Tratamiento de uñas

Ver el estado de sus uñas estaba causandole un malestar inmenso, tras haber estado horas moviendo lozas dias atras. Que no se le hubiera quebrado ninguna era un milagro, pero las tenía demacradas, sin brillo y algo más largas que antes, cosa que se le empezaba a hacer un poco molesto. No tenía problemas con sus uñas stiletto en su dia a dia siempre que las mantuviera en un largo adecuado, pero llevaba ya un tiempo sin tratarlas adecuadamente y empezaba a notar la diferencia.

Que Nery's le hubiera ofrecido su kit de manicura que milagrosamente había traído consigo, le bajo varios grados su antipatía interna por el frivy. Al principio se negó a aceptarlo, pero pasando unos dias, no pudo postergarlo mas.

Por ello, aquel dia y ya con el kit en las manos, tras comerse un poco su orgullo al pedirselo al frivy, y aprovechando que todo el mundo andaba desperdigado por el lugar, Rua bajó para hacerse ama y señora de una parte del salón por un rato. No había nadie en esos momentos, milagrosamente, a excepción de Fleur. La sueca se acercó a la mesa.

-¿Te importa mucho si me pongo a limar y tratar mis uñas acá? Hay mejor luz aquí.- preguntó Rua con una amplia sonrisa viendo a la chica, levantando un poco el kit de uñas de Nery’s. Generalmente lo haría sin más, pero después de que en un par de ocasiones su amiga Alex le había dicho que le provocaba dentera verla hacer eso o escalofríos el cómo retiraba sus cutículas, había cogido por costumbre preguntar.

Esta vez el grupo llegó sano y salvo, pero no podía sacarse de la cabeza qué habría pasado si por casualidad a ninguno se le ocurriera levantar las losas. Se retrasarían más de lo debido y tal y como dijo Ulmara, quizá partirían en su búsqueda. ¿Se imaginaba fuera del confort? La verdad es que no.
En aquel preciso instante se encontraba sumida en el caos de sus pensamientos, y una vez allí llegar al rezo le resultaba muy fácil. >>No es la primera vez que salimos airosos de un peligro y... no sé si eres quien lo hace posible pero... Gracias. Gracias, porque aunque no puedo verte creo entender que sigues ahí<< Sus charlas eran cortas y breves, Fleur creía que no hacía falta decir mucho, Él la entendía a través de sus actos. Como por ejemplo no cortarse con aquel cristal, eso probablemente la habría alejado de Dios.

Realizar sus plegarias en el salón sin embargo no era lo más inteligente, y no tardó en verse interrumpida por Rua. Asintió conforme devolviéndole la sonrisa mientra separaba sus manos y las colocaba por encima de la mesa, en una posición mucho menos religiosa y más natural. Permaneció callada unos segundos, pero hacerlo por más tiempo habría sido incómodo.
—Son...bonitas —admitió, observando las uñas de la sueca con sus ojos azules. No mentía en absoluto, admiraba también a quien fuera capaz de llevarlas tan largas y cuidárselas a la vez. Ella prefería recortárselas cada poco tiempo por comodidad, aunque en el convento estuvieran prohibídas de todas formas— ¿es tedioso mantenerlas así? Siempre te las he visto... geniales —a excepción de aquel día, que se encontraban más sucias. Pero Fleur guardó silencio al respecto.

Teniendo su aceptación, Rua tomo asiento, colocando el kit delante de ella para abrirlo y ver su contenido. Esperaba tuviera al menos lo esencial, y a poder algo conocido y no encontrarte instrumentos extraños llegados de otro mundo, literalmente. Por ello su alivio fue inmenso cuando al abrirlo encontró objetos conocidos, aunque los que más atrajeron su atención fue la lima de uñas, el retirador de cutículas y la pequeña paleta para limpiar bajo las uñas y el cepillito, así como dos botecitos que supuso debían ser protector de uñas y el limpiador, o un esmalte transparente. Quedó encantadísima.

<< Que curiosos que compartamos cosas parecidas viniendo de mundos diferentes>> pensó sonriendo con satisfacción, cuando escuchó la voz de Fleur.

