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Torreón Maciel (Archivo IV)

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Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Torreón Maciel (Archivo IV)

10/09/12, 07:00 pm
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.

Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.

Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.

-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.

El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.

Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.

Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.

-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.


Última edición por Vacuum el 10/09/12, 09:09 pm, editado 1 vez
Naeryan
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10/09/12, 08:18 pm
Shizel fue el siguiente en entrar al torreón. Había querido picar de la cesta por el camino pero para su desencanto casi nada de lo que había en ella parecía demasiado apetecible. Esperaba que las de sus compañeros fueran mejores, o al menos que alguno de ellos supiera cocinar: él no tenía ni idea.
Había recuperado de camino allí el control férreo sobre sus palabras y gestos que había perdido al hablarle a Wintelgy, y el esqueleto anclado en el último piso sólo logró arrancarle una ceja alzada a ojos de sus compañeros. En su fuero interno, sin embargo, estaba deseando subir las escaleras para verlo más de cerca.
Preocupado torció el gesto al ver el estado del puente, pero de momento aquello no tenía solución. Por fortuna las puertas interiores sí parecían tener cerrojo.
Lo primero que le llamó la atención al entrar fue el polvo. Hizo una mueca leve de inconformidad pero ésta se suavizó cuando vio el resto del lugar: sofás, una mesa, incluso una cocina bastante funcional le dieron la bienvenida al entrar en el salón. Su primer impulso fue abrir las ventanas: era un instinto nervioso con el que cargaba desde niño. De inmediato se dirigió a la primera que vio y la abrió, escrutando la noche que ya había caído fuera.
Focos de luz empezaban a iluminar el cielo, demasiado erráticos y cercanos para ser estrellas: a lo lejos parecían una suerte de polillas incandescentes. Shizel estiró el cuello todo lo que pudo para ver de qué se trataban, y se apartó a toda prisa cuando una de aquellas cosas de fuego pasó peligrosamente cerca de su cara. Retrocedió y cerró la ventana de un portazo.
-No abráis las ventanas- dijo innecesariamente.
Miró a las escaleras que descendían al sótano con desconfianza. Después del tema de las mazmorras no iba a aventurarse tan pronto en un sitio parecido sin compañía.
“Que lo haga otro”, pensó dirigiéndose a las escaleras ascendentes.
Subió directamente al último piso al ver que Saren se ocupaba de explorar los inferiores. No obstante una brisa gélida le dio la bienvenida apenas accedió a él, y un inquietante aletear cerca de su oreja le convenció de examinar el esqueleto al día siguiente y emprender la retirada escaleras abajo.
Los gritos de Saren le informaron de que no había nada preocupante en los otros pisos: al contrario, aquel torreón era sorprendentemente habitable. Se alegró al saber que había un pozo: en cuanto terminara de comer saldría a refrescarse un poco la piel, a falta del baño largo que necesitaba.
-No es ningún palacio pero tampoco está mal- comentó a sus compañeros al bajar-. Y en el piso del esqueleto no he visto peligro pero sí algún inquilino al que nos vendría bien echar mañana; está demasiado oscuro para hacerlo ahora.
Cuando Saren anunció que la cena estaba lista Shizel tomó asiento en el primer lugar que encontró y procedió a servirse como si fuera lo más natural del mundo que un compañero cocinara para él.
-Bien, me moría de hambre- dijo alegremente. Abrió mucho los ojos sorprendido al tomar el primer trozo: estaba mucho mejor de lo que esperaba, aunque no fuese ninguna de las delicias que solían esperarle en casa-. ¡Oye, esto está bueno!- dijo a Saren mientras comía a dos carrillos-. ¿Eso de cocinar cómo funciona, pones las cosas en la olla y las calientas un rato?


Última edición por Naeryan el 10/09/12, 08:30 pm, editado 1 vez

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Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

10/09/12, 08:23 pm
Finalmente aquel edificio que había estado a lo lejos estaba frente a sus narices. D.L le echo un vistazo viendo no sin cierta sorpresa que en lo alto de este había un enorme esqueleto de algún tipo de animal que no lograba identificar, pero que no tenía pinta alguna de ser terrestre.

-Lo que no faltaba es que nos llovieran monstruos gigantes de allá arriba, sea lo que sea eso- dijo ya sin sorprenderse del todo, ósea lo raro en esa ciudad seria que hubiera algo normal. Vio entrar a Saren con la confianza que seguramente daba el hambre, viendo fijamente aquel puente que no parecía nada seguro, pisándolo con cierta duda y repitiendo la acción de Shizel que también se había adelantado, lo que faltaba para completar la noche seria el quedarse sin puente-Creo que tendremos que hacer algo con esto…- murmuro como para si mismo entrando en aquella enorme torre de cuatro pisos, bueno tres y medio, porque el que hacía cuatro estaba aquel enorme esqueleto. Dentro de aquella torre podían verse extrañas pintas en las paredes, hacia algo de frio en aquel lugar pero era mucho mejor que estar a la intemperie sin un techo que los protegiese. No se aventuro a ir al piso superior, ya había ido Saren a mirar si había algo peligroso gritaría, dejando las cestas e la comida sobre una mesa algo sucia que había en la planta baja, abriéndola para ver el contenido.

