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Torreón Maciel (Archivo II)

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Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Personajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad

Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Torreón Maciel (Archivo II)

05/11/11, 11:42 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije

_________________________________________

Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán

Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo II)

01/02/12, 11:39 pm
Toima marchó militarmente detrás de Vlad, unos pasos atras que estaban lo suficientemente cerca de un salto y lo suficientemente lejos para no invadir el espacio personal del conde. Su armamento era completo, único y letal. En esas condiciones y contando con el factor sorpresa-
No...El factor sorpresa no.
El conde era lo suficientemente listo como para saber que si iba a salir con Sezk y con él, estaria atento a sus movimientos y a los del lagarto. Si atacaba al conde, no queria que se alargara mucho, lo cual era contradicctorio puesto que la puñalada en la espalda era como poco imposible. Toima se mareo en sus pensamientos. No acostumbraba a planear tanto la muerte de alguien. Si no le caia bien, acaba cadaver. Asi habia sido su relacion con los demás en su vida en Ulterania. Pero ya no estaban en Ulterania.

(Continua en el barrio de los callejones sin salida)
HurzaComeojos

Ficha de cosechado
Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
Especie:
Habilidades: Salto, memoria y agilidad.

Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo II)

02/02/12, 09:03 pm
Bajé a por mis armas y observé el cuchillo tirado en el suelo de la celda. La Cicatriz de Arax tendría que esperar. Volví a subir, pensando que ése podría ser mi último día. A lo mejor ésto de la expedición era solo un complot para asesinarme. Me reí por lo bajo de mi estúpida idea y llegué a la puerta del torreón. Ya estaban allí el conde y Toima.
-Nos podemos ir.
Salí a la calle con la idea del complot todavía fresca en mi cabeza.
Tendría que andarme con mucho cuidado, y, sobre todo, no confiarme.

(Continúa en el Barrio de los Callejones sin Salida)
Shylver

Ficha de cosechado
Nombre: Akasha
Especie: Ochroria
Habilidades: «Agilidad, Motivación, Carisma»

Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo II)

05/02/12, 06:30 pm
Sin duda alguna, es por la mañana. Mi hora habitual para despertarme desde que llegamos a Rocavarancolia. Por un momento, me extraño del ambiente tranquilo, silencioso, del torreón. Es entonces cuando recuerdo que esos tres iban a salir pronto con tal de buscar cierta lista de útiles que nos harán la vida y el estudio más fáciles aquí. Ya deben de haberse ido, y sin Toima y Sezk, comprendo mejor la tranquilidad que se respira en el aire. Sin levantarme de la cama, alcanzo el libro que hay en la bolsa que llevé el día anterior, y lo abro por donde creo recordar que se encontraban los hechizos prácticos. La teoría es importante, pero necesito saber qué puedo hacer con este libro, y necesito saberlo cuanto antes.

Pasando páginas, sobre la mitad del libro, encuentro el apartado que habla de la aplicación de la magia a lo material, extraña, pero culta manera de decir "qué podemos hacerle a las cosas con magia". Realmente no estaba pensando con claridad cuando me lo llevé, con tantos libros encima de la mesa, una torre que llegaba hasta donde me alcanzaba la vista. Simplemente lo vi, leí el título, y decidí que no tenía tiempo para seguir buscando, todo el mundo se iba. "Hechizos de aplicación de fuerzas". La aplicación de la magia a la física. Quizás mi interés científico tuvo algo que ver en la elección. Busco la formulación de los hechizos en el apartado de aplicación práctica, y los pocos que encuentro resultan ser muy interesantes.

Por un lado, hay dos que parecen bastante sencillos, desde un punto de vista de alguien que sabe de la existencia de la magia desde hace un par de días. O sería más correcto decir, se da cuenta de que sabe de la existencia de la magia desde hace un par de días. Impulso y presión. Otro que a mi parecer debe ser un poco más complejo es uno que habla sobre levitación. Unas páginas más adelante hay algunas anotaciones (las cuales tengo la sensación de que se hicieron en el último momento) sobre el uso simultáneo de la levitación y el impulso, lo cual, por pura lógica, necesitará del conocimiento de ambos poderes. Este grupo de hechizos me resulta ligeramente familiar, y no es de extrañar, puesto que Giz ya nos hizo una demostración en su última visita. Aquel incidente del cuchillo arrojadizo.

Me dispongo a realizar un impulso contra unas piedras sueltas que hay cerca, y me desanimo notablemente al ver que no hay resultado, habiendo seguido al pie de la letra las instrucciones escritas en el libro. No tardo mucho en acordarme de los famosos cristales que tanto tiempo han sido un misterio para nosotros, y saco el que siempre llevo en el bolsillo. Ah, pero ya lo gasté. Lo gasté cuando di forma a aquella llama en el sótano. No me va a quedar otra que bajar al estudio a por alguno cargado, y así lo hago. Es curioso como la sorpresa inicial de aquel día, con aquella antorcha en la mano, ha desaparecido para dejar paso a esta determinación que ahora mismo me guía hacia la salida del dormitorio.

Bajo las escaleras despacio y sin hacer ruido, con tal de no despertar al resto de los habitantes que aun duermen, y cierro con cuidado la puerta del estudio. También cierro las ventanas con las toscas tablas de madera que cumplen esa función, las corrientes de aire de la mañana traen el frío al torreón. Tranquilo, con la sala entera a mi disposición, y sin nadie que me moleste ni a quien pueda molestar, comienzo a preparar el material necesario para la práctica: unas cuantas tablas de madera, colocadas unas encima de otras en una combinación suficientemente estable como para que no se caigan por si solas, y lo suficientemente endeble como para que puedan notarse los efectos del impulso. Abro el libro por la página correspondiente, me acerco la caja de los cristales cargados, me sitúo delante de las dianas improvisadas y empiezo a gesticular, apuntando al objetivo. Continuo la práctica durante largo rato con algún que otro éxito, espaciados en el tiempo en periodos cada vez más cortos. No es un avance demasiado rápido, pero no creo que tarde mucho en acostumbrarme a la sensación que me recorre cada vez que canalizo un hechizo, a saber usar esa energía a mi favor. La práctica no ha hecho más que empezar.
Martalar

Ficha de cosechado
Nombre: Hannah Lahey
Especie:
Habilidades: Vista de lince, automotivación y resistencia.

Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo II)

05/02/12, 09:47 pm
Abro los ojos. Al parecer, la mañana ya está bien entrada. No obstante, todo está en completo silencio.
Me pongo en pie, consciente entonces de lo mal que he dormido. A pesar de no haber tenido pesadillas, la noche ha sido bastante desagradable: la incómoda postura me ha provocado un fuerte dolor de espalda, que cuyo dolor recorre mi columna en oleadas ardientes como si quisiera amenazarme con estallar de un momento a otro.
Intentando no pensar en el dolor, me pongo en pie tambaleándome. Lo más silenciosamente que me resulta posible, realizo unos ejercicios para estirar todo el cuerpo. Solo después de eso me siento un poco mejor.
Me pregunto por qué estará todo tan silencioso. Entonces, recuerdo que algunas personas iban a hacer una expedición. Sin embargo, Alphonse debería estar aquí, y eso me interesa más que cualquier otra cosa.
Desciendo con cuidado para no caerme las escaleras hasta acercarme a la cocina, extrayendo una pieza de fruta para conducirla a mi hambriento estómago. Eso no basta para calmar el rugido de mi barriga así que, sabiendo que pronto traerán más, cojo otra y la devoro rápidamente. Me siento mucho mejor.
Sé que hacer a continuaión: es algo que he estado planteándome durante varios días, peor que nunca he hecho más por pereza que otra cosa. Bajo al sótano y cojo una de las ballestas. Ahora que no hay nadie, no hay peligro de provocar heridas. Me dirijo hacia el patio. Allí contiuan algunos de los blancos que usaron para prácticas en días anteriores.
Debo admitirlo: no soy demasiado hábil, más bien incluso al contrario, por lo que tardo bastante en aprender cómo disparar la flecha y colocar la siguiente con rapidez. Sin embargo, cuando lo consigo me siento bastante orgullosa de mí misma.
Vaya, como si realmente hubiese hecho algo...
Durante un rato, pruebo disparando a cada uno de los blancos, a diferentes distancias y desde distintos ángulos. La verdad es que me cuesta bastante pillarle el truco. No obstante, cada vez que lanzo una nueva flecha me va costando menos.
Cuando considero que he terminado, creo haber avanzado bastante. Bueno, ya está bien por hoy, pienso. Retrocedo unos pasos con la intención de volver al interior del torreón. Entonces, una piedra tras mí me hace caer y tropezar, por lo que la ballesta escapa de mis manos y la flecha sale disparada para clavarse en un ventanal de madera que permanece cerrado, el del estudio. Sentada en el suelo, parpadeo fuertemente, algo sorprendida por lo repentino de la situación.
No tardo nada en levantarme, y salgo corriendo en dirección al interior del torreón, hacia el estudio. Sin tocar la puerta siquiera, abro con rapidez.
-¡Espero no haber causado daños ni...! -me disculpo, entrando.
¿Yo disculpándome? Espera... ¿Qué se supone que estoy haciendo?
Pero todo se me olvida cuando veo que Alphonse está dentro, y me siento realmente ridícula al ver que parece concentrado. Bueno, al menos lo parecía hasta hace un par de segundos.
-Esto... Lo siento - murmuro. Hannah, la verdadera Hannah descarada e impulsiva, ¿dónde te has metido?
Al parecer se ha perdido. Pero se me olvida pronto.
-Recojo la flecha que se ha clavado y me voy... Siento las molestias -repito, con el corazón acelerado, mientras avanzo hacia la ventana.
Invitado
Invitado

Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo II)

06/02/12, 09:25 pm
Mark se convulsionó por la fuerza de sus propias arcadas y echó lo poco que quedaba en su estómago. Había pasado toda la noche y toda la mañana metido en uno de los retretes del patio, vomitando. Un dolor insoportable le había hecho levantarse al poco de irse a dormir y a punto estuvo de rodar escaleras abajo por culpa de las náuseas y el mareo. Mark estaba enfermo. Tal vez algo le había sentado mal o tal vez había pillado alguna infección, pero ya daba igual. Estaba agotado y al dolor de estómago se le había sumado un horrible dolor de cabeza. Se dejó caer contra la pared del mugriento baño y resbaló hasta el suelo. El sudor le caía a chorros por la cara, y al tocarse la frente comprobó que tenía fiebre.
-No hay... médicos en Rocavarancolia...?- preguntó con voz ronca a nadie en particular, quizás con la ilusa esperanza de que realmente los hubiera.
Fuera del baño oía actividad, o eso creía él... ¿Es que nadie se había dado cuenta de su ausencia? ¿Nadie iba a acudir en suayuda? Tenía mucha sed.
-Podríais... traerme un vaso de agua?
Poco a poco su vista se fue nublando y su cuerpo se fue inclinando hacia un lado, cayendo sin remedio. Los minutos pasaron, hasta que de pronto algo se movió en el cuello del chico. Una avispa del tamaño de un cacahuete se abrió paso a través de la pálida piel y desplegó sus alas por primera vez. Su vida acababa de comenzar, al igual que la de Mark se había terminado. La avispa salió volando del baño dejando al chico allí, yaciendo inerte sobre su propio vómito.
Vlad
Vlad

Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.

Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo II)

12/02/12, 09:57 pm
Vlad llegó a la puerta del torreón y entró sin más dilación, cruzando el salón y llegando rápidamente a la cocina, dónde dejó las cestas de comida. Cuando al fin se deshizo de su carga, se tomó unos segundos de descanso, apoyándose en la encimera, para recapacitar sobre lo que había ocurrido. La muchacha que había muerto, hoy delante de él, por ejemplo, era un importante punto sobre el que pensar. A todos los efectos, la había matado él. Por un descuido. Ni siquiera lo había hecho por voluntad propia. Se sentía estúpido e impotente. No la había conocido bien, y de hecho había desaparecido enseguida, pero aun así no se sentía cómodo. No tanto por remordimientos cómo por la sensación de que no había sido su voluntad la que había orquestado el suceso. Y se sentía también confundido. Aquellos enfermizos pensamientos seguían rondándole la cabeza, por mucho que lo intentara espantar…

Cuando se sintió con más fuerzas, decidió dar una pequeña vuelta por el patio antes de avisar a sus compañeros de que había vuelto. Así lo hizo. Y cuando llegó, el primer golpe de vista confirmó sus peores sospechas: Aquel no era su día.

Observó con gesto estoico y serio el cadáver de Mark, postrado en un charco de vómito y sangre, con un aspecto poco saludable. Se frotó el caballete de la nariz mientras suspiraba largamente. Joder, desde luego, no era su día.

Durante unos segundos, miró a su compañero caído mientras pensaba en qué demonios debía hacer. Tras este pequeño lapso de tiempo, decidió coger el cadáver en brazos, para después llevarlo escaleras arriba, hasta llegar al estudio, dónde suponía que estarían Alphonse y Hannah.

Cuando estuvo ante la puerta, suspiró de nuevo y llamó a la puerta. Sin esperar contestación, abrió. Allí encontró a los dos muchachos y, con una voz tranquila que permitía leer entre líneas que no estaba para nada tranquilo y que sentía unos irrefrenables deseos de partirle la cara a alguien, dijo:

-Buenos días, señorita; Alphonse. Han sucedido muchas cosas en el transcurso de la mañana, así que les haré un resumen del día. Hemos encontrado la comida y la hemos traído sin demasiadas dificultades. También hemos topado con Elisa, no se si la recordarán de nuestros primeros días en Rocavarancolia. Si no es así, no se preocupen, porque ya no van a necesitar de esa información. Está tendida en unas ruinas, con su disposición anatómica ligeramente alterada. Para ser exactos, está de dentro a fuera y desperdigada por distintos lugares del entorno. Ah, también encontramos este libro. Más la mitad de las páginas están por utilizar. Le recomiendo que aproveche bien el papel, señor Alphonse, y que se haga una pluma con los desperdicios de las maravillosas aves que tenemos arriba. También podría usted tomar carboncillo de las hogueras que utilizamos para cocinar. Cómo prefiera.

