Taberna del Mago Tuerto

Noel dejó escapar una risa malamente contenida ante los comentarios de Wen y agachó ligeramente la cabeza para permitir que le besase el cuello más fácilmente mientras él le acariciaba el pelo. El sueco sonreía, ya sin rastro alguno del deje malhumorado que había empañado su expresión los últimos minutos.
—Oh, bueno, entonces no es necesario que mienta —le respondió a la vouivre, divertido.
Al igual que ella, el draco había dejado de prestar atención a su alrededor. Se rió y se estremeció levemente cuando notó las cosquillas en su sensibilizado cuello, para a continuación aferrarse al cuerpo de la chica con un gesto más anhelante cuando volvió a susurrarle al oído.
—Me gusta como suena eso —le respondió empleando un tono de voz bajo.
Se obligó a recordar que todavía seguían en la taberna al darse cuenta de que no era buena idea permitir que sus manos continuasen deslizándose bajo la ropa de Wen.
>>Pero ya habíamos quedado en que no soy inofensivo —dijo tras resoplar ligeramente al notar el calor que empezaba a extendérsele por todo el cuerpo, mientras la abrazaba para besarla—. Por lo que será mejor centrarse en alguna otra cosa menos… tentadora—añadió esbozando su habitual sonrisa sarcástica una vez se interrumpió el beso, mientras levantaba a la vouivre de su regazo y él, a su vez, se levantaba de la silla.
>>Por ejemplo, podemos escuchar al feo de mi hermano, que a pesar de todo hay que reconocer que toca bien, el cabrón —bromeó riéndose con jocosidad—, y no es plan de irse a mitad de la actuación.
Además, se dijo, aquellas ocasiones en las que Vac tocaba eran prácticamente las únicas en las que podía escuchar la música que tanto echaba de menos. Noel, animado en general tanto por la situación como el alcohol, se atrevió incluso a intentar cantar aquellas canciones que el hado había escogido cuyas letras se encontraban en su idioma natal, ya que había recuperado cierto conocimiento de él.

Desde luego el alcohol causaba estragos en la gente, solo había que ver a Enredo soltando comentarios insinuadores. La gracia seria al día siguiente, seria gracioso que realmente se acordara de cada una de sus palabras y acciones.

-Eres bien grande como para andar por tu cuenta sin que tenga que arrastrarte- añadió viéndolo divertido terminándose su  jarra, definitivamente no pensaba beber mas porque ya estaba perdiendo el control, como bien indicaba sus manos que estaba convirtiéndose en una mezcla de manos de hilos y escamas. En su vida había bebido, resultaba irónico que resistiera mejor las drogas que el alcohol. Al menos el se encontraba en mejor estado que Enredo desde luego, no había comparación-Deberías dejar de beber o arrasas tu solo con el alcohol de la taberna así que si, iras a la cama. Pero no como pretendes- respondió entretenido, viéndole curioso cuando se le acerco y le mordió la oreja. Estaba todo juguetón esa noche, desde luego el alcohol cambiaba a la gente-No provoques al peque que puede crearse garras, tú, manipulador de enredaderas- respondió riéndose por las acciones del otro, notaba claramente la insinuación, pero también sabia que al día siguiente cuando Enredo estuviese sobrio se daría de chocazos con la pared si es que recordaba- Que imagen le estas dando a Branniel, que indecente eres - bromeo al otro mirando alrededor buscando  a sus compañeros de torreón que se encontraba en su mayoría disfrutando de la música. Dudaba que la fiesta fuese a durar mucho mas, porque a ese paso iban a dejar en la bancarrota a los del Cuchitril- Dentro de poco probablemente vuelva ya a la Sede, antes de que pierda el control total del cuerpo  dijo sacudiendo una de sus manos que estaba medios tranformar intentando recuperar el control de este.

Seon volvió al interior y mintió sin ningun reparo a Alder acerca de los motivos de la pareja para querer hablar a solas. La chica no tenía ningun motivo para recelar, y pronto su atención  se vio ocupada por Karime y Saren.

- Eso es porque tienes que dejar de juntarte con tanto viejo verde.- dijo la edeel con una sonrisa socarrona, refiriéndose a su cosechador.

