Torreón Sendar
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Torreón Sendar
19/09/12, 10:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Ya antes de la Batalla de Rocavarancolia éste era uno de los mayores torreones de la ciudad. Quedó destruido por un explosivo que le arrancó sus cuatro plantas superiores, dejando tan sólo dos, aunque más tarde se reformó convirtiéndose en un torreón de cuatro plantas. Su base es circular y está protegido por un foso frente a la puerta, mientras que en la parte trasera hay un risco de varios metros de profundidad.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
- Recetario integral de Persilia Sukaldaria:
- RECETARIO INTEGRAL DE PERSILIA SUKALDARIA
Libro de unas 150 páginas encuadernado en cuero. El título está escrito con letras cursivas y enrevesadas y un poco de relieve que ocupan toda la cubierta, donde no hay ninguna ilustración. En la parte trasera hay una sinopsis escrita en un recuadro decorado.
Sinopsis
¿Aburrido de cocinar siempre lo mismo? Adéntrate en mi recetario integral, donde he volcado años de experimentación combinando las delicias de todos los mundos conocidos. Entrantes, picoteo, postres y todo tipo de platos tradicionales con una vuelta de tuerca… ¡las mezclas de sabores nunca vistas conquistarán tu paladar y el de tus comensales!
Más de 100 increíbles recetas.
¡Incluye un anexo de venenos que se camuflarán perfectamente en tus platos y un grimorio de cocina con los hechizos imprescindibles para cualquier chef!
Anexo
LOS VENENOS MÁS DISCRETOS
Tanto si quieres provocar una diarrea como si tienes más interés en matar a comensales indeseados (…) este anexo imprescindible en cualquier recetario que se precie (…).
(La página está rota y, el resto de este anexo, arrancado).
GRIMORIO DE COCINA DE PERSILIA SUKALDARIA
Todo cocinero debe dominar estos hechizos, a los que he hecho referencia a lo largo del recetario. Descubre conmigo cómo realizarlos si todavía no los conocías.- Leyenda de colores y niveles:
- Mago
Brujo alto
Brujo bajo
• ¿Tienes carnes difíciles de cortar y despiezar? Prueba con el hechizo de corte.- Instrucciones:
- Corte: invoca un diminuto filo invisible de ondas que hace un corte en la superficie señalada. Hay muchas variaciones de este hechizo que, a altos niveles, permiten hacer cortes enormes o en profundidad. Un brujo bajo suele ser capaz de hacer rasguños en carne desprotegida o tallar madera. Un brujo medio podría cortar madera, arañar metal o hacer cortes superficiales en carne desprotegida. Mientras que un cosechado nivel mago podría hacer arañazos más profundos en el metal o tajos sobre carne.
Como hechizo físico que es, sus efectos dependen de la dureza y resistencia del material objetivo.
Lanzamiento a ojo, los gestos de la mano delimitando la dirección de los cortes. Conjuración rápida.
• ¡Con el hechizo de homogeneización no vuelvas a dejarte los brazos batiendo!- Instrucciones:
- Hechizo de homogeneización (*): hechizo que acelera la homogeneización de un líquido, suele aparecer un pequeño torbellino. En su defecto, implica que el líquido dé vueltas.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• No encontrarás nada más rápido para encender el fuego que esto: hechizo de invocar llamas.- Instrucciones:
- Invocar llamas (**): Un brujo bajo puede hacer algunos chispazos y llamas de vela (*). Un brujo alto puede invocar llamas ligeramente más grandes que las de vela que, si es hábil o controla bien el hechizo, puede manejar con las manos sin que le quemen (**). Un mago puede encender hogueras pequeñas en poco tiempo e invocar fuegos de antorcha (***).
Importante: Estas llamas no pueden arrojarse como proyectiles ya que necesitan sustentarse o bien en la magia de quien las invoca o bien en un combustible (madera, grasa...) y si se alejan demasiado del invocador y carecen de combustible, se apagan. Sin embargo pueden usarse como arma de corta distancia.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida.
• También es importante conocer estas soluciones para medir la temperatura, la concentración de sal, la presión dentro de la olla, la densidad de un líquido o el tiempo hasta que esté listo tu plato:- Instrucciones:
- Hechizos medidores de magnitudes sencillas: forman una pequeña esfera fantasma que cambia de color según la intensidad de la magnitud a medir. Son diferentes variedades de un mismo hechizo que permiten medir la temperatura, la presión, la densidad de un material, el tiempo (para lo que hacen falta conocimientos adicionales y nivel de brujo alto para configurar el medidor), o la concentración de un determinado soluto (posible a niveles a partir de brujo alto).
Si una esfera no está configurada, ésta tenderá a habituarse a la cantidad de magnitud a la que esté expuesta y la establecerá como su nuevo punto de equilibrio, asociándola con el color intermedio.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida-media.
• La solución más rápida para calentar o enfriar tus platos rápidamente es, sin duda, el hechizo térmico.- Instrucciones:
- Térmico: aumenta o disminuye notablemente la temperatura de un objeto de tamaño pequeño (*). Con práctica pueden limitarse esos cambios a una dirección controlada por el mago (chorros de calor, [**]). Puede anclarse a una sala concreta, creando una cámara frigorífica (***): no obstante es necesario repetir varias veces el hechizo si se quiere usar una habitación como congelador ya que este hechizo supone solamente un descenso térmico. Van de fuera a dentro.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida-media.
• ¿Quieres catar la comida solo con el aroma? ¿Estás en otra habitación y necesitas saber que no se te esté pasando la comida? El hechizo de amplificación sensorial del olfato es un aliado imprescindible.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial olfativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores nasales. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• O, si quieres disfrutar de la comida como nunca, prueba esta otra variante: el hechizo de amplificación sensorial del gusto.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial gustativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores del gusto. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• ¿Te ha quedado muy aguada la comida? ¿Has echado demasiada agua a esa sopa? No te preocupes, ¡hay solución! ¡El hechizo de drenaje!- Instrucciones:
- Hechizo de drenaje: deseca superficies húmedas, evaporándolas o más comúnmente trasladando dicha humedad a otro recipiente deseado succionándola. Es un hechizo simple en su formulación pero con amplia variabilidad de potencia: puede secar desde un dedal de agua a un lago según la energía que aportes. (disponible a cosechados hasta el límite de sus fuerzas).
Lanzamiento por área. Conjuración rápida.
• ¿El aspecto de tu comida no es el que esperabas? ¿Quieres un resultado digno de reyes? Emplata como un profesional con el moldeado de materia orgánica.- Instrucciones:
- Moldear materia orgánica (**): el hechizo reblandece la materia al contacto con la piel del usuario, dejándola así por un tiempo. Sin embargo no altera su naturaleza, lo que moldees seguirá siendo lo que era aunque cambie de forma.
Lanzamiento por contacto, a ojo en el caso de hechiceros más experimentados. Conjuración rápida-media.
• Si el anterior era una maravilla infravalorada, este es una verdadera joya infravalorada. ¡Olvídate de desastres y queda bien siempre con tus invitados con el Nudo de Cerática!- Instrucciones:
- Nudo de Cerática (*): ¿harto de que se le desmoronen los sándwiches de más de dos pisos? ¿Cansado de que, al cortar una tarta, la mitad de la nata que la rellena se salga por los lados? ¡No se preocupe más! El Nudo de Cerática tiene la solución. Con este simple hechizo, podrá hacer una hamburguesa de diez pisos, luego cortarla en rodajas perfectas, ¡y hacerse un bocadillo de hamburguesa! El Nudo de Cerática lo mantiene todo en su sitio perfectamente. ¿Los sanjacobos le estallan llenándole el plato de queso? ¿Teme morder un taco por miedo a llenarse el regazo de salsa picante? ¡Se acabó, gracias al Nudo de Cerática! ¡No me puedo creer que no sea una variación del hechizo tapón!
El Nudo de Cerática se anula al cortar rodajas o mordiscos lo suficientemente finos, o con los ácidos gástricos. Cuesta más cuanto más endeble, complejo y líquido sea su sándwich.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• ¿A tu comida le falta esa chispa de color que hace que se coma con los ojos? ¿O quieres darle un toque exótico? Si no tienes colorantes alimentarios a mano, el hechizo de cambio de color será tu mejor aliado.- Instrucciones:
- Cambio de color: hechizo que sirve para colorear materia. No se limita a aplicar una capa de color externa o modificar el color de la superficie, sino que cambia el propio color que posee un material, dejando una pequeña huella mágica reconocible mediante hechizos específicos. Se puede graduar: aplicar colores diferentes (en todos los sentidos), hacerlo uniforme, solo en cierta parte del material, etc.
- Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
- Los cosechados nivel mago pueden modificar completamente el tono (aunque todavía quedará algún matiz del antiguo). Con esfuerzo puede aprender a aplicar leves matices y gradaciones no muy extremas. Necesitan (*****) para objetos grandes.
- A partir del nivel moderado bajo se pueden aplicar colores y gradaciones sin límite en cualquier objeto, costando más energía y concentración cuanto mayor sea el tamaño de la cosa en cuestión y cuandos más colores y matices quieran usarse.
Lanzamiento a ojo. Conjuración media a larga (dependiendo de las cláusulas que tenga). - Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
• ¿Le falta aroma a tu plato? ¿O tienes algún ingrediente que ocultar a tus comensales? Mejora o altera las propiedades organolépticas de la comida con el hechizo de olor falso.- Instrucciones:
- Hechizo de olor falso (*): El hechicero que lo realice puede hacer que aquello que toque desprenda un olor que tiene que ser muy familiar para aquel que realiza el hechizo. El coste aumenta a medida que aumenta el área afectada por el hechizo. El olor se va de golpe a los tres días. Más convincente será el engaño cuanto con más detalle lo recuerde el mago, aunque hay que tener en cuenta que el olor resultante puede verse afectado por la subjetividad del que realice el hechizo, al basarse en sus recuerdos al fin y al cabo.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
• ¿Harto de que se te derramen líquidos en la cocina? Hechiza tus recipientes con la maravilla infravalorada que es el hechizo tapón.- Instrucciones:
- Hechizo tapón (*): hechizo que impide que un líquido se derrame de su recipiente.
Lanzamiento por área, aplicado generalmente a la boca del recipiente. Conjuración muy rápida.
• ¿Tienes las manos de mantequilla? Literal, o figuradamente. ¡Endurece tus tarros de cristal con la protección contra ruptura!- Instrucciones:
- Protección contra ruptura (**): aplicado a objetos frágiles, evita que se rompan con tanta facilidad. A más resistencia que se quiera incrementar y mayor la superficie del objeto encantado, más energía requiere.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración rápida-media.
• ¿Te has manchado cocinando? El hechizo de limpieza de ropas es la solución.- Instrucciones:
- Limpieza de ropas (**): elimina manchas, arrugas y limpia en general las prendas de ropa que desee el mago (es un agregado de varios hechizos unificados en uno solo).
