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Templo de los suicidas abnegados

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Rocavarancolia Rol
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Templo de los suicidas abnegados Empty Templo de los suicidas abnegados

13/04/12, 05:54 pm
Edificio alto con torres puntiagudas y fachada recargada y llena de salientes, de los que cuelgan ahorcados en distintos estados de descomposición. El interior es oscuro, con ventanas diminutas a través de las cuales apenas entra luz. Las paredes estan desnudas salvo por algunos frescos con escenas cruentas y deprimentes. No queda ningún mueble, y no hay pisos salvo por las escaleras que permiten subir a las fachadas y las que bajan a las catacumbas, cuyas paredes están cubiertas de huesos de todo tipo. Era donde se encontraba la sede de los Hijos de Ewa, y donde vivían la mayoría de los sacerdotes y algunos adeptos.

La secta fue completamente aniquilada por Azra y sus viragos, muriendo el culto a Ewa (así como la propia "diosa") junto a sus seguidores, y actualmente el enorme edificio está abandonado.
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22/04/12, 05:29 pm
Los pasos de Nihil resonaban en la larga galería, haciendo eco. Su mano firme y crispada se cerraba alrededor de la oreja de Número 3 mientras el chico trataba de zafarse, soltando quejidos de dolor ante los tirones que la súcubo le daba con la paradójica intención de acallar los quejidos. Enfrentándose a los pasos y a las quejas del niño, al final del pasillo se oían gemidos de placer, coreados por sonidos de succión, lametazos y jadeos ansiosos.
Cuando al fin llegaron, Nihil no se molestó en cubrir los ojos del infante ante la orgía que estaba teniendo lugar, y lo empujó contra el suelo de la habitación.
-Controla a este pequeño monstruo, o yo misma me ocuparé de ponerle la correa- dijo con desprecio.
La habitación estaba en penumbra, apenas iluminada por velas colocadas estrategicamente sobre grandes cráneos. Las paredes, completamente cubiertas de esqueletos emparedados en las más grotescas y lascivas posturas apenas tenían más decoración, a excepción del adoselado de la cama central; el altar en el que la suma sacerdotisa de Ewa recibía las atenciones de sus más fervientes seguidores. Una corte de criaturas bizarras y extasiadas bebían la bilis negra que manaba de entre las piernas de la sacerdotisa, cuyos gemidos le impidieron oír bien lo que Nihil le decía
-Querida...- jadeó- ¿De nuevo nuestro dulce incordio?
Número 3 se puso en pie ante su ''madre'' y le dedicó una mirada inocente, y una risilla que la mujer recibió con una mueca de desagrado. Cerró las piernas y echó a los adeptos de malas maneras. Hizo una seña para que el niño se acercase y así lo hizo él, parándose de rodillas sobre las sábanas húmedas. Lah Donna, primera sacerdotisa de Ewa, le retiró la venda que le cubría el ojo y metió la mano hasta el codo en la boca que le cruzaba la cara, agarrando con fuerza una de las lenguas.
-¿¿¿Acaso tragas de tu propia bilis, jodido niñato??? ¿Te crees que puedes ir por ahí haciendo lo que te salga de los huevos??
El niño chillaba de dolor, al sentir la mano de Donna abriéndose paso entre sus entrañas, arañando sus órganos internos.
-Tenemos un papel que interpretar, una tapadera que mantener ¿O te crees que vivimos bien porque le caemos bien al Consejo?? ¿¿Como cojones crees que nos mantenemos en este pútrido agujero??
-Lo siento, lo siento de verdad!! Por favor, para!! Mamá!!
Nihil observaba impasible el arranque de ira de Donna. Tero llamaba demasiado la atención del consejo sobre la secta, no tenía ningún tipo de control y la carencia de objetivo de sus acciones estaba ahuyentando a posibles adeptos. Lah Donna, que había sufrido la época anterior al culto de Ewa, que había sufrido su defectuosa transformación desde el principio, temía y odiaba cualquier acto que pudiese llevarle de nuevo a aquellos tiempos.
-No lo haré más!!! De verdad!! Por favor!!
Donna paró. Sacó el brazo de la segunda boca del niño y se separó de él abrazándose a un cojín en una postura que a Nihil se le antojó indefensa. La segunda sacerdotisa llamó a su asistente, dama Casia, que sacó a Tero de allí de vuelta a su habitación para limpiarle la sangre y las lágrimas, tanto la propia como la causante de su castigo.
-Sabes que lo volverá a hacer ¿verdad?- dijo Nihil, sentándose al borde de la cama- Ese crío no dejará de reclamar tu atención a su enfrema y estúpida manera.
Donna permaneció en silencio y acabó soltando un largo y torturado suspiro.
-Solo espero que sus tonterías no nos causen más problemas.

