Una batalla entre fuego y plumas
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- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Una batalla entre fuego y plumas
28/11/23, 01:29 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Hacía un día especialmente soleado para lo que era el lugar, un brillo grisáceo en un cielo despejado. La luz se reflejaba en los ojos negruzcos del joven que había salido a experimentar el buen clima, la decisión cargada en una sonrisa de medio lado. Caminaba alegre, un paso delante del otro levantando la tierra acumulada entre piedra dura. Era otro día estupendo en una normalidad a la que poco a poco iban acostumbrándose, dos semanas sin ningún altercado mayor bastaba para recuperar cierta tranquilidad y con ella salía a flote el adolescente que nunca había dejado de ser.
Cortó el aire en forma de media esfera, una pierna desplazándose con rapidez detrás de la otra mientras sus manos desenfundaron con una elegancia teatralizada su arma de madera. Un gesto tan vistoso como inutil si se estuviera dando un combate real, sosteniendo el bastón en uno de sus costados firmemente agarrado.
-HA! -Dedicó una sonrisa triunfal al pobre y sorprendido muñeco de prácticas. Como si esa presentación le hubiera achantado de sobremanera.
Al inofensivo espantapájaros le tocó observar todos los giros absurdos que Ethan hacía con el palo en una maniobra propia de cualquier película de star wars. Un baile divertido donde si bien la práctica era más ficticia al menos estaba entretenido. El bastón giraba entre sus muñecas con cierta gracia, siguiendo el ritmo ficticio de una canción que nunca acaba de cobrar forma. No fue hasta un par de vueltas después, cuando el arma empezó a recorrer la parte trasera de su rostro que sus piernas se afianzaron sobre el suelo y el impacto generó una brisa disruptiva. La paja desperdigada ante su golpe certero fue toda la victoria que necesitaba. El choque había sido de costado con suficiente fuerza como para que el muñeco temblara levemente en su dudosa sujeción.
Rápidamente trató de recuperar la posición inicial, una distancia de seguridad que Kalna estaba cansada de repetirle. ¨Tienes una lanza, aprovecha la ventaja que te da.¨ Podía escuchar sus regañinas como si la joven estuviera a su lado. Lejos estaba de un nivel siquiera comparable con el suyo, Ethan no sabía cómo enlazar los ataques, ni cómo adaptarse una vez le rompían el esquema recién aprendido, vaya que apenas empezaba a razonar que la punta estaba para clavarla. Por eso cuando estaba a solas trataba de llevárselo a su propio terreno, bailar en esas circunstancias no servía de absolutamente nada, pero la coordinación era igual de importante en ambos casos. Entendía el combate como la viva improvisación de unos pasos enseñados, una sinergia que debía ser perfecta para que cada golpe tuviera la mayor efectividad posible. Ahora bien entre entender y hacer…
¨Reajusta la postura, ese pie más atrás, brazo al costado, mirada al frente, no uses solo los hombros gira el tronco, vuelves a estar muy cerca, has tardado mucho.¨ Órdenes que se entremezclaban y pisaban con cada nueva embestida, pues cuando por fin hacía una bien se le pasaba otra por alto. Detalles que al final olvidaba en una torpeza que solo podía mejorar practicando. Los hilos volaban a su alrededor, mezclados con la hojarasca vacía de su víctima, el orgullo empañando que el origen de eso no era en sí sus golpes si no los agujeros sobre la tela de antiguas flechas.
-¿Has visto eso?
Dijo a nadie más que así mismo. El rostro perlado y la camisa remangada del esfuerzo. Estaba apoyado sobre el palo, encorvado hacía delante con ambos brazos cruzados sobre el arma, la pierna mala sin apoyar entrelazada con su compañera en espera de que recuperara aliento. Una risa hosca y cansada salió de entre sus labios, animado por el ejercicio.
Hacía un día especialmente soleado para lo que era el lugar, un brillo grisáceo en un cielo despejado. La luz se reflejaba en los ojos negruzcos del joven que había salido a experimentar el buen clima, la decisión cargada en una sonrisa de medio lado. Caminaba alegre, un paso delante del otro levantando la tierra acumulada entre piedra dura. Era otro día estupendo en una normalidad a la que poco a poco iban acostumbrándose, dos semanas sin ningún altercado mayor bastaba para recuperar cierta tranquilidad y con ella salía a flote el adolescente que nunca había dejado de ser.
Cortó el aire en forma de media esfera, una pierna desplazándose con rapidez detrás de la otra mientras sus manos desenfundaron con una elegancia teatralizada su arma de madera. Un gesto tan vistoso como inutil si se estuviera dando un combate real, sosteniendo el bastón en uno de sus costados firmemente agarrado.
-HA! -Dedicó una sonrisa triunfal al pobre y sorprendido muñeco de prácticas. Como si esa presentación le hubiera achantado de sobremanera.
Al inofensivo espantapájaros le tocó observar todos los giros absurdos que Ethan hacía con el palo en una maniobra propia de cualquier película de star wars. Un baile divertido donde si bien la práctica era más ficticia al menos estaba entretenido. El bastón giraba entre sus muñecas con cierta gracia, siguiendo el ritmo ficticio de una canción que nunca acaba de cobrar forma. No fue hasta un par de vueltas después, cuando el arma empezó a recorrer la parte trasera de su rostro que sus piernas se afianzaron sobre el suelo y el impacto generó una brisa disruptiva. La paja desperdigada ante su golpe certero fue toda la victoria que necesitaba. El choque había sido de costado con suficiente fuerza como para que el muñeco temblara levemente en su dudosa sujeción.
Rápidamente trató de recuperar la posición inicial, una distancia de seguridad que Kalna estaba cansada de repetirle. ¨Tienes una lanza, aprovecha la ventaja que te da.¨ Podía escuchar sus regañinas como si la joven estuviera a su lado. Lejos estaba de un nivel siquiera comparable con el suyo, Ethan no sabía cómo enlazar los ataques, ni cómo adaptarse una vez le rompían el esquema recién aprendido, vaya que apenas empezaba a razonar que la punta estaba para clavarla. Por eso cuando estaba a solas trataba de llevárselo a su propio terreno, bailar en esas circunstancias no servía de absolutamente nada, pero la coordinación era igual de importante en ambos casos. Entendía el combate como la viva improvisación de unos pasos enseñados, una sinergia que debía ser perfecta para que cada golpe tuviera la mayor efectividad posible. Ahora bien entre entender y hacer…
¨Reajusta la postura, ese pie más atrás, brazo al costado, mirada al frente, no uses solo los hombros gira el tronco, vuelves a estar muy cerca, has tardado mucho.¨ Órdenes que se entremezclaban y pisaban con cada nueva embestida, pues cuando por fin hacía una bien se le pasaba otra por alto. Detalles que al final olvidaba en una torpeza que solo podía mejorar practicando. Los hilos volaban a su alrededor, mezclados con la hojarasca vacía de su víctima, el orgullo empañando que el origen de eso no era en sí sus golpes si no los agujeros sobre la tela de antiguas flechas.
-¿Has visto eso?
Dijo a nadie más que así mismo. El rostro perlado y la camisa remangada del esfuerzo. Estaba apoyado sobre el palo, encorvado hacía delante con ambos brazos cruzados sobre el arma, la pierna mala sin apoyar entrelazada con su compañera en espera de que recuperara aliento. Una risa hosca y cansada salió de entre sus labios, animado por el ejercicio.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Una batalla entre fuego y plumas
23/12/23, 07:34 pm
El corazón de Connor bombeaba con fuerza ante el combate, el inicio del sudor en su cuerpo como muestra del ejercicio, y un brillo en sus ojos que delataba lo bien que se lo estaba pasando. Los golpes en su abdomen provocados por el japonés eran solo leves punzadas amortiguadas por la adrenalina, pero dentro de la cabeza del motero seguían contando como "puntos" para determinar el desempeño de cada uno en el entrenamiento. Desempeño que esperaba haber nivelado ahora que Ethan se había medio comido su contrataque desesperado.
Aún así, Ethan parecía seguir intentando chincharle y sacarlo de sus casillas. Y a cada palabra que salía de sus labios, Connor sonreía cada vez un poco más y asentía con más energía. Como si intentara decir amistosamente que todo eso lo usaría en su contra en forma de más golpes o un más bien un sencillo: "Tú sigue hablando, que te vas a cagar capullo". Aún así, el japonés también parecía sufrir las consecuencias de la pelea al mostrarse sudado y rotando el hombro impactado, además de tener el pelo completamente suelto por los movimientos. Pero no se engañaba, Ethan era engañosamente rápido para lo que parecía en un principio. Cualquiera podía hacer daño con una vara de madera, y tenía claro desde el principio que su compañero no era un cualquiera.
Su ataque sorpresa había pillado desprevenido a Ethan, haciéndole retroceder a cada embestida amenazante. La ventaja de su altura y su peso contra un cuerpo más pequeño que aunque se defendía a duras penas, seguía evitando daño alguno. <<Me cago en tu puñetera madre, pareces una lagartija...>> Pensó divertido. Con cada golpe que su rival esquivaba o desviaba a penas, el motero iba soltando cada vez más oxígeno en cada batida, añadiéndole más fuerza a unos ataques que ya cortaban el aire con violencia. Puede que se estuviera viniendo arriba, joder... Pero si iban a entrenar duro que fuera jodidamente en serio. En el club le habían enseñado a defenderse un mínimo para cuando tuviera problemas en las calles, y nunca había sido con almohadillas y protector bucal.
-¡ESO ES, JODER!- Gritó de júbilo en cuanto su palo logró impactar en la zona del tórax de Ethan. Madera rápida contra carne resentida. Como si de un tiburón oliendo sangre fresca se tratase, Connor prosiguió con su ataque de frenesí, sin querer darle tiempo de recuperación ahora que veía la victoria cerca. El impacto de ambos palos fue sonoro en el patio y debido a la diferencia de fuerzas, Ethan acabó por perder su arma, que resbaló por el suelo de piedra. Jadeando por el esfuerzo, pero con una sonrisa triunfal en su cara, el siguiente ataque de Connor ya venía en camino debido a la velocidad de los acontecimientos. Pero el motero intentó frenarlo todo lo posible ante un rival ya desarmado y que a ojos de Connor ya había perdido el duelo. Eso fue definitiva y jodidamente un puto error.- Lo has intentado cabronazo, pero te toca per... UUUGGGH!- Un golpe seco y preciso en su entrepierna bastó para que el motero soltara rápidamente su palo debido al dolor, dando vueltas por el aire hasta quedar muy lejos de su dueño.
