El Río

Nia salio trás Gael y al salir se dio cuenta de que el dragón estaba sufriendo mucho y un sentimiento de pena se asomó a su cabeza mientras miraba ensimismada los charcos del camino. Aunque era agua sucia y lodo en su mayoria, Nia agradecia su humedad que le ayudaba a deslizarse con menor esfuerzo a la vez que recuperaba fuerzas. Nia siguio del lado de Gael durante todo el paseo. El chico de pronto le hizo una pregunta.
-No es como el fuego normal...no quemas tanto...-dijo Nia mientras observaba ensimismada una de las llamas de Gael.-Sip. Creo que podrás hacerlo pero...a este ritmo te vas a quedar sin ropa.-Nia selleva una mano a la boca, conteniendo la risa. Nia levantó la vista. En el cielo, imponente y de rojo brillante se alzaba la Luna Roja. No lo podia creer que una estrella tan bonita causase tanto caos y dolor. Nia volvio a quedarse ensimismada mirando a la Luna.
Finalmente, lo oyó. El sonido del fluir del agua.
-¡Ya estamos cerca!-dijo entusiasmada y cogio a Gael de la mano y apresuró la marcha. Cuando llegó al rio dio un salto y entró en el agua, fresca y sanadora para ella. Entro en un estado de relax máximo al verse en su medio. Su piel se lo agradecio. Tras estar un rato bajo el agua, salio a la superficie y vio como Gael se acercaba los últimos metros. ¿No le habia cogido la mano? Ah pero era verdad, no era tan tangible como de costumbre Nia sonrio una vez más y estiró los tentaculos bajo el agua que se esparcian y quedaban a merced de la corriente en un vaiven. Nia de prontó se dio cuenta, como si un peso enorme le hubiera caido en el pecho. Gael no se podria bañar. Se apagaria su fuego y puede que eso le hicera daño. No lo sabia.
-No se si puedes meterte...¿ese fuego se apaga con agua?-preguntó Nia, preocupada.

Después de dar un larguísimo paseo, todavía más lento por el pausado paso de Nia, llegamos finalmente al río. La Luna sigue brillando en lo alto, iluminando las aguas, que la reflejan perfectamente. Es una visión que me sigue sobrecogiendo. Aturdido como estoy no veo llegar a Nia, que me trata de agarrar una mano, pero dejo que se escurra entre sus dedos para no quemarla. Se aleja y se tira al río. Parece disfrutar enormemente nadando, por fin en su elemento. Sonrío al mirarla, está buceando por las profundidades. Me acerco al río flotando sobre él, a una distancia prudencial. Puedo ver el reflejo de la Luna, el tenue brillo de Nia en el fondo, y una llamarada azul bajo mis pies. Me inclino a observarla curioso. El agua fluye, formándose ondulaciones debido a la corriente, pero está lo suficientemente lisa como para ver mi reflejo recortado ante la luna. Resplandezco de color azulado por todas partes, es un azul que se me antoja muy bonito, alegre y mortecino a la vez. Miro mi cara y mi ropa, tiznada y quemada, y en mi cabeza chisporrotea una intensa llamarada azul por pelo.
Entonces veo como Nia empieza a emerger y me alejo, por si me salpica. Cuando sale y me mira, me acerco de nuevo. La pregunta que me hace es algo en lo que llevo pensando bastante tiempo. ¿Qué sucede si me mojo? Tengo miedo de intentarlo, pero es la única forma de saberlo.
-No lo sé -respondo quedamente-. Ojalá supiera lo que soy, así conocería qué puedo y qué no puedo hacer. Tengo miedo de lo que resulte que pueda ser...
Entonces me acerco más al río cada vez, y sin pensarlo siquiera, hundo un dedo llameante en el agua, que noto helada. El brillo azul desaparece, y continúa apagado cuando lo retiro. Lo miro fijamente, húmedo. No tiene nada de particular, pero no me gusta verlo así, siento como si faltase algo. Trato de frotarlo contra mi ropa chamuscada, y la humedad se va perdiendo, hasta que poco a poco la llama vuelve a brotar sobre el dedo.
-Me apago -murmuro-. No sé qué significa esto. Nia, necesito saber más. ¿Qué vas a hacer tú?
Empiezo a moverme en el aire, inquieto. Tengo el impulso de salir por ahí y averiguar qué soy, y me cuesta tranquilizarme mientras esa ansia hace palpitar cada vez más rápido mi corazón.

