Subterráneos

El chillido por poco no le destrozo sus sensibles oídos, aunque si que logro marearla durante unos instantes haciendo que tuviera que dejarse caer al suelo para cubrirse las orejas. Ese habría sido el momento perfecto apra que aquel ser aprovechara su estado de confusión y mareo para atacarle, pero aprecia que todos los golpes anteriores y el hecho de no poder realizar magia sobre ella le había quitado todas las ganas de seguía aquella pelea y solo aprecia querer huir.

Samika taro un poco en volver a usar al ecolocalización y que esta llegara sin turbulencias por el pitido de sus oídos, notando al fin que aquella mole decidía irse por otro camino.

Igual no importaba, pues antes de que este le dejara sorda momentáneamente, juro que sus ultrasonidos había captado otra figura humanoide por aquel corredor donde inicialmente el ser quería pasar. Y no estaba confundida.

Sorprendida, se sobresalto cuando escucho un voz directamente en su mente, sin ser captada por su oídos que poco a poco dejaban de hacerle notar aquel pitido molesto. Samika, recordando aun la imagen del corredor que había grabado antes, corrió por este. Le daba apuro pensar y maldecir a su examinador...pues si era al parecer capaz de usar la telepatia...algo increíble, capaz también fuera capaz de saber lo que pensaba << Que vergüenza, dios, ¿ha captado todo lo que he pensado? ¡Ahg, deja de pensar, no pienses, no pienses, no pienses!>> pensó la evaki, frustrada y ruborizada porque contra mas no quería pensar en anda, mas lo hacia. Con un suave gruñido, lanzo un ultimo grito para terminar de localización a quien le había hablado y asegurarse que no había alguna que otra barrera mágica delante impidiéndole el paso, para poder encontrarse con el.

Era un hombre, tal cual la palabra lo indicaba, con una cabeza como ella, dos brazos y dos piernas, sin sorpresas. Samika inflo ligeramente ellos mofletes, frustrada por no poder pensar y tampoco hablar, pues hablando se cortaba su ecolocalizacion.

Por suerte no lo hizo o se habría perdido el instante donde aquel tipo desapareció del punto exacto donde su ecolocalización lo tenia del objetivo, para aparecerse, mágicamente al parecer, en otro punto de aquel lugar <<¿Que demonios?...¿¡Se teletransporta!? ¿Pero que clase de juego del pilla-pilla y escondite en este? >> vale no pudo evitar que sus pensamientos confusos salieran a flote, pero si este se enteraba, aparentemente los andaba ignorando hasta ahora.

Era difícil planear algo, cuando la persona a la que intentas atrapar se mueve muy rápido o directamente se transporta de espacio y encima, habla en tu mente. De eso no cabía duda. Samika alzo una ceja, volviendo a soltar pequeños chasquidos con la lengua que le permitían descubrir el espacio con el que contaba tanto ella como el para moverse.

No le quedaba otra, planear acciones poco iba a servirle si daba la casualidad que este podía verlas, así que Samika, intento dejar la mente en blanco y reaccionar por instinto...no seria la primera vez que se movía por reacción a la situación, le pasaba ya con el judo, debía intentar transferir eso a aquel dichoso juego. Samika no dio aviso alguno al momento en que sus postura pasiva cambio y se lanzo contra el hombre fantasma, en un rápido sprint. No dejo de chasquear la lengua, manteniendo su ecolocalizacion de forma permanente, pues solo así sabría cuando este cambiaba de lugar y poder seguir el ritmo.

Estaba segura, tarde o temprano, se acostumbrara a esos condenados movimientos de transporte a aleatorios, debía hacerlo.

El sujeto era esquivo como un autentica sombra, se movía velozmente, como si te transportara de un sitio a otro, pero al cabo de uno minutos Samika fue capaz de cubicarlo. Solo necesitaba concentraba en audición y en sus ultrasonidos para ubicarlo apena segundos después de que se reapareciera y aun así tardo varios intentos en al fin ponerle las manos encima. Fue un alivio percatarse de que aunque pareciera un vil sombra, era un sujeto de carne y hueso o al menos, tangible, porque de no ser lo lo de tocarlo habría sido poco mas que un chiste.

Samika se sentía sumamente enérgica al finalizar y aun guardaba energías dentro. No, aun no había podido mostrar todo lo que podía hacer. Se había tenido que contener medianamente con el la criatura de afuera porque no sabia si podía matarla o no, por lo que escuchar la voz de Silente en su mente indicándole debía luchar y sin ninguna traba, Samika sonrió de excelente humor.