A menudo, la sorpresa era un arma más peligrosa que una puta pistola. Connor lo sabía muy bien porque así jugaban los Wyverns a la hora de joder a algún cabronazo. Si tenían que dispararle a un
antiguo socio que ahora se negaba a venderles no iban anunciándolo como gilipollas novatos, no. Atacaban por la espalda si podían y con toda la fuerza posible, y si tenía que ser de frente que fuera mientras sus rivales estuvieran hablando. Que no se lo esperaran. Fue una de las primera lecciones que aprendió en el club, y casi podía oír la voz de Rhona diciendo: "El golpe que más duele es el que no te esperas... Juega sucio siempre. Sé más listo y revienta antes de que te revienten a ti."
Bueno, pues ahora él era el reventado, porque desde luego no se había esperado ese golpe ni que Ethan hubiera pasado la línea de jugar limpio a sucio.<< Hijo de puta, que buen Wyvern serías...>>
Connor se dobló sobre sí mismo sin llegar a caer al suelo. Dolores crueles sin descanso iban hacia la zona impactada que ahora se cubría con las manos, entre gruñidos del motero y una sensación creciente de mareo en su cabeza. Las estocadas en su abdomen ahora eran cosa del pasado, mientras Connor se debatía entre mantenerse de pie o dejarse caer de rodillas. Un rodillazo en los putos cojones terminaba la mayoría de las peleas de bar, pero es que Connor no quería perder. Y joder, desde luego no así. Por el rabillo del ojo solo pudo ver impotente como Ethan ya portaba su palo de nuevo y le daba la vuelta a una pelea que hasta hacía poco había estado de su lado. Escuchó sus palabras cargadas de vacile con una leve y temblorosa sonrisa en el rostro, mientras apoyaba ambas manos en las rodillas. Su cuerpo era puro y jodido dolor, pero no podía negar que se lo estaba pasando en grande. Levantó la cabeza para mirar directamente a Ethan.
-El último que me... pegó en los cojones... Lo dejé un mes comiendo con una puta... pajita... ¿sabes?-Logró decir con voz débil y una leve sonrisa cargada de sorna, pero seguía intentado recuperar el aire. Sin embargo en su cara hubo un cambio radical al segundo siguiente, el dolor dejó paso a una expresión de determinación. Movido por el orgullo. Orgullo y cabezonería, y sobre todo una puta gilipollez que le obligaba a seguir peleando antes que dar por perdido aquel encuentro. ¿Ethan quería jugar sucio? Pues eso harían, y Connor estaba ya hasta arriba de puta mierda.
Intentando guardar en un puto baúl el dolor y ayudándose de la adrenalina que empezaba a descargar su cuerpo, Connor había pasado rápidamente de estar usando un palo como un jugador de béisbol a ser un puto jugador de rugby ahora. Avanzó con toda la velocidad que podía dadas las circunstancias, aún medio agachado y trastabillando en una postura que recordaba más a un toro que a un jodido chaval de veinte años que sin lugar a dudas le faltaban unos cuantos putos tornillos. Moverse dolía, pero embestir de lleno a tu rival aliviaba un poco esa mierda.
-¡HMMMMG!- Entre quejidos de dolor y de esfuerzo por cargar el peso de Ethan, Connor arrollaría a su contrincante un par de metros por el patio hasta perder completamente el equilibrio, momento en el cuál caería junto a él hacia el suelo. Una amalgama de cuerpos rodando por la dura y fría piedra de un patio que ahora se había convertido en un campo de batalla.
Aún así, Ethan parecía seguir intentando chincharle y sacarlo de sus casillas. Y a cada palabra que salía de sus labios, Connor sonreía cada vez un poco más y asentía con más energía. Como si intentara decir amistosamente que todo eso lo usaría en su contra en forma de más golpes o un más bien un sencillo: "Tú sigue hablando, que te vas a cagar capullo". Aún así, el japonés también parecía sufrir las consecuencias de la pelea al mostrarse sudado y rotando el hombro impactado, además de tener el pelo completamente suelto por los movimientos. Pero no se engañaba, Ethan era engañosamente rápido para lo que parecía en un principio. Cualquiera podía hacer daño con una vara de madera, y tenía claro desde el principio que su compañero no era un cualquiera.
Su ataque sorpresa había pillado desprevenido a Ethan, haciéndole retroceder a cada embestida amenazante. La ventaja de su altura y su peso contra un cuerpo más pequeño que aunque se defendía a duras penas, seguía evitando daño alguno. <<Me cago en tu puñetera madre, pareces una lagartija...>> Pensó divertido. Con cada golpe que su rival esquivaba o desviaba a penas, el motero iba soltando cada vez más oxígeno en cada batida, añadiéndole más fuerza a unos ataques que ya cortaban el aire con violencia. Puede que se estuviera viniendo arriba, joder... Pero si iban a entrenar duro que fuera jodidamente en serio. En el club le habían enseñado a defenderse un mínimo para cuando tuviera problemas en las calles, y nunca había sido con almohadillas y protector bucal.
-¡ESO ES, JODER!- Gritó de júbilo en cuanto su palo logró impactar en la zona del tórax de Ethan. Madera rápida contra carne resentida. Como si de un tiburón oliendo sangre fresca se tratase, Connor prosiguió con su ataque de frenesí, sin querer darle tiempo de recuperación ahora que veía la victoria cerca. El impacto de ambos palos fue sonoro en el patio y debido a la diferencia de fuerzas, Ethan acabó por perder su arma, que resbaló por el suelo de piedra. Jadeando por el esfuerzo, pero con una sonrisa triunfal en su cara, el siguiente ataque de Connor ya venía en camino debido a la velocidad de los acontecimientos. Pero el motero intentó frenarlo todo lo posible ante un rival ya desarmado y que a ojos de Connor ya había perdido el duelo. Eso fue definitiva y jodidamente un puto error.- Lo has intentado cabronazo, pero te toca per... UUUGGGH!- Un golpe seco y preciso en su entrepierna bastó para que el motero soltara rápidamente su palo debido al dolor, dando vueltas por el aire hasta quedar muy lejos de su dueño.
A menudo, la sorpresa era un arma más peligrosa que una puta pistola. Connor lo sabía muy bien porque así jugaban los Wyverns a la hora de joder a algún cabronazo. Si tenían que dispararle a un
antiguo socio que ahora se negaba a venderles no iban anunciándolo como gilipollas novatos, no. Atacaban por la espalda si podían y con toda la fuerza posible, y si tenía que ser de frente que fuera mientras sus rivales estuvieran hablando. Que no se lo esperaran. Fue una de las primera lecciones que aprendió en el club, y casi podía oír la voz de Rhona diciendo: "El golpe que más duele es el que no te esperas... Juega sucio siempre. Sé más listo y revienta antes de que te revienten a ti."
Bueno, pues ahora él era el reventado, porque desde luego no se había esperado ese golpe ni que Ethan hubiera pasado la línea de jugar limpio a sucio.<< Hijo de puta, que buen Wyvern serías...>>
Connor se dobló sobre sí mismo sin llegar a caer al suelo. Dolores crueles sin descanso iban hacia la zona impactada que ahora se cubría con las manos, entre gruñidos del motero y una sensación creciente de mareo en su cabeza. Las estocadas en su abdomen ahora eran cosa del pasado, mientras Connor se debatía entre mantenerse de pie o dejarse caer de rodillas. Un rodillazo en los putos cojones terminaba la mayoría de las peleas de bar, pero es que Connor no quería perder. Y joder, desde luego no así. Por el rabillo del ojo solo pudo ver impotente como Ethan ya portaba su palo de nuevo y le daba la vuelta a una pelea que hasta hacía poco había estado de su lado. Escuchó sus palabras cargadas de vacile con una leve y temblorosa sonrisa en el rostro, mientras apoyaba ambas manos en las rodillas. Su cuerpo era puro y jodido dolor, pero no podía negar que se lo estaba pasando en grande. Levantó la cabeza para mirar directamente a Ethan.
-El último que me... pegó en los cojones... Lo dejé un mes comiendo con una puta... pajita... ¿sabes?-Logró decir con voz débil y una leve sonrisa cargada de sorna, pero seguía intentado recuperar el aire. Sin embargo en su cara hubo un cambio radical al segundo siguiente, el dolor dejó paso a una expresión de determinación. Movido por el orgullo. Orgullo y cabezonería, y sobre todo una puta gilipollez que le obligaba a seguir peleando antes que dar por perdido aquel encuentro. ¿Ethan quería jugar sucio? Pues eso harían, y Connor estaba ya hasta arriba de puta mierda.
Intentando guardar en un puto baúl el dolor y ayudándose de la adrenalina que empezaba a descargar su cuerpo, Connor había pasado rápidamente de estar usando un palo como un jugador de béisbol a ser un puto jugador de rugby ahora. Avanzó con toda la velocidad que podía dadas las circunstancias, aún medio agachado y trastabillando en una postura que recordaba más a un toro que a un jodido chaval de veinte años que sin lugar a dudas le faltaban unos cuantos putos tornillos. Moverse dolía, pero embestir de lleno a tu rival aliviaba un poco esa mierda.
-¡HMMMMG!- Entre quejidos de dolor y de esfuerzo por cargar el peso de Ethan, Connor arrollaría a su contrincante un par de metros por el patio hasta perder completamente el equilibrio, momento en el cuál caería junto a él hacia el suelo. Una amalgama de cuerpos rodando por la dura y fría piedra de un patio que ahora se había convertido en un campo de batalla.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Una batalla entre fuego y plumas
11/01/24, 02:55 pm
Sabía lo que había hecho, era consciente de su decisión en cada nuevo latido desenfrenado que resonaba en el interior de su cabeza. Su corazón latía con la fuerza de un tambor de guerra, anunciando que solo había despertado a la bestia. Tener a Connor arrodillado no le daba la victoría, solo un tiempo apremiante en el que podía recuperarse para cargar antes de que él lo hiciera. La sangre bullía y el dolor de las heridas se hacía tan punzante como ignorado.
