Clínica y taller de biomecánica
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Yber
Tak
Rocavarancolia Rol
7 participantes
- Rocavarancolia Rol
Clínica y taller de biomecánica
21/01/16, 05:20 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Edificio reformado de dos plantas y sótano. Todo el lugar tiene un aspecto sobrio y sus colores son fríos. En la planta baja se encuentra la recepción de la clínica: un mostrador a la izquierda y varios sillones de pequeño tamaño a la derecha, con una mesa entre medias. Al fondo hay una puerta cerrada mediante un sistema de reconocimiento y tras ella se encuentra la cocina del lugar, equipada con lo básico y que parece más grande de lo que en realidad es debido a que está medio vacía. Otra puerta más pequeña a un lado del mostrador indica que se trata de un orinal para uso de los clientes. En la planta superior hay un cuarto de baño, dos dormitorios y una sala con diversos aparatos relacionados con la biomecánica, además de una enorme mesa de trabajo con diversas herramientas esparcidas sobre ella. Cada dormitorio cuenta con una cama, un escritorio y un armario. El cuarto de Krono Rádem se distingue únicamente por una estante sobre el escritorio en el que hay un único libro. El sótano se encuentra acondicionado y equipado para ser utilizado de sala de operaciones además de un dormitorio completamente aislado sensorialmente, en el caso de que un paciente deba permanecer una o varias noches en el establecimiento.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Clínica y taller de biomecánica
18/09/16, 07:25 pm
Krono Rádem
—No —respondió a la pregunta del asreniano—. Puedo precisar más, aunque cuanto más concreto más difícil de discernir las variaciones en el tempo. Tratándose de un edificio depende de su tamaño en buena medida: cuánto menor, más complicado de precisar. No obstante, el método que empleo es centrarme en recordar el tempo concreto de la localización exacta a la que quiero traslocarme, evitando desde un primer momento las aproximaciones. De este modo resulta más sencillo evitar cometer errores una vez logro llevar a cabo el proceso.
El ingeniero permaneció comiendo en silencio durante varios segundos tras haber realizado la explicación, pero paralelamente ya había almacenado una pregunta para devolver a su interlocutor.
—Yo he leído acerca de las propiedades de tu gola, aunque había una cuestión en concreto que no aclaraba el manual. ¿Te permite detectar hechizos anclados y runas o tan solo durante su activación?
Noel
Asintió ante la afirmación de Gael acerca de que no era necesario preocuparse por los amuletos por ahora y, antes de que pudiera distraerse atendiendo a la conversación sobre sus transformaciones que mantenían Giz y Krono, el fuego fatuo se dirigió específicamente a él. Arqueó una ceja cuando le aseguró que le iba a matar por lo que iba a decir a continuación, pero enseguida se echó a reír al escuchar el resto.
—¿Yo, un experto? Supongo que sabía algunas cosas por aquel entonces, pero a saber cuánto habrán cambiado los ordenadores en todo este tiempo. De hecho, el sistema operativo que tenían en el ordenador de mi casa me resultó extrañísimo, a pesar de que era una versión más del de siempre. Pero en todo momento pensaba en un portátil —le aseguró a Gael—. Un portátil específico para jugadores es lo que necesitamos. Ten en cuenta, además, que ahora seguro que son mucho más potentes que los más punteros que conocíamos. No creo que tengamos problemas en mantenerlo bien refrigerado —se encogió de hombros—. Y si se estropea siempre podemos volver todos los años que queramos para conseguirnos uno mejor —añadió mientras se mesaba la barba con expresión divertida.
Se notaba que la idea le entusiasmaba no solo en su expresión sino en que había empezado a hablar sin parar, casi compitiendo con las explicaciones del kairós acerca de su transformación. La posibilidad de contar con un ordenador en casa le había hecho olvidar momentáneamente el motivo exacto por qué el fuego fatuo le había pasado el relevo a él en la conversación, pero se dio cuenta de que había obviado que se suponía que también estaban haciéndole recomendaciones a Kin.
>>Pero bueno, Gael tiene razón respecto a ti: incluso teniendo en cuenta lo que dije, si te puedes permitir tener un ordenador de sobremesa será potencialmente mucho más potente que el mejor portátil. Además son más duros, no se estropean con facilidad y es mucho más fácil arreglarlos de todas formas. —Adquirió un gesto pensativo—. Pero sigo diciendo que para qué arreglarlo pudiendo robar otro mejor —añadió con una sonrisa divertida.
—No —respondió a la pregunta del asreniano—. Puedo precisar más, aunque cuanto más concreto más difícil de discernir las variaciones en el tempo. Tratándose de un edificio depende de su tamaño en buena medida: cuánto menor, más complicado de precisar. No obstante, el método que empleo es centrarme en recordar el tempo concreto de la localización exacta a la que quiero traslocarme, evitando desde un primer momento las aproximaciones. De este modo resulta más sencillo evitar cometer errores una vez logro llevar a cabo el proceso.
El ingeniero permaneció comiendo en silencio durante varios segundos tras haber realizado la explicación, pero paralelamente ya había almacenado una pregunta para devolver a su interlocutor.
—Yo he leído acerca de las propiedades de tu gola, aunque había una cuestión en concreto que no aclaraba el manual. ¿Te permite detectar hechizos anclados y runas o tan solo durante su activación?
Noel
Asintió ante la afirmación de Gael acerca de que no era necesario preocuparse por los amuletos por ahora y, antes de que pudiera distraerse atendiendo a la conversación sobre sus transformaciones que mantenían Giz y Krono, el fuego fatuo se dirigió específicamente a él. Arqueó una ceja cuando le aseguró que le iba a matar por lo que iba a decir a continuación, pero enseguida se echó a reír al escuchar el resto.
—¿Yo, un experto? Supongo que sabía algunas cosas por aquel entonces, pero a saber cuánto habrán cambiado los ordenadores en todo este tiempo. De hecho, el sistema operativo que tenían en el ordenador de mi casa me resultó extrañísimo, a pesar de que era una versión más del de siempre. Pero en todo momento pensaba en un portátil —le aseguró a Gael—. Un portátil específico para jugadores es lo que necesitamos. Ten en cuenta, además, que ahora seguro que son mucho más potentes que los más punteros que conocíamos. No creo que tengamos problemas en mantenerlo bien refrigerado —se encogió de hombros—. Y si se estropea siempre podemos volver todos los años que queramos para conseguirnos uno mejor —añadió mientras se mesaba la barba con expresión divertida.
Se notaba que la idea le entusiasmaba no solo en su expresión sino en que había empezado a hablar sin parar, casi compitiendo con las explicaciones del kairós acerca de su transformación. La posibilidad de contar con un ordenador en casa le había hecho olvidar momentáneamente el motivo exacto por qué el fuego fatuo le había pasado el relevo a él en la conversación, pero se dio cuenta de que había obviado que se suponía que también estaban haciéndole recomendaciones a Kin.
>>Pero bueno, Gael tiene razón respecto a ti: incluso teniendo en cuenta lo que dije, si te puedes permitir tener un ordenador de sobremesa será potencialmente mucho más potente que el mejor portátil. Además son más duros, no se estropean con facilidad y es mucho más fácil arreglarlos de todas formas. —Adquirió un gesto pensativo—. Pero sigo diciendo que para qué arreglarlo pudiendo robar otro mejor —añadió con una sonrisa divertida.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Clínica y taller de biomecánica
18/09/16, 11:49 pm
—Interesante —reconoció Giz ante la explicación—. Sobre lo mío, sí que puedo, pero es mucho más difícil. En cierto modo se parece a tu habilidad. La señal que emiten los hechizos anclados y las runas es mucho más débil, especialmente las segundas. La magia latente es mucho más complicada de localizar e identificar. Requiere experiencia y mucha, mucha atención; sino se pierden entre el ruido.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Clínica y taller de biomecánica
19/09/16, 08:12 pm
Gael sonrió al escuchar las especificaciones del portátil que quería Noel y añadió:
—Y con la batería más tocha que haya, ¿no? O incluso… ¿sabes si hay algo como baterías externas para ordenadores? Yo qué sé, como las de los coches, pero específicas para esto. Porque, puestos a robar, ¿qué más da? Cuando quien sea vea el pedazo pepino que les ha desaparecido van a llorar de verdad —añadió divertido. Había olvidado por completo cómo sentir empatía por los tenderos de los mundos vinculados.
Kin volvió a atender cuando de nuevo se dirigían a él. Los tecnicismos terrícolas le interesaban, pero él no tenía el mismo problema de abastecimiento eléctrico que los otros. En traer baterías externas de su mundo ya había pensado, como modo de guardar electricidad y no solo para los electrodomésticos, pero era algo que, por falta de espacio, de momento no podía permitirse.
Cuando terminó de hablar Noel, sonrió de medio lado. Lo de hurtar era algo que, según para qué, ya no le había importado mucho siendo simplemente irrense, mucho menos ahora como Rocavarancolés.
—Tomo nota. Me da la impresión de que me habría explotado un poco la cabeza de llegar allí sin mucha información. Algo he oído de que en la Tierra se produce en masa el mismo producto de mil maneras diferentes. En Irraria hay un modelo único de ordenador y un modelo único de videoconsola. Es bastante simple. Aunque en realidad la videoconsola es un ordenador mucho más potente, pero la mayoría lo usamos solo para jugar y por eso lo apodamos así. Los cerebritos los usan para cosas mucho más técnicas.
También existían varios modelos de superordenadores, pero decidió que era tontería hablar de aquellos tan específicos.
La comida empezaba a acabarse y Kin se decidió a probar alguna de las cosas que habían tenido menos éxito entre las traídas por los cuchitrileros, aunque no quiso abusar. Recogió también sus sobras para su mochila y esperó a que terminasen de comer quienes faltasen.
—No sé si os interesaría, pero hoy por la noche vamos a estar en la sala común de la sede jugando a videojuegos. Lo comenté en los refugios y se apuntaron unos pocos curiosos. —A algunos los conocía más y a algunos menos, por eso no creía que por invitar a algunos extras más fuese a cambiar mucho la cosa. De hecho, era mejor aprovechar esa ocasión. Los de la Brecha iban a ayudarle y, como mínimo, parecían interesados en aquella tecnología, así que quizá podía devolverles el favor con recomendaciones.
Gael miró a Noel y se encogió de hombros con una sonrisa.
—¿Vamos?
Los demás cuchitrileros parecían enfrascados en sus propias conversaciones (con la excepción de Toima, enfrascado en su alcohol) así que sería mejor comentárselo antes de reanudar la obra.
—Y con la batería más tocha que haya, ¿no? O incluso… ¿sabes si hay algo como baterías externas para ordenadores? Yo qué sé, como las de los coches, pero específicas para esto. Porque, puestos a robar, ¿qué más da? Cuando quien sea vea el pedazo pepino que les ha desaparecido van a llorar de verdad —añadió divertido. Había olvidado por completo cómo sentir empatía por los tenderos de los mundos vinculados.
Kin volvió a atender cuando de nuevo se dirigían a él. Los tecnicismos terrícolas le interesaban, pero él no tenía el mismo problema de abastecimiento eléctrico que los otros. En traer baterías externas de su mundo ya había pensado, como modo de guardar electricidad y no solo para los electrodomésticos, pero era algo que, por falta de espacio, de momento no podía permitirse.
Cuando terminó de hablar Noel, sonrió de medio lado. Lo de hurtar era algo que, según para qué, ya no le había importado mucho siendo simplemente irrense, mucho menos ahora como Rocavarancolés.
—Tomo nota. Me da la impresión de que me habría explotado un poco la cabeza de llegar allí sin mucha información. Algo he oído de que en la Tierra se produce en masa el mismo producto de mil maneras diferentes. En Irraria hay un modelo único de ordenador y un modelo único de videoconsola. Es bastante simple. Aunque en realidad la videoconsola es un ordenador mucho más potente, pero la mayoría lo usamos solo para jugar y por eso lo apodamos así. Los cerebritos los usan para cosas mucho más técnicas.