-A primera vista no parece haber nada de lo que esa cosa dijo- comento D.L al ver algunas verduras que no lograba reconocer, carne de la que prefería no saber su identidad. Una especie de frutos secos, o al menos eso le parecía y un liquido extraño que no se aventuro a probar, que otro lo hiciera. No tardo mucho en parecer Saren por la planta baja avisando de lo que había en las habitaciones superiores junto con a la advertencia de los “aleteos”.

-Hemos invadido la planta baja de un nido de “algo”…tranquilizador- murmuro con un suspiro al escuchar las palabras de Shizel que acaba de bajar del piso superior, viendo a Saren marcharse a lo que había dicho era la cocina. Se alejo de la mesa decidido a buscar un poco en la zona del primer piso dado que Saren había mirado en lo superiores, encontrándose una escalera que bajaba pero estaba bastante a oscuras- Mmm esto tiene pinta de ser una mazmorras…pero está demasiado oscuro…- se quedo pensativo unos segundos viendo las escaleras, apoyando el oído en las paredes de piedra intentando escuchar algún sonido que proviniera de abajo, no pudiendo escuchar nada y culpando en cierta forma al polvo, fue a la cocina tras hacerse con una antorcha apagada. Se encontró a Saren cocinando para todos, ya que en algún momento había vuelto por la comida de las cestas.

-Hay un escaleras que conducen hacia abajo…necesito algo de luz, voy a echar un rápido vistazo -explico D.L tomando prestada la yesca de Saren para poder encender la antorcha agradeciendo que esta aun contuviera algo de liquido inflamable. Saliendo fuera e iluminando las escaleras para bajar lentamente entre atento c cualquier ruido y asegurándose de donde pisaba no fuera a encontrarse alguna horrible sorpresita, sujetando su chuchillo con la otra mano, precavido. Llegando finalmente al piso de abajo encontradose un amplio corredor muy similar al que había visto cuando despertó. No pudo ver mucho mas allá de las escaleras ya que Saren llamó para cenar y subió de nuevo arriba dejando la antorcha colgada en la pared, tenía hambre y aparte olía delicioso, sentándose a comer a mesa-Realmente cocinas bien, Saren- añadió sin muchos aspavientos tras probar el primer bocado, sorprendido por el sabor, comiendo hambriento y alzando una ceja ante la forma de comer de Shizel, definitivamente la comida cocinada tenia mejor pinta.

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Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

10/09/12, 11:25 pm
RR había caminado al lado de DL, y se había girado con brusquedad para examinar su rostro tras sus palabras, evidentemente epatado. Él sabía que, técnicamente, la Resistencia tenía un puñado de contactos en las castas altas, de los que sacaban armas e información. Eran un componente clave, aunque peligroso y no muy de fiar, para la consecución de sus fines. Él jamás había conocido a ningún foner de color elevado afín a sus metas. Podría estar mintiéndole, eso seguro, pero… ¿qué ganaría con ello, en aquella ciudad baldía? Quiso pensar que nada. Además, tendría que dejar de desconfiar en alguno de sus compañeros si quería que no se le friera el cerebro por los nervios.

-Un placer entonces, DL… camarada.- dijo sin más, considerando que sus palabras ya iban lo suficientemente cargadas de sentido cómo para gastar más saliva.

Finalmente, llegaron al extraño edificio de piedra, en el que había empotrado lo que parecía un gran esqueleto. Una vez dentro, RR no perdió ni un segundo. Comenzó a analizar cada mueble y cada estancia del lugar, sopesando peligros y posibilidades defensivas, así cómo comprobando que piezas de mesas y sillas estaban unidas por clavos e iluminando todas las salas provistas de velas o antorchas. Su cabeza estaba llena de ideas y funcionaba a mil revoluciones, gracias al combustible extra que llevaba encima.

Tomó una antorcha, al igual que DL, y la encendió con el cadáver de su cigarro, que ya agonizaba entre sus labios, amenazando con quemar su piel. Subió y comprobó el estado de las estanterías y de la mesa, las habitaciones y la distribución de las camas y de los muebles en cada una, la dirección en la que se abrían las ventanas y las puertas. Pero la sorpresa llegó cuando alcanzó el último piso, encontrando a aquellas extrañas criaturas anidando entre las rocas y la pantagruélica calavera de la difunta bestia. Se apresuró a descender. No había visto muchas aves en F.O.N.E.R.A, por no decir que no había visto ninguna, aunque sabía de la existencia de criaturas aladas emplumadas y con extraños aparatos bucales que habitaban los sectores con accesos acuáticos. Por lo que sabía de ellas, eran voraces, aviesas y poco amigables: cualidades comunes en toda la fauna del planeta. Ya se había enfrentado a bastantes bestias asesinas en su vida. No tenía necesidad de entrar en el menú de más bichos raros (aunque tenía la extraña sensación de que iba a suceder de todas formas)

Descendió al primer piso y se apresuró a explorar el patio del torreón con las energías renovadas de los estupefacientes. Bajo la luz de su antorcha, y a sabiendas de que tenía una zona convenientemente techada cerca de la que huir en caso de hallarse en peligro, se aventuró entre los tranquilizadoramente altos muros. Estuvo buscando trampas entre los huesos y las letrinas hasta que, finalmente, tras una enorme vértebra, los encontró.

