Noche de chicos

Recuerdo del primer mensaje :

-Ethan, ¿lo has hablado ya con ellos?

Aquella noche el cielo brillaba con especial intensidad. Una luna resplandeciente dibujaba una media sonrisa adornada con multitud de constelaciones a su alrededor. Los hermanos descansaban en la terraza de una pequeña casita rural, disfrutando de las vistas desde la comodidad de sus hamacas. Jasper estaba tumbado, con una pierna tirada en uno de los laterales y ambos brazos descansando tras su nuca. Ethan por el contrario retraído en un pequeño espacio de su asiento, escondido tras sus propias piernas. Ambas apoyadas en su pecho.

-Nah, que va. No se aún siquiera si es buena idea.

Y ahí seguía, dando las mismas vueltas al mismo tema. Jasper le dedicó un resoplido liberando una de sus manos para echarse el pelo hacia atrás.

-¿En serio sigues con eso? ¡Si la última vez estabas ilusionado de cojones!

-Ya, pero… Es que no les va a gustar y es verdad que tampoco sé si lo conseguiré quiero decir es… No sé. Da un poco de miedo, ¿y si no es la opción correcta?

Otro suspiro. El joven llevaba así toda la semana, debatiéndose entre dudas que ya deberían de estar resueltas.

-¿Qué quieres hacer tú? Al margen de lo que puedan decir esos viejos amargados.

-Pues… Supongo que me gustaría intentarlo. Sé que estudiar medicina está bien pero, no sé. -Ethan ya no sabía ni a dónde mirar. Entrar a la universidad cada vez le parecía más lejano y no precisamente por sus notas, si no por sus ganas. Desde hacía tiempo se había estado planteando la opción de intentar meterse a bombero. El problema era la incertidumbre que le daba aquel cambio tan radical.

-Bueno, pues entonces ya está.

-¿Ya está? ¿El qué? - Ethan levantó la voz, agobiado ante respuestas tan insulsas. No como una incriminación a su hermano, si no como una queja al aire.

- Ay la leche, te comes demasiado la cabeza. Escúchame, mira, que soy un viejo pellejo y ya me he llevado palos por todos lados. No hay decisiones buenas o malas, porque la vida es una perra y te puede joder escojas la que escojas. - Termino la frase con una media sonrisa, encogiendose de hombros como si estuviera orgulloso de sus propias palabras.

-Pues vaya, gracias. Ya me siento mucho mejor. -Le respondió siendo notoriamente irónico.

-No he terminado, shu! Lo que quiero decir es que, como no podemos ser adivinos, no sirve de nada darle tantas vueltas al asunto. -A medida que hablaba gesticulaba con una de sus manos, como si aquella charla se la estuviera dedicando a las estrellas. -Olvídate de lo que pueda ocurrir en un futuro y quédate con lo que de verdad sientas que quieres hacer ahora mismo. Que además, sabes que te voy a apoyar sea cual sea tu decisión.

Ethan estaba lejos de quedarse tranquilo, pero parte de esas palabras lograron calar en él. Dejando que aquella actitud más relajada se le contagiara y procediera a recostarse sobre su asiento. Imitando de forma más retraída la postura de Jasper.

-Supongo que tienes razón. Algo. Un poquito.

-¿Un poquito solo? -Le respondió sonriendo, con notable burla en su voz.

-Un poquito solo. -A su pesar, hicieron contacto visual, viéndose cegado por la felicidad de su hermano mayor. Entre piqué y piqué el espacio no tardó en llenarse de risas compartidas. -Te odio. -Sentenció con una amplía sonrisa invadiendo su rostro.

-Yo también te quiero, estúpido. Y recuerda, toma siempre las decisiones que quieras, que ya tendrás tiempo de arrepentirte más tarde.

La escena se desdibujó en un paraje mucho menos bonito. Uno sin estrellas, ni el consuelo de un familiar cercano. Ethan tachaba por quinta vez uno de los folios que tenía sobre el escritorio. Arrodillado en el suelo para estar medianamente cómodo mientras escribía.

-No si ya, tengo para rato. Esto es una absoluta mierda. No he tomado peores decisiones porque no me han dejado, que sí no... - Farfulló para sí mismo, mientras se rascaba la mejilla con la parte trasera del lápiz.

Su hospedaje en el cuarto no había sido precisamente tranquilo. Al llegar decidió quedarse con la cama más alejada de la puerta, donde había una ventana. Dejó doblada su camisa térmica y el calcetín compresor que escondía bajo su pantalón sobre la misma, pero lejos de irse a dormir pensó que podría aprovechar el tiempo en redactar alguna norma de convivencia.

Si Connor había soportado el repiqueteo constante del lápiz contra el papel, y la luz irregular que generaba la antorcha colocada sobre el escritorio, aún le quedaban los murmullos constantes que el asiático profería en bajo. Mezclando sus quejas con suspiros resignados ya que nada de lo que escribía lograba convencerle. Un ejercicio que en un inicio consistía en un mero entretenimiento se le había terminado volviendo frustrante. Imaginando la multitud de conflictos que podrían formarse por el mero hecho de proponerlas.

-De verdad, ¿cómo puede ser todo esto tan complicado?

Nada. No le salía nada. Cansado de sus nulos intentos y con un folio en el que apenas quedaba hueco entre tanto grafito decidió rendirse. Para suerte del pelirrosa, los siguientes minutos pasaron en relativo silencio interrumpido solo por el suave ruido de las hojas al doblarse.

-Hmm perdón eh, no quiero molestar… Bueno, creo que ya lo estoy haciendo qué tontería…  
-Esto último lo comento en un tono más bajo, hablando de nuevo para sí. -Es que vi el símbolo de tu chupa, el dragón que tienes en tu espalda… y eh…

Se estaba rifando una hostia o dos y seguramente merecidas. Dudoso, se acercó al lateral de la cama del canadiense, manteniendo una distancia prudencial y sin separarse del suelo donde seguía sentado. Para acercarle una mano donde podía enseñar lo que le tenía preparado. Ofreciendo que lo cogiera si lo quería.

-Es una tontería. Tengo la mania de regalarlos pero vamos, puedes tirarlo si no te gusta.

En su palma descansaba la figurita pequeña de un dragón blanco con manchitas negras. El pobre no podía sostenerse pues ambas alas se encontraban desplegadas, simulando que estaba apunto de echarse a volar aún careciendo de vida.

El neoyorquino soltó una risilla con el comentario de Connor. -Como tal era de... mi padre, pero me lo regaló hace un tiempo- explicó dudando por un momento sobre qué palabra usar. Estaba acostumbrado a llamarle Bob simplemente, pero claro, ellos no es que lo conocieran y ya lo había mencionado un par de veces. Además, de momento tampoco quería cambiar al tema si mencionaba que era su padre adoptivo, ya en otro momento tal vez. -Que va. Y menos mal que no lo llevaba cuando Akeyo me trajo, porque estoy seguro de que habría acabado como mi móvil.- respondió con un resoplido. No sabía el motivo, pero si su teléfono no encendía temía que con el Walkam habría pasado lo mismo.

Fue todo un acierto preguntarle a Nohlem, porque ya con lo primero el varmano se ganó toda su atención. -¡Anda!- exclamó por la coincidencia. No es que fuera algo tan raro si sus mundos se parecían, pero aún así a Rick le pareció curioso que tuvieran el mismo gusto. No pasó por alto la mención entrecortada a su hermana, pero como no sabía si era un tema demasiado sensible se centró en el resto de la conversación. -Mola mucho todo. La verdad que no estaría nada mal tener algo con lo que matar el tiempo por aquí.- Aprovechó las bromas para unirse al pique con el motero, incorporándose un poco en la cama: -Pues no es mala idea, aunque nos falta un nombre para el grupo ¿Alguna sugerencia?-

Nohlem siguió hablando de música, haciendo que Rick sonriera un poco al entender de lo que hablaba con el baile. Asintió a la suposición del varmano y escuchó con interés qué tipos le gustaban. Conocía los cuatro, más o menos, pero los que le llamaron la atención fueron los últimos. -No es lo que más escucho, pero el jazz y el swing me encantan. Allí en La Tierra el swing se suele ver ahora con una variante más moderna, pero la base es la misma.- Se cruzó de brazos con una sonrisilla antes de añadir: -Si conseguimos salir de esta tal vez te enseñe alguna canción.- Quedaría un año para ello y eso era si ambos estaban vivos para entonces, pero la propuesta estaría ahí si le interesaba conocer la música terrestre. Si encontraba la forma de traer algún disco o un MP3, claro.

