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La Tierra

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La Tierra - Página 9 Empty La Tierra

23/07/13, 05:12 pm
Recuerdo del primer mensaje :

La Tierra

Portal situado en Centroeuropa, en la cara norte de los Alpes. El portal solo se abre durante la época de cosecha y después vuelve a cerrarse por precaución.


Última edición por Rocavarancolia ROL el 21/10/13, 05:36 pm, editado 1 vez

Red

Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene

La Tierra - Página 9 Empty Re: La Tierra

17/03/15, 10:39 pm
La muchacha tenía muy claro que lugar debían de visitar en primer lugar y, sin nada que objetar, el griego la siguió con una media sonrisa pintada en el rostro. Vac, como la mayor parte de los humanos, había visto la torre Eiffel en fotos cuando iba a la escuela y, aunque habían pasado más de cinco años desde entonces, recordaba su silueta perfectamente. Aquella estructura era una de las más significativas de su mundo natal, algo importante, algo que años atrás no habría tenido demasiado en cuenta. Ahora era distinto, sin embargo, y aquella visita nocturna de dudosa legalidad despertó en él un sentimiento de añoranza que casi había llegado a extinguirse en la ciudad de los monstruos. No por París o Francia, no había estado allí nunca a fin de cuentas, sino más bien por la sensación de volver al lugar que lo había visto nacer o a uno que al menos estuviera a menos de tres mil kilómetros.

Después de la panorámica de altura de la ciudad el griego se dejó llevar, siguiendo con aire distraído a la sobreexcitada ulterana. Nia estaba muy emocionada con todo aquello y no paraba de parlotear, sacando fotografías a todo lo que llamaba su atención mientras le bombardeaba con preguntas que habrían resultado absurdas en muchas situaciones. El hado, algo apurado, trataba de responder a todas ellas sin generar nuevas cuestiones en el proceso. Por suerte para él nadie podía entenderles:
Repuestas a preguntas absurdas:
Cuando la náyade decidió ir a un prestamista el hado no comentó nada, limitándose a seguirla en silencio. Sus ojos, no obstante, observaban atentamente todo lo que les rodeaba, sin cometer el error de fiarse de lo que fuera que aguardara en aquel barrio. Quizás estaba exagerando, pues dudaba seriamente de que alguien en aquella ciudad fuera capaz de hacerles daño, pero como tampoco quería dar un espectáculo innecesario prefería ser prudente y anticiparse a cualquier movimiento hostil.
Como quieras —murmuró en respuesta a la ulterana mientras la seguía al despacho del dueño del local.

Se mantuvo en segundo plano durante toda la transacción, manteniendo la expresión neutra que solía esgrimir en su trabajo para aquel tipo de situaciones. Sabía que la niña estaba timando a aquel hombre, era más que evidente para un buen rocavarancoles, pero, aunque sabía que aquel oro era falso, no sabía como se la estaba colando exactamente al parisino. Todo quedó aclarado una vez estuvieron en la calle, pues Nía se apresuró a explicárselo con una sonrisa maliciosa, y en cuanto fue consciente del gran secreto el muchacho se echó a reír con ganas. No sentía ningún tipo de compasión por aquel sujeto.
Me encantaría ver su cara cuando se de cuenta realmente de lo fantástico que es el negocio que acaba de hacer —comento con una sonrisa divertida.

A partir de entonces todo fue menos peligroso, aunque no menos agitado. El griego siguió a la náyade hacia una librería-cafetería en la que pasaron buena parte del resto de la noche. En ella Vac se hizo con un par de libros a cuenta del prestamista y se dedicó a tomar café sentado en una mesa junto al escaparate, observando el movimiento de la gente con curiosidad genuina mientras su amiga ponía la tienda patas arriba.
Disneyland Resort Paris, o así se llamaba cuando yo residía en este planeta —comentó cuando vio el folleto, más para sí que para la niña—. Al parecer han acortado un poco el nombre, pero si, sigue siendo un parque de atracciones —aclaró, procediendo a explicarle por encima que era aquel lugar y quedando en visitarlo al día siguiente.

Cuando amaneció pusieron rumbo hacia el sur de Francia, donde Nia les apuntó a una suerte de tour por los viñedos en el que les instruyeron en la historia y el culto al vino de aquel país. El griego disfruto especialmente de las catas, paladeando los variados caldos con paladar experto y quedando plenamente satisfecho en el proceso. Su siguiente destino fue el Louvre, el famoso museo, y en este punto el hado se desentendió un poco de su compañera, pues prácticamente perdió la noción del tiempo a la par que recorría aquellos pasajes llenos a rebosar de la historia de su mundo. Se sintió decepcionado cuando llegó la hora de marcharse, pero procuro que no se le notara para no disgustar a la ulterana y se prometió que volvería algún otro día.

Era la hora de comer, pero la náyade quería algo especial, por lo que se dedicó a preguntar a los transeúntes hasta que descubrió cual era el mejor restaurante de la ciudad. Como era de esperar había que reservar mesa para poder entrar allí, pero una propina abundante soluciono el problema y apenas unos minutos después de su llegada ya estaban sentados a la mesa. La comida, como era de esperar, era de excelente calidad, pero en otras circunstancias el hado no habría aceptado aquellos precios exorbitantes, pues a fin de cuentas él en casa comía igual de bien. Le entretenía ver cómo Nía guardaba muestras en probetas, pero no dijo nada, y cuando la muchacha renegó de su postre el griego dio buena cuenta de él con una amplia sonrisa.

Disneylandia era tal y como lo pintaban, un lugar de ensueño para cualquier crío, y la niña que aún era su amiga no tardó en salir en cuanto llegaron al parque. Disfruto como una enana, corriendo de atracción en atracción sin descansar un minuto, saltando entre puestos de baratijas y espectáculos como si fuera un huracán. Todo era fantástico, pero hacia el final de la visita Vac tuvo que sacar a arrastras a la náyade de la función de la Sirenita porque al parecer la había ofendido de alguna manera. Por suerte no hubo ningún problema y solo se llevaron algunas miradas reprobatorias, pero lo cierto es que el griego estaba algo avergonzado.

La tarde ya estaba declinando cuando Nía bostezo, preguntándole a continuación con tono arrepentido si no tenía nada que hacer en la Tierra antes de regresar a Rocavarancolia.
No pasa nada, es normal que estés emocionada por haber conocido un nuevo mundo —respondió el hado, restándole importancia con un gesto de la mano—. La verdad, no obstante, es que si tengo un par de tareas pendientes y, si no te importa, podrías acompañarme —le ofreció, obteniendo una respuesta afirmativa por parte de la muchacha.

Lo primero era conseguir su parte de la lista de música que había acordado reunir con su hermano a lo largo de aquel viaje. Una visita rápida a una tienda de electrónica en donde se hizo con unos mp4’s y un allanamiento exitoso a una casa con conexión por fibra óptica resolvieron aquella tarea. No le llevó más de dos horas descargar todas las canciones y, con los reproductores repletos, pudieron ponerse en marcha hacia su último destino. Había retrasado aquel momento demasiado, quizás por miedo o quizás por inseguridad. La verdad es que no lo tenía muy claro, pero no podía esperar más, y un hechizo de teletransportación acortó en apenas un segundo toda la distancia que había puesto entre su hogar y su persona.

En la casa que le había visto crecer ya era de noche, pero aún había luz en el despacho de su padre. Sin mediar palabra, el griego descendió con sigilo y se detuvo frente a la ventana del estudio, mirando en su interior con expresión indescifrable. Un hombre de cabello negro y ojos grises estaba sentado tras el escritorio, ojeando unos papeles con atención. Era casi tan alto como sus hijos, los vástagos a los que no recordaba, y aunque para el ojo inexperto podía parecer un hombre severo que disfrutaba de su trabajo, el hado solo veía a una sombra de lo que había sido. Nunca había tenido un trato cercano con su padre, algo de lo que el hombre era culpable en gran medida, pero aunque no le tuviera apreció seguía siendo de su sangre y no soportaba verle así. Apartó la mirada con un gesto brusco y empezó a moverse, buscando otra ventana. No tardó en localizar la que daba al que había sido su cuarto, ahora una polvorienta biblioteca. Un hechizo de intangibilidad le permitió entrar sin problemas y, con un objetivo claro en mente, se adentró en las tinieblas de la habitación tras pedirle a la ulterana que esperara con un gesto silencioso.

Unos minutos más tarde volvió junto a su amiga con un grueso guardapelo dorado encerrado en su puño, un objeto de su madre que había escondido años atrás bajo una tabla suelta del suelo de su cuarto. Una vez más el chico se ahorró las explicaciones y volvió a alzar el vuelo, poniendo rumbo al último lugar de la Tierra que visitaría aquella noche. Un cementerio.

Ya era tarde y el recinto estaba cerrado, pero el griego ignoró los muros y sobrevoló el campo santo buscando una tumba con la mirada. Descendió con suavidad en cuanto la localizó, aterrizando a unos pasos de la misma con expresión sombría. Había pasado mucho tiempo, demasiado, pero no había sido suficiente. Ver aquella lápida seguía doliéndole, le revolvía las tripas, y, sin embargo, seguía atrayéndole como las llamas de una hoguera a una polilla.
Hola —susurró con voz tenue. Quería decir algo más, contarle todo lo que había vivido desde que aquel joven con chistera verde lo había llevado a otro mundo: hablarle del reencuentro con su hermano, de sus amigos, de sus inseguridades, de su vida. De todo lo que se había perdido en resumidas cuentas, pero no era capaz.

El silencio le embargó, envolviéndole mientras permanecía allí de pie sin decir nada. El nudo que tenía en la garganta se apretaba poco a poco, ahogándole y nublando su mirada, pero las lágrimas que pugnaban por salir no llegaron.
Es hora de irse—susurró con voz apagada, su puño firmemente cerrado en torno al guardapelo—. Falta muy poco para que se cierre el portal —aclaró, alzando el vuelo sin esperar respuesta. Tenía que alejarse de aquel lugar.
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

La Tierra - Página 9 Empty Re: La Tierra

18/03/15, 06:54 pm
Nia

-Que así sea entonces.-le respondió al griego con una sonrisa algo marcada por el cansancio. Bebiendo de una pequeña cantimplora que habia extraido de su bolsa sin fondo. Al instante sintió el chute de energia y sus ojos dejaron de entrecerrarse.
La primera tarea se le antojó algo rara, pero se mantuvo callada para no molestar a Vac mientras, aparentemente, robaba un aparato tecnológico y luego se colaba en una casa, aparentemente ajena, para conectar el aparato tecnológico. Le llevó dos horas acabar aquella tarea, mientras tanto Nia se entretuvo contemplando la facilidad con la que manejaba otros tantos aparatos tecnológicos que no terminaba de comprender.

El segundo destino lo alcanzaron teleportandose. Vio entonces a Vac vacilante. La casa que entonces contemplaban deberia tener algún significado para él. Con mil preguntas indiscretas en su mente, la ulterana mantuvo la compostura y el silencio mientras Vac iba a buscar algo adentro.
Nia sentia que debia preguntar, pero a la vez sentia que no. Aquello debia tener algún significado para el griego o sino no estaria haciendolo. Llendo por su cuenta, buscó dentro de la casa algo, o eso dedujo Nia, por la forma que cerraba un puño, que lo habia encontrado. No sabia si se debatia más por la curiosidad o por la preocupación. Pero ¿tenia ella acaso el derecho a preocuparse? Después de esconder tantas cosas ella misma, no lo creia así. Aquel recordatorio le despejó toda duda por el momento y mantuvo a raya su curiosidad.

El tercer y último lugar que visitaron le puso los pelos de punta. Literalmente. Se trataba de un cementerio, pero, al contrario que el que habia en rocavarancolia, no habia ni voces ni pastos verdes. Era un cementerio bastante modesto, pero no por ello, menos espeluznante para la niña a la cual la realización de que inumerables cadaveres humanos se estuvieran pudriendo a menos de dos metros bajo el suelo le parecia una idea muy asquerosa. Nunca llegaria a entender la afanación de que todos los cadaveres se debieran conservar, pues, los humanos, al hacerlo, no intentaban preservar el cuerpo en si, tan solo, lo dejaban podrirse en su lugar de elección, a veces erigiendo pequeños monumentos. De ser Nia la encargada de unas pompas fúnebres, ella se tomaria la molestia de momificar a los seres queridos que enterrase. La idea de la podredumbre le parecia un tanto irrespetuosa, pero una vez más, la cultura humana escondia numerosos misterios para ella.
Dieron el alto en una tumba en concreto. Al hado aquel lugar le estaba causando una reacción tambien, distinta a la de la ulterana, por supuesto, pero parecia que tambien tenia ganas de irse del lugar. Era basante obvio que aquella tumba le pertenecia a alguien bastante allegado, y el duelo se le sobreponia las fuerzas. Dirigió una sola palabra hacia el emplazamiento de la tumba. La ulterana no entendia porque habia saludado a la tumba, pues esta no le contestó de vuelta, lo que era de esperar, siendo una tumba no-mágica, pero lo acabó atribuyendo a la cultura en sí.
Los segundos de silencio compartidos por ambos le obligaron a pensar en Harm automáticamente, como la vergonzosa parodia de mausoleo que la niña habia levantado, años antes en Letargo, todavia seguia ahí.

