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Aes
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Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

Una visita inesperada Empty Una visita inesperada

24/09/19, 03:34 pm
Actualidad

-¡No pienso hacerlo!
-No grites, que es tarde y habrá gente durmiendo.
-Bueno... pues no me saques de quicio. ¡A mí ese rollo espía no me va! Mira lo que pasó en la fuente, el hijo de puta ese mató a varios y no pudimos hacer nada. No podemos interferir, no podemos acercarnos simplemente porque lo dice en ese mierda de libro para ver si alguno se convierte en fantasma. No hace mucho que estuvimos ahí.
-Lo sé... yo solo intentaba ayudar. Tampoco es que pudiéramos hacer nada, si ocurriera seguramente acudiría Dama Serena como hizo conmigo y lo llevaría a la habitación infinita. Pero en este fragmento dice que tu gasto mágico se reduce a si los vistes morir- como con ella, aunque ninguno decidió comentarlo en voz alta.
-Ya pero no somos ese tipo de gente, tiene que asumir su muerte primero... y lo asustaríamos, no necesitamos nada de esto, Dafne, se puede practicar de mil formas diferentes- y era cierto, durante ese tiempo la noruega se había ofrecido para que entrenara su don, y en cierta forma lo había conseguido. Tayron se notaba más hábil, y la sensación de percibir a Dafne cada vez era mucho más clara y precisa aunque no la viera. Las órdenes... no era algo que les gustara profundizar a ninguno de los dos, pero podría ser útil dependiendo de la situación. El estudio de algunos hechizos tomó un foco secundario, pero lo cierto es que estaba mucho más motivado con ellos que con su nueva condición de médium andante. Desde la Luna se sentía pletórico y le resultaba como un juego de niños aprender hechizos que como cosechado le habría costado la vida.
-Está bien- lo dejó estar ella- no me gustaría que nos quedáramos estancados, no quiero resultar pesada.
-Mi pesada- dijo él con voz tontorrona para provocarle risa pero algo los interrumpió.

-Lo noto.
-¿Otra vez?.
-Viene alguien- el belga no pudo evitar ponerse en guardia y mirar las paredes de su habitación con recelo, notaba una presencia sin duda, de carácter fantasmal. De hecho, estaba al noventa por cierto seguro de que eran varios. Sus ojos amarillos observaron la oscuridad, deseosos de que pasaran de largo.
-¡YUHUUUUU!- fue el pistoletazo de salida antes de que un pequeño ser translúcido atravesara los muros de la Sede como si de agua líquida se tratara- ¡Gané, gané! ¡Siempre gano! ¡Lo encontré primero!- Dafne y Tayron retrocedieron y se miraron confusos, un pequeño fantasma de pelo alborotado revoloteaba por la habitación como una polilla haciendo piruetas y atravesando la pared constantemente con una cara distinta cada vez, en una ocasión les sacó la lengua con ojos burlones.
- ¿Quién eres? - preguntó el belga, incómodo por la interrupción tan atropellada, su cola se irguió un poco para deslizarse por su hombro como cada vez que se sentía nervioso. Reconoció rápidamente el parecido con Eitne, en otro tiempo debió ser daeliciano, aunque sin colores pastel.
Un segundo visitante atravesó la pared entonces y a Tayron se le puso el vello de punta. Su figura era encorvada a pesar de que ya no sufriría problemas de espaldas, tenía apariencia de anciano, una túnica larga ocultada por una barba translúcida y el pelo recogido en una trenza larga. Pero lo que más miedo le daba eran sus ojos, calculadores y fríos, casi se sintió traspasado por ella.
-Veo que Eterno estaba en lo cierto- fue su presentación con una voz grave y uniforme. Tay se asustó de inmediato. Aquel puto enfermo no mintió, había hablado de ellos a otros fantasmas. Y probablemente mal- vaya, acaba de desaparecer Dama Espíritu y la Luna Roja nos brinda un nuevo lémur en la ciudad, supongo que era cuestión de tiempo, aunque no lo esperaba tan pronto.
-No-no queremos problemas- tartamudeó.
-Nosotros tampoco- dijo el anciano mirando la habitación como si le hiciera falta un repaso a fondo de limpieza. Su trenza era tan larga que traspasaba el suelo, Tayron se preguntó que pensaría el de la habitación de abajo si se despertaba con una trenza fantasmal colgando del techo. Como si el hombre hubiera reparado en esto levitó dos palmos más arriba y carraspeó antes de seguir hablando, aunque esta vez su voz se tornó menos rígida- discúlpanos, hemos sido algo maleducados. Ancas, estate quieto, por favor.
El niño seguía gritando y dando piruetas en el aire pero cuando escuchó la voz frenó su movimiento, y fingió que por la fuerza de su velocidad aún llevaba aceleración encima.
-¡Uy que nos chocamos!- le dijo a Dafne, con movimientos lentos y actuando como si hiciera todo lo posible para no atravesarla- ¡lo siento!- le dijo al salir por su espalda para luego reunirse con el hombre como una fiel estatua. Éste entornó los ojos y luego dirigió una mirada incómoda a la chica para que no lo tuviera en cuenta, Dafne le restó importancia algo confusa.