Esqueletos y cráneos antropomórficos que hallaban amontonados en una discreta pila. Bajo la luz del fuego pudo distinguir marcas de dientes en ellos. Pensando durante unos escasos instantes, se llevo los cuatro cráneos consigo, metiéndolos en su mochila.

Antes de notificar su macabro descubrimiento a sus compañeros, fue a ver los sótanos. Allí estaba explorando DL, pero se volvió al escuchar la llamada de la comida más arriba. Puesto que RR no sentía demasiado apetito debido a las drogas, se permitió seguir explorando. Calabozos y… bingo.

RR observó fascinado el elenco de armamento rudimentario que se mostraba ante él. Hurgó con ansia e ilusión. No tenía muchas esperanzas de encontrar un arma de fuego, y esto se vio confirmado. Aun así encontró unos cuantos juegos de cuchillos convenientemente reunidos en arneses, y se tomó la libertad de elegir unos de lanzada, bien surtidos y otro juego de dagas y estiletes de diversos tamaños. Los objetos arrojadizos se los guardó en la parte interior de la chupa, pasando el cinto por unos soportes semejantes a los de los pantalones preparados para ello. Los cuchillos, en cambio, los guardó en su cinturón. Tomó más adelante otras dos dagas pequeñas, tras pensárselo un poco, para guardárselas en las botas.
Para finalizar por el momento, tomó una ballesta y un carcaj de saetas. Era lo más parecido a un arma de fuego que tenían por allí, y era con lo que más familiarizado estaba. La sopesó durante unos segundos, tomándole el pulso, hasta que finalmente se quedó satisfecho y subió de nuevo.

Arriba, a la mesa, sus compañeros hablaban tranquilamente ante unos platos de carne con lo que parecían vegetales. Olía fuerte, pero apetitoso, con lo que se sentó a la mesa.

-¡A las buenas! –se presentó el foner, mientras plantaba su ballesta encima de la mesa, al lado de su plato, para sentarse.- Sí, camarada DL, hay escaleras, y hay regalitos abajo. Para todos, así que no empujéis. Hay suficiente hojalata ahí abajo para cubrirnos a todos asta los dientes de chatarra, y aún así sobraría.

Se puso a comer de buena gana sin más dilación. Aquella carne tenía un sabor potente, al igual que las verduras, no cómo la bazofia sintética que le daban por raciones. La verdad es que era un cambio a mejor.

-Buena mano, camarada, buena mano. Te felicito.- congratuló a Saren, mientras se retiraba la capucha y se ponía las gafas en la frente. Escuchó, seguidamente, las palabras del azulón, Shizel. Esperó a tragar para contestar.

-Algo así, pijito, algo así.-comenzó RR, con tono ácido. Ya había calado la procedencia del muchacho, y no le tenía especial simpatía a nadie acostumbrado a lujos y a sirvientes.- Con respecto a lo de los inquilinos… Bueno, tengo algo que decir. Hay heces suyas en el piso de arriba, lo cual es lógico. Pero en el resto de niveles no hay ni rastro. En el patio se vuelven a dar, claro. Y… coño, es curioso, pero adivinad lo que he encontrado allí.

Sin esperar respuesta, sacó con tranquilidad y de buena gana los cuatro cráneos. Dos podrían haber pertenecido a un bicho peludo cómo el que los había acompañado en la plaza, y los otros podrían ser foner.

-Te presento a nuestros otros “inquilinos”, gilipollas.-le dijo RR con una enorme sonrisa en el rostro que parecía tener escrita la palabra “SARCASMO” en letras brillantes.- Seguro que a ellos también se les ocurrió echar a los de arriba. ¿Quieres también tú adelgazar en plan hardcore? Se ve que es un buen medio.

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¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?

Matarlo con la tapa abierta.
Álvar
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Nombre: Timothy “Timmy” O’ Connors
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Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

11/09/12, 12:20 am
Cuando al fin llegaron frente al gran edificio de piedra, Timmy no mostró emoción alguna. Como venía ocurriendo desde que se pusieran en marcha en aquel callejón.
-Así que un torreón abandonado... genial, tocará limpiar mierda de vete tú a saber cuantos siglos, arreglar las estancias y sudar para dejarlo mínimamente habitable.-Dijo para sus adentros.

