Torreón Maciel (Archivo VI)

Recuerdo del primer mensaje :

Archime no pudo hacer otra cosa que dejarse arrastrar hasta Maciel una vez más. Como aquella ocasión en la bahía. En realidad había más paralelismos de los que parecía a simple vista, pues en aquella ocasión también habían rescatado a Taro -aunque no solo a él- y el biomecánico también había agotado sus energías. El camino transcurrió si que el biomecánico fuese apenas consciente de lo que lo rodeaba, centrado en todo momento en controlar su respiración. No había llegado a darle un ataque de asma, pero si se sobreesforzaba sin duda le ocurriría.

Se aposentó en el sillón de siempre, todavía recuperando el aliento y habló tras Anriel.
—Debemos... curarlo... —musitó con la respiración agitada para después intentar llevar a cabo un hechizo de restauración.
No pudo. Probablemente todavía conservaba cierta reserva de energía mágica, pero el cansancio del uso continuado de hechizos exigentes fue superior a él. Se agitó ligeramente cuando recibió la palmada de Shaco y dejó en sus manos la tarea de curar al carabés mientras se recostaba en el sillón completamente agotado. Posiblemente debían repetir los sortilegios sanadores durante los próximos días para que Taro se recuperase correctamente, pero Archime les dio su visto bueno internamente a los que aplicó el humano a modo de primeros auxilios, dejando de preocuparse por aquel asunto en concreto.

—No deberías realizar... movimientos bruscos. Es preferible que... pidas ayuda para lo que necesites, por ahora —advirtió al carabés poco después cuando este hizo ademán de moverse.

La nana de la ordesa se prolongó en el tiempo hasta que el niño dejó de respirar. Sus compañeros habían convencido a la asreniana de que lo mejor que podía hacer era descansar, el sino de Krunchy's estaba sellado. Había perdido mucha sangre y la mejor perspectiva para él, era la muerte. La sensación al dejar de cantar resultó extraña a la madre, la dejaba como vacía por dentro, pero cómoda de alguna manera. Lara estaba absolutamente convencida de que acababa de hacerle un favor al pobre moribundo, acompañándolo en sus últimos minutos, y probablemente era aquello lo que la reconfortaba ligeramente y le proporcionaba calidez a su nada particular. También tenía que ver la lejanía sentimental: le recordaba a sus niños, porque también murieron, pero conforme cantaba se había dado cuenta de que su pesar por él era bastante más suave. Lara le revolvió el pelo al muerto y se puso en pie.

—Ya está —anunció con un tono dulce que contrastaba con la situación.

Llegamos al torreón cargando con la comida del otro grupo y llamamos para que nos abran. Entramos y no puedo evitar fijarme en el cuerpo envuelto que está en el suelo, entre eso y sus caras no tardo mucho en deducir que alguien ha muerto.

-¿Qué ha pasado? - pregunto sin mucha ceremonia.

Los de Maciel nos cuentan lo que ha pasado y nosotros completamos con nuestra parte y diciendo que tenemos al resto de sus compañeros acogidos en nuestro torreón. Para Naeleth van a ser unas noticias agridulces. Decidimos dejar a Gres dormir un poco y en mi opinión tiene muy merecidas esas horas de descanso. Al final no consiguió salvar a su compañero pero merece todos mis respetos por al menos intentarlo.

-Y bueno, ¿cómo lleváis lo de la luna? ¿Estáis nerviosos por lo de transformaros? - con todo el ajetreo que tuvimos recientemente se olvida por completo que nunca les dijimos nada. Mierda, ¿cómo se nos pudo pasar algo tan importante?. Cuando preguntan trato de explicarme lo mejor posible.- Pues veréis recibimos la visita de un ser bastante pequeño que nos aseguró que a la salida de la luna nuestro cuerpo cambiaría y se amoldaría a nuestro verdadero ser o algo así. También dijo que saldrían las estrellas y luego vendría la luna, también mencionó que somos intocables hasta ella - explico tratando de recordar la visita de Tap con la mayor claridad posible.- Después hablando con la gente de Sendar nos contaron más cosas, la chica que actualmente está viviendo con nosotros nos dijo que nos traían para convertirnos en dioses - bufo con sorna ante la declaración.- Luego lo que dijo tuvo más sentido. Al parecer la gente que vive aquí pasó por nuestro mismo proceso y los que sobrevivieron se "transforman" u obtienen poder sobre la naturaleza. Quizá alguno de mis compañeros pueda arrojar más luz sobre el asunto, yo no me acuerdo de todo.

