Hojeando un rato los alrededores

Recuerdo del primer mensaje :

Si bien Adam se encontraba algo ocupado en su día a día con sus estudios y obligaciones, se pudo permitir un par de ratos libres para buscar hojas secas para su pareja. Ya supo del apego que los brujos tienen a su dominio y Chromsa se encontraba especialmente afectado por ello. El pegaso salió con un saco de tela a buscar en zonas donde abunden hojas, sobre todo si están secas. Eso le llevó a los jardines de la memoria donde sí que habían. Al menos se le hizo familiar el lugar ya que lo visitó con anterioridad.

Adam, con paciencia, agarraba individualmente cada hoja. A cada una le dedicaba mínimo cerca de un minuto para analizarla bien. Miraba si estaba rota, si su estructura era simétrica, si estaba carcomida y sobre todo si estaba lo suficientemente seca para que al fauno le gustase. No las recogía al azar, prefería que en un todo fuesen de buena calidad aunque le tomase demasiado tiempo.

Un ruido en las cercanías lo distrajo de su ultimo análisis, poniéndose en guardia y sacando un poco la cimitarra de su sitio aunque no la haya usado nunca.

El holandés escuchó el motivo de Adam para visitar los Jardines de la Memoria y tener esa bolsa. No conocía mucho sobre los dominios de los brujos, sabía que había muchos y el que más se le venía a la mente era el de su amiga Irianna, pero controlar las hojas le pareció de los más curiosos. Devoss asintió cuando el chico terminó de explicar esa parte y se dispuso a hablar cuando le preguntó si era un hombre tigre. Pero en un desliz de Adam se le resbaló la bolsa, con todo su contenido desparramado y empezó a recogerlas disculpándose.

-¡No te preocupes! Espera, que te ayudo- Respondió enérgicamente mientras se acercaba. Tuvo especial cuidado en coger las hojas sin llegar a romperlas ya que no quería fastidiarle, mientras tanto pensó en que Adam era un chico algo extraño por pedir perdón por aquello. Pero a saber por todo lo que había pasado en la criba. -Sí que soy un licántropo tigre, llevaba ya un rato corriendo por las calles y si de camino cazaba algo pues mejor, hasta que vi este sitio y pensé en entrar.- Le contestó mientras le ayudaba.-Y creo que en tu libro solo salía un hombre-lobo porque son los más famosos. Pero tío, créeme cuando te digo que hay licántropos de todo tipo, casi tantos como animales. ¡Te juro que una vez vi a uno transformarse en rinoceronte!-. Dijo con sorpresa, recordando ese día.-¿Y qué eres tú? ¿Un brujo o una especie de mago?- Preguntó con curiosidad al no verle ningún tipo de cambio físico.

Agradeció con una amplia sonrisa la ayuda del chico, aunque su semblante feliz cambiase a otro inflando las mejillas de frustración al romper un par de hojas. Alzó su mirada por haber acertado en la persona que estuvo a su lado, aunque es un poco raro que se le denomine licántropo siendo un tigre. Lo de cazar le pilló de sorpresa, leyó que los instintos animales eran normales en ellos pero, ¿a ese nivel? Tampoco quiso discutir nada pues cada transformación es un mundo y no era quién para interponerse en el ciclo natural de un tigre cazando su comida.

—¡¿De todos los animales?! ¡Eso es increíble! No quiero ni pensar la diversidad que tiene que haber con los de tu especie. Un licántropo herbívoro debe de merecer la pena verlo —estaba muy sorprendido por ese dato. Era demasiado pensar en todos, uno a uno. No supo por qué pero creyó al veterano sin dudarlo, teniendo ganas de conocer más licántropos.

La otra pregunta ya se la han hecho unas pocas veces desde que se transformó. Era inevitable que la formulase pues él era prácticamente una persona normal por fuera, ocultando sus plumas.

—Te voy a ser sincero Devoss, realmente estoy escondiendo lo que soy. No es por nada es que leí en un par de libros que… estoy en peligro por lo que me tocó ser. ¿Puedo confiar en ti para decírtelo? —sabía que estaba pecando de inocente. Por días que pasan cada vez estaba más suelto, más confiado con sí mismo. Y lo hizo de nuevo, dejando caer que indagase el licántropo con respecto a su verdadera identidad.

Devoss rio al ver la expresión de Adam de asombro, y se rascó parte del cabello mientras asentía a sus halagos con una sonrisa. Era cierto que su especie era una muy extendida y merecía la pena ver a un licántropo herbívoro, aunque él prefería mil veces más la carne obviamente. Y además era más divertido.