En otra habitación, Tero, ya limpio y con ropa nueva, permitía con una sumisión impropia de él que un adepto de piel violácea y alas de libélula lamiese la bilis que corría por sus mejillas.
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25/06/13, 02:45 pm
Quinto Portal condujo a Branniel al interior del templo, a las escaleras que bajaban a las catacumbas. En algún momento los adeptos que los seguía habían prendido antorchas para iluminar el camino. El fuego era verde, lo que daba todo un aspecto aún más siniestro. El aire estaba viciado, se oía agua caer en algún lugar, y cánticos discordantes que iban subiendo de volumen a medida que se acercaban a su destino. Una gran puerta de doble hoja llena de escrituras desordenadas, rezos improvisados y grabados de distintos animales, somo pumas, cienpiés, arañas o serpientes, todos sin cabeza.

Al abrirse las puertas, un pasillo alfombrado de flores marchitas los recibió, conduciéndolos a una tarima. A ambos lados del camino había adeptos arrodillados, mostrando sus respetos al que sería nuevo sacerdote de la Secta. No todos eran transformados, pero todos tenían un aspecto grotesco, alguna deformidad o rasgo que los identificaba como consumidores de bilis; bolsas bajo los ojos, labios consumidos, huesos marcados... Sobre la tarima, los sacerdotes de Ewa, todos los elegidos por la diosa salvo Gighena. Lah Donna estaba reclinada en un diván, pues la localización de su boca hacía que le resultase incómodo estar de pie, con tero sentado junto a ella. mientras que Nihil aguardaba de pie justo detrás y con cara de pocos amigos.

-Bienvenido, nuestro más reciente hermano- saludó Donna con una sonrisa- Permítenos acogerte en nuestra pequeña familia. Nos alegra que hayas aceptado de tan buena gana...

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25/06/13, 06:55 pm
Hasta que no comencé a andar, ya saciado, no me di cuenta de los problemas que me traían la transformación. En el barrio no me había fijado en ningún problema que tuviese debido al hambre, pero ahora, con el hambre saciada, los cambios que había sufrido se hicieron más evidentes. No estaba acostumbrado a manejar un cuerpo tan grande, ni unas extremidades que eran bastante más largas que lo normal para un nublino. Aunque lo peor era la cola, que no podía controlar casi nada, lo que me provocó unos cuantos tropiezos. Estos cambios, y este cuerpo tan diferente al que había tenido siempre, me provocaban casi tanto desconcierto como el hambre que había sentido antes.

Mientras nos acercamos al edificio al que me llevaba aquella comitiva me volvieron a nacer los nervios. La sensación de poder eufórico que había sentido al devorar el cadáver había desaparecido y ya sólo quedaba la incertumbre de cómo sería mi vida a partir de ese momento. Una parte de mí, aquella que había disfrutado con el cadáver y que agradecía a la Luna el poder que me había concedido, deseaba llegar ya al lugar y comenzar una nueva vida en aquella ciudad. Pero yo mismo no estaba muy seguro de que mi decisión hubiese sido correcta, especialmente al ver el macabro aire que se podía ver en aquello.