Lanzamiento por anclaje. Conjuración muy rápida.
• O también, si sueles quemarte cocinando (a ti, o tus pertenencias), también tienes solución con el hechizo ignífugo.- Instrucciones:
- Hechizo ignífugo (**): encanta prendas de ropa, personas u objetos para que sean inmunes a fuego normal.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
- Grimorio para principiantes de Platero:
- Barrera de inercia:
- -Barrera de inercia: (***) de nombre engañoso (no es una barrera en absoluto) en el área delimitada impide que cualquier objeto o persona desprotegidos sean levantados del suelo, y que los atrae irremediablemente hacia el suelo si ya están en el aire. No obstante, también impide cualquier acción voluntaria que implique levantar ambos pies del suelo a la vez, como saltar o emprender el vuelo (se puede correr pero con más torpeza). Si se invoca mientras el objetivo está en el aire, al caer lo hará infaliblemente pies por delante.
Físico. Lanzamiento por área. No es inversible, lo que quiere decir que incluso el lanzador, si está en el área delimitada, se verá afectado. Conjuración media.
- Campo de fuerza:
- -Campo de fuerza (** el espacio para una persona, una campana grande ***, el espacio equivalente a una habitación ****): en forma de media esfera (con una especificación puede formar una esfera completa) bloquea proyectiles de tamaño considerable como si éstos hubieran chocado ante una barrera invisible, en un radio variable según la destreza del mago.
Físico. Inversible. Lanzamiento por área. Conjuración rápida-media.
- Curación nívea:
- -Curación nívea: (****) (utilizable cerca de la Luna Roja). Combate venenos que cursan con fiebre y repara quemaduras; actúa a modo de incentivo para que el organismo siga funcionando y reparándose a sí mismo. Evita que la sangre se coagule y que los órganos se colapsen, además de ejercer un efecto refrescante sobre el organismo en general. No obstante no puede mantener indefinidamente con vida a un moribundo: el organismo depende cada vez más de ese impulso artificial y usarlo en demasía puede provocar que si se le deja a solas empeore considerablemente.
Lanzamiento por área: se hace un barrido con la mano que abarca al área quemada o a la persona envenenada. Es necesario que se aplique sucesivas veces y con regularidad, del mismo modo que se debe renovar una cataplasma o emplasto.
Conjuración media-larga.
- Desvío:
- -Desvío (**, pero variable a más según la potencia de lo desviado): Interfiere en la trayectoria de un hechizo que ya haya sido lanzado. Requiere gestos intuitivos para desviar el encantamiento en una dirección u otra. Siempre requiere menos energía que bloquearlo o disolverlo, pero también reflejos. Si el hechizo es demasiado potente, probablemente no se podrá desviar lo suficiente o hacerlo requerirá demasiada energía. (El coste orientativo indicado arriba es el que ofrecerán unos hechizos ofensivos de potencia moderada en términos de cosechado: se han obviado los más débiles porque normalmente ésos no suelen constituir una verdadera amenaza, y los que les sean lanzados con verdaderas intenciones de daño les costarán más) Si se desvía a demasiada poca distancia el coste será prácticamente el mismo que el de bloquearlo: si se hace a distancia cercana pero prudencial (la típica en duelos de magia) una unidad menos, si se tiene cuidado de poner distancia de unos cuantos metros llegará a dos unidades menos.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
- Hechizo de impacto:
- -Hechizo de impacto: potente golpe mágico que actúa como una bola de demolición (***). Puede gradarse hacia abajo para actuar a modo de empujón de moderado (*) a potente (**).
Lanzamiento por disparo de alcance largo. Conjuración media.
- Levitación:
- -Levitación: un hechizo exigente mentalmente, cansa más de lo acostumbrado. Cuando una persona levita lo más normal es caminar sobre el aire; uno puede dejarse arrastrar simplemente por el hechizo sin moverse, pero la sensación de indefensión es mayor.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.- Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Brujos altos: Un baúl con poca práctica, una persona (***) con práctica.
- Magos: Una persona con algo de práctica, objetos muy pesados (****)con mucha práctica.
Si el objeto que levantado es un puñado de botones (los cuales entran en la categoría de objeto ligero) contarían como un solo asterisco. Lo que cuesta más es la concentración necesaria para mantener tantos objetos distintos en el aire a la vez. - Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Parálisis:
- -Parálisis (***): envuelve al objetivo en un aura azulada al lanzarlo. Sus efectos duran cerca de una hora si se aplica a una única persona. Inmoviliza por completo, y su coste aumenta proporcionalmente a lo voluminoso del objetivo.
Lanzamiento por disparo de alcance corto, por contacto o por área a varios objetivos. Conjuración media.
- Traspaso de energía:
- -Traspaso de energía: no un hechizo en sí, aunque necesita de un chispazo de magia para arrancar. No obstante la energía puede tomarse de alguien no mágico (los efectos se detallan en el post de Sistema de magia). El proceso es perceptible para ambas partes y puede gradarse a voluntad: no obstante si el traspaso de energía es excesivo por parte de la parte emisora y ésta se desmaya o pierde el conocimiento, el enlace entre ambas personas se rompe y el traspaso se interrumpe. Es el mecanismo de funcionamiento de muchos amuletos.
Lanzamiento por contacto. Conjuración muy rápida.
Notas:
-Este grimorio también contiene varios de los hechizos que también venían en el libro de cocina (corte, térmico...).
-También pueden aprender de él cómo anclar hechizos.
-A lo largo de los meses se irán traduciendo más hechizos y añadiéndolos a esta lista.
- Ver mensajes archivados:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Torreón Sendar
17/11/24, 11:21 pm
Se tragó tras una ligera sonrisa el dolor que escondía, agradeciendo con un asentimiento y apenas un murmullo que Nohlem se prestara para ayudarle. Ya no solo por la pierna, si no por la compañía. Tenerlo cerca era el único bálsamo con el que contaba ante la ausencia del collar, una tirita temporal que si bien no solucionaba los gruñidos cada vez que debía pisar con la pierna mala, si podía darle parte del confort que necesitaba para seguir avanzando.
La noche no tardó en caer tras ellos, y con su nueva oscuridad, una estela lejana alumbró la llegada de un nuevo tiempo sin que fueran conscientes del mismo. Ethan estaba demasiado cansado como para focalizar su vista en algo que no fuera el empedrado por el que iban, por lo que el cielo quedó oculto a su espalda, aguardando a un mejor momento en el que ser visto. Menos mal que no creía en nada, porque si no, aquello solo habría sido una desafortunada señal de su desdicha. El día que cruzaron una puerta que jamás podrían volver a cerrar, la noche que el cielo decidió tener su primera estrella.
-Nada…
Respondió desanimado, no iba a dar explicaciones de que decidía hacer o no tras tener que ver cómo ejecutaban a alguien. Lo sentía por los demás, porque era conocer que aquello era un pensamiento meramente egoísta, pero no tenía corazón para hablar de ello, ni ánimo como para querer hacerlo. E igual que aquella ecuánime contestación, tampoco dijo nada al ver los carteles. Leyó de soslayo cuando su compañero se paró a recoger uno, y tras un denso suspiro y una punzada de completo remordimiento emprendió de nuevo la marcha. Pensar en Aniol, después de todo, dolía más de lo que curaba. No quería al niño llevando flores a su tumba, no quería pasarle la misma maldición que Jasper había dejado en él, pues sabía que cuando uno lloraba a los muertos, nunca podría secarse del todo.
Su vista a veces se difuminaba, pero su escucha solo se había vuelto más fina, lo suficiente para que a pesar de la cortina borrosa pudiera escuchar su nombre en un grito contenido. Ethan se guardó el aliento al momento, temeroso de lo que aquello pudiera significar, pero, mientras su mente intentaba prepararse para el gélido recibimiento, su cuerpo se deshizo en el calor ajeno de un abrazo. Tuvo que parpadear un par de veces, confuso, antes de que el rostro de Airi, preocupade, se volviera nítido. ¿No le odiaban?
Ethan trató de hablar, pero de su voz no salió ni una misera sílaba, ni un desquebrajado sí. En vez de eso negó con abrupta timidez, antes de que por su garganta corriera una espesa lava y por sus ojos se comenzarán a condensar nuevas lágrimas. No, no estaba bien, estaban de todo menos bien. Era hasta irrisorio tratar de ocultarlo.
-Volvamos, por favor.
Rogó en apenas un murmullo desencajado, afianzando su mano en el hombro de Nohlem antes de apoyar parte de su rostro sobre la de él en busca de un consuelo más personal o más bien, de unos cimientos que pudiera estar con él para evitar que se volviera a derrumbar.
La noche no tardó en caer tras ellos, y con su nueva oscuridad, una estela lejana alumbró la llegada de un nuevo tiempo sin que fueran conscientes del mismo. Ethan estaba demasiado cansado como para focalizar su vista en algo que no fuera el empedrado por el que iban, por lo que el cielo quedó oculto a su espalda, aguardando a un mejor momento en el que ser visto. Menos mal que no creía en nada, porque si no, aquello solo habría sido una desafortunada señal de su desdicha. El día que cruzaron una puerta que jamás podrían volver a cerrar, la noche que el cielo decidió tener su primera estrella.
-Nada…
Respondió desanimado, no iba a dar explicaciones de que decidía hacer o no tras tener que ver cómo ejecutaban a alguien. Lo sentía por los demás, porque era conocer que aquello era un pensamiento meramente egoísta, pero no tenía corazón para hablar de ello, ni ánimo como para querer hacerlo. E igual que aquella ecuánime contestación, tampoco dijo nada al ver los carteles. Leyó de soslayo cuando su compañero se paró a recoger uno, y tras un denso suspiro y una punzada de completo remordimiento emprendió de nuevo la marcha. Pensar en Aniol, después de todo, dolía más de lo que curaba. No quería al niño llevando flores a su tumba, no quería pasarle la misma maldición que Jasper había dejado en él, pues sabía que cuando uno lloraba a los muertos, nunca podría secarse del todo.
Su vista a veces se difuminaba, pero su escucha solo se había vuelto más fina, lo suficiente para que a pesar de la cortina borrosa pudiera escuchar su nombre en un grito contenido. Ethan se guardó el aliento al momento, temeroso de lo que aquello pudiera significar, pero, mientras su mente intentaba prepararse para el gélido recibimiento, su cuerpo se deshizo en el calor ajeno de un abrazo. Tuvo que parpadear un par de veces, confuso, antes de que el rostro de Airi, preocupade, se volviera nítido. ¿No le odiaban?
Ethan trató de hablar, pero de su voz no salió ni una misera sílaba, ni un desquebrajado sí. En vez de eso negó con abrupta timidez, antes de que por su garganta corriera una espesa lava y por sus ojos se comenzarán a condensar nuevas lágrimas. No, no estaba bien, estaban de todo menos bien. Era hasta irrisorio tratar de ocultarlo.