-¿Oh? Gracias cielo, la verdad es que me las cuido bastante, la apariencia era algo muy improtante en mi trabaño como modelo. Uñas incluidas. -dijo Rua sonriendo mirando sus uñas y luego a la chica con atención- Aunque ahora mismo están un tanto asquerosas, no t elo niego- admitió sin poder evitar, incluso si se limpiaba bien las manos, limpiar bajo las uñas sin implementos adecuados podía ser un poco tedioso. Sacó de su bolsillo un trozo de tela blanca que coloco frente a ella en la mesa. Tras eso tomo la palita para limpiarse bajo las uñas sobre el pequeño trapo

- Mantener su forma y que no crezcan demasiado ni se rompan, es lo mas fastidioso. Pero hacer esto me relaja, me hace sentir un poco más en casa, supongo. - dijo la sueca mirando a Fleur en un momento.

- ¿Tu qué haces para relajarte y no sentirte como su estuviéramos en este sitio por un rato? - pregunto Rua con tranquilidad. Por supuesto aquello no era lo único que hacía para relajarse tenía muchas otras formas, así como hobbies pero ahora era lo que tenía más a mano y lo que le era más necesario, pues tener las uñas más largas de lo normal empezaba a serle molesto.

Fleur observaba curiosa toda la parafernalia que conllevaba mantener unas uñas largas y bonitas. No pensaba que fuera tan complicado y admiraba que pusiese su atención en aquel proceso en una ciudad peligrosa. Pero no tardó en comprender que aquello era precisamente lo que conseguía que Rua se distrayese, formaba parte de ella como para sí misma lo era el acto de rezar.
—¿Has... dicho modelo? —por supuesto que se mantuvo atenta con toda la explicación, pero aquello le resultó tan llamativo que inconscientemente no respondió a lo demás. De modo que no solo poseían una especie de embajador en el grupo, contaban también con una modelo. Y descubrió mientras la miraba de arriba a abajo con disimulo que no debía sorprenderle, la sueca dejaba impacto de algún modo u otro, ya fuera por su físico o por su personalidad— pero... a ver, ¿de... de pasarela? —ahora entendía por qué parecía tan cuidadosa con su imagen y que a sus ojos desprendiera confianza por cada poro, el hecho de que se perfeccionara entre ruinas le hacía creer que su comportamiento no solo se debía a su trabajo, Rúa era así. >>Has reunido a personas completamente diferentes en el mismo lugar y con un objetivo común<<. Era fascinante y apabullante a partes iguales. Continuó mirando el trozo de tela  blanca mientras pensaba lo diferente que eran ambas. La vocación de Fleur se debía a los demás y hacer por el bien común, e imaginaba que la proyección de la sueca en la Tierra debía mantenerse sobre sí misma con especial atención. Y ninguna cosa era peor que la otra.

>>Rezar<< Habría sido su respuesta inmediata sobre qué hacía para relajarse, pero en su lugar permaneció pensativa unos segundos.
—Suelo perderme en mis pensamientos o a veces hablo conmigo misma... —aquello no era exactamente así pero se parecía, y además omitió el hecho de que no solía evadirse completamente de su nuevo destino, aunque echaba en falta el faro carecía de buenos recuerdos de los que tirar. Su nueva realidad no era perfecta ni maravillosa, pero Fleur esperaba con ahínco y fe que mejorara con el tiempo.

La sueca estaba enfrascada en su labor de forma bastante distraída, aunque no por eso había dejado de prestarle atención a la francesa. Por eso sonrió divertida ante la expresión sorprendida que puso. ¿Tan difícil era de creer? Suponía debería ser un poco raro.

-Aja, de sesiones de fotos de moda para revistas sobretodo, pero también realice alguna pasarela de ropa juvenil. He tenido muchos estilos requeridos para mis fotos o los pases, aunque en esencia soy más una modelo alternativa. Puedo hacerte una demostración algún día si quieres, soy malditamente rápida cambiándome de ropa –respondió Rua guiñándole un ojo de forma juguetona. Había hecho modelaje infantil para fotografía y anuncios alguna que otra vez cuando niña, antes de volverse realmente modelo a los catorce.

