Bosque Fantasma
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Rocavarancolia Rol
17 participantes
- Rocavarancolia Rol
Bosque Fantasma
29/10/15, 11:51 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Anclado a un descampado en ruinas, el espejismo de un bosque comienza de forma abrupta al final de una calle. Helechos y árboles translúcidos de troncos arrugados y copas frondosas crecen de forma desordenada. La luz que los atraviesa, ilumina y confiere al lugar un aire tenebroso. La ilusión, tan elaborada que engaña incluso al tacto, se ha convertido en el hogar de algunas criaturas, cuyos gruñidos quedan escondidos entre los falsos sonidos ambientales.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Bosque Fantasma
18/09/17, 02:29 pm
Rutilante esperó pacientemente sin decir nada a que Milo finalizase los preparativos. Sin mayor ceremonia, en cuanto el irrense extendió el brazo, el unicornio clavó su cuerno en el. La herida que se le abrió comenzó a sangrar inmediatamente sobre el círculo.
<<Será rápido, repite lo siguiente en voz alta...>>
Frase por frase, Rutilante fue dictando mentalmente el ensalmo que Milo debía repetir.
Una vez hubo finalizó, el unicornio retiró su cuerno manchado con la sangre de Milo y regresó a su forma original. Le tendió el bote con las hojas y sacó un trozo de pergamino de su bolsillo, además de un utensilio de escritura.
—Los pasos a seguir para el hechizo que te comenté. Como demostración, lo aplicaré sobre la herida que te acabo de hacer, creo que es justo.
Rutilante pronunció el hechizo de restauración, acompañándolo de los gestos claramente marcados. Podía ejecutarlo incluso mentalmente, un sortilegio tan simple como aquel, pero quería que el chico viese con claridad que coincidía con las instrucciones escritas.
>>Recuerda, haz una infusión y que se la tome al menos tres veces en el transcurso de un día. Debería mejorar enseguida. Y no es necesario que me lo agradezcas: este hechizo y el remedio para veneno de trasgo no es algo difícil de conseguir para un ciudadano de pleno derecho aunque para ti sea un salvavidas; e incluso si me estoy jugando el pellejo yo ya me he llevado mi parte del trato.
Por supuesto que se le había llevado, el cosechado todavía no sabía hasta qué punto se extendía la maldición de trasvase de magia a voluntad del beneficiado que había accedido a llevar a cabo mediante un sencillo ritual sellado con sangre. Por lo de pronto, aunque su herida desapareció como si no hubiera estado ahí, Milo notaría una fatiga considerable.
Un haz de luz había acompañado a las últimas palabras de Rutilante, cegando al irrense momentáneamente. Para cuando consiguiese volver a ver ya no habría rastro del unicornio o la caseta y si echaba a caminar en cualquier dirección lograría salir del bosque. No se encontraría muy lejos del torreón Letargo.
<<Será rápido, repite lo siguiente en voz alta...>>
Frase por frase, Rutilante fue dictando mentalmente el ensalmo que Milo debía repetir.
Una vez hubo finalizó, el unicornio retiró su cuerno manchado con la sangre de Milo y regresó a su forma original. Le tendió el bote con las hojas y sacó un trozo de pergamino de su bolsillo, además de un utensilio de escritura.
—Los pasos a seguir para el hechizo que te comenté. Como demostración, lo aplicaré sobre la herida que te acabo de hacer, creo que es justo.
Rutilante pronunció el hechizo de restauración, acompañándolo de los gestos claramente marcados. Podía ejecutarlo incluso mentalmente, un sortilegio tan simple como aquel, pero quería que el chico viese con claridad que coincidía con las instrucciones escritas.
>>Recuerda, haz una infusión y que se la tome al menos tres veces en el transcurso de un día. Debería mejorar enseguida. Y no es necesario que me lo agradezcas: este hechizo y el remedio para veneno de trasgo no es algo difícil de conseguir para un ciudadano de pleno derecho aunque para ti sea un salvavidas; e incluso si me estoy jugando el pellejo yo ya me he llevado mi parte del trato.
Por supuesto que se le había llevado, el cosechado todavía no sabía hasta qué punto se extendía la maldición de trasvase de magia a voluntad del beneficiado que había accedido a llevar a cabo mediante un sencillo ritual sellado con sangre. Por lo de pronto, aunque su herida desapareció como si no hubiera estado ahí, Milo notaría una fatiga considerable.
Un haz de luz había acompañado a las últimas palabras de Rutilante, cegando al irrense momentáneamente. Para cuando consiguiese volver a ver ya no habría rastro del unicornio o la caseta y si echaba a caminar en cualquier dirección lograría salir del bosque. No se encontraría muy lejos del torreón Letargo.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Bosque Fantasma
06/08/18, 05:44 pm
Alice
Una voluminosa y casi burbujeante sombra atravesaba el bosque acompañada del caer de la tarde. Caminaba, reptaba, saltaba en silencio, pero no era un movimiento aleatorio. La luz roja, la tormenta y los terremotos enmarcaban la noche de despedidas y nuevos comienzos.
Un centenar de ojillos danzaba en la oscura superficie, pero era el par de ojos verdes quien lideraba. Su dueña buscaba algo desde su llegada al bosque, pero empezaba a asumir que nunca encontraría el lugar de su picnic, igual que llevaba tiempo aceptando otras cosas. Pero tampoco importaba tanto ese detalle, sino que lo importante era el bosque en sí. Las emociones. Las sensaciones. Pero el recuerdo... El recuerdo se desvanecía junto con tantos otros, pero cada vez que pasaba cerca de sitios como aquel, rememoraba y reverberaba en su pecho la misma sensación que experimentase allí y allá con Marsi en su momento. Y si el olvido era necesario, al menos se había hecho con un cuaderno en el que anotar todo lo que pudiera sobre la varmana. Lo había llevado con ella a varios de esos sitios. Ese era el último.
Las sombras, por su parte, se habían ido desparramando alrededor de ella desde que entraron. Podían sentir la desolación que experimentaba la bruja pero parecían entenderla como órdenes o instrucciones. Y ahora mismo la terrícola podía sentir cómo la ciudad había bebido de ella, casi como si la hubiera desangrado desde su llegada allí. Pero sabía que no engulliría a las onyces, sin embargo; aunque estas se derramasen como tristeza líquida entre los árboles.
Asumida la rendición, la mole oscura se detuvo junto a un árbol cualquiera y dejó libre a su bruja. Llevaba sus ropas oscuras, el cabello trenzado, y una bolsa de tela cargada de cosas. Las mismas de sus picnics. Mientras las onyces montaban un cerco de guardia a su alrededor, ella extendió un paño sobre el suelo, se sentó y sacó bebida y comida para dos. Se movía de forma automática, siguiendo un plan mental con la concentración de quien sigue un ritual. En su caso, una despedida. El toque final fue un par de velas, aunque la Luna Roja refulgía sobre su cabeza. Y, una vez estuvo todo dispuesto, dio una orden a su séquito. Empezó a sudar bajo la lluvia.
Una segunda mole aterrizó cerca. Todas sus amistades le habrían reconocido fácilmente, tanto que inspiró profundamente, afectada, al ver a aquella fiel copia de Cárabo. No volaba solo y no tuvo tiempo de asimilarlo, por mucho que fuese ella quien había montado aquello.
Tragó saliva cuando la otra figura echó los pies al suelo. Se miraron. La silueta era perfecta. Su altura, sus rasgos... Incluso la cabeza bajo el brazo parecía sacada de un modelo de cera. Había pasado días enteros dando forma a esas onyces y había llegado a fulminar a las que saboteaban el plan. Pero allí estaban. Allí estaba.
La sombra caminó hacia el picnic sin dejar de mirar a la bruja. El resto de sombras podían ver cómo su cuerpo tembloroso no le respondía... así que miraban con tanta curiosidad como burla, pero la bruja estaba volcada en la falsa dullahan y les ignoraba. Quiso levantarse, acercarse a ella, pero no pudo ni mover el cuello o los ojos para apartar la mirada. La vio llegar, la vio mirarle, la vio arrodillarse frente a ella. Pero no veía a Marsi por mucho que lo intentara. Temblaba y respiraba peor cada segundo que compartían, y se le llegó a humedecer la mirada, pero cada vez aceptaba más y más aquello de lo que llevaba huyendo con distracciones y banalidades. Marsi era irremplazable e inimitable... y la había perdido. Para siempre. Ni su copia más perfecta, hecha incluso por ella, podría llenar el vacío que dejó tras de sí, por mucho que anhelase volver a verla. Tenía medios, magia, posibilidades. Pero sabía lo pernicioso de intentarlo siquiera, de la forma que fuera.
