Sede de los Taumaturgos (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.

—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.

Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.

—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.

Se sintió mas tranquilo de algún modo tras haber soltado lo que guardaba dentro y notar que Shizel escuchaba sin decir nada hasta el ultimo momento, levantando la vista para observando y sonriendo soltándolo del abrazo con lentitud. No notaba la incomodidad del idrino pero mas valía prevenir, que ya había pasado anteriormente por las respuestas de este ante sus puestas de afecto.

-Aunque cambie no cambiaría contigo, me refiero, debes saber mejor que nadie lo de tener dos imágenes...aquella que muestras a desconocidos y la que muestras a personas de mas confianza- añadió dándole cierta libertad al idrino de nuevo para tomar su libro de hechizo y levantarse de la cama, viendo como Shizel hacia lo mismo- Gracias por escucharme, cuando sepas  algo mas del torneo, cómo la fecha, avísame- le pidió antes de que se marchara finalmente viendo que había estando hablando durante un buen rato y ya era de noche. DL observo atentamente sus dibujos de runas y sus apuntes sobre los hechizos de los libros de Serpentaria con atención, sentándose en su escritorio de nuevo. Pacientemente volvió su atención as las runas dibujándolas durante un buen rato más hasta que por fin empezaron a salirle correctamente sin trazos equivocados. Aun no las grabaría por supuesto, tendría que ver en que superficie hacerlo pues no podía dibujarlas ni en su piel ni en su ropa, que al fin de cuentas  era creada por el mismo. Un vistazo al colgante de su cuello, aquel que le había regalado Enredo tiempo atrás y funcionaba como una especie de comunicador, le dio la idea. Necesitaba algún tipo de accesorio sobre el cual grabar la runa, contra más simple y fácil fuera mejor que mejor, por tanto metales y piedras estaban totalmente fuera de discusión, el papel era una buena opción peor no era plan de llevar tropecientos papeles con runas a F.O.N.E.R.A que como se le perdiera alguno allá y fuese encontrado por algún Auro le iba a caer una buena que los roedores de su mundo eran condenadamente listos.

-Ya pensare en ello, siempre puedo buscar en la armería haber si hay algo que me pueda servir- pensó masajeándose el puente de la nariz y notando que ya debía ser bastante tarde a pesar de no tener una buena noción del tiempo con ese cielo sobre sus cabeza, uno al que de algún modo se había acostumbrado por simple rutina. Con pesadez se tumbo en su cama no tardando más de uno minutos en dormirse, demasiadas cosas habían pasado ese día. Al día siguiente ya espabilado y tras ducharse fue a la cocina por algo de comer, sin siquiera llegar a entrar, viendo con sospecha y desconfianza que no había puerta. "Que mala pinta tiene esto" pensó indeciso sobre si entrar o no, y es que cada vez cosas raras pasaban en la sede la mayoría de veces eran a causa de cierto poltergeist y nunca terminaban bien para el incauto que no notaba las advertencia, ni las señales. Tal vez no fuese el, pero prefería ni intentar entrar, seguramente el poltergeist estaba fastidiado por algún motivo desconocido, terminando por decidir no entrar y prefiriendo volver mas tarde cuando no hubiera peligro de trampas.

Durante lo siguientes días busco en la armería de la Sede, sin encontrar realmente nada que le fuera útil, no tenía la suficiente habilidad como para grabar en armas y estas eran muy cantosas. Intento terminar el circuito sin demasiado éxito, así que fue a probar a coger un libro de runas de la Biblioteca de la ciudad. Sonsacarle el lugar aproximada de un libro de runas que pudiera servirle a Biblios fue un autentico dolor, este mas que intenta ayudar te complicaba mas la cosa, como bien descubrió cuando se encontró a dos estanterías llenas de libros hasta el techo con la única información de  ‘Por ahí está el libro de runas’.