Tras decir esto, se echó el peso muerto (literalmente. Ja; ja; ja.) de Mark, para poder tomar con la mano izquierda el libro de entre su cinto y lanzarlo sobre la mesa.

-Ah, por cierto, no sé si lo saben. Mark ha muerto. Me lo he encontrado postrado en el patio entre distintos fluidos de distinta naturaleza. No sé cuanto lleva allí, pero quizás deberían ustedes plantearse dejar las ventanas abiertas para controlar ese tipo de pequeños incidentes, ¿no creen?- prosiguió, haciendo uso de su tono absolutamente formal, educado y agradable, aunque con un segundo significado implícito de profundo reproche.- Considero que lo más civilizado sería enterrarlo, así que parto a Letargo, dónde tienen utensilios y lugar dónde hacer lo propio con el cuerpo. Creo que los dejo bastante bien provistos, así que espero que no tengan problemas de subsistencia. Señor Alphonse, le dejo a cargo de todo esto. Cuídelo en mi ausencia.

>>Y bueno, el tiempo es oro y quisiera llegar rápido al otro torreón, antes de que la noche caiga, el cadáver comience a oler y atraiga a las bestias, etcétera. Sin más dilación, me despido. Señorita, Caballero.


Y así, haciendo un ligero ademán de despedida con la mano libre, dio media vuelta y marchó por donde había venido, no sin antes tomar un par de manzanas de uno de los nuevos cestos, para poder comer algo por el camino. Y sin más dilación, salió de nuevo por la puerta, con la capucha puesta, el cadáver de Mark en el hombro derecho y una manzana en la izquierda, que iba mordiendo de vez en cuando.

(Continúa en la Cicatriz de Arax)

_________________________________________

¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?

Matarlo con la tapa abierta.
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo II)

12/02/12, 11:03 pm
Toima cada vez iba pisando más y más fuerte. Los sonidos se distorsionaban a medida que se acercaban al torreón. El mundo se volvia más irreal y las paredes se pintaban con colores que Toima no habia visto nunca. El cielo no estaba en su sitio y Toima no era capaz de caminar recto. Se iba apoyando en la pared y procuraba no fijarse en los que le rodeaban o si no terribles pensamientos surgian en su mente.

Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar.

Los dientes de Toima castañeaban a medida que el auto control se acababa. Sus largos dedos se iban extendiendo sigilosamente hacia la nuca de Vlad, que iba como siempre delante, y ya estaban apunto de llegar a cerrarse. Un gorgoteo imperceptible se asomaba en la garganta de Toima antes de que los dedos se cerrasen.
Pero no atrapó nada pues el conde se giró en seco y esquivó al Toima fuera de sí. Entraban al torreón y Toima se quedó a esperar a Sezk. Se hizo a un lado en la puerta.
-Las señoritas primero...-y río burlonamente. A continuación entró tras Sezk, haciendole su nuevo objetivo. Un cuchillo se deslizó en la mano de Toima. Un violín sonaba en su cabeza. Era una melodía lánguida y triste. Toima no tuvo tiempo de intentar nada con Sezk pues acontinuación Vlad salio por la puerta de nuevo cargando a Mark. La poca cordura de Toima cogio las riendas y salio corriendo tras él.
-¡Ey! ¿Qué le pasa a Mark? ¿Porque te le llevas?-de pronto, Toima notó el olor del cadaver.-No puede ser...está...está...-Toima se quedó paralizado mientras que Vlad no le contestó y siguio andando. Mark habia muerto. Les perdio de vista y a continuación Toima cayó de rodillas contra el suelo, soltando el cuchillo que tintineo al tocar el pavimento. Y, a continuación, el sonido más desgarrador salio de su garganta, era un llanto mezclado con un grito estridente. Ya solo quedaba la desesperación para él. Recogio el cuchillo y entró al torreón, empujando a todo él mundo que se cruzaba ante él. Ya no debia...Ya no podia...No. Entró a su cuarto y encontró las píldoras. Abrío el bote y sacó tres de ellas.
Con lágrimas en los ojos se las metio en la boca y tragó. A continuación salio a las escaleras, tambaleandose. No habia matado a nadie. El no se habia manchado las manos. No tenia la culpa...Y cayó entonces inconsciente, apoyado en el manillar de las escaleras.

_________________________________________

す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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Shylver

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Nombre: Akasha
Especie: Ochroria
Habilidades: «Agilidad, Motivación, Carisma»

Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo II)

13/02/12, 12:33 am
¿Perdón? ¿Qué es lo que acaba de pasar? Me he parado un momento a imaginar la trayectoria que ha debido de seguir la flecha, y al darme la vuelta me encuentro... con Vlad cargando el cuerpo de Mark, y por si fuera poco, dándonos la noticia de otra muerte. Por un momento permanezco inmóvil, inexpresivo, intentando asimilar la información. Dos muertes en un mismo día.

Contemplo a Vlad darse la vuelta, con la intención de marchar hacia Letargo. Intento decir algo, pero no puedo. Vaya, jamás habría pensado que existía situación capaz de dejarme sin palabras. A Alphonse, que siempre intenta dar una opinión objetiva de todo. ¿Pero qué opinión hay más objetiva? Mark está muerto. Pero ese no es el único problema. No es solo eso. Lo que verdaderamente me ha impactado ha sido la forma en que Vlad nos lo ha contado. Sin la más mínima expresión en su rostro, sin variar el tono al hablar, una actitud completamente constante y sin cambios. Al principio todos creían que era molesto. A mí, aquí y ahora, me parece simple y llanamente despreciable. Puede ser que él no tenga la culpa. Puede ser que lo hayan educado así, con ese... "aislamiento" psicológico. Pero creía que había tenido tiempo suficiente de cambiar, o al menos, de que se le pegase algo del resto.

Todo iba bien. Todo iba perfecto. ¿Cuánto ha pasado? No lo sé, perdí la cuenta de los días hace tiempo. Parecía que nos iba a ir bien, a todos. Y, de pronto, la verdad nos aplasta bajo su peso. No tenemos que mentirnos: no es una sorpresa. Nos lo advirtieron el primer día, en la plaza. "No es un juego, aquí podéis morir", o algo así nos dijeron. He ahí la prueba.
Aun así, ¿no podíamos haber hecho nada por evitarlo? Vlad no nos ha dejado ver el cadáver por mucho tiempo, no sé que ha podido matarlo. Pero estaba en el patio. Si no hubiera puesto esa tabla en la ventana podría haberme dado cuenta, pero tenía frío. Si Hannah no hubiera disparado esa flecha contra la ventana no habría subido a buscarla.