La sombra, por su parte, quedó de rodillas frente a ella. Apenas las separaba un metro. Dejó la cabeza en el paño y movió una pierna en su dirección. Una vez más. Y otra vez. Los jirones de sombras que salían del cuello casi rozaban el rostro de Alice. Estaba tan cerca de recuperarla... Cerró los ojos e inclinó su propio cuerpo hacia delante. Dejó de temblar tanto. Podía sentir las hebras de oscuridad en su cara salpicada de lluvia. Estaba tan cerca y tan solo quería un último beso antes de perderla de nuevo...
Tan cerca... y tan lejos.
Alice acercó los labios al humo y llevó las manos a su cuerpo, pero abrió los ojos al contacto en su piel. Abrió algo más que sus labios al hablar.
—Marsi está muerta y no volverá.
Las palabras eran suyas, en parte inesperadas, pero salidas de lo más profundo de sí misma. Llevaba mucho tiempo manteniéndolas en secreto, ocultas, intentando condenarlas al olvido. Pero ya no. No lloraba al darles libertad por última vez.
La sombra apenas pudo reaccionar. Onyx se levantó de sopetón y desmoronó la copia con un golpe de su cuaderno. No necesitaron orden alguna para desbandarse. La copia de Cárabo arañó el suelo, pero se desvaneció en cuanto la bruja le miró de soslayo. Había tristeza en la mirada que dedicó al sitio que había ocupado la falsa Marsi, pero empezaba a ser tristeza como la de despedir a tus amigos en la estación de tren después de unas vacaciones juntos.
El resto esperaba con curiosidad, pues se esperaban otra escena bien diferente. No les hizo esperar. Recogió el picnic sin una palabra, pero sacó un par de cosas de la bolsa al acabar. No muchas onyces lo sabían, pero corrieron la voz las que sí: era la misma ropa con que la cosecharan. Se acumularon a su alrededor de tal forma que la australiana sonrió para sus adentros, pero seguía siendo una sonrisa triste. De nuevo sintieron lo que ella pero no lo entendieron hasta que le vieron quemar su vieja ropa. Mientras, dejó que se le escapasen las lágrimas. Por fin. Se sentía más libre. Más viva, aunque fuera por el influjo de la Luna. Tardaría en sentir llena, completa del todo, pero cada lágrima le aliviaba más y más. Se sentía más liviana.
Cuando la lluvia barrió las cenizas, la bruja se elevó sobre los árboles con sus onyces. Era Alice quien había salido temprano de Serpentaria aquel día, pero era Onyx quien salía ahora al encuentro con la noche y la Luna Roja. Aún tenía algo que hacer, pero quería pedírselo a su brugho favorito. Y, sobre todo, necesitaba una buena fiesta. Igual que quienes estuvieran tirando fuegos artificiales desde las montañas. Festejaría como nunca en meses y después se aplastaría contra la cama. Pero ya no se sentiría sola al hacerlo. Tomaría tiempo volver a estar a gusto por sí sola, pero estaba en camino. Eso sí, si la ballena flotante que vio a lo lejos no la engullía o le caía encima como algunas historias de la Tierra.
Una voluminosa y casi burbujeante sombra atravesaba el bosque acompañada del caer de la tarde. Caminaba, reptaba, saltaba en silencio, pero no era un movimiento aleatorio. La luz roja, la tormenta y los terremotos enmarcaban la noche de despedidas y nuevos comienzos.
Un centenar de ojillos danzaba en la oscura superficie, pero era el par de ojos verdes quien lideraba. Su dueña buscaba algo desde su llegada al bosque, pero empezaba a asumir que nunca encontraría el lugar de su picnic, igual que llevaba tiempo aceptando otras cosas. Pero tampoco importaba tanto ese detalle, sino que lo importante era el bosque en sí. Las emociones. Las sensaciones. Pero el recuerdo... El recuerdo se desvanecía junto con tantos otros, pero cada vez que pasaba cerca de sitios como aquel, rememoraba y reverberaba en su pecho la misma sensación que experimentase allí y allá con Marsi en su momento. Y si el olvido era necesario, al menos se había hecho con un cuaderno en el que anotar todo lo que pudiera sobre la varmana. Lo había llevado con ella a varios de esos sitios. Ese era el último.
Las sombras, por su parte, se habían ido desparramando alrededor de ella desde que entraron. Podían sentir la desolación que experimentaba la bruja pero parecían entenderla como órdenes o instrucciones. Y ahora mismo la terrícola podía sentir cómo la ciudad había bebido de ella, casi como si la hubiera desangrado desde su llegada allí. Pero sabía que no engulliría a las onyces, sin embargo; aunque estas se derramasen como tristeza líquida entre los árboles.
Asumida la rendición, la mole oscura se detuvo junto a un árbol cualquiera y dejó libre a su bruja. Llevaba sus ropas oscuras, el cabello trenzado, y una bolsa de tela cargada de cosas. Las mismas de sus picnics. Mientras las onyces montaban un cerco de guardia a su alrededor, ella extendió un paño sobre el suelo, se sentó y sacó bebida y comida para dos. Se movía de forma automática, siguiendo un plan mental con la concentración de quien sigue un ritual. En su caso, una despedida. El toque final fue un par de velas, aunque la Luna Roja refulgía sobre su cabeza. Y, una vez estuvo todo dispuesto, dio una orden a su séquito. Empezó a sudar bajo la lluvia.
Una segunda mole aterrizó cerca. Todas sus amistades le habrían reconocido fácilmente, tanto que inspiró profundamente, afectada, al ver a aquella fiel copia de Cárabo. No volaba solo y no tuvo tiempo de asimilarlo, por mucho que fuese ella quien había montado aquello.
Tragó saliva cuando la otra figura echó los pies al suelo. Se miraron. La silueta era perfecta. Su altura, sus rasgos... Incluso la cabeza bajo el brazo parecía sacada de un modelo de cera. Había pasado días enteros dando forma a esas onyces y había llegado a fulminar a las que saboteaban el plan. Pero allí estaban. Allí estaba.
La sombra caminó hacia el picnic sin dejar de mirar a la bruja. El resto de sombras podían ver cómo su cuerpo tembloroso no le respondía... así que miraban con tanta curiosidad como burla, pero la bruja estaba volcada en la falsa dullahan y les ignoraba. Quiso levantarse, acercarse a ella, pero no pudo ni mover el cuello o los ojos para apartar la mirada. La vio llegar, la vio mirarle, la vio arrodillarse frente a ella. Pero no veía a Marsi por mucho que lo intentara. Temblaba y respiraba peor cada segundo que compartían, y se le llegó a humedecer la mirada, pero cada vez aceptaba más y más aquello de lo que llevaba huyendo con distracciones y banalidades. Marsi era irremplazable e inimitable... y la había perdido. Para siempre. Ni su copia más perfecta, hecha incluso por ella, podría llenar el vacío que dejó tras de sí, por mucho que anhelase volver a verla. Tenía medios, magia, posibilidades. Pero sabía lo pernicioso de intentarlo siquiera, de la forma que fuera.
La sombra, por su parte, quedó de rodillas frente a ella. Apenas las separaba un metro. Dejó la cabeza en el paño y movió una pierna en su dirección. Una vez más. Y otra vez. Los jirones de sombras que salían del cuello casi rozaban el rostro de Alice. Estaba tan cerca de recuperarla... Cerró los ojos e inclinó su propio cuerpo hacia delante. Dejó de temblar tanto. Podía sentir las hebras de oscuridad en su cara salpicada de lluvia. Estaba tan cerca y tan solo quería un último beso antes de perderla de nuevo...
Tan cerca... y tan lejos.
Alice acercó los labios al humo y llevó las manos a su cuerpo, pero abrió los ojos al contacto en su piel. Abrió algo más que sus labios al hablar.
—Marsi está muerta y no volverá.
Las palabras eran suyas, en parte inesperadas, pero salidas de lo más profundo de sí misma. Llevaba mucho tiempo manteniéndolas en secreto, ocultas, intentando condenarlas al olvido. Pero ya no. No lloraba al darles libertad por última vez.
La sombra apenas pudo reaccionar. Onyx se levantó de sopetón y desmoronó la copia con un golpe de su cuaderno. No necesitaron orden alguna para desbandarse. La copia de Cárabo arañó el suelo, pero se desvaneció en cuanto la bruja le miró de soslayo. Había tristeza en la mirada que dedicó al sitio que había ocupado la falsa Marsi, pero empezaba a ser tristeza como la de despedir a tus amigos en la estación de tren después de unas vacaciones juntos.
El resto esperaba con curiosidad, pues se esperaban otra escena bien diferente. No les hizo esperar. Recogió el picnic sin una palabra, pero sacó un par de cosas de la bolsa al acabar. No muchas onyces lo sabían, pero corrieron la voz las que sí: era la misma ropa con que la cosecharan. Se acumularon a su alrededor de tal forma que la australiana sonrió para sus adentros, pero seguía siendo una sonrisa triste. De nuevo sintieron lo que ella pero no lo entendieron hasta que le vieron quemar su vieja ropa. Mientras, dejó que se le escapasen las lágrimas. Por fin. Se sentía más libre. Más viva, aunque fuera por el influjo de la Luna. Tardaría en sentir llena, completa del todo, pero cada lágrima le aliviaba más y más. Se sentía más liviana.