Al pasar por el puente levadizo, igual que ya hicieran los que le precendian, se fijó en la cadena rota que lo sostenía.
-De modo que el puente ha pasado por mejores días. Esto puede ser bastante interesante.-Siguió analizando mentalmente

Cuando entraron en la sala principal, sus sospechas se hicieron realidad. Quizás la mugre no tendría varios siglos, pero desde luego iba a hacer falta una buena mano para adecentar aquello. Se paseó por la habitación observando todo lo que había en ella. Se fijó en que el joven conocido como Saren se había puesto a cocinar los alimentos que habían encontrado. Él no tenía una verdadera necesidad, pero su recipiente humano estaba limitado por las necesidades biológicas, así que no vendría mal que recuperara fuerzas, puesto que su cuerpo estaba bastante debilitado.
Siguió analizando la estancia y reparó en pequeñas marcas en el suelo, huellas en el polvo de las estanterías y otros pequeños detalles. No hacía mucho que alguien había habitado aquella torre, y pudo deducir que se trataba de un grupo de varias personas. Por el tamaño de las marcas no debían ser adultos, pero dado que allí ni siquiera entre su grupo eran todos humanos, quien sabe que tipo de criaturas serían las que les habían precedido. Observó que de todas las marcas unas eran más antiguas que otras.
-Vaya vaya... de modo que no somos los primeros, ni mucho menos. Parece que a este crio le espera algo bastante más gordo de lo que imaginabamos. Si, estoy seguro, de hecho... pondría la mano del pelirrojo en el fuego. Jijiji-Siguío pensando para si.

Tras esto se fijó en que el pelirrojo había abandonado la estancia, y oyó como sus pasos descendían hasta lo que parecía ser el nivel inferior. Se escabulló sigilosamente tras él y le siguió hasta lo que parecía ser una armería. Observó en que el joven seleccionaba un arnés con cuchillos y una ballesta.
-Hay que reconocer que el tio al menos tiene buen ojo para esto.-Se dijo.

Se deslizó con cuidado para que RR no le oyera y esperó a que este se hubiera ido de la estancia en dirección a la sala principal de nuevo. Entonces emergió de entre las sombras y empezó a escoger las que sin duda le serían unas herramientas muy útiles. Cogió un gran número de cuchillos de todos los tipos, formas y tamaños y se los escondió por todo su traje, hasta que empezó a resultarle incómodo y tuvo que meter el resto en el zurrón. Cogió tambien una especie de cerbatana que habia en un baul y un buen puñado de agujas para lanzar. Siguió rebuscando y dio con unos pequeños recipientes cerámicos redondos, pero estaban vacíos. No sabía de que se trataba, pero algo le dijo que podían ser útiles más adelante. Junto a ellos, encontró unos saquitos llenos de abrojos, que procedió a guardar en su zurrón con una amplia sonrisa en los labios.
Entonces escuchó las voces de sus compañeros en el nivel superior, y decidió que no podía permanecer más tiempo allí sin que sospecharan por su ausencia. Así pues, se encaminó de nuevo a la sala principal. Cuando estaba a punto de salir, se fijó en una gran hacha que habia colgada de una pared. Era bastante siniestra y amenazadora, lo que le daba aún más encanto si podía.
-¿Ves eso, niñato? Si no fueras tan canijo, flacucho y débil esa sería un arma ideal para nosotros. Así que más te vale empezar a desarrollarte pronto, jijiji.

Dejando atrás aquel arma, se dispuso a continuar su camino, poniendo especial cuidado para no cruzarse con nadie de improvisto.
-Bueno, niño débil. Ya me he divertido bastante por hoy. Va siendo hora de que hagas tu papel y socialices un poco con esa panda de locos. No queremos que sospechen nada, ¿verdad? jijiji.

En ese instante Timmy sufrió un mareo y a punto estuvo de perder el sentido y caer redondo al suelo, pero consiguió controlarlo. Estaba desorientado y, de nuevo, no recordaba como habia llegado allí salvo por ligeras pinceladas que flotaban en su mente. Aquellos episodios de amnesia se estaban volviendo poco a poco cada vez más frecuentes, y eso le asustaba. De pronto olió el aroma de la comida recien hecha y dio gracias a los dioses de que aquel joven plateado supiera cocinar. Se acercó timidamente a la mesa y se sentó en una silla libre.
-E...esto... ¿podría tomar un poco de esa comida que huele tan bien? Tengo mucha hambre...

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Piensa en verde: pon un Duende en tu vida
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Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

11/09/12, 03:17 am
La comida tuvo una buena acogida, y el norteño agradeció los cumplidos con un asentimiento de cabeza, demasiado ocupado comiendo como para hablar. Shiz hizo una pregunta que por poco hace atragantarse a Saren, pero antes de que pudiera contestarle con una broma, el pelirrojo, después de dejar una ballesta en la mesa, le dijo lo que pensaba de desalojar los inquilinos al lacustre, dejando varios cráneos antropomórficos sobre la mesa. Las palabras de RR fueron bastante ácidas, por lo que Saren se guardo la broma, no era el momento apropiado.