-Mi nombre es Aurelius, y el travieso de aquí es Seelhias- el pequeño frunció el ceño enfadado y le “propinó” una patada al desconocido en la espinilla tan rápido que a Tayron a penas le dio tiempo de verlo.
-¡Me llamo Ancas! De rana ¿lo pilláis?. Sé que en vuestro mundo existen, aquí hay pocas.
-Ancas- se corrigió Aurelius con una mueca extraña en la boca por el gesto del niño, Tayron hizo un esfuerzo inhumano por no reírse en ese momento, se encontraba más tranquilo ahora que parecían más inofensivos- siempre se me olvida- volvió a aclararse la garganta- Eterno nos habló de... vuestro encuentro y habíamos decidido daros una bienvenida diferente.
-Le prometo que no le hice nada a ese tipo- tanteó Tayron.
-Es lo que imaginaba, no parecéis hostiles. Aunque no puedo negar que me intriga vuestra situación- Aurelius pareció sospesar si debía ahondar en ello o no.
-¡¿Es tu esclava?!-preguntó Ancas con una excitación en la voz tan inusual que Tayron se vio perturbado.
-¡Claro que no!
-No soy la esclava de nadie- se alzó Dafne, ya algo molesta- somos pareja- Aurelius alzó las cejas visiblemente intrigado y su rostro pasó a uno mucho más sombrío, Tayron estaba distraído como para verlo pero a ella no se le escapó. Una profunda expresión de Aurelius tan inquietante que Dafne se preguntó si ya había contemplado aquella historia alguna vez, y por su cara no le gustaría preguntar cómo acababa.
-Un lémur y una fantasma...-murmuró, después clavó sus ojos primero en uno y luego en la otra.

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"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
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Una visita inesperada Empty Re: Una visita inesperada

