Torreón Maciel (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.

Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.

Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.

-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.

El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.

Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.

Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.

-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.

Shizel había asistido desde su inmovilidad a todo lo que sucedía en el salón. Su cerebro había chillado y suplicado a lo que fuera que estuviera pasando que le dejase salir y hacer algo, cualquier cosa, porque dentro de aquella prisión que no era tal estaba empezando a ahogarse. La capa de escarcha acabó por cubrirle los párpados obligándole a cerrarlos, pero sus sentidos seguían en funcionamiento.

Sin embargo con el pasar del tiempo tanto los sonidos de fuera como la marabunta que tenía lugar en su propia mente se fueron reduciendo a un leve runrún, a un rumor que no había desaparecido pero que podía ignorar con facilidad para centrarse en otras cosas más importantes. 
En su cabeza se instaló un placentero silencio que le permitía analizar lo que ocurría a su alrededor con calma, y el miedo, el desconcierto y la preocupación por sus compañeros se aquietaron poco a poco. Shizel estaba invadido por una tranquilidad extraña, como si de alguna manera todo aquello fuese natural, controlable. Quiso liberarse, y algo en el fondo de su mente le susurró que podía.

Abrió los párpados, y la capa de hielo estalló en pedazos.
Shizel se levantó con lentitud, saboreando las nuevas sensaciones que le ofrecía su cuerpo. De su piel se desprendían volutas de vapor de agua sublimado, y sentía pequeños cristales de escarcha volviéndose a formar sobre la piel, pero ahora ya no le molestaban. Debería estar al borde de la hipotermia, pero no sentía frío alguno. De hecho, de alguna manera instintiva notaba el calor a su alrededor huyendo al contacto con los alrededores de su piel. Y en mitad de toda aquella locura que le rodeaba se sentía más lúcido y más vivo de lo que lo que se había sentido nunca.

Se notaba henchido de poder: con una sangre nueva y vibrante circulando por sus venas a una velocidad vertiginosa, y que sin embargo no eliminaba aquella maravillosa claridad de su mente. No pudo evitar esbozar una media sonrisa desdeñosa. ¿De aquello había estado asustado toda la cosecha?

-Silencio- su voz sonaba desapasionada, pero se oyó por toda la sala-. Caballeros, esto es la Luna Roja. Levantemos por hoy la veda de protección mutua, porque ha quedado claro que esta noche todo el mundo va por su cuenta- dijo con un deje de diversión. Se preguntó vagamente si aquello sería solo cosa de la locura de la Luna o si Maciel como grupo acababa de romperse de una vez por todas. Empujó ese pensamiento al fondo de su mente con mayor facilidad de lo que debería.

Recorrió con una breve mirada azul la habitación frente a él, incluyendo la puerta destrozada por Aleksei. Redujo a porciones el problema que tenía frente a sí para resolverlo con mayor facilidad.
Contempló con velado interés los cambios que estaba atravesando DL. Seguía sin dolerle nada aparentemente, pero se preguntó si la transformación estaría saliendo mal y a eso se debieran las deformaciones.
-Es obvio que estos cambios eran inevitables desde el principio. Ha sido estúpido por mi parte tratar de revertirlos con magia de poco nivel- dijo con cierta desidia.

-¿Comes gente, dices? ¿Estás seguro?- dijo a continuación, e hizo una mueca entre la lástima y la disculpa. Estaba seguro de que Branniel ya se lo esperaba, pero eso no le impidió trenzar un hechizo de inmovilización y aplicárselo con un gélido toque en el hombro al nublino. Le permitiría hablar en caso de que necesitase algo, pero en vista de sus futuros apetitos Shizel dudaba mucho de que alguien dudase en quitarse de en medio para cuando el embrujo remitiera.

La ventana frente a él le mostraba que el asedio de colaespinas había desaparecido, presumiblemente siguiendo a RR. Shizel se imaginaba perfectamente a dónde había ido el pelirrojo, pero no veía ningún motivo ni para seguirle ni para tratar de detenerlo. Lo único que le importaba en ese momento era que el camino había quedado despejado.
La Luna era hermosa, y le estaba pidiendo que saliese afuera en busca de algo, pero no podía precisar el qué.

Todo aquello era una autentica locura y DL mientras cerraba lo posible las heridas de la espalda de Wintel vitando que este se moviera y le entrara un ataque por estar usando magia sobre el, vio como una cadena de escenas fueron ocurriendo en pocos minutos. RR bajando del ultimo piso del torreón seguido por una horda de ratas, otro tanta cantidad de ratas mutantes con pinchos esperándolo afuera, seguido de un trasgo furioso que reventó la puerta y salio corriendo tras de el, que no podía ser otro mas que Aleksei. Los ojos  posicionados de forma extraña en esa cabeza que había creado se abrieron de par en par ante todo aquello. Estaban todos allí unos retorciéndose de dolor, otros paranoicos y hablando solo, otro congelado en mitad de la sala, aunque ya estuviera recuperando y al imbécil de RR no se le ocurría otra cosa que irse de juerga con ratas y un trasgo detrás.

-Eso, iros dejando esto hecho una mierda...¿sabéis que?, !que os joda una hembra de blatta! - exclamo con enojo cuando los vio irse dejando solo desastre a sus paso levantándose rápidamente de al lado de Wintel para ir a cerrar el portón no fuesen a entrar aquellas criaturas de fuera, que era lo que les faltaba, viendo como Shizel empezaba a recuperarse al fin, con esa capa de escarcha cubriéndole y soltando ese vapor de agua por todo su cuerpo, debido probablemente a las bajas temperaturas en las que debía estar. Los gritos de Branniel no dejaban de escucharse pidiéndole que le dijera que no se comería a ninguno de ellos, siendo callados por Shizel que no tardo en inmovilizarlo con un hechizo, cosa que le recordó a DL la vez que se enfrento contra el que mato a Marina- No va a funcionar mucho tiempo, los trasgos parecen ser resistentes a la magia -añadió DL cansado sentándose en el sofá a duras penas mientas intentaba recuperar de nuevo su forma, si había conseguido crear brazos y cara medianamente debía poder hacer de algún modo que aquellos estúpidos hilos que lo conformaban tuviesen un aspecto mas humanoide y normal. "Vayamos por partes... pies, piernas, tronco, brazos y cabeza, venga, es ir paso por paso hasta que puedas hacerlo con cierta naturalidad...respira hondo y ponte a ello" se decía intentando convencerse de que eso era posible, no sabia como y porque esos hilos eran modificables para crear carne, músculos y huesos como si fuese algo normal, pero por el momento no iba a darle muchas vueltas, ya cuando estuviera mas calmado y en un cuerpo conocido investigaría. Intento concentrarse en como se recordaba el mismo empezando por las piernas, para ya luego conforme saliera todo bien, ir subiendo. Esa transformación debía valer para algo, porque el imaginarse estar por toda la eternidad siendo un muñeco de hilo le ponía de los nervios.