Kudryavka

Al oir que estaban en el torreón más o menos a salvo, le alivió. Sin embargo no pudo evitar sentirse afectado por todo lo habia visto. Como destellos, luces se iluminaron sobre determinados momentos de su pasado, diferentes personas de las que no pudo despedirse y las que nunca querria haberlo hecho.
Podian apreciar en el ruso un tic constante, mientras se paseaba con una mirada consternada por Maciel. Se frotaba la nariz con el índice para después de cruzarse de brazos y quedarse quieto, pensando, por unos instantes antes de volver a dejar los brazos colgando y volver a pasearse por las habitaciones, como un animal encerrado. No podia evitar echar la mirada hacia atrás y ver ese patrón que le acosaba.

No fue diferente cuando los letarguinos decidieron aparecer a hacer una visita sorpresa. Hubo que explicarles que habia pasado. El ruso no se introdujo con su nuevo nombre ni mencionó nada de como sus memorias habian vuelto. No era el momento ni el lugar para compartir aquellas noticias, no cuando otra persona hubiera muerto por su culpa.
Volvió a hacer su tic en cuanto escuchó las palabras de la ulterana. Se la quedó mirando perpleja unos instantes y se mordió el labio, como conteniendo lo que iba a decir.
-No es el momento para una broma, sinceramente.-dijo, frunciendo el ceño.-¿De que pelicula o serie lo has sacado? ¿Sabes que? No importa. No es el lugar ni el momento para debatir estos temas sin sensibilidad alguna. Asi que porque no os-
La voz del ruso murió entonces, mientras otra la sustituia.

Detective

-Así son las cosas al parecer.-dijo suspirando y se cruzó de brazos.-Mi investigación de esta ciudad me ha llevado a un punto muerto parecido.-dijo, girandose hacia los macieleros.-Quisiera no creerlo, como el otro, pero me temo que es la verdad, aunque mi investigación no estaba completa, pensaba esperar un poco más antes de deciroslo. Porque, como os dije antes, pensaba volver a presentarme ante vosotros. Pero está visto que aqui la mujer esta piensa con lo que le cuelga del pecho antes de otra cosa, y os ha hecho todo el spoiler... Qué más da ya cuando os entereis, ¿verdad? No va a cambiar los hechos...-

Se rascó la barbilla unos instantes.
-Volviendo a lo dicho por ella, lo suyo más bien suena como los delirios de una persona bajo el efecto de la droga, puede que sea cierto. Os ayudaré a que lo confirmeis vosotros mismos... Eh...-palmeó entre sus bolsillos y finalmente se rindió, no encontrando lo que buscaba, con un gruñido derrotado.-Tú.-dijo señalando a Keiria.-Si ajustamos la teoria esta al libro ese que tienes pegado las veinticuatro horas a la cara, todo cobra un macabro sentido, ¿verdad?-

Kudryavka

A diferencia de en otras ocasiones, el detective dejó que el ruso fuera consciente mientras él tomase el control. Era una experiencia de lo más bizarra, el escuchar otra voz salir de su garganta y manipular su cuerpo, pero lo que más le chocó fue cuando confirmó lo que decia la ulterana, pues sabia que el detective nunca bromearia con nada. Logró decir algo en su propia voz, interrumpiendo al detective.
-No... No puede ser...-su voz sonaba frágil.

Detective

-Y sin embargo lo es. Un cruel destino y un cruel final.-se acarició la mandíbula, pensativo.-Hay cosas que no me cuadran. Si ellos se han enterado porque el susodicho ser pequeño se lo dijo, ya que es imposible que lo hayan encontrado por el mismo método que yo, admitamoslo.-dijo con una breve risa seca.-No me cuadra lo que ha dicho de que "seamos intocables".-
Se aclaró la voz.
-Si por lo que estamos pasado se considera "ser intocable", significa que otra gran amenaza aparecerá en cuanto la Luna salga y nos transforme. O eso, o que seremos asesinados, al ya no ser más útiles para los gobernantes de este agujero infernal. Ambas opciones bien pueden significar la muerte para nosotros...-dijo, mientras se tiraba a un sillón y cruzaba las piernas.-¿Opiniones al respecto?-voceó.

Quien iba a pensar que al llegar a Maciel se encontrarían como semejante situación. Dhelian sintió que se ahogaba en cuanto vio aquella sabana cubriendo un cuerpo y por un segundo horrorizado, paseo su mirada por todos los los que vivían en el torreón, buscando la cara faltante.

La respuesta no tardo en llegar por parte de los macieleros. Lo improbable había pasado: Gres seguía viva y aquel cuerpo...era e Krunchy's, que no lo había conseguido pese a los esfuerzos de su compañera. Dhelian fue incapaz de sentirse feliz pese a todo, la asreniana estaba viva y eso debía agradecerse pero....en esa ciudad ningún final podía ser completamente feliz.Dhelian se mantuvo en silencio mientras Surasara se tomaba la albor de explicar lo ocurrido en Sendar, recibiendo también la explicación de lo que había pasado con Gres, que se encontraba descansado a la parecer y Dhelian decidió no despertarla, necesitaba dormir tras esa pesadilla.

