundamente tras lo de ayer.
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Torreón Sendar - Página 57 Empty Re: Torreón Sendar

05/09/24, 04:35 pm
Aniol observaba la escena con atención, sus ojos color miel saltaban de un rostro a otro mientras una sonrisilla esperanzadora adornaba sus mejillas regordetas. Los meses habían pasado y sería mentir si dijera que no tenía miedo ahora, a nada de cumplir el plan. Pero también sería faltar a la verdad afirmar que la rabia y el instinto de supervivencia no pueden asentarse en un crío de once años tras semanas de penurias.

Un cojito muy guapito —le respondió al varmano. Y era cierto, el cabello del medio japonés quedaba ahora lo suficientemente largo como para poder recogerlo en un moño improvisado, además de vérsele mucho más animado y menos ojeroso que de costumbre. Para el polaco no pasaban inadvertidos los cambios del tiempo, empezando por la pequeña melenita pelirroja del granta, y terminando por los suyos propios. Su larga cabellera destartalada se veía ahora obligada a ser trenzada en cada salida para que no le molestara (especialmente cuando levitaba) y su cuerpo se había endurecido un poco debido a los entrenamientos, aunque no tanto para perder su forma ovalada. Lo notaba en especial en la flexibilidad con la que contaba en las articulaciones, ya fuera para manipular el bastón que el mjörní le enseñaba a esgrimir como para tratar de zafarse de Connor o Ethan cuando fingían que alguien trataba de apuñalarle en el patio—. Pero chi, ya veréis, no voy a fallar ni una —en última instancia asintió en dirección a Nohlem, reprimiendo el impulso de lanzarse a abrazarle por la proximidad de la separación, y cayendo en el tono orgulloso que a veces tomaba al ser consciente de que era parte importante en cualquier ardid.

Puede que por eso mismo, tras el comentario del elfito, su mirada se arrastrara hacia el grupo "señuelo" con cierta pereza. El niño se encontraba sorprendido por la presencia de Rick entre ellos, de normal no solía esperar que se sumara a un acto tan directo contra Letargo, pero podía entender por qué se quedaba muchas veces a resguardo en el torreón mientras el resto de sus amigos se jugaban la vida. Al fin y al cabo, no todos contaban con sus increíbles y maravillosas dotes mágicas, así que puede que Rick no hiciera nunca nada por la simpleza de que... bueno... no podía hacer nada. Él, en cambio, se encontraba mucho más preocupado por el estado de Räg y Airi, a quienes sí les tenía cierto aprecio. La parálisis que había sufrido le sanaí fue uno de los mayores impulsadores de su enfado, el motor que le hacía falta para que se diera cuenta de que su control con los hechizos era indispensable. Todo esto antes de que la lluvia de flechas hiriera a aquellos a los que más quería, por supuesto. Tenía un moretón en el gemelo producida por una flecha no impactada del todo que le había hecho llorar el día anterior, sí, pero... ¿Y la satisfacción que sintió por echar al suelo a la muchacha del pelo verde? ¿La misma que casi los mató de una explosión?.

Para nuestro churumbel era difícil no creerse el centro de su propio reinado en aquellos momentos. Podía flotar, podía conjurar escudos, y lo más importante, podía hacer daño. No disfrutaba con ello, nunca se había contentado con las acciones de algunos de sus amigos del cole cuando se desquitaban con las extremidades de alguna hormiga desafortunada. Pero aunque no quisiera cargar contra cualquier insecto, si éste acertara con un dardo venenoso a alguien de su tribu, por supuesto que trataría de descargarle todo un flis flis mágico antimosquitos en la cara. O un hechizo de impacto con toda la fuerza que pudiera, ya puestos.

De modo que la Navidad quedaba ya atrás, y en lugar de regalos habían recibido libros y poderosos tomos de magia con el que dominar los encuentros. ¿Para qué había sido bendecido con una habilidad tan extraordinaria para aprender conjuros si no era para usarlo? Aniol entendió que este detalle se aplicaba a todos, y gracias a eso pudo ser capaz de volver a mirar al motero a los ojos sin recordar sus antebrazos repletos de sangre.

Todo estaba preparado. Se había cansado de leer su libro rosita de aventuritas y por primera vez serían ellos los que tomarían partido de un juego que nunca habían querido jugar.

