Final: Koval vs Giz

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El fuego fatuo no podía evitar sonreír al salir al campo.
―Voy a echar de menos los cuerpos, y seguro que tú también a tus colegas, ¿no? ―dijo, con una risa nerviosa. Casi no sabía ni qué decía, así que tuvo que obligarse a mantener la serenidad. No podía perder los nervios justo en la final. Se acercó a Giz y le chocó rápidamente la mano―. Suerte.
Después retrocedió, quedando ambos a la espera del gong.

Cuando sonó, no quiso ser predecible. En lugar de moverse hacia arriba como solía, retrocedió, empezando a trazar una diagonal. También había empezado a levantar un campo de fuerza mixto reforzado para tratar de obtener protección suficiente de un modo rápido, y por ello no añadió más cláusulas, prefería comenzar el ataque lo antes posible. De poder y ser lógico proceder de ese modo, dirigiría una bola de luz hacia el asreniano, pero haciéndola pasar primero muy por encima de su cabeza y bajar inmediatamente en picado para tratar de burlar al menos brevemente la guardia de Giz.

Giz llegó tranquilo a la arena. A diferencia de otras veces, esta vez sabía a quién se enfrentaba y no hubo misterio alguno cuando se les llamó a bajar. El goliat estaba tranquilo y había estado haciendo repaso mental de todo lo estudiado. Se acercó a Gael para estrecharle la mano y le devolvió la sonrisa.

―No tanto ―reconoció sincero al fuego fatuo―. Al final me estorbaron más que otra cosa. Así solo tendré un frente abierto al mismo tiempo ―añadió con cierta seriedad―. Suerte también.

El genemago volvió a su posición y abrió la gola. Entrelazó los dedos y los estiró, haciendo crugir los nudillos y calentando las manos para lo que les esperaba ahora. En cuanto sonó el gong, imitó sin saberlo a Koval y conjuró una defensa mixta sobre sí mismo, para no afectar a su mobilidad. Al contrario que el fuego fatuo, Giz no la reforzó y, en su lugar, continuó con los trazos de una barrera de inercia alrededor de Gael, asegurandose de que el área abarcada fuera lo suficientemente grande. No lo quería levitando. Para cuando acabó, su gola le advirtió de la bola de luz, que acababa de ser conjurada por el propio Koval, y sabiendo Giz que el fuego fatuo aún mantenía el control sobre ella, se decantó por hacerla desaparecer directamente con un hechizo de dispersión.

Acto seguido, si el fuego fatuo no optaba por disipar la barrera (aunque no le dolería mucho por la recarga mágica que supondría), utilizaría el hechizo de moldear materia, imprimiéndole un extra de energía para que la tierra se reblandeciera rápido y poder así semi-enterrar a Gael dentro de su campo de fuerza. En caso de olerse la dispersión, Giz no perdería el tiempo en convocar una nueva barrera y, si por el contrario optaba por hacerse intangible y sumergirse bajo tierra, Giz sabría su posición gracias a la gola y lo atraparía con un campo de fuerza inverso en cuanto emergiera.

Mientras lanzaba su ataque notó el tirón de la gravedad causado por la barrera de inercia de Giz, y aunque le venía mal se alegró de al menos no haber ascendido como solía, ahorrándose un batacazo mayor. Su ataque fue inútil, y el conjuro siguiente de Giz le hizo prever que enseguida habría peligro en el suelo que pisaba. Temía hundirse o sufrir algún ataque desde él, así que conjuraría un campo de fuerza bajo sus pies, hundido en el suelo, que le abriese un paso hasta una distancia prudencial. El fuego fatuo pretendía salir de la barrera de inercia caminando por aquella pasarela improvisada, a sabiendas de que disipar el hechizo era una ventaja para el goliat a la vez que un gasto para él. Caminaría de espaldas, con el propósito de no perder de vista a Giz, e intentaría un ataque, entre tanto, enviando una llama que prendiera a espaldas del goliat buscando mermar sus defensas.