-Mierda es difícil...-se quejo cuando consiguió hacer correctamente las piernas ni muy gordas ni muy delgadas que ni siquiera podía ponerse en pie y tras haber tenido que reordenar los hilos que estaba aprendiendo a controlar para que no quedasen las piernas cojas al acaba runa mas larga que la otra, era un proceso lento pero le aliviaba enormemente que mientras realizaba el cambio por todo su cuerpo, estuviera mas o menos cogiéndole el truco a ese cuerpo de hilos, cosa que lo hacia sentir un poco mejor "Bien, si, al menos puedo manejar esto, venga DL no eres un muñeco, eres un foner...tienes carne, piel, huesos, no hilos" se repetía a si mismo intentando no olvidar ese hecho porque ese cuerpo, tan sin expresión, sin características identificativas quitaba toda su identidad al completo y eso le asustaba por completo que en algún momento pudiese olvidarse de quien era.

Saren ya había sacado un cubo de agua que había dejado junto a él, pero pensó en sacar otro por si acaso. En ello estaba cuando la puerta de uno de los retretes salió despedida con fuerza, produciendo un gran estruendo. Lo que salió del pequeño cubículo casi parecía demasiado grande para haber estado dentro, y si no lo hubiera identificado como Aleksei se habría indignado de que semejante engendro utilizara los baños sin permiso. Estaba apunto de replicarle que se suponía que estaba haciendo en vez de ayudar, cuando el ser soltó un tremendo rugido. El cuerpo del norteño vibró, y sus dientes entrechocaron ante la potencia de aquel aullido, un aullido que anunciaba poder en estado puro. El idrino se puso en guardia, llevando la mano hasta su hacha y blandiéndola ante él, dispuesto a cortarle algo mas que el pelo al humano si se le ocurría la genial idea de lanzarse a por él, pero parecía que Aleksei tenía otra cosa en mente, y después de olfatear el aire salió corriendo en pos de otra presa, aullando como un condenado.

Saren observó confuso como el ser que hasta hacía poco se había dedicado a barrer el torreón desaparecía de su vista, pero su confusión aumento cuando su hacha cayó de su manos. El idrino se las miro confundido, observando como iban desapareciendo bajo aquella capa de plumas, que había acelerado repentinamente su aparición. El cuerpo del chico cambio rápidamente, sin dolor, pero radicalmente, y en apenas unos segundos perdió todo rastro de su anterior forma. Sus brazos se trasformaron en dos grandes alas, y sus piernas se convirtieron en unas grandes garras de pájaro; su cara y su cabello desaparecieron bajo las plumas, siendo sustituida la boca por un poderoso pico de color gris. Comenzó a crecer a un ritmo acelerado, y en apenas unos segundos alcanzó el tamaño de un caballo grande. Estaba cubierto de un plumaje de color negro azulado.

-¿Pero qué.. ? -empezó a decir en voz alta, pero la frase termino convirtiéndose en el grito de un ave rapaz de considerables dimensiones.

Saren casi perdió el equilibrio al sujetar su nuevo peso sobre aquellas patas, y tuvo que aletear de forma bastante ridícula para recuperar la vertical. Había sido todo muy rápido, y apenas le había dado tiempo a alterarse, pero ahora había cambiado de forma, y el idirno no sabía si aquello era reversible. Empezó moverse nervioso, alternando todo su peso de una pata a otra, y todas sus plumas se erizaron, mientras el chico trataba de hablar, abriendo mucho el pico. Ninguna palabra surgió de su garganta, solo aquellos gritos rapaces, lo que hizo parecer que el torreón estaba siendo sobrevolado por numerosas águilas.

<<Maldición, tengo que ayudar a mis compañeros -se dijo mentalmente, agradecido de que su mente aun siguiera siendo idrina-, ellos sabrán revertir esto -trato de autoconvencerse>>. El norteño sujeto el asa del cubo lleno de agua con el pico y lo alzó, aun bastante inseguro con la forma de mover aquel nuevo cuerpo, pero tras un par de intentos, acertó a cordinar su nuevas patas y se encaminó hacia la puerta. Tenía la sensación de que cualquiera que lo viera pensaría que era bastante ridículo, pero por suerte nadie le observaba, y cuando llegó a la puerta empujó con la cabeza, entrando con ciertas dificultades al salón. Su cuerpo apenas entraba por el dintel, y en cuanto estuvo dentro y miro alrededor la estancia se le antojó angustiosamente pequeña, como si estuviera en una jaula.

-"Mierda, mierda, mierda -trato de maldecir, olvidándose de que ya no podía hablar y sin percatarse de que estaba proyectando su voz en la mente de los presentes-, este sitio es demasiado estrecho" -continúo, dejando el cubo en el suelo con cuidado mientras sus plumas se erizaban de nuevo, dirigiendo angustiosas miradas a aquellas paredes.

Un instante después de que dejase de hablar bajó RR, seguido de un ejército de ratas. Tuve que usar todo mi autocontrol para no echarme sobre él al pasar casi a mi lado, aunque por suerte pude evitar cometer ninguna locura. Unos instantes después, mientras Shizel, por fin, empezaba a moverse, pasó por allí otro trasgo. Este era un poco más diferente que yo, pues ni tenía cuernos ni cola, pero no había que ser muy listo para darse cuenta de que era Aleksei, y que estaba mucho más ansioso que yo de hacer uso de sus nuevas habilidades. Por un momento me imaginé lanzándome contra DL, Shizel y Wintel con la misma furia que el humano. Me horroricé al darme cuenta de que una parte de mí era precisamente eso lo que deseaba hacer, hasta el punto de aguantar la respiración y dar medio paso hacia atrás cuando Shizel se acercó. Por nada del mundo quería hacer daño a mis amigos.

