Torreón Maciel (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.

Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.

Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.

-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.

El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.

Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.

Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.

-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.

Saren había dormido varias horas seguidas, recuperando fuerzas y eliminando el agotamiento de su cuerpo y mente. No se había percatado de la salida de Shiz y DL, ya que si hubiera estado despierto les habría comentado lo tontos que eran. Cuando los chicos habían regresado, el ruido había empezado a despertar al norteño, pero su mente aun se aferraba al sueño, perezosa, queriendo descansar cinco minutos mas. Apenas era consciente de los sonidos a su alrededor, pero al cabo de un rato le llego el olor de la comida. Su tripa rugió, reclamando alimento, y el idrino termino por despertarse, parpadeando confuso.

Mientras se frotaba los ojos algo atontado, acertó a identificar la voz de Shiz, la de DL y la de Ari, que venían de la cocina. No sabían de que hablaban, pero el recuerdo del olor de la ultima comida de DL, le espabilo de golpe, y trastabillando, se puso en pie y corrió hacia la cocina todo lo rápido que pudo. El chico se apoyó en el marco de la puerta y observo aliviado que la cena aun no estaba preparado, solo habían empezado a hacerla.

-Buenos dias… o tardes, o lo que sea –saludo el chico sonriente-. Y mejor dejarme a mi lo de cocinar –les dijo, medio quitándoles los cuchillos, sin falta de educación-, os preparare algo realmente nutritivo –afirmo.

Saren se había levantado rebosante de energía, y poco le faltaba para andar dando saltos, pero supo disimularlo bien. Dejo su abrigo a un lado y se arremango la camisa, lavándose las manos y agarrando el cuchillo con mano experta. Giro el utensilio entre sus dedos con habilidad y continúo pelando y troceando la verdura con rapidez, el sonido de la hoja contra la encimera era rítmico y veloz. Luego limpió unos trozos de carne y después de freírlos a fuego intenso unos segundos para dejar el interior crudo, comenzó a preparar un estofado a fuego lento, echando los ingredientes poco a poco en la olla.

Mientras esperaba, el norteño paso los dedos por la piel de sus brazos, donde se empezaba a apreciar una sequedad incipiente. No era muy destacable, pero si un lacustre o un costero hubiera pasado el mismo tiempo que el sin darse un baño, ahora parecería un fruto seco. Mientras el olor de la comida empezaba a llenar la cocina, el chico mordisqueaba una pieza de fruta distraído.

Allí estaba intentando picar algunas verduras sonriendo ante los ánimos de Ariv escuchando por ahí de fondo a Shizel, aunque su atención la tuviera en esos momentos la chica que le ayudaba.

-Se que no es mala- comento entretenido refiriéndose a Karime y mirandole cuando pregunto sobre lo que paso allá afuera parando de cortar antes de quedarse sin dedos por no prestar la debida atención- Bastantes, llegamos a una plaza no muy lejos de aquí, donde solo pueden verse estatuas de piedra en posturas extrañas y algunas derruidas, como si representaran una masacre en piedra- respondió intentando que la chica lo visualizara, había dicho no mucho rato antes mientras venían que esperaría a que estuvieran todos, pero definitivamente tenia que contar eso porque sino empezaría a pensar que todo ese día tan extraño fue fruto de su imaginación- Estábamos allí cuando aparecieron crías de Blattas, ehhh insectos, muchísimos insectos y una criatura a cuatro patas, con las orejas cosidas, delgaducha, salimos corriendo hacia los callejones, la criatura nos siguió y apareció también el pergamino del otro día- respondió rascándose la nuca por no saber explicarse adecuadamente, aunque teniendo en cuenta la de cosas que les habían pasado a Shizel y a el era medio normal que no se acordara de todos los detalles-Salimos huyendo de nuevo, pero no podíamos volver porque nos cortaban el paso...-explico pensativamente recordando aquel edificio difícil de identificar o mejor dicho de creer- Y esto puede que te suene a locura, pero nos topamos con un edificio hecho de carne.... allí en medio y sonaba como si tuviera un enorme corazón, es difícil de explicar, hay que verlo - añadió observándola sabiendo que sonaba como si estuviera loco, por suerte las cosas en esa ciudad era bastante extrañas normalmente- Gracias a el la criatura extraña nos dejo en paz y pudimos volver con algo de comida...-Apenas terminó de contar aquello cuando apareció un rapidísimo Saren sobresaltandolo ya que no se esperaba que el bello durmiente decidiera por fin despertar, alzo una ceja viéndolo.