Solo quedaban unas pocas hojas ya, pero el holandés siguió ayudando a recogerlas igualmente, esperando la respuesta a la pregunta que le acababa de hacer sobre su transformación. Si le hubieran dicho cuando salió de la sede que iba a encontrarse con un desconocido habría ido a otro sitio para evitar el encuentro. Pero ahora se alegraba de que no hubiera sido así. Adam parecía amigable y con buen corazón, aunque no era la primera vez que le engañaban de esa manera... Así que una parte de él seguía vigilante. Solo por si acaso. Cuando el chico le respondió tan misterioso Devoss miró a ambos lados de la zona, como si pudiera haber alguien espiándolos, y asintió con gesto cómplice y una sonrisa algo salvaje en el rostro.

-Tienes mi palabra, Adam. Esto no saldrá de aquí.- Le dijo mientras hacía un saludo militar para aliviar el ambiente.-Venga, dispara.- Insistió con cierta impaciencia, se moría por saber qué clase de transformación podía conllevar tanto riesgo pero a la vez no mostrar ningún cambio físico.

Devoss hizo un gran favor a Adam con las hojas, tardando la mitad de tiempo en recoger las que se cayeron al suelo y llenando el saco de nuevo, teniendo ya una cantidad considerable de hojas secas.

La promesa del licántropo le sacó una sonrisa. Era un sentimiento familiar, como si los gestos del ciudadano los hubiese vivido antes. Pocas personas lo habían tratado con tanto colegueo, entre ellas Kolja y Alec, por lo que Devoss le cayó tremendamente bien en una primera interacción. Una parte de él sabía que estaba recordando sus anteriores momentos en la Tierra, cuando él mismo era muchísimo más sociable y vacilón.

Se incorporó y su sonrisa ya mostraba soltura. Miró a los lados y era perfecto, no había nadie y los muros ayudaban a que nadie le viese a lo lejos.

—Te lo voy a mostrar. En tres… dos… uno… ¡Un pegaso! —y lo hizo. En el momento en que pronunció la palabra provocó la transformación con mayor facilidad. En un abrir y cerrar de ojos se transformó en un Cuarto de Milla blanco, con los ojos muy cristalinos y un par de alas enormes. Adam incluso se tomó la libertad de estar a dos patas y relinchar, abriendo sus alas por instinto teniendo una envergadura asombrosa mostrando el poder de ellas para levantar su pesado cuerpo. Al caer y volver a cuatro patas se notó por el ruido de la pisada lo ancho y fuerte que es su nuevo cuerpo. Asintió con la cabeza en amplios movimientos.

—«Lo… ¡Lo hice! ¡Pensaba que no me iba a transformar con tanta facilidad con el numerito de la cuenta atrás!» —transmitió su pensamiento a la cabeza de Devoss. Pensando en su otro cuerpo volvió a su estado normal, estando ante Devoss de nuevo el Adam humano, sonriendo muchísimo por los avances en su transformación. Dentro de poco lograría mencionar ‘pegaso’ sin transformaciones accidentales—. Y esto es lo que soy —dijo con cierto orgullo, sin ninguna vergüenza.

Devoss esperó con expectación, curiosidad y cautela mientras Adam hacía la cuenta atrás. Cuando gritó la palabra "pegaso" al holandés no le dio tiempo a reaccionar, cuando de repente surgió delante de sus narices un gran y poderoso caballo blanco, dotado de magníficas alas. El licántropo dio un par de pasos atrás al ver como Adam se puso a dos patas y segundos después las bajó, chocando contra el suelo con estruendo y relinchos.

-¡Eso es una puta pasada!- Gritó emocionado a la par que se llevaba las manos a la cabeza. Sin embargo enmudeció nuevamente debido a la sorpresa, ya que el pegaso le estaba hablando directamente en su cabeza telepáticamente y aunque no era la primera vez que veía la telepatía no se lo esperaba. El holandés no supo muy bien qué hacer ante la visión magnífica del caballo ya que era grande y fuerte, así que tardó unos segundo en hablar, pero cuando lo hizo fue con un ataque masivo de preguntas muy rápidas: -¿Cómo lo has hecho? ¿Puedes transformarte parcialmente? ¿Tu telepatía es mágica o innata? ¿Tienes instintos de caballo y necesitas comer lo mismo?- En cada pregunta el licántropo se acercó un poco más al pegaso, como si haciendo eso sus dudas fueran a ser resueltas antes.