Precisamente se encontró al hado levantándose de una de las mesas y dirigirse a donde estaban los demás músicos. Sonrió y emitió un silbido fuerte cuando Vac puso los pies en el escenario.
—Tengo el don de la oportunidad —le respondió a la ghoul con una amplia sonrisa.
Cuando la primera canción empezó le sonó hasta nostálgica, por todas las noches que llevaban sin aparecer por la taberna u organizar una fiesta como aquella donde relajarse y escuchar música alegre. Cuando llegó a la segunda pieza se encontraba flotando más arriba de lo que llegaba la gran mayoría, pero todavía seguía cerca de la barra. Inconscientemente se había ido alejando un poco, pero se dio cuenta de que estaba dejando de nuevo a Kaethe apartada. No quería volver a verla así, a fin de cuentas estaban en una fiesta. Se acabó el vaso y lo dejó sobre la barra, para después agarrar a la chica del brazo y tirar de ella hacia el pequeño escenario.
—¡Vamos! Ven a primera fila, es como mejor se disfruta. ¡Hoy toca desconectar de todo! —Gael seguía riendo, espoleado por el alcohol y el ambiente festivo. Aquella canción le daba ganas de bailar saltando en círculos, y fue justo así como arrastró a Kaethe hasta donde estaban los músicos. Frente al escenario dio un último giro y la soltó, sintiéndose un poco mareado pero eufórico a pesar de ello—. Creo… creo que he bebido un poco demasiado —remató con una risotada atenuada por la música.

Saren:
La voz de Ka le sacó de su ensimismamiento y las voces a su alrededor ganaron en fuerza, devolviéndolo del todo a la realidad. Ya se había olvidado del bochorno que había pasado con Vivia, y tras escuchar las palabras de la libense y observar el fondo vació de su jarra, el idrino se puso en pie y se acercó a la barra, pidiéndole al trasgo unas cuantas cervezas que el chico llevó hasta la mesa donde la morena conversaba con Alder y Seon. Apenas si echó un vistazo al resto de sus compañeros, descartando la conversación al ver el estado de embriaguez de la mayoría, que era mayor que el suyo propio. Al norteño apenas si se le notaban los ojos enturbiados.
-Sobre todo con tanto viejo, lo de verdes casi que es lo de menos -apuntó distraídamente a la conversación de la mesa, la mirada perdida en el escenario.

Se balanceaba sobre las patas traseras de la silla mientras evaluaba a los músicos que estaban tocando, tratando de identificar la corriente musical y su procedencia. Nunca había escuchado aquel tipo de música, pero le gustaba bastante, y no tardó en empezar a corear los estribillos por lo bajo aunque no entendía el idioma en el que cantaban.

Vac:
Cuando terminaron de tocar pasaron a otra canción sin detenerse, continuando el ritmo que marcaban los instrumentos. Hacía mucho tiempo que Vac no se lo pasaba tan bien, y la sonrisa de en su rostro así lo atestiguaba. Disfrutaba con la música, y ofreciendosela a los demás disfrutaba aun más. Ver a Gael y a Kaethe dar vueltas frente al escenario le hicieron sonreír, y al escuchar las palabras de fuego fatuo tuvo que contener la risa. De vez en cuando echaba un vistazo al local, localizando a sus amigos y asegurandose de que se lo estaban pasando bien, algo que sin duda necesitaban después de los ultimos meses que habían pasado. Le alegro sobretodo ver a Wen y a su hermano tan zalameros, todo rastro de preocupación borrado por el momento.

Ya llevaban un rato en el escenario cuando acordaron que iba siendo hora de parar, pero como era tradición en aquellas fiestas aun faltaba un tema por tocar. El hado hizo un gesto al camarero indicándole que repartiera una ronda de vodka a todos los presentes y los tres músicos hicieron sonar sus instrumentos, llenando el ambiente con aquella melodía tan conocida entre los parroquianos, el broche final perfecto para aquella noche.

Saren:
El norteño aceptó la copa de vodka que le pasaron y la alzó hacia el escenario, bebiendo a la salud de aquellos músicos que por lo menos a él le habían amenizado la noche. Empezaba a sentirse cansado, y se planteó ponerse en marcha hacia la Sede cuando algunos tertulianos empezaron a abandonar el local.
-¿Se viene alguien a la Sede? -preguntó a sus compañeros con una sonrisa algo cansada-, me parece que si me quedó mucho mas por aquí, no voy a llegar a mi cama.

Wednesday

La vouivre refunfuñó todavía en los brazos de Noel. Si el draco no se hubiera contenido tendría que haberlo hecho ella dado el lugar en el que se encontraban, pero eso no quitaba el hecho de que le molestara el finalizar el juego.