-Porfin te dignas a permanecer entre los vivos - respondió con cierto tono acusador por pasársela durmiendo, aunque tal vez estaba realmente agotado por eso solo suspiro dejandole la cocina con gusto, total su conocimientos culinarios eran casi nulos. Prefería poder comer algo caliente y rico- Yo voy a cargar cubos para darme un baño...aunque sea de agua fría -añadió sus pensamientos en voz alta saliendo al patio para comenzar con la ardua tarea que le esperaba para poder bañarse. En esos momentos cuando te habías pasado corriendo gran parte del día no apetecía lo mas mínimo cargar cubos- Voy a terminar proponiendo que nos bañemos de dos en dos y así nos ahorramos cargar agua tantas veces...que ademas dudo que este pozo tenga agua eterna....-añadió al echar un vistazo al pozo meditando aquello ultimo, estaban tomando agua como si nada, para bañarse o cocinar, sin tener en cuenta que el pozo podría vaciarse.

Shizel bufó internamente. "Si les dejo cargarían con cubos de agua fría hasta el día del juicio."
Bueno, ése no era su caso. Tenía que haber una manera, y si no la había removería cielo y tierra hasta encontrarla de todas formas. El agua fría tenía gracia cuando uno volvía acalorado de una excursión, pero él tenía que remojarse más veces al día, algo que ellos no habían tenido en cuenta.

Contempló estupefacto las evoluciones de Saren en la cocina; el norteño iba a toda mecha, manejando los utensilios con una rapidez y una soltura que eran completamente alienígenas para el idrino.
-¿Cómo lo haces?- preguntó perplejo. Trató de memorizar los pasos, pero al rato desistió. Lavar, pelar, trocear, pasar por agua, hervir... ¿De verdad toda esa parafernalia era necesaria?
"Tiene que ser fácil", se dijo muy convencido. "Saren lo está haciendo como si nada."

Se sentó en uno de los sofás, esperando ansiosamente a que la comida estuviese lista. Sentado sobre uno de los brazos escuchó el breve resumen de su salida que había hecho DL.

-Miseria no estaba...- añadió meditabundo-. ¿Saren, te dijo cuando te cosechó algo acerca de toda la parafernalia de la Luna Roja? ¿Cualquier cosa sobre qué tenemos que hacer hasta que salga?

Frunció el ceño desconcertado cuando DL mencionó que era posible que el pozo no durase para siempre. Se le hacía raro que algo tan común como el agua corriente pudiese contaminarse o acabarse siquiera, pero supuso que tenía razón. Aquella ruina de torreón ni siquiera tenía tuberías...

"El puente levadizo no funciona, el segundo y tercer piso siguen patas arriba... Deberíamos hacer este lugar habitable", pensó. "Echaré un vistazo a ver si encuentro la sala de mandos, por algo se empieza."
Se había aburrido de limpiar en su día, y prefería hacer algo más entretenido. Era altamente improbable que él pudiese arreglar algo incluso en caso de encontrar los mandos, pero no le entraba en la cabeza lo despreocupado que parecía todo el mundo al estar viviendo en un edificio prácticamente abandonado.
"Se supone que vamos a estar aquí un año y les da igual que esté lleno de cochambre. Y luego dicen que les dan miedo las cucarachas...", sonrió con cierto tinte burlón ante la ironía. "Apañados están." No descartó usarlo como argumento chantajista.

Hizo varias bajadas y subidas con los dichosos cubos llenando la bañera, cogiendo la ropa que había dejado secando en su habitación y volviendo para bañarse lo más rápido posible, el agua parecía aun mas helada o al menos era su impresión "Debemos aprender pronto a realizar ese hechizo térmico o vamos a terminar enfermandonos con tanto baño de agua fría". Tras bañarse lo más rápido posible, se vistió sintiéndose un poco más a gusto y limpio, aunque empezaba sentirse medio incomodo por el tema de la ropa "Va a llegar un momento que vamos a parecer salvajes" pensó meditando aquello bajando al primer piso a ver si estaba la comida lista, con un Saren preparándola de forma magistral. "Increíble, que rápido" pensó algo sorprendido en realidad, notando que Shizel seguía aun allí sentado en el sofá, observo sus ropas recordando lo que había pensado hacer mientras se bañaba.