En su mirada podía verse cierto brillo de fascinación y en su mente aún le daba vueltas a la velocidad en la que se había transformado. Ni siquiera había mutado su cuerpo, simplemente había desaparecido y en su lugar apareció ese caballo alado.

Por una vez se sintió bien, libre, desinhibido. Su ligero suspiro y sonrisa de alivio transmitían esos sentimientos. Ese sentimiento de impotencia acumulado en la Torre Serpentaria, donde solo algunos de ahí dentro saben de lo que el pegaso realmente es, se liberó por completo. Todos sus compañeros de Silente lo saben, Fleur lo sabe, Rua lo sabe e incluso Enredo también lo sabe. ¿Por qué diantres se lo tiene que callar? ¿Por qué no puede transformarse de vuelta y correr, galopar hasta el horizonte? Eso le oprimía el pecho y con Devoss, por momentos, sintió esa presión irse.

Y Devoss se acercó inundándolo de preguntas. Adam se sonrojó de la vergüenza, además de la modestia que le impulsó a imponer sus palmas delante del licántropo y esquivar la mirada un millar de veces. Pero le gustaba aunque le costase admitirlo, ese sentimiento de que los demás se sorprendan de su yo pegaso.

—J-Justo iba a preguntarte casi lo mismo —dijo entrecortadamente, quitando un poco esa sonrisa boba de su cara intentando responder con la mejor compostura posible—. S-Sobre la transformación parcial creo que no puedo hacerlo, o por lo menos no que yo sepa. Para transformarme solo tengo que pensar en que quiero ser mi otro cuerpo, así lo provoco yo.

Se apartó un poco, pensando en el pegaso. Parecía ser que casi lo dominaba, dejando ir esos pensamientos y deseos para transformarse de vuelta en un caballo.

—«Verás, yo puedo transmitir lo que pienso, literalmente. Es como si pudiese transmitir en directo todo lo que me ronda en el coco, a veces casi sin filtro. Perdona si es un poco molesto» —mientras hablaba se animó a caminar un poco alrededor de Devoss, mirándolo con sus ojos claros—. «Y… no sé a que te refieres con instintos de caballo. No tengo ganas de comer pasto del suelo desde luego, que asco»

Cuando vio que el pegaso se había avergonzado un poco con tantas preguntas el holandés se alejó un paso con una pequeña risa para no incomodarlo más. A veces se emocionaba demasiado y olvidaba que no todo el mundo estaba acostumbrado al torbellino que solía ser él. Devoss escuchó sus explicaciones muy interesado, le parecía muy curioso que no se pudiera transformar parcialmente o que no tuviera instintos animales. Por si había alguna duda esos datos descartaban a Adam como un licántropo.

Su proceso para mutar su cuerpo era similar al suyo propio, solo tenía que desearlo para empezar a volverse un animal. Aunque aún estaba la duda de qué pasaba realmente cuando se volvía un pegaso, porque su cuerpo de repente era el de un caballo alado sin cambios graduales. Mientras que en el licántropo era más "orgánico" por decirlo de alguna manera.

-No te preocupes, no me molesta tío. La verdad es que me mola bastante.- Le dijo sonriendo cuando se disculpó por su telepatía, mientras lo veía caminar a su alrededor. Era un caballo bastante fuerte y grande. El licántropo pensó que Adam había tenido suerte a la hora de recibir la bendición de la Luna Roja y que conocía gente que intercambiaría su naturaleza por la de aquel chico sin dudarlo un segundo.

Después de esa reflexión interna se puso algo más serio para resolver las dudas del pegaso sobre sus propias habilidades. Pues aunque se parecían en ciertas cosas en otros aspectos eran muy diferentes.

-Mi transformación tiene algunas diferencias.- Empezó el holandés con visible emoción en su voz. -Puedo convertirme en un tigre como ya has visto antes, pero no puedo hablarle a la gente en la cabeza como tú. Lo máximo que puedo hacer es gruñir y rugir en esa forma.- Prosiguió el licántropo para después extender su brazo derecho.- También puedo convertir cualquier parte de mi cuerpo en el de un tigre, aunque el resto de mí sea completamente normal, o puedo darle una apariencia medio humana-.Explicó mientras su mano se volvía una zarpa animal, para luego volverse una garra híbrida: una mano más grande con pelaje anaranjado y uñas igual de afiladas que la bestia que llevaba dentro.- Al principio me costó mucho pillarle el truco, pero ahora me sale natural- Comentó con orgullo y una sonrisa alegre en la cara.- ¿Quieres que te enseñe lo mejor?- Preguntó rápidamente con ilusión y antes de que el pegaso pudiera responder su cuerpo mutó al de un tigre antropomorfo.

