¡Eureka!

Recuerdo del primer mensaje :

Con tanta conmoción, aquellos macabros cristales habían quedado relegados a un cuarto o quinto plano. No volvieron a aparecer en su mente hasta que, por casualidad, vio a Kalna con uno en la mano. La libense se había cortado y lo sujetaba para hacerlo brillar. Era ciertamente muy extraño que aquello fuese lo único que hacían. Encima parecía que solo brillaban mientras lo sujetaba la persona a la que pertenecía la sangre y en ninguna otra circunstancia. Parecían artefactos mágicos inútiles, y eso no tenía el más mínimo sentido. ¿Por qué alguien crearía algo tan ineficiente?

Es por ello que cuando vio que, al cabo de unas horas, el cristal de la libense dejó de brillar por mucho que lo sujetase, se le empezó a ocurrir realizar algunas pruebas. La primera de todas, preguntándole tímidamente a Kalna si le importaba colaborar para realizar averiguaciones, fue que la chica utilizase otro cristal. Seguía sin gustarle que aquella cosa funcionase con sangre y que nadie tuviera que cortarse, pero dentro de lo malo, al menos era la única persona del torreón a la que no le dolía el pequeño corte. Siempre que limpiasen bien la herida no tenía que infectarse, y Rägjynn insistiría en ayudarle a hacerlo calentando un poco de agua y vendando la herida.
—Y ahora sí que brilla… Pero el otro no. ¿Por qué? —observaba pensativo ambos cristales: el que sujetaba Kalna al que acababan de introducirle sangre y el que parecía que ya no servía más que había estado brillando hasta hacía un par de horas.

Era de noche, además, y sin encender una antorcha estaba comprobando que… incluso para iluminar era bastante ineficiente. Podía servir si no tenías nada mejor, pero…
—¿No te parece a ti también que emite demasiada poca luz para lo… eh… engorroso y extraño que es su funcionamiento? ¿Y el otro…? Bueno, lo siento si te estoy pidiendo que te hagas demasiados cortes. Pero me gustaría comprobar… Yo también voy a participar. ¿Podrías probar a introducir s-sangre de nuevo en él a ver qué pasa? Y después lo haré yo…
Le aborrecía la idea, pero no era justo pedirle a la libense que se cortase varias veces sin ni siquiera hacerlo él mismo. A fin de cuentas ya habían visto que no ocurría… nada. Nada más que la emisión de aquella luz mediocre. Al haberse apagado el cristal que ahora recogía con cuidado para volver a acercarlo a ellos su mente empezaba a realizar elucubraciones nuevas.

Fue le sanaí quien le ofreció alguna explicación a la poca suerte que estaba teniendo, a lo cual Rág también le animara que probara con otro. -Es posible- respondió pensativo. No era una buena noticia que tuvieran hechizos mal escritos, pero mientras funcionasen algunos ya era algo. Tenía en mente probar de nuevo el hechizo térmico, aunque enfriando el vaso para comprobar mejor si había funcionado. El procedimiento era el mismo así que debía salir bien, ¿no?

Antes de que pudiera avisar de lo que iba a hacer, dos nuevas voces le hicieron girarse. No se había dado cuenta en qué momento habían llegado Ethan y Damian con lo enfrascado que estaba con la magia. Al verlos tan cansados sintió una pequeña punzada de culpabilidad. -(Lo mismo me pasé con la emoción antes)- pensó temiéndose haber sido el culpable de que se hubieran despertado. Por suerte, la explicación de ambos y ver al británico con uno de sus improvisados tés (por lo que al menos él ya llevaba un ratito allí abajo), hizo que sus preocupaciones se esfumaran para dejar paso por completo nuevamente al entusiasmo por el descubrimiento. -¡Parece un sueño, pero es real! ¡Tenemos magia!- se sumó con ánimo al mjörní.

Dejó que los dos comprobaran el efecto de los conjuros de sus compañeros antes de avisarles: -Justo iba a probar ahora de nuevo con el hechizo térmico, por si queréis ver cómo se hace- Se acercó un momento a la cocina a por otro vaso con agua y volvió al lado del libro para buscar la página con las instrucciones. -Vale, voy a probar a bajar la temperatura del vaso, así nos aseguramos que el efecto contrario también funciona- informó a todos lo que iba a intentar. Su voz era tranquila, aunque mientras revisaba con toda la atención posible las instrucciones el chico se sentía algo nervioso. No era por el aumento del público, claro, si no por la duda de que pudiera salir mal de nuevo.

Tomó aire para concentrarse y practicó un par de veces los componentes por separado. Ya había visto cómo iba, así que no tardó en quedarse con los movimientos y palabras correctas. -Allá va- dijo cuando se sintió preparado y realizó el hechizo con soltura. Como de costumbre, no sintió ningún cosquilleo, pero aún así fue a tocar el vaso por si acaso. Seguía tal y como lo había dejado en la mesa. Lo intentó una segunda vez por probar, pero no le cogió por sorpresa que no había cambiado nada.

