Fase 3, Ronda 2: Noel vs Pablo

Noel descendió a la arena riéndose internamente y esbozando una sonrisa sarcástica. No había podido enfrentarse a Jack, pero sí a su discípulo. Lo que le hacía verdaderamente gracia era lo poco que se fiaba de él Pablo y como trataba de evitarlo siempre que podía. <<Bueno, la pista es amplia. Puedes correr para evitarme si quieres>>, pensó con jocosidad mientras hacia un gesto de saludo con la cabeza al vampiro, sin perder la sonrisa, y cogía un hacha del muestrario de armas.
—Buena suerte —le dijo simplemente mientras se colocaba en posición y colgaba el hacha del cinto.

Al inicio del combate el draco comenzó a conjurar, atento a lo que hacía su oponente. Como no vio problema en ello, se comenzó a anclar una barrera doble sobre la piel mientras lanzaba las primeras plumas. El español llevaba un escudo, el cual suponía que trataría de usar para cubrirse de los proyectiles, por lo que apuntaría tanto a la parte superior como a la inferior del cuerpo del vampiro, tratando de dirigir algunas hacia sus manos y estorbarle, mientras se acercaba caminando sin demasiada prisa. Una vez finalizó de conjurar sus barreras, lo siguiente que hizo fue otro hechizo. Lanzó un sortilegio térmico a alta temperatura a su escudo con la intención de que le abrasase y lo soltase o, en su defecto, le estorbase.

En cambio mi cara tenía una expresión más del tipo “¿En serio?” con una ceja alzada mientras observaba la sonrisa de mi oponente. Aunque tampoco era tan sorprendente que hubiera pasado, ya que solo había cuatro participantes ahora.
Esta vez cambié un poco de armas. Llevaba arco y flechas como siempre, pero para corta distancia me decanté por un escudo atado al brazo y un sable. También enganché una daga al cinto para emergencias.
-Gracias. Te la desearía también, pero creo que la quiero toda para mí- contesté a su “buena suerte” mientras me colocaba las armas en su sitio.

Mi primer movimiento fue una protección mágica reforzada. Iba a ir seguida de una física, pero no fue posible. Acababa de observar que el maldito pajarraco podía atacar mientras conjuraba. “Mierda, no me esperaba eso”
Ante la imposibilidad de poder bloquear o esquivar todas opté por hacerme polvo y dejar que pasaran a través de mí. Materializado después, y viendo que empezaba a conjurar un hechizo que probablemente sería ofensivo comencé a levantar una protección física a toda prisa. Lo conseguí, pero dio igual, ya que el objetivo no era yo sino el escudo.
Noté en seguida que la temperatura subía muy deprisa, no tendría tiempo de deshacer el hechizo antes de que me quemara, así que en su lugar me deshice en polvo otra vez. Con ello ya no había un objetivo que calentar, y en consecuencia el hechizo desapareció.
Me recompuse prácticamente al instante, enseñando los dientes. Deshacerme dos veces en tan poco tiempo no era una sensación muy agradable precisamente.
-Cuanto te odio- Le solté en tono bajo y monocorde, casi como un robot.

Ahora me tocaba atacar a mí, y ya sabía cómo. De forma similar a mi anterior combate usé el hechizo de moldear materia inorgánica para hundir a Noel en el suelo y dejarle las piernas atrapadas a medio camino entre los tobillos y las rodillas, pero esta vez lo hice más rápido para poder volverla “sólida” antes de que intentara escapar volando. Luego lancé una barrera de inercia circular estando Noel en el centro de dicho círculo y yo justo en el borde. Mi intención era ascender levitando desde fuera y desde arriba prenderle fuego con un hechizo de llama, para así desgastar sus protecciones mágicas.

—Lo sé —le respondió sonriendo descaradamente cuando el vampiro masculló entre dientes. Si contaba con que no lo oiría, cosa probable debido a que lo había dicho muy bajo, se llevaría una sorpresa.

Pablo habría evitado tener que deshacerse del escudo, pero ya se había transformado en polvo dos veces muy seguidas, lo cual no era en absoluto beneficioso para él. Antes de que pudiera hacer nada, el siguiente hechizo le atrapó las piernas. Por suerte podía seguir atacando y Noel no perdió el tiempo en disparar un par de ráfagas más de plumas para minar las barreras físicas de su oponente mientras comenzaba a conjurar. Un sortilegio de intangibilidad delimitando la arena moldeada que lo aprisionaba le ahorró gastar más volviéndose intangible e impedirle continuar hostigando al español con sus plumas, ya que quería que sus protecciones físicas cayesen cuanto antes.