Era una bestia llena de pelaje y músculos, su altura no había cambiado pero sí su anchura siendo bastante más corpulento. Su cabeza completamente animal pegó un suave rugido y con una velocidad endiablada saltó sin impulso a una estatua cercana, llegando hasta la cima sin esfuerzo. Su cola se movió de un lado a otro para mantener el equilibrio en aquel gigante rostro de piedra. Cuando se acomodó bien recuperó su forma humana y esperó desde arriba las reacciones de Adam con una mirada salvaje.

Cuando Devoss comenzó a explicarse, tomando un semblante más serio, Adam se detuvo de caminar a su alrededor y pasó a ser un humano. Más que pensarlo era sentirlo, aceptar el cambio para pasar de un cuerpo a otro con mayor eficiencia. Ya estudiaría eso luego pero por lo pronto ya le pilló el truco.

Se acercó a escucharlo, curioso como su transformación era más lógica en un sentido. Devoss no era algo tan fantástico o místico como pof, otro cuerpo. Su transición era mas orgánica tal y como pudo ver en la mano de Devoss. Era como si tuviese control de una mutación a voluntad, como demostró mezclando características humanas y de tigre en su propia mano. Estaba impresionado, tanto que iba incluso a tocar la garra peluda, sin embargo el licántropo enseñó a Adam antes de que pudiese hacer nada lo mejor de su arsenal de trtansformaciones.

Parecía de una película. Devoss transfiguró su cuerpo a un nivel parecido al de las bestias que vio en el cine. Era un hombre tigre en el sentido más literal: su cabeza era de animal pero su cuerpo, aun más ancho y fuerte, exhibía poder y misticismo, aunado a la belleza propia de un tigre. Le costó nada saltar a la cima de unas estatuas y el pegaso no hizo sino desencajar la mandíbula, impresionado por la transformación del licántropo.

—¡Joder! ¡Eso fue impresionante! ¡¿Cómo has hecho eso de saltar tanto?! —admitió con las manos en su cabeza y los ojos iluminados— ¡Ojalá pudiese hacer eso, tener transformaciones parciales! ¡Desearía que mi transformación fuese como la de los licántropos! —inocentemente tenía envidia de las capacidades del licántropo, imaginándose a si mismo sacando las alas del pegaso sin tener que recurrir al resto del cuerpo del animal.

El holandés soltó una carcajada al ver la reacción de Adam. Lo cierto es que Devoss se sentía muy orgulloso de su transformación, a pesar de las dificultades que había tenido con su naturaleza en unos inicios. Y no podía negar que le halagaba ver los ojos iluminados del pegaso al haberlo visto saltar tan alto. El  chico se acomodó de nuevo en la cabeza de la estatua, antes de volver a hablar.

-Gracias, gracias...- Respondió con una sonrisa a sus halagos mientras se rascaba el cabello rubio.-¡Pero tu transformación también tiene cosas chulas! Como la telepatía o...¡que puedas volar! Tiene que ser super divertido, ¿no?-Comentó en voz alta el licántropo. Después recordó que había un motivo por el que le había costado a Adam revelar que era un pegaso y que quizás por eso había dicho que prefería ser un licántropo. Supuso que su cuerpo tendría alguna especie de atributo preciado para alguna gente de la ciudad, como le pasaba a muchas otras personas, así que prefirió no ahondar mucho en el tema por si le molestaba a Adam.

-Los instintos son otra de las partes buenas, aunque no siempre-Dijo algo incoherente con una risa.-Cuando me transformo me siento igual de cómodo que en mi forma humana, muchas veces incluso más. Como si fuera mi verdadero cuerpo, no sé si a ti te pasará igual.- Empezó a explicar desde arriba de la estatua mientras intercalaba miradas a Adam y al resto de esculturas. Desde ahí se veía todo diferente. -Como ya te dije antes venía de dar un paseo cuando llegué aquí, y siempre que tengo tiempo me gusta comer algo que encuentre por el camino. Es una de las cosas en las que me cambió la Luna Roja, necesito correr y cazar a diario.- Terminó de hablar con una mirada algo preocupada. Acababa de cruzarse en su mente aquella noche, en su primera transformación, cuando quiso atacar sin control alguno a un grupo de veteranos que iban para hacerle una visita. Era algo de lo que no le gustaba hablar, suponía que una especie de secreto para los desconocidos, junto con lo que le había costado mantener a la bestia enjaulada las semanas posteriores.