Recuerda... eres la princesa Elsa... —se dijo así mismo en un susurro, los ojos del polaco todavía observaban a Räg y Airi de manera taciturna, antes de desviarse hacia la orejita maltratada de Nohlem y sentir una pira encendida en la base del estómago. Se prometió que haría todo lo posible porque "Karin" y los suyos se arrepintieran de haberse metido con la banda equivocada del patio. Este era su recreo—. Y luego si queréis a la vuelta jugamos a algo... ¿nuuu?.
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Torreón Sendar - Página 57 Empty Re: Torreón Sendar

05/09/24, 10:56 pm
El refugio en los libros y disponer de nuevos recursos era de lo poco que le mantenía cuerdo a aquellas alturas. Eso y las conversaciones con sus compañeros, aunque a veces el ambiente tenso que volvía a haber dificultaba esto último. Al menos, siempre podía contar con charlar con Airi de cualquier cosa mientras se esforzaban por traducir lo que en un principio era un galimatías incomprensible.

De hecho, el mjörní se dio cuenta de que lo que inicialmente le había parecido una tarea tediosa, acabaría por resultarle entretenido y cada vez más fácil. Siempre se le habían dado mejor las letras que los números, pero era la primera vez que tenía que tratar de comprender un idioma desconocido y no se había imaginado que aquello tampoco se le daba tan mal.

Otra cosa que parecía haber mejorado, y así lo confirmaban todos los que tenían capacidad para emplear hechizos, era la habilidad con estos y la resistencia al gasto de energía mágica. Era esperable hasta cierto punto que ambos apartados mejorasen con la práctica, especialmente siendo que cada vez ponían más empeño en aprender a usarlos, pero la mejora se le antojaba muy notable de repente. Era muy clara, sobre todo, en Aniol, quien descubrieron que era el único que podía ejecutar aquel hechizo defensivo potente que el grimorio describía como “campo de fuerza” y que parecía ser similar a lo que estaba inscrito en la runa que habían encontrado en los subterráneos.

Le preocupaba que el polaco se excediese preparando hechizos, pero sin duda tenía tanto aptitud como actitud, y tan solo se dedicaría a recordarle que no se sobrepasase si notaba que el agotamiento mágico del niño era muy visible. Estaba claro que para Aniol era algo que quería hacer y hacía con gusto, pero Rägjynn se seguía preocupando por los niños. No solo por el polaco, también por Damian. Siempre que ellos quisiesen trataría de pasar tiempo con ellos buscando otros temas de conversación que no fuesen lidiar con la amenaza que ocupaba casi todo su tiempo.

Rägjynn ayudaría en lo que consideraba que no iba a terminar del todo con su salud mental, y por supuesto tal y como había dicho siempre estaba preparado para defender a los suyos cuando pudiese, por poco que fuese lo que pudiera aportar. Es por ello que desactivar las trampas rúnicas, ahora que conocían aquel lenguaje, fue una de sus prioridades en cuanto estuvo seguro de que podrían hacerlo sin riesgo. Rick le ayudó en aquella tarea, y también intentaba mantener conversaciones con el humano de cosas que ayudasen a que, quizás durante unos escasos minutos, pudiesen dejar las dudas y los conflictos a un segundo plano.

Pero para lo que sin duda no estaba preparado fue para los sucesos que amenazaron sus vidas de nuevo tras un periodo de relativa calma. La primera víctima fue Airi, y casi se le detiene el corazón a pesar de no haber sufrido el veneno que amenazaba la vida de le chique al ver su estado y lo poco que podían hacer por ayudarle. El tiempo que tardó le sanaí en recuperarse fue agónico, e incluso cruel. Pues, según el grimorio disponían de alguna clase de remedio contra los venenos, y no obstante era el único hechizo que eran incapaces de realizar sin ninguna razón lógica aparente, ni siquiera Aniol.

Y el día anterior a aquella mañana en la que se disponían a ejecutar un plan que le generaba demasiadas dudas, temió por su propia vida. La respuesta a un ataque directo no se hizo esperar, y el aluvión de flechas le cogió prácticamente desprevenido. Su runa con campo de fuerza no duró demasiado, y un proyectil atravesó limpiamente su barriga, en un costado. Solo gracias a que contaban con el amuleto curativo pudo vivir para ver otro día, a costar de que muchos otros heridos no pudiesen recuperarse del todo. El mjörní se sentía frustrado de que las cosas tuviesen que suceder así, pero solo podía ayudar atendiendo a los heridos con agua caliente y trapos.  

Ese día esperaba que de verdad estuviesen preparados. Las runas y el concepto de anclar hechizos habían resultado ser muy útiles para toda clase de cosas (incluso podían mantener frescos los alimentos durante más tiempo anclando un hechizo térmico en un mueble), pero tras lo ocurrido el día anterior tenía menos claro que antes que fuesen a tener éxito.

