El Pub Muerto

Vac aceptó el cumplido con una sonrisa de agradecimiento y se volvió hacia el camarero que se había acercado a tomarles nota. Irianna ya estaba servida, así que el hado pidió una copa de licor de fuego para sí mismo antes. Escuchó con atención los motivos que la habían llevado al Pub Muerto, riendo con suavidad cuando la muchacha reconoció que no esperaba encontrarse un espectáculo musical de aquel tipo.
—Pues te sorprenderías —señaló—. A pesar del nombre que tiene y el tipo de clientela que se atrae el ambiente no está nada mal: tienen variedad artística, la bebida es buena y el dueño es bastante simpático cuando llegas a conocerlo. —comentó con una sonrisa ladeada, dedicándole un breve pensamiento a Siloco.

Al enterarse de que la idrina había abierto su negocio el humano no se demoró en felicitarla a pesar de su sorpresa inicial por lo desinformado que estaba, alzando la copa que le acababan de traer en su dirección para brindar por su éxito.
—Hace un montón que no nos vemos, si —reconoció tras dar un trago—. Parece que fue ayer cuando me contaste tus planes, pero ya ha pasado tiempo, ¿no? —preguntó con una leve sonrisa, encogiéndose ligeramente en el sitio ante su última pregunta.

Temía que saliera el tema, pero era lógico que preguntara, y después de que ella le hubiera contado sobre los últimos acontecimientos de su vida le parecía de mal gusto omitir los suyos.
—Ahora mismo no tengo mucho trabajo, la verdad, no es por eso por lo que he estado tan desaparecido. —respondió al final, procediendo a continuación a resumir la historia sobre la clausura del burdel y el destino de sus habitantes. Le llevó unos minutos a pesar de todo, y al terminar le pareció que había estado acaparando bastante la conversación—. Lo siento, creo que me he extendido mucho, pero es más o menos por todo eso por lo que he estado tan ausente últimamente. —concluyó con una pequeña mueca, sintiéndose algo más tranquilo tras haberse sincerado con Irianna sobre su situación.

Asintió ante el comentario acerca del local.
—Creo que a veces me precipito un poco juzgando —le concedió—. La verdad es que por la clase de cosas que había oído sobre este lugar pensé que sería distinto. Sobre todo por eso de que supuestamente es más… “exclusivo” que otros locales de esta índole. Pero si me han dejado entrar a mí que nunca estuve aquí, supongo que se trata de otro tipo de exclusividad —rio con suavidad—. El dueño es el ex Señor de los Asesinos, ¿verdad? Bueno, ya sabes, el anterior a dama Azahar —la impopular momia había tenido el puesto por tan poco tiempo que a veces costaba contarla entre los que lo habían ocupado—. Solo sé de oídas sobre él, pero desde luego parece un tipo… curioso —añadió con una pequeña risa.

Le confirmó al hado que efectivamente había pasado un tiempo nada desdeñable desde su último encuentro y le sorprendió cuando empezó a explicarle el motivo de que no le hubiera visto por la ciudad desde entonces. Durante la explicación, la idrina no pudo evitar más de un gesto de sorpresa y varios tragos nerviosos a su bebida. Casi no se podía creer que de forma tan repentina el Burdel de dama Espasmo hubiese tenido que cerrar y que ya ninguno de los que habían vivido en él se encontraba ya en Rocavarancolia.

—Reflejo… Vac, no sé muy bien qué decir —. Cuando el hado había finalizado la historia se había quedado callada durante unos instantes asimilando toda la información y al darse cuenta de que debía decir algo había mirado hacia él con preocupación—. Es… es terrible. Me alivia saber que no fue todavía a mayores, pero aun así… Debería pasarme alguna vez por Nubla para visitarles, pero creo que será mejor dejar pasar un tiempo —concluyó con un leve asentimiento para sí misma—. No tenía ni idea de nada de esto: las veces que he coincidido con los de la Brecha desde esa fecha no ha sido más que de forma muy breve.