-Volvamos, por favor.
Rogó en apenas un murmullo desencajado, afianzando su mano en el hombro de Nohlem antes de apoyar parte de su rostro sobre la de él en busca de un consuelo más personal o más bien, de unos cimientos que pudiera estar con él para evitar que se volviera a derrumbar.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreón Sendar
18/11/24, 01:30 am
Estaba dispuesto a seguir a Rick hacia las torretas, incluso si eso significaba tener que volver a toparse con Letargo y estrechar la mano de la noche sin una pizca de magia en su cuerpo. Las opciones caían como piezas de dominó, quedando reducidas a regresar sobre sus pasos para encontrar quizá lo que su mente no quería explorar: dos cuerpos inanimados, vacíos de esa vida que tanto bien ofrecían al torreón. Solo de pensarlo... solo de imaginar el final del cuento... deseaba cerrar los ojos con mucha fuerza y abrirlos en el pasado. Al primer día en las mazmorras. Las cosas se darían de otro modo. Y puede que Serena no probara esa fruta, ni que Aria corriera su fatídica suerte. Ni por supuesto se habría separado de ellos, aunque eso significara haber contemplado el final-finalísimo de Muerto y...
De pronto, silencio entre el caos. Interrumpido por un traqueteo de pies contra la calzada.
Airi salió corriendo con la promesa de dos nombres tatuados en la garganta. Al principio le costó diferenciar una figura de la otra solapadas en la lejanía. Pero los gestos se tornaron reconocibles, tanto como las lágrimas que empezaron a surcar sus mejillas.
Ethan y Nohlem.
Vivos. O al menos lo parecían, porque cuando se acercó con pasos temerosos pudo comprobar que la vida no era algo que se reflejara siempre en los ojos. Se encontraban cortados por un nuevo molde más grisáceo e insondable. La niebla espesa que rodeaba los bosques de Polonia no era nada comparada con la humareda pesada y cargante que los envolvía a ambos.
No sabía si le importaba. No cuando su centro volvía a su ser y experimentaba una sensación parecida a que todos sus órganos se recolocaran en su cuerpo después de haber sido sacudidos por una batidora. El estómago se calmaba, sus pulmones volvían a ensancharse sin ese tope metálico que era la ansiedad, el corazón... bueno... el corazón no tenía boca para quedarse sin palabras. Pero bombeó mudo. En un llanto de puro alivio.
No obstante, fue incapaz de reaccionar con naturalidad. Las manos del niño se retorcieron en los bolsillos de su sudadera, percibiendo la escena con un cariz tan amargo que si bien lo evidente presentaba a dos supervivientes, se preguntó qué es lo que se habían dejado atrás para que en su lugar se hallaran dos ecos de lo que un día fueron.
No sabía si por vergüenza o porque la fragilidad de Ethan se le antojó tan vibrante, que Aniol abordó primero al varmano. Lo hizo desde un lateral, con tanto mimo y cuidado que cualquiera diría que la piel oscura del chico antaño había sido porcelana. Agarró su mano libre sin importar cuál era su opinión al respecto y se la colocó por encima de su cabeza, ya fuera en su cabello o por detrás de la nuca, tanto le daba. Después inspiró con profundidad, con la tristeza haciendo de las suyas en un gimoteo descompasado pero impregnándose de esa sensación de consuelo.
Su elfito estaba allí. También su ángel de la guarda.
Dos pilares tan fundamentales en su nueva vida que si algo amenazaba con destruir su base también provocaría su propio descenso. Caída libre hacia la nada.
Aniol se acercó entonces a Ethan, y cobijó su cara en su pecho en lo que apenas fueron unos segundos menos que los esgrimidos con Nohlem. Temía incluso tocarle por miedo a lastimar a alguien ya herido. Su rostro se alzó repleto de pucheros infinitos, examinando una y otra vez sus caras hasta volver a ver la luz que necesitaba en esos momentos. Algo le decía que las sombras ganaban la partida por mucho y que tardarían en recomponerse de esos pedazos.
Su lengua trató de balbucear sin sentido, pero fuese lo que fuese murió en el aire justo en el mismo instante en que se echó a un lado. Rozaba lo patético, la manera en la que todo su cuerpo y sus ojos rogaban como un perrito abandonado por un abrazo mucho más profundo y bonito que el que él mismo les había tendido.
Pero no se movió más allá de enjugarse las lágrimas con el dorso de la mano. Le daba miedo percibirles lejanos, tan distantes y a años luz como el punto luminoso que pendía del cielo.
De pronto, silencio entre el caos. Interrumpido por un traqueteo de pies contra la calzada.
Airi salió corriendo con la promesa de dos nombres tatuados en la garganta. Al principio le costó diferenciar una figura de la otra solapadas en la lejanía. Pero los gestos se tornaron reconocibles, tanto como las lágrimas que empezaron a surcar sus mejillas.
Ethan y Nohlem.
Vivos. O al menos lo parecían, porque cuando se acercó con pasos temerosos pudo comprobar que la vida no era algo que se reflejara siempre en los ojos. Se encontraban cortados por un nuevo molde más grisáceo e insondable. La niebla espesa que rodeaba los bosques de Polonia no era nada comparada con la humareda pesada y cargante que los envolvía a ambos.
No sabía si le importaba. No cuando su centro volvía a su ser y experimentaba una sensación parecida a que todos sus órganos se recolocaran en su cuerpo después de haber sido sacudidos por una batidora. El estómago se calmaba, sus pulmones volvían a ensancharse sin ese tope metálico que era la ansiedad, el corazón... bueno... el corazón no tenía boca para quedarse sin palabras. Pero bombeó mudo. En un llanto de puro alivio.
No obstante, fue incapaz de reaccionar con naturalidad. Las manos del niño se retorcieron en los bolsillos de su sudadera, percibiendo la escena con un cariz tan amargo que si bien lo evidente presentaba a dos supervivientes, se preguntó qué es lo que se habían dejado atrás para que en su lugar se hallaran dos ecos de lo que un día fueron.
No sabía si por vergüenza o porque la fragilidad de Ethan se le antojó tan vibrante, que Aniol abordó primero al varmano. Lo hizo desde un lateral, con tanto mimo y cuidado que cualquiera diría que la piel oscura del chico antaño había sido porcelana. Agarró su mano libre sin importar cuál era su opinión al respecto y se la colocó por encima de su cabeza, ya fuera en su cabello o por detrás de la nuca, tanto le daba. Después inspiró con profundidad, con la tristeza haciendo de las suyas en un gimoteo descompasado pero impregnándose de esa sensación de consuelo.
Su elfito estaba allí. También su ángel de la guarda.
Dos pilares tan fundamentales en su nueva vida que si algo amenazaba con destruir su base también provocaría su propio descenso. Caída libre hacia la nada.
Aniol se acercó entonces a Ethan, y cobijó su cara en su pecho en lo que apenas fueron unos segundos menos que los esgrimidos con Nohlem. Temía incluso tocarle por miedo a lastimar a alguien ya herido. Su rostro se alzó repleto de pucheros infinitos, examinando una y otra vez sus caras hasta volver a ver la luz que necesitaba en esos momentos. Algo le decía que las sombras ganaban la partida por mucho y que tardarían en recomponerse de esos pedazos.
Su lengua trató de balbucear sin sentido, pero fuese lo que fuese murió en el aire justo en el mismo instante en que se echó a un lado. Rozaba lo patético, la manera en la que todo su cuerpo y sus ojos rogaban como un perrito abandonado por un abrazo mucho más profundo y bonito que el que él mismo les había tendido.
Pero no se movió más allá de enjugarse las lágrimas con el dorso de la mano. Le daba miedo percibirles lejanos, tan distantes y a años luz como el punto luminoso que pendía del cielo.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Sendar
18/11/24, 01:54 am
No era precisamente la primera ni la segunda (ni la tercera, ni la cuarta…) vez que el escamas moradas se sentía completamente impotente ante una situación que le superaba, pero no es que ello lo hiciese más sencillo tampoco. El que estaba literalmente paralizado era Connor, pero empezaba a sentirse como si también hubiese recibido el efecto de aquel hechizo.
Pudo reaccionar Aniol pidió salir en busca de Ethan y Nohlem. Apenas unos minutos después ya ni siquiera recordaría qué había dicho exactamente, pero se preparó para salir junto al resto. No sin antes pedirle a Rick que recargase el colgante. Eso lo recordaría… porque en su interior temía que Connor no fuese quien más lo necesitase en el futuro próximo. ¿Y lo peor de todo? Es que esa era mejor opción que el que no lo necesitasen porque, simplemente… No, no quería pensarlo.
¿Pero cómo no hacerlo, cuándo llevaban bastante tiempo moviéndose por los alrededores del torreón con cautela y seguía sin haber rastro de ellos? Cada vez que se colocaba uno de los carteles que habían preparado los niños tenía el pensamiento intrusivo de que iban a ser un terrible recordatorio de lo que todavía estaban por confirmar.
Casi se echa a llorar cuando escuchó la pregunta de la boca de Aniol. Lo mejor que pudo hacer fue negar con la cabeza y balbucear una respuesta. Algo como “no lo sabemos…”. Tal vez. No sabía siquiera si había sido coherente al hablar.
Y es que además no dejaba de preguntase si era culpa suya. Por haberse dejado convencer con tanta facilidad de no haber ido a advertirles. Había tenido muy claro en ese momento de que había sido la decisión correcta, pero según transcurrían las horas… Ni siquiera se sentía con derecho a sentirse así: ¿acaso solo le preocupaba ser responsable del hecho? En su interior sabía que no, pero no parecía que los pensamientos intrusivos fuesen a darle descanso alguno.
---
Fue el sonido de los pasos primero lo que le hizo alzar la cabeza que hacía rato que prácticamente solo miraba el suelo. ¿Podría ser…? Lo era. El alivio instantáneo que sintió no duró demasiado al darse cuenta de que seguía sin saber cómo actuar. Tanto Airi como Aniol se acercaron al varmano y al humano para recibirles con un abrazo, y él les siguió una vez más queriendo imitar el gesto consolador sin llegar a ser capaz de darlo. De algún modo había algo que sentía erróneo en ser él quien proporcionase aquel consuelo, o si era apropiado. No tenía claro ni podía desenmarañar el entramado de sensaciones que le abrumaban, sobre todo porque no quería volver a pensar en…
¿A quién iba a engañar? Seguía culpándose por no haber ido a avisarles. Solo se le ocurría una razón en el microcosmos conformado por la entropía de sus pensamientos por la que pudieran haber tardado tanto, y si se confirmaba dicha razón es que había tomado la decisión equivocada y… Se negó a sí mismo internamente. Tenía que… hacer algo. Lo que fuese. Algo que sirviese de ayuda.