De pronto, el griego no pudo soportar aquello más, alegando que era hora de irse y que no les quedaba mucho tiempo. La ulterana, vacilante, todavia se quedó en tierra unos segundos después. Miró a la tumba, y tuvo una ocurrencia, cercandose hacia la losa, buscó en su bolsa sin fondo y extrajo un pequeño saquito de semillas, esparciendolas grácilmente a los pies de la tumba, volcó un tarro de un líquido verdoso translúcido y al instante, las semillas comenzaron a germinar a toda prisa, echando raices en la tierra y pasando por todas las fases evolucionarias de una flor hasta mostrar sus pétalos completamente. Cercada la tumba por lirios blancos, planta que Nia conocia como la idonea en la cultura terricola para ceremoniar a los muertos, la náyade decidió hacer algo que consideraba estúpido, pero que lo hacia desde el respeto, quizás porque el griego en si mismo no pudo mostrarle los suyos a la tumba de la persona que allí se hallaba.
-No te preocupes. Vacuum... Vacuum lo está haciendo genial y... se le aprecia mucho.-Susurró a la tumba, arqueando una ceja. Esperó unos segundos, no saber muy bien como proceder, pero sintiendose bastante estúpida en el proceso puesto que aquella tumba no le iba a responder nunca y porque no tenia muy claro porque habia decidido hacer aquello desde un principio. Se alejó lentamente de la tumba y alcanzó al griego. Asintiendo con una sonrisa amable, pusieron rumbo de vuelta al portal.

Continua en Explanada de Los Portales
Muffie

Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación

La Tierra - Página 9 Empty Re: La Tierra

27/10/15, 02:38 pm

Church parpadeó confuso. Por algún motivo sentía que acababa de perder algo, pero no lograba dar con el qué. Sacudiendo la cabeza se apartó de la entrada, desconcertado por la posición en la que se encontraba, como si hubiera estado despidiendo a alguien o fuera a salir a algún lugar en aquel momento, lo que era absurdo pues no solo se encontraba solo en casa sino que acababa de llegar, por lo que no tenía ningún motivo para volverse a ir.

Algo confundido por la situación, aunque achacándosela al cansancio, se acercó a la cocina donde se hizo distraídamente con un botellín de cerveza para luego volver a la sala a tumbarse en el sofá donde comenzó a bebérsela. Church frunció el ceño tras el primer trago, confundido con aquel sabor desconocido, y se quedó mirando el botellín. No entendía nada de lo que ahí ponía, pero indudablemente era cerveza. ¿Desde cuando él tenía cerveza sueca? El mecánico parpadeó confundido. ¿Es que acaso Beck le había obsequiado con buena cerveza y él ni siquiera se había enterado? Esperaba que, si lo había hecho, él le hubiera agradecido debidamente en su momento, aunque no lograba recordar cuándo había ocurrido.

Desinteresándose con el suceso de nuevo y decidido a descansar, se recostó en el sofá disfrutando de la novedosa y rica cerveza sin darle muchas vueltas a lo ocurrido ni por qué tenía en el bolsillo 500 libras que antes no habían estado ahí.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ethan y Sophie, como de costumbre, se adelantaron a los dos jóvenes, correteando entre las lápidas intentando no molestar a la gente que ahí había, hasta que dieron con la tumba de Maggie. Church y Beck pudieron escuchar perfectamente el jadeo de impresión. Luego vieron acercarse a Sophie a la carrera.

- ¡Han roto la tumba de Maggie!- gritó entre asustada y sorprendida.

Church miró la lápida a la distancia y no la vio ni rota ni deteriorada, por lo que dudó bastante de que el daño fuera algo realmente grave. Al acercarse pudo ver que el “roto” que decía la niña era nada más y nada menos que la ausencia de la letra “M” metálica que iniciaba el nombre de Margaret. Por alguna razón, Church pensó que así estaba bien, que no necesitaba arreglarse y que aquel desperfecto era necesario.

- Yo creo que no está tan mal. De hecho queda como más especial. Yo lo dejaría así- comentó Church, dejando el ramo de margaritas sobre la tumba.
- Pero ahora nadie sabrá cómo se llamaba, nadie la encontrará y todo el mundo creerá que se llamaba… Argaret- dijo Ethan con una mueca, disgustado por como sonaba a sus oídos.
- Hagamos una cosa. ¿Y si en vez de comprar una M de metal como la que había antes hacemos una nosotros de madera o de cerámica o de cualquier material que podamos moldear?- sugirió Beck, agachándose a la altura de los niños intentando convencerlos con su sonrisa. La chica entendía el punto de los niños, pero también el de Church. Realmente, no importaba mucho lo que pusiera en la lápida, ahí estaba Maggie y eso era lo que realmente importaba.

A los niños la idea les encantó y comenzaron a explicarle, tanto a ellos como a la tumba de Maggie, como iban a hacerlo, discutiendo de vez en cuando entre ellos cuando no se ponían de acuerdo.

Si, pensó Church, aquello estaría bien.

Los niños no tardaron en empezar a tener hambre y Beck los guió hacia la salida dejando unos minutos a solas a Church como siempre hacía. El chico sonrió hacia la lapida.

Si, todo es como debe ser.

Y aunque no sabía por qué ni la profundidad que esta afirmación tenía, así era.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En un lugar muy lejano, al otro lado de un portal, una joven morena unía una M metálica a un colgante, invirtiéndola para que una vez colgada de su cuello se leyera como una W.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Aquellas navidades los mocosos recibieron más regalos de los acostumbrados, entre los que se encontraron ropa nueva, materiales para clase, bicicletas nuevas y un extraño peluche de una serpiente con alas que se le había antojado a Church. Cuando Beck preguntó al chico de dónde había sacado ese dinero, Church solo pudo responder que no tenía ni idea, pero que tenía la sensación de que se lo había dado alguien realmente especial.


Última edición por Muffie el 27/10/15, 04:13 pm, editado 1 vez
Bellota

Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.

La Tierra - Página 9 Empty La cosecha de Mónica. (7ª Cosecha Rocavarancolia).

27/10/15, 03:23 pm
-¡Mierda!- exclamó Mónica, tratando de liberar su espesa falda de tul de los zapatos de la gente que bailaba a su alrededor, ignorándola. –Maldita sea- masculló, dando codazos a su alrededor  para abrirse un hueco. Había vislumbrado su objetivo: la barra de la discoteca.

-Maldito Jonás- musitó de nuevo. Si no fuera por su hermano ella estaría en casa tranquilamente haciendo un maratón de películas de miedo, hinchándose a palomitas hasta poder rodar calle abajo y sobre todo, no estaría vestida como una princesa cursi, con esos zapatos tan incómodos y plasticosos que sonaban como si hubiera un caballo en la habitación, con tanto maquillaje en la cara que tenía la sensación de haber usado la pistola de maquillaje de Homer Simpson y no tendría que ir repartiendo estampitas de la Virgen del Pilar (¡de la Virgen del Pilar! ¿Qué clase de humor retorcido tenía su hermano?) entre la población masculina de la fiesta haciendo como si les estuviera dando su número.

“Aunque hay que reconocer que me lo estoy pasando de puta madre con las estampitas”, se dijo tirando de nuevo su voluptuosa falda repollo… ¡Que la gente no paraba de pisar!

-¿¡Queréis quitar vuestros sucios tacones de putilla de mi disfraz!? ¿¡No veis que estoy intentando dirigirme a la barra o es que alguien os ha robado las lentillas?!- se giró furibunda para amonestar a dos chicas que la miraron estupefactas, claramente afectadas por el alcohol (y por sus palabras), y que retiraron inmediatamente los pies de la falda de Mónica. –Memas- murmuró girándose de nuevo y dándose de bruces contra su hermano que, disfrazado de pirata, le miraba divertido.

-¿Qué tal, Mon?- le dijo, burlándose. –Tu disfraz está causando furor entre los zapatos ajenos, ¿eh?

-Y tú qué, imbécil, ¿el parche del ojo te está haciendo más estúpido de lo que ya eres?- le espetó su hermana, aporreándole el brazo. –Si no fuera porque esto está más petado que la fiesta de despedida de Bilbo en la Comarca te atizaría con mis zapatos hasta que te volara el loro del hombro.

Jonás se rio, alborotándole el pelo con la mano. -¿Has visto algo que te guste? Recuerda las estampitas.

Mónica resopló. –Lo de las estampitas es lo único que te paso, Jonás, lo único divertido de toda esta fiesta de música ratonera. ¡Podría estar en casa viendo Alien y poniéndome fina filipina a chuches y palomitas!

-Ah… no haber perdido la apuesta. Además, menos mal que la perdiste, que se te está poniendo el culo como una plaza de toros de tanto comer guarrerías…- volvió a chincharla su hermano, huyendo después muerto de la risa de los golpes del bolso de pompones.

-So asqueroso, ¡ya verás cuando te pille!- exclamó Mónica viendo cómo se escabullía e incapaz de seguirle con esos tacones ridículos. -¡Estás muerto, ¿me oyes, hermanito?! ¡Muerto!- le gritó levantando miradas asombradas entre los presentes. Los ignoró con un resoplido, apartándose el pelo, algo húmedo por el calor de la fiesta, de la cara, y se dirigió de nuevo a la barra.

-¿Qué le pongo, oh, alteza?- le preguntó con guasa la camarera.

Mónica le dirigió una sonrisa forzada. –Una Fanta de naranja. Y ¡que te corten la cabeza si tardas!

Ambas rieron y la camarera fue a atender la orden. De repente un brazo peludo se acodó al lado de Mon, que miró hacia arriba descubriendo a un chico grande, vestido con una camiseta a rayas rojas y blancas, con la cara rubicunda y pelo pelirrojo.

-Hola, princesa- le ronroneó el chico echándole el aliento en la cara, intentando claramente ser sensual pero fallando estrepitosamente. -¿Qué haces por aquí, Bella Durmiente?

-Buscar una forma de acabar con el dominio opresor del patriarcado en las sociedades occidentales actuales- le respondió ella muy seria, muriéndose de la risa por dentro.

El adolescente retrocedió un poco, confundido. -¿Qué?

-Que cuando las mariposas baten alas a veces se originan tornados al otro lado del mundo. ¿A que es interesante? Todos los desastres naturales se evitarían si les cortáramos las alas a las mariposas- improvisó la chica mientras tamborileaba con los dedos sobre la barra, incómoda por la cercanía del muchacho.

-Me llamo Gus- se presentó el chico, abandonando la intención de comprender lo que decía Mónica.

-¡Anda, pues te pega! Me recuerdas al personaje de una película que…

-Me lo dice mucha gente, sí…- volvió a acercarse hasta rozarle la mejilla con la suya. –Que soy clavadito a Matt Damon…

Mónica se separó y agarró su Fanta, que llegaba ese momento como enviada por la providencia. –Pues la verdad…- le pegó un trago al botellín después de limpiarlo concienzudamente –es que yo estaba pensando más bien en Augustus Gloops, de Charlie y la Fábrica de Chocolate.

Gus se la quedó mirando con expresión indescifrable. -¿De qué vas?

Mónica bajó la cabeza para observar su disfraz. –De princesa repollo, al menos desde la última vez que miré en un espejo…

Gus resopló, tras lo cual la empujó tirándola al suelo y yéndose de allí. -¡Me has comparado con el gordo de la peli! ¡A mí nadie me llama gordo!

-Pero qué poco sentido del humor tienen algunas personas- dijo una voz tras Mónica, y una mano se materializó ante ella para ayudarle a levantarse y situarla ante un chico atractivo.
-Marcos- se presentó.

-Mónica- respondió la chica, sacudiendo su mano con energía, encandilada por la mirada clara del chaval y sosteniéndola un poco más de lo socialmente adecuado.

-Esto va a sonar a cliché, pero… ¿qué hace una chica como tú en un garito como este?- preguntó el chico, divertido, después de recuperar su mano.

Mon se recolocó el pelo con coquetería sobre el hombro, parpadeando frenéticamente. –Aburrirme como una ostra y desear estar en casa para comer palomitas mientras veo pelis.

Marcos se carcajeó, inclinándose hacia ella. -¿Y qué más?

La adolescente fingió pensárselo. –Repartir estampitas de la Virgen del Pilar entre la población masculina atractiva de esta fiesta, beber Fanta, quejarme del mundo… ya sabes, cosas normales de persona normal.

El chico volvió a reírse. –Y… ¿a mí no me das ninguna estampita?