A pesar de eso, él había tomado su resolución al respecto, por lo que negó con la cabeza ante el comentario de Nohlem dirigido a Airi y él.
No queremos. Queremos evitar que nos hagan daño si podemos hacerlo… ¿verdad?
Sabía que podía hablar también por le sanaí, pues habían debatido al respecto cuando supieron del plan de sus compañeros y ambos habían llegado a la misma conclusión.

Una parte de él también se alegraba de que, a pesar de que no habían tenido una conversación directa al respecto, de algún modo el varmano parecía que había decidido volver a dirigirle la palabra.
Seth

Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental

Torreón Sendar - Página 57 Empty Re: Torreón Sendar

07/09/24, 01:11 pm
Los meses transcurrieron con una lentitud agónica. Pues eso es lo que sentía Connor: una espera interminable sin saber qué podría estar tramando el otro grupo. Habían conseguido libros y hechizos nuevos tras la visita a la biblioteca, aunque Connor optó por un simple diccionario para que les ayudara en la traducción... Él no tenía ni el menor atisbo de ganas de leer un puto libro por el simple gusto de hacerlo como fue el caso de Nohlem, no por un arrebato de responsabilidad de coger algo más útil si no porque... No le gustaba una mierda leer y punto. A pesar de ello, los días siguientes demostraron que fue una buena idea visitar aquel edificio. Nuevos hechizos significaban nuevas armas contra esos cabrones. Nuevas formas de defenderse. Nuevas formas de matar, mucho más fáciles si se presentaba la ocasión.

Porque al final se reducía todo a eso, ¿no? Matar o morir.

Descubrió que no era tan mal alumno después de todo. Solo malo, pero no "tan" malo. Gracias a los consejos y recordatorios de Ethan para estudiar y a la habilidad natural de Aniol, pronto empezó a progresar con la magia. No demasiado rápido, pero sí constante. También descubrió que le gustaba aprender de ello. No de una forma tan teórica como podía ser el caso de Räg y Airi, pero se sentía reconfortante saber que con varias horas de estudio y esfuerzo podía tener en sus manos (literalmente) un arma mucho más peligrosa que cualquier puñetera pistola. Joder, sí que le gustaba. Lo fácil que habría sido matar a Roderick... Un simple gesto de mano y a tomar por culo su cuello junto con la nuez de Adán. A pesar de sus progresos mágicos no dejó de fortalecer su cuerpo o ser él mismo el profesor con Aniol y Damian junto a Ethan, o entrenar también con Nohlem. Al fin y al cabo Connor siempre había sido una persona muy física. Y estaba seguro que en un momento de peligro contra un monstruo le saldría antes pegarle un cabezazo que hacer un hechizo de corte... Las viejas costumbres nunca morían después de todo, o eso se decía siempre en el club cuando había que justificar cualquier acción mínimamente cuestionable.

Pero lo más satisfactorio de todo no fue progresar con los putos estudios. Fue empezar a dejar de poner la otra mejilla y devolverle las putas hostias a Letargo. Trampas desactivadas y cestas saboteadas... Connor estaba mucho más seguro de sí mismo y como grupo tras varias victorias seguidas. Las victorias le hacían sentir un poco invencible, puede que la magia también tuviera que ver con ello, pero el motero no se dejaba engañar tan fácilmente. Habían empezado a ser peligrosos para aquellos cabrones en el momento en que se vieron acorralados, en algún momento ellos se sentirían así y devolverían el golpe. Pero así era aquella extraña y jodida guerra, ¿no? Porque estaban en una, por mucho que Rick se negara a verlo. Y eso era un tema que empezaba no a mosquearle, más bien a tocarle los puñeteros cojones. Su relación con los demás siguió siendo la de siempre o incluso mejor. Sin ir más lejos su amistad con Ethan había cambiado en cierto punto. Seguían siendo muy buenos amigos y le veía como uno de sus mayores apoyos allí. Pero a veces cuando estaban solos no podía frenar esas ansias del pasado y terminaba besándose con él para apagar esa llama. Estar en constante peligro y con la muerte poniéndote el filo de la guadaña en el cuello tenía sus ventajas... Connor prefirió no perder el tiempo con comeduras de cabeza sobre aquel cambio en la amistad y decidió simplemente... disfrutar. Porque joder, puede que dentro de unos días estuvieran muertos igualmente.