-¡Mierda!-exclamo, mientras golpeo el escritorio con el puño. Me ha dolido, y no me extraña en absoluto. No suelo hacer este tipo de cosas, no suelo expresar mis sentimientos así. Claro que nunca he tenido problemas que me creasen estos sentimientos. Impotencia, lo llaman.

Giz se dejó un par de talismanes cuando el otro grupo vino a vernos. Intencionado o no, tengo que agradecérselo. Tomo uno de los talismanes, un simple brazalete con solo unos cuantos adornos de colores, abro el libro por la página que busco, extiendo la mano hacia las tablas y la flecha clavada en ellas y con unas pocas palabras todo el conjunto salta en pedazos hacia el exterior. Canalizar los sentimientos negativos. Canalizar la impotencia, el odio y el resto de molestos pensamientos que me rondan. Independientemente de ello, no creo que pudiera haberlo hecho con unas tablas en buen estado, pues las que hacían de ventana estaban considerablemente gastadas. ¿Realmente tenían la culpa las tablas, o la flecha? Dudo mucho que pudiéramos haber evitado el destino de Mark.

El viento, que parece ansioso por llenar el estudio, me golpea y me obliga a retroceder de forma involuntaria, un impulso de mi sistema nervioso. No sé si se estará acercando el invierno o qué le pasa a esta maldita ciudad, pero no me quedaré a averiguarlo. Cojo los libros (el de la biblioteca y el que ha traído Vlad), el brazalete y unos cuantos cristales y salgo de la sala. Posiblemente me quede en otra de las salas de este piso, una que no tenga ventanas, y moveré un escritorio del estudio si es necesario. Vlad se va, y vamos a necesitar habilidades de combate mientras no esté. Tengo muchos hechizos que practicar, y cualquier cosa me vendrá bien con tal de olvidar lo que acaba de pasar aquí.

-Ahora mismo quiero estar solo.-me excuso, mientras intento también mover mi lanza.- Por favor.

"Eso es, lo olvidaré todo", pienso. Puede que no pueda borrar esas dos muertes, pero las moveré a algún lugar de mi mente donde no puedan molestarme. Es como lo que llevo haciendo toda mi vida. Olvidar mis problemas es algo a lo que llevo acostumbrado mucho tiempo. Subo a por la manta de mi cama, me la echo por encima a modo de capa para evitar esas molestas corrientes de aire que recorren el edificio, y me encierro en una habitación que hay enfrente del estudio. A juzgar por su apariencia, la utilizaban como almacén, ahora vacío a excepción de un par de barriles, tan vacíos como la propia sala. Enciendo un par de antorchas apagadas recitando de memoria el hechizo de encender fuego que Giz me enseñó, después de un par de intentos fallidos. Tengo varios planes que plasmar en el libro con las páginas en blanco, magia que aprender a usar, e ideas en las que meditar, y por el momento, no tengo fecha límite para ello: estaré en esta sala el tiempo que haga falta. Solo bajaré a comer cuando sea necesario, hace frío ahí fuera.
HurzaComeojos
HurzaComeojos

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Torreón Maciel (Archivo II) - Página 26 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo II)

16/02/12, 08:51 pm
Entro en el torreón con parsimonia y a paso lento. Sin ganas de vivir. De repente, a mi cuerpo se le ha hecho dificil moverse. Me dirijo hacia mis mazmorras cuando me fijo en un detalle digno de mención.
Mark está tendido en el suelo. Sobre un charco de vómito y sangre.
Me acerco a él rápidamente, sin hacer caso a los quejidos de mi cuerpo.
-No, Mark no... Tú, a ti... No. Mierda.
Qué asco. Tendría que haberle pasado a Hannah, no a él. No, espera, qué estoy pensando, no debería morir nadie, pero...
El enmascarado dijo que podíamos morir. Y tenía razón. Veo cómo Vladimir se lleva a Mark y esta vez si, me dirijo a las mazmorras. Tiro las armas y siento que las lágrimas llegan a mis ojos. Cojo mi lanza y me la clavo salvajemente en el brazo. No voy a llorar. Tampoco a morir. No creí que la muerte de uno de los mocosetes me afectaría tanto. Puede ser porque mi mente está pensando que yo también moriré. Mi mente. Yo mismo.
Me tumbo en el suelo de la celda, con la lanza clavada todavía en el brazo. Seguiré asía hasta que pase algo más digno de mención que una muerte.
Aunque es muy poco probable.

_________________________________________

No me saqéis de quicio.... U os mataré y me comeré vuestro páncreas.
Leonart
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Toima: Argos Magnetico
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Reina: Cosechada
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17/02/12, 12:55 am
Toima abrío los ojos lentamente. El cuerpo le dolia entero pero como tenia los efectos de la sobredosis de fármacos era un dolor apagado, como un latido. Sintio un latigazo de emociones pasandole por la cabeza. Un sueño raro. Un sueño diferente a los que habia tenido. En él, aparecia solo él...y no conseguia recordar nada más aparte de un fuego muy doloroso. Entrecerró los ojos y algó se quedó pegado en sus pestañas. Fue a quitarselo. Era muy pringoso. ¿Qué podria ser?
-Algun pajaro hijo puta me habrá cagado encima...joder...-dijo mientras se arrancaba y quitaba la mayor parte de la sustancia que tenia acumulada bajo los párpados, sin saber que era él quien lo estaba segregando.
Se incorporó, y puso sus manos en la barandilla. Las piernas le temblaban y de pronto se acordó que hacia ahi. Las píldoras. La muerte de Mark. La de la otra chica. El conde dejando el torreón solo. Un dolor de cabeza que podria haber hecho retorcerse al más bruto de los brutos le sobrevino y Toima cayó sobre sus rodillas, gritando. Cuando se llevó las manos a la cara se dio cuenta de que su piel estaba recubierta de pústulas muy dolorosas.
-¡Ey!-dijo con la voz quebrada.-¡¡Qué carajo está pasando!!-su voz sonaba temblorosa y en pánico. Toima rastreaba cada centímetro de su cuerpo en busca de pustulas. Estaba cubierto de ellas y el dolor de cabeza no paraba.
Las pastillas.
Pero acababa de estar en una sobredosis. A lo mejor se iba con Mark si tomaba más. Y entonces llegó la música. Una melodia que era como mínimo, tenebrosa. Las ondas bineurales que componian aquella música las producia algún instrumento que sin duda habia sido creado para hacer que el más valiente sintiera miedo. Acompasada, llegaba a un siniestro allegro y el labio de Toima junto con sus dientes, no paraban de temblar y castañear. Toima, por primera vez en su vida tenia miedo. Si aquello era una pesadilla, queria despertar.
Una voz femenina susurraba incoherencias directamente a su cabeza. Eso hizo que Toima se acurrucase en un rincón y se abrazase las orejas.
-¡¡CALLATE!!-sacó un cuchillo y apuntó con él a la oscuridad, como si de ahi fuera de donde provenia la voz.-¡¡JURO QUE TE CORTARE LA LENGUA, PUTA!!-lanzó un cuchillo a la oscuridad que se clavó en la pared secamente. Toima soltó un gritito, muy impropio de él y echó a correr por el pasillo. Se tropezó en el rellano de las escaleras y comprobó hasta que punto estaba drogado cuando tras recorrer toda la distancia de bajada a golpes y contusiones, lo que más le dolia era la cabeza y no por los golpes. La música iba cada vez más deprisa y recordaba a la melodia clásica de un tio vivo. Toima soltó otro grito y salio por la puerta, llegando al patio.
Trastabilló con el marco, pues se habia hecho pequeño y andó a cuatro patas una pequeña distancia para evitar tropezarse otra vez y caer. Tenia los dedos anular y meñique torcidos por la caida. Pero no le dolian. Toima se los recolocó con un movimiento seco que le produjeron un pequeño dolor que quedó ensombrecido con lo que estaba ocurriendo en su mente. Entonces la oscuridad del momento le tragó por completo y el ulterano miró al cielo. Ese característico color rojo no era propio del cielo y, neurótico a como se encontraba Toima, no lo podia asociar a nada bueno.
El patio estaba a oscuras. Las sombras se propagaban por doquier y la oscuridad era su enemigo. El era blanco y opuesto a la oscuridad. No podia dejar que las sombras se tocasen. Toima se empezó a enfrentar a enemigos invisibles que bien reales eran para él y no podia evitar dar gritos desgarradores de terror de vez en cuando uno de ellos casi le alcanza. Poco sabia el ulterano que su cuerpo estaba cambiando a gran velocidad.