22/03/20, 11:42 pm
—...Resulta cuanto menos interesante —sí, sí que lo era, pensó Tayron. La Luna Roja había sido irónica con ambos más que con ninguno. Una fantasma y un lémur enamorados no debía ser común, y por lo tanto quizás fuera la comidilla de los fantasmas para reírse de él. O puede que no, pues de momento la única vinculación que se les había asignado era de amo y esclava. Nada agradable— tengo interés... eh... —su tono de voz dejaba claro que necesitaba una respuesta rápida.
Tayron y Dafne —se apresuró a responder la noruega.
De acuerdo —asintió Aurelios, conforme.— tengo interés en vosotros, ¿Es el primer encuentro que tenéis con seres de nuestra índole?. Obviando a Eterno por supuesto.
Pues sí, en la Bahía tras el discurso pude ver a algunos fantasmas, pero ninguno se me acercó. Supongo que había una fuente mayor de atracción, con todos los dragones y eso.
Ancas había seguido revoloteando tras el pequeño inciso con su nombre pero aquello pareció llamar su atención poderosamente. Flotó a pequeños centímetros de su cara, tan cerca que de estar vivo el belga habría asegurado oler su aliento, probablemente con un regusto a dulce. Tayron retrocedió por la invasión repentina de su espacio personal pero no pudo evitar reír algo tenso ante los gestos que el pequeño realizaba. Con los ojos abiertos de par en par y un dedo acusador comenzó a atravesarle el pecho dándole pequeños escalofriós y mirándole como si fuera el mayor subnormal que hubiera visto en su no-vida.
—¡¿Me estás diciendo que a penas has tenido contacto!?.
Mi intención era comunicaros que no todos los fantamas somos iguales desde luego y que vuestro encuentro con Eterno debió ser una fatídica consecuencia de... —pero Ancas continuó interrumpiéndole con su agitada voz.
—¡¿Me estás diciendo que eres...VIRGEN?!.
¡¿Qué?! ¡No! Osea, ni siquiera sé por qué debería estar respondiendo a esta pregunta. ¿De qué cojones estás hablando? —intercambió una mirada con Dafne, mientras Aurelius se lleva una mano a la cara con frustración. Lo que encontró en cambio en la expresión de la noruega no fue la sorpresa que esperaba, tuvo la sensación de que como él no sabía a que se refería, pero sí que poseía alguna información para él desconocida. Y aquello le generó algo de miedo.
Discúlpale, a lo que Ancas se refiere es... .
Cumplir tu precio —respondió mirándole a los ojos, mientras Aurelius bufaba porque todos le interrumpían.
—¿Qué precio? ¿De que coño habláis? Hasta ahora he tenido magia, no me ha faltado.
Porque hasta ahora creíamos que mi presencia bastaría contigo, pero sospecho que hay algo más, algunos de los libros mencionaba que había un método de recarga más óptimo. ¿Me equivoco? —preguntó de manera directa a Aurelius, quien parecía más relajado e incluso satisfecho  de saber que por lo menos alguien en esa habitación usaba la cabeza.
Te lleva ventaja desde luego. En efecto, Dafne está en lo cierto. Puede que su presencia constante te aporte energía mágica, pero no es la manera “natural” por así decirlo que vosotros los lémures... soléis emplear —Tay percibió cierta incomodidad en su voz, como si el giro de la conversación le pareciera desafortunado.
Y vuestros nombres de antes... ¿ya os los habéis cambiado? —preguntó de nuevo Ancas.
Lo cierto es que no... —respondió, bastante contrariado por lo raro de la situación. Ahora mismo solo quería entender a qué se referían.
—¡Aurelius! ¡Están muy perdidos! ¡Ni siquiera se ha estrenado! ¡Más te vale espabilar! —le dijo al Lémur con rostro de verdadero enfado— Puedo ayudarles... puedo mostrarle cómo hacer... .
El rostro del anciano cambió de nuevo a su faceta más sombría, estaba fastidiado y no hacía esfuerzo por disimularlo.
No es asunto nuestro, Ancas —y entonces adquirió un tono más confidente con el daeliciano, Tay comprendió que debían de conocerse desde hace mucho y también que verle cumplir su precio no debía ser agradable para él. Sin embargo alguna conexión entre ellos le impedía marcharse o negarse a que Ancas realizara lo que se traía entre manos. De alguna manera aquel travieso parecía indomable —lo aprenderán solitos, tarde o temprano.
—¡Pero yo quiero hacerlo!— Se cruzó de brazos y empezó a inflar los mofletes, como si fuera a estallar de un momento a otro. Y entonces ocurrió algo inesperado, su mirada adquirió un toque diferente, como más maduro —Estamos muertos, Aurelius —sentenció, aunque miró a Dafne cuando dijo aquello, la chica permaneció a la espera, algo nerviosa— y no podemos sentir absolutamente nada. Pero sí esto, ÉL PUEDE —y giró en torno al lémur como un torbellino —puede hacernos sentirrrrr, porfa porfa ¡Porfa!.
Aurelius pareció pensárselo aunque su respuesta no fue nada premeditada, habló justo después de desviar la mirada, no quería verlo.
No entiendo por qué me pides permiso, hace mucho que rompiste nuestra dinámica y haces lo que te apetece. Está en tus manos... .