El hado había comentado que, desde entonces, se había dedicado a viajar por diversos mundos vinculados, y al meditar sobre ello se le vino una nueva pregunta a la mente.
>>¿Vas a mudarte con tus amigos? ¿O eres ahora el único que vive en el antiguo Burdel? —Al darse cuenta de que quizás no eran las preguntas más educadas enrojeció ligeramente y trató de mantener la compostura lo antes posible—. Discúlpame, no quiero parecer una cotilla. Solo me lo preguntaba por saber dónde encontrarte… Si te parece bien decírmelo, claro.
Notaba a su amigo muy alicaído –y no era para menos- y había pensado que si había vuelto a la ciudad podría ir a hacerle alguna visita. Aunque de pronto le habían asaltado varias dudas sobre si era apropiado o no que ni ella misma tenía claro por qué le removían tanto. A fin de cuentas, si no deseaba visitas en ese momento tan solo tenía que decírselo. <<No le des tantas vueltas a tonterías, Irianna>> se reprochó.

—Es curioso, si. —rió de vuelta, escondiéndose parcialmente tras su vaso mientras la bruja digería toda la información. Para el hado el silencio no resultó incómodo, al contrario, y no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa para quitarle hierro al asunto al ver la preocupación en sus ojos. Acompañó sus intenciones con un breve gesto idrino que indicaba tranquilidad, pues había pasado ya un tiempo y no estaba tan afectado por lo sucedido como durante los primeros días, pero entendía que seguía pareciendo alicaído y no quería que se preocupara de más.

Como no tenía sentido darle muchas vueltas prefirió centrarse en la idea de que Irianna les hiciera una visita a los chicos del burdel en Nubla, algo que en su opinión les sentaría muy bien a sus amigos.
—Seguro que se alegran cuando vayas a verles, de verdad. —afirmó, jugueteando con su copa tras darle otro trago.

La penúltima pregunta le hizo reflexionar un poco, por lo que se quedó algo callado, pero como no quería que se malinterpretara su silencio se apresuró a intervenir en cuanto se percató del mismo.
—No resultas cotilla, Irianna, no te preocupes por eso —aclaró con una pequeña risa—. Y si te soy sincero no he pensado mucho en ello… —reconoció a continuación, cruzando las manos sobre la mesa con aire pensativo—. Se que me acogerían, pero no se si es lo que quiero: después de tanto tiempo viviendo con la misma gente se me haría un poco raro cambiar de “compañeros de piso” —dijo, enfatizando las comillas con una sonrisa—. No se si lo que digo tiene mucho sentido, pero de momento estoy en ese punto, así que sigo ocupando mi antigua habitación en un edificio enorme y vacío que por las noches no parece demasiado encantado. —añadió con un bufido divertido.

Notaba cómo Vac trataba de transmitirle que se encontraba relativamente bien con sus gestos, pero no podía evitar pensar que era una verdad a medias. No es que no confiase en él, pero ya lo conocía bastante bien y era probable que quisiese quitarle importancia para que no se preocupase. Una de las últimas veces que habían hablado, además, le había confesado que no se encontraba bien en general y aquello no podía haber ayudado. Cuando tuvo la confirmación de que su pregunta no era indiscreta asintió con una leve sonrisa. Ni ella misma sabía por qué le había dado tanta importancia de pronto a algo como eso. Pensó en lo que dijo acerca de cambiar las personas con las que vivía, pero no estaba del todo segura de si comprendía bien cómo se sentía el hado al respecto.

—La verdad es que estáis muy cerca de todas formas —dijo evitando dar ninguna opinión y mantener neutrales sus gestos: no era asunto suyo lo que decidiese hacer Vac aunque a ella le resultase un poco extraña su decisión—. Yo no podría imaginarme vivir en un sitio tan grande y vacío, pero supongo que es diferente para ti porque ha sido tu casa desde que llegaste a la ciudad —hizo una pausa para beber—. ¿Qué te parecería recibir alguna visita? Como acabo de abrir mi negocio aún no tengo trabajo y, aunque no dejo de estudiar, ya no es como antes. Además con mi casa ya construida es una cosa menos de la que preocuparme: únicamente me falta algo de decoración. ¡Ah! Tengo este prototipo de tarjetas de negocio —recordó de pronto sacando una del bolsillo y dándosela al hado.

En la tarjeta, de color verde claro y grabados en plateado se podía ver el logo de su agencia, su nombre de negocios y el servicio que ofrecía. Le había copiado la idea a Krono Rádem de incluir una variante del hechizo de guía lumínica de hasta tres usos que se podía activar presionando unos segundos en una runa rocavarancolesa y que, evidentemente, conducía a hasta la agencia.
>>Si quieres localizarme ya sabes. Aunque lo cierto es que también somos vecinos, así que no creo que te cueste dar con mi casa incluso sin el hechizo.

