Burdel de Dama Espasmo (Archivo II)

Recuerdo del primer mensaje :

Gritos, una manzana, una persona moribunda... Las ideas y los sucesos se me agolpan en la cabeza, que me empieza a doler de la tensión del momento. Caín dice algo y me parece entender la palabra tablas. ¿Las necesitarán para curarlo? Y sin decir ni mu, corro hasta la habitación y traigo varias tablillas para que cojan la que más les cuadre. Las suelto en el suelo y retrocedo aterrado por la imagen. Siento un ligero picor en los ojos pero contengo las ganas de echarme a llorar como un idiota.

Caminé lentamente, esquivando los coches de aquel descampado que hacía de aparcamiento y, por lo visto... de botellódromo. Sin embargo, entre el humo, veía la figura de él apoyada contra un coche, unos metros más allá, y eso me animaba a seguir.
A mi lado, caminaban cuatro chicas que mantenían una conversación sobre quién sabe qué, en la que ni siquiera intentaron integrarme. Se podría decir que fueron mis cuatro primeras y únicas amigas, con las que me juntaba desde hacía poco... Pero no, ni siquiera eran amigas. Yo me juntaba con ellas solo para poder conocerle a él, y ellas, que lo sabían, tan solo me dejaban acercarme para reírse de mí, probablemente.
Cuando llegamos al lugar donde estaba él, sostenía un vaso de vino tinto y una sonrisa febril. A pesar de ello, estaba realmente guapo: pelo castaño largo, sudadera ancha, pantalones bajos y una gorra que a nadie le hubiese quedado mejor.
-Y esta es...- murmuró, esperando que alguien continuase con la frase.
-Martalar- completé yo.
Hasta entonces, no había preguntado mi nombre. Y después, como en un sueño, noté, apenas consciente de mí misma, que me había cogido de la mano y me llevaba a un aparte.
-Me han dicho estas que te gusto- dijo, sonriendo, con los ojos enrojecidos por el humo. Bajé la mirada-. ¿Es eso verdad?
-Bueno... Sí- contesté, sintiéndome una imbécil.
Entonces, sin previo aviso, colocó sus labios sobre los míos. Olía a tabaco y alcohol, pero me dio exactamente lo mismo. Después volvimos con los demás del grupo sin una palabra. Mis supuestas amigas tonteaban con unos tipos que parecían tener al menos diez años más que nosotras, sin prestarme atención. Entonces, una de mis “amigas” sacó un paquete de Marlboro, y ofreció a las demás. Las tres restantes cogieron uno, y lo mismo hicieron aquellos con los que tonteaban. Entonces, él, aquel chico del que estaba tan enamorada, alargó el brazo hacia la caja para sacar dos, y me tendió uno de ellos.
-No, gracias- contesté.
-¿Cómo que no? ¿Entonces, a qué has venido aquí?- preguntó, esbozando una sonrisa-. Bah, me tomaré eso como una broma. ¡Ahora dirás que tampoco vas a probar el alcohol...!
-No voy a probarlo- respondí, con firmeza.
-¿Entonces, por qué coño estás aquí?- repitió, con violencia. Instintivamente, me aparté. Quise decir un: “Por ti”, que no llegó a salir de mi boca. Su rostro cambió de nuevo, transformado por una angelical sonrisa, y añadió, tendiéndome el cigarrillo-: Anda, prueba. Si quieres ser mi chica, tenemos que darte popularidad pero que ya.
-No voy a hacerlo- añadí, en tono ligeramente amenazador-. Es más, me voy.
Y me volví. Él murmuró un: “tú te lo pierdes”. Y, segundos después, mientras me alejaba, escuché una retahíla de insultos. Me volví una última vez... Entonces, me di cuenta de que él ya no era él. Su rostro era el de un payaso, que sonreía. Y, por encima del humo, oí su voz que, al igual que el payaso de Stephen King, decía:
-Tú también flotarás...

Me levanto, empapada en sudor, abriendo los ojos de golpe. Yo he vivido aquello meses antes de llegar a Rocavarancolia. Pero el payaso que apareció al final...
"Solo producto de tu mente", me digo a mí misma. Un burdo truco para transformar una pesadilla en otra aún peor.
Siempre he sentido un secreto e irracional pánico por los payasos. Entonces, por primera vez, me lo pregunto: "¿Hay payasos en Rocavarancolia?".
Apartando esos pensamientos de mi mente, voy a la cocina, y cojouna pieza de fruta. Estaba realmente hambrienta.