Rua se limpió con dedicación y relajación cada una de las uñas de su mano izquierda, antes de continuar con las de la derecha con la misma dedicación, escuchando la respuesta de la francesa a su pregunta. Ella podría estar hora hablando sobre misma, pero incluso en su orgullo le aprecia un poco feo no escuchara la chica, la cual además le aprecia bastante curiosa y agradable. Debido al ambiente donde había estado viviendo y a los amigos que de por si tenía, hacía mucho que no trataba con alguien tan tímido asique le resultaba un poco sorpresivo.

Y no podía negar que su método para relajarse era bastante efectivo.

-No me vendría mal hacerlo de vez en cuando, es una mierda tener la cabeza llena de cosas queriendo salir y tener que morderte la lengua para que el mundo no arda.  Me acomodaría las ideas- añadió Rua porque ella no solía callarse las cosas que pensaba u opinaba, a veces tenía que hacerlo por el bien del mundo, la convivencia y sus niveles de estrés. Aunque lo de hablar consigo misma no sonaba tan mal como método de relajación, aprecia bastante eficaz al menos para acomodar las ideas.

-¿Y hacías algo antes de que te trajeran en volandas hasta aquí? Mmm…creo que nunca llegue a oír cómo te secuestraron, perdona- dijo Rua pensando en ello realmente no le sonaba- A mí lo hicieron borracha, creo que hasta le coquetee descaradamente a mi secuestradora- rio con la idea de forma algo burlona, recodándolo vagamente- Estaba celebrando que había dejado el yugo de mi agencia, bebí bastante, la secuestradora era bastante linda y caí fácilmente como idiota.- añadió sin ningun complejo, suspirando al recordarlo, seguramente de haber estado más en sus cabales habría sido menos fácil de convencer, pero entre la borrachera, ese humillo verde y que le distrajo la apariencia de Akeyo, había sido una ameba pensante

-¿Cómo fue contigo? Ya sé que Maila y tu fueron traída juntas, es obvio que sois amigas desde antes. – pregunto curiosa, pues ya las había visto interactuar y como se preocupaban la una de la otra.

Fleur permaneció boquiabierta, conocía el trabajo de las modelos pero no podía evitar que le resultara extremadamente ajeno. Y además, ¿desde los catorce? ¿no era una edad muy temprana? >>Quisieron comenzar mi noviciado con quince años, no es tan distinto<< Se quedó pensativa por unos segundos, así que su estilo debía ser moldeable según para qué fotos o pases. Aquello le hacía preguntarse. ¿Cuál era el estilo real de Rúa? ¿Lo era la ropa tan... descarada con la que la vio por primera vez?.
-La verdad... es que te pega -dijo, y luego agachó la mirada cuando advirtió el guiño juguetón de la chica en su dirección. Volvió a enrojecer, pero terminó aceptando por pudor con un asentimiento que en algún momento Rúa le hiciera una demostración de sus habilidades, y además en algún punto sentía curiosidad.

Fleur escuchó con atención las opiniones de la sueca respecto a su método a medias de hablar consigo misma, le sorprendió bastante que afirmara tener que morderse la lengua, si se estaba conteniendo no podía imaginar cómo sería si no lo hiciera. Pero no comentó nada hasta que se interesó por su vida.
-Yo... vivía en Francia, estaba apuntada a clases de ballet pero... me mudé a Hawaii hace un año -se saltó a conciencia la parte en que la mandaban lejos al extranjero como una renegada y solo por un  beso, también que no vivía en una casa, si no en un convento. No estaba preparada para hacerlo público, ¿y si la miraban raro? -nos hicimos buenas amigas... y nos cosecharon juntas, en la arena de la playa. Akeyo nos sorprendió y ninguna necesitamos mucho para aceptar.

Fleur esbozó una sonrisa, una tremendamente incómoda al escuchar su historia, y a la vez con un impulso subyacente de querer saber más. Le estaba diciendo directamente que le gustaban las mujeres como a Maila, y además con toda naturalidad. Miró a ambos lados brevemente como una idiota, por si alguien lo había escuchado, pero sabía que Rúa podría haberlo dicho perfectamente delante de otros, lo contaba como una anécdota graciosa, no como una vergüenza.

Le pareció tremendamente valiente, a la vez... que inapropiado. Y aquello chocó contra sus propias impresiones. ¿Qué pensaría de ella si supiera que se encontraba alineada con una institución que rechazaba parte de su propia naturaleza?
-¿Fue tu decisión...? ser... modelo digo -se apresuró a cambiar de tema, mientras no apartaba la vista del procedimiento de uñas.