Cuando la lluvia barrió las cenizas, la bruja se elevó sobre los árboles con sus onyces. Era Alice quien había salido temprano de Serpentaria aquel día, pero era Onyx quien salía ahora al encuentro con la noche y la Luna Roja. Aún tenía algo que hacer, pero quería pedírselo a su brugho favorito. Y, sobre todo, necesitaba una buena fiesta. Igual que quienes estuvieran tirando fuegos artificiales desde las montañas. Festejaría como nunca en meses y después se aplastaría contra la cama. Pero ya no se sentiría sola al hacerlo. Tomaría tiempo volver a estar a gusto por sí sola, pero estaba en camino. Eso sí, si la ballena flotante que vio a lo lejos no la engullía o le caía encima como algunas historias de la Tierra.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Bosque Fantasma
18/05/20, 05:15 pm
Aquella noche el astrario se quedó tumbado en su cama, mirando con expresión interesada el techo de su cuarto, con las manos entrelazadas bajo su nuca. No era la simple arquitectura de la sede lo que atraía su curiosidad, por supuesto, sino él mismo. Su encaje en Rocavarancolia, su opinión sobre la ciudad, lo que debía hacer ahora…
La charla con Sox le había quitado un peso gigante de encima, y ni siquiera se había dado cuenta del todo de que lo llevaba en lo alto. Había sabido que le preocupaba lo que todos los cambios del último mes (de los últimos meses) significaba para él, pero apenas había registrado que, a pesar de todo, había dejado de odiar a Rocavarancolia. Era muy irónico que él, precisamente él, hubiera dejado ir ese sentimiento. O quizás simplemente ya no podía sentirlo más tiempo, pletórico como había acabado con la sensación de plenitud, culminación e integridad, gracias a la Luna Roja.
Aunque no había sido solo eso, lo sabía.
Resopló al darse cuenta de que había adelantado a Sox en obtener un trabajo. No le costó imaginarse el desdén y la sensación de triunfo, de superioridad, que habría sentido por ese adelantamiento solo unos meses atrás. Y, una vez más, volvió a resoplar. Qué infantil y qué estúpido había sido en ese momento. Y qué irónico que se hubiera creído el más maduro y listo de todos.
Siguió reflexionando durante buena parte de la noche. Debía abrirse más a Rocavarancolia, pero debía hacerlo con cuidado. Quizás no odiara ya aquel lugar, pero sabía que todavía podía matarle en cualquier momento. Y también sabía que, a pesar de la ausencia (o casi) de la mayor parte de sus sentimientos negativos, seguía sin comprender realmente ni aceptar muchas facetas de aquella ciudad.
Su entrenamiento con la gravedad mágica y el reloj astronómico fueron avanzando, con firmeza y precisión. No se preocupaba realmente por la velocidad, más allá del ocasional arranque de impaciencia. Aquellas habilidades eran parte de él, le definían, y antes o después acabaría dominándolas. No había necesidad de correr, porque tampoco había una necesidad perentoria de ser el mejor en ninguna de las dos cosas.
Empezó a hacer también otros ejercicios, en especial relacionados con el movimiento, la agilidad y la velocidad. Si alguna vez quedaba atrapado en una pelea con magos (y, si bien esperaba fervientemente que nunca tuviera que luchar por su vida contra un hechicero, no se hacía ilusiones al respecto: Rocavarancolia era Rocavarancolia) no bastaría solo con las habilidades del astrario. Moverse sería tan capital como el uso de la gravedad mágica.
Sabía que más tarde o más temprano tendría que hacer peleas amistosas contra alguien que tuviera magia, pero tampoco estaba particularmente ansioso por ello. El momento, no obstante, se iba acercando. Sabía que no empezaría de verdad a soltarse en Rocavarancolia, que no se atrevería verdaderamente a explorarla sin miedo, hasta que estuviera seguro de que tenía esperanzas moderadas de sobrevivir sin ayuda a lo que la ciudad le echara encima.
Cuando se miraba a un espejo observaba sus cicatrices. Y pensaba en el precio que había pagado por ser lo que era y estar donde pertenecía. Y se juraba que nunca obligaría a nadie a pagar ese precio. Daba igual el dolor, nunca se comportaría como el asesino de Nad, nunca aterrorizaría a los cosechados como hizo el sectario, nunca les culparía de sus desgracias como había hecho Tuétano.
Aquel día había quedado con Tayron cerca del bosque fantasma. Según los libros no era un sitio particularmente peligroso. No significaba que uno podría ir allí despreocupado, claro, sino que no tendría que ir con la guardia casi paranoica necesaria si uno se acercaba al bastión palpitante, o a la calle de las trampas, o a la casa de los dulces, o… bueno, o a muchas otras zonas de la ciudad.
Aunque había intentado actuar de forma normal con él (y mantenerse completamente alejado de Dafne), no estaba seguro de que lo hubiera logrado. En cualquier caso esperaba que aquel encuentro sirviera para solucionar algunas dudas que tenía sobre el propio lémur. Rad no estaba seguro de cómo se estaba tomando todo lo que había pasado y, en muchos sentidos, era el compañero que más le preocupaba.
La charla con Sox le había quitado un peso gigante de encima, y ni siquiera se había dado cuenta del todo de que lo llevaba en lo alto. Había sabido que le preocupaba lo que todos los cambios del último mes (de los últimos meses) significaba para él, pero apenas había registrado que, a pesar de todo, había dejado de odiar a Rocavarancolia. Era muy irónico que él, precisamente él, hubiera dejado ir ese sentimiento. O quizás simplemente ya no podía sentirlo más tiempo, pletórico como había acabado con la sensación de plenitud, culminación e integridad, gracias a la Luna Roja.
Aunque no había sido solo eso, lo sabía.
Resopló al darse cuenta de que había adelantado a Sox en obtener un trabajo. No le costó imaginarse el desdén y la sensación de triunfo, de superioridad, que habría sentido por ese adelantamiento solo unos meses atrás. Y, una vez más, volvió a resoplar. Qué infantil y qué estúpido había sido en ese momento. Y qué irónico que se hubiera creído el más maduro y listo de todos.
Siguió reflexionando durante buena parte de la noche. Debía abrirse más a Rocavarancolia, pero debía hacerlo con cuidado. Quizás no odiara ya aquel lugar, pero sabía que todavía podía matarle en cualquier momento. Y también sabía que, a pesar de la ausencia (o casi) de la mayor parte de sus sentimientos negativos, seguía sin comprender realmente ni aceptar muchas facetas de aquella ciudad.
Su entrenamiento con la gravedad mágica y el reloj astronómico fueron avanzando, con firmeza y precisión. No se preocupaba realmente por la velocidad, más allá del ocasional arranque de impaciencia. Aquellas habilidades eran parte de él, le definían, y antes o después acabaría dominándolas. No había necesidad de correr, porque tampoco había una necesidad perentoria de ser el mejor en ninguna de las dos cosas.
Empezó a hacer también otros ejercicios, en especial relacionados con el movimiento, la agilidad y la velocidad. Si alguna vez quedaba atrapado en una pelea con magos (y, si bien esperaba fervientemente que nunca tuviera que luchar por su vida contra un hechicero, no se hacía ilusiones al respecto: Rocavarancolia era Rocavarancolia) no bastaría solo con las habilidades del astrario. Moverse sería tan capital como el uso de la gravedad mágica.
Sabía que más tarde o más temprano tendría que hacer peleas amistosas contra alguien que tuviera magia, pero tampoco estaba particularmente ansioso por ello. El momento, no obstante, se iba acercando. Sabía que no empezaría de verdad a soltarse en Rocavarancolia, que no se atrevería verdaderamente a explorarla sin miedo, hasta que estuviera seguro de que tenía esperanzas moderadas de sobrevivir sin ayuda a lo que la ciudad le echara encima.
Cuando se miraba a un espejo observaba sus cicatrices. Y pensaba en el precio que había pagado por ser lo que era y estar donde pertenecía. Y se juraba que nunca obligaría a nadie a pagar ese precio. Daba igual el dolor, nunca se comportaría como el asesino de Nad, nunca aterrorizaría a los cosechados como hizo el sectario, nunca les culparía de sus desgracias como había hecho Tuétano.
Aquel día había quedado con Tayron cerca del bosque fantasma. Según los libros no era un sitio particularmente peligroso. No significaba que uno podría ir allí despreocupado, claro, sino que no tendría que ir con la guardia casi paranoica necesaria si uno se acercaba al bastión palpitante, o a la calle de las trampas, o a la casa de los dulces, o… bueno, o a muchas otras zonas de la ciudad.