Ethan corrió hacía delante, listo para impactar en uno de los hombros del joven, más su carrera se vio interrumpida cuando el canadiense lejos de incorporarse empezó a avanzar casi a gatas, con la velocidad y la furia de un toro bravo al que habían acorralado. Tan pronto su pecho estaba hinchado de ego se vaciaba en un grito agudo, un pato de goma deshinchando a la vez que intentaba interrumpir de forma ridícula su avance para huir de aquella embestida. Fue inutil, estupido y sobre todo patético.
Sus pies se cruzaron al intentar girar demasiado aprisa, así que para cuando los brazos de Connor le rodearon ya estaba cayendo de por sí. Un ridículo de piernas y brazos que provocaron que su palo volara lejos, disparado contra uno de los muros limitantes del patio. Ambos cayeron como sacos rotos, un ruido que se intensificó cuando se arrastraron un poco más por el suelo debido a la inercia. La piedra dura y el peso del pelirrosa no suavizaron la caída, lejos de eso, el golpe le robó parte del aire intensificando los moratones que ya portaba y añadiendo ahora a la lista un par más. La espalda le ardía y la pierna mala gritaba a su manera que por hoy era mejor cerrar la sesión de juegos.
Ethan por el contrarío en una mezcla de quejidos, gruñidos y risas secas intentaba zafarse como podía. Si en algún momento la pelea había sido refinada ya no era el caso, no había lección alguna en la torpeza de sus manotazos ni en la pataleta que hacía con ambas piernas. El entrenamiento ahora era una lucha de colegio llevada al barro, donde tiraba de su camisa, le empujaba desde la barbilla o intentaba zafarse a base de rodillazos débiles. En una de esas donde el pelo emborronaba gran parte de su visión y la tontería le impedía tomarse en serio la situación consiguió apartarle levemente a base de empujar con ambas manos su cara, tapando por completo el rostro de Connor para empujarlo hacía uno de los laterales. No era la primera vez que rodaban por el suelo, pero si la primera en aquella dicotomía donde lograba ponerse encima a tiempo.
Quizá desde fuera el combate amistoso podía tomarse como una disputa personal o al contrario, como una extraña forma de declarar intenciones. Fuera como fuera el caso Ethan no estaba por solventar aquellas dudas. Se sentó sobre su pecho, haciendo presión sobre el tórax del gigante en un intento de mantenerlo sujeto y con una risa cortada por la falta de aire trato de vocalizar en aquella tregua no del todo parcial.
-Es- espera, espera… -Tomó aire, una bocanada a duras penas que se escapó en suspiros entrecortados cargados de humor. -Me estoy muriendo espera, un momento. Tregua, tregua, 2 segundos….
Una de sus manos se mantenía férrea sobre la muñeca del canadiense, más como un seguro psicológico que por el hecho de que eso sirviera de algo. Estaba tan cansado que su raciocinio se había ido parcialmente de vacaciones, obviamente si su compañero quería incorporarse no tendría fuerzas para pararle, de alguna manera solo tenía que fingir que sí. Con la otra mano, la libre, se reacomodo el pelo, otro de sus múltiples intentos de apartarlo de forma fallida pues tan rapido quitó la mano los mechones volvieron a caer sobre él, algunos pegándose en sus enrojecidas mejillas a causa del calor y la humedad.
-Vale, escucha, en la cara no, porfa. Estoy, me muero, Connor me voy a morir.
Confesó en una carcajada rota en la que se permitió inclinarse sobre él. Encorvado de forma que su frente quedará parcialmente apoyada sobre el hombro imponente del americano. No podía más, sentía los cosquilleos de una pierna dormida recorrerle el cuerpo como una punzada desagradable, pinchazos de dolor que se convertían en un escozor vivo cuando lograban alcanzar una piel irritada por la comezón y los golpes. Tomó aire un par de veces rendido, buscando un oxígeno que tanto necesitaba para recomponer un cuerpo muerto de tanto ejercicio pero hasta sus pulmones ardían del sobreesfuerzo.
-Eso sí, he ganado yo… -Respondió en un murmullo sin voz a medida que se incorporaba sobre él, afirmando una dominancia gracias a su altura predominante. Seguía sentado, pues las piernas no le daban para levantarse pero al menos ahora podía verle directamente a los ojos. -Gane, yo. -Reafirmó con una sonrisa ladeada y los ojos entrecerrados en una mirada triunfante llena de burla.
Ganar no había ganado una mierda pero no quería tampoco escuchar mucha réplica (Y menos poder recibirla estando como estaba) así que desplazó disimuladamente sus manos por el tórax del joven, un gesto que bien podría indicar que estaba por levantarse al hacerlas regresar pero que lejos de ser así se infiltraron a traición bajo la camisa del pelirrosa.
-Dime que he ganado. -Aventuro con una sonrisa pilla, una de las que haces cuando solo tu te has enterado de la broma que está por venir. Antes de que Connor pudiera responderle el ataque empezó. -DIMELO PUÑETEROOO PERROO
Y no, esta vez no era violento. Sus manos pellizcaron los costados de su abdomen buscando otro punto débil mucho menos cordial.
Las cosquillas.
Ethan corrió hacía delante, listo para impactar en uno de los hombros del joven, más su carrera se vio interrumpida cuando el canadiense lejos de incorporarse empezó a avanzar casi a gatas, con la velocidad y la furia de un toro bravo al que habían acorralado. Tan pronto su pecho estaba hinchado de ego se vaciaba en un grito agudo, un pato de goma deshinchando a la vez que intentaba interrumpir de forma ridícula su avance para huir de aquella embestida. Fue inutil, estupido y sobre todo patético.
Sus pies se cruzaron al intentar girar demasiado aprisa, así que para cuando los brazos de Connor le rodearon ya estaba cayendo de por sí. Un ridículo de piernas y brazos que provocaron que su palo volara lejos, disparado contra uno de los muros limitantes del patio. Ambos cayeron como sacos rotos, un ruido que se intensificó cuando se arrastraron un poco más por el suelo debido a la inercia. La piedra dura y el peso del pelirrosa no suavizaron la caída, lejos de eso, el golpe le robó parte del aire intensificando los moratones que ya portaba y añadiendo ahora a la lista un par más. La espalda le ardía y la pierna mala gritaba a su manera que por hoy era mejor cerrar la sesión de juegos.
Ethan por el contrarío en una mezcla de quejidos, gruñidos y risas secas intentaba zafarse como podía. Si en algún momento la pelea había sido refinada ya no era el caso, no había lección alguna en la torpeza de sus manotazos ni en la pataleta que hacía con ambas piernas. El entrenamiento ahora era una lucha de colegio llevada al barro, donde tiraba de su camisa, le empujaba desde la barbilla o intentaba zafarse a base de rodillazos débiles. En una de esas donde el pelo emborronaba gran parte de su visión y la tontería le impedía tomarse en serio la situación consiguió apartarle levemente a base de empujar con ambas manos su cara, tapando por completo el rostro de Connor para empujarlo hacía uno de los laterales. No era la primera vez que rodaban por el suelo, pero si la primera en aquella dicotomía donde lograba ponerse encima a tiempo.
Quizá desde fuera el combate amistoso podía tomarse como una disputa personal o al contrario, como una extraña forma de declarar intenciones. Fuera como fuera el caso Ethan no estaba por solventar aquellas dudas. Se sentó sobre su pecho, haciendo presión sobre el tórax del gigante en un intento de mantenerlo sujeto y con una risa cortada por la falta de aire trato de vocalizar en aquella tregua no del todo parcial.
-Es- espera, espera… -Tomó aire, una bocanada a duras penas que se escapó en suspiros entrecortados cargados de humor. -Me estoy muriendo espera, un momento. Tregua, tregua, 2 segundos….
Una de sus manos se mantenía férrea sobre la muñeca del canadiense, más como un seguro psicológico que por el hecho de que eso sirviera de algo. Estaba tan cansado que su raciocinio se había ido parcialmente de vacaciones, obviamente si su compañero quería incorporarse no tendría fuerzas para pararle, de alguna manera solo tenía que fingir que sí. Con la otra mano, la libre, se reacomodo el pelo, otro de sus múltiples intentos de apartarlo de forma fallida pues tan rapido quitó la mano los mechones volvieron a caer sobre él, algunos pegándose en sus enrojecidas mejillas a causa del calor y la humedad.
-Vale, escucha, en la cara no, porfa. Estoy, me muero, Connor me voy a morir.
Confesó en una carcajada rota en la que se permitió inclinarse sobre él. Encorvado de forma que su frente quedará parcialmente apoyada sobre el hombro imponente del americano. No podía más, sentía los cosquilleos de una pierna dormida recorrerle el cuerpo como una punzada desagradable, pinchazos de dolor que se convertían en un escozor vivo cuando lograban alcanzar una piel irritada por la comezón y los golpes. Tomó aire un par de veces rendido, buscando un oxígeno que tanto necesitaba para recomponer un cuerpo muerto de tanto ejercicio pero hasta sus pulmones ardían del sobreesfuerzo.
-Eso sí, he ganado yo… -Respondió en un murmullo sin voz a medida que se incorporaba sobre él, afirmando una dominancia gracias a su altura predominante. Seguía sentado, pues las piernas no le daban para levantarse pero al menos ahora podía verle directamente a los ojos. -Gane, yo. -Reafirmó con una sonrisa ladeada y los ojos entrecerrados en una mirada triunfante llena de burla.
Ganar no había ganado una mierda pero no quería tampoco escuchar mucha réplica (Y menos poder recibirla estando como estaba) así que desplazó disimuladamente sus manos por el tórax del joven, un gesto que bien podría indicar que estaba por levantarse al hacerlas regresar pero que lejos de ser así se infiltraron a traición bajo la camisa del pelirrosa.