Llegó el turno de Ethan y el neoyorquino ladeó la cabeza extrañado en cuanto el chico empezó a hacer de menos sus propios hobbies. A Connor también le extrañó y le pareció todo un alivio que no fuera el único que pensara que sus gustos fueran aburridos. Al final el motero le estaba cayendo mejor de lo que esperaba. -Estoy con Connor. Hace falta mucha maña para hacer figuras tan complicadas y encima tan rápido- lo animó señalando también al dragón de papel. -Y no se tú, pero la papiroflexia me parece un hobby muy interesante.

Rick no se negaba a cotillear de vez en cuando, así que escucho como el motero y el británico hablaban sobre sus amoríos. Se recostó de lado, apoyando el codo en la almohada para quedar mirando a los tres durante la conversación. Se notaba que tenían más experiencia y en concreto el último novio de Ethan le sacó una levísima sonrisa. -(Ojalá encontrar una chica así)- pensó con anhelo. Connor lo sacó de su ensoñación en cuanto le pasó la pregunta, a lo que lo miró y se incorporó procesando que le tocaba a él. Allí estaba su debilidad: más de una vez incluso había sacado temas parecidos por los jajas, pero en el momento en que él tenía que hablar se cortaba un poco.

-Eh, bueno... Sí que me han salido pretendientes y pretendientas de vez en cuando, pero...- le estaba costando y de hecho estaba mirando a un lado con un ligerísimo rubor. Que encima los conociera de tan poco no ayudaba. -Quitando algún tonteo con alguna chica no es que haya tenido nada de momento- No es que lo hubiera especificado, pero esperaba que con aquello se entendiera su preferencia. Y que no lo juzgaran demasiado.

Sonrió incómodamente al insulto de Connor, una mueca ridículamente tensa que se suavizó lo justo cuando vio la sonrisa propia del motero. No estaba para nada acostumbrado a respuestas así, por muy ¿¿broma?? que fueran le confundían. Tenía que ser como cuando llamaban a uno pillo después de un halago, pero… de pillo a puto gilipollas había un mundo de distancia. Literalmente.

No sabía si con lo que tenían podía hacerse un grupo decente pero no sería él quien les aguase la idea. Mejor si tampoco proponía nombre, porque “Nohlem y los humamones” no era precisamente apto por muy sueltos que fueran las puyas para algunos. El comentario de Rick sobre la música le hizo fruncir ligeramente el ceño.

—¿No es ya moderno el swing? —a lo otro solo pudo esbozar una pequeña sonrisa casi tan incómoda para sus adentros como la que había tenido antes con Connor, pero esta picaba incluso más. “Si salían de esta.” Esa frase era incluso más efectiva en recordarle cuan de jodidos estaban que el hecho de estar compartiendo datos y cuarto con no-varmanos. Pasado el año volverían a sus mundos de la misma manera en la que habían llegado, esa era la norma, pero por muy imposible que fuera aquello que ofrecía el de ojos dispares Nohlem no rechazaría su bondad—. Claro. Me encantaría.

En su cabeza no sonó muy convincente. Igual que Ethan no lo sonó al tocarle turno. El chico o era muy humilde o muy crítico consigo mismo, dos cosas a las que, perteneciendo al círculo al que pertenecía, no acostumbraba, y menos mal que eran tres contra uno o el ambiente se habría enrrarecido muy rápido. Santos, le estaba dando pena, una pena tan incómoda como su ya suficientemente incómoda lista de sonrisas incómodas. Que mal giro.

—Venga hombre, no digas eso. Y no solo el papel, seguro que se te dan bien más cosas… —lo decía desde el absoluto desconocimiento y lejos de buscar un cumplido vacío (él era mejor adulador que eso), le dio una vuelta más—. Mira, hoy has cogido las riendas maravillosamente, que hablo por mi pero yo estaba demasiado asustado para pensar en nada coherente, y aquí te has puesto en marcha en seguida a pesar de estar adolorido. Eso es respetable. Y has sido bastante más agradable que otros... —no debía mirar a Connor, no debía mirar a Connor—. Y que otras.

Con un tono un poco más duro esperaba haber redirigido bien la mirilla a Serena, a quien se refería. En realidad le había dado bastante lástima cuando la había visto llorar, IGUAL que se la estaba dando Ethan con su mal gusto en relaciones. No es que él estuviera excento de haberse topado con gente que era un completo error, y al menos su última experiencia era salvable, pero vaya combinación más pocha se estaba marcando el europo. ¿A lo mejor por eso era tan inseguro? Y porque era cojo, supuso.

—Chico, menos mal, para lo Santo que pareces quiérete un poco. Y claro que es importante, si no te alegran el corazón o la cartera que menos que te alegren la vista —resopló con humor—. Sí que está bien comunicado vuestro mundo, porque tú eras del otro lado del océano, ¿no? Yo nunca he tenido nada que no fuera con otro granta…

Con la respuesta de Connor resonó más al verlo como una experiencia parecida a la suya (era increíble como de rápido perdía y ganaba puntos el tipo) y a lo de que lo creyeran hetero solo pudo añadir “duro” entre pequeñas risas. A pesar de que los tiempos habían avanzado, según como lo dijeras “hetero” seguía siendo un insulto en Varmania, y ahí claramente lo estaba siendo. Aún así quedó algo confuso, ¿por qué tenía Connor pinta de hetero? Pregunta para después. El americano-no-latino volvió a ser faltoso, haciéndole comprender mejor las “normas” de sus insultos y como iban, efectivamente, ligados a una broma o piropo para compensar. Así sí podía acostumbrarse a ellos.

—Una chica con la que estuve tenía un ojo marrón y el otro marrón más claro, pero tan de diferentes como los tuyos no he visto nunca. La verdad es que eres guapo hasta decir basta, ¿eh? —se sumó a Connor con un tono cargado de picardía—. Y eso que no tienes morro.

Su reacción fue la más curiosa de todas, y es que el chaval era más virgen que la nieve. Vale, su hermana tampoco había tenido relaciones, pero nunca se había puesto así de tímida al pensar en posibles escenarios. Además en su caso estaba justificado, el tema con sus padres y el prometido que nunca llegó a tener… ¿Rick pasaría por algo igual? ¿Cómo alguien tan guapo no se aprovechaba de serlo sino? Le resultaba entrañable.

—Oid, no he podido evitar fijarme… ¿es normal que solo os gusten hombres Ó mujeres en vuestro mundo? —preguntaba con cautela, por si acaso, arrastrando las sílabas en momentos donde no haría falta una coma—. Porque tú hablas de chicos y tú de chicas. Tú de los dos, pero la gente cree que eres “hetero” —señaló a cada uno respectivamente, haciendo especial énfasis en el último—. Perdonad si suena raro pero es que en Varmania- bueno, solo te puedes casar con alguien con el que puedas tener hijos por leyes del gobierno, pero fuera de eso lo normal es…

Hizo un gesto con ambas manos y se frenó, colocando una sobre su rostro a modo de “stop”. Le daba especial corte con Ethan porque aquellos que solo gustaban de su mismo sexo eran quienes peor lo pasaban en su mundo, y algo traspapelaba inevitablemente. Si solo te gustaban las mujeres siendo varón, bueno, pasabas sin pena ni gloria, aunque cuando no había métodos anticonceptivos eran los peor vistos, de ahí a que fuera un insulto. Después de todo eran quienes más papeletas tenían a embarazar a nadie fuera del matrimonio, y eso sí que era jodido.

—Perdonad si suena mal, es solo que se me hace raro que la gente asuma lo que te gusta y que esta sea solo una cosa.

Que le colmasen de halagos fue tan buena como mala noticia. Ethan no los andaba buscando en ningún momento y la vergüenza de haber provocado esa situación le hizo tanto acopio que no supo dónde meterse. Notó su rostro volver a arder, víctima de unos nervios que sentía más propios que todas las virtudes que le buscaban. El origami bueno… definitivamente no era una cualidad que fuese a resultar útil en ningún momento. No, apurado de que pudiera repetirse en un ciclo eterno decidió guardarse los comentarios negativos para sí, desviando el resto de su atención hacía el águila a medio hacer.

Decidió continuar con aquel papel por el resto de la conversación pues, cuando le llegó el turno al gato y este decidió regalar más palabras bonitas, agradeció tener la vista ocupada y la espalda haciendo de barrera entre ellos. Valoraba la escasa intimidad que le brindaba no tenerles de cara, con la vista fija en el escritorio improvisado y un rubor que al menos tenía la suerte de guardarse para sí mismo. Desconocía si la rojez era de la pequeña felicidad ganada de tanta validación o si por el contrario era propia de un mal mayor y lo provocaba la vergüenza que le carcomía al parecer que andaba buscando cumplidos.