Miró el vaso con algo de decepción, preguntándose qué estaba haciendo mal. -No... No lo noto más frío, la verdad- dijo desconcertado, dejando espacio por si alguien quería comprobarlo, aunque no estaba seguro de que fueran a sentir algo distinto. Aún así, luego de un pequeño y bajo resoplido sacó ánimos para proponerles a los nuevo: -Oye, que no os desanime esto. A Räg y a Airi le han salido perfectamente. ¿Queréis probar?-

EL neoyorquino les dejó sitio frente al libro y el cristal a mano antes de ponerse junto a sus otros compañeros si sus prácticas iban mejor. Todavía estaba extrañado por su fallo y un poco serio mientras en su cabeza intentaba encontrar un motivo. Ese debía de haber funcionado, ¿por qué no había cambiado la temperatura? -No entiendo que ha pasado- dejó escapar en voz baja para le sanaí y el mjörní, por si tenían alguna opinión al respecto o estaban igual de perdidos.

Su sugerencia fue bien recibida, pero antes de que Rick pudiese ponerse manos a la obra se les unieron otras dos personas. Ethan venía de la cocina con un vaso humeante, y casi a la vez apareció Damian escaleras abajo.
—Buenas noches —saludó a ambos con una sonrisa que no ocultaba la emoción de lo que acababan de lograr. Se olvidó de preguntar si no podían dormir o qué bebía Ethan, porque ponerlos al día de lo que acababa de ocurrir ocupaba todos sus pensamientos. Airi no podía esperar a que todos en el torreón oyesen las buenas noticias, pero dado lo tarde que era tampoco podían ponerse a sacar a los demás de la cama por algo que podían ver al día siguiente. Eso sí, de estar elle entre quienes dormían habría preferido que le despertasen.
—Tenéis que probar también —les dijo, con la voz plagada de ilusión. Primero debía acabar Rick con su segundo intento, pero quería ver qué más hechizos elegían y qué ocurría.

Observó con curiosidad cómo el humano trataba de enfriar el vaso y, a su juicio, estaba realizando bien el conjuro, al menos la parte que era común a la variante que había usado elle. Le extrañó que Rick dijese no notarlo más frío, así que alargó la mano e hizo su propia comprobación, esperando que, tal vez, se tratase de un cambio muy sutil. Lo notó igual de templado que antes o, si se había enfriado, bien podía ser simplemente por el paso del tiempo.
—No parece que haya cambiando, no… —admitió con voz queda. No quería hacer sentir mal al chico, pero empezaba a pensar que algo iba mal—. ¿Se habrá descargado ya el cristal? —musitó. Le interesaba ver qué ocurría con los intentos del resto, esperando que les diesen una pista para entender qué iba mal, así que los miró para ver quién se ofrecía a probar primero.

-Uh, es té, ¿Quieres? -Le respondió a Damian mientras se acomodaba tras el respaldo de Rick, ambos brazos apoyados en el final de su silla. Dio otro sorbo, igual de amargo mientras asentía al coro de voces ilusionadas. -Con que magia…

Sí no mostró de primeras la misma euforia que los demás era porque entre el sueño y la poca fe no quería crearse unas expectativas que no pudieran cumplirse. La ficción había sido muy rimbombante con el tema en comparación a la cotidianidad con que ambos jóvenes hablaban de sus mundos y su respectiva magia. Quizá era algo mucho más tribal de lo que aparentaba, o peor aún, quizá tenía 0 capacidad para ello, no sabía que era peor.

Para su desgracia el ejemplo llegó rápido tomando el vaso que Räg le había ofrecido con una mano. Curioso empezó a girarlo en el sitio, acercándose junto al pequeño italiano para que también pudiera ser partícipe. Intentó buscar cualquier explicación científica, pero tristemente su raciocinio acabo muriendo ante la ilusión de ver un hechizo en directo.

-¡Hostia, que si que es magia! -Resopló esta vez encandilado, como un niño pequeño demasiado despierto por la emoción. El té ahora le sobraba así que lo colocó en la mesa para seguir examinando el nuevo tapón invisible. No caía, daba igual cuánto agitarse el vaso estando boca abajo, el agua simplemente seguía suspendida. Divertido decidió sumergir parte de la mano, percatandose de que si bien sus dedos si podrían atravesar la capa traslúcida, el líquido seguía sin escaparse. -Damian, Damian mira mira!