Mónica sonrió de forma lobuna, y se puso a rebuscar en su bolso hasta agarrar el paquete de estampas para tenderle una a Marcos canturreando y contoneándose. –Hey, I just met you, and this is crazy but here is my number, so call me maybe…

Marcos la cogió entre los dedos, e iba a decirle algo más cuando un borrón vestido de diablilla fresca se interpuso entre ambos.
-¡¿QUIÉN ERES TÚ Y QUÉ HACES HABLANDO CON MI NOVIO, PERRA?!- exclamó una chica, también bastante bebida, arrojándole a Mónica un cubata. Esta parpadeó, con la bebida goteándole de la cara y el vestido, y levantó la mirada lentamente hacia la chica, que se agarraba posesivamente a Marcos.

-Pues mira, darle una estampita de la Virgen del Pilar para que nunca pensara en ponerte los cuernos, pero ya veo que te los pones tú solita- comenzó diciendo tranquilamente, a medida que su cara se iba enrojeciendo más y más. –Y COMO TE VUELVAS A ACERCAR A MI, ESTÉ HACIENDO LO QUE ESTÉ HACIENDO, TE LOS ARRANCO DE LA CABEZA Y TE LOS COMES, ¿ME HAS OÍDO BIEN?- exclamó antes de alejarse para el baño, rosmando cabreada. Una mano le detuvo.

-Lo siento, va bebida, normalmente no es así…- comenzó a disculparse Marcos.

Mónica le miró, se soltó y siguió caminando, descubriendo por casualidad que el baño estaba libre, y cerrando la puerta con pestillo tras ella, dejando fuera a un coro de chicas bastante molestas.
-Para un momento en que me lo estaba pasando bien- empezó a mascullar, sacando el gel antibacteriano y rociándoselo sobre las manos y brazos, cosa que deseaba hacer desde que se apoyó en la barra. –Para alguien con el que podía bromear- continuó, poniéndose bajo el grifo y frotándose las mejillas y los ojos olvidando el maquillaje y dejándoselo todo corrido. -¡Y viene una tía loca y me tira el cubata encima! Ahora huelo a borracha…- se olisqueó, ignorando sin ver el humo verde que comenzaba a invadir el baño –y a porrera. ¿¡Nadie en esta fiesta toma Fanta!? ¡Y todo esto encima es por culpa de Jonás! ¿Quién me mandaba a mí hacer esa apuesta Y PERDERLA? Nadie, nadie, pero como…

Unos golpes en la puerta la distrajeron de su monólogo, por lo que se acercó a la cerradura y gritó. -¡QUE ESTOY TENIENDO UN MOMENTO DE CRISIS, ESPERÁOS UN POCO O ID AL DE CHICOS, COÑO!- se volvió a acercar al lavabo y volvió a abrir el grifo del agua, perdiendo el hilo.

-Y ahora no me acuerdo de lo que estaba diciendo- se dirigió hacia la puerta. -¡YA OS VALE, ME HABÉIS FASTIDIADO EL MONÓLOGO! Y… ¿de dónde sale este humo?- se preguntó, dándose cuenta de pronto de la densa neblina verde que invadía el baño.

-¿Hay alguien aquí?- preguntó, abriendo la primera puerta que daba a los váteres. –Si hay alguien aquí no me va a hacer puta gracia porque 1) estoy teniendo un mal momento- abrió la segunda -2) estás llenando el baño de humo verde y estoy segura de que eso no es sano- hizo una pausa para rebuscar en su bolso por la mascarilla y se la colocó a toda prisa sobre la nariz y la boca, bloqueando así la mayor parte de su inhalación de humo – y 3)…- al abrir la puerta del tercer váter se encontró con la figura de un hombre joven, que la miraba envuelto en el humo como si éste se tratara de una manta. Mónica perdió el habla momentáneamente, atónita. El joven le devolvió la mirada bajo su sombrero de copa mientras jugueteaba con una pipa y lo que parecía un cordón con tachuelas en movimiento.

-Buenas noches, señorita. Vengo a llevarte conmigo a otro mundo.

Mónica salió de su silencio con una risotada. –Pues sí que vas fumado, Lincoln. ¿Qué haces en el baño de chicas? ¿Tu madre no te dijo que era de mala educación espiar a las damas cuando se empolvan la nariz? ¡Largo!

Él aspiró por su pipa al tiempo que respondía. –No voy a marcharme, y como ya te he dicho, he venido a llevarte a otro mundo. A Rocavarancolia: la ciudad de los milagros y portentos.

Ella parpadeó y se ajustó un poco más la mascarilla para dejar de oler el humo, tosiendo y notando cómo se le empezaban a ir los pensamientos coherentes y las preocupaciones. –Tío, al menos deja de fumar, que aquí no hay quien respire.- Después decidió seguirle el rollo, sin saber por qué, pero feliz de hacerlo. –Bueno… ¿y qué me cuentas de ese “mundo ideal”, eh…- carraspeó. -… guapo?

El joven levantó la cabeza, dejando que la luz artificial cayera sobre sus tirabuzones oscuros, y fumó un poco más. –Te sugiero que te quites la mascarilla- comentó. –Por educación- añadió mientras daba otra suave calada. –Y Rocavarancolia es a donde pertenecemos, tanto tú como yo, es el lugar donde sacarás tu verdadero potencial.

La adolescente se acercó al quicio de la puerta, atusándose el pelo y enrollándose un mechón en el dedo, levemente mareada pero poniéndole ojitos. –Yo no pertenezco a ningún sitio, caballerete- inspiró. –Me pertenezco a mí misma. Y si me quito la mascarilla… ¿qué me darás a cambio?- se acercó un poco más, apoyándose contra la puerta en un estudiado movimiento sensual.

Un tic sacudió la mejilla del demiurgo, quien, frustrado, movió las manos buscando algo que hacer con ellas. Encontró un pequeño botón y un trozo de papel higiénico y se puso a trabajar mientras contestaba.
-Te puedo prometer magia, magia de la de verdad, de esa que sólo sale en los sueños.

Mónica fingió pensárselo, sin poder separar la mirada de las manos del chico, quien transformaba el papel en una criatura parecida a ¿una pajarita? –Y… ¿nada más? ¿Nada de chicos sexys deseándome ardientemente? ¿Chicos como tú?- tosió y se apretó aún más la mascarilla contra la cara.

-¿Co-como yo?- el muchacho no pudo evitar tragar saliva y ajustarse el sombrero sobre la cabeza, nervioso de pronto, y decidió repetir su mensaje. –T… te recuerdo que sigue siendo de mala educación hablar con la mascarilla.

Mónica hizo un gesto con la mano, sintiendo la cabeza embotada, mientras se quitaba la mascarilla aspirando profundamente y dirigiéndole una sonrisa agresiva. –Sí, sí, como tú. Chicos sexys con pelo oscuro y tirabuzones suaves, que desearan poner su boca sobre mí…- hizo una pausa, mordiéndose el labio, algo ida. –Oye, esto huele bien. ¿Qué es? El humo es como muy de Halloween, ¿no? ¿Y qué más hay en Rocava… roca… bueno, ese sitio?

El chico ignoró deliberadamente las primeras palabras de la humana y, retorciéndose las manos, agarró de nuevo su pipa y le dio otra calada. –Me alegra que te guste su olor. Y sí, es muy de Samhein. O Halloween. Como quieras llamarlo. Rocavarancolia- hizo hincapié en el nombre -tiene magia, posibilidades, oportunidades… te ayudará a ser quien realmente eres y de ese modo tú la ayudarás a ella.

-Sí, sí, como digas- suspiró dramáticamente la chica, acercándosele un poco más. -¿Además de oportunidades también te tiene a ti?- le miró parpadeando frenéticamente, cada vez menos consciente de lo que estaba pasando excepto del muchacho, por el que se había encaprichado.

El chico miró frenéticamente a su alrededor, apretando las mandíbulas mientras le daba un tic bajo el ojo. -Eh… sí, yo también estoy ahí… Bueno, sólo tienes que firmar este documento y podrás venir conmigo- el demiurgo deseaba terminar con aquella visita y pasar a la siguiente cuanto antes.

Mónica sacó un boli de su bolso, enarbolándolo cual espada. -¡Estoy lista! Aquí tienes mi… -carraspeó y luego estornudó. -… ¡cuenta con mi bolígrafo! …creo que tu pipa me da alergia- rio tontamente.

El cosechador negó con la cabeza al tiempo que sacaba del bolsillo interior de su chaqueta la pluma que llevaba consigo. –Esto es un contrato de Rocavarancolia, no sirven esos bolígrafos… con este documento estarás afirmando que has venido por tu propia voluntad y que no has sido- dudó por un momento –embaucada.

La chica miró atontada la pluma y la acarició. –Alaaa, qué bonitaaaa… y yo claro que voy por propia voluntad… allá a donde tú vayas yo te seguiré- le guiñó un ojo con resultados desastrosos y se rascó la nariz, que le picaba muchísimo por el humo dulzón mientras apoyaba la pluma en el papel.

El joven rocavarancolés volvió a mirar a su alrededor, sin saber muy bien qué decir. –Sí, sí, muy bien.

-¿Tienes novia?- preguntó Mon mientras comenzaba a formar el documento y dejaba escapar un grito de dolor al ver aparecer la tinta, roja y brillante como sangre recién derramada. -¡Tu pluma da calambre!

El demiurgo estaba ya tan nervioso que casi se le cae al suelo la extraña creación que estaba terminando y que ahora se parecía a una ¿abeja? al escuchar las palabras de la chica, por lo que la ignoró y observó con atención cómo firmaba el pergamino, asintiendo con aprobación cuando la joven mostró el dolor habitual. –Sí, me temo que ese “calambre” es una de sus particularidades…

Mon bostezó, adormilada. –Bien, si no me respondes es que no tienes novia. Genial. Me alegra que estés libre. Yo también lo estoy, así podemos dejar de estar libres juntos. ¿Cómo…- volvió a bostezar, frotándose los ojos y embadurnándose aún más de maquillaje oscuro -… te llamas? Yo Mónica. Pero puedes llamarme Mon- le sonrió y bostezó de nuevo mientras hurgaba en su bolso y cerraba los dedos sobre una estampita del Pilar, sin sacarla aún.

El hombre se revolvió inquieto, pero ante la pregunta se sintió más seguro a la hora de responder que con todo el diálogo anterior, que se le antojaba más extraño de lo habitual. –Soy Doce Punto, el Demiurgo de Altabajatorre de Rocavarancolia.

-Ajá. Doce Punto. Del resto no he entendido ni frostis- rio tontamente de nuevo, como borracha, los pensamientos tan lentos como un río de miel. –Bueno, pues, esto…- le tendió la estampita, mientras el resto de su dudosa cordura escapaba de allí a la carrera –para ti. Llámame. Espero verte…- se volvió a frotar los ojos -… pronto. Donde sea.

Doce Punto logró coger la estampa y sostenerla atónito ante sus ojos antes de que Mónica cayera al suelo inconsciente, tremendamente fumada, roncando como un camionero con sinusitis y abrazada como una lapa a su bolso de pompones. Escudriñó la imagen de la Virgen del Pilar y después bajó la vista a la figura que roncaba a sus pies.

-Nunca he sido muy creyente.
Aes

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Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

La Tierra - Página 9 Empty Re: La Tierra

27/10/15, 06:28 pm
En aquellos momentos el cielo de Bélgica parecía un manto plateado que amenazaba con descargar toda la lluvia que tenía acumulada, las nubes viajaban rápido, uniéndose unas con otras y formando grandes esponjas de color negro, era mucho más de mediodía pero no lo suficientemente tarde como para que a penas hubiese una pizca de sol, aquella pequeña tormenta estaba tapando sin duda la luz y las calles apenas eran iluminadas por parchetones aquí y allá.
Desde el balcón de su casa Tayron podía contemplar la belleza del momento, pequeñas franjas brillantes descendían del cielo, se trataban de aquellas que aún no habían sido interceptadas por el clima del día. Una pequeña brisa fresca le acarició el rostro, revolviéndole el pelo. El chico tenía la mirada perdida en aquel paisaje que se le antojaba hermoso, sin duda un manjar de la naturaleza, para él los días nublados eran los mejores.

Y entonces los escuchó, por fin habían llegado, cruzaban la carretera con sus bicicletas y se habían parado debajo de su terraza, escuchó el singular silbido, que era como se llamaban siempre unos a otros, una sintonía bastante simple que no constaba de más de cuatro notas.
-¡Vamos Tay!, no me digas que hemos venido con la lengua a fuera para que te quedes ahí pasmado- oyó refunfuñar a Melvin desde arriba.
El belga se limitó a asomarse desde la barandilla de metal con expresión burlona.
-Ya voy, ya voy.
Ladeó la cabeza, comprobando la altura, ya lo había hecho otras veces y no debía asustarse pero siempre calculaba la trayectoria del salto para no tener que lamentarse luego, así que se encaramó en el filo y se lanzó hacia abajo con un pequeño grito de guerra, escuchó a sus amigos reírse desde donde estaban. Con un pequeño gruñido aterrizó sin problemas, y alzó la cabeza hacia sus amigos con aires de victoria.
-Increíble, ya me gustaría a mí saltar así macho- profirió Evens a su lateral, con su habitual capucha calada y una sonrisa en la boca.
-¡Pues ya ves, porque tú te la pegas siempre!- respondió Melvin acercándose y estrechándole la mano.