El hado asintió ligeramente cuando la nebulomante señaló que vivían bastante cerca los unos de los otros, encogiéndose de hombros con una pequeña sonrisa cuando reconoció que ella no sería capaz de vivir sola en un sitio tan grande y vacío.
—No planeo seguir así de forma indefinida, no te preocupes, no es que quiera convertirme en un ermitaño ni nada por el estilo —rió con suavidad, apurando su copa antes de levantar la mano para pedir otra ronda al camarero. Esta segunda, si es que su amiga pedía algo, correría de su cuenta—. Y eres más que bienvenida, por supuesto, la cocina sigue siendo funcional y algo podré preparar para no ser un mal anfitrión. —aceptó de buena gana, tomando la tarjeta que le ofreció con la curiosidad pintada en el rostro.

Era una tarjeta de visita con un diseño bien cuidado, de color verde claro con estampado de plata en el que estaban recogidos los datos de su negocio y la ubicación del mismo. El hechizo de guía era sutil, pero efectivo, y Vac no pudo evitar silbar por lo bajo para expresar su aprobación. Con semejante presentación no tardaría nada en empezar a recibir encargos de todo tipo y por toda la ciudad.
—Entonces tendré que pasarme a hacerte una visita más pronto que tarde, porque estoy seguro de que no vas a tardar nada en estar hasta arriba de trabajo. —comentó con una sonrisa divertida, guardándose la tarjeta en el bolsillo de la camisa mientras les servían otra copa.

Cuando el camarero volvió a retirarse al griego se le ocurrió algo, por lo que volvió a hablar antes de que la conversación se fuera por otros derroteros.
—Sobre lo de que te falta decoración quizás te pueda echar una mano —empezó—. Como soy el único del burdel que sigue en la ciudad en teoría me tenía que encargar de todo el mobiliario que no se han llevado a Nubla, pero si te soy sincero no he sido capaz de ponerme con ello aún —reconoció—. ¿Tal vez quieras echarle un vistazo a lo que ha quedado? Estoy seguro de que debe haber algo que te sirva y así yo tengo una excusa para no seguir retrasando lo inevitable. —le ofreció.

Asintió con comprensión ante la afirmación de que no se quedaría en el edificio vacío: obviamente tenía sentido, además sabía que el hado no tenía precisamente dificultades económicas gracias a su transformación.
—De acuerdo, entonces creo que me pasaré por allí a merendar pronto. Yo también llevaré algo, por supuesto, que además todavía no he podido estrenar mi propio horno —aceptó su ofrecimiento con una sonrisa.

>>Oh, ojalá tengas razón, pero no creo que la cosa vaya a ser tan fructífera hasta dentro de un buen tiempo —se rio ante la afirmación de que no tardaría en estar hasta arriba de trabajo—. Pero tampoco pasa nada, en realidad: está bien poder tomármelo con algo más de calma al principio. Así también tendré tiempo para seguir trabajando en alguna de mis novelas.

Ya que ella le había invitado a la primera bebida, aceptó que Vac devolviese el gesto pidiendo esta vez un zumo: el alcohol todavía era algo con lo que se tomaba cierta cautela, aunque estuviese empezando a cogerle el gusto a varios tipos de bebidas. Adoptó un gesto pensativo ante el siguiente ofrecimiento del hado.
—La verdad es que en tema de muebles creo que ya tengo lo que necesito, pero sí que te puedo ayudar a deshacerte de ellos del modo que sea. Preguntaré a mis amigos si alguno necesita algo, o tal vez puedas venderlos en el Mercado —planteó mientras agradecía con un gesto al camarero que les estaba sirviendo la nueva comanda.

>>¡Oh, por cierto! Ahora tengo uno de esos ordenadores vuestros: Noel me ofreció traerme uno lleno de cosas como esos juegos de los que hablabas cuando visitaron la Tierra el pasado Samhein, pero aún no he podido ponerme ni a intentar entender cómo funciona. ¿Me enseñarías algunas nociones básicas? —pidió con un gesto que indicaba “por favor”.
En circunstancias normales ni siquiera se le habría pasado por la cabeza, pero el hado estaba muy desocupado en ese momento y quizás le vendría bien distraerse con cosas banales como aquella.