Le cedió el objeto para que el rubio pudiera probar también dividiéndose su atención entre el nuevo logró y el fallo estrepitoso de Rick. En esos instantes no pudo evitar chasquear la lengua y una parte de él, bastante profunda, temió que pudiera ocurrirle lo mismo. El lado positivo era que tal vez ningún humano pudiera hacer los hechizos, en cuyo caso lo único alegre era no sentirse solo en el proceso. Cuando ofrecieron voluntarios simplemente negó con suavidad incapaz de querer afrontar que pudiera ocurrirle lo mismo que al americano.

-Que pruebe primero el peque, yo prefiero ver que si no, no me entero. -Río un poco  estando aún en la espalda de Rick y le apoyó una mano sobre el hombro dándole un par de toquecitos sobre el mismo. -Y nada, nada, no te preocupes, no me desanimo, quiero decir, ellos llevan toda la vida con estas cosas, seguro que solo te falta práctica.

Se encogió de hombros con esa nueva explicación, ni él se la creía pero tampoco veía porque debería de ser mentira. Hasta las actividades más sencillas cuando eran nuevas resultaban complicadas, quizá con paciencia y esmero Rick podía también.. eh…. crear tapones en las bebidas?

—Té… Vaaaaleeee, dame un poco del tététéeetétéeeetétéee —canturreó al aire cuando Ethan le ofreció un poco del vaso y le metió un sorbo valiente a su contenido. Arrugó bastante la cara hacia dentro cuando sus lengua reaccionó a una creciente amargura en cuanto tragó aquella agua con un sabor tan curioso. Entrecerró los ojos, con una expresión de desagrado que no pudo ocultar cediendo de vuelta el vaso a su amigo—. Toma… No me apasiona el té, eugh... —siendo la primera vez que probaba té, quizás en su cabeza se formaría la idea de que cualquier té sabría igual a aquel líquido tan amargo.

Menos mal que Rag se encargó de sacar a Damian un poco del mal sabor de boca con una noticia la mar de impactante. Un grito ahogado se le escapó, con la boca abierta de par en par.

—¡No me digas! ¡Hechizos! ¡Ostia! —miró a su morado amigo apoyado en la mesa dando unos botes pequeños en el sitio.

Realmente el pequeño podía creer en la magia perfectamente, qué podría explicar entonces los juguetes vivos de Akeyo. Y ahora él podría hacerlo, todos podrían hacer esas cosas tan chulas y sus ojos hacían chiribitas cuando Ethan agarró el vaso que Rag les ofreció.

—¡Joooooooder que no se cae! Mira, mira, mira, miiiiraaaaa el agua… ¡Que no se cae tío! ¡Si, si, lo estoy viendo! ¡Que rayadaaaa! —exclamó ilusionado, meneando la cabeza para ver el vaso desde otros ángulos. Era agua pero no caía hacia abajo—. ¡Un truco de magia, esto me lo guardo para el circo! ¿Pero qué significa tibio, que el agua es de otro color?

Cuando tuvo el vaso en sus manos le dio meneos flojos y fuertes para confirmar que no se derramase. Se reía con el improvisado juguete, metiendo la mano. El agua estaba algo caliente, lo mismo eso significaba lo de “tibia”.

No quería distraerse mucho al escuchar que Rick quería probar otra cosa de magia. Así, viéndolo en directo, quería enterarse de todo el chanchullo para poder probar luego. Hizo unos movimientos raros y dijo unas palabras aun más extrañas con ese cristal brillante en mano, cosas de magos que poco entendía atendiendo con un dedo en el labio.

—Oh, la cagaste creo —aclaró sincero con las cejas alzadas a lo que parecía un fallo. Hizo sonidos de duda arrugando la frente, pensaba ver el vaso lleno de hielo como si estuviese en un congelador pero el resultado se le hizo un pelín decepcionante para lo espectacular que parecía soltando una pequeña pero larga pedorreta.

Sin embargo ante la propuesta de hacer los hechizos tendría la oportunidad de lucirse.

—¡Uuuuuuuu! ¿En serio me dejas primero? Que puto amo —lo ultimo lo susurró bajito, apretando el puño emocionado. Luego se frotó las manos con nervio, mirando lo que tenía delante. Agarró el brillante cristal, examinándolo—. ¡Os enseño como se hace! Vale, esto me hace faaaalta yyyyy por aquí hay un libroooo. Hmmmmm… Enfriaar, enfriaaaar… ¡Aquí! ¡La solución más rápida para calentar o enfriar tus platos rápidamente es, sin duda, el hechizo térmico! —leyó divertido con un poco de voz de teletienda, como si intentase venderlo al resto—. Vale, vale. ¡Vale, ya sé como hacerlo! ¡Ojo que voy! ¡Allá va el brujo!