- Shiz...- le llamo para atraer su atención- ¿Me ayudarías a clasificar al ropa de los baúles que hay en los cuartos? Tal vez podríamos lavarla y aprovechar algunas de esas prendas...las que tenemos no nos van a durar eternamente y no podemos ir por la vida con ropa con tres kilos de mugre encima, si no atraen a los bichos la comida de las cestas, les atraeremos nosotros - añadió pensativamente observando al idrino con atención y recordando los estados no solo de la ropa, si no también lo del tema de los cubos y la higiene en general del torreón, queriendo evitar coger alguna que otra enfermad rara de esa ciudad. Debían pensar un poco en ello, aunque hasta ahora realmente no le había dado mucha importancia, pero teniendo en cuenta que iban pasar mucho tiempo allí, según recordaba un año, más o menos, mínimo que no murieran por culpa de la falta de higiene- Luego si eso cuando comamos limpiamos...definitivamente nos quedamos cortos la primera vez - dijo viendo tantas capas de polvo y mugre alrededor que daba escalofríos verlo, los cuartos eran un desastre el cuarto donde tenían a YR mas de lo mismo y mínimo este debería tener un cuarto limpio en condiciones o se le infectaría la pierna y ni decir del lugar donde dormían o donde comían- Cuando vengan el resto que nos ayuden-añadió pensando que sería bueno empezar cuando comieran algo o caerían muertos de cansancio- Y propongo empezar por la sala de abajo e ir subiendo…- añadió mientras se ponía en camino a las habitaciones para ver que ropa podrían utilizar y cuales no.

Mientras DL y Ariv cocinaban, apareció Saren. La niña lo saludó con un gesto y siguió con lo suyo, pero de inmediato el idrino los relevó a los dos. Sorprendida, dejó que el muchacho preparara todo. Bueno, mejor así: ya no tendría que trabajar en algo que no le llamaba demasiado la atención, a pesar de que había accedido a ayudar al foner.
También Shiz hizo acto de presencia. Después de bañarse, entró en la cocina y le planteó una pregunta a Saren, algo sobre la Luna Roja y lo que tenían que hacer exactamente. Sobrevivir… Eso era lo que le habían dicho a ella, pero no sabía nada más. Tampoco se había parado mucho a pensar cuando le propusieron ir a la ciudad.
— ¿Qué crees que tenemos que hacer? — le preguntó a Shiz. Aunque no supiera nada, quizás tendría alguna idea, una intuición, lo que fuera. En cuanto a ella… estaba completamente en blanco.
Después, DL aseveró que había que revisar la ropa que había en el torreón y limpiarlo todo. Ariv bufó. Ese era el tipo de cosas que odiaba hacer.
— Yo… Humm… Creo que me dedicaré a intentar aprender el hechizo ese que dijo DL antes… - anunció como quien no quiere la cosa. Quizás, de ese modo, podría escaquearse, al menos por un tiempo, aunque estaba segura de que tarde o temprano tendría que poner algo de su parte.

Parecía que había pillado a Saren en una parte delicada del proceso y no le respondió inmediatamente. Shizel esperó pacientemente a que terminase.

-También falta la sopa para el cojito- recordó. No tenía otro apelativo para él, dado que YR nunca había llegado a decirles su nombre.
A sus ojos la culinaria era algo nuevo de lo que desconocía su cara rutinaria y tediosa, y por tanto no le había importado hacerse cargo él mismo del tema por curiosidad, pero por saber él no sabía ni hacer tostadas. Sin la menor disposición a hacer saber a sus compañeros su completa inutilidad al respecto, se limitó a dejarlo caer y esperar a que alguno con más dotes que él recogiera el testigo. Concretamente Saren, que era el que menos posibilidades tenía de envenenar al susodicho por accidente. Sin embargo no le dirigió a él la petición sino en general; habría sido una falta de respeto directa.

Percibió la postura interrogante de Ariv y se volvió hacia ella antes de que hablara.
"Así que ella tampoco sabe nada...", pensó al escucharla. Se reprochó duramente a sí mismo no haberle preguntado a Miseria en aquel entonces por más detalles. ¿Tan ansioso estaba por irse? Se creía mucho más sensato...
De todas formas no recordaba muy bien los detalles: algunos le parecían confusos, envueltos en una niebla extraña en su memoria.

-Me temo que no, habrá que averiguarlo por otros medios- negó con la cabeza-. De hecho salí justamente a ver si Miseria podía decirnos algo, pero hemos vuelto con las manos vacías. Nos prometieron algo a cada uno de nosotros- dijo en tono reflexivo, rememorando lo que le había comentado DL acerca de deseos de libertad. Él mismo había sido atraído con promesas de mundos nuevos y magia...-. ¿Se os ha ocurrido pensar qué quieren a cambio? No me parece lógico que secuestren niños y se molesten en darles de comer regularmente sin ningún propósito aparente. No parecen ser del tipo caritativo.
"Y en mi casa se comía mejor que aquí."

Shizel miró a DL sonriendo levemente al principio, creyendo que estaba bromeando, hasta que se dio cuenta de que no había ningún chiste.
-¿El salón otra vez?- no pudo evitar decir incrédulo, sin saber si le estaba tomando el pelo-. Pero si ya lo limpiamos hace nada...
"En casa todo estaba siempre como los chorros del oro...", no puso evitar pensar, desencantado. Sólo ahora empezaba a tener un vago entendimiento de por qué tenían contratados a tantos criados a la vez.