A esas alturas de la noche Ethan vivía al de esta mañana como una imagen falsa de sí mismo. En su momento había resultado fácil intentar coordinar al resto cuando la necesidad de ayudar imperaba pero en esos instantes estaba tan alejado de recuperar ese carácter que simplemente le costaba asumir el halago. Parecía que se lo estaban dirigiendo a otra persona, a una parte suya que era un mero impostor en el intento de aparentar ser mejor persona de lo que en verdad era.

Pero no lo era y eso se notaba en aquellos momentos banales donde su torpeza ponía en apuros al resto o les obligaba a recular para ayudarle. Si es que estaba mejor calladito, su madre siempre decía: ¨Una mujer que hace las cosas bien no necesita de nadie para saberlo y si es así, es porque definitivamente no las ha hecho tan bien. La validación es un premio de consuelo, no una realidad.¨ Teniendo en cuenta que el londinense ni sentía, ni vivía los halagos, las palabras del resto se combinaban en una bomba explosiva donde la euforia temporal se mezclaba con la culpa amarga.

Fue por todo el cúmulo tan negativo de pensamientos que decidió mantenerse como un espectador pasivo. Escuchando lo que decían y opinando para su interior sobre ello.

Connor con ligues no le sorprendió, si te fijabas en su apariencia tenía sentido que no quisiera nada serio, ahora bien al igual que al resto el comentario de Rick si le pillo por sorpresa. Estaba de acuerdo con sus dos compañeros en que el chaval era jodidamente guapo, con un toque elegante que solo le sacaba más a relucir y unos ojos capaces de abrir conversación por sí solos de lo bonito y exóticos que eran. Le resultaba extraño que no hubiera ligado, y siendo el caso se llegó a plantear que quizá iba sobrado chicas con quien flirtear, pero que era de esa clase de hombre galán que prefería esperar a la adecuada.

La llevaba clara si era así, no le faltaba razón a Nohlem con la indirecta hacía las chavalas. Quien no era horrorosamente borde y poco colaborativa, soltaba veneno puro por la boca aún sin haberse llegado a conocer. La verdad es que les había tocado 2 tesoros nacionales como mujeres.

Para desgracia de un ambiente que él ya percibía arenoso Nohlem preguntó por un tema un tanto delicado, y si bien Ethan nunca había sufrido por ello sabía que hablarlo era meterse en terreno pantanoso. Ahora bien, siendo que su curiosidad venía desde un punto lógico y respetuoso más faltoso le parecía ignorarlo al negarle respuesta alguna.

-Lo normal en nuestra tierra es que sólo te guste el género contrario. A chico le gusta chica, vaya. Los casos raros somos ... -Como no les estaba viendo, tuvo que volver a ladearse aún sentado para señalar con la cabeza en dirección a Connor y luego se encogió de hombros dándose por sentado en la ecuación -Así que no era tan diferente hasta hace no mucho de tu lugar, aquí no te obligan a casarte pero no en todos sitios puedes hacerlo con alguien de tu mismo género.

Chasqueo la lengua un poco perdido en cuanto de mucho debía de profundizar. El riesgo era evidente y ya podía tener algún salvavidas de rescate o estaba por hundir el increíble barco, tuviera o no raíles por debajo.

>>Nuestra sociedad es complicada. Digamos que como la norma es ser hetero es lo primero que se presupone y si no lo eres, lo tienes jodido en muchos aspectos. No a todo el mundo le gusta este tipo de orientaciones y algunos lo encuentran como una excusa para tratarte peor por ello. No es... Bueno vaya, depende igual del lugar claro, en algunos es hasta ilegal ser gay y en otros como el mío son más permisivos.

Sin saber muy bien qué hacer regresó a la figurita, empezando a doblar tan dudoso como estaba y gruñendo por lo bajo al equivocarse en uno de sus intentos. No era la primera vez que una doblez estaba mal dadas pero sí era la primera que dejaría una marca notable en la figurita final. Entre la distracción, la frustración acumulada, el día complicado y el sueño que se le empezaba a acumular no estaba dando pie con bola.

-Igualmente vaya, no quiero joder el ambiente con semejante charla. Creo que Rick hablándonos de que chica sería su ideal es algo más interesante de oír.

Dijo esto último sin girarse a verle, a pesar de que en su tono se notaba cierta picardía de quien iba a pinchar. Le acababa de tirar la pelota al tejado para ver si así se alejaban rápido de los temas escabrosos.

Por lo visto el Walkman de Rick había sido un regalo de su padre, pero lamentablemente no se lo había traído a la ciudad y el motero se lamentó por no poder probar si funcionaba allí. Por otro lado no se le escapó la sonrisa incómoda de Nohlem en respuesta a su "Puto gilipollas". Entendía que no todo el mundo estaba acostumbrado a su verborrea propia de un camionero, pero si iban a estar juntos un año entero ya habría tiempo a que se acostumbraran. Tanto el felino como el neoyorquino parecían compartir muchos gustos, y Connor estaba bastante distraído escuchándolos. Pero ese "Si salimos de aquí" de Rick le hizo fruncir el ceño y recordar por un instante lo que había delegado a un segundo plano: Estaban muy, muy jodidos.

Nohlem y Rick se sumaron a él en cuanto a intentar animar a Ethan, el cuál parecía haberse puesto nervioso o incómodo, porque les había dado la espalda para seguir haciendo origami. Connor también se sentía incómodo intentando hacer sentir bien a alguien desconocido con sus palabras, pero antes de que se diera cuenta se había descubierto haciéndolo de buena gana. El neoyorquino le sorprendió cuando le respondió algo ruborizado a la pregunta de los ligues, y Connor levantó las cejas como muestra de ello. No se esperaba que solo hubiera tenido algunos tonteos. Estaba claro que se debía por cómo era Rick que por que su aspecto no gustara.- Joder, eso no me lo esperaba.- Le respondió a su compañero.- Pero eh, "cuando" salgamos de aquí tienes que aprovechar el tiempo, cabronazo. Te presentaré a unos amigos que tengo en Texas y ya verás lo bien que te lo pasas, cojones-. Comentó con una sonrisa haciendo especial énfasis en el "cuando", porque por muy jodido que supiera que estaban pensaba salir de allí, y fingiendo que se olvidaba de que Rick era hetero.

El vramano hizo una pregunta interesante y que daba para hablar, haciendo énfasis en que al motero lo confundieran con hetero también. El británico se encargó de explicar a grandes rasgos lo capullos y prejuiciosos que podían ser los humanos. Connor se limitó a asentir con la cabeza dándole la razón o cuando Ethan lo metía dentro del mismo bote de personas catalogadas usualmente como raras por muchos otros. Por suerte él no había sufrido marginación o acoso por ser bisexual, en la banda muchos eran del colectivo y nunca había sido una razón para estar avergonzado. Además, suponía que pasearse con delincuentes en moto siempre ayudaba a que nadie te dijera nada por tu orientación si no quería irse con dientes de menos.

-Los humanos somos unos hijos de puta.- Comentó con sorna el canadiense, para resumir de forma tosca y burda la explicación del británico.- Aunque los tuyos tampoco se quedan atrás, joder-. Le dijo a Nohlem con el ceño fruncido e interesado en aquel tema.- Tener que casarte solo con alguien que te dé hijos... suena a puta mierda. Y a algo que hacen los nuestros en algunos países. Supongo que hay heteros cabrones en todos los jodidos mundos.- Opinó sobre aquel tema, encogiéndose de hombros. Aunque heteros o no, por su parte los Wyverns eran otros cabrones a su modo, él incluido. Aunque eso Connor no pensaba decirlo.

Ethan por su parte quería cambiar a un asunto más ameno como las preferencias de Rick sobre su chica ideal. Teniendo en cuenta la poca experiencia de Rick por lo que había dicho, a Connor le daba bastante curiosidad por saber un poco más de eso. Aunque esperaba algo como: una chica buena y responsable, que fuera lista y le gustaran las novelas de misterio. O al menos eso es lo que se imaginaba el motero con una leve sonrisa en los labios, mientras esperaba la respuesta del neoyorquino.

Dentro de lo que cabía esperar, no le cayó demasiado por la repentina vergüenza. Lo más sonado fue la respuesta de Connor, que bien podía estar hablando por los tres. La broma que hizo después provocó que el neoyorquino dejara atrás el corte. Por una parte le siguió el juego con los brazos en jarra: -Me apunto a conocer mundo, aunque no se si los moterOS son lo mío.- Con énfasis en el "os", porque se imaginaba por donde iban los tiros del chaval. Con lo primero si iba un poco más en serio, ya por simple curiosidad de viajero. De momento no es que fuera amigo de Connor, pero comparado con esa mañana le estaba cayendo mejor. ¿Quién sabe cómo se llevarían después de un año? Por la otra parte, el "cuando" le hizo caer en la palabra que había usado y notó el pinchazo culpable de lo que podría haber sentido el resto. Confiaba en que sobrevivirían, pero sin saber nada y quedando tanto... Consideraba que estaba siendo realista, aunque no por ello prefiriera creer en que no pasaría nada.

