Ruinas de Margalar

- Nada... - digo también inocentemente - disfruto de la comida, y mucho... nos ha costado tanto conseguirla hoy, no se me va a olvidar nada - le digo sonriendole.

Asiento con la cabeza.
-Vaya susto que hemos tenido con los bichos...ahora no veré a los mosquitos normales igual.-digo. En realidad temía por Abi en aquel momento, pero ya ha pasado-. Esa es otra razón para no salir solo a no ser que sea necesario...

- Sí es verdad, ¿desde cuando los bichos sueltan babas que disuelven todo a su paso? - le digo - si llego a saber lo que le iba a pasar a mi ropa hubiera ido desnuda... o no hubiera ido, casi mejor.
Suspiro ante la impotencia.

Me encojo de hombros.
-Tenemos que estar atentos a partir de ahora...más atentos...y debemos buscar ropa de protección. No armaduras, no somos lo suficientemente fuertes...pero sí ropas hechas con telas más fuertes...como el cuero. Es bastante duro. Nos podría hacer falta.

- Es verdad, además le podemos sacar mucho partido al cuero - digo mientras me miro las manos - es una buena idea...
Termino de comer algo más y al final me vuelvo a la habitación y me tumbo, haber si consigo descansar algo.

Cuando menciona que se le puede sacar partido al cuero la miro de reojo...muevo la cabeza para alejar esos pensamientos. La sigo a la habitación y me siento en un rincón, apoyando la espalda en la pared.
-Bien, pues decidido. En la próxima salida que hagamos buscaremos algo así. Pero estaremos unos dias sin salir. Debemos recuperarnos.

- Tienes razón - le digo sonriendo.
Cojo una chaqueta y me la pongo por encima, después me meto a la cama intentando acomodarme.



(Me tengo que ir a cenar)

Me despierto, con las quemaduras doloridas. Me levanto con cuidado y me llevo una mano al vendaje. Me lo recoloco y hago una mueca de dolor.
Me acerco a Abi y compruebo que sus quemaduras no presentan un aspecto mucho peor que las mias. Luego le examino las piernas. Siguen igual...
Suspiro y me siento en una silla con cuidado. Cojo el libro de medicina y empiezo a hojearlo...

Duermo de un tirón toda la mañana y al despertarme me miro las quemaduras. Parecen estar mejor. Así que ya en la cocina y después de desayunar le cambio los vendajes a Aníbal y después me los cambio yo. Cojo algo de comer y se lo llevo a Emily. Le cuento nuestra última aventura más que nada para asegurarme de que no salga sola, no creo que lo haga oyendo algo así.
Después aunque tomándomelo con mcuha tranquilidad limpio un poco para mantener la higiene. Al rato me aburro y me vuelvo a dormir.

Me despierto y veo que alguien me ha cambiado los vendajes. También veo que las ruinas parecen más limpias. Habrá sido obra de Abi.
Me levanto y noto que las quemaduras me duelen menos, aunque siguen doliendome. No me fuerzo mucho.
Voy a ver que tal estan la dormida y Abi. Sin cambios, como suponía. Suspiro y vuelvo al catre.

Me despierto de un profundo sueño, doy vueltas en la cama indecisa de tener que despertarme y enfrentarme a lo que ahora es mi mundo real. Pero al final termino por sentarme en la cama y me miro las heridas. Están curando bastante bien y ya no me duelen tanto. Estiro los brazos en gesto de agradecimiento y me levanto a desayunar. Después cambio mi vendaje y busco a Aníbal para cambiarle el suyo.

Abi viene para cambiarme el vendaje de nuevo. Se lo agradezco, parece que las quemaduras se curan bastante bien. Decido dejar de remolonear y me levanto. Cojo algo para comer, aunque no tengo mucha hambre.
Decido coger mi espada y mi escudo y empiezo a entrenar, despacio, para evitar que las quemaduras se me resientan.

Le cambio los vendajes en silencio. Después veo como se va a entrenar y yo cojo la mochila de la ropa y me siento en una esquina con las piernas cruzadas. Abro la mochila y comienzo a rebuscar dentro en busca de los guantes. Al final encuentro uno que me sujetan bien la muñeca, me pongo solo el de la mano derecha.
Me acerco hasta donde dejé el arco el otro día y después de un momento de vacilación lo cojo y comienzo a sopesarlo, estiro las cuerdas, poco.. a poco. No quiero tirones en mis heridas. Ejercito un poco el hombro antes y después sigo tirando de las cuerdas.
- ¿Qué tal estás? - le pregunto distraídamente a Aníbal.

Mientras yo entreno con cuidado, Abi coge el arco y empieza a hacer lo mismo...
-Bien, mucho mejor gracias a tus cuidados.-respondo-. ¿Y tu? A parte de las quemaduras, ¿como te va esa infeccion?
La miro de reojo.

- Me alegro - contesto - No me molesta ni tengo dolores; así que bien.
Sigo tensando el arco para acostumbrarme a los tirones que daba y dominarlos.
- Con decirte, que he dormido de un tirón toda la noche - respondí sonriendo.

Sonrio.
-Bien, estás mucho mejor- Me alegro.
Miro de reojo como va tensando y destensando el arco para acostumbrarse. Mientras, yo sigo matando enemigos imaginarios, aunque estoy algo desconcentrado mirando a Abi.

Sigo tensando y destensando el arco sin meter todavía ninguna flecha. Y haciendo por apuntar a algún sitio en concreto. Estiré la mano derecha viendo si conseguí aguantar la presión y parecía que con el guante aguantaba mejor. Así que me recojí el pelo en una coleta pra que no se me echara a la cara y centrarme mejor.
- Si sigues así te van a ganar los enemigos imaginarios - le dije de guasa a Aníbal mientras cojía una flecha y la sopesaba en mi mano.


(Perdón, teléfono)