La conversación termino tomando toros derroteros gracias a Surasara cuando empezó a hablar de la luna y la repentina intromisión de el aprendiz, le dejaron descolocado. Sobretodo cuando vio, frente a sus ojos, como la postura, la voz, la forma de hablar...todo en general, cambiaba de un momento a otro en el pelinaranja. La forma de hablar era directa, seca y añadiendo datos a los que ellos ya tenían.

-Los monstruos de esta ciudad, los habitantes me refiero no los que atacan sin ton ni son, debieron ser como nosotros antes y ellos están vivos ¿porque nos matarían a nosotros entonces?-pregunto Dhelian confundido, era posible, claro que lo era, pero no veía una razón de ser para ello. Tenerlos un año entero malviviendo en torreones, a merced de los bichos y trampas de la ciudad, ¿para matarlos cuando se volviesen monstruos como ellos? Era la mar de extraño. Ademas estaba lo que ese...¿aprendiz? no sabría decir si era el, sabia de tema de las personalidades del chico así que eso le sonaba mas a otra personalidad desconocido que al aprendiz que había conocido la ultima vez que fue a Maciel- Nos hemos topados con varios habitantes de la ciudad, en situaciones varias, en un par de ellas si nos hubieran atacado habría sido casi algo normal...y no lo hicieron. Nos llaman cosechados...uhm...como si nos cultivaran, si un "niño" estropea la cosecha sus padres lo castigarían ¿no? Al menos pensando desde el punto de vista de un "agricultor" como los que nos trajeron aquí - dijo intentando hacerte entender aunque no supiera bien como, suspiro desalentado y viendo el cuerpo del frivy cubierto apretó los ojos, desviando la mirada.

-Y ese libro que mencionaste ¿puedo echarle un vistazo?- añadió mirando a Keiria.

El biomecánico procedió a utilizar hechizos de recomposición o sanación superficial, según fuese necesario, en las heridas de Gres una vez la asreniana entró en razón. Mientras lo hacía, Lara anunció la muerte de Krunchy’s, pero el ingeniero apenas giró la cabeza hacia el chico, concentrado en no equivocarse en su tarea.

No mucho después, la asreniana descansaba en una de las camas de los cuartos y el frivy se encontraba completamente envuelto en mitad del salón. Antes de que pudiesen decidir qué harían con él, la voz de algunos de los habitantes de Letargo sorprendió al biomecánico ya que no habían pasado las dos semanas convenida desde el último intercambio de comida. El irrense se levantó del sillón para acercarse una vez más a la puerta por si había alguien a quien debiera permitir el paso, pero se detuvo tras dar un par de pasos.
—Keiria —se giró hacia la ulterana—. Ha venido Surásara —le indicó señalándose un ojo para que comprendiera a lo que se refería. En las anteriores ocasiones la ibolense se había colocado el parche automáticamente tan pronto escuchaba la llegada de visitas, pero en aquel momento no había dado muestras de reaccionar y por eso el programador prefirió recordárselo.

Tras asegurarse de que la ulterana se colocaba su parche, recibió a los letarguinos en la puerta y procedió añadir a Álvaro al hechizo de guardia. Una vez los visitantes se encontraron en el interior del torreón, no tardaron en preguntar por el fardo que ahora era Krunchy’s y se sucedieron las consiguientes explicaciones.

No obstante, al parecer el motivo de la visita del otro grupo había sido compartir información acerca de la Luna Roja, por lo que el ingeniero atendió con genuino interés a la explicación de Surásara. ¿Cambios en el cuerpo? ¿Poder sobre la naturaleza? Todo aquello le hubiese parecido disparatado a Archime si se lo hubiesen dicho hacía cuatro meses. Pero ahora... Había demasiadas cosas que encajaban. Algunos de los versos incomprensibles del libro de Keiria, las características dispares de los habitantes de la ciudad que habían visto, el que la magia no fuese el denominador común de los cosechados… En realidad aquella hipótesis era la única que unía todos los débiles fragmentos de información que había reunido y que no había podido encajar unos con otros con eficacia. Si aquella era la respuesta, no era nada extraño que no lo hubiese hecho. ¿Quién iba a imaginarse semejante disparate? Lo único que seguía sin tener sentido para el irrense en aquel momento eran las circunstancias en las que los mantenían viviendo durante aquellos siete meses, pero tal vez podría tratarse de alguna especie de ritual o… La voz del Detective interrumpió sus pensamientos.