Nohlem preguntó algo que, después de explicar los motivos, tenía todo el sentido del mundo que le extrañara. Rick hizo un gesto de la mano para quitarle importancia al apuro que tenía el varmano y Ethan no tardó en responderle. El neoyorquino se limitó a escuchar, asintiendo ligeramente de vez en cuando a lo que iba diciendo. De paso también se fijó en los intentos del británico de "ocultarse", hablando sin mirar a ninguno. No sabía si era porque no terminaba de creerse sus habilidades o algo le rondaba la cabeza, pero le preocupaba.

-La verdad que tiene que ser una faena lo de tu mundo. No es algo que se desconozca en La Tierra, pero ya se ve muy poco en los países de donde somos.- comenzó a añadir de brazos cruzados. -Como decía Ethan, en su momento pasaba, aunque por suerte las cosas están cambiando y hay bastante más libertad. En teoría al menos.- Se acomodó un poco en la cama antes de seguir. -Todavía hay países que no lo aceptan e incluso dentro de los que lo permiten sigue habiendo odio a quien es diferente de la "norma". Es un tema complicado...- Gesticuló las comillas dando a entender lo que pensaba de la supuesta normalidad.

Estaba con Ethan en cuanto a que no quería seguir la charla con un mal sabor de boca por tratar un tema tan delicado, pero con lo que no estaba de acuerdo era con el tema para sustituirlo. -¡Ah, venga ya!- se quejó sin seriedad y un nuevo ruborcillo de mejillas mirando al medio japonés. Seguía preocupado por si podía ayudar en algo, pero no se sentía con la confianza suficiente para preguntar. Así que, a su pesar, suspiró y comenzó a explicar su tipo: -Pues, a ver... Tendría que ser una chica con la que se pase el tiempo volando estando juntos, que congeniemos bien aún con las diferencias de cada uno. Si vamos a lo ideal imagino que tendríamos que compartir gustos, pero tampoco es que vaya tan exquisito en eso. Con unas cuantas coincidencias estaría bien, supongo- Igual que antes, miraba hacia otro lado esta vez no dejándose llevar de más por su lado romántico. Con éxito variable. -En general si es divertida, decidida con sus objetivos y buena persona, aunque suene cliché, ya gana bastante. Y el pelo castaño me llama un poco, pero tampoco es que sea decisivo ni nada- al menos en el apartado físico, era lo único que iba y estaba dispuesto a contar.

Abriendo los brazos a los lados, terminó bromeando: -¿Qué, ha sido interesante? Ya podríais soltar prenda vosotros también, ¿eh? Si es una pijamada aquí no se libra nadie.- Aún con lo extraño de la situación, en un mundo distinto con un alien en la habitación, y lo que le costaba a veces hablar de esos temas, Rick se sentía tranquilo. No había preocupaciones en ese momento, aún cuando el hambre y la incertidumbre seguían en los rincones de su mente. Solo eran cuatro chicos hablando hasta las tantas de la noche.

No pasó por alto la reacción de Ethan -o más bien, la absoluta ausencia de esta- y aunque no supo como tomársela decidió no indagar en ello. ¿Creería que lo decían por decir o es que era humilde hasta para eso? Se acarició una oreja como si solo fuera a ajustarse el pendiente, en realidad enderezándola para que su incomodidad no se viese reflejada de ninguna forma. Trabajo en vano, porque las clases de Sociedad Humana 2.0 no fueron mejores. Ahora no una, sino ambas apuntaban hacia abajo, igual que su ceño fruncido por el disgusto. Lo que le habían contado era una verdad a medias, y es que no todo era tan bonito ni tan uniforme en la Tierra como creía. Ni siquiera en ella la gente homosexual se libraba de pasarlas putas, pero de maneras que, aún sin ser contadas explícitamente, se le antojaban bastante peores. A nivel social estaba claro que le daban mucha más importancia al género que ellos, aunque lo de Varmania también tuviera tela. Sin embargo las comparativas le picaron: y bastante.

—Eh. Dentro del matrimonio nadie te impide que sigas manteniendo relaciones con quien de verdad te gusta. Mientras no tengas hijos bastardos... Casarte es solo una cosa legal, papeleo y bienes compartidos… Con un buen contacto y un médico que esté dispuesto hasta puedes fingir que eres infértil para no tener hijos nunca —eso era difícil y/o muy costoso, pero ssh—. Al final lo normal es que te cases por conveniencia, pero hay parejas dentro de las parejas. He oído de familias que viven juntas porque son novias barra novios. Mi padre tiene un amante formal y está casado con mi madre —se encogió de hombros—. Al menos en mi mundo nadie te odia por ser un chico al que le gustan los chicos… De hecho lo extendido es que te gusten los dos porque… bueno, no hay tantas diferencias de uno a otro.

Conocía los defectos de sus leyes, pero le ofendía que lo creyeran equiparable al odio por odio. Plus, defender aquello le era tan fácil como defender el orden natural de las cosas: él se casaría dentro de unos pocos años, lo tenía tan asumido como cualquier otro de su especie, pero más allá de una vida y una casa compartida (con suerte con alguna chica bonita y agradable), las cosas no tenía que cambiar tanto para él. Era bi, privilegiado y quería tener hijos así que gran parte del dilema desaparecía nada más que por eso, si encima no tenía ni que preocuparse por llevar nada en el vientre durante meses…

—Diré que hace años en mi mundo eran los heteros quienes tenían que esconderse —añadió tras Connor con una sonrisa ladina—. Eran los más propensos a tener hijos bastardos yyy… —alzó las cejas y ladeó brevemente la cabeza—. Chico, eso sí que es un tema. Pero sí, por favor. Disculpad que haya sacado esto.

La patata caliente ahora era de Rick con algo mucho más ameno, y aunque Nohlem parecía despreocupado aún se le iban los ojos a Ethan y Connor con cierta pena. Era él quien tenía que apiadarse de ellos, no alrevés. Dejó que el de los ojos asimétricos se explayase, aunque en su rostro se notaba una burla creciente.

—Vamos —se reacomodó hasta quedar medio tumbado en la cama, con los pies fuera para no manchar el triste colchón con los zapatos, dándole vueltas distraídamente al conejo de papel—. Que te gusta lo que le gusta a cualquiera.

Rio entre dientes, permitiendo que su lado más zorruno (capullo) emergiese en contra del pobre chico; no por hetero, sino porque le había tocado. Es que eso de ser tan guapo pero tan inocente y estar a estrenar lo hacía irresistible a piques.

—Al menos supongo que las castañas serán exóticas en tu mundo, porque menos Serena aquí todos tenéis el pelo más negro que el cielo fuera. Perdón, y rosa —añadió haciendo una leve reverencia a Connor—. Diré que ha sido mejorable. Aprobado por los pelos.

Dio una palmada a la cama para pedir turno.

—A mi me gusta la gente guapa —hizo un movimiento de cejas a Rick como si dijera “aprende”—. De todos los tamaños y colores. Gente musculosa, flaca, bajita, alta… Que tengan los ojos del color que sea, pelo liso, rizado, largo… —hizo círculos con la mano, pasando de largo la lista—. Que sean guapos, me basta. Con un morrito lindo o- bueno, nada. Vosotros no tenéis morro y de feos no tenéis un pelo —con una sonrisita dejó escapar un pequeño ronroneo, nada brusco para que no se hiciera raro tampoco. Sabía cuando flirtear y cuando no—. Con eso cubierto lo que más me gusta es que haya “chispa”. Que den juego. Los que se sonrojan rápido me encantan, ojo, los tímidos son —se besó la punta de los dedos en un “chef kiss”—, ¡pero no que sean inocentes!, tiene que haber rifi-rafe, ni que sea un poco de guerra, si solo va en una dirección mal asunto. Que sepan bailar, que sepan tocar, que tengan una risa bonita, no sé, que algo les apasione y se note. Que sean como sean pero que haya química.

Se quedó mirando el techo por un instante, pensativo.

>>Siento que no he dicho nada… Si es que al final como de todo —rió—. ¿Connor, tú?

Desde su pequeño y seguro rinconcito Ethan iba asintiendo o negando a cada comentario. Al menos contaba con protección al estar de espaldas y mantener la cabeza gacha con la excusa de seguir con el origami, así no se le veían todas las muecas que iba poniendo.