-Claro Timmy, come cuanto quieras -le sonrió el norteño al pequeño pelirrojo, acercándole un plato lleno en respuesta a su pregunta. También sirvió a Aleksei, que parecía sentirse desplazado.

El norteño terminó de cenar, y limpió su plato y sus cubiertos con agua, en la cocina, para dejarlos apoyados en la encimera, secando. Estaba tentado de bajar a la armería a echar un vistazo, y quizá escoger algún arma, pero estaba bastante cansado, así que decidió dejarlo para mañana. Cogió su abrigo y se lo puso con cuidado. Luego se encaminó a las escaleras.

-Yo voy a dormir ya, mañana podríamos limpiar esto antes de ir a por las cestas -dijo Saren, algo somnoliento-. Buenas noches -bostezó, subiendo por las escaleras.

El idrino subió hasta el tercer piso, entró en la primera habitación que vió, en la que había varias camas, y se echó en una, después de sacudir bien las sabanas. El norteño se caló la capucha de abrigo, y se arrebujó bajo las sabanas, dormido antes de que su cabeza rozara la almohada. Saren estaba agotado mental y físicamente, el día había sido muy largo, y una vez dormido, su conciencia se fue hundiendo poco a poco en una espiral de negrura acogedora.
Naeryan
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Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

11/09/12, 01:59 pm
[Respecto al tema de las habitaciones: Nibi dijo que había unas cuantas habitaciones lo bastante amplias para ser comunales, y Nibi fue la que creó Maciel así que atengámonos a ello para evitar el tema de las infinitas habitaciones individuales que salen de ninguna parte. Por tanto pongamos que en ese piso hay tres o cuatro habitaciones de ésas; quien suba primero que se ponga individualmente si quiere pero a partir de cierto punto a medida que vaya subiendo la gente habrá que empezar a compartir, a menos que seáis tan considerados de dejar a uno durmiendo a gusto solo y los demás apelotonados en las otras dos. El cómo os repartáis en ellas es indiferente, como si queréis dormir dos, cuatro o cinco en una sola. No creo necesario aclarar que no es algo permanente: podéis cambiaros de cuarto cada día o compartir siempre con el mismo compañero si queréis]

A Shizel no le importó en absoluto que DL le mirara con desaprobación; ni siquiera en Idris empleaba los falsos remilgos a la hora de comer que usaban los demás, ni los elogios aguados al cocinero que eran costumbre en las cenas oficiales. Si algo le gustaba lo comía con ganas, si no no lo tocaba.
Tanto DL como RR habían bajado al sótano y no parecía haberles pasado nada; además, este último había regresado con armas. Shizel hizo nota mental de bajar al día siguiente para ver qué había. Con suerte habría un estoque o algo que pudiera utilizar de forma similar.
Saren no tuvo oportunidad de responder a su pregunta sobre el tema de la comida, ya que el propio RR se encargó de hacerlo a su estilo particular.
-Yo seré un pijo, pero tú eres un amargado- repuso sin inmutarse; llevaba años participando en el toma y daca de insultos velados de la alta esfera de Idris y hacía tiempo que había aprendido que no ganaba nada dejándose provocar fácilmente. Se descubrió envidiando la brusca sinceridad del pelirrojo, sin embargo: por pura fuerza de hábito él tenía que navegar a través de un laberinto de falsa cortesía e insultos estratégicamente camuflados antes de pronunciar una respuesta del mismo tipo.
Los cráneos sí que le produjeron bastante impresión, pero su mente tomó el carril opuesto al de RR.
-Más a mi favor- dijo con frialdad-. Si duermes tranquilo con lo que los ha dejado pelados campando a sus anchas dos plantas más arriba de donde tú duermes, tú mismo.
Un burlón "Y el pijito no ha sido el primero en salir chillando de las mazmorras", le quemaba en los labios, pero optó por no tener una riña infantil justo antes de dormir; dificultarse la convivencia, y más con alguien que de momento iba armado con una ballesta, no era un movimiento inteligente.
Estaba inquieto a su pesar, sin embargo, y el resto de la cena transcurrió en silencio por su parte. Cuando terminó de rebañar el plato se levantó de la mesa y se dirigió al piso superior en busca de un lugar donde dormir. La primera puerta que abrió estaba ocupada: la cerró sin demasiado cuidado, ya que Saren dormía como un leño.
La siguiente estaba vacía, para su alivio. Su claustrofobia le impedía estar del todo tranquilo en un cuarto poco iluminado y de esas dimensiones, y ante esos casos solía dejar abierta bien la ventana, bien la puerta, pero la presencia de los murciélagos flamígeros allí fuera le disuadió a regañadientes.
Se dejó caer en el catre sin molestarse en quitarse la ropa de esgrima aún; la carrera hasta allí y lo absurdo de todo en general le habían dejado agotado. El camastro no era tan cómodo como estaba acostumbrado y las sábanas no abrigaban lo suficiente, pero aquello estaba lejos de importarle en aquel momento.
A pesar de ser bastante amplia, la habitación seguía sofocándole. Maldijo, dividido entre la necesidad nerviosa de abrir la ventana y el sentido común que le decía que no facilitara la entrada a nada del exterior.
Sólo tras muchas vueltas en la cama hasta altas horas de la madrugada se permitió ceder un poco y abrió un pequeño resquicio de la ventana, tan estrecho que la abertura apenas era de un par de centímetros.
"Sólo un poquito", pensó, notando que empezaba a respirar con normalidad.
Sólo justo antes de dormirse logró ubicar lo que le había parecido más extraño e inhóspito del cielo de Rocavarancolia, y que no había logrado concretar hasta entonces.
No había estrellas.