-Adam...Yo también tengo cosas que ocultar.- Comenzó a decir, era la primera vez que el chico ruso lo vería algo cohibido o quizás incluso tímido.-Antes me has revelado que ser un pegaso es peligroso, supongo que más de uno pagaría una buena cantidad de dinero por tu piel o tus alas, ¿verdad?- Preguntó con mirada seria. Ya no tenía ningún reparo en hablar de los aspectos oscuros de la ciudad como cuando empezó a vivir allí.-¿Puedo confiar en que no le contarás a nadie lo mío? Me sentiría como un capullo si no te lo contara, después de haberme confiado tú lo tuyo. Y si te ves con confianza puedes contarme la razón de que ocultes lo que eres.- Dijo encogiéndose de hombros. Devoss se sentía un poco en deuda por haber escuchado parte de su secreto y no dar nada a cambio. A esas alturas confiaba bastante en que Adam no era mala persona.

Devoss en parte tenía razón. Ser un pegaso no está nada mal pero la parte de tener un control más preciso del lado animal es una ventaja a tener en cuenta. Igualmente asintió a eso por cortesía, dándole la razón.

—Entiendo lo que dices, parece como si toda mi vida hubiese tenido esto. Aun no me acostumbré del todo a mi otro cuerpo pero es… muy natural el cambio —confesó a lo que Devoss dijo. Alzó una ceja ante lo que dijo acerca de cazar, le pilló con la guardia baja desde luego. Iba a preguntar sobre eso pero el ciudadano parecía no estar demasiado cómodo con eso.

Devoss le hizo una propuesta a Adam sobre hablar de un tema privado y el pegaso lo comprendió.

—Mira, llevo solo quince minutos hablando contigo y ya me transmites mucha confianza, me caes bien. No ganaría nada en decir secretos tuyos por ahí, perdería a un potencial amigo —soltó con un semblante tranquilo y cálido, no buscaba herir a nadie y menos a quien recién conoció—. Sobre lo que dijiste, si, has dado en el clavo. Para que lo entiendas, mi piel en mi otra forma actúa como una droga al contacto. He leído en algunos libros que da un efecto de placer bastante fuerte y puedo ser perseguido por ello. Las alas sé que tienen propiedades pero no lo investigué del todo —no supo en realidad qué tipo de uso tienen sus alas, tampoco se paró a buscarlo. Después de decir lo suyo miró a Devoss—. Oye, solo cuéntamelo si estás cómodo. No quiero sonsacarte nada, he contado lo mío en parte por… por soltárselo a alguien y punto —la sinceridad de esas últimas palabras era mucha, no quería ocultar nada y se le veía en la mirada lo cohibido que se sentía.

El holandés frunció el ceño con la explicación del ruso. Así que su piel podía utilizarse como una especie de droga al contacto...<<Con razón tiene que andar con cuidado en la ciudad.>> Pensó el chico con semblante serio. De todas maneras le pilló por sorpresa que la transformación de Adam tuviera esas propiedades, ya que era una característica que carecía en el legendario mito del pegaso en la Tierra. Aunque esa criatura mitológica siempre era representada como el fiel corcel de algún héroe, así que algo de sentido sí que tenía.

-Eso es bastante chungo, sí.-Comentó el licántropo asintiendo lentamente.-Te prometo de nuevo que no contaré nada de esto a nadie, Adam.-Dijo con una leve sonrisa mientras se volvía a acomodar en la estatua. Cuando el ruso le dijo que no hacía falta que contara lo suyo si no quería Devoss negó enérgicamente con la cabeza. -No te preocupes, yo también quiero contarlo...No es algo a lo que esté acostumbrado a decir en voz alta y con mis amigos, ellos saben bastantes cosas pero no es que sea un tema recurrente por mi parte, prefiero ignorar el tema. Creo que me puede venir bien desahogarme con alguien menos conocido.- Explicó el licántropo.

Era difícil averiguar por dónde empezar, así que empezó por el principio.