También existían varios modelos de superordenadores, pero decidió que era tontería hablar de aquellos tan específicos.
La comida empezaba a acabarse y Kin se decidió a probar alguna de las cosas que habían tenido menos éxito entre las traídas por los cuchitrileros, aunque no quiso abusar. Recogió también sus sobras para su mochila y esperó a que terminasen de comer quienes faltasen.
—No sé si os interesaría, pero hoy por la noche vamos a estar en la sala común de la sede jugando a videojuegos. Lo comenté en los refugios y se apuntaron unos pocos curiosos. —A algunos los conocía más y a algunos menos, por eso no creía que por invitar a algunos extras más fuese a cambiar mucho la cosa. De hecho, era mejor aprovechar esa ocasión. Los de la Brecha iban a ayudarle y, como mínimo, parecían interesados en aquella tecnología, así que quizá podía devolverles el favor con recomendaciones.
Gael miró a Noel y se encogió de hombros con una sonrisa.
—¿Vamos?
Los demás cuchitrileros parecían enfrascados en sus propias conversaciones (con la excepción de Toima, enfrascado en su alcohol) así que sería mejor comentárselo antes de reanudar la obra.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Clínica y taller de biomecánica
20/09/16, 04:02 pm
Noel
Noel se encogió de hombros ante la siguiente pregunta de Gael.
—No tengo ni idea de eso, en realidad, pero podemos averiguarlo sobre la marcha. Y bueno, si te remuerde la conciencia siempre podemos robar dinero en un banco y dejarlo en la tienda de ordenadores. Quien roba a un ladrón…
Era evidente que bromeaba, sobre todo porque no creía que a aquellas alturas ninguno de ellos fuese a dedicarle más de dos segundos a pensar en el hecho de que estaban robando cosas de mucho valor.
El que en Irraria se produjesen modelos únicos le cogió por sorpresa porque no era algo en lo que hubiese pensado, pero tenía sentido con lo que sabía de aquel mundo. Pero más inesperada le resultó la invitación de Kin, que era otra de las cosas que no había llegado a decir: preguntarle si algún día les invitaría a jugar. El draco se encontró dudando unos instantes, pero la pregunta de Gael la interpretó como que la respuesta de su parte era sí, y le ayudó a decidirse.
—No tenemos nada qué hacer estos días aparte de jugar a las obras a escala real, así que mientras no se trate de simuladores de construir me parece una buena idea. Y de paso saludamos a Nasher y a Saren, que hace algo de tiempo que no vemos a ninguno de los dos.
En realidad tenía muchas ganas de ir y distraerse con algo así era justo lo que necesitaba en aquellos momentos. Pero desde hacía un tiempo había empezado a reducir cada vez más su carácter más descarado y sociable a su círculo habitual y trataba de mantener más distancia con el resto. No era una decisión que hubiera tomado de forma consciente, pero empezaba a darse cuenta de ello.
Krono Rádem
Asintió ante la explicación de Giz, que encajaba bien con lo que ya sabía sobre su gola, por lo que no vio necesario realizar más preguntas al respecto.
—Los únicos sortilegios de rastreo y detección de hechizos que conozco son altamente imprecisos, por lo que debe ser un don realmente útil —comentó.
El kairós siguió comiendo en silencio, esperando a que reanudasen el trabajo para acercarse a preguntar si requerían su ayuda o directriz.
Noel se encogió de hombros ante la siguiente pregunta de Gael.
—No tengo ni idea de eso, en realidad, pero podemos averiguarlo sobre la marcha. Y bueno, si te remuerde la conciencia siempre podemos robar dinero en un banco y dejarlo en la tienda de ordenadores. Quien roba a un ladrón…
Era evidente que bromeaba, sobre todo porque no creía que a aquellas alturas ninguno de ellos fuese a dedicarle más de dos segundos a pensar en el hecho de que estaban robando cosas de mucho valor.
El que en Irraria se produjesen modelos únicos le cogió por sorpresa porque no era algo en lo que hubiese pensado, pero tenía sentido con lo que sabía de aquel mundo. Pero más inesperada le resultó la invitación de Kin, que era otra de las cosas que no había llegado a decir: preguntarle si algún día les invitaría a jugar. El draco se encontró dudando unos instantes, pero la pregunta de Gael la interpretó como que la respuesta de su parte era sí, y le ayudó a decidirse.
—No tenemos nada qué hacer estos días aparte de jugar a las obras a escala real, así que mientras no se trate de simuladores de construir me parece una buena idea. Y de paso saludamos a Nasher y a Saren, que hace algo de tiempo que no vemos a ninguno de los dos.
En realidad tenía muchas ganas de ir y distraerse con algo así era justo lo que necesitaba en aquellos momentos. Pero desde hacía un tiempo había empezado a reducir cada vez más su carácter más descarado y sociable a su círculo habitual y trataba de mantener más distancia con el resto. No era una decisión que hubiera tomado de forma consciente, pero empezaba a darse cuenta de ello.
Krono Rádem
Asintió ante la explicación de Giz, que encajaba bien con lo que ya sabía sobre su gola, por lo que no vio necesario realizar más preguntas al respecto.
—Los únicos sortilegios de rastreo y detección de hechizos que conozco son altamente imprecisos, por lo que debe ser un don realmente útil —comentó.
El kairós siguió comiendo en silencio, esperando a que reanudasen el trabajo para acercarse a preguntar si requerían su ayuda o directriz.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Clínica y taller de biomecánica
20/09/16, 10:55 pm
Giz asintió al comentario de Krono Rádem y no añadió nada más. Se quedó con la idea de que tanto el kairós como él mismo percibían algo de forma única (uno los lugares y el otro la magia) y, al cabo de un rato, se perdió a sí mismo en sus propios pensamientos. Divagando sobre como continuar la obra o como resolver algún problema en el laboratorio, al goliat se le acabó el descanso casi sin que este se diera cuenta.
El grupo no tardaría mucho en levantarse para retomar el trabajo.
El grupo no tardaría mucho en levantarse para retomar el trabajo.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Clínica y taller de biomecánica
16/07/17, 03:43 pm
El trayecto había transcurrido en silencio. El irrense vigilaba los pasos de Marrcen tras él empleando la niebla mágica, y el doctor parecía haber enmudecido. Archime podría no disponer de habilidades sociales, pero debido a la lógica podía suponer cuáles podrían estar siendo los pensamientos y sensaciones de Marrcen, aunque aprovechó de todas formas el silencio del doctor hasta la llegada a la puerta de su establecimiento.
—Aquí es donde vivirás y trabajarás durante los próximos dos meses. Yo todavía no me había mudado por completo antes de tu llegada, pero finalizaré el traslado desde mi anterior hogar enseguida —anunció mientras dibujaba la contraseña sobre el sistema de seguridad rúnico implantado en la puerta.
El doctor solo alcanzó a balbucear. Durante todo el trayecto no había dejado de observar su entorno. El efecto del hechizo vigorizante era lo único que prevenía que no se le nublase la vista y sintiese que fuese a desfallecer en cualquier momento… Lo cual creía que era preferible en aquel instante.
—Archime… Krono… —atinó a decir mientras accedía titubeante al interior del edificio—. Esto es… ¿esto es Rocavarancolia?
El ingeniero se giró hacia Marrcen, parecía que había llegado el momento de dar explicaciones.
—Sí. Rocavarancolia mantiene Irraria bajo una mentira acerca del esplendor y el propósito de ser elegido para venir aquí.
Que fuese tan directo al grano no hubiese sorprendido a Marrcen en ninguna otra ocasión, pero la situación comenzaba a superarle en demasía y hubiese deseado que aquella fría y directa honestidad fuese tan solo una broma y su visión estuviese presa de alguna clase de magia. Aquel edificio en el que se encontraban, aunque anticuado en su apariencia y construcción, parecía mucho más… normal, a fin de cuentas.
—Pero… Tu clínica es… es… diferente. —Comparativamente con las ruinas y la destrucción que había visto de camino hacia allí. El doctor dejó escapar una risa claramente nerviosa—. ¿Es alguna clase de broma, verdad? ¿Se trata de algún sistema de defensa, presentar la ciudad de este modo para…?
Un nudo en la garganta le impidió continuar hablando. En realidad no creía capaz a su interlocutor de gastar ninguna broma, pero se aferraba a aquella noción como un a clavo ardiendo.
—No —confirmó Archime, parpadeando rítmicamente varias veces. No comprendía por qué el doctor creía que le estaba mintiendo después de haber visto la verdad con sus propios ojos—. Este edificio ha sido reconstruido recientemente para poder ser utilizado; la gran mayoría de edificaciones se encuentran en ese estado desde la última gran guerra. Tal vez te explique los detalles en otra ocasión si te interesa, pero no debes temer: Rocavarancolia no está librando ninguna guerra en este momento. El gobierno no invierte demasiado en restaurar la ciudad, eso es todo.
—¿¿Eso es todo?? Archime, esto es de locos. ¿Dónde estamos, dónde me has traído? ¡No comprendo nada, me has engañado!
Marrcen había estallado finalmente, dejándose caer sobre un pequeño sofá de la recepción del establecimiento y llevándose su implante a la frente mientras con su brazo original se frotaba los ojos con cansancio. Comenzó a hiperventilar ligeramente.
El kairós se acercó lentamente al asiento, en silencio, y se detuvo a unos pasos frente al doctor.
—Lo lamento, Marrcen, no ha podido ser de otro modo —comenzó a explicarse—. El Consejo, el gobierno de la ciudad, no permite que desvelemos ninguna clase de detalle que pudiese ser potencialmente perjudicial para Rocavarancolia. Pero la magia es real, la has visto por ti mismo —añadió como si aquello justificase absolutamente todo—. Además, Rocavarancolia se encuentra en una época considerablemente primitiva y en un estado ruinoso, pero está comenzando a florecer de nuevo desde aproximadamente la última década. Aprenderás acerca de ello si te interesa durante los próximos dos meses.
El doctor observaba a Archime boquiabierto, incapaz de decir nada durante varios segundos.
—No me interesa. Tengo que regresar… Esto es de locos… —Se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta mientras no cesaba de murmurar para sí. Cuando alcanzó el pomo comenzó a forcejar con ella, olvidando que se encontraba cerrada mágicamente.
—Te enseñaré a abrir la puerta mañana, pero no deberías salir nunca sin mi compañía.
El kairós se acercó al doctor en silencio—. No puedes regresar, lo siento. Si regresas ahora nada me garantiza que no extenderías la verdad en Irraria y eso provocaría un conflicto que podría acabar con el planeta destruido y, con toda seguridad, yo muerto —le explicó con la misma fría calma que de costumbre.
Para el doctor, no obstante, aquel tono monocorde que antes había asociado a un genio rarito, comenzaba a cobrar un nuevo significado. Uno que no le costaba asociar con el creciente malestar cuyo ritmo se había acelerado con cada paso que daba sobre el suelo de aquel lugar. Todavía forcejeaba con la puerta por inercia.
—Muerto… Yo sí que voy a acabar muerto. ¿No debo preocuparme porque ya no hay guerra? ¡Has dicho que era peligroso! ¿Qué significa eso? ¿Qué importa que vuelva ahora o dentro de dos meses?
—Sí, la ciudad es peligrosa, es cierto. Hay trampas mágicas y criaturas depredadoras por toda la ciudad, y tan solo alguien cuya esencia ha sido transformada por la Luna Roja se puede enfrentar a dichos peligros con un elevado porcentaje de salir airoso.
En mitad de su explicación el doctor había vuelto a abrir la boca, componiendo una expresión desesperada, pero fue incapaz de interrumpir al ingeniero.
>>No te preocupes, no corres peligro conmigo. Si necesitas salir para “tomar el aire” te puedo acompañar mientras no me encuentre ocupado. Eres libre de caminar por la ciudad, no creo que pretendas hacer nada que resulte peligroso para tu vida.