«Que pena de carne desaprovechada», me sorprendí pensando al ver los cadáveres pudriéndose. Casi ni me había dado cuenta de aquello, y era lo que más me asustaba. ¿Tan rápido había aceptado dejar atrás en mi vida anterior? ¿Cómo había podido olvidar ya la monstruosidad que había sufrido Marina? ¿Cómo podía haber una parte de mí que no tuviese ningún problema con dejar atrás mi promesa de no llegar a ser nunca tan monstruoso como para comer personas? Ahora que ya no estaba tan desesperado por el hambre había conseguido dominar mis nuevos instintos, al menos en parte. Y no estaba tan seguro de que mi decisión fuese la correcta. «Es la única forma de no hacer daño a tus amigos, y de aprender a controlar esta transformación», me dije, intenando convencerme de ello.

El aspecto del templo en el interior era incluso más macabro y siniestro que por fuera. Reprimí un escalofrío al ver de reojo los escasos cuadros que había, que mostraban incluso más sadismo del que tenían gracias a la luz que había. Recordando la palabras de Wintel acerca de los monstruos rocavarancoleses me di cuenta que aquella organización no era tan amistosa ni "inocente" como había parecido en un principio. «¿Pero qué es lo que he hecho?». No estaba seguro de cual era la respuesta, ni siquiera de si me gustaba, pero sí sabía que no tenía salida de aquel lugar.

Pronto llegamos a una sala, donde al parecer nos estaban esperando. La cantidad de gente arrodillada me sorprendía, además de provocarme bastantes nervios. Comencé a andar sobre la alfombra de flores intentando controlar mi nuevo cuerpo y la cola para no hacer el ridículo, mientras me derrumbaba por dentro. «Mantente calmado, mantente calmado... Joder, pero qué estoy pensando. Qué he hecho. Qué voy a tener que hacer aquí. Qué son estos tipos. Qué...», mi mente era un caos, sin saber qué pensar o qué sentir acerca de todo lo que me estaba pasando esa noche. Una parte cada vez mayor de mí abrazaba con mucho gusto los cambios y la atención que estaba recibiendo, y yo estaba algo cansado de luchar contra ella, contra mis instintos y, sospechaba, contra la naturaleza que también dominaba a todos los que estaban en la sala. «Maldita sea, lo único que quiero es no ser un monstruo...»

Sobre una tarima se encontraban un grupo de personas, aunque mis ojos se centraron con rapidez sobre la que parecía ser más importante. Estaba recostada en un diván, aunque no fue eso lo que me llamó la atención. Una gasa cubría sus ojos, pero no creía que le se le fuese a escapar ningún movimiento que hiciese. Era indudablemente voluptuosa, y su cuerpo, bastante a la vista, era bastante atractivo y atrayente. Todo esto no hizo sino ponerme más nervioso, aunque lo disimulé como pude.

-Hola, me complace la bienvenida y la unión que la Luna ha creado -«¿Qué dices, qué haces, ¡¿en qué consiste esto?!?», los nervios me dominaban, y prácticamente todo lo estaba haciendo por improvisación. Las ganas de que todo esto siguiese siendo una pesadilla me consumían, pero decidí seguir hablando, procurando mantenerme sereno-. Todavía no estoy acostumbrado a mi transformación -«maldita», añadí mentalmente-, ni sé cómo es la vida en la ciudad, pero espero poder acostumbrarme rápido a los cambios con los que me ha bendecido la Luna. -«eres gilipollas, se van a reír todos de ti».
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26/06/13, 01:28 am
Donna sonrió ante las palabras de Branniel. Se levantó de su asiento, apartando a Tero bruscamente y se aproximó al trasgo, ofreciéndole la mano para que subiera a la tarima. Le hizo mirar al ''publico'' expectante y habló con voz clara.

-Este trasgo aún es un cachorro. Su bilis está incompleta, es impura. Deberá aprender a controlar su bilis antes de poder servir a los hijos de Ewa y alimentarlos con su sabiduría. Llegado el momento será uno más. Será el sexto sacerdote de Ewa, y se presentará ante nosotros con un nombre digno de la Madre Luna.

Todas las bestias y aberraciones de la sala aclamaron en vítores y rugidos. Hacían reverencias, besaban la sombra que Branniel proyectaba en el suelo o arañaban el aire suplicando por su droga.