Peleaba contra alguien del consejo y por tanto nada de lo que ella pudiera hacerle seria gran cosa para el, difícil podría matarle, así que podía liberarse cuanto quisiera. Y definitivamente el hombre no tenia pensado esperar pues Samika lo escucho acercarse con sus dagas por delante buscando derribar sus defensas la Evaki reacción al momento mas acostumbrada al combate cuerpo a cuerpo que las persecuciones, saco sus dagas para defenderse mas que para atacar con ellas y usando una única pierna como soporte le lanzo una veloz patada contra el punto mas alto de su cuerpo, buscando apartarlo para recomponerse de sus ágiles movimientos y seguir con un ataque rápido.

No logro reaccionar lo suficientemente rápido para esquivarlo completamente y recibió el golpe que derribo sus defensas mágicas. Tendría que tener mas cuidado que antes.

Samika se recupero rápidamente, acostumbrada ya a las luchas rápidas, le agarro del brazo con el que le había atacado, para buscar retorcérselo al punto del quiebre, uso su propio paso para buscar lanzarlo contra el suelo. Un fuerte puñetazo en estomago con la empuñadura de la daga para aumentar la potencia con la mano libre, acompaño al agarre con el fin de bajarle las defensas, mientra apretaba lo dientes por la tirante del costado.

<<¡Demonios con el saltibanquis este! >> gruño Samika, incapaz de contener sus pensamientos, al sentir el escozor en su costado cortesía de la daga de silente que de forma maestra no solo se libro de su agarre sino que logro cortar su costado, y algo le decía que fue intencionadamente de modos superficial, para luego usar su propio puñetazo como trampolín para alejarse de un ágil salto.

Había puesto distancia. Eso era muy malo para alguien con clara dificultades de ataques a distancias. Samika volvió a gritar apenas sintió que se alejaba de ella y pudo localizarlo a el y algo volando hacÍa a ella. Los oídos sensibles de Samika le avisaron apenas sintió que algo cortaba el aire y se lanzo al suelo para rodar fuera de la trayectoria. Sus oídos captaban cualquier leve vibración en el aire con mucha mas precisión que las que lo haría unos ojos que viesen en la oscuridad.

A una distancia de un par de metro volvió a incorporarse de un salto y desplegó sus alas batiéndolas con fuerza para alzarse de un solo golpe. El espacio no le importunaba en lo mas minino, voló su alrededor usando las propias paredes como apoyo, dejo de batir un segundo para lanzar sus dagas como mera distracción contra Silente, allí donde sus ecolocalización, batiéndolas inmediatamente después para lanzarse contra el, alcanzando casi la misma velocidad que sus propias dagas, para lanzarle una patada aérea con su talón como protagonista, allá donde incrustado en la bota escondía un pequeño pero afilado pico puntiagudo que usaba como sujeción a la pared.

Le dolía el costado peor eso no iba a hacer que se rindiera fácilmente. No, hasta hacerle mínimo sangrar o hasta que Silente pusiera punto y final a la prueba.

Con la respiración algo entrecortada pues se le había pasando usando la ecolocalización sin dejar de moverse, agradeció su firme resistencia por ello, paro en seco en el momento en el que escuchó la voz de Silente, justo a punto de lanzarse nuevamente contra él. Samika se paró en seco, como si la hubiesen pagado y tomo aire, sintiendo el pinchazo en el costado, que aunque no era mortal no dejaba de ser una herida y resultaba un poco fastidiosa. Como si todo el cansancio le hubiese llegado de golpe al momento de parar la lucha.

Samika estaba acostumbrada al ritmo constante y rápido en una pelea cuerpo a cuerpo, así como a parar en seco ante la mas mínima orden. Había estado en competiciones, evidentemente adaptadas a su condición y ahí sino parabas cuando el arbitro lo indicaba estabas penalizado por , según los jueces, intentar realizar una acción fuera de juego. Había pasado ya un tiempo de eso, pero aun lo recordaba bien.

Las palabras de Silente llegaron a sus oídos y levanto rápidamente la cabeza ubicandolo cerca suya, a medias incrédula de que realmente lo hubiese conseguido y en parte eufórica. Samika atravesó la corta distancia entre ambos en un parpadeo, y siguiendo un impulso nada pensado y repentino, lo abrazo con fuerza, fruto de la emoción de haberlo conseguido. De que todo sus entrenamientos y esfuerzos hubiesen obtenido sus frutos. ¡Al fin! ¡Maldita sea, era parte del ejercito y por esfuerzo propio! Algo que jamas podría haberse ni siquiera planteado en su mundo, allí se podía, cosas que nunca habría podido hacer en esa ciudad tenía libertad total. Sentirse necesitada por alguien, capaz y fuerte era algo increíble.