Leyó un par de veces en voz alta el hechizo para saber como decirlo en condiciones. Había que hacer unos movimientos específicos que también practicó un poco. Estaba impaciente pero quería hacerlo bien, quedar como un experto maestro de las artes mágicas de lo frio y lo caliente. Con una concentración notable, realizó el hechizo pero tuvo una errata. Lo repitió otra vez, equivocándose en los gestos. Meneando la cara tomó aire, porque ya se iba poniendo nervioso y sabía que eso no le ayudaría.

Con un poco más de calma lo repitió una tercera vez, haciendo bien el conjunto y por ello sonrió. Al fin iba a hacer magia, tener el poder que Akeyo le prometió y… ¿El agua no cambió? Volvió a repetir el hechizo una y otra y otra vez, en vano.

—¿Eh? —preocupado lo volvió a repetir, comprobando si se enfriaba el agua pero no, nada cambiaba en el agua—. ¿Qué pasa? ¿Esto no funciona o qué? Has dicho algo del cristal éste antes, ¿no Airi? —miró a la sanaí con las cejas arqueadas, algo frustrado. Quizás sea culpa del dichoso cristal.

Le alegró ver a Ethan y Damian tan entusiasmados como el resto ante la visión de la magia, solo esperaba que el pequeño siguiese sus indicaciones en caso de que lograse hacer un hechizo y no se excediese… Aunque lo cierto fue que en sus primeros intentos obtuvo el mismo resultado que Rick. Todavía no podía estar del todo seguro, porque a fin de cuentas era la primera vez que hacían un hechizo y Airi por lo menos sí estaba acostumbrade a tratar con magia aunque fuera de otro tipo, pero a sus ojos desde luego Rick no la había “cagado” al realizar los pasos del hechizo. Tampoco el italiano, quien tras practicar un poco parecía haberlo realizado correctamente. Ambos estaban probando además el hechizo térmico, que Airi ya había logrado hacer y sabían que funcionaba.

—¿Quizás necesitéis empezar por algún otro? —el hechizo térmico no era difícil de ejecutar, pero tenía algunos matices más que el que él había escogido—. Probad con el hechizo tapón, a lo mejor…
Se notaba algo de duda en su voz, pues cada vez estaba más seguro de lo que estaba pasando y tendría que acabar por explicárselo a sus compañeros. Esperaba que Ethan al menos sí tuviese éxito, aunque no sabía si eso sería mejor o peor para sus compatriotas humanos. Para el mjörní que alguien no pudiese hacer magia era algo normal, pero a ellos se les veía tan entusiasmados con la idea que estaba razonablemente convencido de que no les iba a gustar su conclusión si continuaban sin ser capaces de hacer ninguno de los conjuros.

Mientras tanto, se había quedado con los pasos para realizar el hechizo térmico, tanto de ver a los demás practicarlo como de echarle un ojo al libro cuando no molestase, por lo que fue en busca de un segundo vaso de agua y pidió permiso para utilizar un momento el cristal que habían cargado. Repitió los pasos del hechizo, buscando esta vez enfriar y…
—Parece que todavía tiene carga.
La pregunta de Airi se respondió sola cuando el vaso se empañó un poco debido a la bajada de temperatura. Comprobó también con la mano que, efectivamente, estaba más frío que antes y el agua también. Rägjynn suspiró dejando el vaso y el cargador al alcance del resto. Aquel hechizo lo había agotado todavía más que el anterior, pues se había querido asegurar de que la diferencia de temperatura fuese notable y había imprimido algo más de potencia. O eso creía, al menos, porque todavía se tenía que acostumbrar a las diferencias con aquel sistema nuevo.
>>Agota demasiado —añadió entre pequeños jadeos—. Perdón si me repito: pero tened mucho cuidado. Me gustaría comprobar si funcionan más hechizos, pero creo que es mejor que no lo intente más hasta mañana… A lo mejor también estáis demasiado cansados para que os salga nada siquiera, como es la primera vez que lo intentáis podría ser distinto… ¿Habéis notado cansancio vosotros? —preguntó a los humanos.

El neoyorquino seguía mirando el vaso extrañado tras su fracaso con el hechizo, no entendía que estaba yendo mal. Al comentario de Damian se limitó a contestar con una mueca seria de lado y un "hmmm" apagado y lleno de duda. No iba a tenerle en cuenta las formas, pero no terminaba de estar de acuerdo con lo ocurrido. Recordaba los movimientos de le sanaí y, al menos desde lo que él había visto, no había hecho nada distinto, pero aún así no funcionaba. Tenía que haber algo que se le estuviera escapando. Las palabras de Ethan le animaron un poco al menos. -Tal vez- le respondió, aunque con algo de duda en la voz. Una cosa era que le hubiera levantado un poco el ánimo, pero no estaba seguro del todo de si con más intentos cambiaría el resultado. La teoría de le sanaí le pareció algo más factible, aunque si se descargaban con dos hechizos estaban apañados.

