Biblioteca Mágica

Cain echa una última mirada a la biblioteca antes de seguri al grupo de vuelta

(SIGUE EN LA PLAZA DE LOS COLAESPINAS)

Maldición... ¿Y qué se supone que es este edificio? Aparte de los que se ven en la distancia, es lo más grande que me he cruzado hasta ahora desde que me desperté aquí hace unas horas. Aunque pude aplacar mi sed en una fuente cercana a donde desperté, pero el hambre hace rugir mi estómago y me hará desfallecer en pocas horas. No sé si es peligroso o no, pero necesito entrar en el edificio... Necesito comer algo, sea lo que sea...

Lo primero que veo al abrir las puertas son... Libros. Infinidad e infinidad de más estanterías de libros. Cientos, diría que miles, decenas de miles, si está todo tan abarrotado como parece desde aquí.
Ruge mi estómago. Maldición, necesito algo de comer, no libros... Aunque pensándolo bien, alguien (o algo) debe haber cuidando de los libros. Y ese necesitará alimentarse. Mientras no se alimente de bellas jóvenes, me sirve.

Así que me adentro en la biblioteca...

Mmm... ¿Debería decir algo? Para llamar la atención y esas cosas... Me siento insegura, pero eso es precisamente lo que querría alguien que fuera a devorarme. Vale, entonces me tengo que demostrar decidida, como si moverme por aquí fuera de lo más natural para mí. Calma, ya he hablado con muchos desconocidos en mis constantes viajes, llevo toda la vida viajando.

-¡Hola! ¿Qué sucede, que en esta biblioteca nadie atiende a las visitas o qué? ¡Ni en la baja Somalia me he encontrado un servicio tan poco eficiente!

Me sobresalto y me pongo en posición defensiva, pero el ser me habla correctamente y no parece tener ánimo de hacerme daño, así que relajo la postura y trato de mostrarme amable.

Mmm... Aquel ser me habla en una lengua extraña pero... le entiendo. Extraño que me parezca, le entiendo como me entiendo a mí misma... Porque espera, ¿por qué pienso en su lenguaje? Bah, no es lo más raro que he pasado últimamente.

-Vaya, supongo que me he excedido en mis palabras. Sigo sin saber en que clase de lugar estoy, así que no sabía exactamente cómo debía dirigirme al encargado de aquí. Más que obras, necesito saber exactamente dónde estoy y cómo representa que he llegado aquí. Tal vez lo segundo no lo sepa, pero lo primero confío en que me lo sabrá responder.

Ajá... Ya veo, así que Rocavarancolia...
La ciudad fue destruida hace un tiempo, y eso ha provocado que cada año se traigan nuevos cosechados de los pocos portales que quedan activos, para intentar restaurar la gloria de la ciudad. ¿Cómo podrían unos críos restaurar la gloria de una ciudad ruinosa como esa? Además, no olvidemos que la habitan seres como el que acabo de ver. Parece ser que tiene que ver con una catedral, pero en el libro no acaba de explicarlo claro... Maldito sea el tío éste, Belisario, se enrolla como una persiana al escribir.

Esa es la idea que tengo en la cabeza cuando vuelve a sonar el estómago. Siento curiosidad, pero ya sé lo necesario... Excepto dónde está la comida, así que me dirijo de nuevo a mi anfitrión.

-Perdona que le moleste de nuevo. Muchas gracias por la información, ahora al menos sé dónde estoy... y más o menos qué hago aquí. Pero es que tengo otro problema de carácter urgente. ¿Sabe dónde podría encontrar algo de alimento? -le cuestiono con voz suave-. Y por cierto, mi nombre es Adara, mucho gusto.

Mmm... Torreón Letargo, Burdel y Torreón Maciel. El más cercano son el Letargo y el Burdel, pero el segundo no me parece un lugar demasiado seguro... Al menos, para lo que pone el libro de la ciudad. Pero, por otro lado, si se ha refugiado gente allí es por algo...

Al final, me decido por el Torreón Letargo, por proximidad y seguridad. Sobre la comida, recuerdo los puntos del mapa que me señaló y seguro que los habitantes podrán dejarme algo, aunque no sé qué tal me recibirán...

-Muchas gracias por la información. Creo que me encaminaré directa hacia Torreón Letargo. Tal vez no pueda, pues es un objeto de su biblioteca, pero... Me iría bien algún mapa como éste, pues no conozco la ciudad, ¿tiene alguna copia?

El atlas, o historia sobre la ciudad... Difícil decisión la que me plantea, pero es su biblioteca: Sus normas. Suficiente con que me deje llevar uno.

Por un lado, el atlas es útil para poder guiarme por la ciudad, pero el otro me permitiría tener un conocimiento que seguro es muy valioso. Además, el atlas no es útil para llevarlo por la ciudad a menos que disponga de alguna bolsa, puesto que no podría defenderme bien en caso de que lo llevara encima. Aún así, me permitiría planificar mis movimientos...

-Me llevaré el atlas. Muchísimas gracias, le aseguro que en cuanto no precise de él, lo devolveré. Muchísimas gracias por todo lo que ha hecho por mí, pero marcharé hacia el torreón ya, y espero que no lo hayan cerrado... No me hace gracia pasar la noche a la intemperie.

Entro en la biblioteca ahorrándome la parte en que mi curiosidad me habría dejado plantado en la calle, observando la magnitud del edificio, y comienzo a pasear detenidamente por los pasillos.
-[Alemán]¿Hola?-pregunto en voz alta-. Señor bibliotecario, ¿está ahí?
Paso la mano por las cubiertas con etiqueta verde, sintiendo el mágico cosquilleo que me producen, y luego me acerco de nuevo al libro enjaulado. Meto un dedo entre los barrotes de la jaula y sonrío.
-¡Hola, libro!-le saludo, a pesar de que cualquiera que me vea me pueda tomar por loco. Me sobra con saber por mí mismo que el libro habla (Y en alemán y todo).

Con cierto miedo, Nia entra en la biblioteca y cierra la puerta detras de ella. Comienza a contemplar la sala, abrumada mientras que Harm mantiene en silencio por la fascinación.
Nia se queda congelada. Aquellos libros no eran normales. Y a ella no le gustaba demasiado leer, puesto que aun le era complicado. Por otra parte, Harm, estaba como pez en el agua y es él, y no Nia quien da el primer paso y se acerca a las estanterias. Su voz resuena en la sala silenciosa, aunque de un modo discreto.
-¿Tendran aqui informacion de este lugar?-
<<A lo mejor tienen informacion de Ulterania.>>
-No creo que eso sera util...Pero sin duda puede ser curioso. Estoy más interesado en encontrar esto que llaman magia. Estos libros parecen poseer una energia especial.-dice mientras acariciaba el lomo de cuero de un libro de etiqueta verde.
<<Juraria que nos estan mirando.>>

Finalmente tras una buena carrera llegamos a la biblioteca.
Es la primera vez que estoy y la verdad es que me sorprende.
El interior en inmenso con muchos libros de una apariencia algo antigua. Dejo a Cain y Kaila atrás y empiezo a mirar los libros.

Cain entra con decisión en la biblioteca y pasea la mirada por las estanterías y los pasillos, tratando de dar con Dirke. Se mete por una calle entre montañas de libros, sin atreverse a alzar la voz para llamar al rubio.

Por fin llegamos a la biblioteca. Entro detrás de Erika y me quedo asombrada por la cantidad de libros que hay y lo grande que es.
Me acerco a una estantería y comienzo a mirar los libros, distraída. Me olvido de que hemos venido para buscar a Dirke, porque solo puedo pensar en lo increíble que es este lugar...