Por suerte, el idrino me lanzó un hechizo de inmovilización. Sentí cómo se formaba la sustancia viscosa que me paralizaba, aunque las palabras de DL volvieron a angustiarme. Sentía como el hambre me iba consumiendo, y como mi nuevo olfato me permitía captar perfectamente el olor de los que estaban delante. Eran unos olores maravillosos y deliciosos, y las ganas que tenía una parte de mí de devorar a mis amigos me horrorizaban y desesperaban. «Cómo puedes sentir eso. ¡Contrólate, contrólate! Maldita sea, maldita mujer, cómo me ha podido hacer esto». A pesar de mis sentimientos, no podía reprimir mis instintos. El caos se iba calmando, pero, a pesar de ello, mi mente era cada vez más monstruosa y repugnante. «Ellos son los dioses, ellos, no yo. Yo no soy mas que un monstruo... Debería tirarme en el primer abismo que encuentre», pensé, abatido.

¿Cómo podía un ser tan despreciable como yo mirarles a la cara a partir de ese momento? Mis instintos insistían en que esas personas, que me habían aceptado en el torreón cuando no tenían por qué hacerlo, que me habían salvado unas cuantas veces la vida, que me habían animado cuando murió Marina y tuve la pesadilla que seguía en ese momento, eran una comida deliciosa. ¿Cómo podía seguir considerarme una persona, al nivel de ellos, cuando mis amigos se convertían en seres cercanos a los dioses mientras yo estaba transformándome en un monstruo que tan solo pensaba en comérselos? «Soy horrible, merezco la muerte» pensé al darme el olor que despedía Shizel e imaginarme por un momento el sabor que tendría su carne. La risa de la mujer que había provocado todo esto seguía seguía atormentándome, y no pude sino gruñirle mentalmente. «Ya verás, ya verás. Te obligaré a deshacer lo que sea que hayas hecho para convertirme en esto, aunque sea lo último que haga».

—No quiero ser esta cosa. No quiero tener estos apetitos, ni quiero... —comencé a hablar momentos después de que Shizel hiciese el hechizo. Por unos instantes logré quitar el hambre de mis ojos, que ahora solo mostraban desesperación y tristeza—. Ser la cosa que mató a Marina. Ojalá pudiera volver atrás, ojalá pudiera —miré directamente a DL, recordando que, de los que estaban allí, era el único que había estado presente en la muerte de Marina— dejar de ser un monstruo.

Justo en ese momento una especie de ave gigante con un cubo en el pico comenzó a intentar entrar en la habitación. Lo miré extrañado, sin darme cuenta de que una pizca de hambre había vuelto a mis ojos. El pájaro entró con dificultad al lugar, que era un poco pequeño para ella, y la voz que comenzó a hablar en mi cabeza, igual a la de Saren, confirmó mis pensamientos, provocándome el una sonrilla histérica. «¿Es que soy el único monstruo comepersonas aquí? Maldita arpía, te voy a matar». Unos instantes después comenzaron a escucharse pasos en las escaleras. Parecía que todo el torreón iba a reunirse allí, casi como si deseasen que los oliese y me descontrolase. Mientras intentaba controlarme, la bestia que la Luna había despertado en mi interior rugía, pidiendo a gritos que me avalanzase sobre todos ellos y los devorase.

Con la llegada de Matt el grupo estaba al completo y listo para dirigirse hacia los torreones. Como a la mayoría les daba igual, adoptaron la sugerencia de algunos de visitar primero Maciel y hacia allí se dirigieron. Noel fue caminando casi todo el rato, pero de vez en cuando en un arranque de hiperactividad echaba a volar frenéticamente unos metros para luego volver con el resto. Las alimañas de la ciudad les atacaron con frecuencia como ya era costumbre en los últimos tiempos y el sueco se divirtió considerablemente destrozándolas con su hacha.

Al llegar al torreón el puente estaba bajado y el draco habría hecho algún comentario sarcástico al respecto de lo cuidadosos que eran los macieleros de no ser porque lo último que sabía sobre el mecanismo del mismo era que estaba roto. Entraron en Maciel por la puerta principal y no tuvieron que esperar mucho para ver a los primeros recién transformados.

Inevitablemente debido al tamaño de ambos, se fijó primero en el enorme pájaro negro con el plumaje erizado que ocupaba una buena parte del salón y en la criatura que parecía ser un trasgo pero con algunos extras que no gustaron nada al draco en cuanto los reconoció como propios de la Secta. El sueco poco sabía acerca de estos "complementos", pero sí que le traerían problemas al trasgo, más de los que ya tendría debido a su transformación. Era imposible reconocer a ninguno de los cosechados que había visto cuando los espiaron para las apuestas en el enorme pájaro y los rasgos del trasgo no le sonaban.

A los que sí recordó fue al idrino cubierto de escarcha y a Ariv, la sinhadre de Jack que en ese momento terminaba de bajar las escaleras y cuyo único cambio apreciable era una larga cola a rayas. A parte de ellos también había un guiñapo irreconocible que de no llegar a ser porque estaba a medio transformar y aún se podían distinguir algunos de los hilos que lo señalaban como cambiante, Noel pensó que parecería que hubieran estado haciendo nigromancia para tontos y fracasando estrepitosamente.

El último transformado que se encontraba en la sala, aunque le costó un poco relacionarlo, era aquel nublino que habían visto junto a las estirges y que se había transformado en una arpía de plumaje blanco. Verlo allí tirado en el suelo y cubierto de sangre, con rasgos similares a los de su propia transformación le recordaron a la agonía que él mismo había tenido que sufrir dos años atrás. Lo primero que pensó fue que habían llegado demasiado tarde. <<Ya no gritan de dolor, lástima>>, pensó sádicamente para sus adentros considerando que debería ahorrarse hacer un comentario así en voz alta. Después se compadeció de la arpía, que junto al trasgo debía de haber sido uno de los que peor lo debían de haber tenido para transformarse. La lógica le decía que el enorme roc también tenía que haberlo pasado mal, pero verlo tan campante y completamente libre de sangre atentaban contra aquel pensamiento.