Inmediatamente tras recuperar la movilidad se vio encerrado en una barrera de inercia, pero el sueco se quedó en su sitio mientras seguía conjurando su siguiente hechizo. Decidió aprovechar una estrategia fallida en otro combate, ya que esta vez no creía que su oponente lo pudiese evitar. Mientras Pablo se lanzaba la levitación, Noel volvió a convertir sus alas en sendos espejos con el sortilegio reflectante y, para cuando el vampiro se encontraba empezando a conjurar otro hechizo, el draco se orientó de la forma adecuada moviéndose en el sitio para que recibiese un fogonazo de luz directo a la cara. No le quemaría debido a la protección solar con la que evidentemente contaría para poder pelear a pleno día, pero era mucho más eficiente y permamente que un hechizo lumínico.

Mientras caminaba hacia el exterior de la barrera de inercia se aseguró de mantenerse orientado hacia el vampiro hasta que lo vio conjurando la niebla mágica, momento en el que apresuró el paso para salir de la barrera por completo y deshizo el hechizo reflectante para volver a lanzar una nueva rágafa de plumas que deberían terminar de minar la barrera física del vampiro. Inmediatamente tras verse libre de la inercia, alzó el vuelo a toda velocidad y se dirigió hacia el español sacando su hacha. Una vez lo tuviese a tiro, trataría de agarrarle el brazo que no sujetaba el escudo y retorcérselo y descargaría un fuerte golpe con el hacha con el fin de dañar el escudo.

El hecho de que mi oponente pudiera disparar plumas a la vez que conjuraba estaba siendo un verdadero dolor. La barrera de inercia se ocuparía de solucionar ese problema, pero no era tan necio como para pensar que me libraría de él tan fácilmente.
Por desgracia estaba acostumbrado a enfrentarme a ataques que hieren, no a los que molestan hasta el extremo y hacen que sueltes insultos variados y coloridos en dirección a su fuente. Básicamente eso hice, aunque mentalmente, cuando el draco me mostró su peculiar método para “lucirse”.

En consecuencia tuve que renunciar al usar fuego y conjurar niebla mágica en su lugar, lo que me hizo perder un tiempo precioso que el otro aprovechó para salir, volar y disparar más plumas mientras se me acercaba.
Me enfrentaba a un mercenario entrenado y sabía que no podría aguantar en un enfrentamiento directo así que necesitaba evitarlo, o al menos evitar que fuera en igualdad de condiciones. Con ese fin, y mientras su plumas terminaban con lo que quedaba de mis protecciones físicas, conjuré un hechizo de impulso sobre su hacha que lo desarmó y arrojó esta hacia la barrera de inercia, asegurando así que no pudiera recuperarla. 
A pesar de estar desarmado no redujo la velocidad, así que me preparé para el choque. Saqué la daga en vez del sable y mientras me movía levitando en un intento de acabar por encima del draco me preparé para descargar una ráfaga rápida de puñaladas a la vez que me cubría con el escudo. 
A esta distancia debería ser capaz de bloquear cualquier nuevo intento de tirar plumas, o eso esperaba.

Noel no pudo hacer nada porque le desarmase, pero como mercenario que era eso no lo detendría. Simplemente modificó sus movimientos para intentar realizar una ténica cuerpo a cuerpo en lugar de la intención inicial, de modo que colocó sus brazos en posición de combate frente a él. Se acercó a Pablo de frente mientras sus defensas físicas recibían una puñalada y cuando vio venir la siguiente, interpuso su antebrazo izquierdo inclinando la parte superior de su cuerpo hacia delante y golpeando repentinamente el del vampiro, aquel en el que llevaba el arma, para cernir su agarre en su muñeca, movimiento que acompañó de un endurecimiento de las plumas de esa zona para que también se le clavasen y le fuese más difícil todavía forcejear. A continuación, con la mano libre, agarró la mano de Pablo y tiró de ella bruscamente para desarmarlo.

Su siguiente movimiento sería alejarse de él, aunque no mucho, y arrojar la daga apuntando a su pierna. Le diese o no, lo próximo que haría sería conjurar un hechizo de atracción hacia su hacha que se encontraba dentro de la barrera de inercia. Al principio se desplazaría por el suelo, aunque por suerte aquella barrera no cubría demasiada área. Si conseguía mantener a Pablo en todo momento entre la trayectoria del hacha y él mismo, en el último instante se acercaría más al vampiro para que el arma le golpease antes de volver a sus manos. Sino, de todas formas, recuperaría el arma.