Una vez más escuchó atentamente. Al parecer aquella de las diversas personalidades de Kudryavka había encontrado más información en la biblioteca que él y Keiria. Dhelian se le adelantó antes de que pudiese decir nada pero, tras su intervención, el biomecánico dio un paso adelante y tomó la palabra.
—No tiene sentido que nos mantengan aquí durante siete meses… —El irrense hizo una pausa y permaneció un par de segundos observando al suelo antes de alzar la cabeza—. Hemos descubierto que la Luna Roja aparece a los siete meses tras la noche de la cosecha, y no tras un año. El reloj que se encuentra en la base de la estatua de nuestro patio así lo indica —explicó para los Letarguinos—. Restan aproximadamente dos meses para su salida. Como iba diciendo… Carece de sentido alguno que nos mantengan siete meses, proporcionándonos además alimento, para matarnos inmediatamente después. Además en Irraria hay registrados casos de irrenses que regresaron tras el plazo de un año para realizar demostraciones de la magia que habían obtenido —añadió subiéndose el puente de las gafas—. Mis hipótesis son o bien que se trata de alguna clase de ritual, o bien existe un motivo lógico imposible de deducir sin acceso a datos clave por el que nuestras circunstancias son las consabidas. Aunque veo claro que si se prohíbe a los ciudadanos realizarnos algún mal es simplemente por interés. Al fin y al cabo, se supone que al término de los siete meses desarrollaremos nuestro potencial, sea cual este sea.
Finalizó por el momento su aporte a la discusión dirigiendo una rápida mirada a unos y otros antes de volver a desviar la vista hacia el suelo. En su mente, se sucedían pasajes del manuscrito acerca de la Luna Roja y, no sabiendo si la sensación que le producía era negativa o no, cada vez aquella teoría cobraba mayor sentido.

La aparición de Gres con el herido había disparado todas las alarmas de Xalk desde el principio, tanto por su condición de reptil como por su parecido con la descripción que tenía de Arza. El clinger llegó incluso a pensar que el cuerpo herido que traía podría ser una trampa para atacarlos mientras lo curaban, pero sus propias heridas no cuadraban así que acabó por limitarse a mantenerla vigilada desde cierta distancia mientras el resto hacía todo.
La muerte inevitable del acompañante no afectó emocionalmente al clinger, pero el hecho de que su compañera se hubiera molestado en llevarlo hasta el torreón con falsas esperanzas dio origen a sentimientos enfrentados: Por un lado lástima por ella y porque había fracasado, por otro desaprobación por haber arriesgado su propia vida para intentar salvar a alguien que no podía ser salvado.
Finalmente ella se calmó, él murió, y así se hizo el silencio. O tal vez no, porque el otro torreón llegó de visita.

La información que trajeron fue extraña, demasiado  como para que el insecto la terminara de entender. Por ello acabó por pasar de todo el asunto de transformarse al calificarla como “datos irrelevantes”.
Sin embargo por otro lado sí que se planteó todo el asunto de las razones por las que les querían en aquel lugar tanto tiempo. Quizás fue casualidad, quizás de su cerebro brotó una chispa de inteligencia, o puede que solo lo dedujera de forma aleatoria, pero todas las ideas tomaron una sola forma en su mente, y acabó gritándola en voz alta.

-¡ES UN EXAMEN!

La gente le miró, y él les devolvió la mirada durante un rato, hasta que se dio cuenta de que lo hacían porque esperaban que explicara el porqué de su grito.
-Es... ¿cómo se dice…? ¿Cómo una prueba de acceso? Nos tienen aquí el tiempo que sea... ¿Siete meses era? Si mueres suspendes, y si sobrevives apruebas. Supongo que los que aprueben los aceptarán y harán esas cosas de enseñar magia o lo que sea que dicen. ¿Sí?- Hizo una pausa -¿O tal vez no? La verdad es que no tengo ni idea, pero se me ocurrió eso de repente y sentí la necesidad de gritarlo sin más… En fin eso era todo. Podéis volver a seguir razonando lo vuestro.
Había entrado una mosca por la ventana, y Xalk comenzó a seguirla con la mirada de forma casi hipnótica, para luego seguirla de verdad y acompañarla hasta otra ventana por la que se fue. Y ahí se quedó incapaz de seguirla.
“Vuelve, que me aburro”

La muerte visitó al muchacho sendario sin esperar mucho tiempo más, aliviando al menos su sufrimiento de una vez por todas. Pero todavía quedaba la parte de debatir qué hacer con el cuerpo, cómo avisar a sus compañeros y cuándo, y los ánimos no estaban precisamente por las nubes. Fue una casualidad oportuna que apareciesen los letarguinos antes de su salida, ahorrándoles el viaje con la información que traían. Fue un golpe averiguar que prácticamente todo un torreón había terminado muerto, con problemas internos como detonante. Cualquiera de ellos podría haber acabado en aquel torreón de haberse dispuesto de otro modo desde el principio. Habían sido afortunados.