Y es que no podía estar más de acuerdo con Connor, el matrimonio obligatorio le parecía una aberración tan antigua que ni el blanqueo de Nohlem ayudaba a que se viera mejor. Solo imaginarse el tener que convivir con una desconocida a la que ni querías, forzado a tener relaciones con ella y encima retenidos a criar un hijo juntos… Ya podían darle el mejor amante del mundo que igual se pasaría la vida disgustado. Lo único positivo que encontraba era la extrañeza de una sociedad bi, pero eso quedaba en la estacada cuando de igual manera te tenías que casar con tu orientación contraría sí o sí.

Su descontento se vislumbraba en movimientos leves de cabeza, refunfuñando en bajo en disconformidad con lo que Nohlem contaba, aunque sus quejas eran tan sutiles y superficiales que bien podrían atribuirse a la concentración que tenía con su tarea. El águila estaba resultando más complicada de lo que recordaba pero al menos ahora, tenía un rebujo desigual entre las manos que poco a poco intentaba imitar la figura del pájaro.

Por suerte para el propio ambiente el tema no tardó en cambiar y ahí sí que Ethan empezó a contagiarse de nuevo por suaves risas ante los gustos tan simples de su compañero. -Buah, qué va. ¡El castaño es el color más básico del mundo! -Delató al neoyorquino ante el felino con bastante humor en su voz. - Joder Rick, te ha faltado decir que las prefieres que respiren.

La sencillez de sus gustos le había resultado adorable, pedía bien poco y exigía aún menos al contrario que el gato, que en cuanto empezó a hablar parecía eso un examen para entrar a la universidad solo que, donde cualquier respuesta que dieras iba a ser correcta. Uno se había quedado en el inicio mientras que el otro estaba dando ya vueltas de campana y por lo que fuera ambos casos le estaban resultando igual de graciosos y divertidos.

-Madre, uno conformándose con lo mínimo y el otro haciéndote una tesis doctoral abarcando todo lo que puede y más. -Comentó entre risas sueltas, si algo no le había pasado por alto tampoco era el corto ronroneo de Nohlem. Que si bien al principio imagino que era ficticio, a cada segundo que pasaba solo encontraba más familiaridad con los felinos. No, si al final sí que iba a ser un gato.  

Apurado de que mencionarlo en alto pudiera ser faltoso quiso omitir ese detalle de la conversación y aunque la curiosidad le estaba picando que daba gusto, mejor era ser educado en pos de preservar el buen rollo. Además, tenía la baza enorme de que había mencionado directamente al pelirrosa y eso significaba que podía excusarse de tener que responder él mismo. Mejor no llamar la atención, así podía terminar la figurita y hacerse el sueco un poco más de tiempo.

-A Connor seguro que le gustan si son rudos y huelen a tabaco. Eso o se tira a su moto a saber. -Con el canadiense si se atrevió a bromear, pues ya había visto que el humor más basto no le acababa de ofender.

Connor bufaría divertido con el comentario de Rick sobre que sus amigos moteros no serían muy de su rollo. Bueno, estaba claro que eso era algo que el neoyorquino se perdía. Y aunque podría haber revelado que en su club también había moteras prefería seguir bromeando e intentando tocarle los cojones fingiendo que no sabía que era hetero.

Nohlem por su parte siguió explicando algunas cosas de su mundo, y aunque pareció no darle mucha importancia a varios aspectos para Connor seguía siendo una auténtica mierda. Vale, le sorprendía que su sociedad fuera esencialmente bi y estuvieran normalizados los amantes dentro del matrimonio. Pero seguía habiendo una obligación, una ley que obedecer. Con lo que odiaba el motero las puñeteras imposiciones. -Lo del matrimonio me sigue pareciendo una mierda, al menos os dejan tener putas aventuras fuera, pero joder...- Comentó el canadiense al respecto, con los brazos cruzados y expresión pensativa. Escuchando eso ahora agradecía más aún cómo se había criado con la banda.

Gracias a la pregunta de Ethan el neoyorquino explicaría cómo debería ser su chica ideal. Durante todo su discurso el motero no pudo evitar mostrar una sonrisa estúpida al ver que había estado en lo cierto. Rick era un jodido ñoño de cojones. Además había sido algo escueto y típico, y en conjunto aquello fue bastante gracioso. No pudo evitar reírse un poco con los comentarios de Nohlem y Ethan, al estar de acuerdo con ellos.- Necesitas que te lleve de puta visita a Texas.- Volvió a insistir Connor con sorna. Después no pudo evitar sonreír con una ceja levantada ante el comentario de Nohlem sobre el color su cresta. ¿Un aprobado por los pelos? ¿Un puto cinco? Era consciente de que nunca iba a sacar notazas en las jodidas mates o historia si lo intentaba, pero esperaba algo mucho mejor de su peinado.- Más vale que cambie esa nota dentro de cinco minutos, cabronazo.- Bromeó incorporándose de la cama y una leve sonrisa, señalándole con la cabeza.

Hablando del felino, parecía que se tiraba absolutamente todo por lo que había dicho, y Connor no pudo evitar sonreír al ver la gran diferencia entre el puto cachondo de Nohlem y el puto ñoño de Rick. Tampoco se le escapó el cumplido que les hizo a los tres, asintiendo el motero con una leve sonrisa en señal de agradecimiento. Cada vez le sorprendia mas que no pareciera un rico cabrón. Sin embargo lo que más llamó su atención fue que ronroneara. ¿Lo habia hecho a posta o se trataba de un rasgo felino? Connor no tenia ni idea, pero se prometió así mismo llamarlo "Puto gato" antes de que acabara la noche. No sabía si podría molestarle algo así como si le pasaba al cánido, pero joder, tenía que hacerlo. Ya rectificaría si era ofensivo para el vramano.

Sin darse cuenta el motero se encontraba cada vez más y más cómodo, olvidando en un cajón semiabierto de su mente lo jodidos que estaban, y dejándose llevar por el rumbo de la conversación. Sin embargo el "ataque" de Ethan le pilló desprevenido, a pesar de haber sido secuestrado y abandonado con humanos y jodidos aliens en otro planeta parecía que había cosas que podían pillarte con la guardia baja. ¿Que me gustan rudos y con olor a tabaco? ¡¿Que me tiraría a mi puñetera moto?! Nada más escuchar aquello Connor no pudo evitar soltar una risa por la coincidencia en todo aquello, y es que él ya solía hacer esa broma sobre la moto en la Tierra.

-Serás cabronazo...- Empezó todavía terminando de reír.- Lo de rudos no te lo puedo negar, joder. Pero no te metas con mi moto, suelo bromear con que me casaré con ella algún día, subnormal de los cojones.- Confesó el canadiense sin poder evitar soltar otra risa, mientras se incorporaba en la cama.

Aquella era una broma interna que siempre había tenido con sus hermanos del club y le había puesto de muy buen humor ver la similitud en ésta conversación. ¿Pareja formal? ¿Ligue temporal? ¿Conocido con derecho a roce?  Que se fueran todos a la puta mierda. En cuanto a amor se refería, si tenía que elegir lo tenía claro: su jodida motocicleta. Connor  se cruzó de brazos para esta vez sí responder adecuadamente a la pregunta de Nohlem.

- No soy un puto gato jodidamente en celo como tú, pero también me gustan guapos, claro, joder.- Le diría el canadiense al felino con una leve sonrisa. Después se encogió de hombros antes de continuar.- El cuerpo me da más igual, pero tiene que gustarme su puta cara. Y me gusta que no les importe una mierda saltarse las normas con tal de hacer algo divertido. Ya sabéis, que sean atrevidos de cojones. Me aburre la gente tímida o que tiene miedo de qué pensarán los demás.- Explicó Connor asintiendo con la cabeza convencido. Después se dio cuenta de que no había respondido realmente sobre su chico o chica ideal, con tanta gilipollez sobre ser rebelde.- Si le gusta el puto country o montar en moto casi tiene la mitad hecha. El resto depende de lo buena y alocada que éste esa persona. - Resumió el motero con sinceridad. Después se dirigió a Ethan con una sonrisa, dispuesto a devolverle el ataque.- ¿Y a ti cómo te gustan? A parte de graciosos o hijos de puta.