Nia observó como el chico introducia un dedo en el agua lentamente. Al sacarlo, las llamas habian desaparecido. Algo no debio de gustarle a Gael sobre eso y se secó el dedo en la ropa hasta que otra vez se prendio. Gael estaba preocupado. Nia lo intuia. Ella ya habia encontrado su lugar, sin embargo Gael, no. Decidio bromear con él.
-A mi me pareces una Antorcha humana.-Nia se rio bajo el agua y burbujas salieron a la superficie.-Quiero seguir nadando y llegar al mar...pero...no quiero estar sola y nos separaremos si remontó el río.-Nia miró a ambos lados, su mirada centelleaba de un lado al otro pasaba de una piedra en el camino a los pies de Gael, a la corriente de agua. Se fue poniendo más y más roja. Se hundio en el agua e intento pronunciar unas palabras que salieron como burbujas a la superficie. Como vio que Gael no habia podido escucharle sacó su cabeza fuera del agua y tragó saliva, preparada para repetir las palabras.
-No quiero separarme de ti...porque...porque yo...a ti...digo tú...me gustas.-con las últimas palabras los azules ojos de Nia, que destacaban en su cara completamente roja, entraron en contacto con los de Gael que contrastaban con sus llamas azules.

Nia hace bromas sobre mi aspecto, e intento sonreír para agradecer sus esfuerzos, pero la angustia no desaparece, porque la inquietud por saber lo que soy sigue ahí. Tal vez estoy siendo egoísta, ella tendrá los mismos problemas que yo, y no estoy haciendo nada por ella. Sin embargo, si ella está tranquila con su nueva forma, y yo también... ¿cuál es el problema? Ella parece saberlo mejor que yo. Se hunde en el agua, adivinándose el rubor en sus blanquecinas mejillas. Verla así provoca mi propio sonrojo, que tal vez no se note tras las llamas. Cuando sale del agua repite las palabras que solo había escuchando antes como un burbujeo. Inmediatamente un calor se extiende por mi interior, algo que nada tiene que ver con las llamas que cubren mi piel. Noto un calor excesivo en mis mejillas, tanto que las llamas parecen alimentarse con él. Suben tanto su intensidad que pierdo de vista los ojos de Nia, todavía fijos en mí. Al perder ese contacto hipnótico consigo apartar la mirada y voltearme para ascender más y más, allí donde la brisa sea más fresca. La Luna me recibe cuando logro ver algo a través de las llamas. Me doy cuenta de que he ascendido mucho, empujado por ese sentimiento de ser cada vez más ligero. Abajo Nia todavía me contempla. Me tapo la cara con las manos y sollozo. No sé qué hacer. Justo ahora... No somos... Ella es una criatura de agua, y yo de fuego. La miro con profunda tristeza desde lo alto, no creo que pueda interpretar mi mirada desde esta distancia, yo tampoco puedo ver qué pasa por sus ojos. ¿Qué hacer? ¿Quién podría decirme qué hacer a continuación? Desciendo lentamente, pero en medio del descenso cambio de idea y me detengo.
-¡Volveré, lo prometo! -anuncio en voz alta. Después mis llamas se intensifican de nuevo pero aunque tengo la visión temporalmente impedida, tomo el rumbo de nuevo al lugar del que venimos. Freno el avance cuando sé que debería estar llegando a los primeros edificios y doy tiempo a las llamas rebeldes a calmarse. Tanto ellas como yo estamos sumamente agitados ahora. No puedo pensar con claridad, el miedo, la vergüenza, el enfado conmigo mismo me carcomen. Necesito ir al torreón de nuevo y consultar el bestiario... si es que sirve de algo. Si no, moveré cielo y tierra para saber más de mí mismo. Y de Nia también.

(Sigue en Torreón Letargo).