-Cuando me transformé por primera vez...Me sentía como siempre que me vuelvo un tigre, poderoso y libre, pero en esa ocasión no fui capaz de controlar mis impulsos.-Explicó con visible dificultad. -Qué digo... No es que fuera incapaz de controlarme, es que me abandoné por completo a ellos. Acababan de llegar unos veteranos y me abalancé con la intención de...matarlos, Adam.- El ruso podría ver que a Devoss le costaba horrores decir todo aquello, pero a la vez el chico se sentía reconfortado al confesárselo a una persona desconocida. -Un brujo de las enredaderas me paró por suerte, y las siguientes semanas me las pasé encerrándome en mi habitación de la Sede, para aprender a controlar mis instintos y no hacer daño a nadie-. Devoss miró por primera vez a Adam desde que había empezado a hablarle de aquello.

-Sentía el impulso d-de... de devorar a la gente que había al otro lado de la puerta... Me moría de hambre... pero aprendí a controlar esa necesidad, y solo cuando me vi con dominio sobre mí mismo me fui por primera vez de caza. Desde entonces no he vuelto a sentir esa sensación con la gente, pero sé que es porque... me alimento de alimañas y bestias de la ciudad. Sé que es porque me mantiene a raya.- Explicó el holandés con los ojos algo húmedos, comenzaba a tener un nudo en la garganta. -He leído sobre ello y los tigres que están muy viejos para cazar o están heridos se vuelven devorahombres porque son presas más fáciles. Adam, si se diera el caso... y no pudiera comer otra cosa... No sé si podría luchar contra el hambre-. Confesó con vergüenza y terror en su cara.-Así que ya ves, ser un licántropo no es tan divertido como hago que parezca.- Dijo para terminar, con una sonrisa triste y esperando la respuesta del ruso desde lo alto de la estatua.

Verbalizar en voz alta todo aquello solo le había dado más gravedad al asunto, y el licántropo tigre no se sorprendería si de repente Adam saliera volando de allí raudo como el viento.

El hecho de que Devoss volese a pormeter su silencio llenó a Adam de confianza hacia el licántropo bienintencionado. Asintió a lo de que quería desahogarse, entendiendo que a alguien ajeno a su grupo y que no lo conozca tanto le sea más fácil.

Empezó atenidendo, mirándolo a los ojos y leyendo bien lo que quería expresar Devoss. La cruda realidad no se la esperó, a sabiendas de que él mismo tiene problemas de control. Eso llevado al nivel de un licantropo carnívoro debe ser horrible, no ser capaz de controlar instintos básicos como el hambre y cazar. Percibió lo mucho que le costaba decir eso y ese cruze de miradas empezaría con Devoss encontrando la mirada horrorizada de Adam más por lo terrible que tuvo que ser para él.

Menos mal que Enredo detuvo el arrebato de Devoss cuando perdió el control pero no pudo evitar pensar en el terrorífico escenario de sangre que hubiese formado de no haber sido detenido. Habría matado a todos. Por un momento sintió lástima por las personas que le han tocado esa clase de transformaciones que te trastocan por completo al principio.

—Eso… tuvo que ser muy duro para ti —empezó a decir comprendiendo su situación—. Pero qué quieres que te diga, te admiro mucho por gestionar esos instintos por tu cuenta y no imagino a todo el mundo capaz de eso. Al menos quédate con que no has hecho daño a nadie que te importa, en ese momento tuviste suerte de que Enredo te detuviese pero, ¿qué te impide adaptarte más a esos instintos en un futuro aunque te dé hambre? Lo mismo todo eso se quedó en un susto.

Adam, en un gesto de confianza se acercó a donde estaba subido Devoss.

—Y ya he visto bastantes cosas aquí, tampoco me voy a asustar por lo que me has dicho —admitió con una sonrisa—. Incluso me has motivado a estudiar sobre los licántropos, quizás pueda preguntar a Enredo sobre vosotros y ese instinto —eso ultimo lo dijo un poco para sí, bajando la voz ligeramente y desviando la mirada.

Durante mucho tiempo había creído que nunca se volvería a descontrolar como aquella vez, pero ahora era más maduro y más consciente de lo que implicaba su naturaleza. No sentía deseos de cazar a ningún ser inteligente, pero sabía que bastaba que no pudiera comer nada más y que pasara mucha hambre para que eso cambiara y empezara a luchar contra sus instintos sin éxito. Devoss estaba muy orgulloso y feliz con casi todo lo que conllevaba su transformación, pero aquel detalle lo estaba volviendo a perturbar después de tanto tiempo. Era algo que tenía que empezar a aceptar.

Devoss escucharía con atención las respuestas de Adam, y sonreiría un poco ante sus palabras de ánimo. Podía ver que el pegaso era una buena persona, y aunque sus propias experiencias personales lo habían hecho desconfiado ya no albergaba ninguna duda sobre si era de fiar. El licántropo asintió varias veces, algo más repuesto tras terminar de escucharlo.