-Antes de que empecéis a intentar matarnos y todos nos veamos obligados a seguir otros tantos protocolos propios de la cortesía rocavarancolesa, creo que deberíamos presentarnos- comenzó a hablar con una sonrisa divertida-. No hemos venido con intención de haceros daño. De hecho podemos ofreceros nuestra ayuda. Yo soy Noel, draco de estínfalo -la costumbre de presentarse diciendo su transformación le hizo pasar por alto el hecho de que los recién transformados segurante se sentirían más bien confusos por aquella información.

Acto seguido realizó un hechizo de limpieza y otro de curación sobre la arpía, recordando una vez más el alivio que había sentido él cuando Elliot le había proporcionado la misma ayuda. <<Pero menos mal que no es otro draco de estínfalo, por su bien y el mío>>, pensó de pronto dándose cuenta de lo poco que le hubiera gustado aquella idea.

-Tal vez podamos ayudar al trasgo -dijo pensativo observando al ser de piel violácea-. Puedo traer un par de alimañas para que vaya engañando el hambre, alguna habrá todavía aprovechable del rastro de destrucción que hemos ido dejando -se formó entonces una sonrisa maliciosa en su boca y esperó a ver cómo reaccionaban los nuevos y qué se decía sobre su sugerencia.

Gael iba dando saltitos sobre el empedrado de la calle, sin quitar ojo al cielo y arriesgándose a dar un buen tropezón. No tenía ganas ni de prestar atención a las alimañas que les salían al paso, y de hecho ni siquiera se llevó arma alguna encima, solo sus reservas repletas de magia y el cadáver del muchacho inofensivo. En realidad lo de ir desarmado era para no despertar suspicacias entre los cosechados. Es normal ir armado, pero no podían parecer una comitiva demasiado preparada para la batalla. Por eso se limitó a hacerse intangible cuando había algún peligro y a poseer los animales que quedaban atrás a manos de sus compañeros, haciendo incluso que alguno los acompañara en la caminata y ayudase a repeler otras bestias.

El largo paseo bajo la luz rojiza les llevó al torreón Maciel, en el que se colaron sin miramientos «espero que no se pongan agresivos al ver entrar a tanta gente de golpe». Se subió la cremallera de la chaqueta negra, heredada de Noel, y se aseguró de ir presentable. La escena que se encontraron en el interior del edificio era la viva imagen del caos de cada año, se fijó poco a poco en los detalles, prestando especial atención a las transformaciones que no reconocía y deseando saber más de ellas. Pero a quien miró más tiempo con diferencia fue al trasgo, por las bocas supurantes de bilis de sus manos. Aquello no le gustó.
-Dejé unas de las que venía poseyendo en la puerta, a lo mejor aún siguen allí -comentó a Noel cuando sugirió dar comida al trasgo. Era lo primero que decía, las miradas clavadas de los cosechados le ponían un poco nervioso.
Se acercó al amasijo de hilos que luchaba por mantener una forma humana, tan solo unos pasos.
-En mi cosecha hubo uno como tú, un cambiante. Me gustaría poder decirte que le pidieras consejo, pero se volvió loco. Ahora vive en el faro de la bahía, de todos modos.
No sabía cómo decirle que fue la transformación la que le hizo aquello.

Giz decidió no malgastar su magia con las alimañas del camino y se dedicó en general a repelerlas con hechizos de impulso. Aún con todo, tuvo que usar algún hechizo de impacto con las más peligrosas, para partirles algún hueso y recordarles que se equivocaban de presa. El comportamiento anómalo de todas las criaturas empezaba a tocarle las narices al asreniano, que se las veía a diario con sus propias creaciones, haciéndole perder parte de su paciencia.

Al entrar a Maciel, su típica expresión ausente cambió de repente a una de curiosidad tan evidente que la poca impresión de tipo duro que pudiera dar Giz, que ya de por sí era poca, se desvaneció del todo. Observó con especial admiración a los pájaros, uno negro que parecía encontrarse bien y otro blanco, que no tardó en recibir cuidados de Noel. Sin embargo, el resto no se quedaba atrás. Giz también puso en su radar a la chica de la cola anillada y al hombre de hielo. El trasgo viciado por la secta de Ewa le puso incluso respeto. Aunque no mucho, no dejaba de estar recién transformado.

En lugar de presentarse o reafirmar que venían de buena fe, el goliat encontró mucho más interesante agacharse para recoger plumas del suelo. De lo primero que se aseguró fue de tener un par de cada especie, limpias. Después recogió otras dos manchadas con la bilis negra que había esparcida por todo el lugar y las guardó disimuladamente en un bote aparte. Seguidamente utilizó un hechizo para arrancar a distancia un par de pelos de la cola de la niña de ojos grandes y del trasgo, y los atrajo hacia él con un hechizo de levitación. Todos ellos guardados en frasquitos distintos y, a su vez, dentro de su bolsa sin fondo.

-Muestras de rigor-dijo sin más, siendo poco sincero con los cosechados, aunque fuera una verdad como un templo para sí mismo. No se atrevió a coger escarcha del tipo helado e hilos del deshecho por si les dolía.

Tras escuchar lo que le decía Gael al cosechado de los hilos, decidió echarle un pequeño cable, para que no pareciera que había venido solo de recolecta. Se adentró sin pedir permiso hasta la cocina y, a la vuelta, una mesa rectangular le seguía flotando detrás. Limpió la bilis del suelo para mantener algo de higiene y la depositó con no demasiado cuidado, volteándola de manera que las patas quedaron casi paralelas al suelo. Pasó la mano por la superficie de madera y, poco a poco, se fue revelando el reflejo del propio Giz a su paso. Cuando acabó, la mesa se había convertido en un espejo de a pie que duraría lo suficiente para que el cambiante se arreglara un poco los desperfectos.

-Seguro que te sirve-dijo escuetamente.