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す           争            基         ま
べ           は            づ         す
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Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
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17/02/12, 10:19 pm
Mierda.Mi cuerpo. Duele y ...Duele. Intento moverme para coger la manzana he sacado de la cocina hace unas horas, pero... mi cuerpo se está volviendo piedra y no puedo moverme. No del todo, al menos.
Después de un buen rato, me acerco lo suficiente como para alcanzarla. Le doy un mordisco y trago. Incluso por dentro la piedra me está invadiendo. Bonita rima.
Un paso en doscientos treinta y seis segundos. Otro paso en trescientos veinte segundos. El tercero en cuatrocientos dos. Cuando me canso de contar los pasos, viene la caída mental. ya no soy consciente de dónde estoy. Creo que me he quedado en el pasillo de las escaleras que suben al patio. He cerrado los ojos para parpadear, y ya no los puedo abrir. La oscuridad se cierne a mi alrededor, y ya no hay ni delante, ni atrás, ni derecha. Sólo el vacío del pensamiento.
Luego viene el dolor en la espalda. Algo pugna por salir de mi cuerpo. ¿Alas, quizá?
Sea lo que sea me duele.
Después me lanzo al vacío del sueño.

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17/02/12, 11:43 pm
Nihil emergió de las sombras como si saliese a través de una cortina de seda. Cruzó el patio de Maciel bajo la inquieta mirada de las estirges que de alguna forma parecían reconocerla. Ignoró al chico que peleaba solo incluso a pesar de las ganas que tenía de partirle en dos la columna << ¿Cortarme la lengua? Como si tuviese la más mínima posibilidad...>> Por muy divertido que hubiese sido torturar a ese loco hasta dejarle hecho un guiñapo balbuceante tenía un objetivo en mente...
Le había echado el ojo a ese chaval desde el mismo día en que lo cosechó. Podía oír a Ewa suspirando por sus huesos y sus sesos corrompidos y tenía planes para él... ¿Hacía cuánto que no reclutaba a un cachorrillo? Demasiado en realidad...
Bajó a las mazmorras y allí lo encontró. No esperaba que se petrificase tan rápido... bueno, eso le ahorraría el tener que esperar. Acarició con ternura la cabeza de la estatua viviente y se llevó una mano al pecho, desatandose el corsé y murmurando los contrahechizos que desactivaban las protecciones. Entre sus pechos se abrió una boca con varias filas de dientes y varias lenguas negras, de la que supuraba una sustancia negra y viscosa como el alquitrán. Acercó su pecho a la boca del chico y dejó caer la sustancia en su interior, manipulándola para que corriese por la garganta de piedra, devolviéndole la movilidad con su locura.
-Despierta dormilón- llamó con voz dulce aun dejando a Sezk beber de su pecho.- Tenemos cosas importantes de las que hablar...
Leonart
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Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

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17/02/12, 11:54 pm
La oscuridad se cirnio sobre Toima. El ulterano ya no podia ver nada, pues sus ojos estaban cubiertos de aquella sustancia pringosa. Toima intentó quitarsela, pero ya se habia solidifciado. El kaiser pugnó por abrir los ojos en vano y ya se estaba sumiendo en la desesperación cuando la luz volvio a él. Una luz rojiza e intensa se alzaba en la bóveda celeste. Sin duda brillaba mucho. Pero ¿como estaba viendo aquello si tenia los ojos tapados? Al poco de que su vista se aclarase, se dio cuenta de que se estaba viendo a si mismo. Acercó las manos a la cara para cerciorarse de que era él pero a su vez avanzó su vista hacia su cara sin ojos.
-¿Qué coño?-era como si tuviera una cámara en la palma de la mano. Todo se cubrio de negro un pequeño instante y Toima se dio cuenta de que pasaba. Acababa de pestañear. Lo que tenia en la mano era un ojo. Un ojo con el cual se contemplaba a si mismo. Todas las pústulas de su cuerpo estaban sangrando y deberian estar doliendole mucho porque aun con el sedante notaba un resquicio del dolor. La cabeza ya no le dolia y se encontraba mucho mejor. Fascinado y horrorizado a pares iguales, comenzó a experimentar con aquel ojo en su palma. Un instante después la visión se compuso y se mareó un poco mientras otro ojo se asomaba en la otra palma. Era increible, si no se equivocaba, por todo el cuerpo, allá donde tuviera pústulas, aparecerian ojos. Intentó mirar al cielo con aquellos globos oculares en las manos. Apuntó con sus manos al cielo. El astro que se habia estado haciendo más y más grande cada día se alzaba hegemonicamente en todo el cielo. Toima sonrío. Comenzó a notar molestias en el pecho. Se quitó la parte superior de la ropa, así como las camisetas, las protecciones de cuero y el mecanismo para las cuchillas. Todo aquello le molestaba.
Sorprendido, afirmó como en su pecho más y más globos oculares iban apareciendo. Algunos cerrados, otros abiertos. Toima sentia una sacudida directa al cerebro cada vez que se abria un nuevo ojo, pues no estaba acostumbrado. Pronto, logró abrir seis de los ojos a la vezy tuvo que sentarse pues toda aquella información era demasiada para su cerebro. Lograba alternar a pares, como en una parodia a sus antiguos globos oculares. Las combinaciones habituales eran: las dos palmas, los dos dorsos de la mano, los dos pectorales o los dos omóplatos. Uno bien grande que ocupaba su estómago estaba apareciendo y Toima sonrío macabramente. ¿Porque estaria el tan contento por aquello? Se sentia mucho más cómodo y relajado. Por su puesto que tambien podria ser por la sobredosis de drogas, pero habia algo más. ¿Les estaria pasando lo mismo a los demás? Toima cerró dificultosamente todos los ojos menos los de los pectorales ¿Seria que aquel astro castigaba a algunos y transformaba en monstruos a otros? La voz...la de aquella mujer...Les dijo algo al respecto pero Toima no habia prestado mucho caso. Si a él le estaba doliendo ese poco, de seguro que le estaria doliendo de igual manera a los demás.
-Zorra, lo hubieras dicho antes...- Diablos si estaba de buen humor.
En el patio, sacó todas las proteccciones y armas ocultas y las distribuyó en el pantalón y el pelo. Con una sonrisa ilusionada y de verdadero mejor humor que nunca, Toima encaminó la calle hacia letargo, con una sonrisa de oreja a oreja mientras practicaba con los párpados.
(Continua en el torreón Letargo)