—¿No estáis… heridos…? —su voz se apagó sola.
Sentía que estaba haciendo algo terriblemente mal, por alguna razón. Ethan y Nohlem no se encontraban bien, eso era dolorosamente evidente. Igual de doloroso era saberse, de nuevo, inútil para servir de ninguna ayuda.
—Sí —se vio respondiendo de manera automática y con el mismo tono de voz bajo a la petición del británico.
Echaría a andar en dirección a Sendar con la sensación de volver a estar cargando con un peso invisible. El alivio de verlos con vida era lo único que lo mantenía en movimiento.
Pudo reaccionar Aniol pidió salir en busca de Ethan y Nohlem. Apenas unos minutos después ya ni siquiera recordaría qué había dicho exactamente, pero se preparó para salir junto al resto. No sin antes pedirle a Rick que recargase el colgante. Eso lo recordaría… porque en su interior temía que Connor no fuese quien más lo necesitase en el futuro próximo. ¿Y lo peor de todo? Es que esa era mejor opción que el que no lo necesitasen porque, simplemente… No, no quería pensarlo.
¿Pero cómo no hacerlo, cuándo llevaban bastante tiempo moviéndose por los alrededores del torreón con cautela y seguía sin haber rastro de ellos? Cada vez que se colocaba uno de los carteles que habían preparado los niños tenía el pensamiento intrusivo de que iban a ser un terrible recordatorio de lo que todavía estaban por confirmar.
Casi se echa a llorar cuando escuchó la pregunta de la boca de Aniol. Lo mejor que pudo hacer fue negar con la cabeza y balbucear una respuesta. Algo como “no lo sabemos…”. Tal vez. No sabía siquiera si había sido coherente al hablar.
Y es que además no dejaba de preguntase si era culpa suya. Por haberse dejado convencer con tanta facilidad de no haber ido a advertirles. Había tenido muy claro en ese momento de que había sido la decisión correcta, pero según transcurrían las horas… Ni siquiera se sentía con derecho a sentirse así: ¿acaso solo le preocupaba ser responsable del hecho? En su interior sabía que no, pero no parecía que los pensamientos intrusivos fuesen a darle descanso alguno.
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Fue el sonido de los pasos primero lo que le hizo alzar la cabeza que hacía rato que prácticamente solo miraba el suelo. ¿Podría ser…? Lo era. El alivio instantáneo que sintió no duró demasiado al darse cuenta de que seguía sin saber cómo actuar. Tanto Airi como Aniol se acercaron al varmano y al humano para recibirles con un abrazo, y él les siguió una vez más queriendo imitar el gesto consolador sin llegar a ser capaz de darlo. De algún modo había algo que sentía erróneo en ser él quien proporcionase aquel consuelo, o si era apropiado. No tenía claro ni podía desenmarañar el entramado de sensaciones que le abrumaban, sobre todo porque no quería volver a pensar en…
¿A quién iba a engañar? Seguía culpándose por no haber ido a avisarles. Solo se le ocurría una razón en el microcosmos conformado por la entropía de sus pensamientos por la que pudieran haber tardado tanto, y si se confirmaba dicha razón es que había tomado la decisión equivocada y… Se negó a sí mismo internamente. Tenía que… hacer algo. Lo que fuese. Algo que sirviese de ayuda.
—¿No estáis… heridos…? —su voz se apagó sola.
Sentía que estaba haciendo algo terriblemente mal, por alguna razón. Ethan y Nohlem no se encontraban bien, eso era dolorosamente evidente. Igual de doloroso era saberse, de nuevo, inútil para servir de ninguna ayuda.
—Sí —se vio respondiendo de manera automática y con el mismo tono de voz bajo a la petición del británico.
Echaría a andar en dirección a Sendar con la sensación de volver a estar cargando con un peso invisible. El alivio de verlos con vida era lo único que lo mantenía en movimiento.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Sendar
18/11/24, 02:47 pm
Nohlem acostumbraba a los rapapolvos, a los silencios profundos y los comentarios amordazantes, a las preguntas que empeoran al no ser respondidas y al ácido de la decepción. En su casa el enfado y el reproche eran demostraciones típicas de preocupación, por lo que igual que un animal hecho al maltrato el granta agachó las orejas al oír su nombre en boca de Airi. Su mirada dudó entre el brillo del cielo y el suelo, decantándose finalmente por el segundo para no ver más que los pies del grueso del grupo acercándose a ellos.
Una moneda puede caer en cara o en cruz, pero a veces, fuera de todo pronóstico, cae de pie. Igual de raras y casi imposibles habían sido las ocasiones en las que su madre le había recibido con un abrazo; veces en las que la verdadera preocupación y el arrepentimiento ganaban al enfado. Y aunque Airi distaba mucho de ser como Sehrina Ghiope, el impacto para Nohlem fue igual. Había forjado una coraza en base a su experiencia, listo para aceptar el juicio y el golpe de miradas tormentosas, pero no para algo tan sencillo y cálido como un abrazo.
—No —respondió a su pregunta en un susurro cerca de Airi, con una sinceridad traicionera a las distancias que había jurado tomar. El hilo que le sujetaba como adulto se rompió, y cuando le sanaí fue a apartarse se encontró soñando con agarrarse a elle como un niño para que no lo hiciera. El rubor de la vergüenza subió a su cara según la derrota le cerraba la garganta, no emitiendo otra cosa que ronroneos tristes de autoconsuelo, de esos no placenteros que tan pocas veces se le escapaban.
Su vista huyó de la voz de Rick, cuya presencia le hacía sentir ridículo y minúsculo, bajando de las ropas de Airi a la distancia vacía entre sus cuerpos. Asintió a Ethan, de nuevo cabeza con cabeza, sintiéndole más cerca y más pesado que nunca, no tanto por el camino sino por la estampa en la que se encontraban. Y ahí, mirando abajo, una pequeña figurita de pelo castaño y piel blanca entró en su ángulo de visión, sacándole de su segura pero frágil privacidad. Apretó los dientes y contuvo la respiración.
Se dejó hacer, en un principio tan tieso como un títere, luego tan vivo como su agitado corazón estaba. Cuando le cayeron las primeras lágrimas su mano en un principio temblorosa se aferró firme al niño, pegándole contra sí por afecto y para que no le viera también llorar. A su vez, sus dedos se introdujeron en su pelo en una caricia ansiosa, de cariño no escrito. Lo sentía, lo sentía mucho. Quería agacharse para abrazarle a él, para recuperar esa imperiosa necesidad generada tras el abrazo de Airi, pero no podía soltar a Ethan ni pensaba hacerlo.
“Te quiero mucho, Aniol”. Ojalá tuviera la fuerza de decirlo, pero si hablaba lo que habían sido un par de lágrimas fugadas se volvería una riada. Con una mala sonrisa llena de curvas, de esas que a base de fuerza sujetan a uno, recuperó el papel con el aviso de su bolsillo para agitarlo suavemente delante suya, vocalizando para él un silencioso “gracias”. Después tomó aire profundamente.
—¿Cómo está Connor? —masculló con suma dificultad mientras Aniol abrazaba a Ethan. A lo sumo su vista solo se atrevía a ascender a Airi, pero procuraba no mirar a nadie. Prefería conocer el estado del canadiense antes de encontrárselo.
Preguntaba de forma legítima, un miedo que por su propio bien se había evitado hasta ahora, pero también como evasión a la pregunta de Räg. Sí que estaban heridos, pero no de la forma visible que les justificaría ante el resto. La mano de Ethan ahora incidía sobre el flechazo medio abierto de su hombro, pero comparado a los nervios y la vergüenza, el dolor físico era casi lo más agradable que sentía.
En un último empujón de fuerza ayudó a entrar al londinense, protegidos -o quizás acorralados- por los demás. Estaba agotado, pero no le quedaba otra que aceptar su celda.
Una moneda puede caer en cara o en cruz, pero a veces, fuera de todo pronóstico, cae de pie. Igual de raras y casi imposibles habían sido las ocasiones en las que su madre le había recibido con un abrazo; veces en las que la verdadera preocupación y el arrepentimiento ganaban al enfado. Y aunque Airi distaba mucho de ser como Sehrina Ghiope, el impacto para Nohlem fue igual. Había forjado una coraza en base a su experiencia, listo para aceptar el juicio y el golpe de miradas tormentosas, pero no para algo tan sencillo y cálido como un abrazo.
—No —respondió a su pregunta en un susurro cerca de Airi, con una sinceridad traicionera a las distancias que había jurado tomar. El hilo que le sujetaba como adulto se rompió, y cuando le sanaí fue a apartarse se encontró soñando con agarrarse a elle como un niño para que no lo hiciera. El rubor de la vergüenza subió a su cara según la derrota le cerraba la garganta, no emitiendo otra cosa que ronroneos tristes de autoconsuelo, de esos no placenteros que tan pocas veces se le escapaban.
Su vista huyó de la voz de Rick, cuya presencia le hacía sentir ridículo y minúsculo, bajando de las ropas de Airi a la distancia vacía entre sus cuerpos. Asintió a Ethan, de nuevo cabeza con cabeza, sintiéndole más cerca y más pesado que nunca, no tanto por el camino sino por la estampa en la que se encontraban. Y ahí, mirando abajo, una pequeña figurita de pelo castaño y piel blanca entró en su ángulo de visión, sacándole de su segura pero frágil privacidad. Apretó los dientes y contuvo la respiración.
Se dejó hacer, en un principio tan tieso como un títere, luego tan vivo como su agitado corazón estaba. Cuando le cayeron las primeras lágrimas su mano en un principio temblorosa se aferró firme al niño, pegándole contra sí por afecto y para que no le viera también llorar. A su vez, sus dedos se introdujeron en su pelo en una caricia ansiosa, de cariño no escrito. Lo sentía, lo sentía mucho. Quería agacharse para abrazarle a él, para recuperar esa imperiosa necesidad generada tras el abrazo de Airi, pero no podía soltar a Ethan ni pensaba hacerlo.
“Te quiero mucho, Aniol”. Ojalá tuviera la fuerza de decirlo, pero si hablaba lo que habían sido un par de lágrimas fugadas se volvería una riada. Con una mala sonrisa llena de curvas, de esas que a base de fuerza sujetan a uno, recuperó el papel con el aviso de su bolsillo para agitarlo suavemente delante suya, vocalizando para él un silencioso “gracias”. Después tomó aire profundamente.
—¿Cómo está Connor? —masculló con suma dificultad mientras Aniol abrazaba a Ethan. A lo sumo su vista solo se atrevía a ascender a Airi, pero procuraba no mirar a nadie. Prefería conocer el estado del canadiense antes de encontrárselo.