Si mientras que en el momento que dijo que no había tenido nunca ninguna relación no hubo mucho revuelo, con sus gustos sí que recibió por todos lados.  -A ver, tampoco es...- comenzó a excusarse con el primer comentario de Nohlem, totalmente sonrojado por su risa y la de los otros dos que se sumaron al poco. A cada broma miraba al que la había dicho, con la boca entreabierta buscando algo que decir que no daba tiempo antes de que otra llegara. -¡Oh, venga ya! ¡Bah, iros a la mierda!- terminaría alterado aunque evitando contagiarse de las risas. Por el tono quedaba claro que estaba de broma, aunque en el fondo no podía negar que le había picado una pizca. No solía hablar tan a la ligera de esos temas y, si los conociera de más tiempo, tal vez les habría pasado mucho más por alto las coñas. No iba a enfadarse con ello por eso de todas formas, pero quien sabía si a futuro se plantearía más seriamente volver a sacar una conversación parecida.

El varmano siguió contando su tipo. Rick escuchó recuperando la compostura, al menos hasta que 1) Nohlem ronroneó, lo cual le hizo arquear una ceja sorprendido de que su especie pudiera hacerlo (ya el cumplido iba aparte) y 2) fue dando cuenta de todos los gustos del chico y no tardó en darse cuenta lo que significaba aquello. -Buen gusto, pero tiene delito lo de antes cuando se podía resumir en que te gusta casi todo- le devolvió la broma entre risillas con un movimiento de cejas parecido al que le había hecho al empezar. Al menos esta vez Ethan estaba de su parte también.

La carcajada vino en cuanto el británico le "pasó el turno" a Connor. El buen rollo que había en la habitación le estaba encantando, venía bien saber que nadie se estaba tomando a mal las bromas (obviando esa pequeñita espinita que seguramente se fuera en poco tiempo si seguían congeniando). -Sí que le tienes cariño- dijo cruzado de brazos, sonriendo en serio. Sonaba algo cliché siendo un motero, pero el neoyorquino podía entender lo unido que podía llegar a estar cuando se pasaba tanto tiempo montado en ella. Con genuina curiosidad preguntó: -¿En la banda le tenéis puesto nombres a cada motocicleta o es solo un invento de las películas?-

Luego le dejó explicarse, atendiendo como antes. Esta vez era algo más preciso, que después de la suya y la de Nohlem hacía falta. Relajó la postura y comentó cuando acabó: -Te pega bastante. Desde luego sería una relación bastante animada- No sabía hasta qué punto llegarían las locuras que podía hacer Connor, pero solo de imaginarse el combo que sería hacerlas por amor... Sería curiosa de ver, sí.

Se giró al último de ellos a la vez que el motero le preguntaba. -Eso, eso. Aquí todo el mundo ha soltado prenda ya- se sumó de buen humor.

—Ya estamos en ella, me temo que más no podemos irnos —respondió a Rick con una sonrisa irónica—. Eh-eh, sooo, ¡la nota era para Rick, no para tu pelo! Aunque ya no sé si está aprobado con eso de las castañas…

Una última risa, un gesto culpable y dejaría de meterse con el pobre nuevoyorko. Su prirmera respuesta a los comentarios que hicieron sobre sus gustos fue encogerse de hombros, aunque a su parecer no podía haberlo resumido de otra forma. ¿Qué le importaba a él que llevasen el pelo largo o corto, rojo o verde, mientras fueran guapos?

—Casi todo no, me gusta la gente guapa. Y de eso por desgracia se escasea —puntualizó con un dedo alzado, muy señorito—. Lo de vuestros matrimonios es una cosa bastante loca. ¿Con motos también es legal?

Por supuesto no era tan tonto como para que se le escapase la broma. Él no es que quisiera casarse con su piano, pero considerarlo un hijo sí era algo en lo que se reflejaba. Sin embargo, todo su buen humor se vió mellado por el disparo directo que recibió por parte de Connor, un mote… no, un insulto compuesto que hizo que sus pupilas se empequeñecieran y agrandaran al momento por la incomodidad. Una de sus orejas tuvo un ligero temblor en el que terminó apuntando abajo, y su sonrisa antes natural ahora se mantenía por obligación. Aún así, se forzó a reírle la gracia. “Gato”, pensó. Era un varmano, no una versión arborícora e irracional de sí mismo. Tampoco estaba en celo. ¿Esa era la impresión que daba? Vale que le gustase flirtear y coquetear con gente, pero se consideraba a sí mismo bastante romántico… De nada sería rallarse, así es como bromeaba Connor, ¿no? Seguro que no iba a malas. Él no reconocía de donde habían evolucionado los humanos, no era tan evidente como lo serían sus rasgos (aunque él no tenía cola, ni pelo, ni bigotes, ni garras, ni… en fin), no podía culparlos. Y aunque le hubiera dolido más de lo que iba a admitir, tampoco quería arruinar el mood puntualizando eso.

—La cara es importante, sí —reafirmó para salir del paso, recorriendo el relieve de sus anillos con los dedos. Podría haber bromeado sobre como se veía encajando en el perfil de gustos del pelirrosa, aunque no hubiera montado nunca en moto o el country no fuera su punto, pero no tenía particulares ganas de hacerlo tras aquello—. Diré que vuestras narices son un poco raras, pero aún así en general… —hizo un circulo en torno a ellos y asintió varias veces en un “no estáis mal” no dicho—. Ey, graciosos o mal nacidos él ya ha especificado más que otros. Y no va solo por ti Rick, eh, me incluyo —terminó con un suspiro-risa.

Como esperaba el canadiense no solo se tomó a bien la broma si no que encima decidió subir el nivel de la misma a un punto en el que ya desconocía si era o no verdad. Suaves risas acompañaron la bonita historia de amor que tenía con su moto hasta que decidió llamar gato a Nohlem y la tensión regresó parcialmente a él. Parcialmente. porque los párpados empezaban a pesarle lo suficiente como para que hasta la alarma se sintiera apagada.

La última vez que alguien había llamado por un nombre de animal a un alienígena el asunto había acabado regular y con el ejemplo de Colmillo en mente miedo le daba que tan pronto como hubiera llegado, el felin- el chico pelirrojo que para nada tenía que ver con gatos, quisiera irse. Para suerte del buen ambiente no pareció darle importancia y siguió con normalidad la conversación. Ethan sonrió con modestia cuando le defendió en pequeña escala aunque esa frase se notará más como una pulla hacía los pocos detalles que había aportado Rick que otra cosa.

-Hmm diré que ahí no podemos quitarte razón, no se de donde cojones hemos heredado estas narices pero si vieras de donde venimos mucho no se parecen no. -Se giró momentáneamente a ver al gat- Nohlem para verificar parte de sus dudas. -Me gusta más la tuya, más adorable, no me importaría tener un hocico así.

En su voz no había un ápice de ironía, de verdad creía lo que decía. Ciertamente tener morro resultaba mucho más bonito que la carne insípida y puntiaguda de ellos. Las orejas puntiagudas también eran tiernas y puesto a hacerse una imagen ideal de un mestizo alienígena le pondría algunos cuernos como los de Airi y las pupilas amarillas de Kalna, pero con heterocromía. Si, en su cabeza se estaba creando un chico monísimo con todas las cualidades exóticas que le llamaban la atención, ahora bien, no iba a exponerlas en alto.

-¡Ah vamos, yo ya he contado mucho! Tu no has dicho nada, tu has dicho demasiado y tú has hablado más de tu moto que de la gente que te tiras. -Les replicó señalándoles uno por uno con la figurita de origami a medio hacer que tenía entre manos. La acusación tardó en desaparecer tras una suave risa vergonzosa. Dios, no quería exponerse pero tampoco sabía cómo intentar librarse.

-Okay, okay. Si tuviera que dar más detalles eh… Guapos, en eso estamos todos de acuerdo pero hmmm supongo que mi tipo ideal, más que por cuerpo son por personalidad? No se, es que gustar físicamente me puede gustar todo.. Musculosos, delgados, más bajos, más altos, morenos, blancos pff -Se derritió un poco en el sitio, su imaginación volaba a tiempos felices, nostálgicos. Salidas nocturnas, discotecas, tiempos donde su mayor preocupación era sacar un 9 en ciencias y encontrar algún chico lindo con el que flirtear entre vasos de alcohol.

>>Me encantaba cuando no eran tan directos. El flirteo sutil, el juego y la emoción de sentir que le gustas a alguien. Los que eran divertidos y atrevidos pero sin ser intrusivos, claro. No se, valoraba cuando tenían confianza en sí mismos pero no les dolía la hombría a la hora de mostrarse más vulnerables. Voy a caer en el tópico de Rick y decir que aunque los chicos malos tenían su aquel, mejor si se preocupan un mínimo por ti la verdad.

Vale, ya había hablado mucho. Demasiada información que no tardó en intentar ser desviada. Había terminado el águila. El animal a pesar de haber sufrido un par de deslices durante su proceso seguía viéndose bastante bien, las alas eran muy resultonas con tanta doblez y de las tres figuritas se notaba de lejos que era la más elaborada. Se incorporó rápidamente para entregarle la figurita en mano a Rick, con una sonrisa de lado a lado puramente de orgullo.