Prestó mucha atención al intento del niño realizando el mismo conjuro que antes. Que los recién llegados también se hubieran ilusionado tanto por el descubrimiento era bonito, aunque todavía quedaba saber si tendrían más suerte que él. A la vez que el italiano repetía los componentes del conjuro, Rick los iba recordando en su cabeza comprobando si había cometido algún error. Por más que le diera vueltas, no parecía haber nada en la fórmula con lo que se hubiera confundido. Los primeros intentos del niño fallaron por un par de equivocaciones, a lo cual le animó amigablemente: -No hay prisa, tranquilo. Vas muy bien- El siguiente intento iba perfecto y su expectación aumentó haciendo que diera un pequeño paso hacia el vaso para comprobar que Damian lo había conseguido... Pero nada. La expresión del niño lo delató antes de que decidiera poner su mano en el recipiente, que no se había enfriado en absoluto. -Hmm, esto empieza a ser raro. No se ha equivocado tampoco, ¿no?- preguntó al resto más confuso que antes.

>>-Podríamos intentarlo, sí- asintió a la propuesta del mjörní. No tenía ni idea de si el hechizo térmico era demasiado para ellos que nunca habían hecho magia y que en su mundo no aparecía más que en la ficción, pero por intentar todas las posibilidades no iba a negarse a probar. Räg entonces fue a probar la teoría de que tal vez el cristal no tuviera carga ya, repitiendo una vez más el hechizo anterior en un nuevo vaso. Los ojos del neoyorquino se abrieron tanto por el asombro como el desconcierto absoluto en cuanto se empañó, un éxito rotundo. ¿Si el cristal seguía teniendo magia, entonces que diablos pasaba?

Rick se acercó a su compañero en el momento en que escuchó los jadeos, preocupado de que se estuviera pasando con el cansancio mágico. -No, no he notado nada. Ni cansancio ni el cosquilleo ese- negó con la cabeza, pero añadió algo igual de importante poniendo una mano en el hombro del mjörní: -¿Y tú, estás bien? Entiendo que puedas enseñarnos si estás acostumbrado, pero tampoco te sobreesfuerces, ¿vale? Descansa si te hace falta.- Era la primera vez que comprobaba los efectos que hacía el ir lanzando hechizos y estaba algo preocupado de que no fuera a ser peor que el cansancio después de algún ejercicio. Ya antes incluso de que su compañero respondiera, Rick ya estaba acercando la silla más cercana por si quería sentarse.

Airi pudo reír por lo bajo con la reacción de Damian al probar el té de Ethan, pero probablemente fue de las últimas sonrisas por esa noche, al ver que, uno tras otro, no podían replicar los hechizos del libro. Le sanaí se quedó sin palabras cuando Damian le miró en busca de respuestas por su sugerencia al respecto del cristal. Elle estaba tan perdida como todos, por mucho que quisiera lanzar teorías al aire. En aquel momento decidió callar y dejar que fuese Rägjynn quién tratase de buscar cuál era el problema. Al final, se sentía como si estuviese intentando dar esperanzas como quien da palos de ciego.

—Qué raro… —murmuró cuando Rick confesó no sentir nada. Para Airi el bullir de la magia había sido notable incluso antes de que esta funcionase, como un hormigueo o un chispazo. Solo no ocurría cuando pronunciaba mal una palabra o se olvidaba de algún pequeño gesto.

Había apartado la mirada sin darse cuenta, inmerse en sus pensamientos. No sabía qué otra cosa hacer, pero Rägjynn tenía razón en algo y es que era tarde y estaban cansados. Tal como decía Rick, ni siquiera él estaba en disposición de seguir haciendo demostraciones.
—Lo que podemos hacer es cargar varios cristales más para que estén listos mañana. Por si ayuda usar más de uno… —Dudando, Airi cogió uno de ellos y lo aproximó a su piel. No tenía ganas de hacer eso, no sabía dónde era conveniente cortar, pero al menos podía echarle una mano indirectamente a aquellos que estaban más desanimados por tener dificultades.

Ethan no pudo evitar reírse cuando el pequeño puso mala cara, se esperaba ese resultado desde un inicio pero verlo era igualmente divertido. Por desgracia, al igual que se había llegado a imaginar aquel escenario, también estaba viendo cumplido el de que ningún humano pudiera hacer magia. La idea de que eso podía tener que ver con el mundo y no con el individuo le gusto tanto que intentó aferrarse a ella aún con las dudas, pues refugiarse en el colectivo siempre era más reconfortante que quedarse desamparado ante la idea de que eran ellos el problema.