Archime no comprendía la necesidad de “salir a tomar el aire” pero conocía el concepto y creía que tal vez aquello tranquilizaría al doctor.
>>Respecto a lo segundo… Ya has tramitado tu sustitución durante los próximos dos meses y que volvieses antes de tiempo levantaría muchas preguntas. Cuando regreses lo harás con los recuerdos modificados para evitar que mis acciones perjudiquen a la ciudad de ningún modo y el Consejo no quiera ejecutarme.
Había cejado en su empeño por abrir la puerta, pero no había sido capaz de soltar el pomo. Todavía dándole la espalda al otro irrense, giró la cabeza ligeramente hacia él para observarle de reojo. Sintió un escalofrío cuando lo hizo y la figura del kairós se dibujó en penumbra en la periferia de su visión mientras escuchaba su explicación acerca de modificarle la memoria.
—Dices que soy libre, pero si salgo mi vida corre peligro. Me has traído aquí mediante engaños, y afirmas que vas a…
El efecto del hechizo vigorizante había finalizado y la visión de Marrcen comenzó a nublarse.
Archime se apresuró en sujetar al tambaleante doctor.
—Lo lamento, no puedo proceder de otro modo. Durante estos dos meses serás mi ayudante, te devolveré a Irraria al finalizar dicho período de tiempo, lo prometo. Haré todo lo posible porque te encuentres lo más cómodo que…
El doctor no comprendió el final de las palabras carentes de emoción alguna de Krono Rádem. Cada vez se mareaba más y los oídos habían comenzado a pitarle. En otras circunstancias le habría parecido irónico pero un honor que aquel prodigio le estuviese calificando de “su ayudante”. Tras experimentar la verdad, el único calificativo que se le ocurría a Marrcen para Krono Rádem no correspondía a aquellos términos, ni tampoco a otros como “colega” o “jefe”. Se apartó bruscamente de él y permaneció semi agachado, incapaz de alzar la vista del suelo. No quería verle el rostro, ni tampoco oír su frío tono que ahora le resultaba altamente siniestro. Se sentía acorralado y terriblemente frágil, a merced de un loco con poderes mágicos que hablaba despreocupadamente sobre la posibilidad de ser ejecutado.
—Será mejor que descanses, voy a emplear un hechizo de sueño sobre ti —dijo su captor antes de que su consciencia se precipitase al mundo de los sueños.
—Aquí es donde vivirás y trabajarás durante los próximos dos meses. Yo todavía no me había mudado por completo antes de tu llegada, pero finalizaré el traslado desde mi anterior hogar enseguida —anunció mientras dibujaba la contraseña sobre el sistema de seguridad rúnico implantado en la puerta.
El doctor solo alcanzó a balbucear. Durante todo el trayecto no había dejado de observar su entorno. El efecto del hechizo vigorizante era lo único que prevenía que no se le nublase la vista y sintiese que fuese a desfallecer en cualquier momento… Lo cual creía que era preferible en aquel instante.
—Archime… Krono… —atinó a decir mientras accedía titubeante al interior del edificio—. Esto es… ¿esto es Rocavarancolia?
El ingeniero se giró hacia Marrcen, parecía que había llegado el momento de dar explicaciones.
—Sí. Rocavarancolia mantiene Irraria bajo una mentira acerca del esplendor y el propósito de ser elegido para venir aquí.
Que fuese tan directo al grano no hubiese sorprendido a Marrcen en ninguna otra ocasión, pero la situación comenzaba a superarle en demasía y hubiese deseado que aquella fría y directa honestidad fuese tan solo una broma y su visión estuviese presa de alguna clase de magia. Aquel edificio en el que se encontraban, aunque anticuado en su apariencia y construcción, parecía mucho más… normal, a fin de cuentas.
—Pero… Tu clínica es… es… diferente. —Comparativamente con las ruinas y la destrucción que había visto de camino hacia allí. El doctor dejó escapar una risa claramente nerviosa—. ¿Es alguna clase de broma, verdad? ¿Se trata de algún sistema de defensa, presentar la ciudad de este modo para…?
Un nudo en la garganta le impidió continuar hablando. En realidad no creía capaz a su interlocutor de gastar ninguna broma, pero se aferraba a aquella noción como un a clavo ardiendo.
—No —confirmó Archime, parpadeando rítmicamente varias veces. No comprendía por qué el doctor creía que le estaba mintiendo después de haber visto la verdad con sus propios ojos—. Este edificio ha sido reconstruido recientemente para poder ser utilizado; la gran mayoría de edificaciones se encuentran en ese estado desde la última gran guerra. Tal vez te explique los detalles en otra ocasión si te interesa, pero no debes temer: Rocavarancolia no está librando ninguna guerra en este momento. El gobierno no invierte demasiado en restaurar la ciudad, eso es todo.
—¿¿Eso es todo?? Archime, esto es de locos. ¿Dónde estamos, dónde me has traído? ¡No comprendo nada, me has engañado!
Marrcen había estallado finalmente, dejándose caer sobre un pequeño sofá de la recepción del establecimiento y llevándose su implante a la frente mientras con su brazo original se frotaba los ojos con cansancio. Comenzó a hiperventilar ligeramente.
El kairós se acercó lentamente al asiento, en silencio, y se detuvo a unos pasos frente al doctor.
—Lo lamento, Marrcen, no ha podido ser de otro modo —comenzó a explicarse—. El Consejo, el gobierno de la ciudad, no permite que desvelemos ninguna clase de detalle que pudiese ser potencialmente perjudicial para Rocavarancolia. Pero la magia es real, la has visto por ti mismo —añadió como si aquello justificase absolutamente todo—. Además, Rocavarancolia se encuentra en una época considerablemente primitiva y en un estado ruinoso, pero está comenzando a florecer de nuevo desde aproximadamente la última década. Aprenderás acerca de ello si te interesa durante los próximos dos meses.
El doctor observaba a Archime boquiabierto, incapaz de decir nada durante varios segundos.
—No me interesa. Tengo que regresar… Esto es de locos… —Se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta mientras no cesaba de murmurar para sí. Cuando alcanzó el pomo comenzó a forcejar con ella, olvidando que se encontraba cerrada mágicamente.
—Te enseñaré a abrir la puerta mañana, pero no deberías salir nunca sin mi compañía.
El kairós se acercó al doctor en silencio—. No puedes regresar, lo siento. Si regresas ahora nada me garantiza que no extenderías la verdad en Irraria y eso provocaría un conflicto que podría acabar con el planeta destruido y, con toda seguridad, yo muerto —le explicó con la misma fría calma que de costumbre.
Para el doctor, no obstante, aquel tono monocorde que antes había asociado a un genio rarito, comenzaba a cobrar un nuevo significado. Uno que no le costaba asociar con el creciente malestar cuyo ritmo se había acelerado con cada paso que daba sobre el suelo de aquel lugar. Todavía forcejeaba con la puerta por inercia.
—Muerto… Yo sí que voy a acabar muerto. ¿No debo preocuparme porque ya no hay guerra? ¡Has dicho que era peligroso! ¿Qué significa eso? ¿Qué importa que vuelva ahora o dentro de dos meses?
—Sí, la ciudad es peligrosa, es cierto. Hay trampas mágicas y criaturas depredadoras por toda la ciudad, y tan solo alguien cuya esencia ha sido transformada por la Luna Roja se puede enfrentar a dichos peligros con un elevado porcentaje de salir airoso.
En mitad de su explicación el doctor había vuelto a abrir la boca, componiendo una expresión desesperada, pero fue incapaz de interrumpir al ingeniero.
>>No te preocupes, no corres peligro conmigo. Si necesitas salir para “tomar el aire” te puedo acompañar mientras no me encuentre ocupado. Eres libre de caminar por la ciudad, no creo que pretendas hacer nada que resulte peligroso para tu vida.
Archime no comprendía la necesidad de “salir a tomar el aire” pero conocía el concepto y creía que tal vez aquello tranquilizaría al doctor.
>>Respecto a lo segundo… Ya has tramitado tu sustitución durante los próximos dos meses y que volvieses antes de tiempo levantaría muchas preguntas. Cuando regreses lo harás con los recuerdos modificados para evitar que mis acciones perjudiquen a la ciudad de ningún modo y el Consejo no quiera ejecutarme.
Había cejado en su empeño por abrir la puerta, pero no había sido capaz de soltar el pomo. Todavía dándole la espalda al otro irrense, giró la cabeza ligeramente hacia él para observarle de reojo. Sintió un escalofrío cuando lo hizo y la figura del kairós se dibujó en penumbra en la periferia de su visión mientras escuchaba su explicación acerca de modificarle la memoria.
—Dices que soy libre, pero si salgo mi vida corre peligro. Me has traído aquí mediante engaños, y afirmas que vas a…
El efecto del hechizo vigorizante había finalizado y la visión de Marrcen comenzó a nublarse.
Archime se apresuró en sujetar al tambaleante doctor.
—Lo lamento, no puedo proceder de otro modo. Durante estos dos meses serás mi ayudante, te devolveré a Irraria al finalizar dicho período de tiempo, lo prometo. Haré todo lo posible porque te encuentres lo más cómodo que…
El doctor no comprendió el final de las palabras carentes de emoción alguna de Krono Rádem. Cada vez se mareaba más y los oídos habían comenzado a pitarle. En otras circunstancias le habría parecido irónico pero un honor que aquel prodigio le estuviese calificando de “su ayudante”. Tras experimentar la verdad, el único calificativo que se le ocurría a Marrcen para Krono Rádem no correspondía a aquellos términos, ni tampoco a otros como “colega” o “jefe”. Se apartó bruscamente de él y permaneció semi agachado, incapaz de alzar la vista del suelo. No quería verle el rostro, ni tampoco oír su frío tono que ahora le resultaba altamente siniestro. Se sentía acorralado y terriblemente frágil, a merced de un loco con poderes mágicos que hablaba despreocupadamente sobre la posibilidad de ser ejecutado.
—Será mejor que descanses, voy a emplear un hechizo de sueño sobre ti —dijo su captor antes de que su consciencia se precipitase al mundo de los sueños.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Clínica y taller de biomecánica
18/07/17, 02:14 am
Aquella tarde Archime se teletransportó a su cuarto de Serpentaria e hizo saber a varias personas con las que tenía algún tipo de trato que se mudaba por completo y permanentemente a su clínica. Aun así, el irrense planeaba continuar comiendo la Sede de los Taumaturgos habitualmente y compraría alimentos en el mercado empleando el consejo de sus compañeros para mantener algunos víveres en la clínica en todo momento. De todos modos supuso que, ya que eran principalmente para el doctor, no pasaría nada porque una buena porción de ellos consistiesen en barras hipercalóricas de origen carabés tal y como resultaba más conveniente. El ingeniero no sabía demasiado de nutrición, pero confiaba en que durante aquel periodo de tiempo y la combinación de algunos alimentos variados con las barras fuese suficiente. De todas formas le diría al doctor al día siguiente que si requería de algún alimento en específico se lo pidiese y lo conseguiría cuanto antes.
No pudo decírselo nada más despertar por la mañana como planeaba, pues Marrcen fue el primero en hablar, preguntándole si todavía continuaba encerrado en su pesadilla. El kairós le respondió sucintamente que no, y cuando transcurrieron varios segundos de pesado silencio, finalmente lo rompió con la pregunta. Recibiendo apenas un murmullo afirmativo como respuesta, el ingeniero procedió a explicarle cómo transcurriría la rutina y a pedirle que le siguiese para mostrarle la clínica. El doctor le siguió sin pronunciar palabra, y continuó sin hacerlo cuando Archime se despidió de él torpemente tras mostrarle por último su cuarto y pedirle que se instalara a su gusto.