No me quedé quieto durante el forcejeo, y mientras Noel dañaba mi brazo yo respondí golpeándole en la cabeza sucesivamente con el escudo, intentando debilitar sus defensas físicas tanto como pudiera. Aun así logró arrebatarme la daga y consiguió arrojármela, pero por suerte pude bloquearla con el escudo.

Cuando el draco se separó de mí hice dos cosas: aprovechar que estaba conjurando para reconstruir mis defensas físicas y seguir ganando tanta altura como pudiera.
En cuanto terminé de alzarlas comencé a conjurar otra barrera de inercia una que a diferencia de la anterior la había preparado para estar yo también dentro de ella, y que además conectara con la anterior asegurando una caída completa al suelo.
No fue fácil, tuve que apartarme de la trayectoria del hacha de Noel en el proceso, y aun así recibí un golpe en el costado, aunque el corte no fue profundo; Pero lo conseguí.
En cuanto el hechizo hizo efecto caímos los dos hacia el suelo, caída durante la cual disparé además un hechizo de impacto, manteniendo mi asalto a sus defensas. Confiaba en que eso, unido al impacto contra el suelo terminaría con ellas. Por mi parte no iba a destrozar las mías por la caída, y amortigüe la misma deshaciéndome en polvo antes del impacto.
Aun no podían notarlo otros, pero cuando me recompuse yo si me di cuenta de que el tiempo para hacerlo había sido más lento de lo que debería. Además en lo profundo de mi cabeza, las razones por las que peleaba empezaban a guiarse menos por querer ganar y más por querer alimentarse, aunque aún no era nada que no pudiera controlar.

Lo siguiente que haría sería, tras poner fin a la barrera de inercia que acababa de hacer, desenvainar el sable e ir a por el draco. Y si podía recuperar la daga por el camino también lo haría.

En el tiempo en el que el hacha tardó en llegar y Pablo volvía a conjurar, Noel había seguido hostigando al vampiro con sus plumas, minando sus nuevas defensas. Recuperó su hacha justo cuando llegó la barrera de inercia, que teniendo en cuenta que el vampiro también estaba cayendo con él no le preocupaba demasiado. Para cuando llegó el hechizo de impacto y rompió sus defensas, el draco ya había comenzado a conjurar otras nuevas.

Al aproximarse al suelo utilizó la cola para frenar la caída, aunque se le carcomieron las defensas, además de mantener las alas abiertas para no desequilibrarse. El tiempo en el que el vampiro puso fin a la barrera de inercia y se le acercó con el sable, lo empleó el draco en conjurar. Volvió a elegir el escudo como objetivo, pero esta vez realizó un hechizo de petrificación sobre él, para que el repetino peso lo tirase al suelo. Lo que haría a continuación, de poder, a parte de ayudarse de las plumas de la cola para desgastar sus defensas, colocando la misma directamente sobre Pablo, sería pisar el sable por la hoja, pateándolo primero en caso de que se encontrase con el filo hacia arriba para tumbarlo, y descargar un hachazo a su espalda para romper de nuevo sus barreras.

Efectivamente el peso repentino resultado de que había petrificado mi escudo provocó que perdiera el equilibrio, pero no llegué a terminar en el suelo. Decidí sacrificar el escudo y soltarlo mientras frenaba y retrocedía.
El hecho de que la barrera de inercia siguiera activa dificultaba mis movimientos, y si bien me tambaleé torpemente por un momento no llegué a caerme.
Pasé de nuevo al ataque, esta vez por su izquierda, lado donde no tenía el hacha, y lancé un tajo hacia su hombro. Al mismo tiempo usé la mano libre para conjurar un hechizo de restauración hacia la mano que sujetaba el hacha. Este haría que huesos y músculos crecieran en direcciones al azar, y deberían volver la mano inutilizable. Noel no había tenido apenas tiempo para conjurar protecciones en la caída, así que esperaba que no le hubiera dado tiempo a incluir la magia curativa en la lista de bloqueos.