Preguntaba de forma legítima, un miedo que por su propio bien se había evitado hasta ahora, pero también como evasión a la pregunta de Räg. Sí que estaban heridos, pero no de la forma visible que les justificaría ante el resto. La mano de Ethan ahora incidía sobre el flechazo medio abierto de su hombro, pero comparado a los nervios y la vergüenza, el dolor físico era casi lo más agradable que sentía.
En un último empujón de fuerza ayudó a entrar al londinense, protegidos -o quizás acorralados- por los demás. Estaba agotado, pero no le quedaba otra que aceptar su celda.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Sendar
20/11/24, 01:26 pm
Airi se dejó llevar durante un momento, un momento en el que no importaba nada más allá de que estaban todos juntos y vivos, independientemente de otras cosas que, en el fondo, eran menos importantes. Sus brazos abarcaron tanto a Nohlem como a Ethan, sintiendo su calor como la confirmación reconfortante que era de que habían vuelto con ellos.
Cuando Airi se apartó, dejando paso a Aniol, recibió dos respuestas negativas a su pregunta, una con palabras y otra sin ellas. Su mirada se desvió al suelo a la vez que se apretaba un brazo con fuerza, clavándose las uñas mientras pensaba qué podía responder una situación como aquella. Nada. Solo podía esperar y darles espacio.
Ya a un lado, no miró a nadie más que al suelo y a las piernas de quienes les rodeaban. Solo la pregunta de Connor logró sacarle de aquel estado de dudas y angustia.
—Se encuentra bien, ahora —dijo, mientras iniciaban el regreso al torreón—. Estábamos… Apareció más gente de Letargo cuando nos separamos —admitió por fin; tal vez no era el momento, pero era más fácil hablar de eso que de las cosas que habían quedado sin decir—. Pero estamos todos bien, salieron corriendo. Teníamos… teníamos mucho miedo de que os hubiesen encontrado, estábamos muy asustados. Lo siento, lo siento mucho —sollozó—. Decidimos poner a salvo a Connor y a los niños primero, si nos separábamos…
Le sanaí no pudo contener más las lágrimas cuando su voz se rompió. La culpa le había carcomido toda la tarde. Había razonado la decisión que habían tomado como la correcta, pero una parte de elle sentía que era una elección cobarde también. Que no estaba a la altura de lo que tal vez habrían hecho ellos o Connor de encontrarse bien. Le hacía pensar precisamente en el reproche claro que habían recibido por no estar a la altura de las circunstancias, y por tanto era como si hubiese vuelto a meter el dedo en la llaga.
—Lo siento —repitió aún más bajo, secándose las lágrimas con la manga de la camiseta.
Cuando Airi se apartó, dejando paso a Aniol, recibió dos respuestas negativas a su pregunta, una con palabras y otra sin ellas. Su mirada se desvió al suelo a la vez que se apretaba un brazo con fuerza, clavándose las uñas mientras pensaba qué podía responder una situación como aquella. Nada. Solo podía esperar y darles espacio.
Ya a un lado, no miró a nadie más que al suelo y a las piernas de quienes les rodeaban. Solo la pregunta de Connor logró sacarle de aquel estado de dudas y angustia.
—Se encuentra bien, ahora —dijo, mientras iniciaban el regreso al torreón—. Estábamos… Apareció más gente de Letargo cuando nos separamos —admitió por fin; tal vez no era el momento, pero era más fácil hablar de eso que de las cosas que habían quedado sin decir—. Pero estamos todos bien, salieron corriendo. Teníamos… teníamos mucho miedo de que os hubiesen encontrado, estábamos muy asustados. Lo siento, lo siento mucho —sollozó—. Decidimos poner a salvo a Connor y a los niños primero, si nos separábamos…
Le sanaí no pudo contener más las lágrimas cuando su voz se rompió. La culpa le había carcomido toda la tarde. Había razonado la decisión que habían tomado como la correcta, pero una parte de elle sentía que era una elección cobarde también. Que no estaba a la altura de lo que tal vez habrían hecho ellos o Connor de encontrarse bien. Le hacía pensar precisamente en el reproche claro que habían recibido por no estar a la altura de las circunstancias, y por tanto era como si hubiese vuelto a meter el dedo en la llaga.
—Lo siento —repitió aún más bajo, secándose las lágrimas con la manga de la camiseta.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Torreón Sendar
20/11/24, 06:47 pm
El reencuentro fue cuanto menos emotivo. Su calma propia no era nada comparada con la voz rota y las lágrimas del resto, y justamente movidas por ellas notaba la nueva tranquilidad con fuerza y un ligero picor en los ojos que no llegaron a convertirse en otras lágrimas más. Se le hacía imposible no empatizar con el ambiente cuando, probablemente, era uno de los pocos milagros que habían ocurrido en la ciudad. Estaban de nuevo juntos y, quitando toda la tensión, daba gracias de que ni Ethan ni Nohlem parecían tener nuevas heridas, al menos físicas. Aunque...
Al neoyorquino, igual que cualquiera de los presentes, no le hacía falta más que mirar a sus dos compañeros para saber que aún volviendo con vida estaban lejos de estar bien. No conseguía imaginarse qué podía haberles pasado durante el tiempo que habían estado fuera. Solo había una cosa, una en la que no quería pensar aunque esperara pacientemente en un rincón de su mente sin dignarse a marcharse, pero dudaba que solamente aquello explicara un regreso tan tardío. El chico sintió un pinchazo en el corazón con el hilillo de voz de ambos, que confirmaba lo obvio. Asintió solemnemente a la petición del británico antes de girarse y caminar de vuelta al interior del torreón.
Por el camino hasta llegar dentro, el varmano preguntó por Connor y Rick escuchó a Airi contarle lo que había sucedido en su ausencia. Dejó sus armas cerca de una de las paredes del salón y su idea habría sido acercarse a la cocina para vasos y agua para quien lo necesitara luego de una tarde tan complicada, pero los primeros sollozos de le sanaí le hicieron cambiar su plan de acción. Se acercó hasta su amigue con un pesar creciente a medida que elle lloraba y al llegar a su lado le puso una mano firme y llena de cariño en el hombro, con lo más cercano a una sonrisa muy cansada que el desánimo le permitía. Poco podía hacer por animar a nadie, pero al menos dejaría claro que compartía su dolor y su incertidumbre. Si habían hecho bien en irse al torreón primero era algo que no tenía claro, pero no había forma ya de cambiarlo y al menos podían dar gracias de que no iban a tener que arrepentirse de más por lo que pudiera haber pasado.
El neoyorquino decidió tomar el relevo y terminar la historia que había empezado Airi. -En cuanto estabilizamos a Connor salimos a buscaros antes de que fuera demasiado tarde... Hasta ahora hemos estado buscando por los alrededores y Aniol estuvo colocando carteles, por si los veíais antes que a nosotros- explicó con cierta pesadez, dejando entrever la preocupación que habían sentido por las horas en las que no habían encontrado ni un mísero rastro de ambos. Por unos instantes el chico se quedó en silencio y, aunque no quería sumarles más agobio, por la tranquilidad de todos terminó por preguntar: -¿Dónde... dónde estabais? ¿Pasó algo?- Era una pregunta genuina hecha desde el temor de que se hubieran encontrado algún monstruo o con el grupo por el camino, no con lo que hubiera pasado nada más marcharse. Sobre aquello... podía hacerse una idea, pero necesitaba concentrarse en lo demás para mantenerse cuerdo entre tantas lágrimas y ánimos rotos.
Al neoyorquino, igual que cualquiera de los presentes, no le hacía falta más que mirar a sus dos compañeros para saber que aún volviendo con vida estaban lejos de estar bien. No conseguía imaginarse qué podía haberles pasado durante el tiempo que habían estado fuera. Solo había una cosa, una en la que no quería pensar aunque esperara pacientemente en un rincón de su mente sin dignarse a marcharse, pero dudaba que solamente aquello explicara un regreso tan tardío. El chico sintió un pinchazo en el corazón con el hilillo de voz de ambos, que confirmaba lo obvio. Asintió solemnemente a la petición del británico antes de girarse y caminar de vuelta al interior del torreón.
Por el camino hasta llegar dentro, el varmano preguntó por Connor y Rick escuchó a Airi contarle lo que había sucedido en su ausencia. Dejó sus armas cerca de una de las paredes del salón y su idea habría sido acercarse a la cocina para vasos y agua para quien lo necesitara luego de una tarde tan complicada, pero los primeros sollozos de le sanaí le hicieron cambiar su plan de acción. Se acercó hasta su amigue con un pesar creciente a medida que elle lloraba y al llegar a su lado le puso una mano firme y llena de cariño en el hombro, con lo más cercano a una sonrisa muy cansada que el desánimo le permitía. Poco podía hacer por animar a nadie, pero al menos dejaría claro que compartía su dolor y su incertidumbre. Si habían hecho bien en irse al torreón primero era algo que no tenía claro, pero no había forma ya de cambiarlo y al menos podían dar gracias de que no iban a tener que arrepentirse de más por lo que pudiera haber pasado.
El neoyorquino decidió tomar el relevo y terminar la historia que había empezado Airi. -En cuanto estabilizamos a Connor salimos a buscaros antes de que fuera demasiado tarde... Hasta ahora hemos estado buscando por los alrededores y Aniol estuvo colocando carteles, por si los veíais antes que a nosotros- explicó con cierta pesadez, dejando entrever la preocupación que habían sentido por las horas en las que no habían encontrado ni un mísero rastro de ambos. Por unos instantes el chico se quedó en silencio y, aunque no quería sumarles más agobio, por la tranquilidad de todos terminó por preguntar: -¿Dónde... dónde estabais? ¿Pasó algo?- Era una pregunta genuina hecha desde el temor de que se hubieran encontrado algún monstruo o con el grupo por el camino, no con lo que hubiera pasado nada más marcharse. Sobre aquello... podía hacerse una idea, pero necesitaba concentrarse en lo demás para mantenerse cuerdo entre tantas lágrimas y ánimos rotos.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Sendar
20/11/24, 10:00 pm
No quiso derrumbarse cuando poco a poco el día se fue marchando, evadiendo cualquier posibilidad de que estuviesen en la oscuridad de la noche y aferrándose a esos últimos carteles que pusieron entre todos. La duda le asaltaba cada vez que veía el terreno, gris, vacío, echando de menos cada vez más y queriendo gritar, patalear de frustración.
Por eso la pregunta formulada por Anuol fue destructiva para el italiano, manteniendo la mirada perdida sobre nada en particular. Muertos. Una palabra que estuvo esquivando desesperadamente le llegó a los oídos y lo atacó, le hizo bufar con agitación ante aquel concepto, aquella meta triste que lo amenazaba con llevarse a más personas.
Y lo mismo sus dos amigos la cruzaron.