-Ahora, me quedaré sola con el joven para explicarle sus deberes en nuestra familia. Los sacerdotes iréis a atender a los fieles.- se hizo el silencio, pero nadie de movió.- ¡Todo el mundo fuera!

Cuando Branniel y Lah Donna quedaron a solas, el súcubo volvió a reclinarse en su diván, como si la simple charla le hubiese supuesto mucho esfuerzo.

-Estarás aterrado. Pobre bollito de crema- dijo en tono maternal- Pero tienes suerte. Hace veinte años esos degenerados te habrían encadenado a un sótano mugriento y habrían bebido de tu bilis día y noche...- hizo un gesto amargo, y permaneció en silencio unos segundos- Esto está bien, se vive bien, te cuidan bien. No tendrás ni que moverte para buscar presas, aunque seguro que ese pesado de Quinto dirá que es mejor que las caces tu y blablabla.- cambió de posición para dirigir la cabeza hacia el trasgo. No necesitaba mirarle, podía oir a la perfección su respiración agitada, su corazón latiendo a toda prisa. Y podía oler su miedo- No seas estúpido y quédate. En serio. Se que da miedo estar rodeado de locos, pero ¿quién no está loco aquí? Con contarles cuatro toterías y darles bilis cuando toca no te dan muchos problemas...- se oyó una risa histérica y el fuego de las antorchas tembló- Oh, y luego está ella. Por alguna razón ha decidido aparecer después de bastante tiempo. Eres el primero en conocerla después de Nihil y de mi, deberías sentirte orgulloso...
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26/06/13, 03:45 am
La charla terminó de una manera que no me esperaba. Después de hacerme subir a la tarima, la mujer me presentó al grupo de monstruos que poblaba la sala. La reacción de las criaturas no pudo dejarme más sorprendido y confuso. "¿Por qué me aclaman así?". Me molestaba e intimidaba tanta atención, pero una parte de mí estaba bastante complacida. Al fin y al cabo, ¿ese trato no era parecido al que se daba a un dios? "Tanto tiempo deseando ser un dios, y ahora no estoy seguro de que sea lo que quiero". Sabía que no me acercaba a ser un ser divino, pero el trato que me habían dado aquellos seres se acercaba bastante. "Al menos, mientras estén controlados".

Todos los monstruos fueron expulsados del lugar y me quedé solo con la líder de aquella organización. A pesar de mis intentos, no podía controlar el miedo y respeto que me provocaba, y parece que la mujer se había dado cuenta de ello. No me esperaba el discurso que soltó, quizás por el contraste entre el verdadero fervor de  los que habían abandonado la sala y el propio contenido de lo que decía. "¿Es que solo sirven para alimentarnos?", pensé, sabiendo que en mi casi era así literalmente.