Admitía que le gustaba poner a la chica rubia un tanto nerviosa, su timidez cuando le hacia algún gesto coqueteo era encantador. Era evidente uno sabía cómo reaccionar a eso, tal vez porque ella era una mujer y le incomodaba o simplemente porque no era buena con esas cosas, en general. O por ambas cosas.

-¡Gracias! Siendo albina cuidar mi piel y mis ojos siempre ha sido algo esencial y me encanta la ropa – respondió Rua divertida viendo cómo se ruborizaba de aquella forma al aceptar su oferta, antes de mirar de nuevo sus uñas ya impecablemente limpias. Se las revisó con ojo crítico hasta está satisfecha y solo entonces cogió la pequeña lima, para comenzar a limar diligente las uñas de su mano izquierda primero. Mientras lo hacia escucho con oídos muy atento la respuesta de la francesa, mirándola cuando menciono lo del ballet.

-Eso es bastante increíble, me parece un estilo de baile muy sacrificado. Una de mis amigas también fue durante de pequeña. Me dijo que era bastante duro.- dijo pensativa antes de sonreír- ¿Podrías bailar un poco para mi algún día? Aunque tal vez en este suelo tan irregular es peligroso – añadió pensativamente dudosa, recordando que la bailarina de ballet se sostenía sobre la punta de sus dedos. Aunque bueno según sabia tenía un equilibrio extraordinario. Siguió con su limado, relajado escuchando las palabras de la francesa. <<Vaya de Francia a Hawaii, menudo cambio>> pensó al oído que ambas habían sido cosechadas en la playa- Al menos estabais en un ambiente un poco mas romántico y con mejores vistas que la parte trasera de un club. Y juntas. – aunque no sabía si era peor que una de ellas pensara que la otra había sido secuestrada o que ahora ambas se tuvieran preocupar mutuamente de que un kelpie no intentaran comérselas.

Miro a Fleur con ojos atentos, notando como esta le sonreía de una forma nerviosa que no logro interpretar, antes de volver su atención a las uñas y sonreír confiada con su pregunta.

-En realidad si, aunque supongo que fui un poco influenciada por el ambiente en mi casa- añadió Rúa pensativamente- Mi madre Ebba es diseñadora de moda, le gustaba mucho hacer ropa para mí, hacerme fotos. Y yo adoraba la atención y posar, era presumida y descarada - admitió con algo de humor volviendo sus ojos hacia ella de forma maliciosa porque eso no lo había perdido.

- Y mi madre Nora, es tatuadora y maquilladora, hace cosas increíbles con el body paint, tuve ocasión de tener varias veces su arte en mi piel - añade súper orgullosa de sus dos madres y dado que tatuajes no le llamaban demasiado y no se había atrevido nunca hacérselo con su piel tan sensible, el bodypaint le parecía una opción también llamativa.- Así que bueno, viendo lo que hacían ambas, me entro el gusto de ser modelo. Aunque ya habia estado en sesiones de fotos y en una revista de ropa para niños cuando era mas pequeña - añadio sonriendo, prefiriendo no añadir que pensaba seguir el camino del diseño y estilismo el proximo año, porque en ese momento eso le parecia tan lejano que preferia no pensar en ello, asi que se prefirió seguir con su labor con las uñas, asegurandose que tocas quedasen del mismo alrgo y forma.

Fleur asintió aún ruborizada mientras contemplaba como ahora Rúa empezaba a limar. Sabía que el ballet era complejo y algo sufrido pero no era lo mismo a que se lo reconocieran directamente.
-Gracias... -asintió con una sonrisa tímida cuando la sueca le dijo que era increíble, inmediatamente se vio impulsada a tener que compensarlo de alguna manera pero sus palabras fueron sinceras- el mundo de las modelos... también parece difícil, es admirable... la entereza que tenéis que asumir -luego quiso desvanecerse, su ruptura con el baile fue tan abrupta que la posibilidad de bailar ante alguien le parecía extraña, casi una trampa. Por supuesto no era así y aunque le hubiera encantado negarse por no recordar lo que se sentía fue incapaz. Ni siquiera había bailado para Maila pero... ¿acaso no era la única manera en que era ella misma y fluía sin pudores ni vergüenza? Y además estaba el hecho de que con Rúa todo se sentía un pelín más natural- ...vale... -aceptó algo entrecortada, pero sin ningún tono en su fina voz que indicara que lo hiciera obligada, si acaso todo lo contrario.