Cío se había sumido en un estado de malestar. El conjunto de circunstancias podía dejarle mal cuerpo a cualquiera, y eso lo predisponía a tratar de ayudar en lo que estuviera en su mano. Nunca había vivido tantas desgracias juntas en Irraria, y por muy independiente que se creyese no había manera de volverse inmune a aquello. Estaba pasando, ahora mismo y en aquel lugar. No era algo ajeno o lejano.

Mientras los letarguinos esperaban el despertar de la sendaria surgió que se comenzara a hablar de la Luna. El Irrense puso el oído, pues hasta el momento había estado solo físicamente presente en la escena, atraído de vuelta por la palabra “transformaros”. Su ceño empezó a fruncirse durante la explicación posterior, pero guardó silencio, preguntándose qué clase de disparate era aquel de cambiar de forma. Pensó que lo había entendido un poco mejor, sin embargo, cuando llegó la parte de convertirse en dioses. Probablemente era algo metafórico. Sin embargo, chocaba con tantas presunciones del irrense que continuó pensativo, sin opinar en voz alta. Creía que eran elegidos para compartir la magia, pero que los dioses eran… dioses, sencillamente, ellos la otorgaban. ¿Era la magia la que los convertía en algo como ellos o realmente iban a pasar por algún tipo de proceso? Y, si era así, ¿era para todos? ¿Mandarían de vuelta a aquellos que no tuviesen el don, como era su caso… o era más fácil deshacerse de ellos? Esas teorías surgían y variaban con las sucesivas aportaciones del detective y de Archi. Prefería creer al segundo. No tenía nada que aportar en voz alta, sin embargo. Prefería no formular sus preguntas en voz alta. Además, Taro había dicho que el potencial podía estar ahí todavía, tal vez no se habían equivocado y era posible sacarlo y hacer magia. ¿Qué clase de ritual o evento se daría con la Luna si tenía la capacidad de convertirlos en dioses? Hasta el momento el irrense no se lo había planteado demasiado, ¿pero cuál era la diferencia entre los que habían supuesto habitantes y los dioses de los que siempre se hablaba en su mundo? ¿Habían visto a algún dios ya o solo a habitantes que habían sido antes como ellos mismos? ¿Los que les hablaron en aquella plaza eran dioses? ¿Y los chicos vestidos con vestidos horteras eran habitantes? ¿Y cuál era la diferencia? Tal vez se estaba acostumbrando demasiado a creer en cuentos de hadas. Quizá era un rito de iniciación de algún tipo y nada más, no había nada más, solo folclore. Quitando la posibilidad de terminar muerto durante ese evento, lo demás comenzaba a serle indiferente. Estaba saturado de malas noticias para un solo día.

La aportación de Xalk fue como para darle un aplauso diciendo “al menos lo has intentado”, pero al irrense la mención de un examen le trajo recuerdos de dos de los sueños que había tenido desde que estaba en la ciudad y, sobre todo en lo que respectaba al último, prácticamente le hizo estremecer.

Fue toda una sorpresa descubrir la historia de Gres y Kruncky's. Una sorpresa agridulce, pero más agria que dulce. «Naeleth va a quedar destrozada...» pensé, mirando apenado el cuerpo oculto del frivy. Tres, quedaban sólo tres. No podía evitar sentir un gran pesar cuando recordaba nuestra primera visita a ellos. La alegría con las que nos habían recibido, y el buen grupo que eran... «Al final solo para que todo se vaya a la mierda».

—Yo creo que simplemente significa que cuando venga la Luna dejaremos de ser "intocables". Que se pongan a tocarnos las narices o no, ya...

Esa era mi respuesta al otro humano, al que miraba con cierta curiosidad. Ya sabía de sus distintas personalidades, pero nunca había contemplado un cambio en directo. Ciertamente, si ocurría así con cierta frecuencia tenía pinta de ser algo perturbador. Y tocapelotas, también.

Iba a contestar a Archi cuando Xalk nos interrumpió. Me quedé mirándolo, confuso. Su explicación, a su manera de ser, tenía cierta lógica. Es decir, lógica rocavarancolesa, con lo que de plano la primera palabra no tenía sentido alguno. Cuando terminó, me quedé mirándolo, flipando en colores. «Como una regadera. Como una puta regadera».