Hizo el intento de quejarse al polaco, volviéndose con su boca abierta pero carente de palabras. El nudo era demasiado, apenas podía siquiera respirar en condiciones por el dolor tan abrupto que lo asfixió, cruel y despiadado como sus perseguidores o, quizás, incluso más. No quería eso, no quería más perdidas ni más tristeza mordiendo su labio y mirando hacia las piedrecitas del suelo, cada vez más borrosas por el traicionero rocío que lo cegaba, cayendo unas gotas solitarias al suelo, imperceptibles bajo la melena del chiquillo que le tapaba el rostro, aguado y desolado.
Entre los eternos momentos de silencio, Airi gritó unos nombres, los mismos que le hicieron levantar la cabeza de pronto y quitarse la melena de por medio. Entre el mar de lágrimas pudo ver a dos figuras, apoyándose una a la otra y, como si de un tirón le quitasen el nudo, Damian corrió detrás de Airi soltando la congoja de golpe, torpe y desafinada, fea y sincera al abrir la caja de sus angustias y dejar ir todo aquello.
Eran ellos. Nohem y Ethan. Los dos, vivos. No se marcharon, volvieron.
Damian se paró para examinarlos, apretando sus puños y con las mejillas sonrojadas agradeciendo a toda la existencia por devolver a su vida a dos amigos demasiado importantes como para perderlos. Parecían… abatidos, se notaba a leguas que no había nada irradiando sus rostros exceptuando una penumbra triste. El italiano igualmente estiró las comisuras, sorbiendo por la nariz y limpiando con sus nudillos sus ya ahogados ojos al ver a su mejor amigo abrazándolos.
Por eso fue detrás, apegándose a Nohlem como un imán después de Aniol y exhalando con agitación al tenerlo tan cerca, así como agarrando la camiseta de Ethan con su mano libre para tenerlo a su alcance de nuevo, como si no quisiese que se despegase de él nunca mas, ni uno ni otro mientras ahogaba sus penas en la camiseta de Nohlem. Al cabo de un rato se despegó de ellos, no librándose del mal trago pero ya consolado un poco.
—No os vayáis nunca mas… —balbuceó como pudo, escapándose otra congoja más al oír a Airi y a Rick, estando especialmente triste por le sanaí cuando rompió a llorar de camina a la seguridad del torreón y Damian se decidió acercar a Aniol, con el polaco se sentía mejor bajo tanta movida emocional de la que estaba cero acostumbrado.
Al fin todos estaban enteros y seguros, apoyado en la pared más cercana y mirando hacia la conversación.
Por eso la pregunta formulada por Anuol fue destructiva para el italiano, manteniendo la mirada perdida sobre nada en particular. Muertos. Una palabra que estuvo esquivando desesperadamente le llegó a los oídos y lo atacó, le hizo bufar con agitación ante aquel concepto, aquella meta triste que lo amenazaba con llevarse a más personas.
Y lo mismo sus dos amigos la cruzaron.
Hizo el intento de quejarse al polaco, volviéndose con su boca abierta pero carente de palabras. El nudo era demasiado, apenas podía siquiera respirar en condiciones por el dolor tan abrupto que lo asfixió, cruel y despiadado como sus perseguidores o, quizás, incluso más. No quería eso, no quería más perdidas ni más tristeza mordiendo su labio y mirando hacia las piedrecitas del suelo, cada vez más borrosas por el traicionero rocío que lo cegaba, cayendo unas gotas solitarias al suelo, imperceptibles bajo la melena del chiquillo que le tapaba el rostro, aguado y desolado.
Entre los eternos momentos de silencio, Airi gritó unos nombres, los mismos que le hicieron levantar la cabeza de pronto y quitarse la melena de por medio. Entre el mar de lágrimas pudo ver a dos figuras, apoyándose una a la otra y, como si de un tirón le quitasen el nudo, Damian corrió detrás de Airi soltando la congoja de golpe, torpe y desafinada, fea y sincera al abrir la caja de sus angustias y dejar ir todo aquello.
Eran ellos. Nohem y Ethan. Los dos, vivos. No se marcharon, volvieron.
Damian se paró para examinarlos, apretando sus puños y con las mejillas sonrojadas agradeciendo a toda la existencia por devolver a su vida a dos amigos demasiado importantes como para perderlos. Parecían… abatidos, se notaba a leguas que no había nada irradiando sus rostros exceptuando una penumbra triste. El italiano igualmente estiró las comisuras, sorbiendo por la nariz y limpiando con sus nudillos sus ya ahogados ojos al ver a su mejor amigo abrazándolos.
Por eso fue detrás, apegándose a Nohlem como un imán después de Aniol y exhalando con agitación al tenerlo tan cerca, así como agarrando la camiseta de Ethan con su mano libre para tenerlo a su alcance de nuevo, como si no quisiese que se despegase de él nunca mas, ni uno ni otro mientras ahogaba sus penas en la camiseta de Nohlem. Al cabo de un rato se despegó de ellos, no librándose del mal trago pero ya consolado un poco.
—No os vayáis nunca mas… —balbuceó como pudo, escapándose otra congoja más al oír a Airi y a Rick, estando especialmente triste por le sanaí cuando rompió a llorar de camina a la seguridad del torreón y Damian se decidió acercar a Aniol, con el polaco se sentía mejor bajo tanta movida emocional de la que estaba cero acostumbrado.
Al fin todos estaban enteros y seguros, apoyado en la pared más cercana y mirando hacia la conversación.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreón Sendar
23/11/24, 12:59 am
¿Siempre le había dolido tanto las muestras de afecto? Punzadas, eso sentía con cada una de ellas, algunas de culpabilidad, otras de amargura, un acopio doloroso de espinas que una vez habían atravesado su piel, se quedaban allí, encalladas. Se vió incapaz de reaccionar ante Aniol, no tuvo palabras qué regalarle, ni confort que ofrecerle. Su mano se movió dudosa, pero quedó dispersa en el aire, cerrando levemente los dedos en una caricia que nunca llegaría a dar al pequeño.
Sufría de un miedo tan irracional por el mero contacto, que se le antojaba hasta ridículamente cómico. No quería, no podía ni pensar en ello, valoraba la soledad porque al menos en ella podía limpiarse parte de los errores que estaba cometiendo. Nohlem preguntó por Connor y solo pudo levantar brevemente la mirada para buscarlo entre los presentes, dejando escapar parte del aire al no verlo. ¿Habría cambiado algo no cumplir ese plan? Lo dudaba, tanto como empezaba a darse cuenta de que el intento de familia no había sido más que un burdo espejismo, uno que en el momento en el que se deshiciera volvería a dejarlo solo. Lo peor es que, consideraba que ese final, era el más correcto.
-Está bien -Respondió con voz queda al testimonio de Airi y Rick, al cual por cierto acaba de razonar su presencia. No quería hablar más del tema, bueno, más bien no quería hablar, a secas. -En un funeral.
Fue en cambio, la única contestación que le otorgó a Rick. La única suficientemente suave como para poderla compartir en alto, porque decirle la verdad, decirle lo tentado que había estado de fundirse con el resto de huesos de la cicatriz, era demasiada carga como para que resultase justa dejársela a nadie. Si algún día, bailando en esa fina línea ganaba la desgana y el miedo, simplemente no querría comentarlo, desaparecería con el mayor de los silencios. Como si en primer lugar, nunca hubiera terminado de existir.
Por eso, cuando Nohlem siguió avanzando agradeció en silencio poder omitir cualquier intento de entablar de nuevo la conversación. No quería nada, ni sentir el tirón ligero de Damian sobre su camiseta, ni la culpa manchada de Airi y Räg, ni las dudas por Connor, ni la pena que sentía por Aniol, ni el miedo a un posible reproche de Rick. Le bastaba con llegar a la cama, con cerrar los ojos y, con suerte, fingir que ese día solo había sido uno más de otros tantos. Las lágrimas seguían cayendo, suaves y silenciosas, empañando una vista que de por si no hacía ya esfuerzos en enfocar por donde avanzaban.
Quería dormir, ver una última vez a Connor y subir al refugio que era su habitación compartida. Ya poco le importaba si una vez atrapado en el sueño, pudiera o no salir de él, con tal de que, durante unas horas, le diera al menos, un poco de descanso.
Sufría de un miedo tan irracional por el mero contacto, que se le antojaba hasta ridículamente cómico. No quería, no podía ni pensar en ello, valoraba la soledad porque al menos en ella podía limpiarse parte de los errores que estaba cometiendo. Nohlem preguntó por Connor y solo pudo levantar brevemente la mirada para buscarlo entre los presentes, dejando escapar parte del aire al no verlo. ¿Habría cambiado algo no cumplir ese plan? Lo dudaba, tanto como empezaba a darse cuenta de que el intento de familia no había sido más que un burdo espejismo, uno que en el momento en el que se deshiciera volvería a dejarlo solo. Lo peor es que, consideraba que ese final, era el más correcto.
-Está bien -Respondió con voz queda al testimonio de Airi y Rick, al cual por cierto acaba de razonar su presencia. No quería hablar más del tema, bueno, más bien no quería hablar, a secas. -En un funeral.
Fue en cambio, la única contestación que le otorgó a Rick. La única suficientemente suave como para poderla compartir en alto, porque decirle la verdad, decirle lo tentado que había estado de fundirse con el resto de huesos de la cicatriz, era demasiada carga como para que resultase justa dejársela a nadie. Si algún día, bailando en esa fina línea ganaba la desgana y el miedo, simplemente no querría comentarlo, desaparecería con el mayor de los silencios. Como si en primer lugar, nunca hubiera terminado de existir.
Por eso, cuando Nohlem siguió avanzando agradeció en silencio poder omitir cualquier intento de entablar de nuevo la conversación. No quería nada, ni sentir el tirón ligero de Damian sobre su camiseta, ni la culpa manchada de Airi y Räg, ni las dudas por Connor, ni la pena que sentía por Aniol, ni el miedo a un posible reproche de Rick. Le bastaba con llegar a la cama, con cerrar los ojos y, con suerte, fingir que ese día solo había sido uno más de otros tantos. Las lágrimas seguían cayendo, suaves y silenciosas, empañando una vista que de por si no hacía ya esfuerzos en enfocar por donde avanzaban.
Quería dormir, ver una última vez a Connor y subir al refugio que era su habitación compartida. Ya poco le importaba si una vez atrapado en el sueño, pudiera o no salir de él, con tal de que, durante unas horas, le diera al menos, un poco de descanso.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Sendar
26/11/24, 05:02 pm
Nohlem no respondió con palabras ni sonrisas de alivio, sino solo con un asentimiento no dirigido a nadie. La noticia de que se habían encontrado con Letargo calló sobre él como un jarro de agua fría, pero no por un único motivo; por un lado era el peligro en el que se habían encontrado cargando con Connor, sin ellos para ayudar, por otro, la mala suerte que habían tenido al no ser Ethan y él. Nohlem tenía miedo, no quería morirse -voluntariamente-, pero si se hubieran encontrado ellos con Letargo…
Seguro habría sido todo más fácil.