-Presas... -en la soledad de la reunión no me esforcé demasiado en ocultar los sentimientos encontrados que me provocaban los apetitos que habían despertado esa noche. Algo me decía que cuanto más tardase en aceptarlo sería peor para mí, pero todavía me resistía a ese pensamiento-. ¿Acaso hay una salida que no sea quedarme? -dije señalando a mi sombra-. Tú ya has dicho lo que me habría pasado hace tiempo, y ambos hemos visto cómo han reaccionado los monstruos que había aquí. ¿De verdad me dejarían salir de aquí si quisiese? -a pesar de ello, quizás tuviese razón. La Luna me había despertado una locura que no creía posible, y quizás hubiese pasado lo mismo con otros. "Quizás no sea tan difícil abandonarme al placer que sentí devorando a ese hombre"-. Ella... ¿Te refieres a la que me hizo esto, no? ¿Su nombre es Ewa? -pregunté al recordar ese nombre, que ya había escuchado unas cuantas veces esa noche-. Bueno, pues entonces me siento privilegiado con su visita. Ha sido muy... Particular -dije con sorna al recordar su manera de actuar en el torreón. Suspirando de cansancio, decidí hacer una última pregunta. Al principio había achacado toda mi transformación a la desconocida, pero con Aleksei y la apariencia de los nuevos conocidos, mi autonegación estaba casi destruida-. Ewa... Puede influir en la transformación, pero no cambiarla, ¿verdad? Si la Luna Roja me ha transformado en trasgo es porque soy un trasgo, ¿no? -esta duda era la que más me atormentaba. Si mi transformación no era algo que Ewa había hecho sino, simplemente, lo que la Luna había sacado al exterior, entonces tendría que aceptar que yo mismo era un verdadero monstruo, incluso si no había Luna Roja de por medio.
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26/06/13, 04:26 am
-Ellos no pueden hacer nada, cariño. Eres un sacerdote, puedes ir donde te plazca. Nosotros, sin embargo, preferimos tenerte atadito y bien corto. Nuestras bocas estan conectadas, y no sería bueno para nosotros dejar ningún hilo suelto, ¿no crees?- sonrió- Siendo parte de la Secta mientras cumplas tu obligaciones tienes bastante libertad. Solo mira a Nihil, hace lo que le da la gana, la muy zorra. Y siempre te protegeremos si te metes en líos. La gente ya no verá solo a un niño, nos verá a todos nosotros. Pero te advertimos, los traidores aquí no son tratados muy bien.

Un leve tic hizo pensar que si Donna hubiese podido ver habría desviado la mirada hacia los huesos emparedados.

-Te diré un secreto; Ewa es poderosa, pero no tan poderosa, la Luna Roja siempre estará por encima. Y si te has convertido en trasgo no es por Ewa, es porque eres un trasgo, siempre lo has sido. Vivimos en nuestros mundos, felices, sin saber nuestra verdadera naturaleza, hasta que te atraen con promesas de fantasía. Luego la Luna se encarga de abofetearte con la cruel realidad.-rió entre dientes.- No huyas- le advirtió- Los fieles te ven como a un elegido de nuestra diosa, eres especial, y nos conviene que sigan creyendo eso. Si desapareces la hemos cagado. Pero puedes salir esta noche si quieres, cazar un poco, sacar a pasear el instinto, pero mañana te queremos en tu habitación bien listo para tu instrucción.

Donna amenazaba con dulzura, como una madre desequilibrada. Cualquier cosa que pudiera amenazar ligeramente la posición y comodidad que había conseguido con su esfuerzo debía ser exterminada a su parecer. Nada debía escaparse, y confiaba en que aquel chiquillo fuese lo bastante no-estúpido como para no contrariarla.

-Si no quieres salir te puedo decir donde está tu habitación. Tendrás asistentes que te proporcionarán comida y agua si la pides.
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27/06/13, 02:21 pm
Lo que me dijo Donna me dejó bien claro cómo funcionaba aquello. Como sospechaba, ahora que había entrado no podría salir de salir de aquella organización. Por lo que decía, parecía que la Secta era conocida y temida en la ciudad, lo que me llevó a pensar en cómo se lo tomarían mis compañeros, si alguna vez se enteraban. La forma en la que habló de los traidores me provocó un escalofrío. «Gracias por la advertencia, la tendré en cuenta», me dije, aunque realmente no me atreví a decirlo en voz alta. Seguía escuchando la risa, que junto con las manos era un recordatorio de lo especial de mi transformación. «Te he elegido, y me perteneces», me parecía que canturreaba aquello que Ewa había hecho.