—¿Y esos irrenses se quedaban mucho tiempo? ¿Eran una parte significativa de irrenses cosechados, o sólo iba una fracción mínima? —pregunté a Archi tras las palabras de Ozz, con el ceño fruncido, pensativo—. A nosotros nos prometieron darnos la oportunidad de volver pasado el año... ¿Pero quién volvería a su mundo transformado en un monstruo de dos metros y medio con hocico en lugar de nariz? ¿Quién volvería con su familia convertido en un ser con alas de murciélago y diamantes incrustados en la piel?* —estas preguntas las lancé mirando a los letarguinos, recordando la visita al anfiteatro—. Demasiadas medias verdades veo yo por aquí...

*Nfdr: Nare me ha dado permiso para considerar que los letarguinos, cuando visitaron el anfiteatro, vieron un ángel negro entre la fila de monstruos.

Las reacciones no se hicieron esperar, Archi contribuyo con algo que dejo a Dhelian pensativo y el añadido de las palabras de Xalkoth, aunque algo extrañas de procesar no le gustaron ni un pelo. ¿Estaban siendo examinados? Era como un juego, una batalla de supervivencia entonces, solo los mas actos llegaban al final: la luna. El estomago del daeliciano se contrajo al no poder evitar pensar en todos los que había perdido la vida durante esa cosecha. ¿Acaso ellos no habían sido dignos de llegar a esa luna? ¿De vivir? ¿Quien decidía aquello? Le parecía completamente injusto que sus vidas dependiera de los caprichos de la ciudad.

-No todos parecen convertirse en monstruos- murmuro añadiendo aquellas palabras las preguntas de Alvaro que le hacia a los irrenses y en general- Me refiero, no todos parecen tomar miembros extras...por así decirlo, sino que parecían ser como tu o yo, la chica que me trajo también se veía normal; o el tipo de las plantas de letargo. -añadió intentando dar a entender que tal vez no todos se convertían en monstruos en el sentido estricto de la palabra, aunque podría asegurarlo.

Keiria por otro lado le señalo el libro, pero Dhelian apenas tuvo tiempo de tomarlo y echarle una rápida ojeada, cuando vio bajar a Gres confirmando parte de las sospechas que ya todos tenían sobre la luna, y dando cierto información que ella misma había obtenido de su torreón. El que mencionara a Nara le produjo un increíble malestar a Dhelian que por un momento no fue capaz de mirarla, menos cuando ella se acerco agradeciéndoles en su imponente y serena figura que salvaran a sus compañero. "No a todos" pensó el daeliciano aun recriminándose un poco el que no hubiesen llegado antes.

-No tienes que compensarnos, solo cúrate bien y vuelve con nosotros. Naeleth mira diariamente a la puerta, todo el tiempo, esperando a que vuelvas....hiciste todo lo que pudiste y mas- añadió Dhelian observándola, sintiéndose un poco incomodo a pesar de todo por no haber podido hacer mas por lo sendarios. No sabia muy bien que mas decir, no era la persona mas capaz para dar apoyo y tampoco sabia bien como hacerlo. Tan solo se alejo un poco devolviendole el libro a la ulterana agradeciendo con un gesto el que se lo prestara. Apenas lo había ojeado, pero ya encontraría otro momento en otra visita al torreón para hacerlo, ahora la prioridad era volver y que Gres pudiera reunirse con sus compañeros. Necesitaban el tener aunque fuese una pequeña porción de alegría.

La respuesta del humano me pone de mala leche y de haber estado en Letargo le habría soltado una hostia. Por suerte para él estábamos en su casa y era el anfitrión y, en menor medida no quería llevarme mal con la gente de Maciel llegados a estas alturas.

Mis compañeros me apoyan en lo ya dicho y una voz nueva lo hace también, miro para atrás para ver a Gres más salva que sana y con aspecto de haber dormido poco. Asiento a sus palabras.

-No hay por qué darlas, seguro que vosotros habríais hecho lo mismo de haber estado nosotros en vuestra situación - o al menos eso es lo que pienso.

Ozz y Archi hablan de algo antes de que nos vayamos. Después de eso recogemos el cuerpo de Krunchy's y en vistas de los deseos de Gres nos lo llevamos a Letargo.

He pasado mucho tiempo conviviendo con la gente de mi torreón y sus ritos funerarios me parecían raros en ocasiones, pero comerse a un muerto... Yo no pienso hacerlo. Que le aproveche a la chica.

Sigue en La cicatriz de Arax.

Había explicado a Álvaro que los registros eran un tanto imprecisos pero que por lo que había registrado en ellos se daba a entender que una buena parte de los irrenses regresaban, aunque siempre temporalmente. Además, había considerado minuciosamente las palabras de Xalkoth y era cierto que podría encajar perfectamente con todo lo que sabían. Salvo que seguía sin entender cuál era el criterio para cosecharlos. Era evidente que él mismo no era apto para la supervivencia, aunque ello había cambiado una vez pudo realizar magia… Pero no se podía decir lo mismo de todo el grupo. Por más que trataba de dar con la respuesta, solo terminaba llegando a puntos muertos.