[Off-rol: Tenéis todo el permiso del mundo para entrar de malas maneras si queréis dormir ahí también. Si lo hacéis, seáis quienes seáis Shiz os mirará con idéntica cara de mala hostia supina, se dará media vuelta en la cama y se volverá a dormir sin decir nada.]

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Personajes :

Armas :

Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

11/09/12, 03:19 pm
La llegada a la mesa de R.R, junto con un ballesta y mas sus palabras de que allí abajo había una armería, fue suficiente para D.L, echaría un vistazo después de comer y antes de busca un sitio donde dormir, nunca estaba de mas ir armado. Y menos en ese sitio, que parecía que de un momento a otro algo se te echaría encima para cortarte en trocitos. Cosa que le confirmo el propio R.R a su manera al sacar aquellos cráneos que le impresionaron un poco, cogiendo uno con evidente curiosidad al ver la marcas de mordiscos, con un leve escalofrió ante la obvia realidad de que ese en algún momento tuvo músculos y piel…que estaba vivo.

-Parecen dientes de sierra, como lo de los Savras- comente mirando la marca de dientes de uno de los cráneos, mientras comía con la otra mano como si nada. ¿Impresionarle? Si lo hacía, pero tenía la evidente impresión que se encontrarían cosas peores en aquel sitio-No creo que las cosas de allá arriba tengan estos dientes…-añadió no del todo convencido tras escuchar las palabras de Shizel, porque tampoco tenía mucha idea de que clases de criaturas podría haber en Rocavarancolia, sin hacer mucho caso a las palabras insultantes directas e indirectas que se lanzaba entre R.R y Shizel.

-Deberíamos enterrarlos mañana o algo, no tengo mucha idea de funerales…pero no creo que el tener huesos antropomórficos apilados en la plaza sea buena idea…capaz atraiga a algún bicho come huesos – menciono D.L sin más dejando de nuevo el cráneo sobre la mesa, notando como Saren se iba finalmente a acostarse seguido de Shizel que se fue no mucho después. D.L tras terminar de cenar llevo su plato a la cocina, para luego salir y dirigirse a las mazmorras con una antorcha, dispuesto a hacerse con alguna arma parte de su cuchillo antes de acostarse. Tras algunos minutos observando todas las armas, sopesándolas y asegurándose de poder maniobrar con ellas, termino cogiendo un par de dagas que se guardo en las botas militares que llevaba, unos cuchillos lanzadores a los que tuvo que hacerles un apaño rápido para sujetárselos al cinturón y un par de protectores para el brazo hechos de malla metálica que parecían hecho de un metal suave y resistente que no pesaba demasiado. Tardo más en encontrarlo, pero finalmente consiguió hacerse con una katana enfundada que parecía ser quebrable, pero que en contraste era realmente firme a pesar de no estar del todo afilada, algo a lo que ya se encargaría al día siguiente. Tras armarse y con un sueño incontenible tras haberse pasado todo el día corriendo, decidió a subir finalmente arriba, viendo a algún que otro aun allí.

-Hay casi de todo allí abajo, eso si la mayoría están desafiladas…en fin, me largo a dormir – anuncio con sueño, haciendo un gesto y subiendo arriba encontrándose las habitaciones separadas de Shizel y Saren, sin ganas de ponerse a pensar entro en la habitación de Saren, por ser la más cercana, viendo las camas con una ceja alzada, sacudiendo las sabanas a conciencia y mirando bajo estas para no encontrarse posibles sorpresitas. Lo máximo que había por allí era polvo….y un vestido un tanto de un extraño azul y de un material firme, recordándole al látex con una cantidad de polvo inmensa- Alguien perdió esto…o fue comido…- dijo D.L para si mismos sacando el vestido de debajo de la cama sacudiéndolo con una mano- Capaz a alguno de los peques que nos acompaña, le está bien y todo-comento con diversión dejándolo a un lado, ya que un armario tomo su atención, mirándolo con desconfianza acercándose para ver que no había anda raro allí escondido, para su sorpresa había ropa, diversa cantidad de ropa bastante extrañas algunas de ellas-Al menos tendremos algo para cambiarnos en caso de necesitarlo, supongo- comento acercándose a un baúl que había también por allí abriéndolo y comenzando a toser ante la nube del polvo que se levanto. Viendo que en ese baúl también había algunas que otras prendas algunas coloridas y otras realmente sobrias, también había alguna prácticamente rota. Suspiro tosiendo y cerrando el baúl, al día siguiente con más calma miraría todo aquello.