A pesar de todo DL consiguió terminar el circuito en papel con la información que poseía, ya solo necesitaba una buena superficie donde ponerlo, de un tamaño considerable pues no tenía tanta maña como para hacerlo en pequeño que no llamara mucho la atención, y darle la magia. Así que decidió ver si tomaba ideas de los artículos del mercado, dado que aun no tenía dinero como para comprar nada, decidiéndose antes de salir por cambiar enteramente hasta encontrar un aspecto con el que decir que seria su habitual. Cuando termino de cambiar, sus ojos eran rojos con pupilas verticales, caninos filosos, piel oscura y cabello negro corto y todo revuelto, había suavizado sus rasgos y su propia contextura física, pareciendo mas bajo y menor de su edad real.

-Seguro algo encontrare en el mercado -murmuro observando por ultima vez en el espejo de su habitación asegurándose no haber cometido fallos antes de salir de su cuarto y de la Sede.

Sigue en el Antiguo Mercado.

En la puerta de la sede, un vampiro feliz pasó diciendo la contraseña alegremente. Era un vampiro al que le alegraba la idea de poder acabar de una vez con un compañero de edificio que había sido como un grano en el culo de esos que duelen cuando te sientas, y que no hay forma de quitárselo.

Efectivamente. Esta vez Tap había cruzado la línea, y por mi parte yo estaba a punto de curzarla también. Se acabó el mantenerme a la defensiva, el no hacer salvajadas por si molesto a otros de la sede. Si lo que va a pasar molesta que se aguanten. Después de todo es para acabar con el maldito repoblador. No creo que nadie me reproche eso.
Frente a la puerta de la habitación de mi víctima mi expresión alegre no varió, pero lo que si hice fue mantenerme en absoluto silencio. Un hechizo de localización previo situaba a la planta repelente dentro de su cuarto, así que tendría que entrar.

Sabía que la habitación de Tap estaba protegida, estábamos en guerra después de todo, Pero también sabía que entraba en ella tranquilamente atravesándola sin hacer magia ni nada, por lo que, tuviera las defensas que tuviera esa puerta, no tendría que estar preparada para alguien intangible, y ese fue el hechizo que hice.
Atravesé la puerta sin problemas y en silencio, aunque tan poco es que hubiera hablado porque lo que vi en el interior me dejó mudo. “¿Pero qué...?”

Frente a mí había lo que podría describirse como una “fortaleza de escombros” Trozos de mesas, sillas y demás muebles habían sido acumulados para crear una especie de muralla interior improvisada, y de su interior se podía escuchar a mi presa trabajando en algo. 
Eché un vistazo al suelo. No veía nada, pero seguro que había un buen puñado de trampas esperando a que las pisara para dejarme hecho puré, así que tras silenciosamente aplicarme un hechizo de levitación y quedar suspendido unos palmos en el aire deshice el de intangibilidad. Luego apunté con ambos guanteletes hacia la “fortaleza” cargados hasta arriba con flechas explosivas.

-¡Holiiita!- Fue lo que dije como saludo y justo después, y con ambos guanteletes, “vacié el cargador”

Y así probablemente todos en la sede pronto pudieron escuchar una explosión... Y otra, y otra, y otra y otra...

Habían pasado varios días desde el incidente de la cocina y a Tap no se le había visto mucho el pelo por la sede. Había pasado la mayor parte del tiempo fuera, buscando un nuevo lugar en el que instalarse primero y acondicionándolo después. Su estancia en la sede se había vuelto frustrante y aburrida a ratos y, para lo que hacía, le bastaba un lugar donde el ser vivo más grande fuera él. También el único, a ser posible. Y de la ciudad se decían muchas cosas que podían ser más o menos ciertas, pero que estaba despoblada era un hecho obvio y constatado.

Así fue que no tardó demasiado en encontrar su panal perfecto, en un barrio cercano a la catedral esperpéntica hecha de luna. Había encontrado una casa enorme, con varias habitaciones y un jardín que dejaba en ridículo al patio de Letargo. Estaba vieja y fea, pero a Tap el polvo le sudaba mucho el capullo: el lugar era perfecto para seguir adelante con sus escasos planes de futuro.