No pudo evitar sonreír al oír la evasiva de Ariv. "Qué listilla..."
-Bueno, tampoco tenemos por qué ponernos en plan intensivo, ahora somos cuatro gatos. Que arrimen el hombro también los demás- se encogió de hombros, divertido-. Al principio podemos limitarnos a curiosear, o hacer lo que dice DL. Y luego todos- lanzó una mirada maliciosa a Ariv- podríamos subir a limpiar en condiciones. O podemos quedarnos aquí, como veáis- se reclinó sobre el sofá como si no le importase lo más mínimo.
Aunque a él tampoco le hacía gracia ponerse perdido con los restos del Torreón Cochambre sabía perfectamente que si no lo hacían ellos mismos no lo haría nadie, pero desde luego no pensaba mover un dedo si no lo hacían todos los demás.

Saren, concentrado en preparar la comida, apenas prestaba atención a la conversación. Llego a escuchar la pregunta de Shiz, pero en ese momento estaba demasiado concentrado, así que no dijo nada, ya le respondería después. El estofado estaba casi listo, pero antes de apagar el fuego, le añadió un poco de una fruta similar a la manzana en dados, lo que le daría un toque sabroso al guiso. El chico acertó a oír la sugerencia de Shiz, y sonrió ante la indirecta que contenía su propuesta, que aunque no iba dirigida directamente a él, no había que ser muy avispado para darse por enterado, a fin de cuentas los demás no habían demostrado dotes culinarias por el momento.

El no tenía problema en prepararle una sopa al tullido, pero tenia claro que el no iba a ser el que se la diera a la boca, esa tarea recaería sobre los hombros de otro. Tarareando una melodía norteña, el chico se puso con la sopa, limpiando más verdura y saliendo al patio a buscar un cubo de agua fresca. Una vez de vuelta en la cocina, el idrino puso otra olla al fuego y la llenó con el agua del poco, esperando a que esta se calentara. Cuando rompió a hervir, Saren echó la verdura al agua y redujo el fuego tras unos minutos, dejando que el caldo empezara a coger sustancia. Mientras tanto, el chico cogió un buen trozo de carne cruda, y la deshueso, añadido el hueso al caldo, y empezando a desmigar la carne, que añadió en ultimo lugar. Redujo el fuego un poco más y dio los últimos toques al estofado, anunciando que la cena estaba lista.

-Ya esta la comida –dijo a los que estaban en el salón-, y también prepare una sopa para el señor tullido –añadió mientras ponía la mesa-. Estará lista en un rato, así que no os peleéis por subirla ya, podéis echaros a suertes quien le da de comer mientras cenamos, se que todos estáis desando hacer de niñera –dijo con una sonrisa burlona, dejando la olla del estofado en el centro de la mesa-. ¡Que aproveche!, y no olvidéis que luego volverán los de la excursión con hambre… , sed malos y no les dejéis nada –bromeo con una amplia sonrisa, realmente les había apartado una buena cantidad de comida que guardaba en la cocina.

Apenas estaba subiendo el primer piso cuando escucho el llamado de Saren a comer y como si hubiera sido invocado ante esa llamado, su estomago rugió."Si que tengo hambre" pensó volviendo a tomar el camino andado para ir a comer antes de que acabaran con ese estofado que solo le provocaba mas hambre.

- A veces me pregunto como demonios consigues hacer esto con tan pocas especias- murmuro DL sin poder creérselo aun, echándose en un plato estofado para comenzar a comer sin decir nada mas, comer y callar, que era lo mejor en esos momentos. Estaba famélico tras toda la mañana corriendo como idiota por media ciudad junto a Shizel. Estaba allí comiendo con calma y recordando todo lo que debían hacer como limpiar ahora que le recordaron al herido de arriba y el tema de la ropa, miro a Saren detenidamente- Ahora que estas presente en cuerpo y mente, decía antes que deberíamos limpiar...ya sabes algo de higiene en este torreón ya que vamos a vivir aquí bastante tiempo, sino esta limpio todo podemos enfermarnos, mas si acabamos heridos, podríamos hacerlo entre todos así iríamos mas rápido- añadió DL pues veía que eso era una prioridad por que aunque tuvieran magia, no se sabia si serian capaces de poder curarse igual que los del otros torreón- Otra cosa es sobre la ropa de los baúles, alguna esta sucia y descosida, pero tal vez haya ropa que podamos usar..solo es cuestión de echarle un vistazo y lavarla, podríamos hacerlo luego de comer ¿que os parece?, es obvio que fue dejada ahí por anteriores cosechados... y dudo que la vayan a echar de menor estén donde estén ahora- añadió DL entrecerrando un poco los ojos al caer en cuenta de aquello, y que eso replanteaba la pregunta de donde estaban todos los demás cosechados que como ellos llegaron a esa ciudad, siendo que solo habían visto monstruos y a los del otro torreón "Tal vez no sobrevivieron..." pensó ante la posibilidad dado los peligros de la ciudad.