-Muero de sueño..- murmuro bostezando, acercándose a la cama más cercana sacudiendo la sabana una última vez y sin ganas alguna de cambiarse se dejo caer sobre la cama cuan largo era, ya lo haría al día siguiente tras un buen baño…, no tardando mucho en dormirse por la falta de energías con la mano firmemente colocada sobre su cuchillo, agradeciendo el tener un sueño ligero.

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Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad

Spoiler:
Carmesí
Carmesí

Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valor
Personajes : Norou, Wintelgy y Lemus

Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

11/09/12, 04:21 pm
Wintelgy


Después de una larga caminata cargando con la cesta, que cada vez parecía pesar más y más, llegamos al torreón.


Una vez en la entrada por fin me pude hacer una idea de lo grande que era el torreón, se elevaba alto y en su parte superior yacía lo que parecía un enorme esqueleto en el que revoleteaban cientos de aves negras. Una de ellas pareció devolverme la mirada cosa que me hizo sentir algo tan extraño que seguí a los demás casi a tropezando con cada paso.
Una vez dentro dejo la cesta de inmediato y recupero un poco el aliento. Es muy similar a las mazmorras: oscuro, sucio, húmedo y ruinoso. Pero parece ser de lo mas acogedor que Rocavarancolia podía ofrecernos por ahora.


Ahora que tengo tiempo me fijo mejor en el grupo a parte de Saren hay otro con la piel plateada pero tienen personalidades bastante distintas.


Saren dispone una mesa y la sirve con comida que contenía las cesta, antes de comer ayudo en lo que puedo y como junto a ellos. El Pelirojo vino armado y parecía bastante animado, sin perder sus refunfuñes que lo caracterizaban, al fin se descubrió la cara y era exactamente como me la imaginaba, una cara fiera. Fiereza una de las cosas que yo debía conseguir fuera cual fuera el precio.


Después de comer di las gracias y asentí al comentario de limpiar de Saren, luego seguí a este a una habitación, Me quito el anorak, me acuesto en una de las camas libres y me tapo con mi anorak.


Después de este día necesitaba dormir, mañana debía ser más fuerte, al fin y al cabo para algo se había convertido en un traidor, para ser más fuerte.

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-Tsuki Tsuki Tsuki♥♫♪-
Vlad
Vlad

Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.

Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

11/09/12, 07:25 pm
RR comió tranquilamente, sin inmutarse ante aquel intento de insulto por parte de Shizel. Había vivido toda su vida en las zonas rojas de F.O.N.E.R.A, incluso en las alcantarillas. Había hablado y discutido con auros, savras e incluso con alguna blatta. Los auros en particular eran los más imaginativos en cuanto a agravios y maldiciones, con improperios soeces y brutales heredados de padres furibundos a hijos rabiosos. Por aquel entonces había entendido mínimamente su lengua, y sabía que constaba de apelativos groseros e hirientes capaces de helarle la sangre a uno. Para colmo, los tenían a montones. En comparación con aquello, la increpación del muchacho azul era tan hiriente cómo un par de azotes con cordones de zapatos.

-Ahá, sí. Muy interesante. Cómo son peligrosos vas a subir ahí y vas a echarlos a todos, cuando nos superan en proporción a veinte a uno, cómo poco, son capaces de volar y en terreno abierto. ¿A ti te echaron alcohol en la probeta, chavalín? Tengo mejores cosas en las que invertir mi tiempo que en el suicidio. Aunque, si lo ves conveniente, puedo untarme con la grasa del filete y tumbarme desnudo allí en medio, no vaya a ser que los pobres se tengan que esforzar demasiado en descuartizarme. En fin. Igualmente, no han resultado agresivos con nosotros, y tengo la sensación de que no ha sido porque no nos hayan visto. Quizás sean pasivos. Igualmente, creo que mañana la cosa se aclarará. Muy buena la cenar, reitero, camarada. Si me disculpáis…

Tras decir aquello, tomó su ballesta, su mochila y el cuchillo y el tenedor con el que había comido, y se retiró escaleras arriba, dejando los cráneos sobre la mesa. No tenía muy claro cual era el problema de tenerlos allí.

Subió tan rápido cómo pudo hasta la cuarta y última habitación, en la que entró rápidamente. Tomó una de las camas y le arrebató las sábanas. El somier de aquel material marrón y fibroso lo arrastró hasta la puerta, contra la cual lo apoyó en ángulo, bloqueándola. Podría llegar a abrirse si se ponía empeño, pero no sin provocar el estruendo suficiente cómo para despertarle y darle un margen de tiempo precioso para prepararse. Seguidamente, corrió hacia la ventana y entornó su correspondiente contraventana del mismo material fibroso, dejando que pasara la luz, no sin antes clavar en el marco de esta una escarpia, por la que pasó un poco de hilo que luego ató al pomo. En el borde del marco, en cambio, ató firmemente los cubiertos, de forma que, en caso de que alguien intentase hacer más grande la abertura de la ventana, estos funcionaran a modo de campana de alarma, y su sonido metálico lo despertara. Y RR tenía un sueño condenadamente ligero.