- Ahora mismo no me caes nada bien. - le dijo al oído mordiéndole la oreja un poco más fuerte de lo normal, antes de levantarse de su regazo acompañado por una risita.- Tendríamos que grabar un disco del feo de tu hermano. Nos saldría más rentable y sería más práctico. - comentó la vouivre ya de pie y más seria entregándole la cerveza de antes al sueco, aunque guiñando un ojo en el proceso.


Karime

Ante el comentario de Alder, la libense rió a carcajadas. A la loba no le importaba la edad, pero era verdad que el vampiro era bastante más mayor que ella. Dio una palmada en el hombro cuando este se sentó con ellas.

- Mejor me quedo con jovencitas verdes. - le contestó guiñándole un ojo antes de agarrar su nueva cerveza y beber de ella un gran trago.

Alder sonrió socarrona.
- Pues entonces es posible que tenga alguna sugerencia sobre como terminar la noche.
Deslizó la mano por la pierna de Ka, bajo la mesa. No hizo falta mayor provocación: la libense tomó un último trago de su cerveza y se lanzó a besarla. Respondiendo con la misma pasión, el alcohol y los otros integrantes de la conversación quedaron olvidados enseguida.
Seon se inclinó hacia un lado para hacer contacto visual con Saren, nada sorprendida por la situación. Se encogió de hombros y le señaló la puerta con el pulgar.

Cuando sintió la mano de Alder en el muslo, la licántropa amplió su sonrisa, le dio un trago a su cerveza y se lanzó a besar a la sinhadre como si esa acción hubiera estado planeada de antemano. El beso irradiaba pasión y lujuria, donde el alcohol actuaba de agravante.

Cuando las chicas se separaron por fin, la libense agarró su jarra con fuerza, se la bebió entera de un trago y golpeó con ella la mesa llamando la atención de los presentes.

- ¡Ya podéis todos mirarle el culo a lo que os habéis perdido esta noche!- gritó dejándose oír sobre la música, aunque no lo suficiente como para que la oyera toda la taberna.- Vámonos, Der, te voy a dar un paseo a lo lobuno.- terminó diciéndole a la sinhadre mientras tiraba de su mano hacia el exterior y le guiñaba un ojo.

Al salir de la taberna, la loba se transformó rápidamente e incitó a la chica a que se subiera a su lomo, para echar a correr por las calles.


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—Oye —se quejó entre risas e inclinándose para hablarle casi al oído cuando la vouivre le mordió en la oreja y le hizo aquel comentario—, que yo por mí seguíamos, pero no creo que te apetezca tener espectadores —añadió con tono sarcástico mientras aceptaba la cerveza que le tendía y se la terminaba de un trago para después sonreírle divertido cuando le guiñó el ojo.

Cuando el trasgo se acercó para servirle el vodka al que había invitado el hado para acompañar la canción que el sueco coreaba alegremente, pidió que simplemente le rellenase el suyo que aun no se había acabado, pues consideraba que ya había bebido suficiente por esa noche. Aplaudió cuando terminó la actuación y se acercó al escenario para brindar con su hermano y otros de sus amigos que se encontraban cerca, como Kaethe o Gael, a quienes dirigió una mirada alternativa y sonrió con diversión antes de volver a girarse hacia el hado infernal.
—Que sepas que eres un inoportuno —le comentó mientras terminaba su vaso de vodka sin dar más explicaciones con tono de reprobación que enseguida derivó en una carcajada.

El oído del draco captó el comentario a voz en grito de Karime que no hizo sino hacerle reír más. Había tardado mucho más que en las anteriores ocasiones, pero el alcohol amenazaba con provocarle un ahogamiento por ser incapaz de dejar de reír y, viendo además que alguna gente ya había comenzado a abandonar el local, decidió que era buen momento para irse. Le hizo un gesto a Wen con la cabeza para confirmar que estaba de acuerdo con que se fueran y, tras recibir su confirmación, se giró hacia sus amigos presentes para despedirse.
—Perdonad que no os espere, pero, además de una buena cogorza, tengo un poco bastante de prisa —afirmó luciendo una amplia sonrisa jocosa.

Sin previo aviso, alzó a la vouivre en brazos y sin esperar ningún comentario o reacción, salió de la taberna en dirección al burdel mientras se reía sin parar. Proablemente al día siguiente, cuando ya estuviesen sobrios ambos, la británica lo mataría. Ello no producía desde luego inquietud alguna en el sueco, cuya única preocupación en aquel momento era llegar cuanto antes al cuarto de Wen.