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Nombre: Akasha
Especie: Ochroria
Habilidades: «Agilidad, Motivación, Carisma»

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18/02/12, 01:56 pm
Después de asegurarme de que domino, en mayor o menor medida, el hechizo de impulso y parte del de presión, decido pararme a descansar un rato. Y no solo para descansar, necesito pararme a pensar en algunas cosas. Por ejemplo, en estas últimas horas me cuesta canalizar la magia. Es como si no terminase de salir, lo que me cuesta más intentos de lo normal para hacer cualquier hechizo de mi arsenal. Mi limitado arsenal. Hace unas horas intenté encender una antorcha con el hechizo de Giz... y todavía sigo preguntándome por qué no pude hacerlo. No fue porque fallaran mis habilidades mágicas. Aunque esté casi bloqueado puedo seguir lanzando hechizos. Era más bien como si no quisiera hacerlo. No era la sensación normal de la magia fluyendo al exterior. Era otra cosa, algo extraño. Cada vez que me acuerdo de lo que sentí al intentar crear la llama, siento lo que podría denominarse un rechazo irracional a todo lo relacionado con el fuego. Incluso ahora me encuentro en la esquina más alejada de la primera antorcha que encendí, y la apagaría si no fuera porque necesito luz para leer el libro.

Desde hace unas horas, no puedo respirar correctamente. Lo primero que pensé es que me había resfriado, pero no hay mucosidad nasal. No tiene sentido. No me habría parado a pensar en ello si no fuera porque segundos después me dio por llevarme una mano a la oreja izquierda, donde sentía una ligera molestia. No sabría decir si lo que más me impresionó fue la apariencia de la oreja, o la apariencia de la mano. ¿Membranas en las manos y orejas? ¿En serio? Por algún extraño motivo, conseguí mantener la calma, y tras largo rato analizando la situación solo puedo dar una explicación lógica: la voz que escuchaba en mi cabeza hace un momento no era mi imaginación. La Luna Roja. Por ese motivo no me extraño cuando me doy cuenta de que mi piel ha cambiado de color durante el entrenamiento con el hechizo de presión. Ya me he mentalizado, no puedo detener la reacción, sea cual sea. Tendré que aguantar lo que venga.

Dejo de pensar en el pasado y me paso la mano por el brazo. Se me está escamando la piel, y agrietando. Frente a esto, no puedo hacer más que soltar un suspiro. Llené la bañera del baño y fui a meter los brazos en agua hace escasas horas, y cada vez tardo menos en secarme. Y entonces ocurre.

Para cuando me quiero dar cuenta, me encuentro con las manos en la cara. No puedo respirar, o, al menos, es lo que me parece en un principio. Me cuesta darme cuenta de que todavía puedo coger aire por la boca. Toso un poco de forma estridente y tomo una bocanada de aire, cosa muy poco útil en una habitación que ha pasado horas cerrada y que no tiene ventanas. Pero ese no es el único problema, pues, como cada vez que se me ha ido secando la piel, empiezo a agobiarme. ¿Respirar por la boca? En estos momentos me da igual, es como si me faltara el oxígeno en todo el cuerpo.
No tengo tiempo de pararme a pensar en el porqué de esta cadena de cambios repentinos, mi mente tiene otras cosas mejores que hacer. Como por ejemplo llevarme a la carrera al baño, que por suerte para mí está al lado del almacén en el que me he instalado. Lanzo hacia atrás la manta que me cubre, la ropa que llevo puesta y dejo caer la lanza a un lado, y entro a toda prisa en la bañera, todavía llena.

No encuentro palabras para describir lo que siento cuando mi piel entra en contacto con el agua fría de la bañera, y ni siquiera me doy cuenta de la temperatura. Es, en cierta medida, revitalizante. Ahora más tranquilo y sin peligro de morir por falta de oxígeno, miro hacia la puerta abierta del baño, que queda enfrente de la puerta abierta del estudio, la cual queda en línea con la ventana. ¿De dónde procede esa extraña luz roja que me llega desde ahí? Viene desde arriba, y ni de lejos tengo ángulo de visión suficiente como para comprobar su fuente. Me gustaría levantarme e ir a mirar, pero por algún extraño motivo prefiero quedarme dentro del agua, tranquilo y sin preocuparme por nada. De todas formas, no es muy difícil deducir cuál es su procedencia. La famosa Luna Roja. Decido sumergir la cabeza, para mojarme la cara. Qué sorpresa cuando espero pacientemente a necesitar tomar aire para salir de nuevo. Abro los ojos y miro a mi alrededor solo para asegurarme de que sigo con la cabeza dentro del agua, en caso de que mis sentidos me estén jugando una mala pasada, y así es. No tengo el impulso de salir a coger aire. Más bien al contrario, tengo todo el oxígeno que pueda necesitar. Cuando saco la cabeza del agua miro pensativo a las membranas que ahora tengo entre los dedos de las manos.

La línea de razonamiento se va creando ante mí sin necesitar esforzarme lo más mínimo.

"Dedos palmeados, necesidad de humedecer la piel, bloqueo de las fosas nasales, capacidad de respiración subacuática, viscosidad en la superficie de la piel y variación del color de la misma."

¿A qué palabra apuntan todos esos factores?

"Anfibio."

Apuntan indudablemente hacia el término "anfibio".
Mirándolo detenidamente, tiene sentido. Respiración cutánea, por eso me agobio cuando se me seca la piel. Todos los síntomas coinciden. ¿Realmente es esto lo que ocurre por efecto de la exposición a la Luna Roja? Y hablando de magia, esto de estar en el agua no solo renueva mi capacidad respiratoria, sino algo más... místico. Similar a la sensación que aparece al canalizar energía de un cristal a un hechizo. Después de pasarme tanto tiempo encerrado en el almacén, practicando, reconocería la sensación de acumulación de energía mágica en cualquier situación. Intento realizar un hechizo de impulso sobre un taburete cercano. El taburete se mueve con una velocidad aceptable hacia la pared, la cual golpea creando un repetitivo eco por todo el baño vacío.