Ariv se encogió de hombros.
—No sé qué pueden querer de nosotros… Bueno, dijeron que éramos especiales y eso, ¿no? Que teníamos que devolver la gloria a esta ciudad. —Se rascó la cabeza —. Aunque no sé muy bien cómo vamos a hacerlo…
En ese momento, Saren indicó que la cena estaba lista. La niña sonrió: empezaba a tener hambre, y el idrino cocinaba muy bien. Se sentó de inmediato y, una vez se sirvió, comenzó a comer.
—¿Creéis que se pondrá bien? —inquirió refiriéndose a YR, no muy segura de ello. Llevaba tantos días mal que ya empezaba a perder las esperanzas. Suponía que a sus compañeros les sucedía lo mismo. Apenas lo conocía, pero le daba un poco de pena.
DL mencionó unos baúles con ropa. Bueno, quizás tuviera razón y encontraran algo que les pudiera servir… Después tocaría limpiar, desde luego, y a juzgar por el gesto y las palabras de Saren le sería difícil librarse. Soltó un bufido. Si la ropa estaba en malas condiciones, tampoco quería coser.
—Bueeeeno… —accedió al fin. No le quedaba más remedio que colaborar —. Vayamos a ver esos baúles cuando terminemos de cenar…
Lo primero era lo primero, claro.

Después de toda una tarde eligiendo cuidadosamente las pocas cosas apetecibles de la cesta, la verdad era que los platos calientes de Saren eran lo más parecido a las delicias de su casa. Sin embargo, Shizel echó el postre de menos.
-Descubriré cómo lo haces. Tiene que haber truco por alguna parte- dijo señalándole con falsa acusación con la cuchara mientras, eso sí, comía a dos carrillos. La carrera por la ciudad le había abierto el apetito.

La mención de la ropa que hizo DL le llamó la atención.
-Más cosechados...- dijo en tono pensativo-. Y sin embargo la ciudad parece completamente abandonada. ¿Cómo devuelve uno la gloria a una ciudad si luego desaparece?- hundió la mirada en el fondo del plato. No le gustaba nada eso: daba pie a pensamientos muy inquietantes, y una vez más a la desagradable sensación en el estómago que le embargaba cada vez que recordaba que había sido engañado.

Escuchó el resto del diálogo en silencio. Coincidía en la necesidad de que alguien tenía que limpiar el torreón; en lo que no coincidía era en que alguien tuviera que ser él precisamente. En su opinión, tendrían que haberles alojado directamente en un sitio decente.
Sin embargo todos, hasta Ariv, estaban dispuestos a arrimar el hombro, así que él no sería menos. La perspectiva no le desagradaba: el primer día había sido hasta entretenido. Sin embargo sospechaba que si tenían que hacerlo con regularidad aquello iría perdiendo el factor novedad poco a poco hasta convertirse en un aburrimiento supino.
Respecto a la ropa le daba bastante igual con qué vestirse, pero no creyó necesario añadir que él no sabía pegarse un botón a la camisa, ya no digamos coser.

-No debe tardar mucho en despertarse- se encogió de hombros, y luego añadió para tratar de disipar la preocupación de Ariv-. Al menos ronca y no me deja dormir, así que si tiene fuerzas para eso las tendrá para todo lo demás.
Terminó de comer y se levantó de la mesa.
-Felicidades por el estofado- dijo a Saren antes de emprender el camino al piso de arriba. Buscó entre las habitaciones tratando de localizar la sala de mandos del puente, y acabó encontrándolos ocultos bajo una pila de morralla en el tercer piso. Trató de manipularlos sin éxito alguno, y se asomó por la ventana estirando el cuello todo lo que pudo para ver qué sucedía. Maldijo en voz baja cuando se dio cuenta de que alguna de las poleas, si no más, estaba rota, y que tendrían que bajar al fondo del foso para arreglarlo. Fondo desde el cual, por cierto, sería una odisea volver a subir.

-Parece que la mentalidad de este lugar es “si se ha roto no lo arregles”- bufó en voz lo suficientemente alta para que sus compañeros le oyeran-. A menos que alguno de vosotros sepa volar y no nos lo haya dicho, vayámonos despidiendo del puente.

DL termino de comer mientras escuchaba los comentarios de Shizel, decidió subir arriba a mínimo ver si podía usar algunas de las prendas de los baúles, podrían servirles incluso como vendas improvisadas en casos de que fueran imposibles de usar para vestirse. Aunque antes de eso se aseguro primero de subir el caldo para YR y poder darle de comer y limpiarle la pierna para que no se infectara antes de volver su atención a los baúles. Estaba ya volviendo de darle de comer y limpiar al foner blanco, cuando escucho las quejas de Shizel sobre el puente.