No hubo muchos problemas a la hora de decidir el torreón que visitarían en primer lugar, porque daba en general un poco igual, así que pusieron rumbo a Maciel distraidamente. Vac no pudo contenerse mucho tiempo, y cuando su hermano alzó aquel frenético vuelo por segunda vez, el hado le imitó, sobrevolando al grupo para ver cuanto faltaba para llegar a su primer destino. El paseo se hizo tranquilo, y aunque las alimañas les atacaron con mas ahínco que de costumbre debido a la Luna, no les supuso mayor problema. Cada uno atajó el problema a su manera, y Vac optó por esquivar a la gran mayoría de engendros, apartando a los que mas se acercaban a patadas.

El tranquilo paseo terminó frente al torreón Maciel, y sin preguntar siquiera, los veteranos entraron en el edificio, cuidándose de no alterar a sus moradores demasiado. La escena del salón era realmente curiosa, y ver a los cachorros confusos ante sus nuevos aspectos arrancó  una sonrisa al hado. Aun recordaba lo que había pensado él acerca de su nuevo aspecto, y supo que la mayoría de ellos no lo pasaría nada bien al principio, pero era cuestión de tiempo que se fueran acostumbrando, al fin y al cabo la Luna solo revelaba lo que eras en realidad. Su hermano procedió a presentarse, ayudando a uno de los novatos, que se había trasformado en arpía. Mientras el draco se presentaba, el griego observó a los recién trasformados con curiosidad, tratando de adivinar en que se habían convertido. No le costo identificar al trasgo elegido por Ewa, las bocas de sus manos le delataban; y el amasijo informe que era el cambiante tampoco suponía un misterio, al igual que la arpía. Sin embargo los demás no supo decir que eran: el enorme ave que ocupaba buena parte del salón le recordó a un águila de gran tamaño y colores bastante extraños, pero no sabía si era solo una apariencia o se había trasformado realmente en eso; el idrino cubierto de escarcha parecía un polo, pero "Helado de lacustre" no creía que fuera una trasformación reconocida en ninguna parte; y en última estancia, la pequeña sinhadre de cola rayada y ojos brillantes le recordaba a un lemur de Madagascar, pero no sabía que clase de criatura era.

-Si Mephis viera a este muchacho quedaría completamente horrorizada -comentó mirando a DL con una sonrisa-, por otra parte, Yip estaría orgulloso -añadió al escuchar a Gael, riendo con suavidad.

Las últimas palabras de su hermano le llegaron a medias, pero se entero de lo básico y salió a la puerta a asegurarse. Si, Gael había dejado un par de alimañas frescas junto a la puerta, y sin muchos miramientos el hado las alzó por la cola, volviendo a entrar al torreón y acercándose al trasgo. Viéndole tan de cerca le recordó a Gighena, y a punto estuvo de mascullar algo, pero se contuvo, y le tendió los engendros con cuidado de no alterarle demasiado.

-Mi nombre es Vacuum -se presentó después, imitando a sus amigos-, hado infernal, un placer. No venimos a haceros nada, lo que dice Noel es cierto, solo sentimos algo de curiosidad -comentó con voz tranquila, asegurándose de que no sonaba como si hubieran ido a ver un espectáculo circense-. Es cierto que os podemos asistir si os hace falta, vais a tardar un poco en acostumbraros al ritmo de esta ciudad sin algo de ayuda.


Apenas hubo dejado el cubo en el suelo, unos misteriosos individuos hicieron su aparición en el torreón, entrando por la puerta como Pedro por su casa. El norteño abría bufado de haber podido, pero solo acertó a chasquear el pico. Su garra derecha se cerró con fuerza entorno al mango de su hacha, que había traído desde el patio, alzándola levemente como si siguiera siendo idrino en lugar de un pollo gigante. No obstante el lenguaje corporal de los visitantes no indicaba que mintieran, por eso se relajo un poco bajando el hacha, lo que produjo un sonido metálico al rozar el suelo. Observó aquellas personas con curiosidad, admirando su extrañas y diversas formas. Los que habían hablado eran de los mas llamativos del grupo: el muchacho de piel dorada y alas negras, así como el de piel oscura y alas rojas de insecto eran los dos mas altos, superados únicamente por el coloso plagado de ojos; el chico envuelto del aura azuly los ojos brillantes del mismo color llamaba bastante la atención, y las evoluciones del chico reptiliano al recoger plumas del suelo hicieron sonreír al norteño; el muchacho de arena y los demás aun no habían dicho nada. Al chico le hubiera gustado presentarse, pero el no tener voz suponía un gran problema.

-"Soy Saren, un pajarraco enorme que no puede hablar -pensó en tono sarcástico, imitando a los que habían dicho su transformación de forma eficiente-, encantado de conocer a semejante desfile de monstruos, y un placer unirme a ustedes en canones de monstruosidad, caballeros -añadió con una leve sonrisa, continuando con su monólogo-. Aquí el compañeros morado sugirió que podríamos trasformarnos en dioses al ver la Luna, pero por suerte nos hemos trasformados en bichos raros, lo cual es mucho mejor. El negocio de los templos no creo que sea demasiado lucrativo, seguro que hay mas demanda a la hora de asustar niños, aunque no creo que me cogieran de "monstruo bajo la cama", creo que mi tamaño no es el adecuado... ¿"monstruo de armario" quizás? -se preguntó-. En cualquier caso esto es una mierda, no poder hablar me resta encanto, y monologar como si me oyerais me hace pensar que parezco un gilipollas, aunque "gilipollos" seria mas apropiado."

Saren no era consciente de que su voz se proyectaba en la mente de los presentes, y aquel discurso era su forma de lidiar con la ignorancia hacia su situación actual, su forma de escudarse contra la realidad.