Aquel día lo había pasado entero colocando trampas para evitar que nadie se le adelantara y arreglando desperfectos en la estructura y en el jardín. Pronto tendría un panal con almacén para sí mismo y disfrutaría de la paz de no sufrir la presencia gigantil. Se podría decir que el día estaba yendo sobre ruedas... hasta que llegaron las explosiones.

Su fuerte de leños vibró con la primera y Tap se incorporó sobre la marcha. No tuvo tiempo para pensar en nada que no fuera siguir su instinto de supervivencia. La segunda y la tercera llegaron de la mano y derribaron las defensas mágicas que el poltergeist había conjurado tiempo atrás. Patas de sillas y mesas volaron por los aires, astillándose. La cuarta lo pilló en el aire, tratando de escaparse del ataque en un impulso rápido. Las defensas del muñeco cayeron con una quinta explosión y, a pesar de haberla esquivado de lleno, la sexta y última lanzó a Tap contra la pared.

Los hechizos de protección contra rotura extras impidieron que el muñeco en el que iba Tap se hiciera pedazos. Uno de sus peluches irrenses, por el contrario, no había tenido tanta suerte y se había chamuscado. Tap no gastó un solo segundo de tiempo en plantearse qué estaba pasando. Le hervía la savia, o la intangibilidad misma, y solo quería acabar con aquella amenaza repentina: Si Pablo estaba intentando matarle, merecía morir primero.

Tan rápido como pudo tras el fin del bombardeo, conjuró una barrera de inercia. Las runas de paralisis y petrificación y las puas venenosas salpicaban todo el suelo, solo necesitaba que Pablo formara parte de ese salpicón para neutralizarlo.

Por supuesto, Tap no recordaba que había apuntado al vampiro al torneo. Pero de hacerlo, jamás se habría esperado esta reacción. <<No sé qué te habrá hecho la vida, pero comparado con lo que te haré yo, vas a desear broncearte al sol>>. Probablemente el repoblador estaba más asustado de lo que sus pensamientos dejaban entrever, pero sus ganas de extinguirlo eran casi tangibles. Dentro del artilugio demiúrgico, el poltergeist bullía en odio. Y ese era el sentimiento que predominaba.

Por muy tranquilo que hubiera parecido inicialmente, no lo estaba para nada, y entre los errores que había cometido antes de entrar había uno muy gordo: No me había puesto protección mágica alguna. Por culpa de eso la barrera de inercia no encontró resistencia alguna y caí a plomo.
De haber tenido otra transformación el combate se habría acabado ahí mismo tras activar las trampas, por suerte pude convertirme en polvo antes de que eso pasara, pero por culpa del hechizo no pude mantenerme a flote.
Caí a plomo sobre el suelo en el que, por suerte, gracias a que estaba hecho polvo las trampas no funcionaron. Sin una mejor solución serpenteé por el cuarto y salí por debajo de la puerta. Una vez en el pasillo me recompuse. “Mira que soy idiota. ¿Cómo es que no vi venir eso?”

Estaba bastante enfadado, y se notaba, pero lo estaba conmigo mismo por haber sido tan estúpido como para entrar sin protecciones. Como el repoblador no parecía perseguirme me las puse en ese momento, asegurándome de que no se volvía a repetir lo de antes. Luego me hice intangible de nuevo y atravesé la pared de vuelta. Aun no podía volar porque el hechizo seguía activo, pero cuando entré ya tenía a medias el hechizo que pensaba lanzar, el cual estaba preparado para expulsar al poltergeist del muñeco en el que estaba, y también le impediría volver a meterse en el. Al menos hasta que rompiera el hechizo, pero eso no iba a pasar temprano.