"No necesito cristales, ni amuletos."

Demasiadas cosas están ocurriendo al mismo tiempo. Demasiadas como para pensar en todas a la vez. Decido dejarlo para más tarde, cuando me encuentre completamente recuperado de los extraños cambios que afectan a mi cuerpo. Aunque sí que me gustaría saber lo que pasa ahí fuera.

-V...-me paro, recordando que Vlad se había ido. Mejor llamo a cualquier otro.-¿Toima? ¿Sezk?- pregunto al aire.- ¿Hannah? ¿Alguien por ahí?

Vuelvo a llamarlos a todos, esperando que alguien se de cuenta de que estoy aquí. Ahora que lo pienso, el torreón está muy tranquilo hoy. Demasiado tranquilo. Mientras espero, sigo probando los hechizos que conozco, evitando el de fuego, con lo que me rodea. Muevo el taburete con el impulso, aplasto objetos de madera pequeños o tablas en mi ángulo de visión con la presión, y muevo cosas poco pesadas de un lado a otro con la levitación. Es verdaderamente increíble, y todo sin salir de la bañera. Tengo la sensación de que precisamente el no salir de la bañera es lo que me está permitiendo hacer todo esto. También puede estar relacionado con la "inyección" de energía que estoy sintiendo ahora mismo. El ambiente está muy cargado. Me dejo caer sobre toda la longitud de la bañera y cierro los ojos para centrarme.

Aquí está pasando algo muy raro, y no tengo ni idea de qué puede ser. Espero que vengan pronto.



Viendo que nadie está por la labor de venir a ver qué me pasa, debe ser que todos se han ido. Y no me extrañaría en absoluto, todo esto de la Luna es una locura. Estoy solo en este edificio. En ese caso, tendré que encontrar una forma de salir sin morir asfixiado en el intento. ¿Llevar agua encima? Un poco difícil. Tiene que haber algún medio que pueda servir. Puede que el libro de aplicación de fuerzas me ayude a pensar en ello. Arriesgándome, corro hacia el almacén, recojo el libro con cuidado de no mojarlo y vuelvo al baño, depositando el libro sobre el taburete. Me ayudo del hechizo de impulso para pasar las páginas sin tocar el libro con las manos mojadas, lo que posiblemente no le siente muy bien al papel.

Índice de hechizos, teoría mágica de aplicación de fuerzas, hechizos de presión, hechizos de impulso... hechizos de levitación. Levitación parece ser la palabra clave en este problema. Si fuese levitando todo el camino hasta el otro torreón no tardaría mucho en secarme. No, tiene que haber otro método para aplicar esa misma solución. Siempre podría... ¡pero es una locura! No, todo es posible en Rocavarancolia. Pero me convendría probar antes de hacer semejante movimiento.

Apoyo las manos en los bordes de la bañera, cierro los ojos y me concentro sin mucha dificultad. Pronuncio las palabras adecuadas lentamente, para evitar errores innecesarios.

-Y ahora, elévate.-digo a nadie en concreto.

La bañera tiembla durante unos instantes, pero nada más. Tres intentos más me permiten darle la vuelta y girarla hacia la puerta. Buen avance, pero necesito más potencia. Según he leido en el libro, podría reducir mucho el gasto si... cómo era la palabra... ¿anclar? Si anclo el hechizo a la bañera. Sigo las instrucciones que hay en el libro para tal fin, aunque no fío mucho de unos apuntes que parecen puramente experimentales.

Con la bañera supuestamente preparada, solo me queda buscar una manera de llevar mis cosas. Bueno, la lanza, el libro y el diario, no hay mucho más que llevar. Con unas cuantas salidas rápidas más consigo enganchar la bolsa improvisada que usé el otro día a un saliente en la parte trasera de la bañera. Tendré que llevar la lanza en la mano, no cabrá en la bolsa. Aprovecho una vez más para ponerme la ropa que llevaba, por dar buena imagen. No puedo respirar del todo bien, pero al estar en el agua la diferencia es despreciable. Y ahora, ha llegado el momento de gastar toda esta energía extra que me inunda, posiblemente por efecto directo de la Luna Roja. Es hora de reunirme con el resto en el otro torreón. No confío en la bañera, no confío en el hechizo de levitación anclado, y sobre todo, no confío realmente en mis capacidades, pero a día de hoy no me queda otra que hacerlo. Quién sabe en qué situación se encontrarán, o de qué cambios serán presa en estos momentos. Espero que no les esté dando muchos problemas.

Me aferro a los bordes de la bañera tan firmemente como me es posible. Tengo el plan en la cabeza, solo hay una manera de salir de aquí en esta situación: avanzar por el baño, pasar al estudio, y salir por la ventana. El agua no será un problema en ese caso. Tengo que tomar el impulso suficiente como para saltar el muro del patio. A partir de ahí, según mis cálculos de distancia a partir de mis recuerdos, tendría la energía suficiente como para llegar a Letargo ligeramente cansado, claro que un cálculo aproximado es muy poco fiable. La altura no será un problema si salgo desde este piso, solo tendría que mantenerme a unos cuantos metros del suelo, ni muy alto, ni muy bajo.

“Recuerda Alphonse, estás haciendo levitar la bañera, estás dándole altura. Si consigues la velocidad suficiente no tendrás que preocuparte por el movimiento horizontal: la inercia hará el resto.”

-Que Santa Improbabilidad me asista...

Noto la bañera moverse. Noto la bañera elevarse. Y noto la bañera llevarse parte del marco de la ventana. Después, solo tengo ojos para el círculo rojo que se alza en el cielo. La Luna Roja en todo su esplendor, insuflando energía a todo ser vivo e inerte en toda Rocavarancolia. Mi vista se posa sobre la línea oscura que la recorre de forma transversal. ¿Qué se supone que es esa línea? ¿Alguna especie de desnivel natural? Parece demasiado regular para tratarse de eso, aunque con la naturaleza nunca se sabe. Tendría que estudiarla con detenimiento, con un telescopio delante, y con algunos útiles de...

Abro los ojos en expresión de sorpresa, impresionado de mi enorme falta de atención, cuando recuerdo donde estoy. En una bañera sobrevolando el muro exterior del torreón Maciel. Retomo el control poco antes de colisionar bruscamente con el suelo y estabilizo la altura y el equilibrio lateral de mi vehículo improvisado. Cruzar las calles manteniendo esta velocidad después de haber hecho esa locura no será nada complicado.

-Habitantes de Letargo, esperadme.

Me introduzco un poco más en el agua para evitar las corrientes de aire que se dirigen a mi cara por efecto del movimiento y pongo rumbo a Letargo.