-Sí que fue duro y...te agradezco tu ayuda, tío... De verdad.-Le dijo al pegaso con una sonrisa, algo mejor gracias a sus palabras. Segundos después de haber confesado sus preocupaciones se había sentido estúpido e incómodo, porque igual podía haberlo puesto en un aprieto, sobre todo al ver sus ojos de horror al principio. Pero al verlo hablar tan relajado y comprensivo Devoss  dejó de sentirse culpable, sus halagos y ánimos eran sinceros y lo convencieron de que no opinaba mal de él y no lo juzgaba. Era evidente que el pegaso sabía escuchar, y que empatizara tanto con sus preocupaciones hizo que el holandés se alegrara por haberse desahogado con él.

El licántropo tigre se dejó caer desde la estatua con una sonrisa y sus piernas absorbieron el impacto con naturalidad y sin signos de daño, cerca de Adam. Era otra de las cosas buenas de su transformación. Después se giró hacia él y le dio varias palmadas en el hombro con expresión amistosa, en señal nuevamente de agradecimiento.

-¿Y de qué conoces tú a Enredo?- Le preguntó con curiosidad, pero sobre todo para cambiar de tema. Desde que lo había mencionado antes tenia en la cabeza esa duda, y esperaba que no lo hubiera conocido en un evento traumático como el suyo. El chico se sentaría en el pedestal de una estatua con los brazos cruzados, mientras esperaba la respuesta.

La sonrisa del licántropo se le pegó a Adam, sus palabras parecían haber calado en él y el pegaso se sintió muy bien por ello. Se apartó un poco de la estatua cuando vió a Devoss con la intención de bajar, la transformación desde luego que lo ha bendecido con un físico excepcional al resistir tremenda caida sin problemas.

La cercanía del chico le resultaba tremendamente agradable, agradecía la compañía de personas así. En cierto modo le recordo a Kolja, tan cercano y confiado, sobre todo por las tremendas palmadas al hombro que se llevó. ¿Pero cuanta fuerza tiene? Le hizo tambalear un poco y todo.

—¿A Enredo? Eh, bueno, se cruzó a uno de mis compañeros de casualidad y le salvó de un aprieto. Le dio su tarjeta, aquí la tengo —sacó de uno de sus bolsillos la tarjeta de su maestro, la llevaba encima siempre por si acaso. Se la mostró a Devoss—. Quise aprender de él y le pregunté, así que estoy bajo su tutela aprendiendo un poco de su oficio. Me ha dicho que a los pegasos se nos da bien la magia curativa, algo de que soy afín a ese tipo de hechizos creo recordar. Menos mal que hago más que atontar al resto cuando me tocan —dijo con una pizca de orgullo, por ese lado inconscientemente se sentía especial al resto—. Ahora estoy muy verde, pero me encantaría ayudar a la gente de por aquí con lo que pueda —confesó con una enorme sonrisa, algo tímida a ratos.

El licántropo tigre escuchó el relato de Adam, mientras una parte de él seguía atrapado en aquella fatídica noche de Luna Roja. Cuando perdió el control y tuvo que ser detenido por Enredo. Devoss se rascó el cabello con expresión seria y volvió a mirar al pegaso, intentando ignorar esos horribles recuerdos. Que Enredo estuviera ahí para ayudar a ese compañero de Adam había sido un golpe de suerte, y le quedó más que claro que el brujo de las enredaderas era cuanto menos extraño, ya que era bondadoso y esa virtud escaseaba en una ciudad tan oscura y podrida como Rocavarancolia.

-¡Pues menos mal que estuvo ahí!- Comentó con una sonrisa. Cuando llegó a la parte en la que decía ser su aprendiz y que estaba estudiando para curar a los demás Devoss no tuvo ninguna duda sobre las buenas intenciones de Adam, si es que aún había dudas. -Estoy seguro de que ayudarás a mucha gente, tío...y cuando me haga daño en una cacería ya sé a quién tendré que acudir.- Bromeó con una pequeña risa mientras observaba la tarjeta de Enredo.

Con la de monstruos, trampas mágicas, sortilegios y experimentos fallidos que poblaban la ciudad, por no hablar de sus habitantes, la profesión de médico se le antojaba más necesaria que nunca. Aún recordaba el incidente que tuvo con las hienas en su tiempo de cosechado, y sabía que de no ser por Irianna y sus hechizos ahora mismo tendría una fea cicatriz encima de su ojo. El licántropo era incapaz de hacer magia, pero podía reconocer sin problemas lo útil que era en multitud de situaciones.