Offrol:
Esta es la lista de visitantes al torreón Maciel.
 -Adara (Ángel Negro: Temed bitches).
 -Gael (Fuego Fatuo: Carne muerta y fuego azul, hace unas barbacoas cojonudas [N.d.N.: Va montado en un cadáver.]).
 -Giz (Goliat: Os clonara y comerciara con vuestros cuerpos).
 -Kaethe (Ghoul: Mueranse todos ustedes y háganle un favor a la dama).
 -Matt (Brujo de Arena/Espectro de Arena arruinado: Beach party).
 -Noel (Draco de Estínfalo: Gritad, furcias, gritad).
 -Tania (Homo nublinus, nublina de toda la fuckin life: no la hagais sonrojar).
 -Toima (Argos Magnético: Dadle una razón, solo busca pelea y siempre esta ojo avizor).
 -Vac (Hado Infernal: Llorad como plañideras e inclinaros ante vuestro... lolnope).
 -Wen (Vouivre: Si le decís que os lo he dicho os arranco la cabeza antes de perder la mia).

Sintió a los intrusos antes de poder verlos. La sobrecarga de información ante el asedio de colaespina había sido tal que Shizel había roto el vínculo con el cordel de alarma más externo, pero el interno que había instalado a medias del puente levadizo permanecía intacto. Éste le avisó de que los siguientes visitantes indeseados eran de envergadura notoriamente mayor, y de que se trataba de un grupo de diez personas.

-Tenemos visita- informó brevemente a sus compañeros justo antes de que los intrusos hiciesen acto de presencia. Sus ojos les desmenuzaron uno a uno con curiosidad analítica, deteniéndose más tiempo en los que no hacían alarde de cambios físicos evidentes. El hielo a su alrededor enturbiaba esa chispa de emoción por mero contraste, y el idrino daba la impresión de mantenerse demasiado quieto.
Se tensó inmediatamente cuando el portador de gola empezó a "tomar muestras", y habría reaccionado al respecto de no ser porque a los afectados no pareció dolerles en ningún momento. Es más, el primero en hablar también curó a Wintel, así que Shizel se relajó un poco pero sin bajar la guardia.

Asumió que la segunda parte del sobrenombre de Noel indicaba su procedencia, aunque ello no le ayudó a determinar con seguridad a qué especie pertenecía. Su fisonomía le recordaba a la de Aleksei, aunque el tono de la piel no era exactamente el mismo.
-Shizel- correspondió sucintamente a la presentación. Los demás estaban ya en condiciones de hacerlo por sí mismos, por lo que el idrino decidió dejarles esa libertad.
Ignoró la referencia al "rastro de destrucción" a propósito. Parecía perfectamente la clase de cosa que uno diría si quería intimidar a alguien, y a unos oídos idrinos chirriaba mucho.
-Cualquier ayuda será bienvenida- dijo, sin embargo, sin hacer ademán alguno de intervenir cuando el que se había presentado como Vacuum trajo lo prometido consigo-. No creo que Bran quiera pasarse inmovilizado el resto de su vida.
Estaba inquieto a ese respecto. DL les había recordado que los trasgos parecían ser parcialmente inmunes a la magia. Shizel esperaba que exagerara o que la transformación de Branniel decidiese ocuparse de ese detalle por último. No dejó de vigilar al nublino por el rabillo del ojo.

No pudo evitar sonreír al oír en su cabeza el discurso de Saren. La transformación no debía estar resultándole demasiado traumática al norteño si aún podía hacer uso del sarcasmo. No obstante la repentina telepatía del norteño sí no le hizo gracia. "¿Hola? ¿Se me oye?", pensó a modo de prueba. No obtuvo ninguna clase de respuesta por lo que dedujo que a Saren no debía haberle llegado, lo que le quitó un peso considerable de encima al saber que no podía atisbar en su mente."¿Soy un dios de esos? Me siento uno", pensó con curiosidad genuina. Le habría gustado preguntar a los recién llegados por qué se sentía tan jodidamente bien.
-Saren, escuchar tu voz de pito en mi cabeza es peor que escucharla con los oídos- dijo en tono burlón. Era una broma y ambos deberían saberlo; el norteño tenía buena voz y se había comentado más de una vez, pero Shizel solía tomarle el pelo diciendo que en cuanto pasase la pubertad se le arruinaría.

Por muy amistosas que pareciesen ser las intenciones de los recién llegados, no dejaban de ser extraños que habían entrado en su torreón sin permiso alguno, tomaban muestras y movían muebles. La respuesta más inmediata por parte de Shizel habría incluido hostilidad, pero de alguna manera sus prioridades ahora se organizaban de manera diferente. La forma más rápida de solventar aquello era preguntando, por lo que decidió dejarse de rodeos innecesarios.

-¿Por qué ahora?- inquirió directamente-. Sé que no podéis intervenir, pero eso no os impide mostraros. ¿Si sentíais curiosidad, por qué tomarse un interés en lo que pase en este torreón ahora, y no antes?
Había estado apoyado en el quicio de la ventana hasta entonces, y se percató de que en torno a las zonas donde su piel lo había estado tocando se había empezado a formar una fina capa de hielo.
-Y ya de paso, ¿tenéis alguna idea de qué somos los demás? ¿O de qué diablos pasa fuera de repente?- como si el fin del mundo estaba fuera, Shizel pensaba salir igualmente. La Luna seguía llamándolo, cada vez con más urgencia, pero el repentino giro de los acontecimientos bien merecía que le dedicase un poco de tiempo.

Seguimos el camino hacia el torreón todos juntos. Se notaba a la legua lo animados que estábamos todos cosa que achaqué a la luna y al efecto vigorizante que me hacia sentir. "Estaremos todos pletoricos" Pienso mientras veo como vuelan Vac y Noel.

En nuestra travesía como era habitual las alimañas decidieron hacer acto de presencia. Al principio me decanté por seguir los pasos de Giz mandando lejos a las bestias mediante pequeños hechizos de impulso hasta que Noel espachurro al primero con el hacha. "Se a abierto la veda" Pensé para mi viendo las gotas de sangre caer del hacha del draco. Algunos nos comenzamos a unir a la pequeña carnicería. 

Yo respetaba a las mas pequeña dándoles algún susto que otro e incluso levitándolas para sacarlas de mi camino conforme iba pasando. Otras, no tan afortunadas eran pasto de mis figuras. Una de ellas soltó un leve quejido al abalanzarse el lobo y destrozarle la garganta al hacerle cerrar las mandíbulas sobre ella y hundiendo las garras en su pecho pudiendo escuchar el crujir de sus costillas. "Hija mía no es nada personal pero has sido tu la que ha venido a joderme el paseo." 