El griego sonrió cuando la idrina aceptó ir de visita, agradeciendo su afirmación de que ella también llevaría algo para poder estrenar el horno con un asentimiento de cabeza. Ella era un poco menos optimista que él con el tema de conseguir trabajo en abundancia en poco tiempo, pero a pesar de todo Vac sabía que su amiga no tardaría mucho en labrarse un buen nombre.
—Yo confío, ya verás como tus primeros clientes no tardan mucho en aparecer. —aseguró, alzando la copa en un claro brindis hacia esa inminente petición de investigación. Si había algo que abundaba más en Rocavarancolia que los milagros eran sin duda los misterios.

Tras pensarselo brevemente Irianna también aceptó pasarse para ayudarle con los muebles, pero creía estar servida en ese aspecto y no esperaba conseguir decoración para su nueva casa.
—Seguro que hay algo que puedas aprovechar, no descartes la idea por completo —rió el chico—. Aún hay muchas cosas en el burdel que en mi opinión sería una pena vender a cualquier extraño… —reconoció ligeramente ensimismado, más para sí que para la nebulomante.

La noticia sobre el ordenador que le había conseguido Noel en la Tierra le devolvió al momento presente, sintiéndose por un momento igual de emocionado que cuando era un crío. Pensar en las posibilidades le hizo sonreír, pues aunque él también tenía acceso a ese tipo de cosas nunca había tenido demasiado tiempo por la cantidad de trabajo que siempre tenía entre manos. Ahora que estaba bastante libre sonaba bien eso de perder algunas horas frente a una pantalla plana.
—¡Cuenta conmigo! —exclamó, dejando que su entusiasmo se reflejara tanto en sus gestos como en su tono de voz—. ¿Qué te gustaría aprender a hacer primero? Me imagino que también te habrá traído juegos, películas y demás, ¿no es así? —preguntó. Era consciente de que, posiblemente, algo como el editor de texto fuera de entrada más interesante para una novelista como Irianna, pero el atractivo del ocio digital era también muy poderoso.

Irianna apreciaba sinceramente la confianza de Vac. Aunque a ella misma le costaba creerlo, sabía que le hado no lo decía por decir si no que realmente depositaba esa fe en ella. Esa sensación era verdaderamente agradable y sintió que se sonrojaba un poco, sin saber qué responder realmente aparte de un tímido “gracias”.

Entendía a lo que se refería respecto a los muebles del burdel y era comprensible que no quisiese vendérselos a cualquiera, por lo que asintió.
—La verdad es que la idea de quedarme con ellos me resulta un poco extraña, como si estuviese abusando… —le hizo saber con un gesto que entendía que era un pensamiento poco lógico—, pero te prometo que si veo algo que me sirve te lo diré —le aseguró.

El entusiasmo de Vac ante su petición le hizo sonreír ampliamente: de pronto tenía muchas ganas de dejar de pensar por un instante en lo mucho que tenía que hacer y simplemente pasar un rato trasteando con un chisme tecnológico que no entendía nada pero que le llamaba poderosamente la atención en compañía de un buen amigo.
>>¡Sí! Dijo que me iría pasando más juegos si me gustaban en cuanto aprendiese a manejarme. Me aseguré de pedirle aquellos de los que me hablaste en los que sale una detective que se parece a mí —le dijo recordando una conversación que ahora parecía sumamente lejana—. Y sí, también me dijo que había incluido algunas películas y música… Oh, y me habló sobre cómo se podía escribir a mucha mayor velocidad usando el ordenador, pero lo cierto es que de momento ese “teclado” me intimida bastante —rio—. Se parece un poco a una máquina de escribir, pero al mismo tiempo es muy diferente.

Vac aceptó sus palabras con un gesto que venía a significar “trato hecho” y una sonrisa, no comentando nada sobre el hecho de que la propia Irianna sabía que su pensamiento sobre abusar era algo ilógico. Era el propio hado el que se lo había planteado, a fin de cuentas, y nada en su conversación con la idrina sugería que ella hubiera buscado ese ofrecimiento en particular.
—En cualquier caso la ayuda me vendrá genial, te lo aseguro. —reconoció, dando un sorbo a su copa mientras la conversación se desviaba al tema del ordenador.

La nebulomante le habló alegremente sobre los juegos que le había pedido a Noel y sobre lo que su hermano le había traído además, contándole que ya sabía sobre unas cuantas cosas aunque aún no había empezado a pelearse con la tecnología.
—Sí, los Danganronpa con Kyoko Kirigiri. —recordó con una sonrisa, sorprendido de que aún se acordara de ellos a pesar de que la conversación en los que los había sacado a relucir parecía tan lejana.