El kairós se hizo enseguida con un talismán de idioma para Marrcen, aunque el doctor no parecía muy dispuesto a conversar. Las pocas cuestiones que debía responder necesariamente eran respondidas de forma cortante y seca. Aunque Archime no se sintiese incómodo ante aquella falta de comunicación, sí podía notar que el doctor se encontraba de mal humor y ello le preocupaba más de lo que era capaz de dar a entender. Si bien no se arrepentía de lo que había hecho, pues lo creía necesario para poder prosperar, sentía un cargo de conciencia sabiendo que sus acciones habían perjudicado considerablemente a alguien. Pero no se trataría de un período de tiempo demasiado largo y Marrcen podría volver pronto a su vida en Ío sin incidentes.
El doctor, no obstante, no tenía la misma percepción que el rocavarancolés. Tenía el suficiente miedo como para no negarse a cooperar en lo que ordenaba la monocorde voz de su captor, pero todo el interés que había sentido en Irraria por aquel proyecto en el que ahora estaba metido hasta el hocico había desaparecido por completo. Trabajaba de forma automática, a veces hasta temía estarse transformando en un robot como Krono Rádem, y cada hora le resultaba agónica. Especialmente porque fuera de sus tareas como ayudante, no tenía absolutamente nada que hacer en aquel condenado lugar. Tardó dos semanas en finalmente pedirle al loco que lo había secuestrado salir a la superficie, pero la primera vez apenas aguantó un par de minutos allí fuera. Cuando llegó a la ciudad el vértigo debido a verse a cielo descubierto había sido lo de menos, pero en aquel momento tenía la sensación de que este podría caerle sobra la cabeza en cualquier instante, ya que la palabra “peligro” nunca había abandonado su mente. Para más inri tenía pesadillas constantemente y, aunque la mitad no las recordaba, varias de ellas trataban sobre como al transcurrir los dos meses se veía obligado a permanecer en aquel lugar del diablo el resto de su vida.
Pese a todos sus temores, al cabo del primer mes, un Marrcen ojeroso se encontró hastiado. Completamente aburrido de aquel encierro, incluso había agradecido la aparición del primer cliente de Krono Rádem. Un tipo extraño que era inusualmente alto y delgaducho, que necesitaba implantarse una mano. Había asistido al proceso de construcción del implante por puro aburrimiento, a pesar de que hasta ese momento evitaba a su captor como la peste siempre que le era posible y a partir de aquella ocasión había comenzado a hablar un poco más con el kairós. Incluso había aprendido lo que era un kairós y había hecho finalmente algunas preguntas sobre la Luna Roja. Cuando le preguntó al otro irrense si no había algo con lo que entretenerse le ofreció libros o enviarle algún juego a su ordenador. A pesar de que el doctor rara vez había invertido su tiempo en videojuegos, prefirió aquella opción antes que leer nada relacionado con aquella ciudad. Lo poco que conocía de boca del ingeniero era más que suficiente, y si de todas formas iba a olvidarlo todo dentro de un mes, ¿para qué alimentar todavía más sus pesadillas? No obstante un día acabó preguntando si podía conseguir alguna novela irrense, y el ingeniero regresó varios minutos después con una colección entera que le transfirió desde su ordenador. Marrcen se imaginó enseguida que había ido hasta Irraria como quien va a comprar aceite de recambio para el implante a la vuelta de la esquina y suspiró preguntándose cuánto más lento podría transcurrir el tiempo.
Llegados a aquel punto también había comenzado a cocinar torpemente, cansado de las dichosas barritas y de la escasa comida precocinada que Krono Rádem llevaba de vez en cuando. La noche anterior incluso le había ofrecido hacer la cena para ambos, movido por la necesidad de cambios en su rutina y en su forma de encarar la situación, más que porque realmente se estuviese acostumbrando a aquello. Comenzó a pedir salir a tomar el aire con más frecuencia y durante periodos más largos de tiempo, al menos hasta que alguna criatura de aspecto escalofriante doblaba una esquina y Marrcen regresaba dentro más rápido de lo que podía introducir la contraseña. Tenía que reconocer, no obstante, que el kairós le resultaba un poco menos amenazante que al principio porque había llegado a la conclusión de que simplemente estaba loco, pero no era peligroso. Por algún motivo creía que era una buena idea montar una clínica de biomecánica en un lugar como aquel, donde la clientela escaseaba, en lugar de volver a Ío y continuar trabajando en su exitoso taller tras haber obtenido poderes mágicos. No le importaba, por él podía irse al cuerno o tener una vida plena en aquella ruina de ciudad. Tan solo quería que el día del regreso llegase cuanto antes.
Archime, por su parte, había empleado su tiempo de la forma tan eficiente como era habitual en él. Consultaba al doctor siempre que tenía alguna duda acerca de los procesos quirúrgicos, y realizó más prácticas bajo su supervisión. Tan solo había llegado un cliente durante aquel período, pero ello implicaba que dicha persona se convertiría en un habitual al requerir mantenimiento periódico de su nuevo implante y, por tanto, teniendo que hacer uso de la parte del negocio que consistía en un taller. Aquel era el modelo de negocio que el kairós tenía en mente, y recibir su primer cliente había puesto en marcha el primer engranaje del mecanismo. Las tardes y parte de las noches las dedicaba principalmente a estudiar hechizos que le facilitasen las tareas mundanas y aquellos que tuviesen alguna utilidad para su profesión. De vez en cuando introducía nueva información en su base de datos, que crecía cada vez más y el kairós debía comenzar a plantearse el obtener alguna clase de memoria externa antes de sobrecargar demasiado el limitado ordenador de su implante.
No esperaba que nada alterase su rutina aquel día, pero mucho menos un fatídico mensaje como aquel. Había reconocido el ave, por lo que aceptó enseguida el pergamino que le entregaba. Tras leerlo, alzó la mirada hacia el animal y asintió para darle a entender que lo había leído. Marrcen se encontraba absorto en la lectura en un rincón de la recepción y el kairós tan solo le interrumpió para informarle que un asunto importante requería su atención. El doctor se despidió con un “muy bien” sin alzar la vista de su pantalla holográfica, acostumbrado ya a las repentinas desapariciones del ingeniero mediante su magia de teletransporte.
Sigue en la Sede de los Taumaturgos.
No pudo decírselo nada más despertar por la mañana como planeaba, pues Marrcen fue el primero en hablar, preguntándole si todavía continuaba encerrado en su pesadilla. El kairós le respondió sucintamente que no, y cuando transcurrieron varios segundos de pesado silencio, finalmente lo rompió con la pregunta. Recibiendo apenas un murmullo afirmativo como respuesta, el ingeniero procedió a explicarle cómo transcurriría la rutina y a pedirle que le siguiese para mostrarle la clínica. El doctor le siguió sin pronunciar palabra, y continuó sin hacerlo cuando Archime se despidió de él torpemente tras mostrarle por último su cuarto y pedirle que se instalara a su gusto.
El kairós se hizo enseguida con un talismán de idioma para Marrcen, aunque el doctor no parecía muy dispuesto a conversar. Las pocas cuestiones que debía responder necesariamente eran respondidas de forma cortante y seca. Aunque Archime no se sintiese incómodo ante aquella falta de comunicación, sí podía notar que el doctor se encontraba de mal humor y ello le preocupaba más de lo que era capaz de dar a entender. Si bien no se arrepentía de lo que había hecho, pues lo creía necesario para poder prosperar, sentía un cargo de conciencia sabiendo que sus acciones habían perjudicado considerablemente a alguien. Pero no se trataría de un período de tiempo demasiado largo y Marrcen podría volver pronto a su vida en Ío sin incidentes.
El doctor, no obstante, no tenía la misma percepción que el rocavarancolés. Tenía el suficiente miedo como para no negarse a cooperar en lo que ordenaba la monocorde voz de su captor, pero todo el interés que había sentido en Irraria por aquel proyecto en el que ahora estaba metido hasta el hocico había desaparecido por completo. Trabajaba de forma automática, a veces hasta temía estarse transformando en un robot como Krono Rádem, y cada hora le resultaba agónica. Especialmente porque fuera de sus tareas como ayudante, no tenía absolutamente nada que hacer en aquel condenado lugar. Tardó dos semanas en finalmente pedirle al loco que lo había secuestrado salir a la superficie, pero la primera vez apenas aguantó un par de minutos allí fuera. Cuando llegó a la ciudad el vértigo debido a verse a cielo descubierto había sido lo de menos, pero en aquel momento tenía la sensación de que este podría caerle sobra la cabeza en cualquier instante, ya que la palabra “peligro” nunca había abandonado su mente. Para más inri tenía pesadillas constantemente y, aunque la mitad no las recordaba, varias de ellas trataban sobre como al transcurrir los dos meses se veía obligado a permanecer en aquel lugar del diablo el resto de su vida.
Pese a todos sus temores, al cabo del primer mes, un Marrcen ojeroso se encontró hastiado. Completamente aburrido de aquel encierro, incluso había agradecido la aparición del primer cliente de Krono Rádem. Un tipo extraño que era inusualmente alto y delgaducho, que necesitaba implantarse una mano. Había asistido al proceso de construcción del implante por puro aburrimiento, a pesar de que hasta ese momento evitaba a su captor como la peste siempre que le era posible y a partir de aquella ocasión había comenzado a hablar un poco más con el kairós. Incluso había aprendido lo que era un kairós y había hecho finalmente algunas preguntas sobre la Luna Roja. Cuando le preguntó al otro irrense si no había algo con lo que entretenerse le ofreció libros o enviarle algún juego a su ordenador. A pesar de que el doctor rara vez había invertido su tiempo en videojuegos, prefirió aquella opción antes que leer nada relacionado con aquella ciudad. Lo poco que conocía de boca del ingeniero era más que suficiente, y si de todas formas iba a olvidarlo todo dentro de un mes, ¿para qué alimentar todavía más sus pesadillas? No obstante un día acabó preguntando si podía conseguir alguna novela irrense, y el ingeniero regresó varios minutos después con una colección entera que le transfirió desde su ordenador. Marrcen se imaginó enseguida que había ido hasta Irraria como quien va a comprar aceite de recambio para el implante a la vuelta de la esquina y suspiró preguntándose cuánto más lento podría transcurrir el tiempo.
Llegados a aquel punto también había comenzado a cocinar torpemente, cansado de las dichosas barritas y de la escasa comida precocinada que Krono Rádem llevaba de vez en cuando. La noche anterior incluso le había ofrecido hacer la cena para ambos, movido por la necesidad de cambios en su rutina y en su forma de encarar la situación, más que porque realmente se estuviese acostumbrando a aquello. Comenzó a pedir salir a tomar el aire con más frecuencia y durante periodos más largos de tiempo, al menos hasta que alguna criatura de aspecto escalofriante doblaba una esquina y Marrcen regresaba dentro más rápido de lo que podía introducir la contraseña. Tenía que reconocer, no obstante, que el kairós le resultaba un poco menos amenazante que al principio porque había llegado a la conclusión de que simplemente estaba loco, pero no era peligroso. Por algún motivo creía que era una buena idea montar una clínica de biomecánica en un lugar como aquel, donde la clientela escaseaba, en lugar de volver a Ío y continuar trabajando en su exitoso taller tras haber obtenido poderes mágicos. No le importaba, por él podía irse al cuerno o tener una vida plena en aquella ruina de ciudad. Tan solo quería que el día del regreso llegase cuanto antes.
Archime, por su parte, había empleado su tiempo de la forma tan eficiente como era habitual en él. Consultaba al doctor siempre que tenía alguna duda acerca de los procesos quirúrgicos, y realizó más prácticas bajo su supervisión. Tan solo había llegado un cliente durante aquel período, pero ello implicaba que dicha persona se convertiría en un habitual al requerir mantenimiento periódico de su nuevo implante y, por tanto, teniendo que hacer uso de la parte del negocio que consistía en un taller. Aquel era el modelo de negocio que el kairós tenía en mente, y recibir su primer cliente había puesto en marcha el primer engranaje del mecanismo. Las tardes y parte de las noches las dedicaba principalmente a estudiar hechizos que le facilitasen las tareas mundanas y aquellos que tuviesen alguna utilidad para su profesión. De vez en cuando introducía nueva información en su base de datos, que crecía cada vez más y el kairós debía comenzar a plantearse el obtener alguna clase de memoria externa antes de sobrecargar demasiado el limitado ordenador de su implante.