Tayron los contempló a todos, Mathew, el chico grandote, con una gran mochila a la espalda y una  divertida cara redonda, siempre atento a todo, era el que llevaba el alcohol en su macuto, un gran perro guardián que aunque pueda parecer temible por su aspecto su maldad deja mucho que desear, Evens, tan bajito y escuálido como siempre, con una melena de rizos hasta los hombros, siempre se la había dado de siniestro pero su cara aniñada representaba el tono infantil que llevaba dentro. No mucho más a la derecha y en la misma bici aguardaban Chris y Amber, con los labios pegados y el ceño fruncido, estaban a lo suyo, era la única pareja y no se cortaban ante el público, de hecho les encantaba lucirse delante de todos. Tayron carraspeó para que paran de enrollarse.
Amber alzó la vista clavando sus ojos verdes en él desde el interior de su flequillo, llevaba el cabello azul a mechas, contrastando con su rubio original. La chica le sonrió.
-Tay- pronunció Chris, levantando la cabeza, aquel chico era sin embargo una joya, se podría decir que el más rebelde, ambos se habían peleado en varias ocasiones pero les unía un lazo bastante grande que los continuaba haciendo amigos, llevaba la cabeza al rape y un piercings colgaba en su nariz con forma de anillo.
-Chris- respondío él de la misma forma.
Ya solo quedaba Melvin, su mejor amigo de toda la vida, inseparables, como un hermano, igual de moreno que una mierda, como solían decir ellos cada vez que le describían entre risas, un chico de tez bronceada e impresionantes ojos azules, normalmente se podía ver una barba de tres días en él.

Unas manos frías le taparon la visión, sabía que era de ellos porque el anillo simbólico del grupo se le estaba clavando en la nariz.
-¿Quién soy?-preguntó una voz femenina, supo identificarla incluso antes de revelar su tono de voz, sus manos olían a ese perfume a lavanda tan característico que tenía ella, le había cogido por sorpresa, no era posible, se suponía que sus padres no la habían dejado quedar por ese mes. El chico, visiblemente contento se llevó las manos de la muchacha a sus labios y le profirió un gran lametón, de inmediato ella se apartó con un gran grito de horror.
-¡Puto asqueroso!- dijo al principio con mosqueo y luego estallando entre risas.
El belga se giró con emoción.
-¿¡Pero qué haces aquí Dekka?!- preguntó con verdadera curiosidad.
Ella abrió los ojos con curiosidad.
-¿Pero de verdad que no me habías visto?, pues que voy a hacer, lo mismo que tú, me he escapado.-se explicó con una mirada pícara y cruzándose de brazos.
-Que malota- contestó Mathew al fondo.
Tayron levantó los brazos como si le estuviesen apuntando con una pistola de forma dramática.
-Oye oye, que yo no me he escapado.
-Claro- Chris entornó los ojos llevándose las manos a los bolsillos- por eso has saltado por el balcón- terminó por decir mirando al resto.
Tanto el chico como todos estallaron en carcajadas.
-Bueno, ¿Nos vamos?- exigió Evens, calándose de nuevo la capucha y ya montado en su bicileta.
Dekka se adelantó y se puso en medio del grupo, sacó sus gafas de sol y se las puso con velocidad mientras se abrochaba su chaqueta oscura.
-¿Por qué te pones eso sin no hay sol?.-dijo Evens.
-De la misma forma en que tú llevas capucha y no llueve, listo, total, no es eso lo que iba a decir-carraspeó- Tayron...-empezó a hablar antes de ser interrumpida por los demás a tropel.
-Oh oh, ahí va...-se lamentó Mathew.
-Prepárate- comentó Amber.
Chris inhaló una calada de humo de su cigarro y le puso la mano en el hombro, como si fuese una despedida.
-¿Lo va a hacer?-preguntó.
-Lo va a hacer- confirmó Melvin con risas.

Tyron sabía a que se referían, era una forma muy divertida de reírse de la situación, Dekka era una chica muy peculiar, bastante directa y descarada, y siempre hacía preguntas, siempre, en especial a él, sólo la mención de su nombre completo era una premonición de lo que la chica iba a decir, siempre lo llamaban “Tay” entre el colegueo, pero la chica lo lo llamaba así  cada vez que hacía uno de sus espectáculos.
-Vamos, no seáis tan exagerados- respondió ésta con un falso todo de enfado, dio un paso adelante de forma que una de las franjas de luz que se había colado entre las nubes la enfocaba directamente, sus ojos marrones le miraban directamente, desde su posición el chico podía ver su tatuaje de escorpión en el cuello, solo se veía ahora que Dekka llevaba el pelo corto.- bien, ¿Es qué no vas a llamarla?.
-¿Llamar a quién?.
-No te hagas el remolón, a quién va a ser tonto, a Dafne, a tu enamorada, tu amor platónico.
Tyron enrojeció por completo pero recuperó la compostura ante todos y se dignó a responder.
-Es que no puede, dice que está estudiando.
Dekka sonrió y le lanzó una mirada cómplice al resto.
-Vaya Tay, así que ahora te van las chicas buenas- metió baza Amber desde atrás, guiñándole un ojo con picardía.
-¡Así que es verdad que le gusta!- anunció Mathew soltando su mochila al suelo, y preparándose para dar su particular abrazo del oso, pero por suerte Melvin se interpuso entre él y Tayron, justo a tiempo para salvarlo del dolor.
-A ver a ver, dejemos que se explique.
Todos se giraron, cada uno se mantenía  desde su respectiva bicicleta a la espera de que lo que iba a decir, un horrible silencio se hizo.
-Vale, a ver, me explico, ella es...no sé, tan...¿Dulce?, quiero decir...esto...- desvió la vista hacia el cielo y volvió a bajarla para completar su frase- sí que siento algo por ella, pero no sé el qué.
Exclamaron sus gritos de descontento, con abucheos y reclamaciones por todos lados.
-Venga ya tío, si la tienes entre la espada y la pared- alegó Evens.
-¿Y la boda para cuando?, Mathew sería el cura, tiene pinta de cura.-propuso Melvis.
-Y tú tienes pinta de hostia en la cara.
Dekka alzó las manos y se hizo de nuevo el silencio, montó en su vehículo y se puso en la cabeza de la fila, estaban listos para partir, giró la cabeza hacia los demás.
-¿Que os parece si...?
-¡Oh no, eso no! ¡Ni de coña!.- respondió el chico enfadado, una vez más sabía lo que su amiga quería decir, y la idea no es que no le hiciera gracia pero le resultaría incómodo.
La chica se pasó la mano por el pelo antes de continuar hablando.
-Venga, Dafne ya he venido otras veces, podrías confesar tus más íntimos sentimientos, le encantará verte, no te creas que no sé que te has dejado esa perilla de chulo por ella.
-¿Le preparás un picnic a la luz de tu mirada, príncipe azul?- dijo Chris poniéndose con la bici a su altura, con Amber agarrada a su cintura detrás de él.
-Buff-suspiró Melvin- Tay tiene de príncipe lo que tu de virgen.

Ya no podía aguantar más, así que con voz cansina admitió el viaje, sabía que sus amigos no pararían hasta convencerle, así eran ellos y no tenían remedio, no tenía sentido no desistir, una vez más se dejó hacer.
-Está bien, vamos allá.
Dekka ahogó un grito de alegría.
-Cojonudo, adelante entonces. ¡Señoritas y caballeros! ¡Seguidme en una nueva aventura hacia lo desconocido!-gritó llena de euforia.
Y a toda velocidad y con la adrenalina recorriendo sus cuerpos se deslizaron calle abajo con esporádicos gritos de locura, aspirando el frenesí y el olor a acera mojada.
Neith2
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Nombre: Dafne
Especie: Humana
Habilidades: Habilidad mental, sentido común, reflejos

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27/10/15, 08:51 pm
Aquella tarde, todo andaba muy tranquilo, nada ni nadie hacia acto de presencia en aquellas calles belgas. El cielo se despejaba a medida que una ráfaga de aire serpenteaba aquellas nubes sumamente grises, tardaría algún que otro día, en que el sol saliera por fin después de tantos días.

Dafne, se encontraba allí, como de costumbre, frente aquella blanca fachada, que a pesar del tiempo, reflejaba bastante luz. Solía sentarse en la puerta de su casa, en un pequeño banco de hierro, en aquellos días en el que la calle estaba desierta, y podía leer tranquilamente, hasta que su hermano más pequeño o su madre la llamara con gritos estridentes y acabara el único momento en el que podía estar más relajada…

-Dafne… ¿Dónde estás…?-Interrogó su hermano Eric desde el poyete de la ventana del primer piso.

>>Otra vez…<<, Pensó Dafne, lamentándose, ya que ella sabía que ese tono tan peculiar con el que la llamó, traería una serie de cuestiones.
-Pues en el mismo lugar en el que me encuentras siempre-Afirmó a regañadientes mientras se estiraba el cuello de un lado a otro.

-¡Lo sabía!-Exclamó Eric, mientras continuó diciendo…-Siempre leyendo ese libro, el cual no me dejas ni tocarlo, y mucho menos ojearlo…

-¿Y por qué tendría que dejarte?, no hay nada de otro mundo…-Murmuró, mientras volvió la vista al libro.

El hermano se acercó sigiloso hacia ella, hasta que cogió el libro por primera vez y se lo arrancó de las manos.

-¿¡Pe… Pero qué haces, tonto!?-Bufó mientras le daba una palmada en el brazo.

Eric soltó una carcajada, y continuó mirando la contraportada de libro, que tenía a Dafne tan entretenida.

-Oh, oh, con qué un libro de varias historias románticas eh, no habrá nada de otro mundo en esto pero… Creo que eso te lo creas tu misma con tus ilusiones, ¿O no es así?...-Este frunció el ceño, como en busca de más información…

-Eres un pesado, ¿sabes?, ¿Qué ilusiones dices?, anda ya Eric, vete a hacer tus cositas
Dafne, se tocaba el gran flequillo que acariciaba su mejilla algo nerviosa.

-Sí , sí… Soy más mayor que tú, niña… Y sobre todo soy tu hermano y te conozco hasta el punto de leer tus pensamientos incluso.

-¡Anda que guay!, ve a la tele a ver si así te ganas algo mirando mentes alucinantes…

Eric le devolvió el libro, con cuidado y esta se lo quitó rápidamente de las manos. Este se sentó a su lado y le tocó la mano derecha y le dijo:

-Venga chiquilla, qué más te da, cómo si tú no supieses nada sobre mis gustos, en fin, esa chica que siempre me saluda por la mañanas antes de ir a la universidad me trae loco.

Dafne, le sonrió delicadamente y susurró…- A ver si se va a enterar y todo. Que está aquí al lado… Bueno, yo creo que sabes quién es…¿ Y por qué no lo aciertas tú?

-Por fin, mujer, por fin- Exclamó Eric mirando al cielo y abriendo los brazos.-Menos mal que ya vas contándome tu cosillas… Pues a ver… Si te conozco bien y no me equivoco, es ese chico… Sí ese, el que viene con un montón de gente, y cuando te saluda te pones algo tontita y con la cara coloradita, eh, pues ese es… Tayron, ¿Cierto?

-Buf, creo que sí, pero tú crees… ¿Qué yo le gusto, al menos?-Preguntó Dafne como si estuviese algo asustada.

-¿Y por qué no lo compruebas ahora , eh?- Dijo Eric mientras señalaba, a los pandilleros que llegaban cuesta abajo.-En fin te dejo sola, suerte.
Después el hermano se despidió de su hermana con un ligero beso en la mejilla y después se internó en casa


-¡Hola, chicos!, ¿que os trae por aquí?-Exclamó Dafne con un toque de ilusión, alegría y con algo que revoloteaba en su interior…


Última edición por Neith2 el 27/10/15, 09:17 pm, editado 1 vez
Aes
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Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 9/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

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27/10/15, 08:53 pm
El chico sentía como sus músculos trabajan al pedalear, la trupe lo hacía lo más rápido que podía, esquivando los charcos que estaban formándose y cruzando alguna que otra vez por en medio de la carretera para acortar camino, había empezado a llover, no demasiado fuerte pero sí con consistencia, Tayron se estaba empapando y notaba como el sudor se mezclaba con las gotas de agua, sin embargo la lluvia no suponía un problema para él, y mucho menos para sus amigos, justo al contrario, hacía la aventura más emocionante. No tardaron mucho en llegar, con Dekka a la cabeza de la fila los chicos se movían como uno solo, estaban acostumbrados a no estorbarse y la muchacha sabía exactamente por qué esquina cruzar y qué atajo tomar, todos se conocían la ciudad como la palma de su mano pero a Tayron siempre le había parecido que ella podría hacer un tour por los alrededores con los ojos vendados, y eso es lo que la hacía tan alucinante y la que a veces llevaba la batuta.