Por otro lado, su relación con Rick fue todo lo contrario. El neoyorquino evitaba a cualquiera que fuera muy activo contra Letargo, y a Connor no le resultó ningún problema hacer lo mismo con él. Porque si antes tenía alguna mínima duda ahora quedaba bastante claro: Rick era un puñetero cobarde. Pero no uno que se limitara a esconderse bajo la cama y dejar que los demás corrieran peligro (como hacía Abel)... No. A veces parecía estar más en contra de ellos y enfadado que de aquel otro grupo que solo vivía para joderles la puñetera vida. Así que Connor pensaba que Rick era ese tipo de cobardes que en momentos de necesidad era capaz hasta de unirse al otro bando para salvar el pellejo. Era la única explicación que tenía para su actitud. No lo entendía de otra forma. Serena había muerto ahogada por la inflamación de su puta garganta, debido a un veneno. Aria había muerto convertida en unos trozos de mierda de carne. Todos habían sufrido hambre cuando Sutileza empezó a sabotearles la comida. Todos habían sufrido dolor cuando fueron engañados por Karin y cayeron a un abismo subterráneo, donde tuvieron que luchar por sus vidas contra un jodido oso mutante. Y ahora seguían sufriendo. El veneno paralizante que casi pareció llevarse a Airi... Las flechas como respuesta que mandó Letargo y que hirió a varios: entre ellos Räg el más perjudicado y a punto de morir también de no ser por el colgante...

Y aún así, Rick seguía teniendo los cojones de echarles miradas acusadoras cuando ocurrió aquello... Como si fuera culpa de ellos querer devolver el daño sufrido, joder. Connor no mentiría si dijera que tuvo que morderse la puta lengua para no acercarse a él y hundirle el puño en toda la mandíbula. Y sobre todo no era el momento, no con una flecha atravesando el estómago de Räg. Pero la tentación había sido tan grande que Connor lo vio muy claro: Rick había pasado el puñetero límite y él mismo estaba en el puñetero y jodido límite. Puede que la próxima vez fuera incapaz de contener su ira, porque le había golpeado a gente por mucho menos. Había hecho muchas cosas jodidas en el pasado, cosas por las que entendería miradas recriminatorias de sus amigos, pero luchar por su vida contra Letargo no era una de ellas. Y no iba a dejar que lo siguiera juzgando más. O peor aún. A Aniol y Damian.

Ya en la actualidad, Connor se encontraba en el salón sentado a horcajadas en una de las sillas. Dentro del torreón siempre llevaba puesto el chaleco, excepto cuando tenían que salir fuera. Había aprendido por las malas que era mejor dejar las cosas preciadas a buen recaudo. No era peor Wyvern por eso. Ya se había comido una de las manzanas y se encontraba jugueteando con su maza de acero. Mirándola desde varios ángulos con expresión distraída mientras esperaba a los demás. Llevaba varios días que no hacía ese rito con Nohlem de afeitarse entre ellos mientras hablaban de cualquier cosa. Así que a su pelo algo más largo y despeinado (cresta incluida), ahora se le sumaba el principio de una barba negra de tres días. Aún no demasiado oscura, pero lo terminaría siendo si seguía sin afeitarse. Aunque para oscura ya estaban sus ojeras. Porque el tema del insomnio se había vuelto tan natural en su vida que ya casi ni se lamentaba por ello. Casi.

-Eso ni se pregunta, joder...- Le respondió a Aniol con una leve sonrisa y esforzándose por sonar divertido y despreocupado. Lo mejor era tranquilizar un poco a los niños, al menos todo lo que pudieran.- Cuando volvamos hasta haré de caballo para ti, Anastasia. Pero sin tirar de la cresta, eh.- Se dio un golpe con el puño en el pecho con gesto solemne, antes de girarse hacia Damian.- Y tú tienes hasta que volvamos para buscarte tu puto caballo. Pero pienso tirarte de él a bocados si hace falta, cabroncete.- Fingió cara de malo mientras intentaba pegarle un pellizco suave con una mano, como si ésta fuera una boca mordisqueante. Luego, algo más serio y determinado se empezó a levantar de la silla. Movimientos cansados, pero su ceño fruncido mostraba que estaba más despierto de lo poco que podía aparentar.- ¿Nos vamos ya? Cuanto antes lo hagamos, antes mandamos a la mierda estos putos nervios...- Miró al resto de sus compañeros más mayores: A Rick que iba con ellos contra todo pronóstico, a pesar de no esperar mucho de su parte, Airi y Räg que casi no lo habían contado en dos ocasiones distintas pero estaban allí dispuestos a ayudar como hiciera falta, Nohlem y sus vendas fingiendo una debilidad que sabía que no le impedirían volver a colar una flecha por una abertura pequeña si hacía falta. Y por último a Ethan, con quien tendrían a cargo a Aniol para una tarea muy peligrosa. Estaban listos.