No esperaba que nada alterase su rutina aquel día, pero mucho menos un fatídico mensaje como aquel. Había reconocido el ave, por lo que aceptó enseguida el pergamino que le entregaba. Tras leerlo, alzó la mirada hacia el animal y asintió para darle a entender que lo había leído. Marrcen se encontraba absorto en la lectura en un rincón de la recepción y el kairós tan solo le interrumpió para informarle que un asunto importante requería su atención. El doctor se despidió con un “muy bien” sin alzar la vista de su pantalla holográfica, acostumbrado ya a las repentinas desapariciones del ingeniero mediante su magia de teletransporte.
Sigue en la Sede de los Taumaturgos.
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Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
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Re: Clínica y taller de biomecánica
25/04/18, 01:30 am
Tan solo dos semanas más, pensaba el doctor Marrcen mientras tomaba nota de la fecha acordada para la próxima operación: una mujer muy alta de piel extremadamente pálida que había perdido un brazo en una refriega. Acababa de irse tras encargar el implante y Archime se encontraba trabajando ya en su diseño. No es que aquello en particular fuese extraño: el negocio del kairós se sostenía por sus tarifas y no por la gran cantidad de clientela, por lo que era normal que se pusiese a trabajar de inmediato en un encargo. El problema radicaba en que aquel chalado trabajaba sin descanso el resto de días; y ello había repercutido en el propio doctor. Al parecer había decidido exprimir al máximo su estancia de dos meses allí, y practicaban con material destinado a simulacros continuamente. Para Marrcen la precisión absoluta con la que, según él, había sido “bendecido” el ingeniero junto con su capacidad de aprendizaje bastaban para que ya estuviese más que preparado para llevar a cabo las operaciones. Aquel perfeccionismo enfermizo desquiciaba al cirujano día tras día y no había nada que pudiese hacer para evitarlo. Es más, la idea le rondaba por la cabeza desde hacía unas semanas y no había encontrado el valor de preguntar. Pero estaba agotado, no pensaba con claridad en aquel momento y las palabras le salieron solas.
—No piensas dejarme volver, ¿verdad?
Archime desvió la mirada de la pantalla holográfica, observando a su tutor con una mirada parpadeante que se esforzaba por mostrar un átomo de perplejidad. Como de costumbre, lo único que se podía percibir en el rostro del kairós era una completa neutralidad que rayaba la indiferencia.
—Por supuesto que sí: es tal y como dije el primer día. Dentro de dos semanas te…
—¿¿Y por qué no ahora?? Ya no tengo nada más que enseñarte, diablos. Podrías haberme devuelto ya si hubieras querido.
El ingeniero se sobresaltó ligeramente ante el arrebato de Marrcen, que había acompañado su desaire lanzando el cuaderno donde anotaba las citas con fuerza contra la mesa. Durante diez segundos solo hubo silencio y la mirada de desprecio del doctor.
—No, no es posible. Está todo arreglado para que te sustituyan durante dos meses en Irraria y…
—¡Ya me sé ese cuento! ¿Acaso no podrías… no sé, emplear la maldita magia para que a nadie le parezca raro?
—No es tan sencillo. El Consejo es estricto en cuanto a la política de secretismo en Irraria. Además, considero que dos meses es un periodo razonable para asegurarme de que puedo proceder en solitario sin que suponga un trastorno irreparable para ti.
—Será razonable para ti, por todos los irrqin…
—Comprendo que albergues dudas, a fin de cuentas Rocavarancolia es un lugar hostil para ti.
—¿Tú qué vas a comprender? —El doctor se levantó de golpe y se encaró a Archime enfurecido—. ¡Eres un demente! ¡Solo un demente podría aceptar esta vida sin más como haces tú!
Nuevamente, diez largos segundos de silencio durante los cuales el kairós tan solo le devolvió una mirada fija acompañada de rítmicos parpadeos.
>>¡Di algo por el amor de…!
—Tienes razón.
—¿Eh?
—Tienes razón: hay muchas cosas que no comprendo. Muchas más de las que pudiera haber imaginado o incluso aceptado. Eso lo aprendí aquí.
A Marrcen le había pillado desprevenido aquella respuesta, por lo que no atinó a decir nada y volvió a sentarse, con algo más de calma.
>>Tú no puedes entenderlo. Yo ya no soy irrense. Soy un kairós de Rocavarancolia. La Luna Roja saca a relucir aquello que somos en realidad. Y entonces tan solo dos posibilidades se abren ante nosotros: aceptarlo o negar lo que somos y vivir una mentira.
Marrcen retomó su trabajo anotando los detalles de la próxima operación en su cuaderno. Archime tenía razón: no podía entenderlo. Pero aquellas palabras le habían dejado pensando. Observaba de reojo al ingeniero: como cabía esperar había vuelto a su trabajo sin más y sin cambiar ni un ápice su expresión.
En su interior, el kairós también le daba vueltas a la reflexión que él mismo había expresado, paralelamente al diseño del implante que estaba efectuando en su ordenador. Hacía tiempo que tenía claro todo lo que le había dicho al doctor, pero no se había dado cuenta del verdadero impacto que ello tenía hasta que lo puso en palabras. Tal vez no pudiese comprender todo lo que conllevaba tratar con otras personas, pero entendía lo que era tratar con monstruos. Pues él, a su manera, también era uno.
Fue entonces cuando escuchó el repiqueteo en la ventana. El doctor y él miraron hacia ella a la vez, y Archime vio a la estirge. Se acercó rápidamente: sabía perfectamente quién le había enviado el mensaje que portaba el ave y, al igual que la última vez, era altamente probable que se tratase de una urgencia. Recogió el mensaje y dedicó una leve inclinación de cabeza a la estirge, dándole a entender que había hecho su trabajo. Mientras el ave se iba para volver a reunirse con su dueño, el kairós leyó la nota.
—Debo atender un asunto personal. Desconozco cuánto tardaré, pero si noto que transcurre demasiado tiempo me aseguraré de volver para comprobar que no sucede nada. Si llega algún cliente comunícale que regrese más tarde, por favor.
—Bien…
Y sin más, el ingeniero desapareció. A aquellas alturas Marrcen ya estaba acostumbrado a su magia de teletransporte. Estaba a punto de dejarse caer en su asiento una vez más y tal vez ponerse a continuar leyendo la novela, cuando se fijó en la nota que el kairós había dejado atrás. Dubitativo, se levantó para acercarse a ella y la recogió mirando a un lado y a otro como si fuese un niño realizando una trastada. El mensaje no le decía nada, no aportaba mucha información a fin de cuentas. A excepción de que, al parecer y contrario a lo que hubiera imaginado, Archime tenía amigos.
—A lo mejor es verdad que entre chalados se entienden bien…
Su comentario, aunque ácido, ya no estaba tan cargado de rencor como sí habría sido el caso de haberse visto interrumpida su discusión prematuramente.
Sigue en la Biblioteca Mágica.
—No piensas dejarme volver, ¿verdad?
Archime desvió la mirada de la pantalla holográfica, observando a su tutor con una mirada parpadeante que se esforzaba por mostrar un átomo de perplejidad. Como de costumbre, lo único que se podía percibir en el rostro del kairós era una completa neutralidad que rayaba la indiferencia.
—Por supuesto que sí: es tal y como dije el primer día. Dentro de dos semanas te…
—¿¿Y por qué no ahora?? Ya no tengo nada más que enseñarte, diablos. Podrías haberme devuelto ya si hubieras querido.
El ingeniero se sobresaltó ligeramente ante el arrebato de Marrcen, que había acompañado su desaire lanzando el cuaderno donde anotaba las citas con fuerza contra la mesa. Durante diez segundos solo hubo silencio y la mirada de desprecio del doctor.
—No, no es posible. Está todo arreglado para que te sustituyan durante dos meses en Irraria y…
—¡Ya me sé ese cuento! ¿Acaso no podrías… no sé, emplear la maldita magia para que a nadie le parezca raro?
—No es tan sencillo. El Consejo es estricto en cuanto a la política de secretismo en Irraria. Además, considero que dos meses es un periodo razonable para asegurarme de que puedo proceder en solitario sin que suponga un trastorno irreparable para ti.
—Será razonable para ti, por todos los irrqin…
—Comprendo que albergues dudas, a fin de cuentas Rocavarancolia es un lugar hostil para ti.
—¿Tú qué vas a comprender? —El doctor se levantó de golpe y se encaró a Archime enfurecido—. ¡Eres un demente! ¡Solo un demente podría aceptar esta vida sin más como haces tú!
Nuevamente, diez largos segundos de silencio durante los cuales el kairós tan solo le devolvió una mirada fija acompañada de rítmicos parpadeos.
>>¡Di algo por el amor de…!
—Tienes razón.
—¿Eh?
—Tienes razón: hay muchas cosas que no comprendo. Muchas más de las que pudiera haber imaginado o incluso aceptado. Eso lo aprendí aquí.
A Marrcen le había pillado desprevenido aquella respuesta, por lo que no atinó a decir nada y volvió a sentarse, con algo más de calma.
>>Tú no puedes entenderlo. Yo ya no soy irrense. Soy un kairós de Rocavarancolia. La Luna Roja saca a relucir aquello que somos en realidad. Y entonces tan solo dos posibilidades se abren ante nosotros: aceptarlo o negar lo que somos y vivir una mentira.
Marrcen retomó su trabajo anotando los detalles de la próxima operación en su cuaderno. Archime tenía razón: no podía entenderlo. Pero aquellas palabras le habían dejado pensando. Observaba de reojo al ingeniero: como cabía esperar había vuelto a su trabajo sin más y sin cambiar ni un ápice su expresión.
En su interior, el kairós también le daba vueltas a la reflexión que él mismo había expresado, paralelamente al diseño del implante que estaba efectuando en su ordenador. Hacía tiempo que tenía claro todo lo que le había dicho al doctor, pero no se había dado cuenta del verdadero impacto que ello tenía hasta que lo puso en palabras. Tal vez no pudiese comprender todo lo que conllevaba tratar con otras personas, pero entendía lo que era tratar con monstruos. Pues él, a su manera, también era uno.
Fue entonces cuando escuchó el repiqueteo en la ventana. El doctor y él miraron hacia ella a la vez, y Archime vio a la estirge. Se acercó rápidamente: sabía perfectamente quién le había enviado el mensaje que portaba el ave y, al igual que la última vez, era altamente probable que se tratase de una urgencia. Recogió el mensaje y dedicó una leve inclinación de cabeza a la estirge, dándole a entender que había hecho su trabajo. Mientras el ave se iba para volver a reunirse con su dueño, el kairós leyó la nota.
—Debo atender un asunto personal. Desconozco cuánto tardaré, pero si noto que transcurre demasiado tiempo me aseguraré de volver para comprobar que no sucede nada. Si llega algún cliente comunícale que regrese más tarde, por favor.
—Bien…
Y sin más, el ingeniero desapareció. A aquellas alturas Marrcen ya estaba acostumbrado a su magia de teletransporte. Estaba a punto de dejarse caer en su asiento una vez más y tal vez ponerse a continuar leyendo la novela, cuando se fijó en la nota que el kairós había dejado atrás. Dubitativo, se levantó para acercarse a ella y la recogió mirando a un lado y a otro como si fuese un niño realizando una trastada. El mensaje no le decía nada, no aportaba mucha información a fin de cuentas. A excepción de que, al parecer y contrario a lo que hubiera imaginado, Archime tenía amigos.
—A lo mejor es verdad que entre chalados se entienden bien…
Su comentario, aunque ácido, ya no estaba tan cargado de rencor como sí habría sido el caso de haberse visto interrumpida su discusión prematuramente.