Fleur rio suavemente por la imagen mental de la chica siendo cosechada en la parte trasera de un club y borracha. Lo cierto es que tenía su pizca de gracia y lo habría demostrado más si no hubiera escuchado la palabra "romántica" en la forma en la cual Maila y ella fueron cosechadas. No le faltaba razón pero había palabras que aún le chirriaba escuchar, como aquella en un contexto en el que se encontraban dos chicas.

Pero cada vez que pensaba que no podía seguir sorprendiéndola sus esquemas se rompían. Le habría encantado reaccionar a sus palabras con normalidad, mostrarse empática con el hecho de que hubiera estado un poco influenciada ya que ella misma fue apuntada a la danza desde pequeña y su gusto por tal arte se desarrolló más tarde con el tiempo. Pero ahí estaba de nuevo aquella barrera, aquel muro repleto de dudas que amenazaba con sacudirla fuertemente cada vez, y que en realidad le causaba una tremenda angustia. Al principio todo iba bien, su madre Ebba era una diseñadora de moda, de acuerdo, tenía sentido. Lo que fue borrando su sonrisa muy lentamente fue la mención a una segunda mujer en la ecuación, Nora.
-Espera... -sus pensamientos rebotaban en su cabeza de un lado a otro como intentando asimilarlo- pero... tienes padre biológico ¿no?... ¿dos... dos... madres? -luego se llevó sus manos menudas a la boca, terriblemente abochornada. Aquello había sido probablemente lo más descortés que había dicho en su vida. Existían varias posibilidades, como que fueran amigas, hermanas o primas. Y luego estaba la más obvia, que se tratara de un matrimonio felizmente casado con una hija. Su entorno se había encargado de destruir tan fuerte la idea de que aquello era normal y se podía ser feliz así que la francesa por un momento se vio reflejada en los improperios de su tía y su madre. Y se dio asco así misma. Lo... correcto era tener la figura de un padre y una madre, pero... pero... ¿acaso no se podía educar a un hijo de otras formas?. Rúa parecía una chica completamente corriente, sin ningún tipo de carencia aparente. Y Maila había sido casi toda su vida criada únicamente por Arthur aunque a su manera. Ambas parecían más felices que ella y eso que su familia era la tradicional... ¿cuántos errores habrían cometido los Camus con ella?. La miró fijamente a los ojos, no quería pensar ni sentirse así. Quería ser normal, como Rúa- yo... lo siento... de veras -se disculpó revolviéndose en la silla- no pretendía ofenderte ni faltarte el respeto, lo siento mucho.

Sonrió cuando Fleur le devolvió el gesto, de alguna forma al aceptar que ser modelo tampoco era sencillo. No, no lo era. Había que mantener la forma todo el tiempo, cuidar la piel, el pelo, las uñas, el peso. Y no solo era cuestión de apariencia sino ser capaz de lidiar con comentarios desagradables, celos o envidia de otras compañeras del rubro o de la escuela, también saber tratar con el apoyo que podías recibir. Por suerte para ella había gozado siempre de una confianza natural en sí misma y un descaro para sacarle el dedo medio al mundo y a mandarlo al cuerno. Pero había visto a compañeras modelo de su edad, hundiéndose ante la presión constante, incapaces de lidiar con todo a la vez.

Ella había tenido que compaginar sus estudios con ser modelo manteniendo unas notas medio altas, no era tampoco sencillo, especialmente si tenías que viajar, y ella lo había conseguido con mucho esfuerzo. Estudiando y haciendo deberes en sus horarios libres, en vacaciones, pidiendo que le mandaran trabajos. No le habían regalado una maldita buena nota en su vida y se había asegurado de enrostrárselo a toda aquella compañera de clase que le decían, de forma malintencionada, que obtenía las cosas solo por su cara bonita sin esforzarse.