-Dime que he ganado. -Aventuro con una sonrisa pilla, una de las que haces cuando solo tu te has enterado de la broma que está por venir. Antes de que Connor pudiera responderle el ataque empezó. -DIMELO PUÑETEROOO PERROO
Y no, esta vez no era violento. Sus manos pellizcaron los costados de su abdomen buscando otro punto débil mucho menos cordial.
Las cosquillas.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Una batalla entre fuego y plumas
16/01/24, 05:27 pm
El placaje dio resultado, y al menos ese éxito estaba logrando que el puto dolor de su entrepierna tuviera menos importancia. Eso y la jodida adrenalina... Qué bien sentaba esa mierda en momentos como ese. Aún con esfuerzos y quejidos debido al dolor y el cansancio, Connor no se permitió parar en aquel instante y siguió avanzando gracias a la inercia de la carrera, como si se tratara de un tren sin raíles que hubiera descarrilado y se estuviera llevando por delante a Ethan. Por suerte no pesaba mucho y Connor tenía fuerza de sobra. Pero ni de puta coña se dejaba engañar. Su movimiento había sido uno desesperado e instintivo, fruto de un ataque del japonés que lo había dejado contra las puñeteras cuerdas y le había demostrado que debía tener mucho cuidado al enfrentarlo.
Ambos cuerpos cayeron con brusquedad sobre la dura piedra del patio, convirtiéndose ambos en una amalgama de brazos y carne entrelazada. Entre gruñidos de esfuerzo, Connor dejaba sacar varias risas secas y agotadas en respuesta a las de Ethan. Puede que estuvieran enfrentándose y todas esas mierdas, pero no había olvidado que no dejaba de estar enfrentándose a quien ya consideraba un amigo, y ante todo, aquello tenía que ser divertido de cojones para los dos y servir para pasar el rato. ¿Y no era más divertido cuando había un poco de dolor y competitividad de por medio, joder? El duelo con palos simulando ser espadas había cambiado con rapidez, y ahora se trataba de una pelea mucho más callejera y sucia. <<Al estilo Wyvern>>. Pensó con una sonrisa el motero, intentando despegarse un poco del cuerpo del japonés para tener algo de visión y evitar que se escapara.
-¡Te mueves como una puta anguila, cabronazo!- Le diría en uno de aquellos intentos, entre risas medio distraídas. Intentaba usar el peso de su cuerpo para aprisionar a Ethan contra el suelo y él mismo, pero... ¡es que de verdad que el cabronazo se movía como una anguila! El motero daba lo mejor de sí queriendo pasar el brazo por encima del suyo, otras una de las piernas o simplemente mover la cadera en otro ángulo para evitar que Ethan se le pudiera echar encima, pero en respuesta recibía rodillazos o tirones de su camiseta por parte del japonés. A los que Connor respondía de la misma forma con tal querer controlarlo en el suelo. Una cosa tenía jodidamente clara: Aquel "entrenamiento" les iba a costar caro a los dos y darles uno buenos moratones.- ¡Ya te tengo, jod... AHHHGG!- Se vio interrumpido abruptamente cuando Ethan empezó a empujar con ambas manos su cara, impidiéndole hablar y obligándole a echarse para atrás.
Error. Un puto y gran error.
Cuando se dio cuenta, ambos rodaban de nuevo por el suelo, solo que está vez le tocó a Ethan estar arriba y en la posición dominante. <<Mierda...>> Antes de que se diera cuenta y de que pudiera hacer nada, el japonés logró sentarse a horcajadas sobre su pecho... <<¡PUTA MIERDA!>> Pensó su lado más infantil y competitivo. Lo cierto es que desde lejos aquello podía parecer una puta pelea callejera o algo menos violento y más personal, cargado de segundas intenciones. Pero en aquel instante, Connor solo tenía tiempo para intentar revertir aquella situación desventajosa. No podía negar de ninguna jodida forma, que dentro de los pocos límites que estaban respetando en aquel duelo, Ethan le estaba superando en esos instantes. Y debajo de una pequeña punzada de molestia, al fin y al cabo era un Wyvern orgulloso, Connor sobre todo se lo estaba pasando de puta madre. Además, ver a un amigo enfrentándose a ti con todo lo que tenía, jugando rápido y sucio le hacía sentirse un poco orgulloso de él. Solo le faltaba ser un cabrón hijo de puta para que fuera un buen Wyvern...
Aún así no iba a negar el respiro que Ethan pareció ofrecer, pidiendo una tregua temporal.
-En la puta calle... No hay treguas ni mierdas que valgan...- Dijo con voz cansada y exhausta, pero lejos de reforzar con acciones aquellas palabras y volver al ataque, Connor dejó reposar su cabeza en la piedra mientras cerraba los ojos. Buscando un aire escurridizo que se negaba a entrar en sus pulmones y todavía con Ethan encima de él. La cara de Connor estaba enrojecida y sudorosa por el ejercicio, y el pecho en el que estaba sentado su rival subía y bajaba, todavía buscando oxígeno, pero por suerte estaba empezando a dejar de dolerle aquel golpe tan ilegal. El japonés le agarraba una de las muñecas en un pobre intento por mantener la paz, y Connor sonrió leve y maliciosamente ante sus propios pensamientos... << Un minuto, joder, uno o dos minutos y vuelvo a la puta carga... Le cojo de la cintura y lo lanzo a tomar por culo, y luego...>> El motero, a pesar del cansancio, logró sacar un par de carcajadas sonoras ante la súplica de Ethan que en la cara no le pegara, volviendo a abrir los ojos.- Estás pidiendo mucho, cabronazo, para haberme dado antes en los putos cojo...- Su frase quedó interrumpida al ser más consciente de la posición en la que estaban.
Con un Ethan encima y encorvado sobre él, su cara parcialmente apoyada sobre su hombro. Hmmm.... Vale. El rostro de Connor emitió una pequeña sonrisa, sin saber qué debía hacer, pero sin poder negar que aquello acababa de ponerle algo nervioso y acelerado. Y no precisamente por estar perdiendo la pelea. Ethan volvió a incorporarse sobre él, y lo que dijo volvió a concentrarlo inmediatamente en la pelea.
-¡Y una mierda! Cuando uno pide tregua no puede llevarse la puta victoria después, puto gilipollas.- Dijo con sorna divertida y una risotada, con una lógica que era jodidamente aplastante. -Además... eh... ya casi te tenía.- Comentó con tono distraído. Antes de que pudiera hablar más, Ethan desplazó sus manos hacia su tórax haciéndole creer que se iba a levantar, pero que rápidamente se introdujeron por debajo de su camiseta, exigiéndole que aceptara que había perdido. Connor no tuvo tiempo de replicar, pensar en el leve y acelerado calor que empezaba a sentir o con qué putas intenciones las hacía Ethan. Porque un segundo después el ataque de cosquillas había comenzado.- ¡NO, NO! ¡CABRONAZO!- Empezó a gritar como un poseso entre risas y movimientos frenéticos provocados por las cosquillas en sus costillas. El motero se debatía en una tortura no dolorosa, pero sí jodida de aguantar. Intentó encerrarse en sí mismo como si fuera una puta tortuga, pero era inútil cuando sus manos estaban por debajo de su camiseta. Aquel capullo estaba logrando sacar las risas más frenéticas que se había escuchado nunca, y le estaba enseñando algo de sí mismo que antes no sabía: Tenía muchas puñeteras cosquillas.
Sin mucho más por hacer, Connor posó con velocidad su mano derecha en el hombro de Ethan y le empujó hacia el lateral para quitárselo de encima.
-¡EH, CABRÓN!- Antes de que Ethan pudiera hacer mucho, el motero se incorporó, se arrodilló junto a él y le puso la mano izquierda en el pecho, cargando su peso en esa extremidad, para intentar inmovilizarle contra el suelo. Su mano derecha se alzó levemente en el aire y habló con un tono serio, casi como de advertencia. Aunque seguía resoplando un poco por el ataque anterior. La sonrisa le delataba. - Ethan. Mi puñetera mano es casi igual de grande que tu puñetera cabeza... ¿Qué crees que pasará...? ¡Si hago esta puñetera mierda!- Su arma (mano) se proyectó veloz hacia adelante como una de las flechas de Nohlem, hacia los costados de Ethan, y ahí dio comienzo la venganza. En un intento por devolver aquellos ataques de cosquillas. -¿¡Quien cojones ha ganado aquí, eh!? ¡El puto menda!- Más cosquillas. -¡Nunca te metas con un Wyvern! ¡Si te metes con uno la has cagado, hijo de puta!- Empezó a recitar, frases que se sabía de memoria como un jodido mantra, pero que eran mucho más amables y entrañables en aquel contexto.
No pararía hasta que Ethan u otra persona le parara.
Ambos cuerpos cayeron con brusquedad sobre la dura piedra del patio, convirtiéndose ambos en una amalgama de brazos y carne entrelazada. Entre gruñidos de esfuerzo, Connor dejaba sacar varias risas secas y agotadas en respuesta a las de Ethan. Puede que estuvieran enfrentándose y todas esas mierdas, pero no había olvidado que no dejaba de estar enfrentándose a quien ya consideraba un amigo, y ante todo, aquello tenía que ser divertido de cojones para los dos y servir para pasar el rato. ¿Y no era más divertido cuando había un poco de dolor y competitividad de por medio, joder? El duelo con palos simulando ser espadas había cambiado con rapidez, y ahora se trataba de una pelea mucho más callejera y sucia. <<Al estilo Wyvern>>. Pensó con una sonrisa el motero, intentando despegarse un poco del cuerpo del japonés para tener algo de visión y evitar que se escapara.