Sigue en la Biblioteca Mágica.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Clínica y taller de biomecánica
08/05/18, 04:01 pm
El día anterior al que había señalado el aviso como el inicio de las obras en las dragoneras coincidió con la operación de la vampiro veterana llamada Xiandra, quien se trataba de su última clienta. Durante los preparativos para la operación, el doctor Marrcen había decidido que el silencio absoluto en el que se empeñaba en trabajar Krono Rádem resultaba incluso violento. Así pues, el irrense le había preguntado a la rocavarancolesa cómo había perdido el brazo, aunque disculpándose de antemano por si estaba siendo indiscreto de más. A Xiandra no pareció importarle la pregunta, no obstante, y así el ingeniero se enteró de que la vampira había estado involucrada en una trifulca reciente, en la que su oponente le había arrancado el brazo.
“Aunque ella salió bastante peor parada…” había dicho Xiandra en un tono serio, con un tinte de agotamiento y algo más que Archime no sabía identificar, “no tenía nada en contra de ella, pero tenía que ser así”. No lo mencionó específicamente, pero incluso el kairós había comprendido que su oponente estaba muerta. No le sonaba de nada el nombre de dama Dibujo, pero así se llamaba la persona a la que Xiandra había asesinado hacía unos días. Según ella, había tenido que eliminarla por ser “un obstáculo insalvable de otra manera” y que “de todos modos no iba a salir con vida”. Marrcen tan solo había comentado un titubeante “va-vaya” y Krono Rádem no había dado su opinión al respecto.
Por eso, aquella mañana cuando Archime recibió el aviso de Evelhan la vampira todavía se encontraba ingresada en la clínica, en la sala del post-operatorio con su brazo recién implantado.
—Volveré lo antes posible, requieren mi presencia urgente en otro lugar —le explicó al doctor—. La paciente no debería despertarse hasta tiempo después de que yo llegue, así que no te preocupes por eso.
Y, como siempre, Krono Rádem se desvaneció. Marrcen suspiró fuertemente. No creía que aquella enorme mujer rocavarancolesa fuese a hacerle daño, pero no podía evitar desconfiar y una ligera ansiedad se había instalado en su pecho.
—Espero que sí vuelva pronto —musitó mientras se dejaba caer en su lugar habitual para leer.
Sigue en las Dragoneras.
“Aunque ella salió bastante peor parada…” había dicho Xiandra en un tono serio, con un tinte de agotamiento y algo más que Archime no sabía identificar, “no tenía nada en contra de ella, pero tenía que ser así”. No lo mencionó específicamente, pero incluso el kairós había comprendido que su oponente estaba muerta. No le sonaba de nada el nombre de dama Dibujo, pero así se llamaba la persona a la que Xiandra había asesinado hacía unos días. Según ella, había tenido que eliminarla por ser “un obstáculo insalvable de otra manera” y que “de todos modos no iba a salir con vida”. Marrcen tan solo había comentado un titubeante “va-vaya” y Krono Rádem no había dado su opinión al respecto.
Por eso, aquella mañana cuando Archime recibió el aviso de Evelhan la vampira todavía se encontraba ingresada en la clínica, en la sala del post-operatorio con su brazo recién implantado.
—Volveré lo antes posible, requieren mi presencia urgente en otro lugar —le explicó al doctor—. La paciente no debería despertarse hasta tiempo después de que yo llegue, así que no te preocupes por eso.
Y, como siempre, Krono Rádem se desvaneció. Marrcen suspiró fuertemente. No creía que aquella enorme mujer rocavarancolesa fuese a hacerle daño, pero no podía evitar desconfiar y una ligera ansiedad se había instalado en su pecho.
—Espero que sí vuelva pronto —musitó mientras se dejaba caer en su lugar habitual para leer.
Sigue en las Dragoneras.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Clínica y taller de biomecánica
03/06/18, 05:43 pm
Apenas sí tuvo tiempo de dar un paso dentro de la clínica cuando escuchó a alguien corriendo apresuradamente hacia él. No tenía duda alguna de que se trataba del doctor, pero no comprendía qué podía haberlo agitado tanto. No tardaría mucho en descubrirlo, no obstante, pues no hizo falta alguna que preguntase.
—¡Por todos los irrqin del mundo, Archime, ha ocurido algo horroroso!
El doctor trató de sujetarlo de los hombros, pero el kairós todavía no había tenido tiempo de deshacer la intangibilidad y Marrcen casi pierde el equilibrio al no encontrar el apoyo que esperaba. El ingeniero deshizo el hechizo y dirigió una mirada inquisitiva al doctor, quien parecía encontrarse físicamente bien a pesar de lo agitado que estaba.
—¡La ha matado!
—¿Cómo? ¿Quién? —No podía referirse a nadie más que a Xiandra, por lo que obvió esa pregunta.
—¡Sí! ¡La paciente está muerta! —El doctor respondió en su lugar a la pregunta no formulada—. Un… un hombre vino. Atravesó la pared, ¡la destrozó! y fue directo a la sala de rehabilitación…
El irrense miró a su alrededor, no encontrando ningún desperfecto. Dudaba que el intruso hubiese derribado la pared del sótano o la planta superior.
—No, no hay rastro de ello. ¡La arregló! Es decir… Yo estaba arriba y bajé cuando escuché el estruendo. Aunque tardé un poco, estaba aterrorizado. —Marrcen se explicaba de forma atropellada—. Seguí el sonido hasta el sótano y… la había matado. Era un hombre de piel pálida, como la paciente. Y cuando me vio… Se disculpó. Y después arregló la pared antes de irse.
Archime atendió al relato del doctor tratando de hilar la escena en su cabeza. Un intruso había accedido al interior de la clínica destrozando la pared, ignorando por completo las defensas del edificio. A continuación se había dirigido hacia la sala de rehabilitación y había asesinado a Xiandra, quien dormía completamente sedada por su hechizo. El doctor apareció ante sus ojos justo después del asesinato y… el asesino se disculpó por las molestias causadas, arreglando también los destrozos a la clínica.
—Probablemente se trataba de alguien que solo quería vengarse de la paciente y encontró su oportunidad durante mi ausencia. No debes temer por tu vida —explicó Archime en un intento por tranquilizar al doctor mientras caminaba en dirección al sótano para ver por sí mismo el cuarto donde se había producido el asesinato.
—¿Solo quería vengarse? Es… Esto es de locos, Archime.
El doctor seguía al kairós tan de cerca y de forma tan atropellada que por poco se tropieza con él en varias ocasiones.
>>Yo… yo… Yo no pienso volver a entrar ahí —afirmó reprimiendo una náusea una vez alcanzaron la puerta de la habitación.
Cuando el irrense abrió la puerta vio a Xiandra. Le habían cortado la cabeza limpiamente y esta se encontraba en el suelo junto a la cama donde reposaba el resto de su cuerpo. Más allá de la sangre que calaba las sábanas y goteaba en el suelo no había rastros de lucha. No esperaba otra cosa, desde luego, ya que la vampira debía de haber estado dormida durante todo el proceso, ignorante de su destino y completamente a merced de su atacante. Archime se tomó su tiempo en limpiar la sangre con hechizos. Quitó la ropa de la cama y colocó una manta en el suelo, sobre ella puso el cadáver y lo tapó con una manta antes de volver a salir por la puerta y cerrar tras de sí. El doctor se encontraba unos metros alejado de la puerta y tratando de guardar la compostura sin mucho éxito.
—Te llevaré de vuelta a Irraria al amanecer, cinco días antes de lo previsto —le informó—. Esta misma noche iremos a ver a un mentalista: necesito estar de vuelta a la hora de apertura porque he quedado con otro cliente.
—Pero… No dijiste que… Que no podías antes de tiempo…
—No importa: alegaré que has trabajado muy duro aquí y que vuelves con antelación para poder tomarte un descanso. Te lo recordaré cuando tus recuerdos hayan sido borrados.
El doctor se quedó sin habla durante unos instantes. No le salían las palabras.
—B-bien.
No añadió nada más. Al final, se sentía aliviado de que fuesen a borrarle la memoria.
—¡Por todos los irrqin del mundo, Archime, ha ocurido algo horroroso!
El doctor trató de sujetarlo de los hombros, pero el kairós todavía no había tenido tiempo de deshacer la intangibilidad y Marrcen casi pierde el equilibrio al no encontrar el apoyo que esperaba. El ingeniero deshizo el hechizo y dirigió una mirada inquisitiva al doctor, quien parecía encontrarse físicamente bien a pesar de lo agitado que estaba.
—¡La ha matado!
—¿Cómo? ¿Quién? —No podía referirse a nadie más que a Xiandra, por lo que obvió esa pregunta.
—¡Sí! ¡La paciente está muerta! —El doctor respondió en su lugar a la pregunta no formulada—. Un… un hombre vino. Atravesó la pared, ¡la destrozó! y fue directo a la sala de rehabilitación…
El irrense miró a su alrededor, no encontrando ningún desperfecto. Dudaba que el intruso hubiese derribado la pared del sótano o la planta superior.
—No, no hay rastro de ello. ¡La arregló! Es decir… Yo estaba arriba y bajé cuando escuché el estruendo. Aunque tardé un poco, estaba aterrorizado. —Marrcen se explicaba de forma atropellada—. Seguí el sonido hasta el sótano y… la había matado. Era un hombre de piel pálida, como la paciente. Y cuando me vio… Se disculpó. Y después arregló la pared antes de irse.
Archime atendió al relato del doctor tratando de hilar la escena en su cabeza. Un intruso había accedido al interior de la clínica destrozando la pared, ignorando por completo las defensas del edificio. A continuación se había dirigido hacia la sala de rehabilitación y había asesinado a Xiandra, quien dormía completamente sedada por su hechizo. El doctor apareció ante sus ojos justo después del asesinato y… el asesino se disculpó por las molestias causadas, arreglando también los destrozos a la clínica.
—Probablemente se trataba de alguien que solo quería vengarse de la paciente y encontró su oportunidad durante mi ausencia. No debes temer por tu vida —explicó Archime en un intento por tranquilizar al doctor mientras caminaba en dirección al sótano para ver por sí mismo el cuarto donde se había producido el asesinato.
—¿Solo quería vengarse? Es… Esto es de locos, Archime.
El doctor seguía al kairós tan de cerca y de forma tan atropellada que por poco se tropieza con él en varias ocasiones.
>>Yo… yo… Yo no pienso volver a entrar ahí —afirmó reprimiendo una náusea una vez alcanzaron la puerta de la habitación.
Cuando el irrense abrió la puerta vio a Xiandra. Le habían cortado la cabeza limpiamente y esta se encontraba en el suelo junto a la cama donde reposaba el resto de su cuerpo. Más allá de la sangre que calaba las sábanas y goteaba en el suelo no había rastros de lucha. No esperaba otra cosa, desde luego, ya que la vampira debía de haber estado dormida durante todo el proceso, ignorante de su destino y completamente a merced de su atacante. Archime se tomó su tiempo en limpiar la sangre con hechizos. Quitó la ropa de la cama y colocó una manta en el suelo, sobre ella puso el cadáver y lo tapó con una manta antes de volver a salir por la puerta y cerrar tras de sí. El doctor se encontraba unos metros alejado de la puerta y tratando de guardar la compostura sin mucho éxito.
—Te llevaré de vuelta a Irraria al amanecer, cinco días antes de lo previsto —le informó—. Esta misma noche iremos a ver a un mentalista: necesito estar de vuelta a la hora de apertura porque he quedado con otro cliente.
—Pero… No dijiste que… Que no podías antes de tiempo…
—No importa: alegaré que has trabajado muy duro aquí y que vuelves con antelación para poder tomarte un descanso. Te lo recordaré cuando tus recuerdos hayan sido borrados.
El doctor se quedó sin habla durante unos instantes. No le salían las palabras.
—B-bien.