- Gracias – dijo Rua sonriendo sinceramente de vuelta- Lo es, toda cosa que hagas supone un esfuerzo, tanto mantener mi apariencia como mis estudios, como en tu caso bailar ballet…no se puede menospreciar el trabajo que hay detrás. - añadió animadamente, mientras reía, continuando con su firme labor. - Seguro que bailas genial- dijo Rua convencida cuando vio como la chica aceptaba con un pequeño “vale” el bailar para ella. No sabía cuan acostumbrada estaría a bailar en público, mas allá de la gente con la que hubiera compartido clases.

Las siguientes palabras que llegaron de boca de Fleur le desconcertaron un poco, había estado medio distraída en asegurarse que el acabado de las uñas de su mano izquierda estuviera todo bien, antes de ponerse con la otra mano cuando levanto la vista hacia ella, viendo como sus expresiones aprecia mudar lentamente, de estar sonriendo a lucir un tanto mas ¿Seria? O bueno no sabía describir su expresión en realidad. Rua le dirigió una atenta mirada, interrogante << ¿Dije algo extraño?>> se preguntó con algo de confusión, que se respondió por si sola cuando Fleur preguntó aquello con algo de nerviosismo. Una pregunta que le hizo por fin entender el porqué de su repentina incomodidad.

<< Ah…ya entiendo>> le había costado pillarlo, porque para ella tan natural que no le veía caso a pensarlo demasiado, a verlo como algo considerado extraño o fuera de lo normal. Rió, no sintiéndose ofendida por su cuestionamiento, lo había tenido alguna vez, si, no expresado de esa forma, pero lo había tenido. Y Fleur había sido lo menos ofensiva que se podía llegar a ser. Había recibido pregunta incluso más indiscretas que esa.

- ¡Claro que sí que hay un padre biológico, cielo! – añadió con algo de humor por como lo planteaba, mirándole atentamente de forma relajada, ante la inocente pregunta- Creo que la medicina no ha dado aun con una forma para que no tenga que haber forzosamente espermatozoides y óvulos en la ecuación, al menos que yo sepa. - rio mirándole divertida- Mi madre Ebba me tuvo por inseminación artificial, al igual que mi madre Nora, tuvo a mi hermano Isak años después, de la misma forma. – añadió con entretención cuando esta creyó que le ofendía

- No me ofendes, no te apures, has sido de lo más civilizada a la hora de preguntar, te lo aseguro. No me incomoda - añadió Rua sonriendole despreocupada sin ningún apuro haciendo un gesto con la mano de quitarle importancia al asunto- Me han cuestionado de forma mucho más vulgar en el pasado. – añadió arrugando la nariz al recordarlo- Desde que no somos sus hijos biológicos y fuimos adoptados, que si fuese asi tampoco les deberia importar; hasta que se pusieron los cuernos la una a la otra. Es una mierda en realidad, como si a las parejas heterosexuales no tuvieran hijos de la misma forma y nadie se la pasa cuestionándoles.  - añadió negando con la cabeza ante la estupidez de la gente podía tener a no entender algo así de básico. Por suerte donde vivía no habían tenido problemas con ello, salvo por algún idiota con pocas luces muy de vez en cuando.

Aquello ocurria specialmente cuando viajaba, ya que Rua no escondía su procedencia ¿por qué lo haría? La gente hablaba de sus padres con total normalidad, o se quejaba de ellos, según se viera, ya fuese hijos de un único padre o madre, o hijos de una pareja heterosexual. Pues ella hacia lo mismo con sus madres, como la familia normal que eran.

Fleur se sintió peor (si es que eso era posible) cuando no pasó desapercibida para ella la confusión inicial de Rúa. Y esa fatídica sensación aumentó cuando encima la chica se lo tomó con un humor notable. Casi sonrió de lo boba que se sentía.

A la pregunta de que la ciencia aún no había descubierto un método independiente de un óvulo y espermatozoide habría respondido de manera automática que existía el milagro de la Virgen María. Pero en tales circunstancias no le parecía apropiado sacarlo a colación, como tampoco preguntarle si conocía a su padre. >>De todas formas ¿qué importancia tiene?. Estoy segura de que Dios ha estado al lado de Rúa toda su vida, con más fuerza incluso que de tener una presencia paterna<< O al menos, eso era lo que le habían enseñado.