-¡Ya estamos llegando!- vociferó viéndose obligada a gritar para que el viento y la velocidad no amortiguaran su voz- Lo sabía, tu piva tiene una choza que te cagas.
Se bajaron de las biciletas con emoción y contemplaron el lugar donde Dafne pasaba sus días, sin duda no debía de verse en una situación económica como ellos.
Amber se colocó su particular gorro de lana y cogió una pequeña piedra del suelo, acto seguido la arrojó hacia la ventana de la chica, por suerte su puntería  daba más que desear y la piedra pasó un metro volando por encima del tejado.
Mathew carraspeó.
-¿Se puede saber qué haces?.
-¿Esperas que nos abran con estas pintas?, recuerda, somos gentuza.
Melvin ahogó una carcajada.
-¡Cuidado! ¿¡Amber con una piedra en sus manos?!, el apocalipsis señores, el apocalipsis.
-Ya te vale- respondió Chris aún desde su bici y dándole un beso en el cuello- a ver Tay, llámala de una vez, que nos empapamos.
Tayron asintió con la cabeza pero se quedó en el sitio, no era capaz de imaginarse cuál era la forma más adecuada de hacerlo.
Dekka y Evens le miraban extrañados.
-¿Cómo lo hago?-preguntó, quedando totalmente en ridículo.
-No me digas que se te ha olvidado como tocar un timbre, parece mentira, pues como la vas a llamar. Ah no...espera espera, que tal si le tocas el “Rugido del Escorpión”, seguro que le suena y sabe que somos nosotros.- propuso con la cabeza bien alta- vaya, debería ayudarte más con estos temas, reconoce que podría ser una buena madrina de honor, oh sí, ya lo veo- dijo extendiendo las manos hacia arriba con grandeza- estaría espectacular.
Tayron agachó la cabeza con indignación.
-Para empezar los escorpiones no rugen.
-¿No lo hacen?.
-Claro que no, y para acabar...¿Tú en una iglesia?, esa combinación siempre acaba en desastre.
-Vale, venga, adelante, a por ella tigre-le dijo dándole una palmada en la espalda, el grupo se encaminó justo debajo del ventanal de la chica, se podía escuchar la voz de Dafne, debía de estar en su habitación.
-Esto se parece a Romeo y Julieta-dijo Evens.
-¡¿Queréis parar de una vez?!, ya he dicho que siento algo por ella pero no sé el qué, no me presionéis, y no quiero una bromita sobre el tema con ella delante- les advirtió cruzándose de brazos, pero no pudo aguantar la compostura ante ellos y se echó a reír- está bien, tampoco se le puede pedir peras al olmo.

Y a la perfección Tayron recitó la melodía del escorpión, y esperó con las manos metidas en los bolsillos y el pelo chorreando a que la muchacha se asomara a recibirles

_________________________________________

"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
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Nombre: Dafne
Especie: Humana
Habilidades: Habilidad mental, sentido común, reflejos

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27/10/15, 09:15 pm
Eric, su hermano la aviso de que sus amigos venían a buscarla, ella volvió a meterse dentro de casa, para guardar el libro que tanto le atraía, con la intención de que pensaran que estaba estudiando, ya que le ruborizaba la idea de que sus amigos la vieran leyendo cosas tan "cursis".

A pesar del tiempo que llevaba en Bélgica, le costaba habituarse a estos tipos de cambio, sobre todo con estas amistades tan peculiares que tenía, pero a pesar de ello, siempre que se escapaba de casa por el consentimiento de su hermano, lo pasaba en grande recorriendo media ciudad a pie, a bici, o a lo que fuese, siempre volvía a su casa con los ojos brillantes de emoción y adrenalina. Su madre solía trabajar todo el día, Dafne daba gracias a todo lo que fuese para que esta no se enterara, de que ella pasaba mas de la mitad del día fuera de su casa. En Noruega, los amigos que tenían también solían estar muy límitados a no salir de casa, las madre de allí eran muy estrictas en los estudios y la verdad que no le dejaban a penas tiempo de respirar, por eso a Dafne todavía le costaba hacerse la idea de escaparse por la puerta de su casa sin hacer los deberes y sobre el que se enteraba de todo aquello era Eric. Pero aún así pensaba que todo esto tendría que acabar un día, en el cual su madre se enterase, y no habría Dios que la callase de esos gritos estridentes que rompía los cristales...

Dafne allí se encontraba, tras la densa cortina de seda que colgaba desde su habitación, con el corazón palpitante al ver a todos los chicos al pie de su casa. Aquel sonido tan extravagante que emitió el chico, ya lo hubo escuchado más de una vez, no sabía con certeza a que imitaba, pero si estaba segura de que eso era una señal, la cual la hacían para comunicarse entre ellos.

Ella era la más reciente a formar parte del grupo, los demás eran compañeros y amigos de colegio desde que eran muy pequeños, pero aun así la apreciaban como otra que hubiese estado desde la infancia, o al menos eso creía ella. A veces se le pasaba por cabeza...>>Cómo he podido acabar con esta gente... y encima sentir algo por uno de ellos, no me comprendo la verdad<<.

-Pero deja ya de mirarlos chiquilla con cara esa cara de susto detrás del balcón, ¿Qué crees que se lo voy a decir a mamá?- Dijo su hermano, asaltándola en su habitación.

De mientras ella seguía en su mundo, mirando a aquel chico perpleja...

-Dafne...Hola...-Seguía insistiendo su hermano...

-Eh...Si, diles que ahora bajo-Propuso la chica mientras volvía a la realidad.

Eric bajaba las escaleras, y cuando se dirigió a la puerta se sorprendió ante el numeroso grupo de chicos...

-Buenas chavales yo soy el hermano de Dafne, Eric , supongo que ella os habrá hablado de mí o algo por el estilo-Dijo presentándose el chico, bastante risueño, después continuó diciendo- No me extraña que Dafne esté tan entretenida con vosotros, si sois una clase entera.

Mientras Eric seguía su conversación con los chicos, apareció Dafne, tan reluciente como siempre, esta vez se maquilló algo el párpado de los ojos y se echó rimmel en las pestañas, algo muy raro en ella, pero bueno siempre quería estar presentable para el público y sobre todo para sus amigos.

-Eh...¡Hola, chicos!, ¿Os ha dado mucho la tabarra mi hermano?-Dijo irónicamente mientras se tocaba el gran mechón de su pelo de arriba abajo

-No, no te preocupes, ellos no dirían eso de mí, solo una hermana tan mala como tú- Mientras al final, soltó una risilla- En fin pásatelo bien, Dafne, y ya sabes vuelve antes de que mamá se vaya enterando.

- Que si Eric, que sí, lo sé-afirmo la chica a regañadientes, pero aun así se despidió de su hermano con un gran abrazo.

-Y bueno... ¿qué plan para recorrer hay hoy?- cuestionó Dafne mientras miraba a todos de izquierda a derecha.
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27/10/15, 09:15 pm
Al poco alguien abrió la puerta para recibirlos, Tayron se asustó al descubrir que no se trataba de Dafne y por un momento dudó en sí estaban haciendo lo correcto en interrumpirla en sus estudios, si su madre era la que estaba saliendo fuera el grupo de chicos podía darlo por perdido, algunos ya conocían lo estrictos que eran sus padres con la muchacha, por suerte no fue así, Eric, su hermano mayor fue quien apareció, la diferencia que suponía que fuese él y no otro componente de la familia noruega era enorme, después de todo aquel muchacho parecía el más amigable.

Los chicos asintieron, era cierto, les había hablado de antemano de su familia y podían comprobar que lo que decía no era mentira, su hermano tenían un buen humor bastante visible y parecía agradable.
Amber dio un paso hacia delante, deslizándose de los brazos de Chris.
-¿Tendría Dafne un momento?- formuló la chica, ansiosa de poder verla, pero no hubo tiempo de respuesta, prácticamente la muchacha salió segundos después de la pregunta.
Tayron le sonrió desde se encontraba y la observó de arriba a bajo, tan dulce como siempre, sin duda ella destacaba entre los demás, su vestimenta era diferente a los pandilleros, delicada , esa eran las palabras que al chico le gustaba usar para referirse a su amiga.
-Qué va, tu hermano es muy simpático-le respondió Evens asintiendo con la cabeza- deberíamos marcharnos pronto, la tormenta no está amainando y parece tiene pinta de empeorar.
Dekka hizo caso omiso a lo que su amigo estaba diciendo y se acercó a la noruega de varios saltos, la abrazó fuerte.
-¡Dafne, mujer, a ver si te vienes más a menudo, que también eres parte de esto!.
Tayron también la achuchó, pero sin dar muestra alguna de sentimientos, intentó hacerlo con tono neutral.
-Eso es, se te echa de menos, ¡Cómo sigas así vamos a empezar a envidiar a los libros!
Ahora se acercó Amber, se quitó el gorro de lana y se lo tendió, sin importarle que el agua mojara su cabello, Chris a lo lejos alzó una ceja y esbozó una mueca de aprobación.
-Ten, hace frío y no tenemos tiempos para que vuelvas a entrar a cambiarte-le ofreció poniéndoselo en las manos y cruzándose de brazos con satisfacción, sus ojos azules se clavaron en los de la muchacha- no te preocupes por mí- intentó anticiparse a lo que diría- yo ya tengo a mi hombre para que me de calor- y acto seguido se echó a reír mientras se acercaba a los brazos del chico.
-Esa es mi chica, de acuerdo, pues cuando queráis. En cuanto al plan habíamos pensado en dar una vuelta por el bosque, Mathew ha traído en su mochila todo lo necesario.
Como para corroborarlo el grandullón señaló el macuto que llevaba a la espalda y se montó en su bicleta.
-¿Te parece bien entonces?- quiso saber Tayron- puedes montar en la mía si quieres- su bicicleta era la mejor de todas, y por qué no pensarlo, le apetecía que se montara detrás de él.- sea cual sea el destino navegarás segura...¡Con Compañías Tay!


Última edición por chicoaeseg15 el 27/10/15, 09:45 pm, editado 2 veces

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27/10/15, 09:21 pm
Todos ellos hablaban de un plan, ¿De que se trataría?, antes de que Dafne pudiese cuestionar a los chicos donde iba, Tayron se ofrecio a llevarla, así que prefierio guardarse la pregunta para después y no desperdiciar esa oportunidad...

-¡Oh!, está bien Tay, yo también tengo una bici, pero por los sitios que nos metemos y todo, mi madre acabaría dándose cuenta de la suciedad y barro que arrastraría por la casa, en fin la tengo para nada, hasta el día que me harte y le vuelva a dar el sol-Dijo Dafne algo nerviosa por la presencia de Tayron.

Cuando esta se montó en la bici y se puso bien, agarró por la cintura a Tay con bastante fuerza, después, al segundo se dio cuenta de que lo estaba presionando mucho y temió de que el chico le dijera algo.

El viaje se estaba haciendo ameno; la brisa de aire arrastraba la humedad, de un día propio de lluvia, pero aún así no sentía nada de frío viviendo esa experiencia. Desde la bicicleta veia pisos, los cuales se le hacían palacios, y las carreteras grandes lagos, siempre que se encontraba en esa situación lo veía todo de color de rosa, ella solía ser de costumbre optimista y ese momento lo hacía florecer mas.

-Y bueno Tay, ¿Qué os ha hecho arrastraros hasta mi casa?- Dijo Dafne esperando la respuesta del chico.

Todos iban a una velocidad bastante rápida para ir andando por esas calles, pero aun así ella no temía, que mas da solo iba a disfrutar y sentir la adrenalina por su cuerpo. Con sus amigos se sentía bastante liberada y en paz, en cambio en su casa solo o leía o se tenía que poner a hacer los deberes por exigencia de su madre, para esas cosas su hermano menor era el que mas la comprendía, ya que el alguna que otra vez se escapaba de casa dejando la vivienda desierta antes de que llegaran las doce de la noche y la irrumpiera la madre.

-¿Pero chicos, donde vais con esta prisa?, ¿Vamos a coger un tren?- Dijo Dafne en plan bromista.
Aes
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Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 9/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón.
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La Tierra - Página 9 Empty Re: La Tierra

27/10/15, 09:43 pm
La chica parecía entusiasmada y eso era algo que aumentaba los ánimos del grupo en general, Tayron temió desde la seguridad de su bicicleta que su propuesta se hubiese visto demasiado precipitada pero al cabo de unos segundos Dafne aceptó encantada, el chico asintió con energía y esperó a que se colocara en el sillín con dificultad, después de todo eran dos y el pequeño vehículo no era demasiado grande, sino fuera porque el grupo ya estaba acostumbrado a llevar a acompañantes detrás seguramente se habrían caído al suelo nada más empezar. Sin embargo no fue así, pedaleaban con velocidad cuesta abajo emitiendo carcajadas al adelantarse unos a otros, cuando Tayron notó la presión en su estómago por los brazos de la noruega no pudo evitar volver un poco la cara y sonreír.

