Plaza del Estandarte

La mujer agarra a Yip y lo estrecha contra si, parece que sus palabras le hacen estremecerse, que disfruta con la locura del chico ... las costuras que cierran la herida de su pecho se abren y unas lenguas negras surgen de ella, rozando la piel del chico y la de la mujer. La boca de su pecho empieza a segregar una sustancia negra con un ligero reflejo violeta, al igual que su otra boca, ese liquido me recuerda al que lloraba la criatura del otro dia, mi "hermano", mi mente trabaja a toda velocidad, asocio ideas muy rápido, y su palabras cierran el circulo, quiere volverle loco para siempre, no quiere ayudarle. Sin pensar bajo de un salto y tras dos zancadas, agarro al chico por la parte posterior del cuello y lo aparto de la mujer. Lo oculto a mi espalda y me encaro a la mujer. Mis ojos brillan oscuros bajo la capa, mi expresión es pétrea, se que es una locura ... lo mas seguro es que me mate sin esfuerzo, pero no pienso dejar que le haga esto frente a mis ojos ... no lo permitiré si puedo evitarlo. La miro fijamente, tratando de adivinar su expresión ...
-Es un amigo mio, no hace falta que lo "ayudes", yo me encargo de él - digo con voz calmosa - ... gracias por tu interés ...
No quiero problemas con la mujer, no tengo posibilidades contra ella, pero no quiero que haga daño a mi amigo, yo encontraría la forma de ayudarle. <<Déjale por favor - pienso con fuerza, tratando de que me oiga - ... >>

Pase mucho tiempo trotando por la ciudad, disfrutando de las rápidas vistas. No me cansaba y era genial. Al pasar las horas, me fatigo un poco y decido parar. Me transformo en tigre humanoide y no consigo cambiar más mis rasgos de humano, sigo con las manos con unas como zarpas, con el pelo largo en la cabeza, el tamaño corpulento, los ojos brillantes de felino y la cola colgando.
Continuo paseando con mis dos piernas y descubro que he llegado a una plaza, donde hay escombros y muchísimas estatuas de diversos seres, con aspecto humanoides y otros con aspecto de bestias. Me doy un largo paseo y me estremezco de el realismo de estas estatuas, que parecen estar en guerra, sufriendo el dolor de la batalla. Hay seres que daban mucho respeto y otros que no entendía como podían estar en una guerra.
Me paré en una estatua que se parecía mucho a mí, era un licántropo-león, tenía más pelo en el rostro, una cola con punta más peluda y unos colmillos enormes y parecía estar sufriendo y rugiendo con furia, con sus grandes zarpas abiertas, aunque seguía teniendo una figura majestuosa.
Me enternecí y junté su zarpa con la mía... Después, vi enfrente suya a una bestia enorme, en forma de toro, con cuernos enormes y un aspecto muy poderoso... El licántropo iba a defenderse de esa bestia.
Me entró en el cuerpo una sensación de ira y enfado, como si fueran a hacer daño a un hermano mío...
Rugí y de un zarpazo arranqué la cabeza de la estatua de la bestia... Después me relaje casi al instante y me quedé contemplando los rasgos de la estatua que se parecía tanto a mi, olfateando y moviendo el rabo de un lado a otro.

Me dejé caer desde un tejado de una casa no muy alta. Entré en la plaza y me tumbé en una de las estatuas. Era una estatua de una cama, y un señor durmiendo. Era algo incómodo, pero lo más parecido a un banco o un lugar donde tumbarme y relajarme.

De un momento a otro, escuché como algo se rompía y caía al suelo, seguido de un rugido.
Me levanté sobresaltado y miré al lugar del que provenía el sonido.
Un ser raro, entre humano y bestia se encontraba olisqueando una estatua parecida a sí mismo.

Fuí acercandome, sin hacer ruido (como siempre) , tapado por el sombrero, la máscara y la capa.

-¿Le importaría, noble semibestia, hacer un poquito menos de ruido? Hay gente intentando descansar, joder. -le dije pasando de un tono educado a uno un pelín borde.

Alguien se acercó a mi, y era muy sigiloso,puesto que solo me di cuenta de que se acercaba por su olor...
Giré la cabeza bruscamente e intenté mirarle a los ojos, pero estaban ocultos bajo una mascara.
Me pidió que bajara la voz y me sonó muy familiar su tono de voz.
-No soy una semibestia. -Le respondí con mi nueva voz ronca, pensando, que sí que lo era de verdad.
-Soy Jau... -Continué.
-Gente intentando descansar aquí? -Le pregunté torciendo la cabeza de manera inquietante.
Me acerqué a él, despacio, y era mucho más grande que está persona enmascarada.
-¿Y tú quién eres?

Jau... Me suena ese nombre. ¿Dónde lo he oído antes?

Dejé de intentar recordar de qué me sonaba el nombre y respondí sus preguntas.

-¿Quién? Quién es solo la forma de la función qué, ¿y qué soy? Un hombre con una máscara.

Dije, dando una vuelta a su alrededor y terminando enfrente suya. Observando cómo era.

-Efectivamente... Jau. Esta plaza es un lugar tranquilo, a gente como a mí nos gusta venir a abstraernos de ésta triste realidad.