Tras esto, y tras tener toda la estancia convenientemente iluminada por velas, tomó la sábana de la cama movida y la metió bajo la de la cama contigua a la suya, asemejando así el bulto de una persona durmiendo dentro, y tras cargar su ballesta y colocarla convenientemente colgada y lista detrás del cabecero, escondida, se tapó hasta la cabeza, esperando conciliar el sueño. Pero, aun intranquilo, no pudo más que guardar un cuchillo bajo la almohada, al que se aferró fuertemente antes de dormirse.

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¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?

Matarlo con la tapa abierta.
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Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

11/09/12, 08:39 pm
Entre la capa de polvo que solía cubrir el interior de los torreones cuando los cachorros de Samhein llegaban a ellas, siempre se escondían sorpresas, tesoros ocultos, objetos olvidados por los que antes ocuparon las frías estancias de piedra. La mayoría no tenían mucho valor, más que el sentimental que su anterior dueño les concedía, otras escondían oscuros y aterradores secretos... Y otras sencillamente no deberían estar allí.
Un trozo de pergamino se había quedado atrapado en una grieta, entre la pared y el suelo, cerca de la entrada al patio. La humedad y los insectos no lo habían tratado muy bien,pero aun era legible en su mayoría. Se trataba de una página de un libro, concretamente un libro de mapas que cierta chica de la anterior cosecha había leido y releído hasta memorizar la última de sus líneas, y que se había quedado allí por un despiste, o quizás como una broma interna del bibliotecario.

Evanna
Evanna

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Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia

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Torreón Maciel (Archivo IV) Empty Re: Torreón Maciel (Archivo IV)

11/09/12, 09:48 pm
El amanecer llego a Rocavarancolia y paso de largo, al menos para D.L, que se encontró despertándose cuando ya que aquella "esfera" en lo alto estaba completamente fuera, a juzgar por la luz que entraba tenuemente por una de las ventanas a medio cerrar. Soñoliento se paso las manos por el cabello, levantándose de la cama y mirando alrededor sin darse mucha cuenta de si el resto de durmientes seguían allí o no, tenía bastante con saber que todo el desquiciante día anterior no había sido una pesadilla.

-Al menos dormí pacíficamente…a saber cuántas veces podre hacerlo mientras permanezcamos aquí…- murmuro para si mismo bostezando y agarrando su katana y su cuchillo, saliendo al pasillo no viendo a nadie y solo escuchando los graznidos y aleteos en el último piso. Bajo a la sala encontrándose con los restos que alguno había dejado allí, eso sin contar que Timmy también estaba allí el cual parecía haberse quedado frito tras terminar de comer y nadie lo había subido a un cuarto, suspiro negando con la cabeza y mirando los restos de comida con una ceja alzada- ¡Ahí, atraigamos a los bichos! ¡Si ya de por si hay poco higiene en este sitio, no la empeoremos joder!- exclamo algo fastidiado cogiendo los platos y cubiertos usados y llevándolos a la cocina, el panorama a plena luz del día le resultaba por demás un verdadero asco- Hay que hacer una buena limpieza sí no queremos acabar sepultados en polvo y porquería…- suspiro sin poder evitarlo, dejando la katana apoyada en la pared, quitándose la chaqueta para dejarla apoyada sobre la katana y arremangándose para adecentar mínimamente la cocina antes de que sufrieran una indigestión o algo peor, consiguiendo hacerse con un trapo que en otro tiempo debió ser una camiseta y saliendo al patio donde estaba el pozo para sacar agua. Tras conseguir el agua, se dispuso a volver adentro para limpiar un poco la cocina, pero algo entre unas rocas llamo su atención y curioso como siempre había sido se acerco antes de que se lo llevara el viento, agarrándolo justo a tiempo y viendo que se trataba de la hoja de algún libro que mostraba el recorrido que había que llevar para llegar a una Biblioteca, como indicaba en una notación junto al mapa, algo que no estaba seguro de como consiguió leer...supuso que aquella fuente no solo cambiaba la habilidad de hablar sino también la de entender palabras escritas, cosa que en esos momentos agradecía.

-¡Esto nos va a venir genial!, tengo que enseñárselo al resto en cuanto despierten…- dijo sonriendo animado ante el descubrimiento, una biblioteca era una enorme fuente de información cosa que les vendría a todos allí como un lujo indiscutible. Con eso doblo el papel cuidadosamente y guardándoselo a buen recaudo en el bolsillo trasero del pantalón, cogió el cubo con el trapo derecho a la cocina. Cuando ya llego comenzó a limpiar mientras se comía una de los extraños frutos secos de la cesta, en espera que el resto se levantara o hiciera acto de presencia.

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