Ruinas de Margalar

Sonrío cuando lo clava.
-¿Ves? Lo has conseguido.
Me pregunta por el libro. Me encojo de hombros.
-En una biblioteca que hay en el norte. Lo malo es que sólo te deja coger uno por año...

- ¿En serio? - le digo - ¿y hay libros de magia?
Empiezo a pensar en como debe de ser ésa biblioteca.
- Mañana espero poder levantarme... bueno más bien espero que mañana la infección se haya ido.

-Pues igual...a ver si puedes pillar uno y tratamos de aprender algún hechizo...
La miro y veo que tiene más energía.
-Yo diría que en un dia o dos estarás curada...

- Si fueras mi doctor ya estaría curada - le digo de coña - voy a hacer por dormir un rato - le digo mientras me recuesto - tal vez luego esté de mejor humor.
Después cierro los ojos y hago por dormir.

(En un rato vuelvo)

Asiento.
-Dormir te hará bien...-le digo, pero ya se ha dormido. Me encojo de hombros y voy a buscar una manta. La tapo con ella. Acaricio su pelo y vuelvo al rincón, vigilante.

Me despierto al ratito más mejorada por haber dormido un poco. Aníbal está en la esquina, vigilando.
- ¿Me vigilas? - le digo sonriendo mientras me incorporo y encojo las piernas.

Sonrio.
-Claro. No voy a dejar que corras peligro mientras estás dormida...no me lo perdonaría.
La miro.
-Cómo te encuentras?

(ojo, estoy ausente, ensayando trompeta.)

- De momento estoy bien - le digo mientras hago fuerza con las piernas y consigo levantarme hasta una silla cercana que está en buenas condiciones y me dejo caer.
Echo la cabeza hacia atrás y suspiro.
- Necesitaba cambiarme de ahí... me iba a entrar depresión...

(Okeeey)

Me río.
-Yo tampoco podría quedarme quieto mucho tiempo en ese camastro...Parece que has recuperado fuerzas, eso es bueno. Pero no te fuerzes mucho, que aún estás débil.
Me levanto y empiezo a andar para estirar las piernas, que se me han entumecido un poco.

- ¿Sabes? No encajas mucho con el perfil que das a las personas cuando hablas con ella - le digo mientras empienza a andar - cuando te conocí en la Fuente aunque me pareciste un chico muy fuerte me dio la impresión de que no querrías tener que aguntar a una persona débil... sin embargo aquí estoy.
Estiro las piernas, agradecida.
- Sí, tengo que acpetarlo, al menos esta infección me mina la moral...

La miro, sorprendido.
-¿En serio? Bueno, pues estabas equivocada.-sonrío-. Me gusta ayudar a la gente...además, ¿qué tonterías son esas de que eres débil? ESTÁS debil en este momento, pero eres una chica muy fuerte...¿no recuerdas cuando nos entrenamos el otro día? Me diste una paliza...
Sonrío aún más al recordar el episodio, especialmente lo que vino después.

- Ya veo, a veces me dejo llevar más por lo que veo de primeras... pero ya me he dado cuenta de que no eres así, gracias - respondo - gracias por cuidar de mi.
Veo como sonrie.
- Si te di una paliza fue porque 1. Tuve un poco de suerte, porque entrené muy poco y 2. Te dejaste ganar - le dije entre risas.

Niego con la cabeza.
-No te dejé ganar para nada. Me pillaste por sorpresa, y eso cuenta en una pelea real...si pillas por sorpresa al adversario, tienes las de ganar. Sobretodo siendo tan rápida como eres...
La miro, sonriente.
-No tienes que darme las gracias. Sólo me contento con que estés bien...ese es el mejor agradecimiento para mí.

- Puede ser, pero no tengo la misma fuerza que tú... además te me ablkandaste un poco - le dije fijando mi mirada en la suya - aunque solo fuera un poco, y me aproveché de ése momento.
Sin quitar mis ojos de los suyos le vuelvo a contestar.
- Sí que tengo que darte las gracias, por estar aquí conmigo aún sabiendo que puedo contagiarte - respondo.

Sonrío.
-Ya te he dicho que no me importa lo más mínimo que yo pueda contagiarme...-sus ojos se fijan en los míos. Mi sonrisa se ensancha.
-Pues eso es lo que tienes que hacer en una pelea real...buscar momentos para pasar al ataque como ese.
La miro con intensidad.

Le devuelvo la mirada con una sonrisa timida.
- Sí, me lo has dicho muchas veces, lo sé... - respondo - pero aún así te seguiré diciendo que puedes irte cuando quieras.
- Así que en eso consiste una pelea real, en desconcertar al adversario... lo haré más a menudo.

Niego con la cabeza con seguridad.
-No, no me iré. Me quedo.
Sonrío.
-Si quieres, en cuanto estés recuperada, entrenamos los dos...con palos de madera, claro...nos irá bien.
Cojo otra silla y me siento a su lado.