-Yooooo puedo probar, si queréis… -Comentó no muy convencido, a esas alturas esperaba ser un fracaso más en aquel aula improvisada. -Y eh, Airi no hace falta, antes nos hemos cortado varios… Si la huella mágica esa rara sigue sirviendo lo podemos cargar nosotros.

Como para demostrar el ejemplo señaló el pequeño corte ya a inicios de cicatrizarse de su mano. Si no recordaba mal mínimo Connor, Aniol y él podrían hacer operativos otros cristales, por lo que si podía evitarlo nadie más tendría porque cortarse hasta que volvieran a hacer falta. Igualmente se encogió de hombros pues en su ignorancia terrestre podía deducir que se activaban con sangre pero no como acababa de funcionar el proceso de carga. ¿Exigiría más líquido aún? Viendo por el poco contexto que el ejemplo había sido Kalna podía creerse cualquier escenario doloroso.

-Ooooo vamos, no lo sé. Me perdí todo el inicio de clase, perdón. -Tomó el cristal una vez acabaron el fallo de Damian y el ejemplo de Räg para analizarlo por su cuenta. No había más que confusión en su rostro, eso y la ilusión de un niño pequeño que aún siendo incapaz de montar en la montaña rusa le gustaba verla. -Y si, porfa, tengan cuidado. Solo vosotros sabéis de magia así que si os pasara lo que sea por la misma no se si lo poco que sé de medicina serviría de algo…

Dicho eso, tras comprobar con una rápida mirada que a pesar del cansancio repentino el lagarto estaba bien trató de repetir las palabras que él mismo acababa de pronunciar. Por suerte o por desgracia Ethan era bastante buen alumno, más por la presión constante de sus padres que por gusto propio, gracias a esto y a la sencillez del hechizo mostrado no le costó acabar de repetir los mismos movimientos. No sirvió de nada, obviamente y a pesar de haber sido testigo de lo mismo en ambos compañeros terrícolas el londinense no pudo evitar sentirse igualmente decepcionado. La vergüenza salió al darse cuenta de que sin magia de por medio solo era un loco diciendo gesticulando y diciendo tonterías al aire por lo que tras solo un intento abandonó la piedra en la mesa para reirse un tanto nervioso.

-Bueno, era obvio que iba a ocurrir. -Masculló un tanto torpe mientras jugueteaba con las mangas de su camiseta. -Quizá es solo algo de especie… en mi mundo no tenemos esto, así que tendría sentido que simplemente no pudiéramos aprenderla…

Su subconsciente se encargó de ignorar todas aquellas veces que Aniol le había hablado sobre la chispa o el cansancio repentino al utilizar el libro.

Aún seguía enfocado en el cristal, quizás eso fuese lo que le hacía fallar y no su propia habilidad. Hasta el propio Damian sabía que los pasos que hizo para realizar el hechizo los hizo bien, quizás no a la primera ni a la segunda pero el resto de intentos eran calcados a como lo ponía en el libro. Rick le alentó al principio y aunque le ayudó a concentrarse, hacer tantos intentos y tener una pifia tras otra le hizo bajar poco a poco del carro en el que se subió al principio.

—Toma, este cacharro no funciona —sacando los morros y conservando un poco de amargura le cedió el cristal a Rag. aun convencido de que el origen del problema estaba en el cristal que estaba hecho una caca porque hasta Rick tuvo problemas con eso.

Con sus pequeños brazos cruzados atendió al intento de su amigo morado, concentrado en los gestos que hacía. La respuesta no se la esperó o, mas bien, no quería recibirla. Se le veía crecientemente irritado cuando vio el vaso, frio, aventurándose incluso a tocarlo. Eso no le gustó un pelo, arrugando la frente y bajando las comisuras mientras escuchaba sobre el agotamiento de Rag. ¿Qué agotamiento? ¿De qué hablaba?

—No he notado nada tampoco —gruñó mascullando sus palabras, sintiendo una mala leche producto de celos y frustración mirando a Rick preguntando por Rag. El chico no podía saber lo que se sentía y optó por no acercarse en una rabieta interna.

Para añadir más fuego al asunto Airi lo vio como algo raro y eso lo hizo suspirar, observando en silencio como Ethan lo intentó, en vano también. Cuando lo vio reirse con nervio Damian torció el rostro, ya no se lo podía tomar tanto a broma la pifia de otro pues ya formaba parte de esos fracasos.

—Pero yo quiero aprenderla —respondió rápido a Ethan, frustrado y empezando a alzar un poco la voz—. No soy un lagarto y no tengo cuernos pero… ¡Akeyo me ha dicho que puedo hacer cosas más guays que ella! ¡Me dijo que la magia era real! —comenzó una pataleta y su cara se estaba empezando a tornar roja del coraje—. ¿¡Por qué te funciona a ti Rag!? ¡Yo quiero enfriar el vaso también, no quiero cagarla y quiero hacer magia! Mierda, ostia, coño... —susurró el final por lo bajo, ventilando todo en palabrotas.