Aunque había intentado actuar de forma normal con él (y mantenerse completamente alejado de Dafne), no estaba seguro de que lo hubiera logrado. En cualquier caso esperaba que aquel encuentro sirviera para solucionar algunas dudas que tenía sobre el propio lémur. Rad no estaba seguro de cómo se estaba tomando todo lo que había pasado y, en muchos sentidos, era el compañero que más le preocupaba.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Bosque Fantasma
18/05/20, 09:35 pm
Tayron pudo ver la figura de su amigo recortándose en la distancia y apretó el paso mientras navegaba en sus pensamientos. Se había despedido de Dafne y sin tener que expresarlo en voz alta ambos sabían que el nuevo lémur aquel día debía acudir solo.
Obel había sido su gran apoyo pero no negaría que necesitaba al resto de sus amigos, lamentaba haber estado tan ocupado en sí mismo que se había despistado un tanto de la suerte que corrían sus compañeros. Aquello era una oportunidad para pasar un rato a solas con Rádar y el belga estaba animado por ello, aunque no en todos los aspectos, por supuesto.
-¡Ey! ¿Qué pasa, tío? -fue su saludo al llegar, siempre cordial, no se contuvo de darle un pequeño golpecito en el hombro y en aquel momento fue cuando se detuvo a observarle con mayor precisión. Recordó la noche en que se confesaron el uno con el otro sus secretos, los primeros retazos de sus verdaderas naturaleza. Revivió el momento en el que el carabés afirmó saber la hora exacta y que podía sentir la Luna de una manera diferente. Así que ver su oscura piel surcada de pecas de diversos colores como las estrellas tenía hasta sentido, y era precioso. Luego estaba su rostro marcado, que en conjunto le dotaban de una belleza cruel a sus ojos- este es el momento exacto en que me dices por qué cojones hemos venido aquí y no a un lugar menos fúnebre -se permitió bromear mientras movía la cola a su espalda. El bosque fantasma... ¿no era irónico en su caso? Lo habría expresado también en voz alta de no ser porque le resultaba inapropiado. Tayron no era la persona más perceptiva, pero hasta él se percataba de que algo entre él y Rádar no andaba del todo bien, aquella sospecha bien podía extenderse también a Sox y el lémur estaba cada vez más seguro de a qué se debía.
Suspiró, aunque cauteloso no se sentía especialmente inseguro en aquel lugar. Se había informado lo justo para saber que no era el peor sector de Rocavarancolia que frecuentar y que a pesar de su nombre no tenían por qué encontrar allí más espíritus que en cualquier otra zona, de estar en Maciel la parte de documentarse se la habría dejado por ejemplo al propio Astrario. Pero debía asumir que algunas cosas quedaban ya a su cuenta. Como los hechizos, el belga estaba consiguiendo que cada vez más de ellos formaran parte de sus filas y se sorprendía de saber que un buen grueso ofrecían poca resistencia. Era parte del por qué el belga poseía cierta seguridad en aquella área, aunque no dejara de darle mala vibra.
Obel había sido su gran apoyo pero no negaría que necesitaba al resto de sus amigos, lamentaba haber estado tan ocupado en sí mismo que se había despistado un tanto de la suerte que corrían sus compañeros. Aquello era una oportunidad para pasar un rato a solas con Rádar y el belga estaba animado por ello, aunque no en todos los aspectos, por supuesto.
-¡Ey! ¿Qué pasa, tío? -fue su saludo al llegar, siempre cordial, no se contuvo de darle un pequeño golpecito en el hombro y en aquel momento fue cuando se detuvo a observarle con mayor precisión. Recordó la noche en que se confesaron el uno con el otro sus secretos, los primeros retazos de sus verdaderas naturaleza. Revivió el momento en el que el carabés afirmó saber la hora exacta y que podía sentir la Luna de una manera diferente. Así que ver su oscura piel surcada de pecas de diversos colores como las estrellas tenía hasta sentido, y era precioso. Luego estaba su rostro marcado, que en conjunto le dotaban de una belleza cruel a sus ojos- este es el momento exacto en que me dices por qué cojones hemos venido aquí y no a un lugar menos fúnebre -se permitió bromear mientras movía la cola a su espalda. El bosque fantasma... ¿no era irónico en su caso? Lo habría expresado también en voz alta de no ser porque le resultaba inapropiado. Tayron no era la persona más perceptiva, pero hasta él se percataba de que algo entre él y Rádar no andaba del todo bien, aquella sospecha bien podía extenderse también a Sox y el lémur estaba cada vez más seguro de a qué se debía.
Suspiró, aunque cauteloso no se sentía especialmente inseguro en aquel lugar. Se había informado lo justo para saber que no era el peor sector de Rocavarancolia que frecuentar y que a pesar de su nombre no tenían por qué encontrar allí más espíritus que en cualquier otra zona, de estar en Maciel la parte de documentarse se la habría dejado por ejemplo al propio Astrario. Pero debía asumir que algunas cosas quedaban ya a su cuenta. Como los hechizos, el belga estaba consiguiendo que cada vez más de ellos formaran parte de sus filas y se sorprendía de saber que un buen grueso ofrecían poca resistencia. Era parte del por qué el belga poseía cierta seguridad en aquella área, aunque no dejara de darle mala vibra.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Bosque Fantasma
18/05/20, 11:09 pm
El astrario formó una de las sonrisas ladeadas que tan común se le estaban haciendo. Se había acostumbrado tanto a componer sus expresiones de forma que sus cicatrices no fueran todavía más terroríficas que ya le salía solo. No se le escapaba que, conociendo aquella ciudad como la conocía, llegaría el momento en el que tendría que hacer lo contrario: mover el lado derecho de su rostro de tal forma que fuese mucho más horrendo. No es que fuera a intentarlo pronto, claro, imaginaba lo espantosamente ridículo que era un novato intentando meter miedo a alguien que llevara varios años en la ciudad.
Y, por el momento, tampoco tenía motivos para intentarlo, de todas formas.
—De momento hoy nada ha intentado comerme, así que diré que el día está siendo excepcionalmente bueno.
Respondió a su saludo con una risita y luego le indicó que se internaran un poco en aquella espesura traslúcida. Apenas había dado un paso cuando se tuvo que girar, con la sorpresa marcando cada centímetro de su rostro.
—¿Fúnebre? Espero que no estés usando el estándar rocavarancolés para hacer semejante valoración —luego miró hacia aquellos árboles. Bueno, era un poco tétrico, pero no es que hubiera tenido muchas alternativas. Esta Rocavarancolia no destacaba, al menos todavía, por su belleza—. Honestamente, quería ver alguna cosa en esta ciudad que no fuera un montón de ruinas. O una torre de carne podrida. O un edificio de carne viva, o una fosa común de tamaño colosal, o… Bueno —resopló—, creo que he conseguido expresarme.
Y, por el momento, tampoco tenía motivos para intentarlo, de todas formas.
—De momento hoy nada ha intentado comerme, así que diré que el día está siendo excepcionalmente bueno.
Respondió a su saludo con una risita y luego le indicó que se internaran un poco en aquella espesura traslúcida. Apenas había dado un paso cuando se tuvo que girar, con la sorpresa marcando cada centímetro de su rostro.
—¿Fúnebre? Espero que no estés usando el estándar rocavarancolés para hacer semejante valoración —luego miró hacia aquellos árboles. Bueno, era un poco tétrico, pero no es que hubiera tenido muchas alternativas. Esta Rocavarancolia no destacaba, al menos todavía, por su belleza—. Honestamente, quería ver alguna cosa en esta ciudad que no fuera un montón de ruinas. O una torre de carne podrida. O un edificio de carne viva, o una fosa común de tamaño colosal, o… Bueno —resopló—, creo que he conseguido expresarme.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Bosque Fantasma
19/05/20, 07:10 pm
Tay quitó con disimulo su mirada amarilla sobre Rádar logrando evitar soltarle un "por favor no vuelvas a sonreír" a tiempo. Una vez escuchó las palabras del carabés él mismo soltó una pequeña risotada tras notar que lograban romper un poco el hielo.
-A mi el edificio en el que vivo no se me ha caído encima, ¿no es eso un logro? -se percató de lo extraño de la situación, no hacía tan poco que les había ocurrido y ya estaba bromeando sobre ello. Quizás porque en aquella ocasión salieron victoriosos. De otras en cambio no podía decir lo mismo, tenía un pacto silencioso en el que no volvería a bromear sobre pesadillas, por ejemplo, o virotes. La ciudad complicaba hasta el sentido del humor, vaya mierda- en efecto chico del granero, has conseguido explicarte -algo en su tono de voz socarrón indicaba que se interesaría por el trabajo en el que de oídas sabía que su amigo se encontraba- pero no sabía que habíamos pasado a caminar por bosques encantados, como sabes que me adapto al planazo ¿por qué no cenamos en el puto cementerio? -bromeó, exagerando lo que claramente el carabés quería decir.