Adam era un chico corpulento, y como un reflejo de ello, su forma de pegaso era grande y poderosa. Si no fuera porque lo había visto antes intentando conjurar y que le acababa de hablar sobre su afinidad a la magia curativa, habría pensado que carecía de ella, como él. Tenía la duda sobre si sería capaz de hacer muchos hechizos antes de que se cansara, pero su intuición le decía que la naturaleza de Adam era muy parecida a la de su amiga Ruth. En el sentido de no poder hacer muchos de los sortilegios recogidos en los libros, pero compensándolo con ser un portento físico. Como era demasiado curioso decidió preguntárselo.

-¿Y cuánta magia eres capaz de hacer?- Preguntó sin rodeos. -Hay gente que no la tiene cuando es un cosechado, pero luego la consigue al transformarse. ¿A ti te pasó igual?-Comentó con mucho interés, para después posar la vista unos instantes en la estatua de un cíclope con actitud regia, que portaba una armadura con pinchos amenazadores en las hombreras.

—Nah, tampoco soy la gran cosa. Solo puedo realizar hechizos sencillos pero con la magia curativa no tengo problemas, diría que se me dan bien solo esa clase de hechizos aun con la poca capacidad mágica que tengo —se le escapó una sonrisa boba por lo técnico que sonaba eso.

Recordó cuando estaba en el Torreón Silente, cuando aun no tuvo magia alguna.

—Recuerdo que fue algo raro —se sentó en un sitio libre, el primero que encontró para explicarse y relajar las piernas—. Cuando muchos de mis compañeros empezaron a manifestar su magia yo intenté hacer todo tipo de hechizos pero ninguno me salía —rozó sus dedos entre sí, con el ceño fruncido—. No llegaba a “sentir” la magia salir, pero no fue hasta pasado un tiempo que me empezaron a salir hechizos sencillos. Lo primero que hice fue levantar una manzana con un hechizo de levitación —eso le dibujó una sonrisa en el rostro.

Desde luego ese fue un gran recuerdo para atesorar, cuando levantó esa manzana por primera vez. Alcanzar un poder como tal y que se hiciese realidad, es algo propio de una película que ya tuvo al alcance de su propia mano.

—Hmmmm… —se puso pensativo por un breve momento, cruzando sus brazos—. Ahora que lo pienso tambien noto que tengo más fuerza, diría que serán efectos de la transformación. A ti te ha pasado eso tambien, ¿no? Pensé que te comerías el suelo en ese salto de antes y has resistido la caída como si nada —dijo divertido, Devoss parecía bastante poderoso físicamente hablando.

Devoss sonrió con las explicaciones de Adam, sintiéndose identificado. Él también intentó varias veces hacer magia sin efecto alguno, y aunque al principio se sintió desanimado no dejó que eso lo entristeciera y lo olvidó pronto. Después la Luna Roja le dio aquella transformación capaz de hacer cosas increíbles sin utilizar magia alguna, y no pudo estar más contento. En general se sentía bastante orgulloso y agradecido con su naturaleza, siempre que no empezara a pensar en escenarios donde pudiera perder el control, claro...

El holandés se rio cuando dijo que su primer conjuro había sido levantar una manzana, tenía sentido, pero no pudo evitar imaginarse a Adam hacerlo con una varita como si fuera Harry Potter.

-No me extraña que tengas más fuerza en humano...¡Te conviertes en un caballo gigante con alas, tío!-Exclamó abriendo mucho los brazos, como para intentar abarcar todo el tamaño que podría ocupar en forma de pegaso.

La verdad es que Adam le caía bastante bien, a pesar del poco rato que llevaban hablando. Solo esperaba que aquella ciudad no se lo llevara a la tumba por su preciada piel de pegaso. Tenía que andarse con mucho ojo en muchos sitios de Rocavarancolia. El licántropo expresó una gran sonrisa cuando Adam mencionó el salto que había hecho antes para bajar de la estatua y se levantó del pedestal con rostro emocionado.

-Si, la Luna me dio más fuerza, velocidad y todas esas cosas.- Empezó a explicarle.-Cuánta más forma de tigre tenga más poderoso me vuelvo, y es otra de las razones por las que siempre voy por ahí en mi forma animal. Porque puedo correr mucho a cuatro patas-Comentó para volver a explicar el susto que habían tenido antes con una sonrisilla de disculpa.