—¡YUHUUU! —volvió a gritar con alegría, a pesar de que no había ninguna acción que le impidiera actuar por libre. —bien, bien. Escúchame, solo tienes que mirarme a los ojos, solo eso, y deja que todo fluya.
—¿Solo mirarte a los... .
—¡Mírame! ¡Tú mírame! Y sabrás de lo que te hablo.
—¿Estás seguro? —preguntó Dafne a su lado, dando a entender que no tenía por qué hacerlo. Pero decidió arriesgarse y esperaba que al menos aquella inesperada visita sirviera para algo. Se giró hacia Ancas quien flotaba con una sonrisa de oreja a oreja, mantenía los brazos en cruz y las palmas abiertas como si esperara un éxtasis, aunque sabía que su posición no hacía falta realmente y no llegaría a recibir ninguna sensación placentera. Si acaso, todo lo contrario.
En cuanto se concentró, lo sintió de inmediato. El contacto directo con los ojillos del chico funcionaba y algo en su interior se deslizaba. No, mejor dicho, algo fluía hacia él y su interior como de manera natural. Era reconfortante. Se dijo. Pero no como saciar la sed o el hambre. Más bien como si se estuviera cargando como una batería, y tenía las pilas a cien. De manera intuitiva sabía que su caudal mágico aumentaba lentamente. A su lado Dafne le observaba en silencio, mientras los ojos del chico brillaban en la oscuridad. Tanto ella como Aurelius quien se encontraba de espaldas como evitando contemplar un terrible asesinato lo sentían, como un tirón leve.
Eso es... —jadeó Ancas — ¡déjame seco!.
Suficiente— y el contaco visual se acabó por el repentino tono de aquel hombre —Ha quedado más que claro, Ancas, nos vamos.
Pero... .
He dicho que nos vamos. Dafne, Tayron, ha sido un placer. Pero esto no entraba dentro de nuestro recibimiento.
Ambos humanos asintieron, comprendiéndolo, aunque el belga sintió ganas en secreto de volver a hacerlo. Ahora solo quería repetir el suceso, pues le había gustado más de lo que quisiera admitir.
-Lo lamentamos —se excusó Dafne, seguido de Tayron quien se sentia culpable, quizás había resultado grosero.
Me disculpo, no era mi intención pero Aurelius le restó importancia con un gesto muy femenino de la mano, comenzó a flotar con prisa casi ya a punto de atravesar la pared y solo se giró una última vez.
Solo quiero que te quedes con una cosa. No todos los fantasmas somos iguales, el tiempo hace desaparecer la amabilidad, y la paciencia. Pero algunos sabemos preservarla. De la misma manera cada lémur es distinto , por lo que te pido un poco de empatía si percibes que no eres bienvenido por todos. Algunos han tenido encuentros desafortunados con vosotros... .
Tayron asintinó comprendiendo, estaba completamente de acuerdo y solo se quedó más tranquilo cuando el anciano le sonrió antes de marcharse y dejar una última frase en el aire.
Y Tayron, ten cuidado. No eres el único que posee una transformación afín a nosotros. Como bien creo que sabes estas calles son peligrosas, y muy ambiciosas. Ándate con ojo —luego le habló a la chica de manera más gentil— puedo serte de más ayuda que Dama Serena, te lo aseguro —y desapareció al tiempo que lo hacía Ancas siguiendole como un perrito. Dafne y Tayron se mirarían un rato largo aún con los gritos del niño resonando en la distancia.
—¡Volveremos a vernos! ¡Y espero que cuando ocurra tengáis un nombre en condiciones! ¡Haré que Eterno no os vuelva a molestar! ¡YUUUUUHHHHHUUUUUuuu!
Esto es... en mucho tiempo lo más surrealista que nos ha pasado.
Estoy de acuerdo—y se dedicaron a hablar al respecto por horas. Con algo de miedo sí, pero con una sensación distinta. Para bien o para mal aquel encuentro no los había dejado indiferentes. Y aunque por entonces no lo sabían, volvería a repetirse antes de lo que pensaban.

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