De todas formas le entendía. Estaba cansado y aburrido de tantas callejuelas laberínticas, era una de las pocas zonas con naturaleza que había avistado desde que abandonó la Tierra, aunque fuera una naturaleza especialmente oscura y falsa. Levantó la cabeza hacia las frondosas copas que los coronaban y el brillo translúcido que los acompañaba. En aquel momento habría liberado un hechizo de niebla mágica para discernir por curiosidad qué era real y qué no. Pero sospechaba que el anclaje debía ser mucho más fuerte y él era muy inexperto. Además, ¿dónde estaba la gracia entonces?.
-Es raro -ahora sonó mucho más neutral y taciturno- no me creo todavía que podamos andar libremente así -casi recordaba el peso de su arma de cosechado en las manos, y el temor palpable en sus compañeros cada vez que salían de excursión o cómo tenían que recordar quién portaba el anillo en cada momento. Aunque aún no los había practicado ahora sabía de la existencia de hechizos que podían curar hasta más rápido y sin dolor, aquel objeto mágico que les había salvado la vida a más de uno le parecía hasta rudimentario.
-A mi el edificio en el que vivo no se me ha caído encima, ¿no es eso un logro? -se percató de lo extraño de la situación, no hacía tan poco que les había ocurrido y ya estaba bromeando sobre ello. Quizás porque en aquella ocasión salieron victoriosos. De otras en cambio no podía decir lo mismo, tenía un pacto silencioso en el que no volvería a bromear sobre pesadillas, por ejemplo, o virotes. La ciudad complicaba hasta el sentido del humor, vaya mierda- en efecto chico del granero, has conseguido explicarte -algo en su tono de voz socarrón indicaba que se interesaría por el trabajo en el que de oídas sabía que su amigo se encontraba- pero no sabía que habíamos pasado a caminar por bosques encantados, como sabes que me adapto al planazo ¿por qué no cenamos en el puto cementerio? -bromeó, exagerando lo que claramente el carabés quería decir.
De todas formas le entendía. Estaba cansado y aburrido de tantas callejuelas laberínticas, era una de las pocas zonas con naturaleza que había avistado desde que abandonó la Tierra, aunque fuera una naturaleza especialmente oscura y falsa. Levantó la cabeza hacia las frondosas copas que los coronaban y el brillo translúcido que los acompañaba. En aquel momento habría liberado un hechizo de niebla mágica para discernir por curiosidad qué era real y qué no. Pero sospechaba que el anclaje debía ser mucho más fuerte y él era muy inexperto. Además, ¿dónde estaba la gracia entonces?.
-Es raro -ahora sonó mucho más neutral y taciturno- no me creo todavía que podamos andar libremente así -casi recordaba el peso de su arma de cosechado en las manos, y el temor palpable en sus compañeros cada vez que salían de excursión o cómo tenían que recordar quién portaba el anillo en cada momento. Aunque aún no los había practicado ahora sabía de la existencia de hechizos que podían curar hasta más rápido y sin dolor, aquel objeto mágico que les había salvado la vida a más de uno le parecía hasta rudimentario.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Bosque Fantasma
19/05/20, 09:03 pm
Rad reprimió un escalofrío ante la mención del cementerio. Lo recordaba perfectamente y era hermoso, sí, pero la condena eterna de sus muertos era demasiado horripilante para que el lugar le gustara.
Por dentro el bosque ofrecía un paisaje escalofriante, pero al menos no era terrorífico ni repulsivo ni desesperanzador. El astrario prefería lugares más luminosos, civilizados e impresionantes: algo como el Palacete. Por desgracia no había muchos lugares de Rocavarancolia de ese estilo, por no decir que no había ninguno en absoluto. El astrario agradecía tremendamente que esta ciudad fuera infinitamente menos peligrosa para los cosechados que la de antes de la caída, pero no podía dejar de lamentar que las mejores zonas de la antigua Rocavarancolia también hubieran sido destruidas en el proceso.
—Cuesta hacerse, sí, pero ahora este lugar nos pertenece tanto como a quienes nos trajeron —de todas formas la libertad no debía traer apareado el descuido, Rádar lo tenía claro.
Siguió contemplando el lugar detenidamente. Los troncos, ramas y hojas traslúcidas se superponían, creando efectos tan particulares como espeluznantes. El astrario pisó con cuidado una rama, comprobando que la ilusión engañaba no solo a la vista. Luego acercó su cara a uno de los troncos y observó la cantidad de detalles perfectamente recreados. A Rad nunca le había entusiasmado el mundo natural, y no empezaba ahora. Aquella obra de magia, sin embargo…
Sacudió la cabeza. Los seres que habitaban aquella ciudad tenían una visión de la magia diametralmente opuesta a la pragmática perspectiva carabesa, y tras tantas cosas vistas no podía sino admitir que entendendía por qué. Eso, no obstante, no despejaba otras incógnitas.
—Aunque, sinceramente, haber pasado a formar parte oficial de esta urbe enloquecida no ha hecho que pueda comprenderla mejor.
Por dentro el bosque ofrecía un paisaje escalofriante, pero al menos no era terrorífico ni repulsivo ni desesperanzador. El astrario prefería lugares más luminosos, civilizados e impresionantes: algo como el Palacete. Por desgracia no había muchos lugares de Rocavarancolia de ese estilo, por no decir que no había ninguno en absoluto. El astrario agradecía tremendamente que esta ciudad fuera infinitamente menos peligrosa para los cosechados que la de antes de la caída, pero no podía dejar de lamentar que las mejores zonas de la antigua Rocavarancolia también hubieran sido destruidas en el proceso.
—Cuesta hacerse, sí, pero ahora este lugar nos pertenece tanto como a quienes nos trajeron —de todas formas la libertad no debía traer apareado el descuido, Rádar lo tenía claro.
Siguió contemplando el lugar detenidamente. Los troncos, ramas y hojas traslúcidas se superponían, creando efectos tan particulares como espeluznantes. El astrario pisó con cuidado una rama, comprobando que la ilusión engañaba no solo a la vista. Luego acercó su cara a uno de los troncos y observó la cantidad de detalles perfectamente recreados. A Rad nunca le había entusiasmado el mundo natural, y no empezaba ahora. Aquella obra de magia, sin embargo…
Sacudió la cabeza. Los seres que habitaban aquella ciudad tenían una visión de la magia diametralmente opuesta a la pragmática perspectiva carabesa, y tras tantas cosas vistas no podía sino admitir que entendendía por qué. Eso, no obstante, no despejaba otras incógnitas.
—Aunque, sinceramente, haber pasado a formar parte oficial de esta urbe enloquecida no ha hecho que pueda comprenderla mejor.
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Especie: Humano
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Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
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Re: Bosque Fantasma
20/05/20, 10:29 am
Tayron alzó una ceja algo disconforme. ¿De verdad les pertenecía? ¿Por qué entonces continuaba sintiéndose como un completo extraño entre sus calles? Y estaba el importante detalle de que la ciudad seguía matándolos, incluso después de la Luna Roja. Recordó a los sinhadres y aunque puede que el astrario no estuviera equivocado pensaba que en realidad ellos pertenecían más a la ciudad, que la ciudad a ellos.
Continuó observando la atmósfera tenebrosa que los rodeaba, desde que era un lémur sus hábitos habían cambiado en parte y no se sentía tan incómodo en zonas poco iluminadas como aquella, trasnochar era parte de sus nuevos hábitos nocturnos. Pero no implicaba que el bosque siguiera albergando algo que le ponía alerta. Cuando Rad se acercó a uno de los troncos el belga hizo lo propio con un helecho y lo rozó con los dedos, su cuerpo quedó completamente engañado al igual que su vista.
—Yo tampoco les comprendo —le respondió tras escuchar algunos sonidos lejanos, posiblemente proveniente de las criaturas que allí habitaban— como por ejemplo este sitio ¿por qué crees que lo crearían? A lo mejor esconden algo en el corazón del bosque —comentó de forma genuina, sin pensar demasiado en su propia reflexión y sin evitar el toque aventurero de cuento que le caracterizaba.
Continuó observando la atmósfera tenebrosa que los rodeaba, desde que era un lémur sus hábitos habían cambiado en parte y no se sentía tan incómodo en zonas poco iluminadas como aquella, trasnochar era parte de sus nuevos hábitos nocturnos. Pero no implicaba que el bosque siguiera albergando algo que le ponía alerta. Cuando Rad se acercó a uno de los troncos el belga hizo lo propio con un helecho y lo rozó con los dedos, su cuerpo quedó completamente engañado al igual que su vista.
—Yo tampoco les comprendo —le respondió tras escuchar algunos sonidos lejanos, posiblemente proveniente de las criaturas que allí habitaban— como por ejemplo este sitio ¿por qué crees que lo crearían? A lo mejor esconden algo en el corazón del bosque —comentó de forma genuina, sin pensar demasiado en su propia reflexión y sin evitar el toque aventurero de cuento que le caracterizaba.