No añadió nada más. Al final, se sentía aliviado de que fuesen a borrarle la memoria.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Clínica y taller de biomecánica
05/06/18, 03:52 am
Un brazo. Un maldito brazo nuevo. No le había dado mucho detalle de qué le había pasado ni de en qué follón se habría metido esta vez para acabar así, pero estaba viva y había cobrado por ello. Lo que sí le había dicho era a qué hora saldría de la clínica, para pasarse por la Bodega después a celebrarlo. "¿Alguna idea para probar el brazo?" le había preguntado con un guiño. "Si te lo arranco peleando no me hago responsable", le había respondido él. Mientras pagase sus deudas..., que ya le miraban de reojo sus empleados cada vez que aparecía Xiandra. Las pagaba, sí, pero con sangre. Acumulaba bastante, no obstante, y sus sesiones de desenfreno no alimentaban bocas. No metafóricamente.
Tic, tac, tic, tac. Pasaban las manecillas del reloj y allí no aparecía nadie con un brazo de hojalata. Así que el vampiro, a medias entre mosqueado y preocupado, salió del restaurante cuando acabó su turno. <<Como ese cyborg peludo le haya puesto el brazo del revés...>>
Llegó a la clínica, que solo conocía de vista y oídas, se alisó la camisa y entró. Tan solo tenía que preguntar por ella... <<En el mostrador ese, creo, a ver>> Era todo tan similar a una clínica de la Tierra que se sintió fuera de lugar por unos instantes. Hacía años que no iba "al médico" (la botica de Nia no contaba).
Nada más acercarse reconoció a Krono. Fue al grano, aprovechando que recordaba que el irrense era bastante directo.
—Buenas tardes. Una amiga vampira, sinhadre, vino a ponerse un brazo. ¿Se fue ya?
Tic, tac, tic, tac. Pasaban las manecillas del reloj y allí no aparecía nadie con un brazo de hojalata. Así que el vampiro, a medias entre mosqueado y preocupado, salió del restaurante cuando acabó su turno. <<Como ese cyborg peludo le haya puesto el brazo del revés...>>
Llegó a la clínica, que solo conocía de vista y oídas, se alisó la camisa y entró. Tan solo tenía que preguntar por ella... <<En el mostrador ese, creo, a ver>> Era todo tan similar a una clínica de la Tierra que se sintió fuera de lugar por unos instantes. Hacía años que no iba "al médico" (la botica de Nia no contaba).
Nada más acercarse reconoció a Krono. Fue al grano, aprovechando que recordaba que el irrense era bastante directo.
—Buenas tardes. Una amiga vampira, sinhadre, vino a ponerse un brazo. ¿Se fue ya?
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Clínica y taller de biomecánica
05/06/18, 03:14 pm
Durante las siguientes horas Archime se dedicó a desmontar el implante que el día anterior le había colocado a la fallecida Xiandra, tratando de dañarlo lo menos posible. Limpió la sangre que había salpicado su obra así como el resto del cuarto mediante magia. El doctor se había retirado a su cuarto y el irrense tan solo había ido en su busca para pedirle que le traspasase todos los datos que había recopilado sobre la clínica y los pacientes durante su trabajo como ayudante, para posteriormente borrar todo registro de ello en el ordenador de Marrcen.
El kairós se encontraba en la planta baja tratando de ordenar sus pensamientos y hacer una lista de las tareas que tenía por delante. La más apremiante posiblemente fuese deshacerse del cadáver y cavilando acerca de cuál sería el mejor método se encontraba cuando oyó la puerta.
—Buenas tardes —devolvió el saludo a Jack. Cuando preguntó por Xiandra el irrense dudó unos instantes, parpadeando rítmicamente y pensando en cuál era la mejor forma de dar una noticia como aquella. Lo desconocía, por lo que lo hizo de la manera que sabía—. Xiandra ha fallecido esta mañana. Un intruso accedió a la clínica y la asesinó durante mi ausencia. Mi ayudante es el único que vio al asesino.
Silencio una vez más.
>>Lamento tu pérdida —añadió tras unos segundos—. Todavía conservo su cadáver.
El kairós se encontraba en la planta baja tratando de ordenar sus pensamientos y hacer una lista de las tareas que tenía por delante. La más apremiante posiblemente fuese deshacerse del cadáver y cavilando acerca de cuál sería el mejor método se encontraba cuando oyó la puerta.
—Buenas tardes —devolvió el saludo a Jack. Cuando preguntó por Xiandra el irrense dudó unos instantes, parpadeando rítmicamente y pensando en cuál era la mejor forma de dar una noticia como aquella. Lo desconocía, por lo que lo hizo de la manera que sabía—. Xiandra ha fallecido esta mañana. Un intruso accedió a la clínica y la asesinó durante mi ausencia. Mi ayudante es el único que vio al asesino.
Silencio una vez más.
>>Lamento tu pérdida —añadió tras unos segundos—. Todavía conservo su cadáver.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
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Re: Clínica y taller de biomecánica
07/06/18, 12:33 am
El irrense podría haber tardado una micra de segundo o tres minutos en responder. Daba igual. El ínfimo lapso de tiempo entre el saludo y la explicación dio alas a la idea de que la operación podía haber ido mal y se preparó para aguantar una sarta de excusas <<Toima tenía algo de razón al maldecir a los novatos...>> Pero lo que escuchó le dejó sin habla.
—Que... No. Venga, joder... Va en serio —dijo, más para sí que para nadie más. Claro que iba en serio, ¿qué podría ganar el irrense bromeando con algo así? ¿Pero cómo?
<<¿"Ha fallecido"? Asesinada, más bien, no me jodas. ¡Pero vamos a ver!>> Parpadeó varias veces, casi como Krono hiciera hace un momento, y miró a su alrededor. Allí no había ni rastro de un atentado contra la vida de nadie. Y conocía de sobra a Xiandra. Habría opuesto resistencia y el sitio habría sufrido lo suyo. Necesitaba más detalles. <<Pero joder, que se la han cargado>> ¿Y si había sido otro eslabón de esa cadena de asesinatos que estaba sufriendo la ciudad? <<Maldita sea>>
Se pasó las manos por la cara antes de volver a hablar. No se lo creía. Hasta ahora las muertes le habían quedado lejos y aquella, aunque no tan cercana, le rozaba bastante. <<Céntrate. A lo mejor se puede averiguar algo>> Ya tendría tiempo de lamentarse después. O de creérselo, porque no terminaba de encajarlo. Tendría que ver el cuerpo para creerlo, porque la clínica parecía en perfecto estado y no le cuadraba en absoluto. <<¿Y qué es eso de "accedió"? ¿Se les coló un energúmeno hasta el quirófano y la mató? A lo mejor estaba sedada... ¿Y quién será ese médico que lo vio? Krono no estaba, pero como si importase>>
Pero todo aquello no servía de nada.
—¿Cómo ha ocurrido? No veo ni un solo rastro de pelea por aquí. ¿Me puedes dar los detalles mientras me enseñas el cuerpo? Imagino que tienes defensas instaladas aquí...
—Que... No. Venga, joder... Va en serio —dijo, más para sí que para nadie más. Claro que iba en serio, ¿qué podría ganar el irrense bromeando con algo así? ¿Pero cómo?
<<¿"Ha fallecido"? Asesinada, más bien, no me jodas. ¡Pero vamos a ver!>> Parpadeó varias veces, casi como Krono hiciera hace un momento, y miró a su alrededor. Allí no había ni rastro de un atentado contra la vida de nadie. Y conocía de sobra a Xiandra. Habría opuesto resistencia y el sitio habría sufrido lo suyo. Necesitaba más detalles. <<Pero joder, que se la han cargado>> ¿Y si había sido otro eslabón de esa cadena de asesinatos que estaba sufriendo la ciudad? <<Maldita sea>>
Se pasó las manos por la cara antes de volver a hablar. No se lo creía. Hasta ahora las muertes le habían quedado lejos y aquella, aunque no tan cercana, le rozaba bastante. <<Céntrate. A lo mejor se puede averiguar algo>> Ya tendría tiempo de lamentarse después. O de creérselo, porque no terminaba de encajarlo. Tendría que ver el cuerpo para creerlo, porque la clínica parecía en perfecto estado y no le cuadraba en absoluto. <<¿Y qué es eso de "accedió"? ¿Se les coló un energúmeno hasta el quirófano y la mató? A lo mejor estaba sedada... ¿Y quién será ese médico que lo vio? Krono no estaba, pero como si importase>>
Pero todo aquello no servía de nada.
—¿Cómo ha ocurrido? No veo ni un solo rastro de pelea por aquí. ¿Me puedes dar los detalles mientras me enseñas el cuerpo? Imagino que tienes defensas instaladas aquí...
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
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Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
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● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
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Re: Clínica y taller de biomecánica
07/06/18, 12:48 am
—Sí, acompáñame —respondió a su pregunta mientras salía del mostrador para dirigirse hacia las escaleras al sótano—. Al parecer el asesino entró rompiendo la pared, aunque desconozco por completo qué método empleó para hacerlo: mi ayudante es un doctor irrense que tan solo he traído para que me ayude durante un corto periodo de tiempo, no sabría reconocer un hechizo ni ningún otro tipo de forma esotérica. Como mi ausencia pretendía ser breve decidí mantener a Xiandra sedada para evitar cualquier tipo de problema, tanto por su bien como por el de mi ayudante. —Hizo una pausa al llegar a la puerta de la sala donde se encontraba el cadáver y la abrió—. Tardé tan solo unos pocos minutos más de mi estimación debido a un encuentro inesperado, pero lo cierto es que incluso aunque hubiese tardado horas no creo que pudiera haber previsto algo como lo sucedido. —Se apartó a un lado para que el vampiro pudiese ver la ropa de cama en la que estaba envuelta el cadáver—. Habrás notado que no hay signos de ninguna pared destrozada, no obstante. Según el testimonio de mi ayudante, el atacante se disculpó cuando se encontró con él, una vez hubo cometido el asesinato, y procedió a reparar la pared antes de irse. Todo apunta a que se trataba de algún tipo de venganza.
- Jack
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Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
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Re: Clínica y taller de biomecánica
07/06/18, 01:24 am
Le acompañó mientras le atendía y tomó nota mental de todo. Por lo visto el asesino entró por la fuerza, por el muro... No sabían qué hechizo había usado, lo cual tenía sentido, pero podía intentar descubrirlo si se fijaba en la pared cuando llegasen. De alguna forma, el otro irrense seguía vivo aunque lo hubiera visto todo. <<Sería algo personal con Xía... Limpio y sin daños colaterales>>
Y tan limpio. <<¿Qué...? No puede ser>> Cuando entraron, allí no había ni rastro de explosión alguna ni el más mínimo signo de violencia. Si uno de los dos vampiros se hubiera vengado de alguien allí abajo, habría sangre por todas partes. Pero allí solo había un cuerpo tapado con la cabeza fuera de su sitio. <<¿Con quién te has metido esta vez, Xía? Menudo buenazo>>
Y como bien dijo el irrense, Jack estaba a punto de preguntar por aquello. Pero "aquello" era surrealista. <<Absurdo. Alguien derribó la pared, asustó al doctor, decapitó a Xia, se disculpó, y se fue tras arreglar el muro. ¿¿Pero qué carajo??>>
Le dio la risa. Se tapó la boca con una mano, pero no pudo evitar la risa. Solo faltaba que le sacasen la cámara oculta y que la sinhadre saliera de algún escondite. ¡Estaban en Rovacarancolia! ¡Nadie mataba de forma tan limpia y encima arreglaba los desperfectos y se disculpaba con los dueños del local! Se tuvo que reír, pero se apresuró a aguantar la risa como pudo y se disculpó con el irrense.
—Lo siento, lo siento, es demasiado absurdo. Ella se estaría riendo si hubiera sido yo el cadáver, créeme. ¡Por favor! Es que es de locos.