El hombre enmascarado dio algunas vueltas a mi alrededor, intentando analizarme.
-Descansar en medio de unas estatuas tan realistas?? Pues perdona si te he despertado -Le dije.
-Es que no tienes amigos, que necesitas el calor de una piedra?? -Bromeé.
-Ahora entiendo por que te escondes debajo de una máscara, para evitar que te miré a los ojos la "triste realidad". -Concluí.

-En esta vida y mucho menos, en este mundo, hay que esconder quién o qué eres.. -Le dije transformándome después, en un enorme tigre.
Di unas cuantas vueltas al rededor suya, imitando lo que hizo antes.

-Amigos... ¿Acaso tú tienes verdaderos amigos? - respondí - Tengo contactos, gente conocida, y gente para pasar el rato. Pero no puedo depositar mucha confianza en ninguno de ellos. Todos te acaban traicionando.

-No quisieras ver lo que escondo tras la máscara. -dije con un tono serio y siniestro - Me gusta como soy, no necesito demostrarle a nadie nada. Además, lo hago por el bien de los demás.

Poco a poco fuí recordando quién era Jau. Ese chico, tan parecido a Vacuum, tan loco y fuerte. Hace tan solo unos meses que vivíamos juntos.

-Has cambiado. La última vez que hablamos eras más tranquilo.

Me quede atento tras lo que me decía, y no tenia ninguna respuesta para esos comentarios, era cierto, sobre todo lo de los amigos.
No se estremeció ni un segundo al verme en forma de tigre y luego entendí que era porque me conocía...
Después me volví a poner en frente suya y volví a optar forma humana.
-Sí, claro que he cambiado, eso se ve desde muy lejos. -Le respondí.
- Pero sigo siendo el mismo, pero ahora no tengo la tranquilidad de un humano, que es, simplemente estar paciente en las situaciones. Ahora tengo la tranquilidad de un animal, que es no más que una personalidad estratégica. -Le contesté y me erguí incluso un poco más, al recordar como era antes.
-Siento no saber quien eres, puesto que no me dejas contemplar algún rostro conocido.
Después, me apoye en una estatua, contemplando a mi viejo amigo.

Conociste a mi antiguo yo - respondí - Pero ese ya no existe. Podríamos decir que nunca existió. - dejé que la conversación se sumiera en un pequeño silencio, para que pensara en ello.

-Simplemente trátame como a alguien que acabas de conocer. Empecemos bien.

Saqué un brazo de debajo de la capa para estrechar su mano. Estaba tapado por una tela negra hasta la muñeca, donde había una mano. Una mano rara, sin uñas, de piel negra totalmente. Como si llevara un guante.

-Un placer, Jau.

Según me iba hablando esta persona, notaba en su voz melancolía y dolor. Cómo si tuviera recuerdos cuyas imágenes solo vuelven a la cabeza para señalar errores cometidos...

Sacó su mano, para presentarse como persona. SU mano era extraña, era sutil como un hombre que tiene un guante, no se le marcaba la mano ni las uñas, de echo, no parecía tener nada de eso.
Levante mi mano, medio humana medio animal, y se fundió en un apretón de manos. Era una imagen extraña, por las diferentes manos.

-Encantado... -Me di cuenta que no me había dicho aún su nombre.
- Cómo quieres que llame a tu nuevo tú?? -Le pregunte, estrechándole la mano aún.

El apretón de manos fué algo extraño, debido a la diferencia en su forma.
Levanté la cabeza, mirándole a los ojos. Yo se los veía a él. Él a mi no. Sonreí tras la máscara.

-Esa es una pregunta que no debe ser respondida ahora mismo. - solté su mano y volví a esconderla tras la capa. Di dos pasos hacia atrás.- Llegará el momento. Nos veremos pronto.

Giré sobre mí mismo y huí, saltando de estatua en estatua con gran agilidad.
Una vez perdí de vista a Jau, me dirigí al anfiteatro, donde se suponía que impartían las clases de Biología.

(Continua en el ENTRENAMIENTO DE BIOLOGIA )

Pasaba cerca de la Plaza del Estandarte, cuando repentinamente, el sonido de varios instrumentos empezó a sonar, como si de una orquesta se tratase.

¿Qué demonios? Tanto ruido por aquí... Qué raro -pensé.

Me ajusté la máscara y me adentré en la plaza, aprovechando mi buen oído seguí el sonido hasta llegar a un grupo de gente que, no se si por suerte o desgracia, conocía.
Se dedicaba a bailar, gritar, discutir o simplemente destruir alguna que otra estatua de la plaza.
Me acerqué un poco más al grupo, para que notaran que había llegado.

-Vaya... Hacía mucho que no os veía. ¿Ya os han soltado? Qué pronto, esperaba que os retuvieran más. -dije con un ligero tono burlón.
Miré tras suya, por donde habían venido. Estaba todo hecho un desastre, piedra esparcida por todas partes, escupitajos...

-Yo no tengo nada en contra, pero si no recuerdo mal, os detuvieron por algo parecido a esto. - dije volviendo a mirar al grupo.

-Bueno... ¡Bienvenidos de nuevo a la ciudad de las oportunidades y la libertad! - bromeé - Espero que os acordéis de mi.