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- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
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Re: Bosque Fantasma
20/05/20, 11:44 am
Las comisuras de los labios del astrario se curvaron muy suavemente hacia arriba al escuchar a Tayron. Casi daban ganas de vivir una pequeña aventura, aunque mantuvo una rienda tensa sobre aquel pensamiento. No era típico de él, lo sabía, pero aquellos meses le habían enseñado que la cautela no tenía que provocar tensión. Era como si después de ver tan de cerca a la muerte, tantas veces, sus ganas de tener una vida intensa, una vida digna de tal nombre, se hubiesen espoleado.
—Podría ser, pero lo dudo. A juzgar por todo lo que hemos visto el pensamiento rocavarancolés no destaca por su pragmatismo —y, nuevamente al contrario que meses atrás, no era algo que le pareciera censurable. No tanto como antes, al menos, aunque seguía pensando que la principal prioridad del Consejo y el rey debería ser desterrar aquellas malditas ruinas—. No, creo que hicieron este lugar porque… Podían, simpremente. Para deleitarse en la tremenda habilidad necesaria para crear algo así. Para presumir, en definitiva.
Él no habría elegido presumir mediante la creación de un bosque tétrico que pareciera sacado de un cuento de hadas, pero maldita sea si no comprendía aquel deseo. Después de las pruebas que había sufrido en la criba Rad también sentía ganas de gritar al mundo que estaba allí, que era magnífico y que podía crear cosas grandiosas.
—Podría ser, pero lo dudo. A juzgar por todo lo que hemos visto el pensamiento rocavarancolés no destaca por su pragmatismo —y, nuevamente al contrario que meses atrás, no era algo que le pareciera censurable. No tanto como antes, al menos, aunque seguía pensando que la principal prioridad del Consejo y el rey debería ser desterrar aquellas malditas ruinas—. No, creo que hicieron este lugar porque… Podían, simpremente. Para deleitarse en la tremenda habilidad necesaria para crear algo así. Para presumir, en definitiva.
Él no habría elegido presumir mediante la creación de un bosque tétrico que pareciera sacado de un cuento de hadas, pero maldita sea si no comprendía aquel deseo. Después de las pruebas que había sufrido en la criba Rad también sentía ganas de gritar al mundo que estaba allí, que era magnífico y que podía crear cosas grandiosas.
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Nombre: Aniol
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Re: Bosque Fantasma
20/05/20, 04:45 pm
Tayron esbozó una sonrisa tras las palabras de Rad, en ocasiones llenas de tecnicismos que no alcanzaba a comprender. Como "pragmatismo" que le dejó algo descolocado. Conforme hablaban de ello las ganas de analizar la compleja ilusión mágica que se les presentaba a fondo era mayor, se descubrió preguntándose si algún día él sería capaz de realizar tal proeza. Llegó con ganas de aventuras y fue lo que prometieron para embaucarle con éxito, el lémur se dijo que quizás la verdadera historia comenzara ahora que en parte estaban igualados con la ciudad y sus habitantes.
-Para no entender a la urbe enloquecida empiezas a sonar bastante como ellos -intentó picarle sin apretar el paso. Pero compartía la visión del astrario, era posible que se debiera a una demostración de poder sin más. O quizás anduvieran en el límite de algo más oculto, en cuyo caso dudaba que dos novatos pudieran descubrirlo- por presumir podrían haber hecho un puto parque acuático o algo ¿no?
-Para no entender a la urbe enloquecida empiezas a sonar bastante como ellos -intentó picarle sin apretar el paso. Pero compartía la visión del astrario, era posible que se debiera a una demostración de poder sin más. O quizás anduvieran en el límite de algo más oculto, en cuyo caso dudaba que dos novatos pudieran descubrirlo- por presumir podrían haber hecho un puto parque acuático o algo ¿no?
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Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
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Re: Bosque Fantasma
20/05/20, 05:07 pm
Rad puso los ojos en blanco ante las palabras de Tayron, y le dio un puñetazo flojo en el brazo.
—No me insultes, que yo no te he insultado —bufó y formó una sonrisa traviesa—. Ah, pero te olvidas que las costas de Rocavarancolia ya son un gran parque acuático. Toda Rocavarancolia es un parque de atracciones, en cierta forma. Bastante mortal, claro, pero inigualablemente trepidante.
Dudaba que hubiera una sola persona en los mundos vinculados capaz de hacer un lugar tan imaginativo como aquella urbe lunática. Y era normal, por supuesto. Rocavarancolia era el producto de mezclar mil mundos disitntos en una sola ciudad. Ningún individuo de ningún mundo podía lograr algo así, porque no era solo su mundo el que había definido a la ciudad, sino todos ellos a la vez. A través de adolescentes secuestrados y sacrificados en mayor gloria de Rocavarancolia, usando monstruos ebrios de poder y locura que habían surgido bajo la luz de la Luna Roja.
—De todas formas no me refería a eso. La parte que entiendo es que quieran hacer cosas absolutamente apabullantes, ridículamente impresionantes, irrepetibles —ahora que lo pensaba eso, le parecía, invalidaba un poco la idea de los parques de atracciones. Existían en muchos mundos, ¿para qué crearlos también allí? Pero un bosque fantasma, un palacete… Esas cosas, apostaba, solo existían en Rocavarancolia—. Lo que no entiendo es… Cómo lo han hecho. Como en una misma ciudad algunos han elegido crear esto —Sus brazos se extendieron, abarcando el bosque—, que puede ser tétrico y lúgubre, pero maldita sea si no es también un derroche impresionante de habilidad y detallismo; o construyendo el Palacete, o el Panteón Real —había leído sobre el lugar y solo el franco espanto de las voces de los muertos habían impedido que se acercara a respirar el ambiente de quietud e historia que, a buen seguro, pendía sobre aquel mausoleo—, o las torres dragoneras, o el jardín de la memoria… Y otros decidieron crear, bueno, la Torre Leprosa.
En su voz acabó traspasándose el asco que le provocaba aquel edificio. Ahora que no era cosechado tenía bastante claro que no pensaba acercarse a menos de cien metros de aquel lugar.
—No me insultes, que yo no te he insultado —bufó y formó una sonrisa traviesa—. Ah, pero te olvidas que las costas de Rocavarancolia ya son un gran parque acuático. Toda Rocavarancolia es un parque de atracciones, en cierta forma. Bastante mortal, claro, pero inigualablemente trepidante.
Dudaba que hubiera una sola persona en los mundos vinculados capaz de hacer un lugar tan imaginativo como aquella urbe lunática. Y era normal, por supuesto. Rocavarancolia era el producto de mezclar mil mundos disitntos en una sola ciudad. Ningún individuo de ningún mundo podía lograr algo así, porque no era solo su mundo el que había definido a la ciudad, sino todos ellos a la vez. A través de adolescentes secuestrados y sacrificados en mayor gloria de Rocavarancolia, usando monstruos ebrios de poder y locura que habían surgido bajo la luz de la Luna Roja.
—De todas formas no me refería a eso. La parte que entiendo es que quieran hacer cosas absolutamente apabullantes, ridículamente impresionantes, irrepetibles —ahora que lo pensaba eso, le parecía, invalidaba un poco la idea de los parques de atracciones. Existían en muchos mundos, ¿para qué crearlos también allí? Pero un bosque fantasma, un palacete… Esas cosas, apostaba, solo existían en Rocavarancolia—. Lo que no entiendo es… Cómo lo han hecho. Como en una misma ciudad algunos han elegido crear esto —Sus brazos se extendieron, abarcando el bosque—, que puede ser tétrico y lúgubre, pero maldita sea si no es también un derroche impresionante de habilidad y detallismo; o construyendo el Palacete, o el Panteón Real —había leído sobre el lugar y solo el franco espanto de las voces de los muertos habían impedido que se acercara a respirar el ambiente de quietud e historia que, a buen seguro, pendía sobre aquel mausoleo—, o las torres dragoneras, o el jardín de la memoria… Y otros decidieron crear, bueno, la Torre Leprosa.
En su voz acabó traspasándose el asco que le provocaba aquel edificio. Ahora que no era cosechado tenía bastante claro que no pensaba acercarse a menos de cien metros de aquel lugar.