Tap tampoco se quedó de brazos cruzados. Conjuró un hechizo de intangibilidad y se filtró por el suelo de su habitación. Pablo estaba perdiendo el tiempo enmendando su error y si entraba y no lo veía,  el tiempo que perdería sería exponencialmente mayor. El poltergeist descendió a la habitación de Atol, que se encontraba bajo la suya, y no paró un segundo en comprobar que ocurría en ella. Se lanzó contra el suelo y se escurrió hasta el recibidor de la sede. Dejó su muñeco junto a la puerta y él se escondió en la puerta de entrada. <<A ver si se atreve a acercarse con el hechizo fulminante de por medio>>. El hechizo también hacía difícil que Pablo lo localizara dentro de la puerta y Tap no tendría problemas en abandonarla por la cara que daba a la calle si la cosa se ponía fea. Sin luz en la calle sería prácticamente invisible y, si elegía bien dónde meterse, podría perder de vista a Pablo.

Sabía que de noche Pablo llevaba ventaja, pero también sabía que si gastaba mucha magia, sus habilidades vampíricas no podrían chuparle nada. Esperó a que el mosquito localizara su muñeco y preguntó telepáticamente:

>>¡¿SE PUEDE SABER QUÉ CARDOS TE HA PICADO EN ESE CEREBRO DE HIGO QUE TIENES?!

La respuesta no aliviaría sus ganas de matarlo, pero le daría a su asesinato cierto transfondo.

¿Quién iba a imaginar que un fuerte ruido acabaría despertándome? Había dormido durante prácticamente todo el día desde que llegué a la madrugada. Y lo había dormido del tirón, sin enterarme. Esperaba despertarme de forma natural o con la luz del sol en la cara, como solía pasar... Pero no con ruido proveniente de arriba. Ruido de explosiones.

Entre gruñidos, acabé por sentarme contra el cabecero. Aún bullía mi cabeza con la información obtenida en Serpentaria y con mis pensamientos sobre el repoblador. Pero no esperaba que horas después tuviera que volver a sufrirle. Más ruido... Si no subí a ver qué pasaba fue porque tuve que vestirme. Estaba terminando de sacar los pies del pantalón cuando el muñeco de Tap atravesó el techo y luego el suelo.
—Qué...

No pasó ni un minuto cuando le siguió Pablo, armado con esos guanteletes suyos, y con un careto nada agradable. Para colmo, añadió un "buenas" como si nada.
—No me jodas. ¡Ya me tienen harto! —exclamé, cogiendo mis armas. Contra el repoblador no harían falta, pero el otro sí.

Ahora sí que salí tras conjurar un escudo mágico sobre mí. Bajé corriendo las escaleras y pude ver al vampiro cerca de la puerta y el muñeco del otro delante de él.
—Vosotros dos! ¡Salid de la maldita Sede ahora mismo! Tanta mierda vuestra me tiene harto. Ayer tuve que comer fuera por tu maldita culpa, repoblador. Retrampeador, diría yo—luego miré a Pablo—. ¿Y tú? Siempre guerreando con él, siempre jodiendo a los demás que vivimos aquí. ESTA NO ES VUESTRA CASA, ES LA DE TODOS. SALID. DE. LA. SEDE. Y. MATAROS. FUERA. ¡LARGO!—acabé gritando, mientras les señalaba con mis cimitarras.

Nunca se habían peleado tanto como hoy. Si estaban dispuestos a matarse o a herirse de verdad, yo también lo estaba. La cosa es que fuera era de noche... Pero yo aún no había salido. Y, mira, si algún inquilino más se apuntaba, mejor... O no. <<¡Bah! Aquí vivo yo, si nadie hace nada me la suda. Esto se acaba hoy>>

Cuando entré en la habitación de nuevo, el repoblador ya no estaba allí: No sabía por donde se habría marchado, pero había hecho suficiente magia como para poder seguirle el rastro. Un sortilegio de búsqueda fue el que me mostró su ruta de huida. “A través del suelo ¿eh? Pues yo también”
Todavía seguía intangible, así que no tuve ningún problema en dejarme caer hasta el piso de abajo, que resultó ser la habitación de Atol. El helión, despierto, no parecía muy contento, aunque era lo normal si se cuelan en tu cuarto.
-Buenas- Solté sin pensar, e inmediatamente seguí más abajo tras el repoblador.