-¡Si, si, si! ¡Lo conseguí!-exclamo con una enorme sonrisa, casi estrujándolo aun sin ser capaz de creérselo y como el pobre ea la única persona cercana, estaba sufriendo su ataque de alegría. ¿Como le habría ido a Rasqa? Debían encontrarse, seguro también lo había conseguido, el moloch era muy capaz, como un autentica maquina con capacidades muy deseadas en un ejercito- Ay dios, me duele el costado...¡pero que mas da!- dijo enormemente feliz, levantando un poco la vista y al fin se percato de que estaba casi estrujando a su examinador por lo que abrió los ojos de golpe sorprendida, alejando sus manos rápidamente de este y dando un paso atrás, notando que ni siquiera a esa corta distancia era capaz de verle bien. Condenada oscuridad. O mas bien condenado el, que parecía una sombra o algo- Perdón...no se abraza a los jefes- dejo con una sonrisa enorme aunque algo nerviosa, sintiéndose cansada pero a la vez sumamente enérgica.

Samika sonrió ante la sugerencia de Silente, que realmente parecía ser dicha con buenas intenciones. Bueno, no negaba que tenía un punto de razonamiento. No todos reaccionaria tan bien como el de recibir esas muestras afectivas repentinas. << Es bueno saber que no es del tipo de personas enojonas por nada...ya pelee mucho >> pensó momentos antes de ser transportados afuera.

El cambio de aire y luminosidad la mareo momentáneamente haciéndole fruncir el ceño y parpadear, pues ahora con mas luz podía ver un poco mejor, dentro de sus estándares claro.

-Hasta lu...se fue- dijo Samika parpadeando cuando la figura borrosa de este a la luz desapareció por completo-Me pregunto si es usual en el dejar a la gente con la palabra en la boca...y a cuantos se lo ha hecho- murmuro Samika de forma distraída, sonriendo aun felizmente por todo, aspiro el aire libre fuera de los benditos subterráneos y percatándose que había perdido sus dagas allí abajo pues no le había dado tiempo de recogerlas- Aich...tengo que buscar una forma de luchar que no me haga perder armas o alguna forma de poder recuperarlas rápidamente, sin tener que buscarlas como si intentara ponerle la cola al burro- murmuro Samika, toqueteando su costado sintiendo el corte de la ropa bajo sus dedos y la herida.

No era profunda y la sangre estaba ya casi seca, pero escocia igualmente y seguramente dejaría una leve marca. No le importaba especialmente, sería como un muestra de que había pasado esa prueba dándolo todo, mas simbologica que otra cosa.

-Debo ir donde Rasqa, seguro ya termino- dijo recordando que había quedado en encontrarse en la avenida estatuada, donde había estado entrenando para contarse sus resultados, así que pensando en ello y sonriendo alegremente desplegó sus alas batiendo con fuerza y precisión sus brazos un par de veces hasta conseguir impulsarse, usando su ecolocalización a para esquivar los edificios rumbo a la avenida.

Sigue en Avenida Estatuada

Kirés:

En alguna de las numerosas grutas de los subterráneos Kirés avanzaba en silencio y sin ser detectado, debido principalmente a que estaba envuelto tanto por una burbuja de silencio como por un hechizo de opacidad. No obstante no se hacía ilusiones y sabía que había criaturas allí abajo que podían encontrarle a pesar de todo. Si eso ocurría estaría preparado.
La razón por la que se encontraba allí abajo era por trabajo. Un alquimista de la ciudad bastante animado y, en la opinión del paladín, algo excéntrico había contratado sus servicios como cazador para abatir una quimera que se encontraba por aquella zona para luego traerle, intacto, el estómago con todo su contenido sin que se perdiera ni una gota a ser posible. Desconocía para qué querría aquel alquimista algo tan… particular, pero sus razones eran suyas y él cumpliría su parte. Ni que decir tiene que el enderth no sabía nada de alquimia.

Esperaba tener que adentrarse más en los subterráneos antes de encontrar algún rastro que le llevara hasta su objetivo, pero al final su presa le había encontrado primero. Suspiró, al parecer la ironía que tenía aquella ciudad de intercambiar los papeles de sus habitantes con los de sus víctimas era tan molesta como la de Dryfus. Al menos había encontrado a la quimera pronto.

El ruido del trote, unido al ataque frontal dieron al enderth antelación más que suficiente para poder prepararse. Esquivó la embestida hacia la derecha y alzó su brazo izquierdo, en el que tenía un guantelete invocado, en previsión de un posible ataque de la cola. Su siguiente movimiento sería disparar un hechizo desmayo sobre la cabeza de carnero. Solo conocía las habilidades de su oponente de forma superficia, pero si le salía bien habría acabado con la cabeza que el paladín consideraba la más peligrosa y si no... bueno... al menos habría gastado menos magia que intentando paralizar todo el cuerpo del monstruo o algo por el estilo.