-Aún así... lo siento y también que os cuestionen tanto... no es justo -tampoco imaginaba a alguien que fuera capaz de ser tan vulgar con Rúa, ¿quién querría tener un conflicto con ella? Fleur no, desde luego- y... ¡tienes un hermano! -continuaba sintiéndose culpable pero de alguna manera aquel error había hecho que se sintiera más cómoda, y podía arreglarlo siendo más agradable. No dejaba de verlo como extraño pero Dios lo permitía porque todos debían tener las mismas oportunidades. Al igual que permitía que alguien naciera tuerto o cojo. Quizás no era el mejor ejemplo que su mentalidad limitada podía elegir pero notaba pequeños golpecitos demoliendo sus propios muros de forma constante. El mundo de Rúa era revelador, todo lo que le habían enseñado que estaba mal. Y eso... solo hacía que quisiera saber más, como una pequeña tentación. Y cayó por completo- tu hermano Isak… ¿se parece a ti? -comentó tirando de otra de sus sonrisas tímidas mientras cruzaba una pierna sobre la otra- es decir... ¿es albino? ¿y... tus madres cómo se conocieron? -suspiró- perdona... la intromisión, no tienes por qué responder si no quieres. También... te están quedando genial las uñas.

No se había molestado por la duda de la francesa, aunque la forma de preguntarle le había confundido inicialmente, pero agradeció con una sonrisa a la rubia por decir aquello. Ciertamente cuando le cuestionaban, especialmente si era groseramente, se hacía fastidiosos. Pero la chica había sido en extremo educada, asique no le molestaba hablar de ello.

Aunque hablar de su familia le hacía querer verles, también le traía bastante paz.

- ¡Lo tengo! Un hermano adorable, súper puro para su edad e increíblemente molestable, me encanta tomarle el pelo, aunque él nos e queda muy atrás pinchándome. Siempre jugando, claro. - añadió Rua divertida al pesar en su hermano. Tenían una muy buena relación, donde podían pasarse horas muertas, cuando no tenía ni que estudiar ni que trabajar, jugando con él a videojuegos, viendo películas o haciendo el imbécil por la casa. No es como si tuviera una imagen que mantener dentro de su casa, mucho menos con su hermano, que estaba más que harto de verla con el pelo cual nido de pájaros y hecha un muerto en vida en sus días de periodo.Le emocionaba hablar de su hermano y de su familia en general, asique cuando Fleur pregunto no dudo en responder, sonriendo ampliamente sin olvidarse de sus uñas.

-Tengo mucha practica - rio refriéndose a las uñas, revisándoselas un poco antes de continuar dándoles forma- Y no te preocupes no me incomoda hablar de ello, aunque perdona si te aburro- añadió mirando por un momento a la curiosa francesa- Mi hermano y yo no nos parecemos. Te enseñaría una foto de él, pero a mi móvil ya se le murió la batería. Isak tiene 13 años recién cumplidos este año, tiene un bonito y revuelto cabello castaño claro y sus ojos son verdes oscuro. Tiene también unas adorables pecas, que a él no le gustan, pero a mí me parece se ve súper mono con ellas- añadió hablando de su hermano con total cariño, mientras observaba sus uñas, revisando que estaba todas iguales y viendo que no le tomo un poco más de atención sin dejar de dirigirse s Fleur.

-Mis mamas se conocieron gracias a mi tío Mikael. El es el mejor amigo de mi madre Nora de toda la vida. Creo que se conocían desde principios de secundaria -dijo haciendo memoria por un momento- Siempre estaban juntos. Él fue el primero en saber que mi madre Nora era lesbiana, sé que a él por ese entonces le gustaba mama, pero no se alejó de ella nunca y siguieron siendo los mejores amigos. – dijo sin ningún apuro, conociendo bien la historia pues se la había contado docenas de veces, eso y que tío Mikael formaba parte importante de la vida familiar incluso ahora- Cuando comenzarona  estudiar la carrera se fueron a compartir piso juntos. Mi tío conoció primero a mi mama Ebba en una reunión de alumnos, él estaba estudiando fotografía- dijo sonriendo animadamente, levantando la cabeza viendo a su amigo y sonrió divertida- Le gustó mi mama Ebba, se acercó a ella e intento conocerla, a veces le ayudaba con sus trabajos en la carrera cuando necesitaba hacer fotos. Fue alli en el piso que comaprtia donde se conocieron mis mamas, tenian cosas en comun y gustos parecidos. Ellas siempre dicen que se llamaron la atención desde el primer instante, aunque fuera tan diferentes en personalidad o tal vez precisamente por eso, mama Ebba es como un ángel de luz que no le gustan los conflictos y mi madre Nora es mucho más directa y con carácter, se complementan bien.- añadió Rua divertida siendo evidenteque se parecia bastante a Nora en ese aspecto.