-Dudo que aquí nadie vuele, aunque para bajar no se necesita volar, se tira uno y punto, el problema es subir- respondió DL con diversión en un tono audible desde el segundo piso-Baja ya Shiz, donde quieras que andes metido...miremos lo de la ropa si eso y luego vemos lo del puente. De todos modos no podremos volar, pero si levitar...si hicimos levitar objetos, tal vez funcione también con personas... aunque dudo que yo pueda en ese caso, ya se ha visto lo que pasa cuando levito algo- dijo con ironía y cierta burla contra su inutilidad aunque tomando lo mejor posible, solo necesitaría practicar mas y a ser posible, sin ninguno de sus compañeros cerca por peligro de asesinato por lanzamiento del tiro al blanco.

- Aun hay gente aquí que ni siquiera sabemos si pueden hacer magia o no, tal vez alguno tenga mas facilidad con la magia que yo...-añadió DL con tono suficientemente audible, refiriéndose sobretodo por aquellos a los que no había visto hacer magia en ningún momento, mientras entraba a las habitaciones para empezar a sacar la ropa de los baúles y poder ver cual era de utilidad, sin acercarse por supuesto al cuarto de RR, que algo le decía que entrar allí dentro seria peligro de muerte conociendo lo neurótico que este era.

Ariv siguió a sus compañeros escaleras arriba una vez terminó de cenar. Seguía sin tener ganas de ponerse a coser y arreglar ropa en caso de que fuera necesario, pero sentía curiosidad por lo que pudieran encontrar en los baúles. Seguro que había algo que le llamara la atención entre todo aquello. Por otro lado, se sentía extraña al hurgar entre cosas que habían pertenecido a otra gente, cosechados como ella, que habían sido llevados a Rocavarancolia… ¿Para qué? La mayoría para morir, seguro, dada la falta de seguridad general, pero…
Estaba sumida en estos pensamientos cuando escuchó a Shiz. No sabía qué pasaba con el puente con exactitud, pero no le dio importancia de momento.
—Ya nos ocuparemos de eso —le dijo al idrino. Pensar en tener que repararlo se le hacía más aburrido que el asunto de la ropa, así que siguió a DL hacia el interior de una de las habitaciones. Abrió uno de los baúles y comenzó su tarea.
Empezó a sacar algunas prendas, aunque no parecían en muy buen estado. La mayor parte estaban rotas, muchas de ellas sucias. Se preguntó cuánto tiempo llevarían allí, lo que la llevó a cuestionarse cuántas cosechas habría habido antes que la suya, cuánta gente habría pasado por aquel torreón. Suspiró. En su cabeza todo le parecía infinito.
—¿Qué habéis encontrado vosotros? —preguntó a los demás —. Esto no parece que sirva de mucho…
Observó con curiosidad la ropa que tenía entre sus manos. No reconocía ninguna de las prendas como propia de su mundo.

Mientras los demás se dedicaban a ver qué ropa era salvable y cuál no, al bajar Shizel había optado en su lugar (con más curiosidad que eficacia) por adecentar el piso en el que se encontraban.
Mientras ordenaba le había dado por pensar en los idrinos de la costa y cómo caminaban todo el día, acampando para pasar la noche y volviendo a ponerse en marcha con la puntualidad de un reloj a la mañana siguiente, cargados únicamente con lo imprescindible. Se preguntó cuándo los demás habían empezado a acumular tantos trastos inútiles.
La única tarea de limpieza que había desempeñado desde que había llegado era fregar, y aquello no era muy difícil: frotar con el trapo hasta que estuviese sucio y luego enjuagarlo. No obstante el idrino había descubierto que barrer era harina de otro costal.
“¿A dónde diablos llevo el polvo?”, se preguntó Shizel frustrado mientras veía cómo en el centro de la sala se iba formando un pequeño montículo de pelusas al que no sabía adónde llevar.
Lo fue repartiendo poco a poco, parte a las esquinas y el resto oculto bajo los muebles o las alfombras, y cuando hubo terminado se retiró a la puerta para contemplar el estado de su obra. A primera vista la habitación parecía impecable.
“Pero yo sé que está sucia”, se dijo arrugando la nariz. Sólo entonces empezaba a entender la problemática detrás de limpiar.
Así las cosas, y tras mucho marear los montículos de polvo de un lado a otro, acabó por reunirlo todo y tirarlo por la ventana sin contemplaciones. Satisfecho por fin, aprovechó que los demás andaban distraídos para bajar y escamotear unos cuantos de los apuntes de magia, los suficientes para que el hurto no se notara, y los ocultó en su habitación. Hizo oídos sordos al comentario de DL a propósito: no quería llamar la atención sobre sí mismo en ese momento.
-Mientras abriguen, nos sirven- dijo en respuesta a Ariv. Durante las noches de aquel lugar refrescaba muchísimo más que en su ciudad.