Encontré el cuerpo en el recibidor, pero el hechizo no apuntaba hacia él, sino hacia la puerta de la entrada. “Ya veo... Una trampa. De momento que parezca que he picado” Comencé a formular el hechizo de antes para echarlo del muñeco, fingiendo que iba a por el mismo, pero con la intención de cambiar en el último momento y dispararlo al pomo. Fue entonces cuando recibí la telepatía.
-¿Tu que crees? Llevas jodiendo desde que te transformaste, sino antes. Y ya me he hartado.

No dio tiempo a decir nada más. Atol había bajado y con unos humos que ríete de Jack cuando vuela. Aun así no esperaba que me atacara a mí “¿Yo que te he hecho maldito gato?”

Mal, muy mal. En otras circunstancias habría intentado dialogar... pero la pelea había ido sacando mis instintos y el mal genio que últimamente me caracteriza. Esto no iba a acabar bien.

-Tú no tienes ningún derecho a echarme. No he jodido a nadie salvo a él cuando me jode a mí. Tengo especial cuidado en eso así que no te atrevas a repetirlo.
A medida que hablaba me iba cabreando yo solo, y estaba alcanzando el límite.
-Ahora si no te importa voy a hacernos un bien a todos y librarme de Tap. Así que si no vas a ayudar... ¡QUITATE DE EN MEDIO!

Y ahí fue cuando terminé de perder el control. En vez de ir a por el poltergeist apunté al helión y dos flechas paralizantes volaron en su dirección. No apuntaba a ninguna zona vital, de momento, pero si acertaban lo dejaría fuera de combate. Si eso pasaba seguiría yendo a por Tap. Si no... bueno. Ya se verá.

Tap estaba empezando a plantearse las diferentes opciones que tenía cuando el vampiro llegó frente a él. Tenía ganas de dejarlo paralítico, pero tampoco quería que su figura demiúrgica sufriera la misma suerte. ¿Darse un capricho maltratando a Pablo o afianzar la supervivencia de un capricho anterior llevando su cuerpo de metal a un lugar seguro?

La aparición de Atol le valió para saltar de la puerta al muñeco y decidirse. Ni siquiera se dignó a contestar a Pablo. <<Obtienes lo que te mereces. Ya puedes imaginarte lo bien que lo pasaba yo antes de la luna. Y nisiquiera...>>. Aparcó durante un segundo sus pensamientos al ver que Pablo había cambiado de objetivo de manera violentamente repentina. <<Estúpido follacardos. Debe de estar borracho o drogado o simplemente es un grandísimo gilipollas>>. Sin embargo, él no estaba ahí para diagnosticarle, sino para actuar según la decisión que había tomado. El muñeco, todavía intangible, atravesó la puerta y salió de la sede en dirección a una trampa mucho mejor que las suyas.



Sigue en el Puente del Abismo.

La reacción de Pablo fue de lo más idiota jamás vista. Esperaba que me ignorase o me hiciera caso, ya que en ambos casos seguiría a su bola con Tap. Pero no que ignorase al repoblador y me atacara. Había pasado por alto el detalle de sus flechas, así que rápidamente disparé uno de mis hechizos de intangibilidad. Bloquease o no el escudo la posible magia que estuviera anclada a ellas, no pensaba resultar herido tan pronto y tan estúpidamente.

0-40: Atol logra hacerse intangible a tiempo.
41-100: las flechas le aciertan.