- Aes
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Lémur
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Re: Bosque Fantasma
21/05/20, 07:24 pm
Tayron le devolvió el puñetazo flojo aunque no le quedó más cojones que callarse y sonreír. ¡Tenía toda la razón! La ciudad no era un parque de atracciones mortal, era El Parque de Atracciones Mortal y más peligroso que había visitado. En otro momento lo habría vivido con emoción, como sus primeros días de cosechado cuando pasaron algunas noches en las mazmorra como grupo. Recordaba que a pesar del peligro se sentía motivado, y casi excitado. Todo eso desapareció con la primera muerte, se alegraba de haber madurado un poco en ese aspecto. ¡Y es que nada de aquello tenía sentido! ¿Cuál era el motivo de que existieran tantas trampas y bestias que podían acosarte? Pillaba que hubiera magia y todo pero ahora sabía de civilizaciones que también poseían conocimientos mágicos y no por ello participaban en tan macabros actos. Le sorprendía sobre todo los vacíos legales, como por ejemplo la ilusión tan realista que tenían en las narices. ¿Estaba prohibido interferir? Menos en el caso de crear un bosque falso en el que los recién llegados podían perderse hasta morir. O crear una hiena enorme y dejarla suelta por ahí (ahora que tenía una base sospechaba que debía deberse fruto de un experimento y Tayron se cagaba en el gilipollas padre de semejante frankenstein). ¿Dónde quedaba Tuétano? Es verdad que cayeron accidentalmente encima de Dana, pero porque les perseguía una cabra gigante que deseaba matarlos. ¿Le daba derecho a la quebrantahuesos destrozarles como les hizo? ¿Tan frágil era aquella ley o tan poco importaban sus vidas?. Separar a los diamantes en bruto... decían, de no ser tan inconscientes el belga estaba seguro de que muchas más personas habrían sobrevivido. Quizás Nad, que murió como pudo haberlo hecho cualquiera de ellos por entrar en una casa con... ¡la puta puerta abierta!
-Si te soy sincero creo que cada uno es más imbécil que el anterior - se encogió de hombros, compartía algo de la maravilla que creía percibir en el astrario por ciertas obras. Pero seguía receloso y en ese momento aún en un punto muy rebelde, puede que por parte de sus instintos más vengativos como lémur. No sabía el resto pero decidió que a él no le valía nada de todo aquello- ¿y desde cuándo reflexionas tanto? ¿es parte de tu nueva forma? -bromeó, estaba cansado de tanta cháchara sobre la ciudad y excepto el reloj interno que poseían los astrarios seguían siendo un misterio para él en su mayor parte. Aunque poco, había leído sobre sus compañeros y la parte de los iguales al carabés le había parecido un verdadero tostón- ¿qué más puedes hacer aparte de hablar por los codos?
-Si te soy sincero creo que cada uno es más imbécil que el anterior - se encogió de hombros, compartía algo de la maravilla que creía percibir en el astrario por ciertas obras. Pero seguía receloso y en ese momento aún en un punto muy rebelde, puede que por parte de sus instintos más vengativos como lémur. No sabía el resto pero decidió que a él no le valía nada de todo aquello- ¿y desde cuándo reflexionas tanto? ¿es parte de tu nueva forma? -bromeó, estaba cansado de tanta cháchara sobre la ciudad y excepto el reloj interno que poseían los astrarios seguían siendo un misterio para él en su mayor parte. Aunque poco, había leído sobre sus compañeros y la parte de los iguales al carabés le había parecido un verdadero tostón- ¿qué más puedes hacer aparte de hablar por los codos?
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- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
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Re: Bosque Fantasma
30/07/20, 03:47 pm
—Siempre he sido muy reflexivo y pensativo —bueno, era cierto: más bien instintivo en las reacciones, pero muy analítico en cuanto a conocimientos y situaciones—. En una serie yo cumpliría con el estereotipo de deportista espinoso que también saca notas muy buenas y está obviamente destinado a la grandeza.
Remató su discurso con una ladeada sonrisa de suficiencia que empezó a borrársele pronto. Sí, siempre había sido así (más desde la salida de la Luna Roja, claro), pero… ¿Era eso su esencia dormida afectando desde el principio a su personalidad? Maldita sea, ¿había alguna parte de su ser que fuera él mismo por completo y no tuviera relación con su esencia, la Luna Roja o Rocavarancolia? ¿Era algo realmente diferente a las personalidades de los habitantes de los mundos vinculados? ¿Importaba acaso?
—Es verdad que soy más así desde la Luna Roja… y desde antes, incluso. Esta parte de mi personalidad se ha ido agudizando desde que llegué a Rocavarancolia... —admitió a media voz—. Y sí, tengo más cosas —intentó imprimir más energía a su voz. Importaba cómo era y qué decidía, no quién o qué lo había hecho así—. Además de poder desviar hechizos de proyectil también tengo mucha más fuerza, agilidad, velocidad y todo lo demás —una pequeña sonrisa traviesa se formó en su cara—. Ahora siempre te ganaré en una carrera.
Remató su discurso con una ladeada sonrisa de suficiencia que empezó a borrársele pronto. Sí, siempre había sido así (más desde la salida de la Luna Roja, claro), pero… ¿Era eso su esencia dormida afectando desde el principio a su personalidad? Maldita sea, ¿había alguna parte de su ser que fuera él mismo por completo y no tuviera relación con su esencia, la Luna Roja o Rocavarancolia? ¿Era algo realmente diferente a las personalidades de los habitantes de los mundos vinculados? ¿Importaba acaso?
—Es verdad que soy más así desde la Luna Roja… y desde antes, incluso. Esta parte de mi personalidad se ha ido agudizando desde que llegué a Rocavarancolia... —admitió a media voz—. Y sí, tengo más cosas —intentó imprimir más energía a su voz. Importaba cómo era y qué decidía, no quién o qué lo había hecho así—. Además de poder desviar hechizos de proyectil también tengo mucha más fuerza, agilidad, velocidad y todo lo demás —una pequeña sonrisa traviesa se formó en su cara—. Ahora siempre te ganaré en una carrera.
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Re: Bosque Fantasma
03/08/20, 03:34 pm
-Ey, menos mal que lo de espinoso te lo dices tú mismo -volvió a bromear, él cumpliría el estereotipo del chico aventurero al que al final todo le salía mal, conectado con los espíritus y su novia siendo uno. Era la ironía en persona, los espectadores de cualquier serie se troncharían de él. Aunque por supuesto, no comentó nada de aquello en presencia del astrario.
El nuevo lémur escuchó con atención y curiosidad a su amigo, así que su personalidad se había agudizado... él se veía así mismo como siempre, un poco alocado e idiota. Pero algo de razón tenía, es como si su yo más profundo hubiera salido para vivir en armonía con su yo de antes. No era el mismo de siempre, pero tampoco había cambiado. Las paradojas mentales nunca le habían gustado así que intentó no pensar demasiado en cómo la Luna les había cambiado mentalmente y pasó a descubrir con qué habilidades contaba ahora Rad.
-¡¿Desviar proyectiles?! Osea que no tienes magia pero puedes combatirla más directamente, que puta chorra -se quejó con una media sonrisa, sonrisa que se ensanchó con las últimas palabras del carabés al percibir el cosquilleo familiar en el estómago cada vez que podía surgir un nuevo reto- ¿ganarme en una carrera? tu no me ganas ni con velocidad sobrehumana y yo sin piernas, coño, como si tengo que correr con los codos y despellejarme vivo -luego reflexionó, algo más pensativo. Ojalá no le preguntara qué podía hacer él, aunque conociéndole era probable que hubiera investigado sobre las transformaciones de todos. Sobre su naturaleza solo había hablado con Obel, curiosamente no le daba tanto respeto lo que pudiera pensar la gárgola al respecto. Pero en este caso era distinto y Tayron lo sabía.
El nuevo lémur escuchó con atención y curiosidad a su amigo, así que su personalidad se había agudizado... él se veía así mismo como siempre, un poco alocado e idiota. Pero algo de razón tenía, es como si su yo más profundo hubiera salido para vivir en armonía con su yo de antes. No era el mismo de siempre, pero tampoco había cambiado. Las paradojas mentales nunca le habían gustado así que intentó no pensar demasiado en cómo la Luna les había cambiado mentalmente y pasó a descubrir con qué habilidades contaba ahora Rad.
-¡¿Desviar proyectiles?! Osea que no tienes magia pero puedes combatirla más directamente, que puta chorra -se quejó con una media sonrisa, sonrisa que se ensanchó con las últimas palabras del carabés al percibir el cosquilleo familiar en el estómago cada vez que podía surgir un nuevo reto- ¿ganarme en una carrera? tu no me ganas ni con velocidad sobrehumana y yo sin piernas, coño, como si tengo que correr con los codos y despellejarme vivo -luego reflexionó, algo más pensativo. Ojalá no le preguntara qué podía hacer él, aunque conociéndole era probable que hubiera investigado sobre las transformaciones de todos. Sobre su naturaleza solo había hablado con Obel, curiosamente no le daba tanto respeto lo que pudiera pensar la gárgola al respecto. Pero en este caso era distinto y Tayron lo sabía.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Bosque Fantasma
05/08/20, 08:54 pm
—Ser de difícil acceso viene muy bien para separar el grano de la paja —los ojos le brillaban por su broma. No era realmente por eso: simplemente tenía poca paciencia. Ese factor podía haber mejorado sustancialmente tras ver lo injusto de la rigidez del mundo en el que nació, pero seguía pensando que una cosa era ser justamente comprensivo y otra muy distinta serlo tanto que tiraras tu tiempo a la basura.