Cuando Ethan tampoco lo consiguió y respondieron a su pregunta, la suposición de Rägjynn del motivo empezaba a dejar de ser una mera hipótesis. El medio asiático propuso otra que a él no se le había pasado por la cabeza y tampoco podían descartar aquella posibilidad. A fin de cuentas no conocían la magia en ninguna de sus formas en La Tierra; aunque el que hubiese historias sobre ella le hacía pensar que no terminaba de encajar.

No obstante, viendo la reacción de Damian no fue capaz de explicar en ese momento lo que creía que estaba pasando.
—Bueno, es que yo… yo ya conocía hechizos parecidos a estos en Mjörne. He hecho magia muchas más veces antes —le explicó al niño tratando de suavizar su descontento—. No os preocupéis —se dirigió entonces a Rick e Ethan—. No voy a intentar ni un solo hechizo más hasta mañana, porque a pesar de tener experiencia, el hechizo térmico me ha dejado completamente agotado. Creo que… quizás no deberíamos seguir experimentando por ahora.

No estaba seguro de si convencería al italiano, pero realmente creía que era lo mejor y seguía existiendo la posibilidad de que necesitasen más tiempo de práctica antes de que les saliera nada, viendo como le habían afectado a él dos conjuros tan sencillos. Aun así, intentaría explicarles a Ethan y Rick lo que pensaba, pues lo mejor era que tuviesen en mente la posibilidad cuanto antes. Quizás entre los tres también podían buscar la forma de allanar el terreno para que Damian se hiciese a la idea de que era probable que no tuviese capacidad para hacer magia. Tal y como se estaba tomando sus intentos fallidos, estaba claro que la más sencilla explicación al problema no le iba a sentar nada bien.

Cuando Airi sugirió cargar más cristales no le pareció mala idea, aunque si aquel era el tipo de catalizador que parecía ser, el mjörní no creía que fuese a tener ningún tipo de efecto acumulativo. No obstante, valía la pena explorar todas las posibilidades y al tratarse algo diferente a lo que estaba acostumbrado sus impresiones podían ser erróneas.
>>Yo me corté antes con…. Este —recogió el cristal rosado que enseguida comenzó a brillar de nuevo ante su tacto—. De todas formas, a Kalna le llevó bastantes horas terminar de cargar el que estábamos usando, es mejor que lo carguemos mañana por la mañana. Si extrae energía de nosotros mismos como parece ser el caso, además, creo que tampoco es buena idea hacerlo estando cansados.
Y, desde luego, dormir con un objeto lleno de bordes filosos estaba totalmente fuera de la cuestión. Solo se aseguraría de no perder de vista aquel cristal en particular para cargarlo al día siguiente. Al mencionarlo Ethan, también tenía curiosidad por saber si la sangre que habían introducido hacía ya varios días seguía siendo válida

Por la reacción de le sanaí no le quedaba duda de que elle y Räg seguían sintiendo ese cosquilleo cuando habían lanzado sus hechizos, pero no parecía que tuviera una explicación a por qué ni él ni Damian sentían nada. Rick estaba un pelín decepcionado con los nuevos intentos, desconociendo la causa exacta de los fallos, pero ni de lejos tenía el enfado del italiano. El descubrimiento de la magia seguía imponiéndose en su ánimo, al fin y al cabo era una buena noticia aunque solo acabaran haciéndola unos pocos.

Tras el mjörní, llegó el turno de Ethan. Por su expresión no estaba muy convencido y el neoyorquino no podía culparle. Ahora mismo estaba en un 50-50 de que funcionara teniendo en cuanta al resto, aunque aún así intentó animarlo un poco: -Bueno, no se pierde nada por intentarlo. Tal vez haya suerte- Su tono era suave y tranquilo, aunque una pizca más dubitativo luego del intento del niño. Atendió con algo menos de expectación a las palabras y gestos del británico, pero por tercera vez esa noche no cambió nada. Rick se cruzó de brazos con seriedad, no se le ocurría nada a aquel sinsentido por más que pensara.

La teoría del chico no era descabellada aunque de ser real sería bastante triste, pero había algunas cosas que no le encajaban del todo. Airi lo había conseguido cuando en su mundo, aún existiendo la magia, era distinta a cómo lo estaban haciendo allí. Aunque el punto más importante era que Aniol alguna vez había mencionado sentir esa chispa mágica y no era el único. Por ahí tenía un camino por el que teorizar, aunque de momento tendría que quedarse para otro momento ahora que había cosas más importantes que atender, como por ejemplo la pataleta de Damian. -Oye, con calma Damian- se acercó al niño hablando con tranquilidad. -Rägjynn tiene razón, tal vez nos conviene probar mañana cuando estemos menos cansados- añadió fuerza a lo dicho por el mjörní, dedicándole una leve sonrisa cuando les confirmó que se encontraba bien. Probablemente luego o al día siguiente le preguntaría si se le ocurría algún motivo para tantos fallos que, en teoría, no deberían de serlo, pero ahora mismo primaba calmar la situación.