Durante unos segundos el hado se quedó ensimismado contemplando el rostro de su amiga, disfrutando de su risa y de su evidente entusiasmo, pero se obligó a poner los pies en la tierra para que la conversación no concluyera. Acababa de descubrir que echaba de menos ese tipo de interacciones sociales y no quería que acabara tan pronto.
—Antes los teclados eran muchísimo más parecidos a las máquinas de escribir, con más profundidad de pulsación y todo eso, pero con el tiempo se fue apostando más por teclados mucho más planos y ligeros —le contó—. Al principio se te hará raro, pero con el tiempo seguro que te resulta mucho más cómodo, y la cantidad de cosas que puedes hacer con ellos compensa por mucho lo que se puede hacer con una máquina de escribir tradicional. El Ctrl + Z es una cosa maravillosa. —añadió con un bufido divertido.

Asintió con reconocimiento cuando Vac le dijo el nombre del juego el y personaje.
—Sí, exacto, me cuesta aún quedarme con nombres que suenan tan extraños, pero pronto hablaré como si fuera una auténtica humana —bromeó—. Lo cierto es que el nombre de mi negocio tiene que ver con una cosa que me explicó Noel acerca de lo que significa “Kirigiri”. En idrino nunca había oído ese concepto así como tal, pero me pareció demasiado acertado teniendo en cuenta mi dominio.
Dejó la explicación en el aire con un toque misterioso: desconocía si Vac comprendía o no de qué le estaba hablando porque sabía que la palabra no era en su idioma natal, de los tantos que había en la Tierra, pero en caso de que ya lo supiera dejó espacio para evitar explicarle algo que igual era innecesario.

Después el hado le explicó un poco acerca de la evolución de los teclados, a lo que atendió con interés.
>>Bueno, no sé qué es eso, pero supongo que ya aprenderé sus virtudes —bromeó acerca de lo de “control más zeta”—. Ah, no te lo dije pero le hice una visita a dama Puente para que me introdujese aquí —se dio unos toquecitos en la cabeza—, el idioma inglés. Quiero decir… no necesito amuletos logománticos ya: por lo que me han explicado con ese idioma debería ser suficiente para entenderse con la mayoría de cosas de vuestro planeta, ¿verdad?
Además, en el caso de la Tierra todavía era un proyecto a muy largo plazo y había muchos factores a tener en cuenta, pero también le gustaría poder publicar allí sus novelas de algún modo en un futuro.

—¿Enserio? —se interesó cuando su amiga le comentó que había contratado a Dama Puente para que metiera el inglés en su cabeza—. Es la lengua que más se habla en la Tierra, sin duda, así que tendrás acceso a casi cualquier contenido humano popular —rió. Vac también había aprendido algunos lenguajes con la ayuda de la logomancia, pero otros simplemente los había estudiado a lo largo de los años tras superar su primera Luna Roja—. You’ve made a very good choice. —añadió con una sonrisa divertida, cambiando a su nuevo idioma foráneo con bastante naturalidad.

La relación que Irianna señaló entre el nombre del personaje de Danganronpa y el de su negocio, sin embargo, se le escapaba, así que volvió a aquello para no quedarse con la duda.
—¿Me cuentas eso del nombre de tu agencia y el de Kirigiri? ¿Qué significa exactamente? —le preguntó con curiosidad, acordándose en la mesa para escuchar con atención. El japonés no estaba entre su repertorio, así que no tenía ni idea de que tenía que ver aquella palabra con el dominio de la nebulomante.

—Thank you, kind sir —le respondió de vuelta. Le resultaban graciosos algunos matices de aquel idioma, como que ciertas formalidades fuesen comunes en conversaciones casuales—. I actually plan to learn a lot of languages in order to expand the reach of my writing across several worlds. Es muy pronto y debo priorizar otras cosas, pero es un plan a largo plazo —le explicó cambiando también fácilmente de un idioma a otro.

Al parecer el hado no sabía lo que le había explicado su hermano, por lo que tras terminar lo que quedaba de su segunda bebida procedió a explicárselo.
—Noel me dijo que la palabra “Kirigiri” significa “cortar la niebla”, y que al parecer hace referencia a un concepto que se utiliza en las novelas de misterio humanas. El detective que corta a través de la niebla del misterio para desvelarlo. Cuando me lo dijo me dejó muy sorprendida la coincidencia, tanto porque se utilice esa metáfora precisamente con la niebla como porque recordaba que me habías dicho que te recordaba a un personaje con ese nombre. Era demasiado perfecto como para no utilizarlo, por lo que traduje el concepto de cortar a través de la niebla al idrino. Y por eso mi agencia se llama Nifelyre: significa eso en mi idioma natal.