El miembro 'Jack' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio

'Dado de 100 caras' : 48

No me dio tiempo. El escudo sí que anuló los hechizos, pero las flechas se clavaron bien clavadas en un hombro y un muslo. Del impacto di un par de pasos hacia atrás pero volví al sitio, negando con la cabeza con gesto cansado.
—¿Qué has conseguido? Ese idiota ahora puede estar en cualquier parte de la Sede, y eso si sigue dentro. ¿Contento? Y te corrijo: me habéis despertado. Ambos, no sé quién empezó con las explosiones, pero te aseguro que toda la puñetera Sede os escuchó.—y, en actitud teatral—Te agradezco que quieras librarte de la basura, y te ayudaría...

Ahí me tuve que parar, porque <<¡venga ya! ¡Sarta de basura! ¡Tendría que devolverle sus jodidas flechas multiplicadas por mil!>> Pero me estaba controlando, claro que sí. Mucho más que él, que estaba fuera de sí. Me tenía que controlar. Además, ya que habíamos empezado, mejor acabar. Me convenía más que viviera Pablo a que lo hiciera Tap, sinceramente. En caso de no llegar a ese extremo, estaba claro quién me había convenido siempre más como "persona grata": el vampiro.

—Mira, olvidaré lo de estas flechitas, ¿va? Voy a curarme; si encuentras al repoblador, avisa.

Y eso hice, en el mismo sitio donde estaba, conjurando los hechizos necesarios sin gastar los de las uñas. Para dar ejemplo, limpié cualquier resto de sangre e incluso dejé las flechas cerca del vampiro. Por una parte quería acabar con Tap, darle una lección al menos. Pero en cuanto se diera el vampiro la vuelta, me costaría mucho dejarle en paz. <<Veremos>>

Funcionó. No me lo esperaba, aunque tampoco recordaba que no sentía dolor. Sin embargo, lo que me dejó totalmente descolocado fue  su reacción. Tenía motivos de sobra para devolverme los golpes, y no lo hizo. “¿Por qué?”
De la sorpresa se me pasó el cabreo, y pude darme cuenta de la estupidez que acababa de hacer.
Tras quedarme pasmado un rato, y viéndome incapaz de saber que contestarle al helión, me volví para buscar a Tap.
Ya se había ido. ¿A donde? Aún podría seguirlo con magia, de modo que acabé salendo tras el.
Ahora ya no tenía simples deseos de violencia gratuita. Estaba lo bastante calmado como para intentar dialogar con el poltergeist si me lo encontraba. ¿Pero perdonarle? ¡Jamás! Lo unico a lo que si estaba dispuesto era en acordar algún tipo de "pacto de no agresión"

Sigue en el Puente del Abismo.

Volvió rápidamente a la Sede tras u pequeño descubrimiento de su propia transformación, una obviedad realmente si lo hubiese pensado con más tranquilidad. Había pensado en ello realmente pero no le había visto el real funcionamiento, ahora si lo tenía más claro, por ello se dirigió directamente a su cuarto tras saquear un poco de comida de la cocina a la que últimamente miraba con sospecha  sin poder evitar recordar el incidente de días atrás con Tap. Ya en su cuarto volcó su atención en la runa que había completado y que estaba sobre el escritorio y que evidentemente no sabía si funcionaria y dado que el hechizo para esa runa no podía ser realizado por el tendría que averiguarlo en otro momento, así que queriendo saber si era posible lo de anclarse una runa en su piel, intento dibujar una de las más simples de todas, una térmica que tuvo que buscar en el libro de runas de la biblioteca. Realizarla le llevo un tiempo, por supuesto el llevar tanto días mareando la perdiz con el dichoso librito le había dado cierta soltura, y también que era una de las runas más fáciles de hacer. Y cuando por fin pudo tenerla lista y bien dibujada intento concentrarse en los trazos con la intención de dibujársela en su propia piel sin necesidad de tinta. Si podía crear rayas, puntos y marcas de cualquier tipo en su piel, debería poder crearse una runa funcional.