-Bueno eh, ha costado pero aquí tiene su águila calva estadounidense. -Bromeo antes de dejarle con su nuevo regalo y regresar a la comodidad de la cama de Connor.

Allí volvió a agacharse en uno de los laterales, acomodando su rostro entre ambos brazos apoyados sobre la cama. Era la postura perfecta para seguir la conversación estando cómodo, pero no tanto como para llegar a dormirse, o eso creía él, pues la verdad es que el cansancio acumulado estaba encontrando un recoveco ahora que el ambiente era relajado.

Nohlem no pareció molestarse con su broma sobre un puto gato en celo, de hecho pareció hacerle gracia, y Connor se lo tomó como una veda abierta para poder decir ingeniosos insultos sobre gatos si tenía ocasión. En su club los insultos eran una forma más de mostrar cariño y afecto, y aunque él no sentía eso por ninguno de ellos, si era su manera de expresar que estaba a gusto de cojones en aquel instante.

El neoyorquino no tardó en hacer una pregunta sobre su banda y si le ponían nombres a sus motocicletas. Connor por su parte, solo pudo levantar las cejas divertido con aquella duda tan estereotípica y sin poder evitarlo soltó una corta risotada, negando con la cabeza.

-No somos vaqueros, cabronazo... Eso es un mito de mierda-. Informó entre risas ante aquella estúpida, absurda e irreal ocurrencia. Sin embargo un segundo después se puso algo serio y pensativo, con los ojos algo abiertos de más... ¿De verdad era un mito? Porque aunque la mayoría no lo hiciera, algunos sí que les ponían nombres a sus motos. Ahora que caía... Blake la apodaba Belinda la Linda, a Jess le gustaba presumir de que su moto se llamaba Tequila y que arrancaba con eso en vez de gasolina, y Shane siempre había tenido un crush en cierto actor y decidió usar su nombre: Ryan Reynolds. Connor volvió a reír y alzó las manos para corregirse.- Está bien, cojones. Puede que algunos de mis amigos les pongan nombres, y bueno puede que...- El motero volvió a sonreír y a negar con la cabeza. Le parecía demasiado divertido y surrealista que fuera a contar aquello, pero qué más daba, puede que en una semana estuvieran muertos.- Puede que cuando empecé a conducir llamara Mustang a mi moto, solo para hacer la puta gracia. Pero de eso ya hace un tiempo y se me acabó quitando la gilipollez- Confesó con una leve sonrisa en los labios. Hablar de los Wyverns le ponía algo nostálgico, como si llevara años separado de ellos en vez de solo un día. Aún así el ambiente era demasiado bueno como para que enturbiara su buen humor.

La conversación siguió girando en torno a los gustos de cada uno, y tuvo que soltar un sonriente "Que te jodan" a Nohlem cuando preguntó si en la Tierra era legal casarse con motos. Aunque podía verse que le había hecho gracia el comentario. Por otro lado el canadiense solo pudo sonreír en agradecimiento por el cumplido del vramano hacia ellos. También estaba de acuerdo con Nohlem en que Ethan, Rick y el propio felino incluido, eran bastante atractivos y no estaban nada mal. Además entendía perfectamente que le parecieran raras sus narices por otro lado, al fin y al cabo parecía que en su mundo no tenía nada para compararlas. En cambio a ellos les era más familiar su hocico.- Venimos de los monos, de los putos monos. ¿Hay de esos en tu mundo?- Le dijo a Nohlem con una sonrisa divertida, para secundar la información que había dado Ethan y de paso para saber más de los vramanos. Si en el mundo del felino había primates le haría mucha gracia ver su cara al saber que los humanos vienen de ellos, aunque si no los había no tendría ni idea de lo que estaba diciendo.

Ethan por su parte profundizó más en qué prefería a la hora de elegir a su chico ideal, defendiéndose un poco de los "ataques" diciendo que él había hablado más de su moto que otra cosa, y recibiendo un sonriente "Que te jodan a ti también" por parte de Connor. El británico siguió un poco la estela de Rick en que debía ser alguien que se preocupara por él y fuera buena persona. Cuando hizo hincapié en el flirteo sutil Connor asintió con la cabeza bastante de acuerdo con eso. Él era bastante directo con aquellas cosas, pero no podía negar que las sutilezas tenían su aquel cuando las recibía y daban jodida emoción. Finalmente le entregaría el águila de papel a Rick, y Connor ladeó un poco la cabeza para poder observarla mejor.

-Joder, te ha quedado de puta madre.- Le dijo a Ethan cuando se apoyó en uno de los laterales de su cama, el motero asintiendo con la cabeza y los brazos cruzados. A pesar de que su dragoncito  ya estaba bastante bien hecho se notaba que el británico tenía mucho más talento, porque la figura de Rick era jodidamente buena para haber sido antes un simple y puto trozo de papel.- No sé cómo cojones aprendiste a hacer eso, pero creo que los críos te van a pedir muchos más.- Dijo con sorna a la par que se acomodaba un poco contra la pared, dejando suficiente espacio a Ethan para pudiera seguir con los brazos apoyados en la cama.

Al neoyorquino le alegró ver que, aún con las posibilidades de que estuviera cayendo en estereotipos que pudieran molestar de las veces que hubiera tenido que explicarlo, Connor se tomara con buen humor su duda sobre los nombres. No pudo evitar acompañar las risas del motero, a punto de fingir una exagerada decepción por la respuesta. Sin embargo, el cambio de expresión del canadiense hizo que lo mirara con más curiosidad (y algo extrañado) por si se había dejado algo en el tintero. Con cada palabra añadida la sonrisa de Rick aumentaba, al final aunque no dudaba de que se había exagerado mucho en el imaginario colectivo, sí que había una base real. -Ya veo- se cruzó de brazos con una actitud algo pícara que no tardó en relajar para decir con sinceridad algo más: -Era un buen nombre, la verdad.- No sabía si era algo que prefería guardarse y, por si las moscas, quería dejar claro con aquello que apreciaba la valentía por contarlo. Alguna vez de más pequeño se había planteado él mismo en darle un nombre a su futura pistola o a alguno de sus herramientas, pero nunca llegó a encontrar nada que le convenciese. Ahora bien, con eso en claro, aprovechó para retomar el tono general de la conversación con cierto apunte: -Aunque ahora se me hace más complicado creerme lo de que no eres un cowboy-

Tras el turno de Connor, Nohlem hizo una apreciación curiosa, aunque entendible dadas las diferencias entre ellos. -La verdad que sí. La evolución se lució con las narices humanas- le dio la razón a Ethan, con un poquito más de ánimo después del cumplido del varmano y su siguiente pique. Tampoco es que opinara igual que el británico respecto al hocico del otro muchacho, pero era innegable que tenía más sentido si venían de gatos o algo similar. La pregunta del motero provocó que una parte de su cerebro empezara a trabajar por si de nuevo tenían que hacer de profesores, pero el neoyorquino ya había aprendido la lección. -(Primero me espero a que pregunte)-

Se cruzó de brazos siguiendo la coña de Ethan, que no tardó en contar igual que el resto sus gustos. Escuchó con atención, acomodándose un poco más en la cama. Podía ser porque después de ese ratito tan agradable estaba más en calma, pero empezaba a notar como todo el cansancio del día empezaba a afectarle. Quitando algún que otro detalle, el tipo de Ethan se le hacía bastante parecido al suyo. Cuando acabó comentó asintiendo: -Nada mal, nada mal. El tonteo antes de empezar algo da mucho juego, sí- Y le parecía algo muy bonito, claro, pero decidió no comentar ese detallito.

Justo después, el británico se le acercó y le entregó su figura de papel. Al pedírsela Rick no se había sido consciente de lo cliché que parecía viniendo justo de donde venía, así que la broma le sacó unas buenas carcajadas. Después se centró en apreciar lo bien que le había quedado, lejos quedaba la hoja de papel que era hace unos minutos. Miró a Ethan, tanto para bromear como agradecerle el regalo: -Has captado perfectamente el espíritu americano- empezó haciendo un "okey" con la mano libre. -Está genial, en serio. Muchas gracias.-

Estaba con Connor en que no tenía ni idea si tenía mucha práctica o el chico tenía un don para el origami. Era sorprendente su habilidad y tenía 0 dudas de lo otro que dijo el canadiense. -Eso seguro, estaban encantados con los de esta tarde. Además, al menos a "Rambo" le queda nada para retirarse la última vez que los vi jugando- bromeó recordando el estado de la figurita de Damian. Con lo poco que conocía al chiquillo no le sorprendía que estuviera en las últimas, pero no se esperaba que llegara a ese punto tan rápido. Aún con ello, había algo bueno en verlos jugar tan animados. -Me alegro de que les hayas dado algo de normalidad con todo lo que ha pasado- le dijo a Ethan un poco más serio sin perder la sonrisa de gratitud. Ojalá se mantuviera esa tranquilidad los días siguientes.