-¡Oye Dafne!- tuvo que empezar a gritar por la velocidad y el sonido del viento que de alguna forma u otra entorpecía que se escuchasen bien las palabras- ¡Se supone que las bicicletas no tienen cinturón, puedes estar tranquila, no navegas con un novato, este pirata de las carreteras está bastante acostumbrado a no caerse, hoy no será la excepción!, ¡Y además, lo más importante, me estás partiendo una costilla seguro!- bromeó girando en un cruce y poniéndose a la cabeza justo detrás de Dekka.

El muchacho esperó a terminar de llegar al bosque para poder recobrar el aliento y responder a su amiga, se habían desviado en varias ocasiones para llegar más rápido y al fin lo habían hecho, los senderos ya no eran de asfalto sino de tierra, y los edificios habían quedado atrás, los grandes árboles de los bosques se alzaban hacia arribas, azotados levemente por el clima.
-Aquí estamos resguardados del viento- digo Amber posando su mirada en las copas de los árboles.
-Pero no de los bichos...hay infinidades de insectos que podrían estar recorriendo tu chaqueta ahora mismo- dijo Chris intentando asustar la chica, esta por su parte no se acobardó.
-Bah, no me dan miedo, es lo que tiene salir con una chica tan dura, guapo- le chistó guiándole el ojo.
Tayron decidió contestar ahora a la chica.
-Bueno ¿Por qué lo preguntas?, no teníamos nada mejor que hacer y a ti no te venía nada mal salir a refrescarte, cualquier día de estos vas a por pan y te encuentras con un apocalipsis zombie chica.

Caminaron un poco más hasta situarse debajo de un gran pinar, dónde había crecido más hierba y podrían estar más cómodos. Mathew extendió un mantel de picnic y comenzó a depositar delante de todo el armamento que llevaba en la mochila.
-He aquí los milagros de los supermercados, refrescos, magdalenas riquísimas, bocadillos y para los más valientes dos botellitas de cervezas- dijo mirando a Dekka con una sonrisa burlona.
-¿Te has traído el chocolate?- preguntó Evens.
-Se me ha olvidado.
-Cómo no, nunca te acuerdas grandullón, y eso que es tu comida favorita.
Mathew bajó la mirada hacia su bolsa, y se le iluminó la cara.
-¿Qué pasa? ¿Lo has encontrado?.- habló Melvin apoyado en el tronco del árbol, encendiéndose un cigarrillo.
-¡Claro que no!, no traje chocolate pero...si... .
Pareció mantenerlos en silencio a propósito, al fin sacó el misterioso objeto y cuando lo hizo todos murmuraron algo, algunos vitoreando y otros asqueados.
-¡La Bebida milagrosa!- dijo alzando una botella con un extraño líquido marrón dentro, no se podía saber que era el líquido, pero tenía una pinta lejos de ser apetecible.- Es casera, pero aún así es el elixir de los Dioses. Vamos, ¿Quién tiene huevos de probarlo otra vez?.
-Debes de estar de coña, eso debe llevar ahí semanas y ya estaba asqueroso nada más beberlo- fue Chris quien intervino cruzándose de brazos- imagínate ahora que se ha perdido en la papelera que tienes por mochila.
Dekka carraspeó y se puso en pie.
-A ver, todos lo hicimos en su momento, la única que no lo hizo fue Dafne ¿Que te parece la idea? ¿Quieres unirte a la hermandad del escorpión o vas a demostrarnos que nos equivocamos contigo tía? -planteó alzando algo la cabeza, Tayron volvió a sonreír con las ideas de su amiga, sabía que Dekka a menudo sentía cierta rivalidad hacia cualquier muchacha que quisiera ser parte del grupo, y era bastante estricta, de momento solo Amber había pasado la prueba, hasta que Dafne no tragara de esa mierda no la tomaría totalmente en serio, y es que su mejor amiga siempre había sido así, al muchacho le encantaba  ver las estúpidas reglas que se inventaba para hacérselo difícil a toda chica que pensara que tenía el suficiente valor como para ganarse la amistad de los pandilleros.
Tayron le puso una mano en el hombro y se acercó la botella de alcohol a los labios para dar un pequeño sorbo.
-Te aseguro que va totalmente en serio, vamos, enséñanos de qué palo estás hecho.- fingió olvidar un dato importante para recordarlo ahora- y no preguntes que lleva dentro, no querrías saberlo.

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"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

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"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

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Nombre: Dafne
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27/10/15, 09:58 pm
Dafne se avergonzó por la afirmación del chico, aunque ella ya se temía que se lo iba a decir, pero aún así deseó con todas sus ganas que se hubiese callado a pesar de estar rompiéndole una costilla...

-¡Pero bueno si vas más rapido que el coche de allí!. Lo importante es que no me caiga-Dijo Dafne orgullosa a modo de excusa.

Cada pedaleo que daban los chicos, otro edificio más, quedaba atrás, y la ciudad solo quedaba como un pequeño pueblo retirado, ante aquel bosque que se internaron...

Dafne a penas salía de su casa, aunque llevase muchos años allí , todavía no sabía donde estaban los supermercados y mucho menos que allí hubiese un campo a dos manzanas de su casa. Su único recorrido era de casa al instituto y viceversa.

Dafne bajo con cuidado de la bicicleta, a pesar de tener ya los pies en tierra, la cabeza aún le daba vueltas. Los chicos rodearon el mantel que dispuso Mathew sobre la hierba. Ella se quedó de pie en busca de un sitio en el que ponerse, pero antes de que esta se sentase, Dekka una de la chicas de la pandilla, le ofreció un líquido marrón viscoso en cual lo contenía una botella que tenía bastantes arrugas.

A pesar de que Dekka era una de las mas poderosas de la pandilla, a Dafne no le caía realmente bien, en realidad era con la que menos hablaba, y la idea de que la obligase a tomar algo por narices la enfurecia hasta cierto punto.

Dafne miró a la chica desafiante y le arrancó de las manos aquella botella. Nunca en su vida se había sentido tan observada. Y por un instante le dió por mirar a la derecha. Dafne no entendía porque estaba allí, se suponía que tendría que salir a las 11 del trabajo.<<Joder, no me lo puedo creer>>-Pensó ella ,no le dio tiempo avisar a nadie, la mujer se encajó allí con grandes zancadas...

-¡Pero Dafne que haces aquí, con esta gentuza!- Como no,indudablemente, era su madre, la cual cruzaba todos los días andando aquel pequeño bosquecillo para ir y volver del trabajo.

A la chica se le vino el mundo encima, ya lo que le faltaba, ver a su madre allí y encima cabreada.

-¿Y tú?,¿ No se supone que deberías volver a las once?-Interrogó Dafne vacilante.

La madre frunció el ceño malhumorada, y pasó por alto su pregunta, lo unico que hizo es mirar a sus amigos de arriba a bajo con cara de asco. Acto seguido agarró a Dafne por el brazo y le gritó palabras tan rápido que ni ella entendía, la chica con toda la rabia, se apartó de la madre abrió la botella que le habían ofrecido, y todo el líquido salió disparado a la madre con toda la fuerza que Dafne había empleado.

-¡Dios vayámosno de aquí!- Gritó mientras cogía la bicicleta de Tayron, y le ordenó que se sentase atrás-¡Ya, rapido!, volvió a exclamar mientras que la madre la maldecía una y otra vez...
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27/10/15, 10:03 pm
Tayron frunció el ceño al ver la mirada de Dafne, y siguió su trayectoria, que era nada más y nada menos que Dekka, la muchacha le tendía la botella con la mano, el belga supo que si tardaba un rato más en cogerla no sería completamente aceptada, tampoco entendía el por qué de aquella mirada desafiante ante su amiga, tragó saliva y su mirada se cruzó con la de Chris y Amber, que se encogieron de hombros, relajó los músculos por fin cuando la aceptó entre sus manos, no sin alzar las cejas al ver que prácticamente arrebató el objeto de las manos en vez de hacerlo de forma normal.
-Vamos, ¿Estás segura?, podría tener veneno en su interior- metió baza Melvin, calando la mirada en la chica, le estaba dando un repaso de arriba a bajo, básicamente se la estaba comiendo con la mirada, Dafne estaba sentada de perfil a él, de forma que su mejor amigo de toda la vida podía observarla en toda su plenitud, fue cuando Tayron sintió algo revolverse en su estómago, a penas perceptible pero lo suficiente como para darse cuenta de que había pasado algo, era una sensación extraña, diferente, había sentido un martillazo de ira pero lo controló al instante, él no era así, jamás lo había sido, sacudió la cabeza como para quitarse esos pensamientos y echarlos fuera.

Por suerte pasó algo que le hizo olvidar aquello, de entre los árboles del bosque surgió una voz femenina, por la expresión de la noruega el grupo supo de quién debía tratarse, tanto a Tayron como a los demás les cogió por sorpresa la llegada de la típica madre furiosa enfadada con el mundo y que paga sus problemas con la mejor hija que podía tener, ninguno la conocían pero ya sentían como la odiaban, se quedaron paralizados cuando se acercó. ¿Era posible que se habían sentado en la ruta del camino a casa de aquella mujer?, entonces habían tenido mala suerte, demasiada.

En el primer insulto algunos ya se levantaron, Mathew recogió el mantel dispuesto en el suelo y Amber le ayudó recogiendo la comida, ignorando la palabra que tantas veces habían escuchado. El resto en cambio no pudieron aguantarse, y aún menos Tayron y Dekka, los dos con el carácter más fuerte de allí.
-¡Oye oye, de gentuza ni un pelo señora!- le gritó Melvin acercándose a ella, por suerte Evens se interpuso en medio para que no hubiera contacto físico.
-¡Qué maleducada eres, ¿Se puede saber a qué viene eso?- interrogó Dekka cruzándose de brazos y levantando la cabeza con orgullo, Tayron temió aquella situación, pero no por sus amigos, sino por esa infeliz que se dedicaba nada más que a refunfuñar constantemente, sabía que sus amigos no se achantaban con nada ni con nadie, tampoco él.

Cuando Dafne apretó la botella y el líquido de su interior salió disparado se echaron enormes carcajadas, Dekka asintió complacida con una sonrisa a la muchacha por haber demostrado su valor, no se había bebido nada pero se había enfrentado a su madre, y eso era algo muchísimo más difícil, con aquel acto se había ganado a su mejor amiga, lo notó en sus ojos maravillados y en como se llevaba las manos a la barriga cuando la mujer quedó totalmente bañada en aquella horrible mezcla.
Hizo caso y se sentó en el sillín de la bicicleta, permitiendo que fuera ella quien condujese.
-Púdrase ahí tía, me parece que el escorpión le ha picado- le anunció Tayron mientras se colocaba bien.
-¡Eso, váyase usted al carajo!- gritó Chris deslizándose ya cuesta abajo, internándose más aún en el bosque.
Tayron le susurró en el cuello a la muchacha.
-Adelante, dale caña- y echaron a toda velocidad por el sendero, sorteando piedras y ramas- ¡Más rápido!- dijo una de esas veces, sin poder evitar reír y dejar de decirle que lo estaba haciendo muy bien- tú imagínate que es a vida o muerte, aunque puede que lo sea, da igual...¡Galopa y dale bien al pedal!- aulló mirando a Dekka, la cual no los seguía de muy lejos.

Tras continuar algo más de media hora al fin llegaron allí donde los árboles se agrupaban más y las copas se hacían más altas, estaba anocheciendo y la camiseta sudada se le pegaba a la piel, se bajó junto con sus amigos y se recostaron en la hierba, contemplando como la luna salía y su luz los envolvía poco a poco, plagándose el cielo de brillantes estrellas que los observaban.
-Enhorabuena Dafne, has estado fantástica.- le dijo Amber, sentada en las rodillas de Chris.
También Dekka habló.
-Desde luego, creo que estoy orgullosa de decir que eres una de los nuestros en pleno derecho, gracias por las risas de antes, no las olvidaré jamás.
-¡Ha sido guapo de cojones!- terminó también por decir Evens, con Melvin secundándole no muy lejos.
-- coincidió Tayron- fenomenal, tendríamos que repetir, ya sabes- se quedó mirándola, analizando su rostro, se veía bastante atractiva, y la poca luz que los cubría la proporcionaba de un deje de misterio, aquella muchacha no dejaba de sorprenderle día tras otro, era impredecible y eso era lo que más le gustaba, se preguntó si quizás algún día la conocería de verdad, si daría con  la verdadera Dafne, porque...¿Cuál era la de verdad?, ¿La salvaje o la que no para de estudiar?, mirándola a sus ojos verdes y mordiéndose el labio para contener las ganas de besarla comprendió una cosa, aquella chica podía ser las dos cosas, Dafne era un punto intermedio- flipante- susurró para sus adentros.