-¿Dónde podría ponerla?- murmuró mirando su reflejo en el espejo de cuerpo entero, prefería un lugar visible por el momento, necesitaba acostumbrarse primero, así que pensó que un buen sitio seria en el dorso del brazo. En eso estuvo gran parte de la tarde, le era fácil quedar con detalles de transformaciones y cambios, ya se había creado cola y escamas entre otras cosas, con lo dolor de cabeza que eran un dibujo no debía ser tan complicado. Se equivocaba hasta cierto punto, la runa eran trazos que debía ser perfectos cualquier fallo mandaba la mierda el trabajo y debía “borrarse” la piel para volver a comenzar. El cuarto iba volviéndose poco a poco más oscuro conforme la tarde iba pasando y se acercaba la noche, DL aun estaba con la runa de su piel liado, era la primera vez que intentaba crear en su piel una dibujo tan preciso lo raro sería que no le costara…siempre era lo mismo cuando hacia algo por primera vez luego le salía con mas soltura. Un explosión en algún punto de la sede los distrajo, dándole un susto de muerte y casi provocando que se cayera de la silla donde se había sentado mientras se peleaba con la runa, sorprendido se acerco ala puerta. Explosiones en la sede y sorpresitas varias eran lo común cuando metías en un mismo espacio a Pablo y Tap, y algo le decía que de nuevo, esa explosión tenia que ver con alguno de los dos "¿Porque esa obsesión con dejarnos sin torreón? Mira que tienen ciudad para pelearse..." pensó un poco fastidiado sin salir de su cuarto y solo llegando a ver a un fastidiado Skarog subiendo al que no le le dijo nada, conociendo el temperamento de este cuando se hartaba decidió volverse a su cuarto con un suspiro con la intención d. descansar un poco. Se había hecho bastante tarde y no veía un pimiento, ya tenia la runa lista pero la probaría al día siguiente.

Al día siguiente tras despertarse y levantarse perezosamente bajo la cocina, no sin cierta desconfianza que tardaría aun en que se le quitara, pero allí no había ningún Tap a simple vista, solo Skarog preparando su desayuno.

-Buenos días-saludo con intención de prepararse de paso algo también de desayunar,intuyendo que el otro no lo reconocería hasta que no volviera a hablar- ¿Como te va con lo de la armadura?- pregunto recordando que le había estado ayudando al principio con eso, pero llevaba ya días sin hablar con el por todo el jaleo que había tenido este con lo del ejercito, sabiendo que con esa pregunta Skarog sabría de sobra quien era.

Al día siguiente de la locura nocturna me desperté con un humor de perros. Decidí quitármelo entrenando, pero antes debía desayunar. Tanteando el terreno llegué a la cocina y me preparé algo ligerito. Al poco de empezar, un joven desconocido entró. Desconocido porque no conocía a nadie con ojos rasgados, pupilas verticales, colmillos y piel y cabello oscuros. Y menos aún tan joven... Hasta que habló. <<DL>> Incluso si hubiera modificado su voz le habría identificado por la pregunta que me hizo. Eso me recordó que tenía que volver con el herrero para seguir las clases. Como era un tema agradable, me animé un poco.

—Hey, buenos días. Esa armadura es historia. Ahora estoy trabajando en otra de metal, conseguí entrar como aprendiz en una herrería—respondí con orgullo.

Ni me paré a pensar que le podría sentar mal enterarse de eso, teniendo en cuenta que me había ayudado con la que empecé a hacer. También pensé en si se habría enterado de lo que se lió anoche, pero recordarlo por encima me mosqueaba así que lo dejé de lado. Pregunté otra cosa en su lugar.

—¿Y este cambio? ¿Original o mezcla?

No se lo tomo realmente a mal lo de la armadura, al fin y al cabo había sido un bue entrenamiento de su tranformacion, aunque si que le sorprendió un poco lo de enterarse que era ahora un aprendiz de herrero.Realmente todo el mundo estaba buscando su lugar en la ciudad.