-¡Te mueves como una puta anguila, cabronazo!- Le diría en uno de aquellos intentos, entre risas medio distraídas. Intentaba usar el peso de su cuerpo para aprisionar a Ethan contra el suelo y él mismo, pero... ¡es que de verdad que el cabronazo se movía como una anguila! El motero daba lo mejor de sí queriendo pasar el brazo por encima del suyo, otras una de las piernas o simplemente mover la cadera en otro ángulo para evitar que Ethan se le pudiera echar encima, pero en respuesta recibía rodillazos o tirones de su camiseta por parte del japonés. A los que Connor respondía de la misma forma con tal querer controlarlo en el suelo. Una cosa tenía jodidamente clara: Aquel "entrenamiento" les iba a costar caro a los dos y darles uno buenos moratones.- ¡Ya te tengo, jod... AHHHGG!- Se vio interrumpido abruptamente cuando Ethan empezó a empujar con ambas manos su cara, impidiéndole hablar y obligándole a echarse para atrás.
Error. Un puto y gran error.
Cuando se dio cuenta, ambos rodaban de nuevo por el suelo, solo que está vez le tocó a Ethan estar arriba y en la posición dominante. <<Mierda...>> Antes de que se diera cuenta y de que pudiera hacer nada, el japonés logró sentarse a horcajadas sobre su pecho... <<¡PUTA MIERDA!>> Pensó su lado más infantil y competitivo. Lo cierto es que desde lejos aquello podía parecer una puta pelea callejera o algo menos violento y más personal, cargado de segundas intenciones. Pero en aquel instante, Connor solo tenía tiempo para intentar revertir aquella situación desventajosa. No podía negar de ninguna jodida forma, que dentro de los pocos límites que estaban respetando en aquel duelo, Ethan le estaba superando en esos instantes. Y debajo de una pequeña punzada de molestia, al fin y al cabo era un Wyvern orgulloso, Connor sobre todo se lo estaba pasando de puta madre. Además, ver a un amigo enfrentándose a ti con todo lo que tenía, jugando rápido y sucio le hacía sentirse un poco orgulloso de él. Solo le faltaba ser un cabrón hijo de puta para que fuera un buen Wyvern...
Aún así no iba a negar el respiro que Ethan pareció ofrecer, pidiendo una tregua temporal.
-En la puta calle... No hay treguas ni mierdas que valgan...- Dijo con voz cansada y exhausta, pero lejos de reforzar con acciones aquellas palabras y volver al ataque, Connor dejó reposar su cabeza en la piedra mientras cerraba los ojos. Buscando un aire escurridizo que se negaba a entrar en sus pulmones y todavía con Ethan encima de él. La cara de Connor estaba enrojecida y sudorosa por el ejercicio, y el pecho en el que estaba sentado su rival subía y bajaba, todavía buscando oxígeno, pero por suerte estaba empezando a dejar de dolerle aquel golpe tan ilegal. El japonés le agarraba una de las muñecas en un pobre intento por mantener la paz, y Connor sonrió leve y maliciosamente ante sus propios pensamientos... << Un minuto, joder, uno o dos minutos y vuelvo a la puta carga... Le cojo de la cintura y lo lanzo a tomar por culo, y luego...>> El motero, a pesar del cansancio, logró sacar un par de carcajadas sonoras ante la súplica de Ethan que en la cara no le pegara, volviendo a abrir los ojos.- Estás pidiendo mucho, cabronazo, para haberme dado antes en los putos cojo...- Su frase quedó interrumpida al ser más consciente de la posición en la que estaban.
Con un Ethan encima y encorvado sobre él, su cara parcialmente apoyada sobre su hombro. Hmmm.... Vale. El rostro de Connor emitió una pequeña sonrisa, sin saber qué debía hacer, pero sin poder negar que aquello acababa de ponerle algo nervioso y acelerado. Y no precisamente por estar perdiendo la pelea. Ethan volvió a incorporarse sobre él, y lo que dijo volvió a concentrarlo inmediatamente en la pelea.
-¡Y una mierda! Cuando uno pide tregua no puede llevarse la puta victoria después, puto gilipollas.- Dijo con sorna divertida y una risotada, con una lógica que era jodidamente aplastante. -Además... eh... ya casi te tenía.- Comentó con tono distraído. Antes de que pudiera hablar más, Ethan desplazó sus manos hacia su tórax haciéndole creer que se iba a levantar, pero que rápidamente se introdujeron por debajo de su camiseta, exigiéndole que aceptara que había perdido. Connor no tuvo tiempo de replicar, pensar en el leve y acelerado calor que empezaba a sentir o con qué putas intenciones las hacía Ethan. Porque un segundo después el ataque de cosquillas había comenzado.- ¡NO, NO! ¡CABRONAZO!- Empezó a gritar como un poseso entre risas y movimientos frenéticos provocados por las cosquillas en sus costillas. El motero se debatía en una tortura no dolorosa, pero sí jodida de aguantar. Intentó encerrarse en sí mismo como si fuera una puta tortuga, pero era inútil cuando sus manos estaban por debajo de su camiseta. Aquel capullo estaba logrando sacar las risas más frenéticas que se había escuchado nunca, y le estaba enseñando algo de sí mismo que antes no sabía: Tenía muchas puñeteras cosquillas.
Sin mucho más por hacer, Connor posó con velocidad su mano derecha en el hombro de Ethan y le empujó hacia el lateral para quitárselo de encima.
-¡EH, CABRÓN!- Antes de que Ethan pudiera hacer mucho, el motero se incorporó, se arrodilló junto a él y le puso la mano izquierda en el pecho, cargando su peso en esa extremidad, para intentar inmovilizarle contra el suelo. Su mano derecha se alzó levemente en el aire y habló con un tono serio, casi como de advertencia. Aunque seguía resoplando un poco por el ataque anterior. La sonrisa le delataba. - Ethan. Mi puñetera mano es casi igual de grande que tu puñetera cabeza... ¿Qué crees que pasará...? ¡Si hago esta puñetera mierda!- Su arma (mano) se proyectó veloz hacia adelante como una de las flechas de Nohlem, hacia los costados de Ethan, y ahí dio comienzo la venganza. En un intento por devolver aquellos ataques de cosquillas. -¿¡Quien cojones ha ganado aquí, eh!? ¡El puto menda!- Más cosquillas. -¡Nunca te metas con un Wyvern! ¡Si te metes con uno la has cagado, hijo de puta!- Empezó a recitar, frases que se sabía de memoria como un jodido mantra, pero que eran mucho más amables y entrañables en aquel contexto.
No pararía hasta que Ethan u otra persona le parara.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Una batalla entre fuego y plumas
19/01/24, 04:42 pm
La risa del canadiense se veía contagiada sobre el rostro de Ethan, como si este se tratara de un espejo que no hacía más que reflejar su propia euforia frenética. Carcajadas de pura felicidad que le hacían encogerse sobre el sitio sin dejar de hacer cosquillas, defendiendo malamente su posición ventajosa en pos de poder seguir arrebatando más sonrisas. Si le hubieran dicho hace unas semanas que estaría divirtiéndose así con el que creía sería su verdugo se tomaría por loco, por alguien que había perdido por completo la cabeza… ¿Pero acaso ese lugar no hacía eso? Te regalaba una nueva normalidad con la que nunca habría podido soñar en Londres, una que a pesar de estar llena de matices grises a veces dejaba filtrar una luz acogedora.
Connor en esos momentos y bajo su atenta mirada distaba de ser el agresor que en su día había creído, en esos instantes no era un criminal turbio, con un pasado dudoso y una banda de motoristas ambigua. Allí, atrapado en su ataque de cosquillas no era más que un joven que apenas le sacaba edad, uno al que tener la cresta revuelta sobre su rostro le hacía destacar unas facciones duras pero bonitas y uno al que sonreír le iluminaba de alguna manera el rostro. Era refrescante conocer ese otro lado suyo, quedarse perdido en…
Ethan pestañeo de golpe, confundido y el rubor de sus mejillas palpable por el calor, las risas y lo que fuera que estaba procesando su mente en blanco se vio incrementado cuando el mundo empezó a girar sobre sí mismo. En cuestión de segundos los labios del pelirrosa se habían difuminado en un borrón de tonalidades oscuras, un cielo nublado al que ahora miraba impactado desde el suelo. Estaba procesando tan lento lo ocurrido que cuando noto la presión sobre su pecho era demasiado tarde.
-Oh oh… -La amenaza de Connor lejos de intimidar le saco una risa ahogada por el cansancio. Una mueca tonta ante un giro de tornas al que de alguna manera encontraba como una victoria personal. -Vamos no seas cruel, hah ya, ya habías perdido, ¿No?
Trató de pedir clemencia de forma dramatizada llevando una mano a la de Connor para intentar apartarla sin ningún resultado, no podía ni levantar su pecho ante la fuerza desorbitada de su compañero. ¿Dios, porque ese detalle le causaba un extraño cosquilleo? Poco más pudo intentar huir pues incluso antes de que el ataque empezara el ya se estaba descojonando por la anticipación. Se revolvió en el sitio frenético, riendo hasta el límite absurdo donde los ojos empezaban a encharcarse y el humor empezaba a convertirse en desesperación, no podía parar de reir, estaba siendo una completa tortura.
-¡¡CONNOR CONNOR PORFA, YA!!
Sus vocales terminaban rotas, entremezcladas entre la invasión repentina de nuevas cosquillas y la explosión que volvía de su garganta una reseca de tanto gritar. Pronto los movimientos se volvieron erráticos, más agresivos dejando que el dolor punzante de heridas no curadas pasara a segundo plano cuando su caja toráxica no podía parar de contraerse en una nueva ristra de carcajadas. Un pataleo infantil contra el suelo mientras sus brazos trataban de luchar contra los del motorista, agarrando sus muñecas con tal debilidad que su tacto no era más que una suave brisa desesperada. Ethan reía y reía en un bucle tortuoso.
-¡¡VALE VALE PORFAA, ME RINDO, ME RINDO!!
Gritó ya angustiado, liberando ambas manos para buscar otra forma de evitar una nueva sacudida. No estaba pensando demasiado, su mente nublada solo quería poder volver a despejarse, por ello esta vez rehuyó de apartarle los brazos, lejos de eso tiró de los mismos hacía abajo para desequilibrar al joven. No calculaba todos los defectos que tenía aquel plan, que él seguía atrapado en el suelo y que aquello solo conseguiría derrumbar un muro de carne encima suyo. Claro que no lo pensaba pero si lo hiciera, si supiera de buena mano que aquella decisión sólo conseguiría arrebatarles toda la distancia posible, que cojones...