Letargo no sabía lo que le iba a caer encima.
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad

Torreón Sendar - Página 57 Empty Re: Torreón Sendar

07/09/24, 04:58 pm
Al menos, de entre todo el por culo que le había dado el tío fantasma ese, por fin tomó aire fuera y se pudo ir a su lugar seguro con los demás y un buen libro entretenido bajo su brazo. Necesitaba distracción y en cuanto llegase, echaría más de un ojo a todas aquellas páginas en movimiento, con colores variados y caóticos sonidos.

Y ese fue el punto de partida de unos meses variados y llenos de cosas tanto buenas como malas. Damian hacía uso de su ignorancia, una forma básica y, quizás, temporal de evadir lo que estuvo viviendo para no dar demasiadas vueltas a su cabeza a lo que le rodeaba, omitiendo lo bueno que podía aprovechar de todo aquello.

Desde ahí empezó a querer ser mejor, dejándose muchas veces la piel en entrenamientos variopintos con un solo objetivo en mente: Letargo. Se las tenía jurada, proyectando su cabezonería natural en ellos mientras las gotas de sudor le goteaban de la cara en sus entrenamientos, durante el momento en el que se concentraba para tensar el arco y apuntar cada vez mejor con la flecha. Porque los veía delante suya y podía imaginarlos cagados de él, no quería sentirse inseguro por una panda de tontolabas y se encargaría de devolverles todo lo que estaban haciéndole. ¿Qué mas da si no tenía magia? Tenía armas, su propio cuerpo, su agilidad natural, claro que podría hacer algo sin ningún problema.

Veía a sus compañeros hacer el trabajo de las runas, a practicar hechizos de corte, a hacer incluso cosas flotar pero el italiano no quería rendirse, practicando magia en secreto por vergüenza a que lo viesen fallar más veces. Cagada tras cagada no hacía más que lamentarse, enrabietado por dentro por no ser como Connor o Aniol o Rag o… como la mayoría. Rick y Ethan al menos les servían como forma de no verse como el único pringado sin magia.

Sin embargo, el ataque hacia Airi con aquel veneno dejó mella en el chiquillo. Era una cosa mala tras otra y ver a una persona querida para él sufriendo, por poco, el mismo destino que le tocó a Serena fue un susto que lo atosigó un largo tiempo. El chico, en un periodo corto de tiempo, se estaba dando cuenta de la fragilidad que tenía una vida y asumirlo fue difícil. Lloró cuando Airi se puso bien gracias a que intervinieron sus amigos a tiempo y esa sensación, ese miedo tan intenso por no querer más amigos partiendo le hizo pensar muchas noches. Sobre todo, una pequeña parte de él pensó:

¿Y si le pasaba a él?

¿Y si...?

De nuevo quiso olvidar eso, así como con la pelirroja o entre los brazos de Ethan ante esa hoguera.

Por eso no pudo entender aquellas miradas de Rick, como estaban cargadas de rechazo hacia lo que ellos tenían pensado hacer. Es más, pensó que sería por el tema de la magia pero ver su ausencia, mientras él o Ethan se dejaban la piel en intentar defenderse… ¿Por qué esa mirada como si estuviesen haciendo algo mal si ni siquiera salía a ayudarlos en ocasiones que hacía falta? Un amargo pensamiento se le cruzó, viéndolo como un cobarde que no los tenía puestos para enfrentarlos. El italiano tenía miedo pero quería que se acabase ya, de la forma que hiciese falta aunque quisiese estar tranquilo leyendo su libro.

Un desagradable recordatorio fue durante aquella lluvia de flechas en la que se vio envuelto. Claro que se vio confiado a enfrentarlo y la falta ciega de miedo le hizo apretar los dientes pero el desastre comenzaría con Rag y Nohlem, así como Ethan y Aniol. Mientras estuvo procesando la situación, una de las flechas le peinó la mejilla derecha y ni siquiera llegó a ser un corte. Una pequeñísima herida le hizo temblar el corazón al ver donde otras flechas se clavaron en el mjörní y en el varmano. Pudieron recuperarse de eso pero no podía parar de tocarse la mejilla, un cruel recordatorio de que tuvo suerte, muchísima suerte.