Se giró hacia un lado, justo en la esquina, estaban cubiertos con el mantel de picnic a modo de mantel.
-Buenas noches- les dijo a todos.- buenas noches- le susurró a la chica- te veré mañana- jamás se pensó que aquella frase fuese a cumplirse de verdad.

De madrugada escuchó algo, sonidos, se desveló e incorporó con rapidez, Dafne no estaba, había desaparecido, con curiosidad siguió un rastro de humo verde y se encontró con aquel tipo, prometía aventuras, solo para aquellos de un incalculable valor, y aceptó encantado, era de esperar, Rocavarancolia se le antojó como un dulce delicioso para niños, y quién sabe, quizás allí pudiese encontrar lo que estaba buscando, una gran historia para un chico con enormes ganas de vivirla.

Continúa en Rocavarancolia


Última edición por chicoaeseg15 el 27/10/15, 10:09 pm, editado 1 vez

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27/10/15, 10:07 pm
Cuando todos los chicos se hubieron montando en sus bicis la madre de Dafne seguía gritando en vano, camuflada en aquel líquido.
La chica apretó bien fuerte los dedos en el manillar de la bicicleta, se sentía furiosa por su madre, no soportaba seguir escuchándola decir mas borderíos delante de sus amigos, no se lo merecían, ya era bastante la gente que decían una y otra vez lo mismo, así que escapó corriendo de aquella presencia tan negativa, no valía la pena seguir allí un segundo más, escuchando cosas sin sentido que aunque se las replicases, sería un sin fin de gritos inútiles.
Cuando Dafne le lanzó la botella a la madre todos se sorprendieron ante aquella acción tan brusca de la chica, pero aún así se sintió liberada y es más, sabía que al hacer eso, aunque en el momento que lo hizo, fue sin pensar, sabía que todos la iban admiran aún mas. Cuando su mayor "rival" Dekka le lanzó una mirada complacida, a pesar de la antipatía que sentía por ella, ese gesto le hizo perder todos los sentimientos negativos que sopesaba sobre ella.
Mientras la chica bajaba de la bicicleta, volvió a cobrar aliento. Y también unos cuantos de chicos la halagaban ante aquella situación.
-Oh, es que paso de que esa mujer siga diciendo estupideces sobre vosotros la verdad, mejor irse y que siguiera allí con su cabezonería-Bufó Dafne, mientras tomaba un asiento al lado de Tay.
El cielo nocturno, por fin se abrió tras una gran capa de nubes que ocultaba todas las estrella.
La Noruega quedó un buen rato en silencio mientras lo demás hablaban, ella miraba fijamente a la luna, absorta en sus pensamiento, echaba de menos a su hermano, y olvidó el móvil en casa, suponía que tenía que esta preocupado, mientras la madre le echaba las culpas de haberla dejado salir en casa. Le debía mas de una a su hermano. Nunca pensaba tanto en casa pero, aquella noche fuera de ella, la hacía sentir algo nostálgica, por otra parte se le venía a la cabeza de que su hermano también se habría escapado de casa al escuchar a la pesadilla de la madre o la buscaba por la calle ansioso. Dafne intentó no darle mas vueltas a sus pensamientos, a si que decidió irse a dormir.
-Buenas noches chicos, mañana será otro día-Dijo despidiéndose la chica muy convencida.
Un olor muy intenso la hizo despertarse por la noche, siguió el camino de este entre el bosque, hasta que llegó al punto en el que el aroma era súper fuerte, tanto, que casi le hacía caerse al suelo, allí se encontraba un personaje muy peculiar, el cual la invitaba a una ciudad en la que sería muy especial, y sobre todo se sentiría mas libre de lo que ha sido en su vida. Rocavarancolia la ciudad, donde no tendría que escuchar mas regañinas ni mas ordenes, allí sería totalmente libre, solo un poco de intuición y nada más...
Leonart
Leonart

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Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

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28/10/15, 02:10 am
Una Pica en Rocavarancolia

De cazadores a duelistas...

Despejó a Reyerta de la carne del murciano que, con un sonido tierno se abrio paso cortando el mismo orificio que habia hecho de entrada. La armonia del acero tan solo se quebro cuando la punta rozó el esternon mientras salia. Lorenzo hizo una mueca ante aquel desagradable sonido que, por otra parte, habria sido idoneo para el final de aquella escabechina.
No era uno ni dos sino tres sus oponentes y de aquestos, habia derribado a uno y cortado las falanges derechas de otro y, en aquellos momentos, los dos villanos supervivientes huian en desbandada. Sin embargo, aquel trio de bandidos le habia salido caro al diestro, pues lucia una herida de puñal a la altura del bazo. Hiriole el muy canalla mientras daba cuenta del segundo oponente. ¿Quien iba a imaginar la treta que escondia el villano en tan mugriento anorak? Asio de la cazoleta de Reyerta, pues el galán perdia el equilibrio. Caricias de dolor le hacian percibir su propia carne con sensibilidad innata. Demasiado digno para desfallecer, se agarró de la herida, aquejandose de debilidad, pero a la vez apretandola con fuerza suficiente como para estrangular a un infante, con tal de detener la vertida.

Sin duda alguna, habia sido su victora despues de todo. Con pasos patizambos, se apoyaba en la pared mientras salia con la cabeza bien alta. Su honra, intacta, aunque no podria gustarse de lo mismo su cuerpo. Un rastro legamoso de color carmesi le seguia apoyandose en la mugrienta y humeda piedra de aquel callejón.

Madrid, ciudad de muchas virtudes, pero a la vez de grandes males, no descansaba. Cada dia que salia conflicto hallaba y este se peleaba como un rabioso can defendiendo el hueso. Aquella noche todo apestaba a negrura y sajonismo. Niños vestidos de monstruos, jovenes como prostitutas por la calle, hasta arriba de alcoholes y substancias estupefacientes. Si tan solo los herederos del Gran Capitan vieran que era de su pais... Mas el no se quejaria, como tantos otros de su circulo y el de su padre. Lorenzo era hombre y de accion. Mediaria en su medida todo lo que pudiera con su espada.

Canallas.―escupio, con un jadeo. Mirose la palma de su mano, pregnada en sangre, suya y del gañan al cual habiale atravesado corazon y espina con precision de cirujano armado. Un latigazo de dolor en lo que seria otra cicatriz, pero que en aquellos momentos amenazaba con matarle.
La traccion de un motor cercano le llamó la atencion, pues el silbido del mecanismo, asi como la traccion del carruaje le eran terriblemente familiares. Con la mano libre, tiró de su sombrero en pos de ocultar su curtido rostro, una vez que los infernales faros focaronse en su figura. Por supuesto, supo quien atrajaba del vehiculo.
¡S-Señorito Santiago!―exclamó el anciano. Temblabale la voz, asi como las manos, mas aquello no era por edad, sino por su taimada y docil personalidad.
Alfredo...―musitó, no ocultando su molestia por los faros todavia atacandole. No con disimulo, intentó ocultar su herida.

¡Llevamos horas buscandole! ¡La fiesta ya dio comienzo y su padre ha tenido que dar el discurso sin usted!―exclamaba tal Alfredo, mientras se arrastraba encorvadamente hacia el pizarro.―¿No ve que no puede continuar con esta vida, señorito?-
Gruñó incomodo, cuando la pose se vino abajo y casi diose de morros contra el suelo.
¡Señorito!―dijo el maduro anciano encorvandose mas si quiera por ayudarle.
Alfredo... lleveme a casa...―le pidio con voz ronca.

Poco pudo hacer por sus oidos salvo ocultar su cara con su sombrero cuando el mayordomo hallo la herida.
¡AY! ¡Otra herida más! ¡Su padre se va a poner hecho una fiera otra vez! ¡Y yo... ¡Yo no se que hacer! ¡Me va a matar usted de un disgusto, Señorito Santiago!―se quejaba el hombrecillo, mientras sacaba un pañuelo y presionaba contra la herida con una fuerza sorpendente para el diestro.
Vamonos a casa, se la cosere ahí.―dijo entonces, pasando el brazo del gallardo por sus hombros y cargando con el hasta dejarle en el asiento trasero del Rolls de servicio. Cuero beis de la mas alta calidad, manchurrado de rojo, mientras el español se apretaba para detener el sangrado. Asi, el hombrecillo cogia la espada y la metia en el maletero. Tras cerrar la baca, miró a ambos lados antes de adentrarse en el asiento de conductor y encendio el motor.

Lorenzo encontró aquel momento uno idoneo para echarse una siesta, aun a pesar de lo resbaladiza que era su sangre, logró ponerse cómodo y cerrar los ojos. Siempre que podia, dormitaba, para intentar compensar lo que no dormia en sus noches, y siempre lograba levantarse pronto, como hizo aquella vez, cuando el Rolls se adentraba en los jardines de aquella finca en la sierra. Botones iban y venian, cargando con bandejas con aperitivos de olivas y copas de sidra, champan y demás bebidas espirituosas. Con los ojos entrecerrados, Lorenzo abrio la puerta, y pronto el mayordomo le ayudó a salir, aunque fuera a regañadientes del diestro. La siesta le habia despejado algo al fin.
Alejandose de la fiesta, Alfredo guiole por una puerta trasera, que daba a las cocinas, entrando por la puerta de servicio, una puerta más pequeña y sencilla que la gloriosa y decorada puerta de los Señores. Lorenzo, no muy de acuerdo, dabale igual por cual puerta entrar y salir, mientras cupiera su figura.
Sentole a la mesa, estropeando tambien el mantel. Y el mayordomo desaparecio durante unos segundos. Al volver este, trajo un botiquin, con gasas, hilo, huso y demás instrumentario medicinal y de primeros auxilios. Justo cuando tironeaba de los ropajes del español, este le detuvo. Su voz sonaba igual de ronca.
Alfredo, mi espada…―le pidió cansado.
Ahora no se preocupe usted de eso, Señorito Santiago, ahorita tan solo dejeme que.
Cortole el diestro, perdiendo la paciencia.
¡La espada, Alfredo!―le ordenó, cosa que hizo que el mayordomo se sobresaltase.
... Si, Señorito Santiago…
Pusose en pie cuando el hombrecillo salió a por el Rolls. Ahi, en la lejania, adivinabase el sonido de risas, jolgorio y banquete. Una fiesta a la indecoración, pues en españa habia gente que apenas le llegaba a comer y su padre decidia lanzar fiestas “de negocios” con demasiada soltura, sin decencia ni decoración cristiana por aquellos que no tuvieran la suerte que ellos. Pero aquello era poco más que la rutina en su trato con su padre, con opiniones tan distantes, pero por supuesto, siempre desde el respeto.
Cogio del botiquin lo que consideró necesario. No queria molestar a Alfredo más aquella noche, tan solo una victima más en todo aquello, sensible de corazón, casi parecia increible que sus ancestros fueran de los Terribles Indas, Mexicas, Mayas, Tlaxaltecas y demases indios de piel roja. Cristiano, y buen hombre, sin duda cargaba ya con bastantes cruces prosiguiendo fuerte a por sus cincuenta.
Volvio con la espada y Lorenzo la cogio con gracilidad por el tercio fuerte. Asiendo el mancillado mantel, limpiola hoja de una sacudida de la sangre de aquel canalla y la envainó.
Descansa ahora, Alfredo, yo me ocupo del resto.―Sin tardar mucho, el gesto del maduro se contorsiono en protesta.―Me ocupo del resto, Alfredo.―dijo más autoritario, mientras, con un suspiro el mayordomo se acercaba a la puerta.
Nos tiene muy preocupados, a Linda y a mi. Y sus padres tambien lo extrañan, Santiago. ¿Seria mucho de rogar que pensase en nosotros cuando siente esa necesidad de salir a buscar problemas?―lastimo con sus palabras al diestro.
Aquel hombre y su mujer habian sido como su segundo padre y madre y los tenia en alta estima. Falto de palabras, enterró su rostro en el sombrero y el hombrecillo salio por la puerta exterior, con direccion a la fiesta.


Subiose por tres tramos de escaleras. Sus botas dejaban las huellas carmesi de la suela, mientras, sin decoro, dejaba tambien un rastro macabro alla a donde fuera. Abriendo la puerta de sus aposentos, la cerró con el tacón y se sento a la cama. Con hilo, ojo y paciencia, comenzo a coserse la herida entre silbidos de dolor y excitacion a partes iguales. Una nueva cicatriz era como una nueva medalla para el diestro y sin duda, el dolor fisico le retraia de pensar en las palabras del hombrecillo.
Diose por terminado a los minutos, ya acostumbrado a coser su propia carne. Limpiose con un paño humedo la piel, cara y manos, pero, exhausto, no se desvistio. Y asi, agotado, decidio echarse otra siesta, entre el plumón de ganso y la almohada de viscolatex, se sumergio en una duermevela llena de peligros, aventuras y, sobretodo, gloria.