Sigue en el Torreón Letargo.
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18/02/12, 09:45 pm
Luz. Muevo un dedo de la mano. ¿Qué coño me ha pasado? Me he quedado de piedra... literalmente.
Muevo el brazo derecho para comprobarlo, y unas cuantas esquirlas de roca se desprenden de las axilas. Lo mismo pasa al intentar mover las piernas demás partes del cuerpo. Soy de roca totalmente.
Noto un regustillo a... ¿locura? en la boca. Me paso la mano por la boca y descubro que tengo un líquido negro en los labios. Al descubrir ese detalle me fijo por primera vez en la chica (o mujer) que hay enfrente mío. Lleva la prenda del pecho desatada y tiene una cosa entre los pechos, una boca con lengua, o algo así. De ahí ha salido el líquido que tengo en la boca.
Me levanto, puesto que estoy arrodillado, y a punto estoy de caerme hacia atrás. Tengo o llevo algo en la espalda que me hace de contrapeso al cuerpo. Estiro el brazo hacia atrás y lo toco. Parecen alas. Pero no de la normales no, de roca. Me vuelvo a arrodillar y a levantar después, teniendo cuidado de nivelar el peso hacia delante, lo que me deja en una postura encorvada y bastante ridícula. Me dirijo a ella e intento poner la voz más amenazante que me sale.
-¿Quién eres? ¿Y qué me ha pasado?
Camino hacia las escaleras, esperando que me siga, y las subo. Ya en el patio, me sitúo en el centro y miro hacia el astro que está en el cielo.
Es impresionante.
Una gran luna roja me mira desde ahí arriba, y alargo la mano intentando alcanzarla. Aunque ya sé que es imposible. Pero con estas alas, quizá...
Me vuelvo a dirigir a la chica que ha hecho (supongo) que me despierte.
-Perdón por mis modales, pero es que acababa de despertarme y... Antes de nada, quiero darte las gracias por despertarme (porque supongo que has sido tú), y ya de paso , ¿qué soy?
Giro de nuevo y miro hacia la Luna. Es hermosa. Y me ha convertido en lo que soy ahora, no hay otra explicación.
-Gracias.
Y, a una orden mental que no soy consciente de dar, despliego las alas.

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18/02/12, 10:43 pm
Las noticias de todo me han afectado. No sé ni qué sentir realmente. La chica muerta que ha transformado en trágica la expedición...
Y ahora la petición de Alphonse de quedarse solo. No sé si decir si me siento deprimida o simplemente un poco dolida.
Así que simplemente me alejo del estudio y me he dejado caer, acurrucada en un rincón. Finalmente, sin ser yo apenas consciente de ello, mis párpados han ido formando una oscura cortina ante mis ojos.

Abro los ojos con rapidez, olisqueando el aire sin saber por qué. Todo parece haber adquirido un cariz nuevo y extraño que no sabría identificar, así que tengo una sensación bastante desagradable.
Es como si... Como si todas las formas se hubiesen desdibujado y vuelto a dibujar más coloridas, más vivas. Como si durante toda mi vida hubiese tenido una visión imperfecta del mundo entero y, por primera vez, viese todo tal y como es. Como si hubiese estado dormido y acabase de despertar. Despertar, esa es la palabra. Porque, por primera vez, me siento viva.
Oigo la voz de Alphonse a lo lejos, e intento ponerme en pie, pero lo único que consigo es caminar a rastras y caer unos metros más adelante. Me siento extrañamente cansada, como si despertar me hubiese hecho consciente de un peso enorme que no era consciente de sostener. ¿Qué está pasando?
Me limito a mantenerme tumbada hasta que la voz de Alphonse se extingue. Entonces, me pongo de pie con lentitud. Entonces, noto un pinchazo en la lengua. Llevo el dedo índice a donde están mis dientes. Bueno, a donde deberían estar, puesto que estos han aumentado considerablemente y se han afilado. Son más bien... ¿Colmillos? ¿Qué está pasando?
¿Cómo estarán los demás?
Me acerco a la ventana. En el exterior, un astro corona el cielo recortándose contra él. Dejo que su brillo rojo bañe mi rostro unos instantes, sintiéndome con fuerzas renovadas. Entonces, soy consciente de que una bañera vuela alrededor de la torre... ¿Una bañera? ¿Qué sucede? Y hay un ser en su interior. Todo esto es demasiado extraño. Probablemente despierte en cualquier momento.
Cuando la bañera sale volando hacia una dirección completa, no lo pienso más. Bajo las escaleras con una velocidad que no soy constante de poseer, como si no fuera yo quien estuviese realmente guiando mis propios pasos. Contemplo el torreón una vez más. En el patio, una sombra de piedra despliega sus alas, y junto a ella hay una chica.
Pero no pierdo el tiempo mirándoles. Al fin y al cabo, tendré que correr para alcanzar la bañera.
Sin recordar gran parte del trayecto, como si estuviese difuso en mi memoria, comienzo a correr. Solo a ratos soy consciente de correr a cuatro patas, como si fuese lo más normal del mundo. Y en los momentos en que me doy cuenta, me siento demasiado extraña, por lo que los tramos corriendo de una u otra forma se alteran continuamente.

Sigue en el Torreón Letargo.

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El descenso hecho de desesperaciones y sin logros realiza un nuevo despertar que es un reverso de la desesperación.
Por lo que no podemos lograr, lo que se niega al amor, lo que hemos perdido en la anticipación... sigue un descenso, infinito e indestructible.
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18/02/12, 11:42 pm
A Nihil le molestó ligeramente el trato frío del chico pero no le echó demasiada cuenta. ¿Qué podía esperar de un crio que pensaba que los pechos eran tumores? Aunque ciertamente añoraba la fogosidad de los adolescentes... Qué tiempos aquellos...
Siguió al Sezk al patio con paso lento y pausado, deleitándose de cómo la bilis negra actuaba en su organismo... Ya estaba dentro, lo demás solo sería cuestión de tiempo. Acompañón la mirada del cosechado hacia la Luna Roja, observándola con algo de desinterés.
-Sí, he sido yo la que te ha despertado... Mi nombre es Nihil, aunque no siempre me llamé así- dijo. Mirar la Luna siempre le traía recuerdos... recuerdos dolorosos.- Y tú, pequeña alimaña, eres una gárgola. Te alimentas de locura, de fanatismo, es por eso que la bilis negra- jugueteó con una de sus lenguas, paseándola entre los dedos- te ha despertado. Si no me hubiese interesado por tí podrías haber pasado años ahí quieto- rió.

Parte de la locura inicial del chico se habia calmado, pero no por mucho tiempo. Pronunció una sílaba y un torrente de imágenes cruentas, de años y años de fanatismo religioso, guerras santas, sectas, matanzas, persecuciones... Siglos de demencia pasaron por la mente del chico, y la alimentaron.

-¿Lo sientes? De ahí viene tu poder. Esa es tu fuerza. Y yo puedo proporcionártela, puedo darte la locura que ansías... Tan solo tienes que unirte a nosotros.- el torrente amainó, y Nihil se inclinó paramirar al chico a los ojos- Unete a los Hijos de Ewa
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