Rick asintió a la propuesta de le sanaí: -Sí, es una buena idea, más si el resto también quiere probar.- La parte buena es que tal y como había dicho Ethan ya habían cargado algunos, así que no harían falta tantos de momento. Podían poner a prueba la idea de juntar algunos y si cada cristal tenía varios usos, tal vez harían falta unas cuantas pruebas hasta que se agotaran. Las palabras de Räg le hicieron llevarse una mano al mentón, replanteándose el plan de acción. -Tiene sentido. Mejor no apresurarse y recuperar fuerzas antes de cargarlos- dijo convencido por el mjörní.

La mañana siguiente apuntaba a que sería muy interesante y, con suerte, arrojaría un poco más de luz a ese nuevo misterio. El neoyorquino tenía ganas de saber qué pasaba exactamente y, además, prefería centrarse en eso más que en la otra decisión que estaba tomando en su mente. Ahora que sabían de la utilidad de los cristales, lo justo sería colaborar cargándolos y, aunque estaba mentalizándose, todavía no le agradaba tener que cortarse a propósito.

Airi no podía ni quería intervenir en las teorías sobre por qué no le salía la magia a los demás. Empezaba a preocuparle demasiado como para seguir tratando de sacar teorías positivas al respecto cuando en realidad no tenía idea de nada. Era frustrante ver a sus compañeros intentarlo y fracasar, llevándose una decepción más o menos visible ante los resultados. Por más que trataba de pensar, no se le ocurría ninguna diferencia entre lo que había hecho elle y lo que había visto hacer a los demás. El alivio de ser capaz cuando otros no, sin embargo, lo empujó activamente hacia un rincón de su mente, ya que no quería actuar de ninguna manera que se pudiera malinterpretar. Se sentía incluso un poco culpable por haberlo conseguido con tanta facilidad.

No le habría importado hacerse un pequeño corte por el bien de la práctica del día siguiente, pero Rägjynn le disuadió con el tema del cansancio. Lo seguía notando, y no le parecía que fuese tan terrible como para no poder cargar el cristal, pero no quería llevarle la contraria al más experto de todos ellos.
—De acuerdo. Es verdad que es tarde y mañana es otro día. Deberíamos dormir, a lo mejor por la mañana se nos ocurre algo nuevo, o no estamos tan cansados y nos salen los hechizos mejor —terminó por decir, cayendo de nuevo en la búsqueda de algo positivo. De todos modos sí veía conveniente descansar por aquel día, ya que el cuerpo se lo estaba pidiendo y seguramente también a todos los demás.

Si Ethan guardaba algo de optimismo solo le basto el silencio de Airi y la incomodidad de Räg para entender el ambiente sinuoso en el que se encontraban. Por desgracia por ilusión que le hiciese no era un niño pequeño, entendía las largas y comprendía que al día siguiente probablemente no cambiaría nada. Era decepcionante, como si te hubieran enseñado una piruleta que nunca ibas a poder probar y si a él ya le dolía no quería imaginarse cuanto podrían fingir para que no le llegará el turno a Damian.

-¡Tenéis razón! Tenemos todo el tiempo del mundo para seguir probando que hoy ya estamos cansados. -Mintió con una placentera sonrisa en el rostro. Sus manos ahora vacías de cristales o vasos con dudoso té se apoyaron sobre los hombros del italiano, anclándose en los mismos para empezar a agitar al peque con suavidad. -Oye, ya que estamos despiertos, vamos bien de leche estos días así que, ¿Qué te parece si te preparo una bebida nocturna y me sigues contando sobre la película de Rambo?

Solo soltó al crío para darle unos toquecitos sobre el pelo a modo de ánimos. A él todavía le quedaba por terminar su bebida así que aprovechando le ofreció un poco de su compañía mientras el resto del grupo iba despidiéndose. Todo fuese para que las batallitas que tuviera que contar  sustituyeran el sabor agridulce de no haber logrado hacer magia. Nadie quería irse a dormir frustrado así que por hoy no le importaba hacer una excepción y permitir que se acostara bastante más tarde de lo normal.

Ya mañana sería otro nuevo día, ya le daría Räg las malas noticias y ya se daría cuenta de cómo la hechicería florecía en otros de su especie, pero hasta entonces que al menos pudieran disfrutar de sus bebidas calentitas.