Las palabras de Tayron hizo que mirara a su alrededor. Sin magia… no, no podía crear algo como aquel bosque o, mejor aún, el Palacete. Si Rocavarancolia iba a ser su hogar (y, por toda la dentera que le daba pensar eso, ya lo había aceptado: aquella ciudad violenta, asesina, demencial, oscura y perversa era donde quería pasar el resto de su maldita vida, aunque no pudiera comprender por qué) le gustaría contribuir a ella, aportar su grano para que dejara de ser un montón de ruinas abandonadas. El problema era: ¿cómo? Lo único que se le ocurría que él pudiera hacer para eso era unirse al ejército… y no, gracias pero no, gracias. Esclavizar inocentes no era la forma en la que quería aportar a aquel lugar.
—¿De verdad crees que puedes ganarme?
Había un tono travieso en su voz, pero Rad se aseguró de darle la espalda para que Tay no viera la expresión a medias triste, a medias inquieta, de su cara. Oh, sí, el lémur podía ganarle en una carrera. Con magia. Y el astrario sabía muy bien qué debía hacer Tayron para conseguir su magia.
Por un momento quiso volverse y suplicarle que nunca lo hiciera, que jamás se nutriera de los fantasmas, pero no tuvo la fuerza para ello. Tay no era Sox, no tenía nada más de su transformación que usar. E incluso si lo tuviera… ¿Sería realmente justo ir pedirles que renunciaran para siempre a una parte de lo que eran, a uno de los dones que poseían?
Rádar no creía poder aceptar que sus amigos cumplieran sus precios. Lo que sí sabía, con una absoluta convicción nacida de sus propias entrañas, era que no podía condenarles si lo hacían. No del todo, al menos.
No sabía qué despertaba más en él aquel hecho: repulsión o resignación.
Las palabras de Tayron hizo que mirara a su alrededor. Sin magia… no, no podía crear algo como aquel bosque o, mejor aún, el Palacete. Si Rocavarancolia iba a ser su hogar (y, por toda la dentera que le daba pensar eso, ya lo había aceptado: aquella ciudad violenta, asesina, demencial, oscura y perversa era donde quería pasar el resto de su maldita vida, aunque no pudiera comprender por qué) le gustaría contribuir a ella, aportar su grano para que dejara de ser un montón de ruinas abandonadas. El problema era: ¿cómo? Lo único que se le ocurría que él pudiera hacer para eso era unirse al ejército… y no, gracias pero no, gracias. Esclavizar inocentes no era la forma en la que quería aportar a aquel lugar.
—¿De verdad crees que puedes ganarme?
Había un tono travieso en su voz, pero Rad se aseguró de darle la espalda para que Tay no viera la expresión a medias triste, a medias inquieta, de su cara. Oh, sí, el lémur podía ganarle en una carrera. Con magia. Y el astrario sabía muy bien qué debía hacer Tayron para conseguir su magia.
Por un momento quiso volverse y suplicarle que nunca lo hiciera, que jamás se nutriera de los fantasmas, pero no tuvo la fuerza para ello. Tay no era Sox, no tenía nada más de su transformación que usar. E incluso si lo tuviera… ¿Sería realmente justo ir pedirles que renunciaran para siempre a una parte de lo que eran, a uno de los dones que poseían?
Rádar no creía poder aceptar que sus amigos cumplieran sus precios. Lo que sí sabía, con una absoluta convicción nacida de sus propias entrañas, era que no podía condenarles si lo hacían. No del todo, al menos.
No sabía qué despertaba más en él aquel hecho: repulsión o resignación.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Bosque Fantasma
06/08/20, 11:42 am
—Entonces debo ser el grano para ti, vaya, me siento halagado de entrar en tu selecto círculo —era más que cierto, de haber acabado quizá en otro grupo Tayron sabía que tanto Rad como Sox se les antojaría algo inaccesibles. Pero por suerte para su amistad enrarecida no era así, a pesar de ciertas cosas... eran parte de su familia— ¿por qué no te dejas ver más? El día de la Luna Roja... —al decirlo no saboreó en absoluto la denominación del astro como sí hacían muchos otros ciudadanos, para él no solo fue el día de la revelación, fue cuando descubrió que Dafne de alguna manera había evitado la muerte y cuando se les cayó el torreón encima— ...acordamos que pasaríamos esto juntos y no en las celdas, pero no sirve de nada si bueno... después cada uno va por su lado —se sintió un poco estúpido al decir aquello, el mismo lémur sabía que había cosas por las que debían pasar en soledad. Ya que... ¿hasta qué punto podían comprenderle? ¿Podían entender de qué manera estaba conectado con aquellas personas situadas en aquella especie de limbo? A veces se lo preguntaba, por qué él de entre todos, si en la Tierra nunca había tenido una experiencia paranormal.
—Claro que lo creo —añadió algo más taciturno de lo esperado, su mirada se posó en los árboles translúcidos— sabes que pocas cosas se me resisten, incluida la magia.
—Claro que lo creo —añadió algo más taciturno de lo esperado, su mirada se posó en los árboles translúcidos— sabes que pocas cosas se me resisten, incluida la magia.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Bosque Fantasma
06/08/20, 08:09 pm
La pregunta temida. Rad no sabía cómo contestarla sin derramarse a sí mismo y los problemas que tenía con sus amistades en el proceso. Por un momento tuvo la tentación de fingir que no le había oído, pero deshechó la idea con desdén. Recordó el apoyo de Tay en las discusiones con Barael, cómo salvaron juntos a Hyun, las confidencias que habían compartido la noche antes a la Emisaria…
Callarse ahora no solo sería una traición a sí mismo, sino un insulto a lo que había sucedido en la criba.
—Ya, pero es… difícil —admitió, sin saber muy bien cómo epxlicarse—. Me he pasado meses odiando esta ciudad y ahora… ya no lo hago, aunque debería. No puedo aceptar que haya gente aquí que coma gente, mate o torture para tener magia y, sin embargo… ¿Qué derecho tengo a sentir repulsión por eso? ¿Cómo puedo osar a exigirle a nadie que renuncie a una parte de sí mismo para sentirme más cómodo? ¿Cómo puedo considerarme mínimamente moral y hacerme esta clase de preguntas?
»Debería sentir asco por los rocavarancoleses, pero no lo siento. Y debería odiar Rocavarancolia, pero no puedo hacerlo. Y tampoco puedo aceptarlo porque eso significaría traicionar a todo lo que he pensado siempre, a todo lo que he sido siempre —soltó una risita amargada, pensando, no por primera vez, que aquella ciudad era más paradójica de lo que debería—. Así que eso. No puedo rechazar a estos monstruos porque eso sería hipócrita y colocarme sobre un pedestal brillante desde el que juzgar a quienes no tienen mi suerte, pero no puedo aceptarlos porque eso sería completamente antiético —una ladeada sonrisa cínica se pinto en su rostro. El astrario se preguntó si el motivo de que ahora fuera incapaz de captar la línea entre bueno y malo, héroe y villano, era porque se veía forzado a estar en el papel del malvado el resto de su vida, quisiera él o no—. Maldita sea, Rocavarancolia tiene más grises de los que merece. Pero bueno, lo cierto es que hasta que no solucione esta mierda no me siento muy cómodo en torno a la gente de aquí.
Callarse ahora no solo sería una traición a sí mismo, sino un insulto a lo que había sucedido en la criba.
—Ya, pero es… difícil —admitió, sin saber muy bien cómo epxlicarse—. Me he pasado meses odiando esta ciudad y ahora… ya no lo hago, aunque debería. No puedo aceptar que haya gente aquí que coma gente, mate o torture para tener magia y, sin embargo… ¿Qué derecho tengo a sentir repulsión por eso? ¿Cómo puedo osar a exigirle a nadie que renuncie a una parte de sí mismo para sentirme más cómodo? ¿Cómo puedo considerarme mínimamente moral y hacerme esta clase de preguntas?
»Debería sentir asco por los rocavarancoleses, pero no lo siento. Y debería odiar Rocavarancolia, pero no puedo hacerlo. Y tampoco puedo aceptarlo porque eso significaría traicionar a todo lo que he pensado siempre, a todo lo que he sido siempre —soltó una risita amargada, pensando, no por primera vez, que aquella ciudad era más paradójica de lo que debería—. Así que eso. No puedo rechazar a estos monstruos porque eso sería hipócrita y colocarme sobre un pedestal brillante desde el que juzgar a quienes no tienen mi suerte, pero no puedo aceptarlos porque eso sería completamente antiético —una ladeada sonrisa cínica se pinto en su rostro. El astrario se preguntó si el motivo de que ahora fuera incapaz de captar la línea entre bueno y malo, héroe y villano, era porque se veía forzado a estar en el papel del malvado el resto de su vida, quisiera él o no—. Maldita sea, Rocavarancolia tiene más grises de los que merece. Pero bueno, lo cierto es que hasta que no solucione esta mierda no me siento muy cómodo en torno a la gente de aquí.
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