—Hicisteis bien —dijo con tono muerto, carente de ningún tipo de energía, siquiera esa pizca de rabia por la nefasta combinación de como habían sucedido las cosas. Al menos no había ningún herido más.
La pena a su alrededor empezaba a ser inaguantable. Los llantos de Airi se transformaban en cristales contra su tímpano y la humedad de Damian en ácido contra su ropa. Nohlem apretó los dientes, procurando no gruñir ni arrugar el morro y siguió caminando, haciendo esfuerzos titánicos para no sumarse a aquel esperpento, recurriendo a las ganas que tenía de irse a la mierda para aguantar sus propias ganas de llorar. Había un cupo de culpa que podía aguantar su cuerpo, y ahora mismo notaba los niveles rascando por dentro lo más alto de su cráneo.
Ignoró la voz de Rick por una mezcla de voluntad y mecanismo de defensa, sin concentrarse en otra cosa que no fuera el contenerse las lágrimas, pero por supuesto la cuestión terminó asfixiándole más, como un puñal en el diafragma. Le sonó a reproche más que a preocupación, peso de todas las disputas que habían tenido y la experiencia de ser recibido en casa con ese cuestionario tantas otras veces. Su corazón se aceleró y sus pupilas aumentaron con miedo, porque sabía que el enfado que generaría en Rick era inminente respondiera lo que respondiese, incluso si, como buen cobarde, decidía permanecer callado. Si se iba enfadar igual, ¿qué más daba la respuesta? Agachó más aún la vista, temiendo ver en el americano el mismo odio que vio el día anterior, agradeciendo las elegantes palabras de Ethan.
Habían estado en un funeral, sí. Y eso que el muerto no lo merecía.
Sin mediar palabra y escondiéndose tras la vergüenza de romper a llorar, Nohlem acompañó a Ethan dentro. Una vez en la fría seguridad del torreón, y comprobado que Connor efectivamente estaba vivo, el granta se encerraró en una habitación sin comer o cenar. Damian no tenía que preocuparse por nada, pues tal como deseaba, el varmano no pensaba salir de ahí nunca más.
Seguro habría sido todo más fácil.
—Hicisteis bien —dijo con tono muerto, carente de ningún tipo de energía, siquiera esa pizca de rabia por la nefasta combinación de como habían sucedido las cosas. Al menos no había ningún herido más.
La pena a su alrededor empezaba a ser inaguantable. Los llantos de Airi se transformaban en cristales contra su tímpano y la humedad de Damian en ácido contra su ropa. Nohlem apretó los dientes, procurando no gruñir ni arrugar el morro y siguió caminando, haciendo esfuerzos titánicos para no sumarse a aquel esperpento, recurriendo a las ganas que tenía de irse a la mierda para aguantar sus propias ganas de llorar. Había un cupo de culpa que podía aguantar su cuerpo, y ahora mismo notaba los niveles rascando por dentro lo más alto de su cráneo.
Ignoró la voz de Rick por una mezcla de voluntad y mecanismo de defensa, sin concentrarse en otra cosa que no fuera el contenerse las lágrimas, pero por supuesto la cuestión terminó asfixiándole más, como un puñal en el diafragma. Le sonó a reproche más que a preocupación, peso de todas las disputas que habían tenido y la experiencia de ser recibido en casa con ese cuestionario tantas otras veces. Su corazón se aceleró y sus pupilas aumentaron con miedo, porque sabía que el enfado que generaría en Rick era inminente respondiera lo que respondiese, incluso si, como buen cobarde, decidía permanecer callado. Si se iba enfadar igual, ¿qué más daba la respuesta? Agachó más aún la vista, temiendo ver en el americano el mismo odio que vio el día anterior, agradeciendo las elegantes palabras de Ethan.
Habían estado en un funeral, sí. Y eso que el muerto no lo merecía.
Sin mediar palabra y escondiéndose tras la vergüenza de romper a llorar, Nohlem acompañó a Ethan dentro. Una vez en la fría seguridad del torreón, y comprobado que Connor efectivamente estaba vivo, el granta se encerraró en una habitación sin comer o cenar. Damian no tenía que preocuparse por nada, pues tal como deseaba, el varmano no pensaba salir de ahí nunca más.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreón Sendar
30/11/24, 07:09 pm
El repiqueteo de la cuchara contra la taza, rítmico y pausado, era lo único que lograba captar la atención de Ethan. Tenía la mirada perdida, focalizada en el suave vaivén del agua rosada de su interior. Hacía tiempo que el intento de té se había quedado frío, pero no por ello había aminorado los pequeños círculos que trazaba sobre el mismo. A veces, como un consuelo temporal, el paisaje se deformaba en un espejismo borroso y los colores de su bebida se mezclaban en formas ilógicas. Eran cambios sutiles, como los que el tiempo empezaba a regalarles, una brisa más agitada, un cielo nocturno por fin iluminado y el aullido impaciente de criaturas que hasta ahora solo se encontraban de fondo, distantes. Algo estaba sucediendo, adaptándose a nuevos tiempos, pero cuanto más lo pensaba, más se daba cuenta de que a pesar de todo, seguían sin tener un solo astro rojo que diera el timbre final a aquella desdicha.
Otro choque de metal contra cerámica repercutió contra sus oídos y el joven, lejos de levantar la mirada decidió seguir sumido en el mismo. Desconocía cuánto tiempo llevaban ya allí, atrapados, pues aunque sabía que alguno de sus compañeros tenían los días numerados, el solo cuantificar la magnitud del secuestro le revolvía las tripas. Un año, un año le había prometido aquella desconocida, y mientras en un inicio todas sus esperanzas se habían resuelto en torno a esa fecha, ahora solo contaba con la mayor de las incertidumbres. ¿De verdad podrían todos regresar a sus hogares? Las palabras de aquella cucaracha seguían golpeando su sien con toda la desdicha de creerlas en parte verdad, nada les prometía que simplemente les dejaran irse, ni que no hubiera un último y macabro juego cumplido lo dicho. Quizá solo podría haber un vencedor, un triste ganador como el que había visto en tantas distopías juveniles, quizá aunque no fuera así, aunque todos pudieran volver a abrazar a sus amigos y familia, ya nada sería igual.
Las cicatrices no se podrían borrar aún regresando a la seguridad de su tierra natal, la sangre seguiría entre sus uñas, seca y permanente. El recuerdo sería su condena y la soledad su castigo. Su cuerpo no era más que un cuento que lejos de tener un final feliz, alargaba las penas de su desdichado protagonista, pues sobre su pálida tez, cada día más apagada por la falta de sol y los escasos cuidados, se pintaban galaxias violáceas y rojizas. Constelaciones doloridas que se curaban por momentos y se volvían a crear en los siguientes. El cristal reflejaba brillos verdosos sobre los vasos próximos, descansaba sobre su holgada camisa, indicando al no tocar piel, si no tela, que estaba recién cargado y es que, a cada día que avanzaban el collar necesitaba de menos horas para estar listo. Ethan lo achacaba a la magia del lugar, pues similar a esta curiosidad, sus compañeros habían descubierto nuevos hechizos y expandido los propios. Los que en su día no podían hacer ahora eran parte del repertorio formal y si bien, él desconocía acerca de esa curiosidad se alegraba porque tuvieran esa ayuda extra para defenderse.
Así, cuando un día no pudiera seguirles el ritmo, estaría feliz sabiendo que el resto podría seguir el rumbo marcado. Se quedaría atrás, sentado, estirando su pierna mala en la tranquilidad de que todo lo que podía haberles dado, ya lo había entregado … La cuchara volvió a chocar, pero esta vez lo repentino fue suficiente para hacerle consciente de dónde estaba. Pestañeó un par de veces aturdido y entonces levantó la mirada para poder vislumbrar el tranquilo desayuno de su alrededor. No podía aportar nada más que una suave sonrisa, agradecido porque aún en las peores no volvía a encontrarse solo.
Ethan terminó por levantarse, recogiendo su taza aún medio llena y el platillo limpio por no haber sido usado. Los colocó en la pila, pues aunque sabía que para alguno de sus amigos limpiarlo solo consistía en dos palabras y un gesto, esas actividades banales le curaban parte de su melancolía. Por eso no le importó mojarse los nudillos heridos en el frío agua recogida del pozo, ni rascarse las heridas al tener que remangarse para empezar a lavar. Sus brazos eran la viveza de sus entrenos pero también de cómo una persona tan calmada como era él, encontraba cierto placer culposo en cada golpe mal llevado durante las prácticas. Iba más allá del ardor inicial, de cómo la frustración se convertía en gasolina para querer seguir hasta caída la noche golpeando muñecos de paja y paredes de piedra, era un intento de castigo. Uno de los velados que ni la propia persona razonaba, era un ¨te lo mereces " susurrado a su oído, un ¨aún no eres suficiente¨ plasmandose como miedo real en su mente. Prefería salir escaldado todas las tardes si así lograba hacer una diferencia a la siguiente salida, si cada gota sudada significaba poder aportar más a la protección del grupo.
Sus manos ya no eran tan suaves como cuando había llegado allí, ni tampoco las usaba ya para hacer bellas figuras con las que decorar el hogar. Ahora solo servían para izar un arma y anteponerse a otro golpe, para cubrirse de cicatrices con la promesa de que en un mañana sirvieran para sacar a sus compañeros de aquella horrible ciudad. ¿Sobre él? Ya se vería, sabía que no era más que una pintada más en aquel sitio, que no contaba con la fuerza de Connor, ni con la destreza de Nohlem, que lejos se quedaban sus cualidades para siquiera alcanzar la sombra de lo que hacían Aniol, Räg y Airi. No, claro que no, ni era mágico, ni era un buen guerrero. Solo servía de escudo, y para eso estaba ensayando.
El plato ya estaba limpio, lo había estado desde un inicio pero el joven siguió trazando círculos con el jabón en torno a su base atrapado de nuevo, en otro ciclo.
Otro choque de metal contra cerámica repercutió contra sus oídos y el joven, lejos de levantar la mirada decidió seguir sumido en el mismo. Desconocía cuánto tiempo llevaban ya allí, atrapados, pues aunque sabía que alguno de sus compañeros tenían los días numerados, el solo cuantificar la magnitud del secuestro le revolvía las tripas. Un año, un año le había prometido aquella desconocida, y mientras en un inicio todas sus esperanzas se habían resuelto en torno a esa fecha, ahora solo contaba con la mayor de las incertidumbres. ¿De verdad podrían todos regresar a sus hogares? Las palabras de aquella cucaracha seguían golpeando su sien con toda la desdicha de creerlas en parte verdad, nada les prometía que simplemente les dejaran irse, ni que no hubiera un último y macabro juego cumplido lo dicho. Quizá solo podría haber un vencedor, un triste ganador como el que había visto en tantas distopías juveniles, quizá aunque no fuera así, aunque todos pudieran volver a abrazar a sus amigos y familia, ya nada sería igual.