Lo cierto era que si lo pensaba, hablar con Vac era lo que le había dado la idea en primer lugar acerca de a qué se quería dedicar, y al mismo tiempo también el nombre de su negocio. De alguna forma se sentía en deuda con el humano, aunque no sabía cómo expresarlo sin que sonase extraño.

La fluida respuesta de la nebulomante le arrancó una pequeña risa que el hado se apresuró a señalar como diversión con un rápido gesto para que no hubiera malentendidos. Aún con la ayuda de la magia era extraño cambiar entre idiomas con naturalidad, pero Irianna lo hacía con mucha facilidad y eso era beneficioso si quería continuar aumentando sus opciones lingüísticas.
—¿Tienes pensado cuál va a ser el siguiente? —se interesó—. Si te apetece aprender alguna hincando los codos yo tengo un buen repertorio. —ofreció con cierta ilusión, apurando su copa de nuevo casi sin darse cuenta.

Atendió a la explicación sobre el significado de la palabra Kirigiri con genuina curiosidad, alzando las cejas sorprendido al enterarse de las similitudes entre el dominio de la idrina y el apellido de aquel personaje que tanto se le parecía.
—Ni que fuera cosa del destino, ¿verdad? —señaló con una amplia sonrisa, dando una leve palmada para enfatizar sus palabras—. Reconozco que nunca lo habría imaginado, pero me alegro mucho de haberte hablado del juego y de que eso te sirviera de inspiración —aseguró a continuación, aún impresionado por la historia—. Y si te soy sincero casi me suena mejor el nombre en idrino… —comentó pensativo, paladeando la palabra mentalmente mientras hacía girar su vaso vacío entre los dedos.

Su tiempo de descanso no tardaría en concluir, pues los clientes ya se removían inquietos en sus asientos después de tanta charla banal, y en cuanto el cuarteto de ghoules le diera la señal tendría que regresar al piano para empezar otra jam.

La idrina no tuvo demasiadas dudas para responder a su pregunta acerca del próximo idioma que tenía pensado aprender.
—Sí: como en Nubla se habla mucho rocavarancolés ya, que sería la opción más lógica, creo que un buen sitio por el que empezar pueden ser Varmania y Frivowaldanny… Aunque todavía tendría que estudiar un poco el mercado de este último, porque creo que son un poco más peculiares con la ficción que están acostumbrados a consumir. Irraria y Libo son otras opciones a considerar, pero el primero es demasiado tecnológico y tengo que averiguar si debería enfocarme en el mercado digital o tal vez el nicho de los libros físicos como algo infrecuente sea buena idea de negocio. Con Libo tengo dudas debido a su sociedad tan marcadamente matriarcal —a continuación asintió ante su propuesta—. La verdad es que en principio pensaba seguir acudiendo a dama Puente apartando ahorros para ello, porque estudiar lleva mucho tiempo, pero siempre es buena idea si estudias un poco los fundamentos del idioma primero.

Ella también se estaba terminado su bebida, pero no importaba porque el hado pronto tendría que volver al escenario. Podía ver a los ghouls empezando a preparar los instrumentos para continuar con la actuación.
—Es cierto es que me sorprendió mucho cuando Noel me explicó todo eso —rio—. Estoy muy contenta habiendo elegido esta dirección profesional. Nunca te podré agradecer lo suficiente que me dieses justo el empujón en la dirección correcta, por mucha casualidad que fuese todo —le sonrió—. ¿Tú crees? Yo como estoy acostumbrada a escucharlo supongo que no me parece tan especial, pero me alegra oírlo —añadió cuando alabó el nombre de su agencia.

Se despidió del hado infernal poco después, pues ya le tocaba volver al escenario. Le dijo que se quedaría un rato más escuchándoles, pero que ya se tendría que ir dentro de poco. Antes de eso acordaron un día para que fuese a ayudarle con los muebles del Burdel, y otro para que Vac visitase su nueva casa y negocio.

La lacustre abandonó unos minutos después el local con mucho mejor humor y sin las dudas que había albergado en un principio respecto al Pub: sabiendo que el humano solía frecuentarlo tanto como cliente que como músico, era un aliciente más para volver a visitarlo y familiarizarse con el ambiente.