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Toima y Tania

El ulterano habia estado sentado en su sitio, con una copa cambiante de diferentes alcoholes que acababan sabiendole igual para aquella hora de la noche. Sujetaba una copa con una bebida rojiza de sabor ácido y electrizante. Para cuando comenzó Vac a tocar, ya estaba vacia y el ulterano habia pedido otras jarras de cerveza más. No fue sinó casi al final, con la última de las canciones, en las que el ulterano acabó vitoreando y cantando como bien podia en su estado la ya tan conocida canción de cambiante letra. Al terminar esta, Tania se escurrió a su lado y tomó un asiento, suspirando al caer. Al parecer habia estado bailando y vitoreando desde las primeras filas y lo habia hecho completamente sola, rodeada de monstruos de diferentes tamaños y formas. En situaciones normales el ulterano se hubiera sentido sorprendido por el creciente arrojo de la chica, pero en aquel estado, una sonrisa cargada de ebriedad era lo único que podia ofrecerle a la nublina.
Tania le preguntó si tenia planeado quedarse mucho más, y el ulterano respondio que en cuanto se acabase la última jarra, podrian irse. Y así hicieron. Al igual que muchos otros. De camino a la salida, los ojos de Toima captaron un espectáculo un tanto peculiar. La tuerta y otra de las asquerosas novatas estaban ¿peleandose? con vicio, pero solo usando la boca. Aquello le causó una extraña sensación que el ulterano podria haber descrito como una arcada con un eructo para finalmente ignorarlo y seguir su camino hacia fuera.

Torpemente silbó para que la lagarta viniera a recogerles y al cabo de unos breves instantes, la lagarta habia vuelto con una presa en la boca, ya a medio masticar. El ulterano le acarició al cresta y le susurró palabras que en su momento creia bonitas a la lagarta mientras la manoseaba y la lagarta respondió con pequeños ronroneos ante el aumento de las caricias. La nublina se subió a la silla y esperó que el watahré se subiera tambien, pero ella conduciria. No podia dejar al albino controlar a la lagarta, no en ese estado. Al oir esto, el ulterano prefirió ir a pie, tal como lo dijo. Medio ofendida y preocupada por el ulterano, pero sabiendo que habia bebido bastante menos que otras noches, la nublina se despidió de este y le pidió que no tardara en volver, que le esperaria para irse a dormir. El chico tan solo se limitó a repetir lo que le dijo.
-Ya vuelvo andando... yo... solo...-barboteó. No paró de repetirse entre susurros, como convinciendo a fantasmas mientras la silueta de la lagarta y la nublina encima se hacian más y más pequeñas.-Yo... solo...-hipó con tristeza y entonces, el enorme albino puso rumbo hacia donde ni él mismo sabia, perdiendose por la ciudad.

-¿Entonces no pasará nada divertido?,- pregunté evidentemente decepcionado.- Una pena, ¿y que es eso de imagen y ser indecente? Dudo que a Bran le importe como me comporte. Pero me mantendré lejos aunque solo sea bajo amenaza de que me claves las garras.- y dicho eso me alejé para buscar a Yttria e irnos del local ya que todo el mundo empezaba a marcharse.

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Por suerte Enredo estuvo de acuerdo en marcharse junto con Ytria y a decir verdad el propio DL también estaba pensado el marcharse ya. Apenas había bebido pero lo poco que tomo había sido bastante fuerte para alguien que en su vida había tomado alcohol, sentía como mil insectos zumbándole en la cabeza y era irritante, así que echo un vistazo alrededor a sus compañeros de la Sede haber si había alguno dispuesto a marcharse ya.

-Yo me voy a marchar ya, por si alguien se interesa en volver conmigo a la Sede- añadió en un tono audible para sus compañeros que estaban mas cerca antes de girarse para ver a Branniel- Ya nos vemos, a ver si te pasas por la Sede de vez en cuando-añadió sonriendole y despidiendo finalmente se largo de allí, la cabeza le daba mil vueltas por segundo y en esos momentos su prioridad era llegar a su cuarto y dormir, a ver si así se le pasaba ese zumbido.