Las cicatrices no se podrían borrar aún regresando a la seguridad de su tierra natal, la sangre seguiría entre sus uñas, seca y permanente. El recuerdo sería su condena y la soledad su castigo. Su cuerpo no era más que un cuento que lejos de tener un final feliz, alargaba las penas de su desdichado protagonista, pues sobre su pálida tez, cada día más apagada por la falta de sol y los escasos cuidados, se pintaban galaxias violáceas y rojizas. Constelaciones doloridas que se curaban por momentos y se volvían a crear en los siguientes. El cristal reflejaba brillos verdosos sobre los vasos próximos, descansaba sobre su holgada camisa, indicando al no tocar piel, si no tela, que estaba recién cargado y es que, a cada día que avanzaban el collar necesitaba de menos horas para estar listo. Ethan lo achacaba a la magia del lugar, pues similar a esta curiosidad, sus compañeros habían descubierto nuevos hechizos y expandido los propios. Los que en su día no podían hacer ahora eran parte del repertorio formal y si bien, él desconocía acerca de esa curiosidad se alegraba porque tuvieran esa ayuda extra para defenderse.
Así, cuando un día no pudiera seguirles el ritmo, estaría feliz sabiendo que el resto podría seguir el rumbo marcado. Se quedaría atrás, sentado, estirando su pierna mala en la tranquilidad de que todo lo que podía haberles dado, ya lo había entregado … La cuchara volvió a chocar, pero esta vez lo repentino fue suficiente para hacerle consciente de dónde estaba. Pestañeó un par de veces aturdido y entonces levantó la mirada para poder vislumbrar el tranquilo desayuno de su alrededor. No podía aportar nada más que una suave sonrisa, agradecido porque aún en las peores no volvía a encontrarse solo.
Ethan terminó por levantarse, recogiendo su taza aún medio llena y el platillo limpio por no haber sido usado. Los colocó en la pila, pues aunque sabía que para alguno de sus amigos limpiarlo solo consistía en dos palabras y un gesto, esas actividades banales le curaban parte de su melancolía. Por eso no le importó mojarse los nudillos heridos en el frío agua recogida del pozo, ni rascarse las heridas al tener que remangarse para empezar a lavar. Sus brazos eran la viveza de sus entrenos pero también de cómo una persona tan calmada como era él, encontraba cierto placer culposo en cada golpe mal llevado durante las prácticas. Iba más allá del ardor inicial, de cómo la frustración se convertía en gasolina para querer seguir hasta caída la noche golpeando muñecos de paja y paredes de piedra, era un intento de castigo. Uno de los velados que ni la propia persona razonaba, era un ¨te lo mereces " susurrado a su oído, un ¨aún no eres suficiente¨ plasmandose como miedo real en su mente. Prefería salir escaldado todas las tardes si así lograba hacer una diferencia a la siguiente salida, si cada gota sudada significaba poder aportar más a la protección del grupo.
Sus manos ya no eran tan suaves como cuando había llegado allí, ni tampoco las usaba ya para hacer bellas figuras con las que decorar el hogar. Ahora solo servían para izar un arma y anteponerse a otro golpe, para cubrirse de cicatrices con la promesa de que en un mañana sirvieran para sacar a sus compañeros de aquella horrible ciudad. ¿Sobre él? Ya se vería, sabía que no era más que una pintada más en aquel sitio, que no contaba con la fuerza de Connor, ni con la destreza de Nohlem, que lejos se quedaban sus cualidades para siquiera alcanzar la sombra de lo que hacían Aniol, Räg y Airi. No, claro que no, ni era mágico, ni era un buen guerrero. Solo servía de escudo, y para eso estaba ensayando.
El plato ya estaba limpio, lo había estado desde un inicio pero el joven siguió trazando círculos con el jabón en torno a su base atrapado de nuevo, en otro ciclo.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Sendar
01/12/24, 01:33 pm
El transcurso del tiempo se tornó abstracto, desconocido para el chico que le estuvo ahogando el miedo a lo que se le estuvo mostrando ante sus ojos. Gris, todo era gris y apagado en cada día que le tocó amanecer y observar lo que tenía a su alrededor. Sabía que era culpa de Letargo pero con cada susto, cada sensación de sentir como los cuellos de los demás estaban expuestos al agarre de esos desgraciados quitaba el color de las cosas, las gamas se desvanecían así como la positividad de Damian, mermándose con cada pensamiento de aquella índole al observar a los que, por momentos, consideró que estarían muertos.
Verde y azul, que ya podrían considerarse como grises diluidos, deambulaban ante los ojos del chiquillo después de que se encargasen del trabajo, una tarea por la que ellos se ofrecieron y Damián ya supo que por sus reacciones era algo malo, increíblemente malo como para verlos así de… mal. No lo entendía del todo y, sin embargo, el pavor le invadía con cada intento de aproximarse a ellos porque no quería tocar aquel tema. Esa salida era algo tabú y el italiano lo borraba de sus palabras entre sus deseos de animar a Ethan, a la hora de reconfortar a Nohlem. Todo ello usando su propio color anaranjado y lo suficientemente vivo gracias a la pequeña inocencia que le quedaba, pero que ya se le escurría de sus dedos.
Por eso no culpó a Rick por querer hablar con él, eso le traía recuerdos de como su familia hacía lo posible por animarlo cuando se raspaba una rodilla o cuando le salían chichones por jugar con las decoraciones del circo. Sin embargo, Damián no logró percibir tanta cercanía con el mayor de ojos de color distinto, intentando hablar con él, pero sus ánimos no fueron tan brillantes como en los primeros días tornándose en un deseo del italiano por distraerse por su cuenta, intercambiando miradas breves que mostraban algo de ese gris al neoyorkino.
Airi y Räg rellenaban ese vacío extraño con su compañía, teniendo un sentimiento parecido a la calidez de una familia entre ellos dos y, por ello, gustaba de tenerlos cerca, aunque solo fuese para pasar ratos en silencio. Una morriña por aquella reminiscencia lo invadía en ocasiones, echando de menos su casa, su circo, al cual intercambió por otro circo de horrores que amenazaba su vida y la de sus amigos quienes también estaban preocupados pues había un enorme elefante en la habitación, un elefante llamado Letargo al cual Damián no quería ver estando entre las escamas y cuernos.
Entre sus intentos de entrenar, al menos por sentirse algo más útil al no tener ese don prometido en sus manos, notaba menos fuerza en su agarre al estar distraído por un destello de luz repentino, el cual vio sin previo aviso pero que no dejaría de perseguirlo junto a puntos ciegos que asfixiaban su campo de visión. Aquella fue la primera vez que lo pudo experimentar, algo tan desconocido para él que lo logró asustar aun más al sentir ese punzante dolor de cabeza que sufría en ocasiones dadas, siempre previo a esos borrones parciales, puntos, cambios en su visión que decían “ya viene”. A veces se refugiaba entre sus amigos, sobre todo cuando jugaba con Aniol que, de pronto, tan solo sucedían. Su mejor amigo le daba esa compañía, ese color que lograba vibrar con el suyo, aunque fuese aleatorio, caótico, aun más con esos extraños dolores de cabeza que nunca experimento y aun menos estaba acostumbrado a soportarlos.
Aquella mañana terminó de desayunar, con la barbilla puesta sobre el respaldo de la silla y sentado ahí, mirando a uno de los ventanales con un suspiro pues era otro día más entre aquellos muros, aquel castillo que al principio se le antojaba incluso divertido, pero ahora no eran más que muros, protectores pero asfixiantes al sentirse atrapado por-.
No, no quería pensar en ellos.
Verde y azul, que ya podrían considerarse como grises diluidos, deambulaban ante los ojos del chiquillo después de que se encargasen del trabajo, una tarea por la que ellos se ofrecieron y Damián ya supo que por sus reacciones era algo malo, increíblemente malo como para verlos así de… mal. No lo entendía del todo y, sin embargo, el pavor le invadía con cada intento de aproximarse a ellos porque no quería tocar aquel tema. Esa salida era algo tabú y el italiano lo borraba de sus palabras entre sus deseos de animar a Ethan, a la hora de reconfortar a Nohlem. Todo ello usando su propio color anaranjado y lo suficientemente vivo gracias a la pequeña inocencia que le quedaba, pero que ya se le escurría de sus dedos.
Por eso no culpó a Rick por querer hablar con él, eso le traía recuerdos de como su familia hacía lo posible por animarlo cuando se raspaba una rodilla o cuando le salían chichones por jugar con las decoraciones del circo. Sin embargo, Damián no logró percibir tanta cercanía con el mayor de ojos de color distinto, intentando hablar con él, pero sus ánimos no fueron tan brillantes como en los primeros días tornándose en un deseo del italiano por distraerse por su cuenta, intercambiando miradas breves que mostraban algo de ese gris al neoyorkino.
Airi y Räg rellenaban ese vacío extraño con su compañía, teniendo un sentimiento parecido a la calidez de una familia entre ellos dos y, por ello, gustaba de tenerlos cerca, aunque solo fuese para pasar ratos en silencio. Una morriña por aquella reminiscencia lo invadía en ocasiones, echando de menos su casa, su circo, al cual intercambió por otro circo de horrores que amenazaba su vida y la de sus amigos quienes también estaban preocupados pues había un enorme elefante en la habitación, un elefante llamado Letargo al cual Damián no quería ver estando entre las escamas y cuernos.
Entre sus intentos de entrenar, al menos por sentirse algo más útil al no tener ese don prometido en sus manos, notaba menos fuerza en su agarre al estar distraído por un destello de luz repentino, el cual vio sin previo aviso pero que no dejaría de perseguirlo junto a puntos ciegos que asfixiaban su campo de visión. Aquella fue la primera vez que lo pudo experimentar, algo tan desconocido para él que lo logró asustar aun más al sentir ese punzante dolor de cabeza que sufría en ocasiones dadas, siempre previo a esos borrones parciales, puntos, cambios en su visión que decían “ya viene”. A veces se refugiaba entre sus amigos, sobre todo cuando jugaba con Aniol que, de pronto, tan solo sucedían. Su mejor amigo le daba esa compañía, ese color que lograba vibrar con el suyo, aunque fuese aleatorio, caótico, aun más con esos extraños dolores de cabeza que nunca experimento y aun menos estaba acostumbrado a soportarlos.
Aquella mañana terminó de desayunar, con la barbilla puesta sobre el respaldo de la silla y sentado ahí, mirando a uno de los ventanales con un suspiro pues era otro día más entre aquellos muros, aquel castillo que al principio se le antojaba incluso divertido, pero ahora no eran más que muros, protectores pero asfixiantes al sentirse atrapado por-.
No, no quería pensar en ellos.
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