El búho se encargó de una especie de murciélago volador con dos pares de alas y una boca exageradamente grande que decidió escogerme como blanco. El pájaro de arena salio despedido hacia él y al llegar a su altura extendí sus garras que se hundieron en la carne del pobre animal que comenzó a caer en picado con el búho arrancándole una de las alas con el pico. Tras acabar con la criatura la figura de arena emprende de nuevo el vuelo hasta llegar a mi hombro. -Muy bien chacho.- Le digo al búho mientras le lanzo un hechizo de limpieza para quitarle las manchas de sangre. -A decir verdad el conseguir fijar la impermeabilidad a estos me ha dado la vida. Aunque sea solo por un tiempo.- Comento mientras hago que la criatura mueva la cabeza e hinche su cuerpo como si limpiase sus plumas.

Al llegar al torreón no puedo evitar adelantarme hasta la entrada del puente con mis criaturas a mi lado.-¿Que recuerdos eh?- Les digo a los chicos mientras observo a las estigres revoloteando en la azotea y graznando como locas. Me fijo en mi lobo que no he limpiado aun y esta con todas las fauces goteando sangre y algún que otro y tozo de carne entre los dientes. Me echo a reír y comienzo a lanzarle un nuevo hechizo de limpieza mientras comento a los que me van adelantando. -No puedo entrar con este así que les puede dar algo.- "Si a mi me hubiesen recibidos personas con sangre y trozos de cosas colgando de los dientes me hubiese acojonado un poco." Pienso mientras niego con la cabeza y entro en el torreon hasta la sala.

Mi búho sigue en el hombro y el lobo a mi derecha casi rozando mi pierna. Los nuevos transformados me hacen retroceder un poco para mirarlos a todos. "Nadie es una transformación conocida. Algunos se parecen un poco a los bocetos que recuerdo haberlos visto dibujados en el libro de transformaciones que teníamos el año pasado." Pienso  mientras veo a la cosa con pico y plumas que estaba con un hacha y un cubo."¿Pajaro sobrealimentado puede ser? Nah... no creo." Pienso observando en silencio a la criatura." Tengo que copiarte el diseño" Pienso mientras veo sus plumas y la forma de sus alas

Tambien me llamo la atención fueron dos cosechados que estaban mas cerca de nosotros uno era una especie de medio pájaro blanco con torso humano bastante interesante."A ti no te copiaré el diseño." Pienso mientras veo sus plumas y la forma de las alas y el otro era un chico normal con escarcha en el pelo y el cuerpo. "¿Un brujo de hielo? Pienso mientras le veo moverse hacia una ventana. 

En ese momento tras el comentario de Vac me fijo en esa mole con cuernos y brazos largos de color violáceo. "Ni de coña se que eres. Matt ni lo intentes... ¿Quizás seas un híbrido como yo?" Pienso mientras le observo de arriba a abajo. "Pero por suerte yo he quedado mas favorecido hijo mio." Me digo pero en ese momento me fijo en la supuración de sus manos. Una extraña baba negra le caía de las manos y al fijarme mejor pude ver que tenia bocas en ellas. "O dios mío... y yo pensando que la sangre del lobo les podía asustar.¡Si el miedo lo puede dar este solito!" Pienso bajando la mirada hacia mi criatura que se encontraba acostada mirando al frente en el mismo lugar donde la había dejado. 

Vac sale fuera para traerle comida a la bestia y al poco tiempo vuelve con un par de piezas para él mientras se presenta. Tras presentarse el hado, una voz inunda mi cabeza al igual que lo hacia la voz de Dama Aroma por lo que lo que intento averiguar de quien es y por la descripción que dice deduzco que se trata del pájaro grande. Suelto una pequeña carcajada al terminar su comentario y escuchar al chico escarcha responderla. Vuelvo a bajar la mirada para tocar al lobo su cabeza.

Al pasar la vista hasta mi lobo puedo ver el estado deplorable en el que se encuentra la sala y me asombro. "¿Pero que mierda le habéis hecho al torreón?" Pienso mirando al la estancia sin saber que decir. Los chicos se  siguen presentando y echándoles una mano a los nuevos mientras yo miro esquina por esquina a mi querido salón recordando como lo deje y como lo habían dejado. 

En mi escrutinio de la habitación pude comprobar como había también una chica con apariencia humana pero con ojos brillantes y cola de marsupial que tampoco pude reconocer en mis escasos conocimientos sobre transformaciones y a otro que pude distinguir al momento al verle la forma y esos hilos característicos que fueron cambiando conforme Giz le había proporcionado un lugar donde mirarse. "Cambiante." Pensé para mi antes de echarme a andar con el lobo a mi lado.

-Bueno- Hago una pausa mientras levanto al lobo para llamar la atención de los nuevos cosechados. Hago que el búho de mi hombro alce el vuelo y se pose en una de las ventanas que dan al patio mientras yo camino observando el suelo. -Yo me llamo Matt. Soy una mezcla entre un brujo de arena y espectro de arena y tengo una duda enorme que me esta corrompiendo por dentro.- Digo mientras me siento en una de las pocas sillas que hay en la sala y me recuesto sobre ella. -¿Que se supone que le ha pasado al torreón?- Digo abriendo los brazos y señalando a toda la sala en su recorrido. -Nosotros no limpiábamos mucho que se diga pero creo que esto ya roza el extremo.- Tras decir esto hago que mi lobo se separe de mi y comience a pulular haciendo un vaivén de derecha a izquierda leve con la cabeza que parece como si negase con ella a cada paso.

-Prefiero no saber como estará mi habitación- Digo en un tono jovial mientras miro a Wedn y a Kaethe. -¿Verdad ? No creo que nuestras habitaciones estén en mejor estado.- Digo sonriendo mientras cruzo las piernas. En ese momento el lobo ha llegado a la altura del chico medio pájaro y le hago hacer el movimiento de como si le olfatease. -y tu- Le digo al chico haciendo que el lobo se retire un poco. -Leí hace un tiempo un libro y si la memoria no me falla tienes toda la pinta de ser una arpía. Aunque no me hagas mucho caso- Hago una pausa mirando a los demás de nuevo. -Tu pienso que podrías ser un cambiante y de los demás no tengo ni repajolera idea.- Digo cruzándome de brazos.