Sonaban los redobles de tambores de guerra cuando, Lorenzo despertó. Su instinto le avisaba de un peligro. Un peligro inminente. Su instinto no fallaba. Algo venia a por el. ¿Que podia ser, en mitad de la noche? Nadie que conociera, por supuesto, desprendia tal aura. Algo le decia que aquello iba a ser algo completamente diferente. Cogio a Reyerta con la gobernante y relleno su cama con las almohadas, a falta de mejor sustituto y, sin más dilación, escondiose en el armario, procurando hacer menos ruido que un corzo.
La puerta fantasmagoricamente se abrio de par en par, desdeñando la cerradura como si esta no hubiera sido colocada desde un principio. Y por ella, un individuo la atravesó. Pose relajada, andares reflexivos y hombros sombrios, sin duda cargaba el esperpento propio de un gitano, pero la tez de un mediterraneo. Controlaba su respiración, dos alientos. Aquel intruso parecia examinar el cuarto desde el umbral. No fue sino que se le puso la carne de gallina cuando sus ojos espejados se posaron en el armario, aunque no dio indicios de ver atraves de las lisadas maderdas. Dos pasos, tres y un tercio de más hacia la cama, Lorenzo vio su oportunidad y saltó del armario, asiendo Reyerta contra la garganta de aquel intruso, quedole la aviesa punta a puño de seccionarle la garganta.
Raro era, aunque quizás porque estaba somnoliento, pero el diestro habria jurado que el intruso se habia girado y le habia visto venir de mucho antes que siquiera el hubiera pensado en salir. Ignorando aquella incertidumbre, pues las incertidumbres como bien es sabido, matan, se centró en dar una verborrea acorde a su presentación.

Sois muy raudo o muy necio por intentar encamisar a un Diestro de los Tercios del Imperio español. ¿O seria mejor decir encamisar a un encamisador? Sonajeria a sastreria ya.―riose de su propia gracia, antes de continuar.―Mi arma, Reyerta, ha comido recientemente, asi que, por la prosiguiente no esta muy hambrienta, mas os impelo a desistir cualquier accion sospechosa u ofensiva, por los siguientes motivos: Si lanzas un ataque primal, desviare al externo con mis tres cuartos de radial y tomare la altura para un riposite italiano alto y cierto; Si optais por transversar, extrañare vuesos pasos hasta una optometria radial que permita que, en terminos de tercio proporcional, os avetaje con tres puños y cuatro quintos a juzgar por vuestras alas; Si, sin embargo, sois un necio y optais por una oberta extrema por el interno, girare un trepidante y, con arcangulo de setenta y tres grados, asestare final tres centimetros por debajo de vuestro menton. Asi, no hay forma que, con hoja cortante, cubierta o no, podais alcanzarme, al menos no con esa postura tan pobremente adoptada Señor…-se paró ahí. Se habia olvidado preguntar su nombre. Sin bajar la ropera, le preguntó educadamente por el.―Disculpe caballero, ruego me perdone mis modales, acabo de ser apuñalado y gran parte de mi sangre ha decidido por salir en vez de asistir al mi cerebro, mas, ¿Como os llamais?―

Una humareda verde cubrio la cara de Lorenzo en aquel momento, desdibujando la linea entre sueño y realidad y fue entonces cuando el español perdio el primer duelo de su vida.

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す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Kial
Kial

Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años

Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.

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28/10/15, 06:10 pm
¡Qué día más largo había sido! Hyung acababa de volver a casa. Si ya era normal para él encontrar a sus padres dormidos al volver, hoy especialmente no sería distinto. Subía las escaleras lamentándose por la hora que era y el hecho de que todavía debía ponerse con sus tareas. Mientras andaba, recordaba con cierto arrepentimiento la razón de su retraso.
Se habían acabado las clases, eran las diez y debía volver a casa. Sin embargo afuera le estaba esperando su hermana Hye.
¿Qué haces aquí?- pregunto Hyung en tono serio, pero emocionado para lo que era costumbre en él. Estaba feliz de verla. Siempre que salía con ella lo pasaba bien.
- ¿No te alegras de verme?- contestó ahora ella en broma. Sólo quería ponerle nervioso…
Hombre, sí, sólo que no te esperaba- respondió él, hizo una pausa y siguió – pero por mucho que me alegre ya sabes que este año tengo mucho que hacer y no sé si me viene bien quedar aún peor en clase.- Lo que decía era cierto: no podía permitirse mucho entretenimiento. Era el último curso, luego entraría en el instituto
Hyung, es viernes. ¡Pásalo bien, por una vez! He oído de un bar con una comida deliciosa y karaoke. Deberíamos ir. Te juro que sólo será una horita y luego te dejo en casa- ella sabía que su hermano siempre cedía.
¿Y tu marido está de acuerdo con que te vayas de juerga con tu hermano de quince años? - preguntó Hyung
Siempre has sido su cuñado preferido.
¿Por qué le habría hecho caso?, se preguntaba Hyung mientras abría la puerta de su cuarto, mirando una vez dentro al reloj de la pared que marcaba las tres y cinco de la mañana. Se tiró cuan largo era a la cama. No se encontraba capaz de hacer sus tareas. Mañana, mañana pasaría la noche en vela… ¡si era necesario! Comprobó que tenía su martillo y linterna al lado de la cama, rutina que repetía todas las noches, y se quedó completamente dormido.
De repente despierta, algo le ha arrebatado el sueño, alguien. Su corazón empieza a latir cada vez más fuerte. Se repite a sí mismo “tranquilízate, serán papá o mamá”. Pero no puede, ya le ha dado rienda suelta a la imaginación. Agarra rápidamente el martillo de su mesilla y enciende la linterna.
¡No podía creer lo que estaba viendo! Se encontraba ante un hombre de rasgos occidentales, joven y con un tono grisáceo de piel. Iba rodeado de un montón de criaturas metálicas de las cuales unas cuantas fumaban. Lo que veía no podía ser real, no podía creerlo.
Seguía nervioso, pero ya no tanto. Había algo en aquel extraño que le inspiraba confianza. Estaba sorprendido de lo poco que le incomodaba su presencia. Además el humo, a diferencia de cuando fumaba alguno de sus compañeros, no le molestaba por mucho que expulsaran aquellos seres de hojalata. Aun así siguió sosteniendo el martillo con fuerza mientras se aseguraba de no perder de vista ninguna de esas extrañas maquinas.
Tranquilízate, chico. No necesitarás ese martillo ahora.- Hyung bajó el martillo levemente, pero siguió sosteniéndolo con fuerza. -Vengo aquí para proponerte una oferta.- El hombre dio un rodeo a la habitación, miró a Hyung y continuó. - Te ofrezco llevarte a casa, a tu verdadero hogar. Allí encontraras maravillas, magia y criaturas fantásticas. Serás libre, libre de hacer lo que quieras. No habrá más exámenes ni más colegio, no necesitaras notas ni carrera. Dónde vas lo único que se requiere es tu presencia. Eres especial, este no es tu sitio. Perteneces a Rocavarancolia y allí es donde te llevo. Esta es tu oportunidad de alzarte sobre el resto como siempre has debido hacerlo.-
Según hablaba el joven, más y más sentido tenía lo que decía. ¡Tenía razón! El no debía estar ahí, nunca debió estarlo. Por fin encontraría su sitio.
Así que, ¿Qué me dices?, ¿Vendrás conmigo?-, preguntó.
Hyung se sentía como si toda su vida hubiera pensado lo que ese hombre ahora le estaba confirmando.
- Acepto- Respondió Hyung. El hombre sacó de pronto un contrato y una pluma que ofreció a Hyung. Éste no se lo pensó dos veces, ¿cómo iba a pensarse algo tan obvio?, y firmó ipso facto. Entonces todo se volvió negro.
Merodeador
Merodeador

Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.

Personajes :
    Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
    Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-

Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."

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28/10/15, 11:35 pm
Era bien entrada la noche cuando la niña despertó con la horripilante sensación de estar siendo observada. Miro de reojo su habitación por debajo de la manta que sujetaba para que la cubriese de la cabeza a los pies mientras se recordaba a sí misma “No hay nadie. Lo que hay sobre la silla sólo es ropa. No hay nadie, no hay nadie…” Se agarró  con más fuerza a  las sabanas y se envolvió en estas cual rollito de primavera del chino. Pero su susurrante imaginación seguía ahí “Lo del suelo son sólo juguetes, no son tentáculos. Lo de la silla sólo es ropa, no un asesino descuartizador de niños. El armario está cerrado de ahí no pueden salir los monstruos.” Volvió a echar un vistazo al cuarto para asegurarse de que todo estaba donde correspondía y volvió a esconderse. “Los pies están lejos del borde, sí, están lejos del borde. En la estantería sólo hay peluches, nada de bichos horribles. En la ventana sólo hay un hombre fumando una pipa, eso, un hombre fumando una pipa. Lo de la mesa son los deberes… ¿Por qué hay tanto humo verde en mi cuarto? ¡Oh no! se quema el cuarto ¡voy a morir!... ah no, espera, es el humo de la pipa del hombre de la ventana, cierto… ¡OH DIOS MIO! ¡HAY UN HOMBRE EN MI VENTANA QUE ME VA A COMER Y MATAR! ¡Voy a morir!” Se quedó temblando de puro terror en el embrollo de mantas mientras un grito pugnaba por salir de su garganta y llamara a sus padres pero una vocecita en su cabeza le recordaba lo enfadado que se pondría su padre si todo resultaba ser nada más que una pesadilla.

Una voz carraspeo y una luz se encendió:

-Te veo. -Nadzieja se quedó muda de la impresión al principio para luego responder en un susurro apagado:

-No me  puedes ver, porque no existes, lo dice mi mamá.

La pequeña a pesar de estar cubierta de la cabeza a los pies sentía como el humo verde conquistaba sus pulmones y una extraña calma la invadía por momentos.

-Sí que existo, estoy aquí y quiero hablar contigo.

-¿No… no me vas a comer?

-No es mi intención.- La pequeña no dudo en su palabra ni un instante.- Vengo a llevarte a un mundo lleno de milagros y portentos.

La niña hubiese aceptado en ese momento de no ser por la última palabra:

-¿porten-qué?

-Portentos. Rocavarancolia está llena de maravillas.

-¿Cómo las de Alicia?- La niña estaba tan entusiasmada por la idea que intentó salir de la cama, pero el lio de mantas en el que se había metido ella solita se lo impidió.

-No es nada que hayas leído o visto jamás. Te espera la magia, nuevos mundos y aventuras.

-¿Voy a tener magia?- Las esperanzas de la niña eran muy palpables en su voz.

-Muy posiblemente… ¿No te apetece salir de ahí y venir conmigo?

Tan inhibida como estaba por el humo verde, la pequeña ya había aceptado mentalmente la proposición del extraño, toda su desconfianza innata abandonada en algún rincón de la almohada. Pero aún le era muy evidente la realidad de su situación.

-No puedo, mis sabanas me han atrapado y no podrás llevarme contigo. Llévate a mi hermano Tom, Céline no se lo merece es mala pero Tom se lo puede pasar bien, mientras yo me quedo aquí atrapada hasta el final de mis días… -El cosechador no esperó a que terminase de hablar para sacarla del embrollo de mantas con unas manos invisibles que eficazmente la liberaron, del susto Nadzia no pudo evitar gritar. Cuando quedo libre en mitad de su habitación el humo ya era tan espeso en esta que la colegiala se mareo.

-Entonces vendrás, ¿verdad? Rocavarancolia te necesita y tú a ella.

-Sí, sí, iré a Corabaracolia, ¡me necesita y hay magia! como en… Poudlard* y en Disney, sí, es como un Disneyland gratis… -y como si un rastro de lucidez y de desconfianza la hubiese invadido preguntó: -¿Por qué es gratis verdad?

-Si, por supuesto. –Nadzia asintió efusivamente y salió corriendo en dirección contraria a la ventana, hacia la puerta.

-¡Voy a pedirles permiso a papá y mamá!- No hubo necesidad de pararle los pies pues estos solos, torpes a causa del humo, la hicieron caer. Un pequeño raspón en la mano le empaño la vista pero consiguió contener las lágrimas. Volvió a la ventana y le mostro la herida a Doce Punto.

-Me he hecho daño.- El demiurgo le curó la herida con amabilidad al tiempo que le aseguraba:

-No necesitas pedirles permiso… Sólo tienes que firmar aquí y viajaras a un nuevo lugar.

Nadzieja agarró la pluma que le tendía el demiurgo y se acerco al pergamino. Firmó el documento apoyando el papel en su mano izquierda. La letra era mas irregular de lo habitual, no sólo por la superficie; el humo la tenía más que atontada. Su firma consistía en su nombre seguido de una simple “x”.

Elevó los ojos hasta clavar su mirada en la del cosechador.

-¿Nos vamos?

El demiurgo de Altabajatorre asintió.


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"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
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