Nia vio como se alejaba, por un momento pensó lo peor. Ni pestañeo una vez. Una angustia que se habia liberado al pronunciar esas palabras le ataba como si llevase un peso encima ahora mucho más opresor, tanto, que hasta dejó de respirar, de la tensión. A Nia le asoman lágrimas expectantes. Gael se para en el aire y le hace una promesa a Nia. Entonces parte veloz hacia el torreon. Nia observa la pequeña luz azul, en contraste de la luz roja omnipresente hasta que desaparece de su vista. Nia pega un grito de tensión sacando todo el nerviosismo que tenia adentro y se desploma sobre el agua, dejandose llevar por al corriente.
-No ha dicho que no...-Nia se secó las lágrimas y se volteo. Ahora es cuando, moviendose en su medio, se sentia fantastica y nadó deprisa, para olvidar lo mal que lo acaba de pasar y aun no habia concluido. Aun asi, no podia olvidarse de Gael y sus últimas palabras. Ojalá pudiera haber visto su rostro cuando las pronuncio. Nia se encontraba en un verdadero infierno sentimental, sin ni si quiera comprender lo que significaba una relación seria.
(continua en la playa de los naufragios)


Nia nadaba despacio contra la corriente, no es que se aburriera, sino que esta vez miraba atenta a ambos lados por si encontraba a alguien que conocia pero nada. Se capturó un cangrejo y se lo comio lentamente. Constantemente miraba al cielo, esperando un fuego azul acercarse, pero nada. La Luna tenia todo el protagonismo en el cielo. Le dio otro bocado al cangrejo y masticó despacio ensimismandose con su color rojizo. Aprovechó a practicar con su bioluminiscencia. Con parpadeos, creaba algo inaudito entre los Ulteranos: Ritmo. Y algunos insectos vinieron a molestarla asi que se volvio a meter en el agua y siguio practicando. Le divertia la cantidad de animales que se veian atraidos por su luz.

Sigo andando y, finalmente, llego al río. No sé exactamente por qué he venido hasta aquí, pero parece un lugar tranquilo, dentro de lo que cabe. Seguro que aquí puedo calmarme un poco y poner en orden mis ideas. Estoy confundida y muy nerviosa, y tengo miedo. Respiro hondo y me acerco a la orilla. Me siento allí y, para mi sorpresa, veo a una criatura nadando en el agua. Me fijo en ella… Creo... creo que la conozco...
-¿Nia? – inquiero a media voz. - ¿Eres tú?
Suspiro, aliviada. Parece que la Luna no ha sido muy cruel con ella a primera vista, pero no estoy del todo segura. Espero que se encuentre bien. La miro y espero su respuesta. Humm... Me pregunto en qué se habrá transformado exactamente.

Nia salio de su ensimismamiento cuando una voz sonó, al principio muy lejos de donde estaba ella en sus pensamientos. Se giró sobre si misma y miró alrededor.
-¿Gael?-musitó, esperanzada. Pero la chica que iba hacia ella no era Gael...Era Helli. No parecia un monstruo ¿le habria afectado la Luna o tan solo seria una de las jugarretas de esta ciudad? Nia salio un poco del agua y con la voz quebrada alegre porque una de sus amigas estuviera bien la llamó por su nombre.
-¡HELLI!- Acto seguido se sumergio en el agua y nadó velozmente hasta quedarse a la altura de la chica. Sacó la cabeza del agua, sonriente.
-¡Que bien que estes a salvo! ¿no te ha transformado la Luna?-y entonces recordó su mitad inferior asi que se pegó a la orilla del río ocultando el aspecto de medusa de su persona. No queria que se sorprendiera y echase a correr, huyendo de ella. Parecia tan...normal...

Asiento y le sonrío, contenta. Me muestro mucho menos seria de lo habitual.
- Sí, estoy a salvo. Y parece que tú también... - le digo. Cuando escucho su pregunta, me quedo pensativa unos instantes. Bueno, sé que me está transformando, pero no sé exactamente cómo. Sacudo la cabeza. - Eh... Creo... creo que no he sufrido ningún cambio físico por el momento... Pero eso no significa que no haya notado nada.
Hago una pausa. Aún me resulta muy extraño lo que me está pasando.
- Verás, Nia... Yo... No sé cómo explicarlo. Lo que me sucede es que... Bueno... Es como si me disgustara estar rodeada de objetos inanimados. Como si sintiera que debo insuflarles vida...
Suspiro.
- Es extraño. - Noto que parece un poco incómoda por alguna razón. La miro y ladeo la cabeza. - ¿Y tú? ¿Estás bien?