Agradeció la ayuda de Ariv, aunque la ropa que encontraron la mayoría estaba para tirar, pero con un poco de limpieza serviría aunque fuese como vendas o sino tocar coserlas pues algunas no estaban tan en mal estado solo sucias y algo descosidas pero servirían. "No tengo idea de coser, pero no creo que tenga que necesitar mucho estudio para eso...espero" Pensó DL dejando al lado lo que aprecia un abrigo con una cantidad de polvo imposible de describir, sacudiéndolo y viendo algunas manchas que tenían toda la pinta de ser de sangre "Que tranquilizadora es la ropa" se dijo sarcástico dejando las prendas que pudieran ser útiles y las que podrían usar como trapos o vendas por otro. tras terminar con eso decidió bajar abajo al pozo encontrándose a Shizel dando vueltas extrañamente por todo el primer piso moviendo la escoba de aquí para allá, tan concentrado en su labor que ni lo vio bajar, coger un par de cubos con agua y volver a subir.

-Ariv, ¿podrías intentar limpiar las manchas de este montón de aquí? Luego solo tienes que dejarla a secar o si ves que las manchas no son para tanto, pues las usamos de mantas -añadió DL a Ariv dejandole un cubo con agua delante, tomando el otro y un trapo húmedo para comenzar a limpiar los cuartos el cuarto que falta le hacía, aunque empezando primero por el del convaleciente ya que el tenia más peligro de empeorar por la falta de higiene- Hey Shizel, ¿me ayudas? Voy a limpiar el cuarto de YR, donde según creo también estas durmiendo tu- dijo DL recordando que el idrino no dormía junto al resto sino que se la pasaba durmiendo en la habitación estudio del foner, que por cierto solo tenia su camastro improvisado, la única parte mas o menos cómoda- ¿has pensado en mudarte de habitación? Debes dormir como mierda en el estudio- le dijo pues el estudio era bastante grande si pero no tenia mobiliario mas o menos cómodo que se dijera. Aunque al entrar y encontrarse el colchón tirado por el suelo alzo una ceja- Habrá que levantar eso para limpiar debajo- dijo entretenido poniéndose manos a la obra por su cuenta, tal vez se estaba preocupando excesivamente de la limpieza, pero ese mundo le era extraño en gran medida y si había criaturas tan extrañas a saber sino habría infecciones y virus inclusos mas extraños y peligrosos, mejor era no ponerse en riesgos estúpidos y que podrían evitarse, ademas cuando porfin llegaran los aventureros no estaría mal que mínimo un par de habitaciones ya estuviesen limpia y en eso estaba, al menos se entretendría hasta la noche donde con suerte, sino había contratiempos estudiaría un poco mas de magia o le pediría a K practicar con la espalda, dependiendo de como llagasen, ya vería lo que haría. Ahora lo principal era adecentar el torreón.

Ariv compuso un gesto de genuina sorpresa cuando DL le dejó el cubo de agua delante. Ella, que pensaba que lo de la ropa no se iba a prolongar demasiado, se llevó un chasco al descubrir que no iba a ser así.
—Bueeeeno, vaaaale —aceptó, aunque su cara era un poema. En cuanto el foner se puso a limpiar la habitación de YR, la niña bufó y empezó a trabajar. Y pensar que había ido a aquella ciudad a lavar prendas de vestir… ¿Era así como le devolverían la gloria perdida? A lo mejor tendría que haber salido de expedición con el resto, pero ya era demasiado tarde.
Sumergió una de las prendas en el agua y comenzó a frotar. Lo hizo lo mejor que pudo, aunque no estaba acostumbrada a hacer ese tipo de cosas. No solían ordenárselo y siempre le había parecido demasiado aburrido. Ella se había dedicado a lo que le había venido en gana, más o menos. Para hacer más llevadero el trabajo, se puso a pensar en la cantidad de hechizos que aprendería una vez hubiera terminado, en las clases que K le impartiría, y eso la animó un poco. Unos minutos después, en su cara se adivinaba una media sonrisa.
Cuando terminó de lavarlo todo y de ponerlo a secar donde buenamente le fue posible, fue en busca de Shiz y DL. Cuando los encontró, les dijo:
—He acabado. ¿Hay que hacer algo más?
En su interior esperaba que la respuesta fuera negativa. ¡Que también trabajaran un poco los que se habían marchado de Maciel!

Echaron a correr en cuanto pasaron al lado de K y vieron como las hienas empezaban a perseguirles. Timmy iba delante, dado que K se había empeñado en que debia vigilarle en todo momento para protegerle.