Lo habría hecho igual.
Connor en esos momentos y bajo su atenta mirada distaba de ser el agresor que en su día había creído, en esos instantes no era un criminal turbio, con un pasado dudoso y una banda de motoristas ambigua. Allí, atrapado en su ataque de cosquillas no era más que un joven que apenas le sacaba edad, uno al que tener la cresta revuelta sobre su rostro le hacía destacar unas facciones duras pero bonitas y uno al que sonreír le iluminaba de alguna manera el rostro. Era refrescante conocer ese otro lado suyo, quedarse perdido en…
Ethan pestañeo de golpe, confundido y el rubor de sus mejillas palpable por el calor, las risas y lo que fuera que estaba procesando su mente en blanco se vio incrementado cuando el mundo empezó a girar sobre sí mismo. En cuestión de segundos los labios del pelirrosa se habían difuminado en un borrón de tonalidades oscuras, un cielo nublado al que ahora miraba impactado desde el suelo. Estaba procesando tan lento lo ocurrido que cuando noto la presión sobre su pecho era demasiado tarde.
-Oh oh… -La amenaza de Connor lejos de intimidar le saco una risa ahogada por el cansancio. Una mueca tonta ante un giro de tornas al que de alguna manera encontraba como una victoria personal. -Vamos no seas cruel, hah ya, ya habías perdido, ¿No?
Trató de pedir clemencia de forma dramatizada llevando una mano a la de Connor para intentar apartarla sin ningún resultado, no podía ni levantar su pecho ante la fuerza desorbitada de su compañero. ¿Dios, porque ese detalle le causaba un extraño cosquilleo? Poco más pudo intentar huir pues incluso antes de que el ataque empezara el ya se estaba descojonando por la anticipación. Se revolvió en el sitio frenético, riendo hasta el límite absurdo donde los ojos empezaban a encharcarse y el humor empezaba a convertirse en desesperación, no podía parar de reir, estaba siendo una completa tortura.
-¡¡CONNOR CONNOR PORFA, YA!!
Sus vocales terminaban rotas, entremezcladas entre la invasión repentina de nuevas cosquillas y la explosión que volvía de su garganta una reseca de tanto gritar. Pronto los movimientos se volvieron erráticos, más agresivos dejando que el dolor punzante de heridas no curadas pasara a segundo plano cuando su caja toráxica no podía parar de contraerse en una nueva ristra de carcajadas. Un pataleo infantil contra el suelo mientras sus brazos trataban de luchar contra los del motorista, agarrando sus muñecas con tal debilidad que su tacto no era más que una suave brisa desesperada. Ethan reía y reía en un bucle tortuoso.
-¡¡VALE VALE PORFAA, ME RINDO, ME RINDO!!
Gritó ya angustiado, liberando ambas manos para buscar otra forma de evitar una nueva sacudida. No estaba pensando demasiado, su mente nublada solo quería poder volver a despejarse, por ello esta vez rehuyó de apartarle los brazos, lejos de eso tiró de los mismos hacía abajo para desequilibrar al joven. No calculaba todos los defectos que tenía aquel plan, que él seguía atrapado en el suelo y que aquello solo conseguiría derrumbar un muro de carne encima suyo. Claro que no lo pensaba pero si lo hiciera, si supiera de buena mano que aquella decisión sólo conseguiría arrebatarles toda la distancia posible, que cojones...
Lo habría hecho igual.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Una batalla entre fuego y plumas
25/01/24, 01:32 pm
Las putas tornas habían cambiado. Antes Connor se debatía entre carcajadas y sacudidas frenéticas mientras sufría los ataques de Ethan, pero ahora la situación se había vuelto del revés y el motero se encontraba en la postura ventajosa. De rodillas y apoyando buena parte de su peso en su mano para sostener a Ethan contra el suelo. La sonrisa de Connor delataba la jodida venganza que tenía en mente, y la verdad es que con sus palabras el japonés no estaba haciendo una mierda para remediarlo, diciéndole que había ganado el combate. <<Ahí la has cagado>>. Pensó con una sonrisa maliciosa mientras iniciaba la tortura.
Su mano derecha se proyectó con velocidad hacia los costados de Ethan. Manos pesadas pero ágiles que buscaban cualquier resquicio que Ethan pudiera ofrecer para morder como una puta serpiente, sin compasión alguna ni esas mierdas. A veces tenía que usar una de sus manos para mantenerlo contra el suelo, pero por lo general no le resultó difícil seguir con su puto ataque. Sus frasecillas típicas de los Wyverns se veían enturbiadas por una leve risa que afloraba en sus labios, al ver al pobre Ethan debatirse de un lado a otro para escapar y al oír sus súplicas para que parara de una vez.
-¡Y UNA MIERDA VOY A PARAR!- Respondió ante eso mientras negaba con la cabeza y volvía las cosquillas mucho más agresivas. El estúpido e infantil pensamiento de que estaba "venciendo" en lo que cojones fuera aquello le hizo sonreír de oreja a oreja como un puto crío de ocho años.-¡HE GANADO, ADMÍTELO COJONES! ¡HE GANADO Y AHORA PUES... NO SÉ, YA PENSARÉ ALGO, JODER!- Gritó fuera de sí con una carcajada al verlo sufrir pataleando, mientras se inclinaba un poco para volver más profundas las cosquillas. Ethan por fin se rendía, otorgándole al motero en el rostro una sensación de triunfo y júbilo que como antes... tampoco se alejaba mucho de un puñetero crío. Pero si pensaba que solo por eso iba a parar... Joder, Ethan estaba muy equivocado. Connor siguió redoblando las cosquillas hasta que...-¡OSTIAS!- Fue lo único que pudo decir antes de perder el equilibrio.
Ah.
En una maniobra desesperada de cojones, Ethan le había tirado hacia sí mismo para evitar que siguiera haciéndole cosquillas. Y había funcionado de puta madre, porque sin esperarse aquello Connor perdió su posición y se derrumbó pesadamente y sin remedio sobre Ethan. Soltando un quejido y aire de sus pulmones por el golpe. Parte de su cuerpo, sobre todo su torso, sobre el del japonés y sus rostros mucho más cercas de lo que, bueno, habían estado nunca en la puta vida. Y ahí estaba de nuevo. Esa puñetera sensación activada rápidamente como un interruptor. Corazón acelerado y nervioso por algo más que un estúpido juego de cosquillas. ¿Qué cojones significaba aquello? Joder... El motero se quedó varios segundos así, con el cuerpo quieto como si fuera una estatua y sin decir una mierda. Pero sus ojos, putos traicioneros cabrones, no pudieron evitar pasar la vista por el rostro de Ethan y sobre todo por todas las cicatrices que lo marcaban... Y cuando te has criado en un club ilegal de moteros violentos y problemáticos, bueno, aprendes a ver la puta belleza de las cicatrices. Historias del pasado que cargas contigo. Como las suyas propias. La última parada de los ojos negros del motero fueron los labios del japonés, y un calor más intenso chispeó en su fuero interno.
-Ehhhh...- Carraspeó sonoramente avergonzado, cosa que era muy rara en él, pero se había dado cuenta de los segundos tensos que había estado observándolo sin decir prácticamente nada y sin saber lo que pudiera pensar. Ethan era su puto amigo, ¿no? Llevaban ya semanas conversando y en esa ciudad parecía que llevaran años, aunque tampoco eran hermanos del alma y en realidad tampoco llevaban tanto juntos... Pero esto de ahora no era... No, joder no era.... Se incorporó un poco con ayuda de los brazos, aunque parte de su cuerpo seguía apoyado aún sobre él. Volvió a carraspear con una leve sonrisa. Su cresta despeinada cayendo un poco sobre su frente. Le miró a los ojos.- Ehhh... las peleas en el puto club no suelen acabar así, ¿vale? Hay apuestas y sangre, pero nada de...- Y decidió que ya era hora de dejar de hacer el puto gilipollas. Se apartó un poco más de Ethan para incorporarse y ponerse de rodillas.- Hmmm... Bueno. Creo que te he pegado una puta paliza, ¿no? Lo dejamos 2 a 1 para mí si quieres, joder...-
Su mano derecha se proyectó con velocidad hacia los costados de Ethan. Manos pesadas pero ágiles que buscaban cualquier resquicio que Ethan pudiera ofrecer para morder como una puta serpiente, sin compasión alguna ni esas mierdas. A veces tenía que usar una de sus manos para mantenerlo contra el suelo, pero por lo general no le resultó difícil seguir con su puto ataque. Sus frasecillas típicas de los Wyverns se veían enturbiadas por una leve risa que afloraba en sus labios, al ver al pobre Ethan debatirse de un lado a otro para escapar y al oír sus súplicas para que parara de una vez.
-¡Y UNA MIERDA VOY A PARAR!- Respondió ante eso mientras negaba con la cabeza y volvía las cosquillas mucho más agresivas. El estúpido e infantil pensamiento de que estaba "venciendo" en lo que cojones fuera aquello le hizo sonreír de oreja a oreja como un puto crío de ocho años.-¡HE GANADO, ADMÍTELO COJONES! ¡HE GANADO Y AHORA PUES... NO SÉ, YA PENSARÉ ALGO, JODER!- Gritó fuera de sí con una carcajada al verlo sufrir pataleando, mientras se inclinaba un poco para volver más profundas las cosquillas. Ethan por fin se rendía, otorgándole al motero en el rostro una sensación de triunfo y júbilo que como antes... tampoco se alejaba mucho de un puñetero crío. Pero si pensaba que solo por eso iba a parar... Joder, Ethan estaba muy equivocado. Connor siguió redoblando las cosquillas hasta que...-¡OSTIAS!- Fue lo único que pudo decir antes de perder el equilibrio.
Ah.