Nia escucha a Helli atentamente y la cree en el acto. No tenia que significar precisamente que cambiase por fuera para ser un monstruo más...más como ella pensó.
-¿Insuflar vida? ¡Suena divertido!-dice con una sonrisa. Helli le pregunta sobre su estado.
-Estoy bien...muy cómoda en el agua...pero...cambiada...-Nia se apoyó en el borde y tiró de su cuerpo para arriba asegurandose sobre la orilla y giró en redondo para encararse a Helli.
-Ahora soy así.-decia Nia con una risa sin mucha confianza.-Soy una chica medusa ahora...-Nia no iba a huir más de su apariencia. Ella estaba cómoda con ella, como mucho le molestaba no poder tener sus piernas pero lo que habia descubierto hacer no tenia parangon, sin contar que habia recuperado su brazo y que se curaba las heridas muy rápido.
-¿Sabes algo de Gael?-le preguntó de sopetón, pero al poco tiempo se corrigio.-¿Sabes algo de los demás?-

Caminando tranquilamente, tras haber salido del maldito laberinto de calles, cierto olor que conozco muy bien me inunda las fosas nasales: un río. ¡Un río! Quizá he oído hablar de esto a alguien del torreón, pero no he estado aquí nunca, así que acelero el paso. Cuando estoy cerca, percibo otros olores en el aire y me paro en seco. No, diantre... Pero...tengo que controlarme, acabo de alimentarme y bastante, podré controlarme. Y necesito saber en qué se han convertido los demás y si me dicen qué soy, pues mejor. Siempre pueden hechizarme o algo... Así que sacudo la cabeza y decidido, sigo caminando hacia los dos puntos olorosos, distinguiendo poco a poco a Helli hablando con algo que hay en el río. Como camino en silencio, empiezo a pisotear el suelo para que me escuchen y así no asustarles, pero no llego a su posición, sino que haciendo un gran esfuerzo consigo alejarme de la chica y sentarme en el bordel del río, para después saludar, nervioso y a gritos
-¡Hola! ¡No te acerques, soy peligroso! Aunque no quiera...
Y mientras decida o no acercarse, me echo agua para limpiar la sangre seca de mi cara y los brazos. Ojalá no se acerque, pues no ha cambiado físicamente y no quiero ma...no quiero morderle...

Ladeo la cabeza.
- ¿Divertido? No sé... Aún no sé cómo hacerlo - explico. Agacho un momento la mirada, pero vuelvo a alzarla cuando Nia se acerca a la orilla.
Una "chica medusa". Podría haber sido mucho peor, así que me alegro por ella. Le sonrío para tranquilizarla y que sepa que su aspecto no me asusta. Después, cuando me pregunta por los demás, niego con la cabeza, un poco triste.
- No, no sé nada. - No se me escapa el detalle de que ha preguntado primero por Gael, y esbozo una media sonrisa. - Ojalá lo supiera, pero... Estoy un poco preocupada, ¿sabes? Espero que les haya ido bien... Dentro de lo que cabe, claro.
Suspiro.
- Bueno, seguro que pronto sabemos algo - prosigo. <<Para bien o para mal>>. Justo en ese momento, oigo una voz que saluda a gritos. Me giro. Es Jack. - ¡Jack! - exclamo. Me alegra ver que está bien, pero... ¿Ha dicho que es peligroso? ¿En qué se habrá convertido? Hago ademán de acercarme, pero titubeo y me quedo donde estoy.

Nia escucha la negatica de Helli. Se acaricia el brazo izquierdo, como si tuviera una mascota, ensimismandose con la corriente marina.
-Si yo tambien lo espero...Vacuum...Elliot...Gael...-musitó, suspirando en el último, pero tambien estaban los demás de los otros torreones. Y aun no sabia nada de nadie, bueno si. Una cosa.
-Uno de nuestro torreon....Se ha convertido en algo parecido a los lobos que nos atacaron el otro dia...igual de peludo pero...más grande y bestial...Me pregunto que le pasará por la cabeza en estos instantes. Oye una voz familiar en la otro orilla y Nia levanta la vista. Ahi estaba jack, limpiandose de sangre roja. Nia dio un respingo que casi la hizo caer hacia atrás.
<<¿¡SE HA COMIDO A ELIEL!?>>
-Jack...¿porque eres peligroso? En que...¿en que te has transformado?-preguntó Nia al chico, con algo de miedo por la sangre.