Se acercó a la sinhadre y le quitó la sábana para ver las heridas... Nada, solo el corte del cuello. No tenía sentido, no se lo encontraba. A lo mejor era un simple encargo sin móvil personal, porque allí no había nada que indicase "venganza". No lo que entendía el vampiro como venganza. Y mucho menos si estaba sedada. <<No te cobras la vida de alguien que está roncando por esas... ¿Un trabajo? ¿Cabreó a alguien demasiado y la querían liquidar sin llamar la atención?>> Se tendría que pasar por su casa si quería indagar más, pero tampoco quería que le salpicase por aparecer allí y que le relacionasen con ella más de la cuenta.
—Venganza seguro, que andaba metida en muchos líos. Pero es demasiado limpio... ¿Y de verdad se disculpó? La leche. Llevo aquí varios años y estoy alucinando.
Lo peor es que se la podía imaginar riéndose a carcajadas si fuera él quien hubiera muerto así. <<Sedado. Un cortecito en la cabeza y adiós, a seguir durmiendo. Y encima me disculpo y te arreglo la pared. ¡No me jodas!>> Indagaría mientras no le resultase demasiado arriesgado. Quería saber qué demonios había llevado a alguien a actuar así.
—En fin... Tendré que llevarme el cuerpo y librarme de él. Tienes... ¿Tienes alguna bolsa para cadáveres? —le preguntó. Después se reclinó sobre la cabeza, le apartó un mechón de la cara y habló en voz baja—: Tanto bromear con estrenar y arrancarte el brazo nuevo... Y al final pierdes la cabeza. Si esto fuera una broma, te mataba yo mismo.
Pero ya no reía. Se le escapó un puñetazo a la pared. En otras circunstancias le habría hecho gracia el gesto de disculparse ahora él con el irrense, pero no. Tan solo gruñó un "joder". Sabía que tanto detrás como después de tanta broma vendría tanta rabia como impotencia. Tanto sus amigos de la Brecha como Xía le recordaban por qué había decidido alejarse de las "aventuras" y los conflictos: le tenía demasiado aprecio a la vida, por muy irónico que fuera dada su longevidad natural. Para colmo, ahora la sinhadre estaba muerta. Y siempre tendría reciente que sus amigos se las habían visto varias veces con la muerte desde cerca. Resopló. <<¿Y ahora qué hago contigo?>> Más de una vez habían bromeado sobre qué harían si se la encontraba muerta alguna vez, pero no le parecía adecuado. Ya se había reído bastante, si perduraba su fantasma no podría quejarse si simplemente quemaba sus restos.
Y tan limpio. <<¿Qué...? No puede ser>> Cuando entraron, allí no había ni rastro de explosión alguna ni el más mínimo signo de violencia. Si uno de los dos vampiros se hubiera vengado de alguien allí abajo, habría sangre por todas partes. Pero allí solo había un cuerpo tapado con la cabeza fuera de su sitio. <<¿Con quién te has metido esta vez, Xía? Menudo buenazo>>
Y como bien dijo el irrense, Jack estaba a punto de preguntar por aquello. Pero "aquello" era surrealista. <<Absurdo. Alguien derribó la pared, asustó al doctor, decapitó a Xia, se disculpó, y se fue tras arreglar el muro. ¿¿Pero qué carajo??>>
Le dio la risa. Se tapó la boca con una mano, pero no pudo evitar la risa. Solo faltaba que le sacasen la cámara oculta y que la sinhadre saliera de algún escondite. ¡Estaban en Rovacarancolia! ¡Nadie mataba de forma tan limpia y encima arreglaba los desperfectos y se disculpaba con los dueños del local! Se tuvo que reír, pero se apresuró a aguantar la risa como pudo y se disculpó con el irrense.
—Lo siento, lo siento, es demasiado absurdo. Ella se estaría riendo si hubiera sido yo el cadáver, créeme. ¡Por favor! Es que es de locos.
Se acercó a la sinhadre y le quitó la sábana para ver las heridas... Nada, solo el corte del cuello. No tenía sentido, no se lo encontraba. A lo mejor era un simple encargo sin móvil personal, porque allí no había nada que indicase "venganza". No lo que entendía el vampiro como venganza. Y mucho menos si estaba sedada. <<No te cobras la vida de alguien que está roncando por esas... ¿Un trabajo? ¿Cabreó a alguien demasiado y la querían liquidar sin llamar la atención?>> Se tendría que pasar por su casa si quería indagar más, pero tampoco quería que le salpicase por aparecer allí y que le relacionasen con ella más de la cuenta.
—Venganza seguro, que andaba metida en muchos líos. Pero es demasiado limpio... ¿Y de verdad se disculpó? La leche. Llevo aquí varios años y estoy alucinando.
Lo peor es que se la podía imaginar riéndose a carcajadas si fuera él quien hubiera muerto así. <<Sedado. Un cortecito en la cabeza y adiós, a seguir durmiendo. Y encima me disculpo y te arreglo la pared. ¡No me jodas!>> Indagaría mientras no le resultase demasiado arriesgado. Quería saber qué demonios había llevado a alguien a actuar así.
—En fin... Tendré que llevarme el cuerpo y librarme de él. Tienes... ¿Tienes alguna bolsa para cadáveres? —le preguntó. Después se reclinó sobre la cabeza, le apartó un mechón de la cara y habló en voz baja—: Tanto bromear con estrenar y arrancarte el brazo nuevo... Y al final pierdes la cabeza. Si esto fuera una broma, te mataba yo mismo.
Pero ya no reía. Se le escapó un puñetazo a la pared. En otras circunstancias le habría hecho gracia el gesto de disculparse ahora él con el irrense, pero no. Tan solo gruñó un "joder". Sabía que tanto detrás como después de tanta broma vendría tanta rabia como impotencia. Tanto sus amigos de la Brecha como Xía le recordaban por qué había decidido alejarse de las "aventuras" y los conflictos: le tenía demasiado aprecio a la vida, por muy irónico que fuera dada su longevidad natural. Para colmo, ahora la sinhadre estaba muerta. Y siempre tendría reciente que sus amigos se las habían visto varias veces con la muerte desde cerca. Resopló. <<¿Y ahora qué hago contigo?>> Más de una vez habían bromeado sobre qué harían si se la encontraba muerta alguna vez, pero no le parecía adecuado. Ya se había reído bastante, si perduraba su fantasma no podría quejarse si simplemente quemaba sus restos.
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● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
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● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
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● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Clínica y taller de biomecánica
07/06/18, 04:22 pm
A Archime le había sorprendido la reacción de Jack, ya que echarse a reír en aquella situación no creía que fuese muy habitual, pero no hubiese mencionado nada al respecto y tampoco entendía por qué el vampiro se disculpaba. Él no tenía ningún vínculo con Xiandra más allá de una breve relación profesional, por lo que, aunque no era agradable el hecho de que hubieran asesinado a una persona y más en su propia clínica, sus sentimientos al respecto eran bastante neutros.
—Es lo que afirma mi ayudante —respondió directamente a su pregunta acerca del modus operandi del asesino—. Considero que no tiene motivos para mentir y, aunque sus explicaciones resultan confusas debido al shock, veo improbable que malinterpretase algo tan inesperado como una disculpa.
Ante la siguiente pregunta del vampiro, el kairós permaneció pensativo unos instantes.
>>No dispongo de algo tan específico, planeaba emplear la propia ropa de cama atada con una cuerda para transportar el cadáver a algún lugar. ¿Es suficiente para ti?
Si la respuesta era afirmativa, el irrense comenzaría a preparar el cuerpo de Xiandra para que Jack pudiera llevárselo.
—Es lo que afirma mi ayudante —respondió directamente a su pregunta acerca del modus operandi del asesino—. Considero que no tiene motivos para mentir y, aunque sus explicaciones resultan confusas debido al shock, veo improbable que malinterpretase algo tan inesperado como una disculpa.
Ante la siguiente pregunta del vampiro, el kairós permaneció pensativo unos instantes.
>>No dispongo de algo tan específico, planeaba emplear la propia ropa de cama atada con una cuerda para transportar el cadáver a algún lugar. ¿Es suficiente para ti?
Si la respuesta era afirmativa, el irrense comenzaría a preparar el cuerpo de Xiandra para que Jack pudiera llevárselo.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Clínica y taller de biomecánica
07/06/18, 04:45 pm
El rubio se encogió de hombros. Sería suficiente.
—Me sirve. Te puedo devolver la sábana otro día, si quieres —le respondió mientras volvía a tapar el cadáver.
Le ayudaría a terminar de envolverlo y cerrar con la cuerda.
—Ah, y no te preocupes: lo de tu doctor es demasiado surrealista en estándares rocavarancoleses, es decir, nadie pensará que semejante testimonio sea inventado. Aunque tampoco creo que se pase nadie más a preguntar... Esa es la parte de su herencia que me toca —bromeó sin ganas.
Era de sus amistades más cercanas, así que le tocaría hablar con los que conocía. <<Y podríamos vender lo que tenga en la casa... si no la han saqueado ya, claro>> Que, por cierto, era bastante ambiguo hablar de "saquear" en "estándares rocavarancoleses" desde el punto de vista del vampiro, pues mejor que vender cualquier cosa podría quedarse algo... <<Mejor yo que cualquier rata, ¿no?>>
Subió el fardo a la planta principal, se lo echó al hombro y se encaminó a la salida.
—En fin, espero vernos en otras circunstancias. Que te vaya bien, Krono.
No le hacía ni pizca de gracia salir de allí cargando algo que era claramente un cadáver, como si fuera un mozo de la clínica que fuera a enterrar a un cliente que hubiese muerto en una operación. Aunque... bueno, sí que le hacía gracia, pero muy, muy, muy poca. Unos metros más adelante reía para sus adentros por un chiste al respecto, pero cada paso se le fue alargando más y más.
Llevaba el cadáver de una amiga. Xiandra, él y todos sus conocidos sabían que podía acabar así algún día. Pero llevaba un cadáver a cuestas. Él. El cuerpo de su amiga. Envuelto en una sábana. Surrealista o no, había perdido todo el humor que un rato antes le despertara la situación. Habían matado a su amiga.
Sigue en [url=https://www.rocavarancoliarol.com/t449p180-la-bodega#38669[/url]
—Me sirve. Te puedo devolver la sábana otro día, si quieres —le respondió mientras volvía a tapar el cadáver.
Le ayudaría a terminar de envolverlo y cerrar con la cuerda.
—Ah, y no te preocupes: lo de tu doctor es demasiado surrealista en estándares rocavarancoleses, es decir, nadie pensará que semejante testimonio sea inventado. Aunque tampoco creo que se pase nadie más a preguntar... Esa es la parte de su herencia que me toca —bromeó sin ganas.
Era de sus amistades más cercanas, así que le tocaría hablar con los que conocía. <<Y podríamos vender lo que tenga en la casa... si no la han saqueado ya, claro>> Que, por cierto, era bastante ambiguo hablar de "saquear" en "estándares rocavarancoleses" desde el punto de vista del vampiro, pues mejor que vender cualquier cosa podría quedarse algo... <<Mejor yo que cualquier rata, ¿no?>>
Subió el fardo a la planta principal, se lo echó al hombro y se encaminó a la salida.
—En fin, espero vernos en otras circunstancias. Que te vaya bien, Krono.
No le hacía ni pizca de gracia salir de allí cargando algo que era claramente un cadáver, como si fuera un mozo de la clínica que fuera a enterrar a un cliente que hubiese muerto en una operación. Aunque... bueno, sí que le hacía gracia, pero muy, muy, muy poca. Unos metros más adelante reía para sus adentros por un chiste al respecto, pero cada paso se le fue alargando más y más.
Llevaba el cadáver de una amiga. Xiandra, él y todos sus conocidos sabían que podía acabar así algún día. Pero llevaba un cadáver a cuestas. Él. El cuerpo de su amiga. Envuelto en una sábana. Surrealista o no, había perdido todo el humor que un rato antes le despertara la situación. Habían matado a su amiga.
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