Hace un rato que me he despertado, y acabo de volver de las termas, recién bañado.

Se me ha metido en la cabeza una canción y no podía parar de tararearla...

Me acerco a la cocina, me encuentro con una chica que no conozco, y hoy estoy de buen humor, así que en lugar de ignorarla como haría normalmente, me acerco sonriendo:

-¡Hola! Soy Freejey, ¿Que tal?

Cojo un cacho de carne, que llevo un montón de tiempo comiendo frutas, y me dispongo a freírlo mientras espero a que la chica responda.

-Cansada... Hoy no he dormido demasiado bien- contesto al chico que acaba de entrar y se ha puesto a cocinar, mientras ahogo un bostezo-. Y tu?
Y luego me doy cuenta de que, en realidad, estoy hablando con alguien a quien no conozco aun.
-Soy Martalar- me presento.

-Bueno, últimamente no hago mas que entrenar con hechizos o con la lanza, pero cada día me canso menos...

Empiezo a salivar por el olor de la carne, ¡Que hambre!

-Y bueno, ¿tu eres del mismo planeta que los otros? Por tus orejas diría que si jejejeje

-Yo no he probado con la magia, solo se manejar una daga y aun no estoy totalmente recuperada de mis ultimos entrenamientos...-murmuro, frotandome la cadera en la que tengo un gran moraton.- Pero no he probado con la magia... Da igual, no me imagino a mi misma haciendo magia- sonrio.
-De donde eres tu?- pregunto entonces, tras escuchar sus palabras, con curiosidad.
Uf, lo que esta cocinando huele realmente bien... Y mira que acabo de comer.

-Yo soy de Varmania, aun que supongo que no has oído hablar de mi planeta, yo ni conocía el vuestro...

La carne ya está lista, cuando me voy a meter un cacho en la boca, me fijo que parece que ella también quiere.

-¿Quieres un poco?

-Ni idea...- murmuro. Y, con verdadera curiosidad, pregunto- Como es tu planeta?
Luego, me ofrece un trozo de carne. Sin embargo, aun no tengo demasiada hambre:
-No hace falta, muchas gracias- contesto sonriendo-. Como siga comiendo asi, voy a convertirme en una gorda sebosa.

-Puesss bueno, no tiene nada que ver con esta ciudad, esta lleno de barrancos y de montañas. Tenemos máquinas para volar de un lugar a otro por que por tierra hay que dar rodeos enormes para evitar las fosas y esas cosas... pero es bonito, tenemos muchas plantas y los pájaros mas variados que te puedas imaginar...

Voy comiendo mientras hablo... que rico

-Y eso, yo solía vivir en un pueblo pequeño, pero estábamos a pocas horas de una gran ciudad llamada Nefdes, así que a veces íbamos de compras o para pasar unos días... ¿Y vuestro planeta como es?

-Bueno, podria hablarte de sus cinco continentes, de sus tres cuartas partes de agua... Pero todo eso era algo teorico, que solo se daba en el colegio... Hay tambien muchos animales y plantas... Y bueno, tambien podria hablarte de sus etapas...- me quedo durante unos instantes en blanco, sin ser consciente siquiera de mis propias palabras-. Pero puedo hablarte sobre todo de mi ciudad. Hay una plaza con muchos pajaros, las palomas -me doy cuenta de que no se si en su mundo existen, pero continuo con mi extra;a explicacion-. Y canales llenos de agua, atravesados por puentes... Y podias navegar en una gondola, y eran famosas sus mascaras y...
Me callo unos instantes.
-La echo mucho de menos- murmuro, dandome cuenta en ese momento de hasta que punto es cierto.

-Te entiendo... <<Bueno, mas o menos, eso de las palomas no lo pillo del todo...>>

Me permito por un momento recordar a mis padres y a mis hermanas, Zeliana, Seerla y Malesy...

-Bueno, le debemos a nuestras familias hacer lo que podamos para volver a verlos, no es justo que nos hayamos ido sin mas... o eso es lo que yo creo... Así que hay que ser fuertes, y es mejor cambiar de tema o acabaremos los dos llorando como colegialas...