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En aquella tarde Damian salió de su habitación bien equipado. El arco le cruzaba el torso así como llevaba algunas flechas encima. En su cintura tenía atada la funda de su puñal, de eso si que no se quería separar y aunque confiaba en el arco, tampoco tenía del todo entrenada la puntería y se veía más dependiente de su físico. Con ello sí que había ganado algo de fuerza gracias a entrenar con Connor, Rag y los demás así como hacer cosas por su cuenta. Su cuerpo estaba algo más repuesto y un poco más entrado en fuerza y su pelo había crecido bastante, dejándolo a veces echado hacia atrás para que no le cegase el largo flequillo. La pubertad ya le estaba haciendo crecer pequeñísimos vellos sueltos en el bigote, finos y rubios. Damian no lograba verlos y menos logró darse cuenta de ello. Iba vestido con su camiseta de tirantes, como un talismán de buena suerte, y unos pantalones del torreón de su talla así como sus botas.

¡Por supuesto! —en un gesto militar, Damian tuvo los coloretes subidos al ver que Ethan le dio ese voto de confianza, sonriendo cuando le revolvió el pelo—. El manco estará sano y salvo para cuando acabemos. El cojo lo vigila Aniol así que no me preocuparía, tiene la cuchilla voladora ultradestructora —empezó a decir más en general, aporreándose el pecho un par de veces pues se veía fuerte, muy fuerte aquel día—. ¡Venga! ¡Cuando encuentre un caballo hacemos un duelo! ¡A ti te meto una patada en los morros cabrón! —le vaciló a Connor en cuanto Aniol dio la idea de jugar a algo a la vuelta.

Joder, quería salir ya y volver para estar tranquilo y a su bola.
Tak
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.

Personajes :
Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
Kin: demonio raigaurum irrense.
Ayne: anima sinhadre.
Eara: sinhadre sin esencia.
Nime: demonio mineral libense.
Iemai: cercana, fallecida.
Airi: sanaí.


Unidades mágicas : 8/8

Síntomas : Tendencia a alargar sus baños.


Armas :
Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
Kin: alfanje y guan dao.
Ayne: sable.
Eara: ballesta de repetición.
Nime: dagas.
Airi: vara y arco.


Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧

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08/09/24, 01:03 pm
La sensación de mal presagio no abandonó a Airi en todo el día. A medida que planificaban qué hacer le sanaí sentía un cosquilleo más intenso en las tripas de puros nervios. Su mente vagaba hacia las imágenes del día anterior, las flechas clavadas en la carne de sus amigos. También a la tarde que se había pasado sufriendo el veneno que le había infligido la misma criatura que pretendían cazar hoy. En su mente solo había lugar para el miedo y la negatividad, pero la decisión estaba tomada. Era eso o vivir constantemente aterrados.

Una vez listos en la entrada del torreón se sintió como si fuesen una partida de caza a punto de irse del poblado. No fue solo por la tensión, las armas y los planes. Había incluso cierto ambiente festivo en el que Airi no se veía capaz de participar. Sabía que era una manera de motivarse, de mantener alejado el miedo y, sobre todo, por los niños. Pero era bastante diferente del ambiente festivo que provenía de las expectativas de conseguir comida fresca. En las cacerías rara vez salía algo mal.

Airi notó cómo se posaba la mirada de Ethan en elle un instante, y le devolvió un leve asentimiento que pretendía mostrar firmeza por su parte. Después, Nohlem intentó darles una última oportunidad de quedarse atrás. Le sanaí enmudeció, confuse. No creía que aquello fuese sobre incompetencia, y el plan les requería. Aunque la parte más asustada de sí misme quería aceptar aquella oferta, el hecho de que se la hiciesen al final chocó contra su orgullo, y negó, esta vez en un gesto más firme, con la cabeza.
Haremos lo que tengamos que hacer para poder volver todos a casa —añadió tras Räg. Sus dedos se cerraron más fuerte contra la empuñadura del arco y tragó saliva con discreción. No le importaba la imagen que diesen con sus eternas dudas y su miedo, en momentos como aquel sabía que tenía que ser más como su madre o como Lihkos. Incluso si lo que debían cazar no eran gacelas.
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

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09/09/24, 06:40 pm
El neoyorquino estaba mirando que no le faltase nada. Su fiel sable lo llevaba al cinto y uno de los arcos descansaba a su espalda junto a un carcaj bien provisto de flechas. El atlas no lo vio necesario, se había asegurado de memorizar los alrededores del lugar donde habían ideado la encerrona por si acaso, un poco más sencillo por la cercanía al torreón, y pensaba que era mejor evitar que el libro saliera mal parado si no querían otra bronca del bibliotecario. Lo que temía un poquito más era por cómo podría quedar su gabardina si todo se volvía a torcer y tenía menos suerte, pero no entraba en sus planes quitársela. A esas alturas era una capa extra de seguridad entre todo el caos que vivían y, además, si era por heridas tenía claro por quién se preocupaba más. No estaría de acuerdo con lo que había ocurrido, pero desde luego no quería a más compañeros desangrándose por las flechas de Letargo.