Las palabras sobre mi transformación terminaron de confirmarme mis sospechas. «Soy un monstruo, soy un monstruo y siempre lo he sido...». Mis instintos siempre habían estado en mí, la Luna simplemente los había sacado a la luz. Y no sabía si era algo que me gustaba o me asqueaba. Lo que había despertado la Luna chocaba contra mi mente de siempre, y estaba cansado de esta lucha de sensaciones. «¿Cómo puedo querer hacer dos cosas contrarias?». Las palabras de la caza y la comida me hicieron pensar en la tranquilidad que hablaba de que me comiese a una persona cualquiera, aunque lo peor era que, en parte, estaba bastante satisfecho con esa posibilidad. Sentía la Luna correr mi sangre y llamarme, decirme que abrazase la oscuridad que había creado. Quería salir, quería salir y cazar, usar mi nuevo cuerpo, mis nuevos instintos y mis nuevas habilidades, y a la vez no quería hacerlo. Mientras que una parte de mí insistía en que debía dejar atrás mi educación y aceptar la cúspide que ocupaba ahora en la vida natural, otra se horrorizaba de este pensamiento y esta lucha solo me creaba confusión. Además, podría encontrarme con otros cosechados y querer atacarlos, o que descubriesen lo que había hecho. Y tenía miedo de lo que haría si dejaba suelta mi nueva naturaleza. «O no tan nueva».

—Creo que prefiero quedarme aquí —dije—. Mis cambios han sido muy bruscos y es mejor que me acostumbre a ellos antes de hacer nada.
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27/06/13, 05:29 pm
-Muy bien, como prefieras...

En ese momento, dama Casia entró por la puerta y se quedó a unos pocos pasos del umbral, aguardando.

-Ahí tienes a Casia, ella te indicará donde esta tu habitación, y es a la que tienes que llamar en caso de necesitar algo.

La ninfa condujo a Branniel por los largos y oscuros pasillos hasta una habitación con el número seis grabado en la puerta. Era amplia, con el suelo más bajo para que no tuviera problemas con el techo. Tenía una cama excavada en la pared con una cortina que le daría privacidad, una mesa vieja, algunos sillones, una estantería con libros y un pequeño manantial. También había jaulas oxidadas para mantener presas vivas, pero actualmente vacías. Dama Casia le indicó la puerta tras la cual estaba el ''servicio'' y antes de irse le dio un libro. Era el mismo que Nihil había consultado para conocer la transformación de Tap, sacado de la biblioteca por Quinto Portal. Podría estudiar sobre su transformación.

Dama Casia se despidió del trasgo con una reverencia y lo dejó solo.
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27/06/13, 07:40 pm
Por la puerta entró una mujer con unos cuantos rasgos de ciervos. Su transformación parecía bastante curiosa, y bastante menos traumática que la mía. «Qué estará haciendo en un lugar con tantos monstruos...», me pregunté, pues no pegaba mucho con el aspecto del lugar. Fue ella quien me guio hasta mi habitación.

Esta vez no me esforcé en ningún momento en ocultar lo mal que andaba ahora, ni mis tropiezos con la cola. Los acontecimientos desde que la Luna había salido habían sido demasiado rápidos y confusos, y ahora no sabía qué pensar. Mi mente era un vórtice de pensamientos enfrentados y de instintos contrarios, y mientras una parte de mí solo quería volver a su vida de Nubla otra deseaba salir a cazar y demostrar su nuevo poder. Las palabras de Donna se repetían una y otra vez, sin dejar que me concentrase en otra cosa. «Eres un trasgo, siempre lo has sido, eres un trasgo, siempre lo has sido, eres un trasgo, siempre lo has sido...». Ahora el hambre no me nublaba el juicio como antes, pero temía el momento en el que volviese a despertar. «¿Alguna vez me acostumbraré a comer gente?». Reprimí un escalofrío a la vez que volvía a tropezar con la maldita cola, al darme cuenta de cómo había hecho la pregunta. «¡Joder! ¡¿Cuándo he aceptado que comeré gente?! Una cosa es comerse un cadáver y otra... Maldita sea». Seguía completamente confuso y horrorizado por mi nueva fuente de comida, pero algo me decía que la Secta no vería con buenos ojos mi indecisión.

Observé la habitación con poco interés, deteniéndome algo en las jaulas. «Para guardar presas...» pensé con un enfermo placer culpable. Por lo demás, no había nada demasiado destacable en la habitación, aunque agradecí las cortinas que separaban la cama. No presté mucha atención a la chica, aunque seguía algo curioso por saber qué la había llevado a un lugar donde se veía claramente que reinaba el horror, la muerte y los monstruos.