En una maniobra desesperada de cojones, Ethan le había tirado hacia sí mismo para evitar que siguiera haciéndole cosquillas. Y había funcionado de puta madre, porque sin esperarse aquello Connor perdió su posición y se derrumbó pesadamente y sin remedio sobre Ethan. Soltando un quejido y aire de sus pulmones por el golpe. Parte de su cuerpo, sobre todo su torso, sobre el del japonés y sus rostros mucho más cercas de lo que, bueno, habían estado nunca en la puta vida. Y ahí estaba de nuevo. Esa puñetera sensación activada rápidamente como un interruptor. Corazón acelerado y nervioso por algo más que un estúpido juego de cosquillas. ¿Qué cojones significaba aquello? Joder... El motero se quedó varios segundos así, con el cuerpo quieto como si fuera una estatua y sin decir una mierda. Pero sus ojos, putos traicioneros cabrones, no pudieron evitar pasar la vista por el rostro de Ethan y sobre todo por todas las cicatrices que lo marcaban... Y cuando te has criado en un club ilegal de moteros violentos y problemáticos, bueno, aprendes a ver la puta belleza de las cicatrices. Historias del pasado que cargas contigo. Como las suyas propias. La última parada de los ojos negros del motero fueron los labios del japonés, y un calor más intenso chispeó en su fuero interno.
-Ehhhh...- Carraspeó sonoramente avergonzado, cosa que era muy rara en él, pero se había dado cuenta de los segundos tensos que había estado observándolo sin decir prácticamente nada y sin saber lo que pudiera pensar. Ethan era su puto amigo, ¿no? Llevaban ya semanas conversando y en esa ciudad parecía que llevaran años, aunque tampoco eran hermanos del alma y en realidad tampoco llevaban tanto juntos... Pero esto de ahora no era... No, joder no era.... Se incorporó un poco con ayuda de los brazos, aunque parte de su cuerpo seguía apoyado aún sobre él. Volvió a carraspear con una leve sonrisa. Su cresta despeinada cayendo un poco sobre su frente. Le miró a los ojos.- Ehhh... las peleas en el puto club no suelen acabar así, ¿vale? Hay apuestas y sangre, pero nada de...- Y decidió que ya era hora de dejar de hacer el puto gilipollas. Se apartó un poco más de Ethan para incorporarse y ponerse de rodillas.- Hmmm... Bueno. Creo que te he pegado una puta paliza, ¿no? Lo dejamos 2 a 1 para mí si quieres, joder...-
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una batalla entre fuego y plumas
28/01/24, 08:51 pm
Por unos instantes todo fue negro, como quien se prepara para recibir una tormenta escondiendose en el camarote o quien cierra os ojos con fuerza en la primera caída de una montaña rusa. Ethan se había encogido sobre sí mismo como una tortuga sin caparazón y durante esos instantes donde mantuvo los dientes apretados y los párpados tan herméticos como persianas bajadas esperó un impacto que solo recibe a medias. El peso repentino sobre su tórax le hizo expulsar el poco aire que tenía contenido, pero la sorpresa hizo que su repentino miedo se desvaneciera ante la inusitada curiosidad, eso fue su perdición. Sus iris hasta ahora escondidos se abrieron tímidos, primero uno, entrecerrado y luego el otro, todo para que esos dos pozos negros que tenía por ojos se vieran reflejados directamente en los oscuros del contrarío. Como si se tratase de un cielo estrellado viendo su imagen en un lago profundo, uno que le devolvía una mirada tan significativa que verse tan pasmado como estaba le sacó todos los colores a la luz.
Ethan se ruborizó repentinamente, el calor hizo mella cuando como un latigazo solar recorrió desde sus mejillas hasta sus orejas y empezó a descender por el resto de su cuerpo hasta embriagar su corazón. Connor estaba demasiado cerca, tanto que la nula distancia era suficientemente magnética como para que no pudiera apartar la vista de cada detalle que guardaba la pelirrosa en su rostro. Su barba maltrecha de varios días, los mechones desteñidos cayendo sobre su frente perlada, la respiración entrecortada que se escapaba de entre sus labios… Incluso su cicatriz le resultaba atrayente en esos instantes, una suerte de marca compartida entre ambos cuyo pasado misterioso le despertaba una extraña curiosidad.
Quizá y solo quizá si la mirada del Canadiense no hubiera seguido un trayecto tan peligroso le habría estado observando durante más rato, deleitándose en el silencio mudo de aquella escena, pero no fue así. Cuando notó el leve cambio en su captor sus ojos regresaron a donde los del pelirrosa y como quien se veía a través de un espejo semi opaco empezó a intuir las paradas que estaba haciendo. Iba a…?
Ethan tragó saliva.
Connor habló entonces.
Fue un carraspeó tan exagerado que la magia de aquel hechizo se vio rápidamente destruida. La vuelta a la realidad fue dura, una rojez que alumbró aún más su rostro convirtiendo un deseo inconsciente en una vergüenza palpable. Se le había ido, claramente estaba imaginando cosas donde no las había. El medio japonés torció su gesto con una sonrisa temblorosa por culpa del creciente nerviosismo, que su compañero en batallas apenas se incorporara no ayudó al asunto pues ahora que era plenamente consciente de las nuevas sensaciones que le embriagaban se estaba sintiendo culpable, estupido e ingenuo. Una mente confundida en un cuerpo que seguía mandando chirivias desde lo profundo de su cuerpo, como si las pequeñas descargas eléctricas pudieran ayudar de alguna manera a no malentender aún más el contexto.
-Eeehhhhh… -Repitió en bajó con cierto retraso, su mente estaba demasiado nublada como para formar alguna frase más coherente. -No, no lo dudo… -Respondió en voz baja, incapaz de apartar una mirada que danzaba entre su rostro o los brazos jodidamente musculados que tenía, daba igual a donde mirase el calor seguía siendo asfixiante. -¿Nada de cosquillas?
Una risa tonta acompañó esas palabras, tratando de blanquear ese ̈accidente ̈ en un dulce juego de niños. Claro que Connor no se refería específicamente a eso pero hacerse el tonto cuando el nervio afloraba era su defensa más rápida. Igualmente cuando el otro se colocó de rodillas Ethan no se levantó, al contrario, se permitió por fin liberar parte de la tensión acumulada dejándose derretir en el frío suelo de piedra del patio. Mierda, mierda, mierda, el cielo seguía igual de gris que siempre, despejado, aburrido, insípido y aún así su mente revoloteaba en mariposas con una única idea en mente. Ojalá le hubiera besado, quería besarlo.
Un gruñido cargado de frustración le hizo frotar ambos ojos con fuerza, arrastrando las palmas de su mano por todo su rostro. Ese lugar tan inhóspito le estaba provocando esa necesidad de intimar, estaba claro, no había más motivo que la desesperación por querer un poco de tacto ajeno, la nostalgia de recibir afecto en brazos de otro. Sí, eso tenía que ser.
-Mira… te doy un punto porque me duele absolutamente todo. -Le respondió con cierto humor, protegido aún bajo el confort que le daba no ver más allá de sus manos. -2 a 1, pero quiero una revancha! -Intentó incorporarse de una, y para cuando se encontró sentado descubrió que el ardor de su espalda era tremendamente horrible, escocía de huevos. Airi y Räg se iban a preocupar bastante cuando tuviera que buscar alguna excusa tonta para que les pudiera curar. -No hoy, claro, dios, tengo todo entumecido…
Tímidamente dirigió una mirada de reojo a Connor, aún sin la confianza de recuperar el contacto visual pleno. El rubor seguía latente en sus mejillas pero la sonrisa afable había regresado, al fin y al cabo por raro que se sintiese seguía siendo su mejor amigo en aquel lugar de mierda.
-¿Vamos a merendar? Creo que nos correspondía un par de manzanas esta semana y por dios, si no como algo siento que voy a morirme.
Ethan se ruborizó repentinamente, el calor hizo mella cuando como un latigazo solar recorrió desde sus mejillas hasta sus orejas y empezó a descender por el resto de su cuerpo hasta embriagar su corazón. Connor estaba demasiado cerca, tanto que la nula distancia era suficientemente magnética como para que no pudiera apartar la vista de cada detalle que guardaba la pelirrosa en su rostro. Su barba maltrecha de varios días, los mechones desteñidos cayendo sobre su frente perlada, la respiración entrecortada que se escapaba de entre sus labios… Incluso su cicatriz le resultaba atrayente en esos instantes, una suerte de marca compartida entre ambos cuyo pasado misterioso le despertaba una extraña curiosidad.
Quizá y solo quizá si la mirada del Canadiense no hubiera seguido un trayecto tan peligroso le habría estado observando durante más rato, deleitándose en el silencio mudo de aquella escena, pero no fue así. Cuando notó el leve cambio en su captor sus ojos regresaron a donde los del pelirrosa y como quien se veía a través de un espejo semi opaco empezó a intuir las paradas que estaba haciendo. Iba a…?
Ethan tragó saliva.
Connor habló entonces.
Fue un carraspeó tan exagerado que la magia de aquel hechizo se vio rápidamente destruida. La vuelta a la realidad fue dura, una rojez que alumbró aún más su rostro convirtiendo un deseo inconsciente en una vergüenza palpable. Se le había ido, claramente estaba imaginando cosas donde no las había. El medio japonés torció su gesto con una sonrisa temblorosa por culpa del creciente nerviosismo, que su compañero en batallas apenas se incorporara no ayudó al asunto pues ahora que era plenamente consciente de las nuevas sensaciones que le embriagaban se estaba sintiendo culpable, estupido e ingenuo. Una mente confundida en un cuerpo que seguía mandando chirivias desde lo profundo de su cuerpo, como si las pequeñas descargas eléctricas pudieran ayudar de alguna manera a no malentender aún más el contexto.
-Eeehhhhh… -Repitió en bajó con cierto retraso, su mente estaba demasiado nublada como para formar alguna frase más coherente. -No, no lo dudo… -Respondió en voz baja, incapaz de apartar una mirada que danzaba entre su rostro o los brazos jodidamente musculados que tenía, daba igual a donde mirase el calor seguía siendo asfixiante. -¿Nada de cosquillas?