-Como supondrás mi pobre tío se llevó chasco tremendo cuando supo que mi madre Ebba era lesbiana también. Aun ahora bromea que esta gafadisimo con las mujeres– añadió sin entrar demasiado en detalles contando a grandes rasgos, ante de sonreír entretenida mirando fijamente a Fleur- El forma parte de mi familia también. – añadió con suavidad pensativamente por un momento antes de asentir y volver a hablar, habiendo decidido a contarlo. No tenía nada de malo en realidad.

-Dije antes que nacimos por inseminación artificial ¿no? El tio Mikael fue el donante para que mi hermano Isak naciera. Mis mamas estaban de acuerdo y él tambien. Mi hermano Isak lo sabe y él nos trata a ambos con el mismo cariño y atención como si ambos fuesemos sus hijos o sobrinos. - añadió Rua a sonriendo animada, aunque relajada- Asi que en mi familia, somos dos mamas, un niño pequeño, una diva fabulosa y un tonto tio que es un ave libre, viene a vernos siempre que puede y que nos malcria. No somos muy convencionales, pero no es como si nos importase. – se rio con diversión, terminando de limar sus uñas ahora totalmente perfectas y buscando el botecito que tenía el protector transparente.

>>-¿Cómo es tu familia, Fleur?¿Tambien tienes hermanos? –pregunto interesada ya que le había preguntado y ella había contando sin tapujos, tenía algo de curiosidad ahora por la rubia.

Fleur escuchó la historia de Rúa medio encandilada, sonreía en algunas partes y se sentía completamente sobrepasada en otras. Pero una sonrisa tierna no varió en su rostro al contemplar como la sueca hablaba de su familia. Se notaba que les tenía afecto y sintió una punzada nostálgica y de envidia, ojalá ella tuviera algo parecido.
-¡Qué mono! -comentó al oír hablar de Isak, el hermano pecoso de Rúa, se quedó completamente en silencio y con pequeños asentimientos de comprensión a escuchar el romance de Nora y Ebba. Solo abrió la boca un poco al escuchar abiertamente la palabra "lesbiana" y cuando el tío Mikel se propuso como donante. Al finalizar miró a los ojos a la chica directamente, como sospesando qué diría a continuación.
-Y hacéis bien en que no os importe... -musitó- me parecen entrañables, Rúa -volvió a sonreír.

Pero con la nueva curiosidad de la chica Fleur agachó la cabeza, casi queriendo replegarse sobre sí misma y dar por terminada la conversación. Sabía que aquel gesto no era justo y aquello pesó más en la balanza. Se decidió a hablar aún con un poderoso pesar en el pecho.
-Soy hija única - gracias a Dios, nadie más había tenido que soportar lo que ella, aunque se dijo que de haber tenido a alguien que compartiera sus experiencias habría sido más fácil- … mi familia es algo complicada, está compuesta por grandes bailarines en su mayoría y me temo que aquello los apartó un poco del rumbo... -se entrecortó un poco, siendo consciente de que la última parte había quedado demasiado mística- se hacen llamar... los... los-los -le costaba pronunciarlo sin pensar que alguno de ellos saldría de una de las esquinas sombrías de Sendar para demostrar cuánto se querían así mismo y odiaban al resto, o en su defecto a ella- Camus, mi primer apellido... y son muy tradicionales... yo... no me llevo muy bien con ellos -admitió, intentando despejar la mente y continuar centrándose en las uñas de Rúa. Había desvelado poco, la punta del iceberg. Pero podía imaginar que aquello explicaba mucho en su comportamiento condicionado.