Me acerqué al manantial, y en cuanto vi mi nuevo aspecto me quedé quieto, sorprendio. «¿Este... Soy yo?». Ya me había dado cuenta del cambio en el color de la piel, pero no de que mi pelo era ahora verde oscuro. Y mi cara era mucho más intimidante, especialmente, especialmente con ese ojo verde brillante. Mi aspecto era, en general, más imponente,y se veía muy bien cual era la finalidad de mis nuevos rasgos. «Cazar»

Cansado de asombrarme e inquietarme con los cambios por esa noche, y decidiendo que lo de mi aspecto no era lo peor que me había pasado, intenté beber. Esto fue bastante más difícil de lo que pensé. Después de que se me cayese la mitad del agua al hacer un cuenco con las manos acabé desistiendo y decidí beber directamente con la boca, que acabó con unos cuantos atragantamientos. Fastidiado, decidí sentarme y ojear el libro que me había dejado Casia.

Al darme cuenta de que trataba sobre transformaciones busqué rápidamente mi transformación. Quería enterarme exactamente de todo lo posible de mi transformación, e incluso, entre la risa, me imaginé a Ewa diciendo "disfruta". Intentando ignorar aquella risa y la incomodidad de estar sentado con esa cola, comencé a leer, quedándome más y más blanco (o eso creía) conforme leía. Según aquello, la recarga de magia de los trasgos era mayor cuanto más fresca era la carne que comían, por ello, la máxima recarga de magia era con la más fresca de todas: la carne viva. Recordé la sensación de ser devorado vivo en el sueño y temí vomitar allí mismo, aunque al parecer mi cuerpo no estaba tan horrorizado como mi mente por aquella información.

Paseé varias veces por la habitación mientras escuchaba mejor que nunca la risa de Ewa, pero entre los acontecimientos de la noche y la nueva infoermación decidí acabar por irme a la cama. Allí me hice un ovillo, sin dejar de repetir lo que acababa de leer y las palabras de Donna. Ahora, más que nunca, me quedaba claro que no podía volver con los macieleros, que mi transformación y las suyas eran completamente opuestas. «Soy un monstruo. Soy un monstruo que come personas. Soy un monstruo que vive con monstruos. Soy un monstruo que siempre ha sido un monstruo. Soy un monstruo...»
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Templo de los suicidas abnegados Empty Re: Templo de los suicidas abnegados

29/06/13, 06:50 pm
Me desperté al sentir como me atravesaba una enorme descarga de energía de punta a punta. Sintiendo que se me erizaban los pelos con esa sensación, me levanté al instante, pero a primera vista no había nada raro en la habitación. «¿Qué cojones ha sido eso?», me pregunté, desorientado. Justo en ese momento, antes de que hubiera terminado de hacerme la pregunta, sentí el fuerte terremoto. Caí al suelo con un grito de sorpresa mientras la estantería se volcaba. Comencé a escuchar gritos de sorpresa y voces cercanos y, por momento, pensé que el techo se derrumbaría, aunque al final no pasó nada.

Vacilando, me puse en pie. No parecía que hubiese algún daño en la habitación, aunque tanto la estantería como algunos sillones habían volcado. Pronto se comenzaron a escuchar ruidos lejanos. Prestando atención, me di cuenta cuenta que también se escuchaban movimiento de gente más cerca, por lo que me dirigí a la puerta y la abrí mientras llamaba a Casia.

—¡Casia, Casia! ¿Qué ha sido ese pulso de energía? ¿Y el terremoto? ¿Qué está pasando?
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29/06/13, 09:11 pm
Dama Casia apareció en la habitación con una expresión imperturbable. Aun con la Luna Roja y sus efectos, la capacidad de predecir el peligro de la ninfa había servido medianamente bien a la Secta.

-Ha habido un terremoto- dijo, como si no tuviera mayor importancia- Los sacerdotes han ido a comprobar las defensas del templo, y han recomendado que no salgamos. Además el Tercero está... un tanto irritable. Pero puedes aprovechar y salir a matar... o a morir
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