En silencio, pasaba la mirada por todo el grupo, que estaba preparándose cada uno a su manera. Mientras reflexionaba, el chico se llevó una mano al mentón, ahora cubierto por una barbita corta no muy tupida. Daba gracias de que le creciera lenta, porque sin un espejo poco podía hacer para evitarla. Al menos para el pelo Airi había podido hacerle el favor cuando empezó a notar que el flequillo empezaba a molestar, asegurándole que no pasaba nada si no le salía perfecto. A él le bastaba con descargar un poco y precisamente no es que en aquellos momentos tuviera tan en cuenta su estética. Aunque solo era medio consciente de que tenía algunas partes algo asimétricas, al menos por cómo solía peinarse hacia que no fuera extremadamente evidente, o como mínimo eso quería pensar.

No podía evitar pensar en los ánimos que se daban unos a otros. Eran necesarios con todo lo que habían pasado y todo lo que podía salir mal en cuanto salieran de allí, pero la naturalidad y las bromas... Sentía que había algo a iguales partes triste y aterrador en el ambiente. No concebía intentar estar animado en aquellos momentos, pero a la vez, ¿cuánto de aquello escondía el miedo por lo que fueran a encontrarse? ¿Cuánto había de posible despedida entre las promesas? -(No tendremos más funerales mientras podamos protegernos)- se reafirmó como cada vez que salía últimamente.

Rick estuvo atenta de la respuesta de Räg y Airi, y una pequeñísima y breve sonrisa apareció en su rostro con sus palabras junto con un asentimiento. Admiraba su determinación y mentiría si dijera que no le ayudaban a seguir adelante con sus propias convicciones. No había esperado la misma pregunta, pero de haber ocurrido tenía claro que habría contestado lo mismo. Aún con todo, aún con todas las dudas, saldría. Tal vez se había estado equivocando esos meses al quedarse y tal vez Nohlem tuviera parte de razón. Por todos ellos maduraría más, pero su forma de entenderlo no pasaba por caer en la venganza. Saldría y los protegería para que todos pudieran volver a casa, si aquello era posible todavía, incluso si a medio grupo no quisiera dirigirle la palabra por lo que estaban haciendo. No habría más muertes, haría lo posible para evitarlo aún si todo se ponía en contra de ellos y por más fallos que pudieran hacer.

Posó su mano en el pomo del sable y dio un par de pasos hacia la salida, tomando aire para entrar en calma. -Sí. Mejor que empecemos ya- se mostró de acuerdo con Connor. El grupo en el que estaba solo tenía que aparentar salir a explorar hasta que el insecto picara el anzuelo, con suerte el otro grupo lo inmovilizaría y no tendrían problemas en volver. Por supuesto, dudaba que todo fuera a ir tan bien y, simplemente, esperaba que fuera mejor que ayer. El neoyorquino esperaría hasta que todos estuvieran de acuerdo y salió hacia el punto que habían decidido, manteniendo sus pensamientos a raya y atento a sus alrededores.

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Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

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11/09/24, 09:56 pm
Había algo tras la sonrisa y el intercambio de comentarios que sabía amargo, un cosquilleo intranquilo tras su nuca que se había acostumbrado a tener hasta en los momentos más calmados. ¨Este podría ser el último de ellos¨ negó con suavidad tratando de omitir la intrusión repentina de unas dudas que no iban a ayudarle en absoluto. La lanza era un buen aliado, pero ocultas, en la presión de un bolsillo, se escondía la delicadeza de un ataque más dulce. No tendría magia pero eso no significaba que no pudiera usarla, al fin y al cabo cada día se asemejaba más a las figuritas de papel que hacía. Podría ser de los más débiles de allí, tan frágil como papel mojado o como un folio que ardía al mínimo contacto, pero con un pequeño empujón se escondían las runas de quien seguiría luchando a cualquier costa. El mejor arma de Ethan no era su fuerza, ni su puntería, no dotaba de gran inteligencia y desde luego la magia no era uno de sus dones, su potencial residía en algo tan explosivo como era el instinto de protección por sus compañeros y la extraña paz que había encontrado ante la idea de una muerte inminente. Era de ese tipo de cobardes que a esas alturas prefería caer antes de ver como el resto lo hacía.

-Igualmente, ante la mínima duda os volvéis. -Respondió con toda la alegría que la seriedad podía permitirle, dirigiendo sus palabras hacía aquellos que se habían ofrecido hacer de cebos. -Siempre es mejor un plan fallido que alguien herido.