La carrera fue mas bien breve. El subidón de adrenalina hizo que el grupo recorriera la distancia que les separaba del torreón en un espacio de tiempo bastante corto, a pesar de que habían despistado a las hienas en cuanto éstas se cebaron con el paquete que habia perdido RR.

K le preguntó a Timmy si estaba bien.
-¿Que si estoy bien? ¡Estoy mejor de lo que tu has estado desde que llegaste a esta ciudad! ¡JIA!

Cuando llegaron al torreón el joven llamó a la puerta y no fue otro que Aleksei quien les abrió, al que Timmy saludó dándole un empujón que lo derribó de vuelta a la sala.
-Gracias por abrir, Alfred. Ahí tienes tu propina.

Cuando todos hubieron entrado, el joven se dirigió a K.
-Pese a que esta vez os he tenido que salvar un poco el culo, este... yo, sigo siendo poco diestro con esto de los cuchillos y los objetos de lanzar. Así que si no te importa durante los próximos días quisiera que siguieras enseñandome a luchar, tanto a corta distancia como con los arrojadizos, e incluso el tiro con arco. Ya sabes, para poder liquidar mejor a... los monstruos ¡JA! -Le dijo con aquella sonrisa malevola- Y ahora si me disculpais estoy bastante cansado, así que voy a echarme un rato.

Según se alejaba pasó junto a RR. Se quedó a su lado, sin mirarle, y le susurró algo al oido.
-Ya has visto de los que soy capaz, pelirrojo. Y déjame que te diga que si querías uno de mis juguetitos no tenías por que robarmelo, solo tenías que pedírmelo. Soy consciente de lo que eres, como también lo soy de que tenerte como aliado sería muy beneficioso para mis planes. Pero te lo advierto, la próxima vez que se te ocurra coger algo sin permiso ni todas las malditas trampas del mundo impedirán que te degolle mientras duermes.

Acto seguido el joven se fue de camino a las mazmorras, abrió la celda donde guardaba sus objetos y se metió dentro. Allí hizo inventario de los explosivos que aun le quedaban, así como de los cuchillos y demás objetos que poseía. Tras esto, su mirada se desvió hacia su disfraz. Aquel que días antes dejara allí guardado. De nuevo, aquel sudor frio le recorrió todo el cuerpo al ver la máscara. Aquel cacho de tela mal cosida le miraba. Le atravesaba. Le tenía imnotizado.
-T...i...m...m...y...

Fue entonces cuando le dio un ataque de terror y se apresuró para arrojar la parte superior del disfraz sobre la máscara. Debia ocultarla o le devoraría.

Los nervios dieron paso entonces a uno de sus ya habituales dolores de cabeza y, tras esto, cayó en un profundo sueño del que no despertaría hasta la mañana siguiente.

Cuando Karime llegó al torreón, lo único que hacía era carcajearse quedando casi sin aliento. No podía creer que RR estuviera tan equivocado.

- No me puedo creer que sigas pensando que matar a las crías fue un error.- decían entre risas.- ¿En serio? ¡Eso nos ha salvado la vida! El instinto de toda madre es poner a salvo a sus crías cuando estas se encuentran en peligro. Hice que se fuera, por el contrario, tu, robando a esa cría, lo único que hubieras conseguido sería que la bestia rastreara su olor hasta nosotros. Antes de que pudieras llevar a cabo “tus planes” esa bestia nos habría pillado por sorpresa y nos habría descuartizado.-le explicó con una amplia sonrisa, todavía impresionada de que el foner no viera la realidad tal y como era.- Por otro lado, en lo de la hiena madre tienes razón. Reconozco mi error, a diferencia de otros, fue temerario por mi parte, aunque solo me hubiera perjudicado a mi si no fuera porque maté las crías, claro.- reconoció adoptando una pose sería. Dos segundos más tarde, una sonrisa asomó por la comisura de su labio y, con un guiño, añadió.- pero, si no lo hubiera hecho, ¿Dónde hubiera quedado mi diversión?

La libense entró detrás del pequeño Timmy con una gran sonrisa y un “¡cariño, ya estoy en casa!” con el que pretendía llamar la atención del resto de compañeros para contarles lo que, para ella, había sido “una aventura divertida”. Mientras esperaba a sus compañeros, Timmy le pidió que siguiera entrenándole y enseñándole con una actitud poco propia de él.

- Ey, pequeño, espero que te encuentres bien, pareces nervioso… alterado, diría yo.- contestó al chico.- Sabes que a mí no me importa enseñarte siempre que seas un alumno atento y disciplinado. Ve a dormir, va, a ver si se te pasan esos nervios.- le contestó finalmente revolviéndole el pelo cariñosamente.