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Jack
Al fin, Vac y Mikk empezaron a tocar. Sin duda, la música hacía temblar el local. No era música a la que atender sentado con las manos en los bolsillos ni con la boca seca, pero ya estaba harto de la sangre de lata. A través de la espesa neblina oscura que acababa de invocar, vi a Erika pedir algo en la barra. Al poco, la chica volvía con una copa de vodka sin que le quitase ojo de encima, sin parpadear; por unos segundos, sólo existieron su figura, la música, su mano en mi hombro, y, cuando se sentó en mi regazo, su sangre.

La invitación llegó al sentarse de espaldas al escenario, frente a mí, con las piernas entrelazadas tras la silla y con la sola distancia de nuestros alientos, interrumpidos o acelerados al ritmo de nuestras manos. Ajenos por completo a los demás, ¿qué importaba? La mayoría eran amigos y algunos tampoco es que se quedasen atrás. Además, tampoco es que nadie pudiera ver qué pasaba bajo el hechizo. Como mucho intuir, oír, oler.

Erika se terminó el vodka a la par que enterraba la cabeza en su cuello. Repartía besos por toda su superficie, subiendo hasta morder la oreja, bajando hasta casi los hombros, para luego desandar el camino y morder.

De nuevo volví a olvidarme de todo lo demás, ya fueran las conversaciones o planes para el futuro que afectasen a ciertos novatos. Ahora como si se iba al garete la Bodega, o si los subterráneos volvían a abrirse a la superficie o cualquier cosa se cargaba la ciudad. Ahora mismo sólo importaba Erika, aunque la música era un buen añadido. <<"Relación peculiar", dijo el cambiante. ¿Qué sabrá él?>> pensé, divertido.

No me olvidaba, sin embargo, de cuidarme de que la herida dejase de sangrar, limpiando a besos algunas de las gotas. Pero no era el único que mordía, y la cafre lo hacía con saña, ya fuera en la oreja que tenía más cercana o en la clavícula. Mientras, nuestras manos se deslizaban por o bajo la ropa, jugando con el contraste de temperatura. Y aunque fuera en apenas susurros, reíamos. Los besos callaban cualquier sonido extra provocado por nuestros movimientos.

La cosa era que si seguíamos así... Empezaría a importar bastante el detalle de estar en público y sobre una silla que estaba empezando a ser, también, bastante incómoda. Me tuve que forzar a separarme, aunque apenas unos centímetros, para mirarla con intensidad. Fui disipando el hechizo para volver a la realidad, lentamente.

-¿Puedo decir que te quiero?
-¿Te vas a poner empalagoso delante de Noel?-me cortó, riendo, ya sin oscuridad alrededor.
Ambos miramos a la pareja, un par de sillas más allá, y nos sobrevino una carcajada.
-T de tonto, E de empalagoso. Qu de querer, I de idiota, Erre de... ¿Erika? ¿Qué demonios estoy diciendo?
Me miró de hito en hito, interrumpida brevemente por el vodka para todos de Vac, para luego seguir riendo.
-¿No lo sé? Ibas por "te quier". ¡Vodka!-exclamó entonces, como si aún estuvieran cantando.-¿Quieres? Ay, que no puedes...
-Ah, sí, decía que... Eh. Eso te está sentando mal, ¿eh? Na, no te preocupes, yo prefiero algo más fuerte. Es un licor de tonos azulados, ¿lo conoces?

Para cuando dije eso, ya estábamos de pie y cogidos de la cintura, su cabeza en mi hombro, a punto de irnos.
-Hm... No, creo que no caigo. ¡Buenas noches!
-Se llama "te quiero, Erika". ¡Que durmáis bien!

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Atol
Vaya que si mereció la pena la música. No entendía nada de la letra excepto la última en la que insistían en ¡vodka! Y, por supuesto, pasé de cervezas a vodka en esa canción. ¡No iba a ser menos! <<¡Eh, con estas uñas podría tocar una guitarra! Mira, algo que hacer en el futuro en mis ratos libres>> Acabé coreando a voz en grito lo que parecían los estribillos, sentado en mi mesa y golpeándola con los cantos de las manos al ritmo. La cosa mejoraría cuando tuviera mi propio dinero, pero visto lo visto, eso sucedería pronto.

No me acerqué a ningún grupo, no hablé con nadie, simplemente estuve atendiendo a la música, ajeno a todo, a mi bola. Eso sí, de vez en cuando echaba miradas para ver qué era de mis antiguos compañeros, pero todos estaban charlando y bebiendo alegremente así que dejé de preocuparme por si pasaba algo. Total, los "veteranos" que nos habían invitado aún seguían cerca <<Si pasa algo, ya se encargarán>> O no, porque según avanzaban las canciones, algunas de las parejas empezaron a juguetear. No conocía a la de Jack, por ejemplo, y fue algo inesperado. <<Qué pareja más rara. ¡Eh, que secuestran a Alder!>> me percaté, estallando en carcajadas tras el grito de la libense.