Ya no quedaba nada y la tensión fue creciendo a medida que uno a uno iban despidiéndose. Tenía un nudo enrevesado en el estómago, uno que no paraba de aumentar con cada cara que veía desaparecer tras la puerta del torreón. Nunca había dejado solo a uno de los niños fuera del torreón, nunca se había separado tanto de sus compañeros de forma voluntaria. Tenía miedo, más de lo que quería admitir. Uno tan grande que ni las bromas con jugar a caballos y guerreros pudo arrebatarle. Respiró hondo tanteando con suma intranquilidad el collar que reposaba sobre su camiseta antes de quitárselo, un gesto que por la costumbre de tenerlo le costaba más de lo que tenía asumido.

-Oye, espera... -Esta vez se dirigió a Nohlem, dejando que a pesar de su sonrisa la alarma hiciera temblar sus palabras. No había sonado tan firme como le gustaría. -Toma, porfa, no está del todo cargado pero, por si acaso.

Le cedió el collar en una cercanía más íntima. No pensaba dárselo en mano, así que si se dejaba hacer le apartaría en una caricia los rizos pelirrojos de su nuca para colocar la gema sin llegar a rozar la piel. Una vez descansado sobre su tela tomaría espacio, más por necesidad que por querer hacerlo, regresando al lado de Aniol con una mueca de medio lado. La sola idea de perder a alguien sin siquiera verlo le perseguía tanto como la camilla del hospital donde había despertado por primera vez, no quería nada similar. Si alguien tenía que irse, al menos que pudiera despedirse.

-Buen viaje, espero que tengáis la excursión más aburrida de la historia.

Respondió con cierto humor antes de dirigir su mirada hacía Connor ya con la realista preocupación empañando sus ojos. Allí fuera solo estarían ellos dos y su protegido. Sabía que no tenían que hablar entre ellos para saber quién de los tres debía tener absoluta prioridad si se daba un problema pero… estaba empezando a creer que aquella promesa del primer día era sumamente difícil de cumplir. A cada semana que compartían juntos la certeza de que simplemente no podría volver a abandonarlo cobraba una realidad pasmosa. Ya no estaba tan seguro de si iba a poder dejarlo morir dado el caso, aunque eso significase poner en peligro a Aniol.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento.

Status : Prrrr prrrrr

Torreón Sendar - Página 57 Empty Re: Torreón Sendar

12/09/24, 02:16 pm
El pecho del granta se hinchó antes de un silencioso pero visible suspiro de alivio por las respuestas de Airi y Räg, a quienes sonrió con ligereza. Era la primera vez que planeaban algo de tal calibre contra Letargo y no podían permitirse el lujo de prescindir de magos, y aún así, muy a pesar de su visto bueno, Nohlem sintió que algo le agarraba del cuello. La culpa que Rick había dejado caer en él asfixiaba más de lo que se había jurado esa noche, y ahora, en el momento de la verdad, filtrada como una inseguridad goteante, es cuando se daba cuenta de ello. Sentía que si algo pasaba en su grupo, fuese con Damian, Airi, Räg o Rick, el americano solo vería un cabeza de turco. En cuanto a errores Nohlem sería el máximo responsable, y de esos casi siempre sobraban. El alivio de contar con amigos se solapaba por la tensión de tenerlos.

Definitivamente, tenía que ser el cordero más apetitoso del rebaño. No quería morir, pero tampoco tener que soportar más peso.

Las promesas de juegos, la ansiada vuelta a la "normalidad", la despedida... eran armas de doble filo. Connor tenía razón. Cuanto antes marchasen mejor para su salud física y mental.

Venga —dijo con un movimiento de cabeza, quitando la vista de sus amigos antes de que la esperanza se convirtiese en cobardía. No obstante Ethan le llamó antes de que pudiera dar el segundo paso. Se volteó y observó como se quitaba el colgante, quieto mientras se lo colocaba. En la cercanía su corazón se aceleró de una manera ridícula que reconocía demasiado bien, y fue esa perplejidad la que le impidió hacer uno de sus chascarrillos de siempre. Solo mirar—. Ah —dijo con el mismo retardo de su sonrisa—. Gracias.

Bajó la vista al colgante antes de esconderlo bajo la tela, y en el momento en el que sus miradas volvieron a encontrarse, dudó.

¿No hay beso de despedida? —consiguió exclamar en su mejor tono de broma, aunque no lo era. Exhaló una risa mientras se recolocaba el arco por nervio y dio, por fin, el paso para alejarse—. Nah, que sea de bienvenida, mejor.

El varmano se tragó las inseguridades y salió por la puerta.

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