-Debe ser difícil, por las uñas. Pero, ¿no que habías entrado en el ejercito? Se que hiciste las pruebas -añadió DL señalando estas con la cabeza y mirándolo con curiosidad y también algo confundido, mientras distraidamente se freía unas tiras de carne y se preparaba unas tostadas con queso. Estaba muy poco puesto al día sobre sus compañeros a decir verdad. La pregunta de este le hizo sonreír- Original, intento buscar un aspecto que me identifique y con el que me sienta mas cómodo, que no sea con el que vine- respondió dándole la vuelta las tiras de carne distraído en lo que hacia. Sirviendo cuando termino, sentándose a la mesa para empezar a comer antes de volver a hablar- Últimamente estoy liado con runas, por un viaje que quiero hacer a mi mundo, mira...-dijo mostrando la runa de su antebrazo con expresión risueña-Aunque esta es solo una prueba, la que me quiero poner es un circuito y el hechizo no esta a mi alcance, pero bueno - añadió de forma pensativa mientras comía, a pesar de todo bastante satisfecho lo tenia facial tatuándose runas en el cuerpo, solo tenia que ver la runa antes para poder poder dibujarsela con tan solo quererlo- Este cuerpo tiene sus ventajas si aprendo a usarlas- añadió con una sonrisa divertida y con cierto humor, encogiéndose de hombros.

Me encogí de hombros respecto a la dificultad de la herrería.
—Bueno, no tanto, al principio sí pero luego te acostumbras—respondí.

Luego le escuché, pensativo. Sería raro verle con el pelo oscuro tras haberle conocido con un color radicalmente distinto. Pero no un raro "negativo", sólo raro, nuevo. También me comentó sobre runas, lo cual me recordó que yo las había dejado un poco de lado últimamente. Sus palabras sobre visitar su mundo me trajeron imágenes de Asrena: tenía que volver. Y tenía que ir a otros, por supuesto. Sin embargo, lo que sí me llamó la atención fue que no pudiera hacer un hechizo. No eso en sí, sino el hecho de ampliar mis conocimientos. Y, de paso, practicaba con las runas. Antes de hablar, eso sí, terminé de mordisquear el último trozo del bocadillo.

—Sin duda. Ah, quizá yo pueda ayudarte con ese hechizo. Aunque no sé si lo conozco, ¿cuál es?—inquirí, directo al asunto y sin darle tiempo a que me dijera sí o no en cuanto a ayudarle. Suponía que no se negaría, no tenía motivos para ello, así que mejor economizar el tiempo.

Que se hubiese ofrecido sin mas ayuda, incluso dando por hecho que aceptaría le sorprendió un poco pero realmente no se negó. Al fin y al cabo era una simple prueba aun, pues no estaba claro si el circuito estaba bien hecho de todos modos.

-Pues eran dos, aunque principalmente necesito uno de ellos, es un hechizo de ocultamiento para borrar rastros mágicos. No se si usare magia en F.O.N.E.R.A, pero en caso de tener que usarla, aparte de no tener cotillas, también me gustaría borrar los rastro que vaya dejando-respondió recordando el hechizo del libro y el cual tenia apuntado en su cuarto mirándolo atentamente volvió a hablar- Tengo un circuito de runas, pero aun no se si esta bien hecho, necesito el hechizo para averiguarlo. -añadió pensativamente diciéndole que esperase un momento mientras subía a su cuarto y buscaba sus apuntes del hechizo en su escritorio para volver a bajar y enseñárselo-Ese es el que te digo, el de distorsión, hay otro similar según pude encontrar, pero creo que seria ese el que mas me convendría. El otro es el de tinieblas, está también ahí apuntado -añadió señalando el hechizo que estaba escrito mas abajo en el papel y que no sabia aun si usaría, dado que con su tranformacion se podía fácilmente camuflar, pero el otro si que lo iba necesitar.