Cuando la música llegó a su fin, me incorporé y liquidé en pocos tragos la última ronda de vodka. Algo tambaleante, escuché las últimas conversaciones cercanas.
-¡"Que durmáis bien", sí, no tan bien como algunos! Yo me... hip... marcho. Gracias por la invitación y hasta otra, vecinos.

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Animó a Vac desde cerca lo mejor que supo, cantando las partes que se sabía de las canciones y silbando y pidiendo más. Cuando invitó a la ronda de vodka aceptó su parte, aunque ya no tenía ganas de beber más. Brindó con Noel, Kaethe, y más gente con la que se encontró para después ir terminándoselo a pequeños tragos. Detectó la mirada significativa de Noel y le devolvió una reprobadora. Pronto el espectáculo llegó a su fin y la gente empezó a desbandarse. Hubo unos momentos de bastante barullo en la taberna en los que perdió de vista a muchos de sus amigos. Llegó a ver a alguno atravesando la puerta y Kaethe y él se fueron tras ellos.
—Espero que repitamos algo parecido pronto, estaba harto de estar siempre trabajando. Se echaban de menos los días de relax —le decía a la ghoul mientras salían. Un poco más adelante estaban algunos del burdel, así que no quiso entretenerla más para que se fuera con ellos—. ¡Hasta pronto!

A continuación buscó con la mirada a sus amigos, y lo que encontró fue a Tania regresando sola a lomos de la lagarta. «¿Dónde está Toima?» pensó alarmado. Se temía cualquiera de las tonterías del argos, y no sabía ni en compañía de quién estaba. Se elevó en el aire y una calle más allá encontró al ulterano vagando, definitivamente no en dirección a casa. Además, estaba completamente solo. Gael meneó la cabeza y se dispuso a ir a buscarlo, aunque le dedicó una última mirada a Tania, preocupado. El cuchitril estaba cerca, pero si al final a quien siguió fue a Toima, se debía al papel que sabía que tenía a mano la nublina.

Lo siguiente que hizo fue volver a la calle y perseguir al ulterano. Lo alcanzó en un callejón oscuro, solo iluminado débilmente por su propio cuerpo, y lo llamó.
—¡Eh! ¿Adónde vas? El cuchitril no está por ahí.

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«No sé si concederle la valentía o el masoquismo» me dije al escuchar la respuesta de DL, menos en broma de lo que podría parecer. Tenía claro a quien elegiría para visitar primero de tener que elegir entre un solitario habitante del faro y una persona que vivía en uno de los puntos neurálgicos de la ciudad y que trabajaba para alguien que, en apariencia, no vivía precisamente en la base de la pirámide social.

Aunque por lo menos DL parecía estar más sereno que Enredo. «Por la Luna, cómo está el patio...». Evité una risita fingiendo un ataque de tos, sospechando que al día siguiente algunos iban a pasarlo muy mal. Solté mi propia copa en la mesa, decidiendo que no quería pasar de la alegría que tenía. No quería exponerme al peligro de que un desconocido decidiese que era demasiado atrevido para tener la tripa dentro del cuerpo. Entre tanto, el transformado que había advertido a DL se subió al escenario seguido de uno de los que nos visitaron y pronto comenzaron a cantar. La canción era movida, animada, y pronto el aire de la taberna volvió a vibrar con la canción.

—A mí no me importa cómo te comportas —resoplé ante las palabras de DL y el humano, aunque tuve que gritar algo para hacerme oír por encima de la música—. A quien le va a importar va a ser a ti mañana, cuando te libres del espantoso dolor de cabeza que vas a tener —la música siguió sonando, aunque ya faltaba poco para terminar la fiesta a juzgar por lo despoblada que comenzaba a quedar la taberna, incluyendo al foner y el brujo—. Sí, tengo que visitaros un día de estos. Me da cosa teneros tan abandonados y solo visitar a los hechiceros —bromeé cuando me despedí del foner. Si bien era cierto que últimamente visitaba con más frecuencia a mis compañeros, estas se producían casi exclusivamente a la torre de hechicería. Me sentía algo mareado de la noche y también bastante cansado, así que abandoné la taberna no demasiado después del dúo.

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