Al ver que Pablo no caía, Noel había colgado el hacha y había pasado a reconstruír sus defensas. Quiso respaldarlas pero no le dio tiempo al ver llegar el tajo de Pablo, para el cual interpuso su ala por si acaso, disparando plumas a bocajarro a lo largo de la hoja para que mellase sus defensas lo menos posible. Al mismo tiempo el vampiro se encontraba conjurando algo, pero en combate directo no se iba a dejar ganar. Al tiempo que se cubría, había dado un latigazo con la cola entre los pies del vampiro, desestabilizándolo y al momento lanzó su cuerpo hacia delante con los brazos extendidos y agarró a Pablo de los costados, derribándolo bajo él y atrapando sus piernas con las suyas propias, a cada lado de las mismas. Desde esa posición dejaría que su ala lidiase con el sable mientras le disparaba plumas para minar sus defensas, ya que estando directamente sobre él la inercia no sería un problema. El hechizo de Pablo, uno curativo tal y como ya sabía, le había producido una dolorosa hinchazón en la mano izquierda y la notaba un tanto embotada, por lo que prefirió no hacer movimientos innecesarios con ella.

Al mismo tiempo, le sujetaría la mano libre agarrándola de la muñeca con su garra izquierda mientras que con la diestra sacaría el hacha, manejándola con toda la soltura que su hinchazón le permitiese. Una vez hubiese roto sus defensas, ayudándose de las plumas y el hacha, le clavaría el arma en un hombro antes de levantarse y alejarse. Sus defensas seguramente también resultarían dañadas, puede que incluso rotas, pero debería darle tiempo a desgastar primero las del español debido a que disponía de más ataques simultáneos y se cubriría con el ala para bloquear el sable en caso de que rompiesen antes de tiempo. Mientras el vampiro lidiase con la herida, él trataría de salir de la barrera de inercia y reconstruiría sus defensas por el camino.

¿Qué es peor que no saber lo que va a hacer tu oponente? Respuesta fácil: Saberlo y aun así no poder impedirlo. Eso fue más o menos lo que se pasó por mi cabeza cuando recibí el coletazo en las piernas.

Por otro lado el abrazo sí que me pilló totalmente de sorpresa. Uno no se espera “muestras de afecto” en un combate, y menos en el caso particular de nosotros dos. No tenía posibilidad de escapar de aquella situación, de modo que me vi obligado a hacerme polvo una vez más para liberarme, algo que logré más o menos a la par que mis defensas caían una vez más.
Me recompuse a cierta distancia, aprovechando que por efecto de la barrera de inercia levantarse le llevaría más tiempo al draco. Ya que en combate físico no paraba de perder tendría que probar con el mágico. Necesitaba un hechizo rápido y potente, aprovechando que sus protecciones mágicas eran las que tenía desde el comienzo, de modo que opté por uno que no se espera qie sepa un vampiro novato: un lanzazo mágico. Mi siguiente acción tras dispararlo fue levantar las protecciones caídas, y si veía que tenía tiempo las reforzaría.

Durante el transcurso de mis últimas acciones tuve que resistir con todas mis fuerzas el impulso a cargar y tirarme al cuello buscando sangre. Era ya la cuarta vez que me descomponía, y de hecho jamás lo había hecho más de cinco veces seguidas antes. Confiaba en no tener que descubrir qué sucedería si lo hacía. En cualquier caso ya sabía que de hacerlo de nuevo la velocidad a la que me recompondría sería muy inferior a las anteriores.

Noel ya se esperaba aquel movimiento, pero tampoco le perjudicaba que se hubiese convertido en polvo una vez más, ya que sabía perfectamente por Jack las consecuencias que ello tenía en un chupasangres. Se apoyó en la mano buena y usó la cola como ayuda para levantarse y, mientras el vampiro se recomponía y empezaba a conjurar, él aprovechó el tiempo para hacer lo propio. La mano le molestaba, pero por suerte podía moverla. Para cuando el vampiro soltó el lanzazo, este se topó con un hechizo de dispersión que el draco había aprovechado para además llevarse la barrera de inercia por delante por fin. Si no hubiera sido por esta última probablemente no se habría decantado por algo tan costoso, pero estaba seguro de que le compensaba teniendo en cuenta que no faltaba demasiado de combate.

Inmediatamente comenzó a hostigarlo con las plumas mientras echaba a volar para colocarse justo sobre él. Lo siguiente que haría sería reciclar algo que ya había empleado en la primera fase: cuando lo tuviese a tiro se dejaría caer mientras se lanzaba un hechizo de petrificación sobre sí mismo con una duración de unos cinco segundos. Pretendía dejarse caer de ese modo sobre él y romper de golpe con sus defensas recién conjuradas. Sino de todas formas estaría protegido de cualquier ataque durante ese tiempo.