Termino de lavar la capa mientras escucho a Helli y ni la miro, pero no se acerca. Pero una voz conocida me hace girar la cabeza y parpadeo varias veces a ver a Nia y reconocer su cuerpo bajo el agua <<Es similar a una medusa...¿Será venenosa también? Si me acerco podría atacarme si me descontrolo...y Helli hacía magia...>> ASí que me levanto, me pongo la capa chorreando y me acerco unos metros a las chicas, luego miro a Helli y después a Nia, para decir sin ganas:
-No sé en qué me he convertido. Dirke mencionó algo de ser un murciélago, pero no lo parezco. Solo sé que me convierto en humo y lo peor es que la sangre me vuelve loco...¡Pero acabo de comer! Así que creo que podré contenerme...Pero oléis demasiado bien...Solo estaré un rato, luego me iré... ¿Y vosotras? No dudéis en atacarme si me veis raro...
Y vuelvo a sentarme, prefiero estar sentado si me descontrolo, pues seré más lento en el ataque...

Me preocupa Jack, en cierto modo. A juzgar por lo que ha dicho Dirke de los murciélagos y su sed de sangre, creo que se ha transformado en una vampiro o algo similar. Me estremezco al pensarlo y tuerzo el gesto, un poco asustada. No intento contenerme, como hacía antes, y me lo reprocho.
- Bueno... Intenta controlarte... - musito con voz trémula. Trago saliva. - Estoy segura de que puedes hacerlo, pero no te preocupes. Si te descontrolas... - No termino la frase.
Agacho la mirada.
- Yo tampoco sé lo que soy. Quizás, si hubiera sufrido algún cambio físico, tendría alguna pista. Pero no es así... Sólo sé que siento una especie de necesidad de dar vida a los objetos. Nada más - respondo. Trato de tranquilizarme un poco, aunque sigo asustada y confundida.

Nia no tenia ninguna duda de ello.
<<¡SE HA COMIDO A ELIEL!>>
Lo más extraño de todo era que sentia la necesidad de preguntarle si habia sabido bien. Aun asi, su barriga no esaba hinchada asi que era imposible que se la hubiera comido entera. ¿Pero entonces? Bueno lo más probable era que la hubiera troceado, comido un poco y guardado el resto, por si luego le entraba más hambre. Nia se empezó a calentar la cabeza con tanta teoria homicida que los diversos patrones repartidos por su piel comienzaron a dar destellos de luz, cambiando la luz del lugar a una de color azulado. Nia se dio cuenta de eso y cesó la luz en cuanto pudo calmarse. Sonrojada por descontrolarse, habló.
-¿De quien es esa sangre? ¿No te habrás comido a...-No terminó la frase.

Que me controle, dice... Y no sabe en qué se ha podido transformar, aunque físicamente sigue siendo ella, excepto la manía que ha mencionado... ¿Y si la Luna también modificase comportamientos? Hum... No me importa, necesito saber qué soy y Helli parece saberlo, pues hay miedo en su voz cuando me habla...¿Pero qué diantres? Las luces esas... han salido de Nia... Como algunas criaturas de las profundidades... Hum... Hago recuento mental para responder y luego digo, cansado:
-Me he comido a dos hienas, un par de colaespinas y una especie de león con cuernos y patas de caballo. Aunque comer no sería el término, pues el contacto con la carne me asquea y solo tolero la sangre...-aunque esto último lo digo como si hablase de algún manjar, relamiéndome los colmillos, abierta la boca. No me doy ni cuenta del gesto o quizá me parece tan normal, que no me detengo. Pero eso sí, planto las manos en el suelo como queriendo agarrarme a este, para no saltar al cuello de Helli en cualquier momento...stá demasiado cerca, dos zancadas y sería mía...Huele tan bien...Bajo la cabeza cuando limpio los colmillos y dejo que el olor me embargue, pero estoy a punto de perder el control. Esa sangre no será nada comparada a la de bestias...

Miro a Jack, asustada. Veo que se relame y, después, intenta contenerse. Retrocedo un paso, y luego otro. Tengo miedo, y no me gusta nada lo que está pasando.
- Jack... - musito, pero no soy capaz de decir nada más. Aun así, tampoco me escucharía: parece a punto de descontrolarse. Y, si eso ocurre, yo no quiero estar aquí entonces.
Miro a Nia y le indico con un breve gesto que huya. Es mejor que lo dejemos solo. Si no, no estaremos seguras.
No digo nada más y trato de alejarme de allí. Ciertamente, la Luna Roja nos ha transformado en monstruos... A pesar del miedo que siento, Jack me da lástima. Ojalá no tenga que enfrentarme a él ahora.