Sus cavilaciones fueron interrumpidas por Ozzchreanos, quien le habló de un sortilegio que el biomecánico reconoció enseguida. Había sido aquel que había fallado a la hora de realizar en una de las ocasiones que más habían necesitado un hechizo concreto y le explicó al ochrorio que no había sido capaz de realizarlo. No obstante, el irrense buscó entre sus fotografías del grimorio la página correspondiente a aquel hechizo y repasó junto a Ozzchreanos los gestos y retahíla de sílabas necesarios para llevarlo a cabo. Para sorpresa del ingeniero, aunque obviamente todavía debía practicarlo para poder comprenderlo y emplearlo eficientemente, en esa ocasión el hechizo tuvo efecto.

Una vez se hubieran ido los visitantes, el biomecánico permanecería en el sillón practicando ensimismado aquel sortilegio de rastreo mientras se preguntaba con cierta amargura pero también con curiosidad por qué no había podido llevarlo a cabo cuando verdaderamente había sido necesario.

Detective

Observó la salida de los letarguinos con el cadaver con una mirada carente de emoción. No era solo que sus peores miedos se habian confirmado, sino que además, no podia hacer nada para evitarlo. La única salida, el suicidio, era impensablemente absurda. La opción de salir de la ciudad, sin embargo, era más plausible. Nada garantizaba que no sufriria dicha transformación si conseguia irse, pero mejor era intentar algo que no hacerlo y arrepentirse.

¿Le saldrian apendices tentaculosos? ¿Su piel se cubriria de vello? ¿Garras? ¿Alas? ¿Telequinesia?¿Tendria habilidades y poderes sacados de algún estúpido cómic? El chaval no dejaba de darle vueltas. Ni por un momento interpretó todo aquello como algo positivo. Era tan solo otro enredo, otra trampa, otro peligro. Y nadie era el ganador al final salvo la ciudad; sobrevivieses o no a sus peligros. Al final la ciudad conseguia lo que queria. Chasqueó la lengua y se preparó a salir. No dijo nada a los demás, como de costumbre, pero Kud, que no habia parado de objetar ante sus intenciones, fue cortado de pronto y la consciencia fue unicamente para el chaval.

Sin más miramientos, salió por la puerta. Avanzaba rápido por la ciudad, como solia hacer. Su cuerpo era lo suficientemente ágil para moverse por los tejados y su stamina y energias no parecian desfallecer en absoluto, sin importar cuanto le presionase. Llegó a la biblioteca y se sumió de nuevo en la investigación. Deberia haber alguna cura o alguna guia para salir de aquella endiablada ciudad. Debia encontrarla y pronto.
Poco reaccionó cuando llegaron los macieleros, aparentemente, le habian estado persiguiendo hasta ahí. Si esperaban otra reacción que un absoluto y pasivo silencio por parte del chaval, se sentirian decepcionados, concentrado como estaba, pocas ganas tenia de prestar oido a lo que decian los demás. Trabajaba con eficiencia. En una mesa, ponia todos los textos que no repitiesen una y otra vez lo maravillosa que era la luna, sino que más bien hablase de los hechos y los examinaba a una velocidad relampagueante. Era capaz de terminar cada libro a los pocos minutos. Seguiria ahí hasta entrada la madrugada, cuando volveria, dandose parcialmente satisfecho con los resultados.

;-;

Kudryavka

Al siguiente dia, el joven ruso se despertó en el patio de Maciel, con la garganta seca y la tripa rugiendole. Además de eso, todo su cuerpo se sentia pesado. Cansado hasta la extenuación, el chico apenas podia moverse o decir nada, tan solo soltar un leve quejido seco por su boca.

Se había quedado un rato largo en el patio, simplemente mirando al cielo y dejando pasar el tiempo con tranquilidad, hasta que había decidido volver a entrar. Para entonces ya se habían ocupado tanto de Krunchy's como de Gres, lo que Taro agradeció. No participó en el debate consiguiente, pero su piel fue adoptando progresivamente un tono más y más pálido de lo normal. No era muy amigo de hablar en público, pero su cabeza daba vueltas. Acababan de ver confirmado que estaban en el equivalente carabés al epicentro de una fuga radiactiva, y no entendía cómo coño estaban la mayoría tan tranquilos. Muchos, sospechaba, no entendían qué implicaba algo así. A juzgar por cómo habían reaccionado ante la mera existencia de la magia, era lo más probable.