Una risa tonta acompañó esas palabras, tratando de blanquear ese ̈accidente ̈ en un dulce juego de niños. Claro que Connor no se refería específicamente a eso pero hacerse el tonto cuando el nervio afloraba era su defensa más rápida. Igualmente cuando el otro se colocó de rodillas Ethan no se levantó, al contrario, se permitió por fin liberar parte de la tensión acumulada dejándose derretir en el frío suelo de piedra del patio. Mierda, mierda, mierda, el cielo seguía igual de gris que siempre, despejado, aburrido, insípido y aún así su mente revoloteaba en mariposas con una única idea en mente. Ojalá le hubiera besado, quería besarlo.
Un gruñido cargado de frustración le hizo frotar ambos ojos con fuerza, arrastrando las palmas de su mano por todo su rostro. Ese lugar tan inhóspito le estaba provocando esa necesidad de intimar, estaba claro, no había más motivo que la desesperación por querer un poco de tacto ajeno, la nostalgia de recibir afecto en brazos de otro. Sí, eso tenía que ser.
-Mira… te doy un punto porque me duele absolutamente todo. -Le respondió con cierto humor, protegido aún bajo el confort que le daba no ver más allá de sus manos. -2 a 1, pero quiero una revancha! -Intentó incorporarse de una, y para cuando se encontró sentado descubrió que el ardor de su espalda era tremendamente horrible, escocía de huevos. Airi y Räg se iban a preocupar bastante cuando tuviera que buscar alguna excusa tonta para que les pudiera curar. -No hoy, claro, dios, tengo todo entumecido…
Tímidamente dirigió una mirada de reojo a Connor, aún sin la confianza de recuperar el contacto visual pleno. El rubor seguía latente en sus mejillas pero la sonrisa afable había regresado, al fin y al cabo por raro que se sintiese seguía siendo su mejor amigo en aquel lugar de mierda.
-¿Vamos a merendar? Creo que nos correspondía un par de manzanas esta semana y por dios, si no como algo siento que voy a morirme.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio.
Re: Una batalla entre fuego y plumas
04/02/24, 08:04 pm
A pesar de sus intentos de aparentar una puta tranquilidad que no sentía, el corazón de Connor bombeaba con fuerza ante lo ocurrido con anterioridad. Su mente recordaba con todo lujo de detalles cada segundo que había estado encima de Ethan, perdido en su piel, sus ojos y sus labios. Un calor recorría al motero de arriba a abajo mientras se apartaba del japonés y decía la primera mierda que se le venía a la cabeza. Pero no era suficiente, no lo era cuando ahora creía haber visto a Ethan igual de perdido que él... Porque había sido así, ¿verdad? Casi como si estuviera esperando que él se acercara más y más y más... Y joder, quizás tendría que haberlo hecho.
-¿Eh?- Murmuró cuando lo escuchó hablar, con el rostro confundido y sin enterarse del todo bien de lo que había dicho. Porque mientras su boca se esforzaba por disimular todo lo que había sentido y pasado... Su mente seguía echando la vista atrás y seguía jodida y puñeteramente rallada...-¡Ahhh, cojones!- Soltó un suspiro a modo de risa nerviosa antes de mirar hacia otro lado.- Nada, nada de putas cosquillas en el club...- El motero terminaría de alejarse del todo y terminando de disimular con una estúpida frase de mierda sobre que él había ganado aquella pelea. Sus ojos no pudieron evitar desviarse de nuevo hacia Ethan, aprovechando que seguía tendido en el suelo y se había tapado los ojos con ambas manos, observando su cuello y su abdomen... pero en cuanto éste se incorporó Connor desvió la vista rápidamente con un suspiro y decidió imitarle y sentarse, con la mirada clavada en cualquier sitio menos en el japonés y el ceño fruncido. Casi podía notar su pulso acelerado debajo de su puta piel, pero por suerte Ethan le contestó a su comentario y de manera consciente o inconsciente le ayudó a centrarse. Connor se volvió en su dirección y una sonrisa infantil empezó a asomar en sus labios.-¡Así que lo admites, joder! ¡Te he ganado la puta pelea, cabronazo...!- Empezó a decir con tono orgulloso y claras intenciones de picarle un poco.
El motero estiró un brazo y luego otro, con la mirada perdida y escuchando las quejas de dolor de Ethan con una sonrisa.
-Eh, gilipollas...- Le señaló con un dedo y le pegó un empujón con su pie al suyo.- Ni te atrevas a quejarte, joder... Me has... ¡pegado en los putos cojones antes! ¿Crees que lo había olvidado porque me hicieras putas cosquillas? ¿Cómo se te ocurre, cabronazo?- Empezó a exclamar entre risas y cada vez más "patadas" a sus piernas, mientras notaba como poco a poco su cuerpo empezaba a enfriarse y calmarse. Ni de puta coña había olvidado lo ocurrido, pero... Ahora mismo necesitaba que Ethan siguiera siendo su puto mejor amigo en aquella jodida ciudad y no alguien con quisiera hacer absoluta y jodidamente de todo... Lo que no había cambiado es lo dolorido que sentía su cuerpo... Tras la adrenalina de la pelea era como si el dolor asomara la jodida cabeza para recordarle que se había comido unas buenas hostias. El abdomen marcado por los golpes del palo, los rodillazos...-Sí, joder... Necesito comerme la primera mierda que vea en la cocina...- Secundó al japonés mientras se incorporaba, no sin cierta dificultad.
Un crujir de rodillas y un ¡Ay, joder! acompañaron a Connor mientras se levantaba. Luego el motero se pasó un par de veces la mano por la cresta para intentar peinarla y con una leve sonrisa se acercó a Ethan.
-Arriba, puto Golpeador de Cojones...- Le soltó mientras extendía una mano para ayudarle a levantarse. Independientemente de si Ethan le aceptaba la mano o no, los ojos de Connor no pudieron evitar traicionarle una última vez. Desviándose hacia los labios de Ethan y la cicatriz que los coronaba antes de mirar a otro lado.- Habrá que hacer la puta revancha entonces, ¿no?- Diría con sorna mientras le daba la espalda rápidamente.
No tardarían en marcharse del patio acompañados por la charla ligera entre ambos. Connor intentaría mostrarse como de costumbre, aunque por dentro sabía que había algo jodidamente diferente. Aún no sabía si aquello le confundía más de lo que lo deseaba o viceversa, pero por el momento decidió no darle demasiadas vueltas mientras disfrutaba de la cercana amistad de Ethan.
Pero la chispa seguía estando ahí. Y crecería con fuerza.
-¿Eh?- Murmuró cuando lo escuchó hablar, con el rostro confundido y sin enterarse del todo bien de lo que había dicho. Porque mientras su boca se esforzaba por disimular todo lo que había sentido y pasado... Su mente seguía echando la vista atrás y seguía jodida y puñeteramente rallada...-¡Ahhh, cojones!- Soltó un suspiro a modo de risa nerviosa antes de mirar hacia otro lado.- Nada, nada de putas cosquillas en el club...- El motero terminaría de alejarse del todo y terminando de disimular con una estúpida frase de mierda sobre que él había ganado aquella pelea. Sus ojos no pudieron evitar desviarse de nuevo hacia Ethan, aprovechando que seguía tendido en el suelo y se había tapado los ojos con ambas manos, observando su cuello y su abdomen... pero en cuanto éste se incorporó Connor desvió la vista rápidamente con un suspiro y decidió imitarle y sentarse, con la mirada clavada en cualquier sitio menos en el japonés y el ceño fruncido. Casi podía notar su pulso acelerado debajo de su puta piel, pero por suerte Ethan le contestó a su comentario y de manera consciente o inconsciente le ayudó a centrarse. Connor se volvió en su dirección y una sonrisa infantil empezó a asomar en sus labios.-¡Así que lo admites, joder! ¡Te he ganado la puta pelea, cabronazo...!- Empezó a decir con tono orgulloso y claras intenciones de picarle un poco.
El motero estiró un brazo y luego otro, con la mirada perdida y escuchando las quejas de dolor de Ethan con una sonrisa.
-Eh, gilipollas...- Le señaló con un dedo y le pegó un empujón con su pie al suyo.- Ni te atrevas a quejarte, joder... Me has... ¡pegado en los putos cojones antes! ¿Crees que lo había olvidado porque me hicieras putas cosquillas? ¿Cómo se te ocurre, cabronazo?- Empezó a exclamar entre risas y cada vez más "patadas" a sus piernas, mientras notaba como poco a poco su cuerpo empezaba a enfriarse y calmarse. Ni de puta coña había olvidado lo ocurrido, pero... Ahora mismo necesitaba que Ethan siguiera siendo su puto mejor amigo en aquella jodida ciudad y no alguien con quisiera hacer absoluta y jodidamente de todo... Lo que no había cambiado es lo dolorido que sentía su cuerpo... Tras la adrenalina de la pelea era como si el dolor asomara la jodida cabeza para recordarle que se había comido unas buenas hostias. El abdomen marcado por los golpes del palo, los rodillazos...-Sí, joder... Necesito comerme la primera mierda que vea en la cocina...- Secundó al japonés mientras se incorporaba, no sin cierta dificultad.
Un crujir de rodillas y un ¡Ay, joder! acompañaron a Connor mientras se levantaba. Luego el motero se pasó un par de veces la mano por la cresta para intentar peinarla y con una leve sonrisa se acercó a Ethan.
-Arriba, puto Golpeador de Cojones...- Le soltó mientras extendía una mano para ayudarle a levantarse. Independientemente de si Ethan le aceptaba la mano o no, los ojos de Connor no pudieron evitar traicionarle una última vez. Desviándose hacia los labios de Ethan y la cicatriz que los coronaba antes de mirar a otro lado.- Habrá que hacer la puta revancha entonces, ¿no?- Diría con sorna mientras le daba la espalda rápidamente.
No tardarían en marcharse del patio acompañados por la charla ligera entre ambos. Connor intentaría mostrarse como de costumbre, aunque por dentro sabía que había algo jodidamente diferente. Aún no sabía si aquello le confundía más de lo que lo deseaba o viceversa, pero por el momento decidió no darle demasiadas vueltas mientras disfrutaba de la cercana amistad de Ethan.
Pero la chispa seguía estando ahí. Y crecería con fuerza.
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