Parte del malestar de ser llamado gato sin consecuencia se diluyó por los cumplidos a su hocico, el cual no dudó en tocar de punta con un dedo, profiriendo una risa de boca cerrada. No existían grandes simios en Varmania, solo monos más o menos como los mono ardilla terrestres, más pequeños y bastante lindos, con colas más largas que todo su cuerpo, orejas triangulares y hocico, y si por lo que decían los chicos eran remotamente similar en la Tierra entendía como de mucho se habían alejado entonces evolutivamente.

—Los hay sí. Pero es verdad que no os parecéis en nada. Como nosotros a los gatos —se atrevió a puntualizar con un toque de acidez y una sonrisa tirante que intentaba lucir segura pero no sobrada—. No somos los únicos que hemos perdido la cola, ¿eh?

Aún en toda su sutileza y buena onda revivir el tema le hizo sentirse expuesto. ¿Cómo es que siempre que se sentía incómodo a su mente le costaba centrarse en nada? Observaba sus anillos, relajándose en el brillo de los mismos mientras poco a poco se deshacía del picor y ponía sentido y no solo sonido a las palabras de Ethan. Desde que las cosas en casa se habían vuelto más estrictas, coincidiendo con la desaparición de Kahlo, sus libertades se habían visto mermadas. Podía seguir saliendo con amigos e “interactuando” (flirteando) en eventos y fiestas, pero ahora tenía dos pares de ojos pendientes a qué hacía o dejaba de hacer con las personas inadecuadas, fuera a ofender o fastidiar algo mayor. Joder, como echaba de menos las noches que su casa se llenaba de música y gente guapa. O mejor, las casas ajenas. Después que Rick contestase primero y de quitar y volver a ponerse un anillo varias veces, Nohlem sonrió sin alzar cabeza.

—Eso es lo mejor. A veces es más divertido el camino que la conquista —resopló con humor—. Parece que tienes las cosas más claras que nosotros aquí.

Echó un vistazo al pájaro y aunque con la poca luz y la distancia no pudiera recrearse en los detalles se veía tan o más elaborado que el dragón de Connor, y por descontado más que su conejo. No es que le importase, no esperaba ningún regalo y tan siquiera la hospitalidad que le habían demostrado, mucho es que algo tuviera y coincidieran en conocer dichos animales, pero hacía rato sentía que estaba disociando y entre los chistes culturales y los recordatorios a su situación actual el varmano se encontró escrutinando demasiado tiempo el trozo de papel en sus manos. Lo dejó en un borde de la cama, ahí donde ni su cabeza ni la almohada fueran a aplastarlo, dejándole con sus anillos como única distracción.

—Se te da muy bien, sí. Vas a terminar haciendo un zoológico entero.

Nohlem se bajó los tirantes a los lados y con cuidado subió los pies a la cama sin añadir nada sobre los niños, procurando que la planta del zapato no tocase ni colchón ni tela, ambas manos entrelazadas sobre su pecho. La turbación estaba dando paso al sueño.

Escuchó los halagos con una tímida sonrisa en su rostro, agradecido al recibir tanto cumplido por una simple figurita de papel. A él le gustaban, no lo iba a negar y el consuelo de saber que había encontrado una distracción para los peques le llenaba el corazón de un cálido calor, apenas una fogata temporal en una ventisca de complicadas emociones, pero que, para esa noche sería suficiente. El sueño pesaba y aunque las conversaciones siguieran empezaban a ser un eco lejano en un Ethan que se resguardaba adormilado entre ambos brazos. Quizá, en otro momento, en uno mejor y más alargado en el tiempo, le habría confesado a Connor que tenía un hermano y que era él quien le enseñó aún en su torpeza ese hobby, pero esa noche, tan cercana al recuerdo de un cementerio que ahora se encontraba solitario decidió que era mejor callar.

Pronto inició el descenso a una conciencia apagada, aletargada entre los ruidos de fondo y los brazos gentiles de un sueño que le llamaba. Había sido un día largo, extraño y confuso, quizá estaba por despertar de nuevo en una cama a la que no quería de vuelta. Divagó en esos recuerdos y su miedo le hizo un tope mental, pues esa noche no descansaría bien entre el ir y venir de un descanso poco profundo.

No había pesadilla, ni terror nocturno que le persiguiera, no había un monstruo cuyo ruido a metal arañado era horrible, no. Lo que había en lo más profundo de su mente era una calma inusitada, un miedo más allá de lo fantasioso. Había un piso pequeño, ordenado y limpio. Uno con paredes blancas y cuadros de un pasado mejor, uno tan vacío que el silencio sepulcral arañaba su corazón. Ethan no le tenía pavor a unas bestias que para ese entonces no existían, ni a la incertidumbre del nuevo lugar, ni al desconsuelo de encontrarse lejos de su familia.

Ethan estaba aterrorizado de que al volver a abrir los ojos, se diera cuenta de que nunca había abandonado su vida en Londres y de que entonces, la soledad volviera a ser su única compañía.

Connor escucharía los comentarios de sus compañeros con una leve sonrisa. Puede que estuviera en un mundo lejano, rodeado de desconocidos y otros tantos alienígenas... Pero aquella charla le había relajado de alguna pequeña manera, a pesar de las circunstancias lamentables en las que se encontraba. Él, que desconfiaba y evitaba a cualquiera que no perteneciera a la banda, se descubría así mismo sintiéndose cómodo con ellos. Incluso con Nohlem, quién además de ser un alien también parecía un pijo, pero el varmano estaba logrando traspasar esas sólidas barreras prejuiciosas que había forjado tanto tiempo el motero.

La conversación siguió su cauce durante aquella noche, pero poco a poco iría decayendo. Connor por su parte se veía incapaz de dormir, pero el cansancio mental le pesaba igual y quería al menos intentar conciliar el sueño. Tras darse por terminada la charla Connor cerraría los ojos, y con respiración pesada intentaría descansar. No lo conseguiría. Puede que hubiera pasado por mucho aquel día, demasiadas sensaciones y pensamientos en su cabeza. Pero en vez de apagarle por dentro aquello solo lo mantenía más despierto y activo que nunca. Le recordaba a cuando era apenas un adolescente en sus primeras andanzas con los Wyverns, cuando la adrenalina y acción del día le impedía sumirse en la oscuridad cuando se tiraba en su cama. En cambio solo podía pensar en todo lo que había hecho aquel día con ayuda de sus hermanos del club: atracar a alguien, robar un vehículo para luego desguazarlo y venderlo... Hacer daño...

Ahora sin embargo, en Rocavarancolia, todos aquellos pensamientos no estaban llenos de delitos cometidos, sino de monstruos en barcos voladores gigantes, una ciudad ruinosa y varios compañeros igual de jodidos que él... algunos incluso más. Connor no dormiría nada aquella noche, no. Pero su cabeza trabajaría con velocidad en aquella penumbra asfixiante, pensando en multitud de escenarios donde lograba sobrevivir todo un año y volvía con la banda. Con su familia.

Por mucho que lo intentó, fue incapaz de creerse todos y cada uno de esos finales felices.

La conversación seguiría, aunque el cansancio de todo el día haría mella en Rick cada vez más. Iba prestando atención en todo momento a la charla, pero los párpados le pesaban y por momentos se iba acomodando más en la cama. Estaba poniendo todo su esfuerzo en no dormirse, pero a saber que hora era ya.

Para suerte del neoyorquino, el resto estaba en las mismas así que no tardaron mucho más en terminar la pijamada e irse a dormir. Dejó con cuidado el águila de papel en la mesilla de noche y, como última cosa que diría esa noche, se tapó con las sabanas acompañado de un: -Buenas noches- Luego, solo quedaría la oscuridad. Primero la de la propia habitación y luego la de sus ojos cerrados.

No caería dormido hasta un rato después. Al fin y al cabo, la incertidumbre de lo que llegaría los días siguientes seguía presente y estaba haciendo que cambiara de postura en la cama intentando alejar las preocupaciones. Al menos el sueño y la tranquilidad que era saber que seguirían adelante entre todos, en teoría unidos y ayudándose, hacían una buena oposición que acabó por ganar.

Rick esperaba que el día siguiente fuera mejor que ese, que se resolvieran algunos de los misterios y encontraran comida. Ignoraba todos los dramas y peligros que les estaban esperando a partir de la mañana.