¿Cómo podía estar una luna entera lo bastante contaminada para que su efecto se notase a un planeta de distancia? ¿Tenía un ciclo tan endemoniadamente largo como para que sólo saliera cada tantísimo tiempo? Y los habían traído a un vertedero magiactivo, ¿para qué exactamente? ¿Le veían la gracia a traer gente a un mismo lugar y reírse mientras mutaban horriblemente? ¿O es que era alguna clase de experimento ilegal?
Aquella última posibilidad era la que mejor le encajaba, y Taro sintió un escalofrío. Había elegido el curso tecnológico y no el biológico como especialidad, de modo que no sabía gran cosa de cómo funcionaban exactamente las mutaciones mágicas, pero el relato de Archi de que algunos irrenses habían vuelto tal cual no le tranquilizaba en absoluto. Todo el mundo sabía que no afectaban a todos por igual. Algunos salían completamente inmunes, otros podían incluso morirse y entremedias existía una espantosa gama de grises. De nuevo su experiencia con películas de bajo presupuesto no le fue de ninguna ayuda al imaginarse la clase de deformidades que podían salirles a todos. Ahora la ingente cantidad de monstruos esperpénticos de Rocavarancolia cobraba en la mente de Taro un sentido demasiado lógico.

Por eso la maldita ciudad estaba desierta. Aunque aparentemente divinizasen los efectos de aquellas mutaciones, sí que los conocían a base de bien. Debían estar todos los habitantes ocultos en jodidos búnkeres bajo tierra, y con razón...
No, aquello no tenía sentido. Si a todos les habían traído a aquel lugar de la misma forma que a ellos, no debían ser los encargados de experimento alguno, sino más bien las víctimas. Si aquello llevaba teniendo lugar siglos, no tenía nada de raro que hubiesen formado una sociedad. Si no tenían forma de evitarlo, tenía sentido que nadie hubiese movido un dedo para ayudarles.

¿Pero entonces qué podían hacer ellos? Aunque lograsen encontrar en la biblioteca los hechizos protectores necesarios para ampararse de la radiación, ninguno de ellos contaba con las capacidades para llevarlos a cabo. Su máxima esperanza para pasar aquel chaparrón era encontrar un refugio seguro, lo más subterráneo posible.

Sumido en sus pensamientos silenciosos, en algún momento de la tarde se dio cuenta de que los de Letargo se habían llevado el cadáver, y se alegró. No había conocido al chaval más que de oídas, y de nuevo se alegraba por ello.

Aquella noche volvió a tener una pesadilla. En ella esta vez Renen tenía las piernas rotas y el vientre destrozado.


Despertó temprano a la mañana siguiente, con la misma expresión de muerto en vida que el día anterior. Fue al patio a lavarse la cara, y en él se encontró a Kud tirado en el suelo. Le tendió la mano para ayudarle a levantarse, sin una palabra.
-¿Ya vuelves a ser tú?- le preguntó con seriedad entonces. El día anterior había sido el detective, y no le había dirigido la palabra mientras había durado. Tenía otras cosas en la cabeza.

Qué suerte habían tenido los letarguinos de que su intruso se dedicase a darles información en vez de tratar de venderles dildos. Les había tocado bailar con la más fea. Sin embargo, la aportación final de aquel letarguino humano volvió a dejarlo preocupado. No había considerado esa posibilidad… exactamente. Estaba a punto de intervenir, preguntándole cómo sabía si las criaturas extrañas que veía en aquel mundo no eran sencillamente gente de otro diferente, que venían con esos hocicos y alas de serie, pero la conversación fue interrumpida por la aparición de la sendaria, que se había despertado. Su aportación lo tranquilizó un poco, pero le hizo preguntarse por qué otros mundos sí eran merecedores de atenciones desde hacía más años que Irraria de forma reciente. Aunque otros lugares, sin embargo, ni siquiera sabían de qué se trataba. Se preguntaba cuál sería el motivo de dar ese trato diferente.

Cuando la conversación hubo terminado solo sabía que, en definitiva, lo tenían jodido para hacer algo al respecto, así que daba un poco igual. Fuesen a salirles nuevos miembros, o no fuese a pasar absolutamente nada, poco importaba si no podían largarse de la ciudad. Se despidieron de los letarguinos y Gres poco después, y el torreón quedó repentinamente silencioso y vacío. Habían pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo, y todavía faltaba descubrir que Kud se había marchado solo.


Al día siguiente se levantó temprano y volvería a mostrar interés en hacer los ejercicios matutinos con Keiria, pero decidiría no abandonar el torreón si se proponía una salida. Mataría el tiempo entreteniendo a los críos de Lara o destripando una vez más su reloj de bolsillo, que se había parado de nuevo hacía un par de días.