 Si tengo que editar algo ya lo editaré mañana que seguro que haya patinado en algo... es muy probable pero que queréis... mirad las horas que son xDD

Estaba estresandose por momentos, su propia transformación le agobiaba y aunque el cambio iba por buen camino seguía sin poder manejar los detalles tales como un rostro normal.Pudo escuchar a Branniel suplicando de esa manera, DL le miro con una expresión de pena, toda la posible que pudiera poner una cara de muñeco. Empezó a escuchar aullidos provenientes de lo alto del torreó,  a saber quien los emitía, pero recordaba que Karime y Ariv seguían arriba así que tal vez alguna se había convertido ya y estaba aullando.

-No se si seras diferente, pero tal vez encontremos un modo de que no nos comas -comento DL observando al nublino que parecía tan horrorizado con que pudiera cometer aquello que en cierta forma era tranquilizador. "Al menos aun no parece un desquiciado como el que conocimos, algo es algo" pensó mientras la expresión artificial de DL pasaba a una de sorpresa tal difícil de describir al ver aparece una enorme moles de plumas, pico y garras de pájaro por la entrada del patio. DL a esas alturas no sabia si asustarse, sorprenderse, sufrir un ataque de risa histérica o mandar todo a la mierda, por suerte para el lo que aun no había sido eliminado era su innata curiosidad. Se metió un susto genuino cuando una voz empezó a sonar en su cabeza y por un momento sintió que se había vuelto irremediablemente loco ya pero el alivio que sintió al procesar que esa voz parecía ser de Saren y que provenía del pájaro aquel lo relajo en gran medida. "Vale, vale...calma no eres tu....no escuches voces en tu cerebro" Vio bajar desde lo alto del torreón a Ariv con una cola extra y unos grandes y brillantes ojos amarillos "Bueno ella parece no haber cambiado del todo, dentro de la anormalidad del torreón, se ve medio normal". 

Lo siguiente que ocurrió fue ya la gota que rebaso el vaso, ya de por si eran muchos en mitad del salón  cada uno mas raro que el anterior para que encima como si vinieran salidos de la nada aprecio un grupo bastante numerosos de...criaturas. DL a esas alturas se les quedo mirando con expresión indescifrable "Transformado supongo, como el tipo ese que se cargo al trasgo" intentaba pensar con cierta racionalidad, dentro lo caótico del momento y por puro instinto fue a coger su arma, no muy seguro de que esas criatura no fuesen atacarles. Intentar evaluar a tan nutrido grupo era complicado, el primero en hablar fue el chico de piel dorada y alas negras, de proporciones considerables, se presento ante la mirada escudriñadora de DL, no sonandole en lo mas mínimo la cosa que decía ser. Y como si el tipo aquel hubiese dado el disparo de salida, varios de los que venían con el comenzaron a hablar y realizar acciones varias de las que DL confundido y con los nervios a flor de piel intento captar. La cosa que de algún modo lograr calmar la neurosis en la que estaba siendo metido fue el hecho de que intentaran ayudar a Wintel con sus heridas y alimentar a Branniel para que no les atacase.   Prestando mas atención a los que acompañaban a los que habían hablado, había un poco de todo, un tipo enorme con muchos ojos, una chica que parecía normal, otra con piel  muerta y otras mas que se veía normal y que tenia un pañuelo cubriéndole la frente. 

Se puso ciertamente tenso cuando ese chico que a primera vista parecía medio el normal de semejante grupo, se le acerco y hablo atrayendo su atención cuando dijo algo de "Cambiante ¿Eso soy yo?" pensó rápidamente el foner que miro a este abriendo enormemente los huecos que tenia por ojos. No le dio tiempo a preguntar cuando un chico que parecía un lagarto humanoide comenzó a hacer levitar cosas por el salón "¿Que mierdas hace?" pregunto DL con cierto arranque de desconfianza y curiosidad,d mas aun cuando levito una mes ay se la puso enfrente y esta  de un momento a otro empezó a reflejarlo tras pronunciar este un hechizo. 

Al principio no entendió para que necesitaba el reflejarse, hasta que pillo el motivo "Ah, ¡es cierto! ¡si me veo sera mas fácil arreglar los desperfectos! Bien, pongámonos a ello" pensó con un arranque de felicidad absoluta, con una sonrisa enorme que se veía bastante grotesca con esa cara de muñeco. Mientras veía su reflejo e intentaba arreglar lo que no había podido crear correctamente, presto atención a medias a lo que seguían hablando esos nuevos visitantes, escuchando la palabra "cambiante" en varias ocasiones y el nombre de un tal "Yip" y una tal "Mephis", cortesía del chico con alas de insecto, Vacuum había dicho que se llamaba, que atrajo la curiosidad de DL. "Mucha gente, muchos nombres " se repetía el foner mientras en su mente parecía grabarse a fuego con facilidad cada detalle del aspecto de otros junto con una 'etiquetita' con sus nombres al lado para identificarlos. 

Escucho a Shizel como se dirigía a los transformados las preguntas que hizo también eran de su interés, ¿por que ahora? entre otras tantas que tenia y que esperaría un poco para formularlas, mientras con todo el alivio del mundo volvía a recuperar su rostro aunque con sutiles cambios imperceptibles, poniéndose a ello con los brazos los cuales le llevaron algo de tiempo volverlos normales consiguiéndolo finalmente con el añadido de unas uñas nuevas algo mas afiladas de lo normal. Las preguntas de aquel tipo que se deshacía prácticamente frente a sus ojos convertido en arena y con una criatura a su lado hecha del mismo material, que estuviera toda manchada de sangre no le espanto tanto como debería, menos al recordar que afuera debían seguir habiendo aquellas criaturas espinosas y que debieron de hacerse paso a la fuerza.

-No esta el salón como para recibir visitas, un pequeño desorden de convivencia, trasgos locos, tíos con ratas...esas cosas, lo normal -dijo con evidentes ironía recordando que la mayoría de los desperfectos habían sido realizados de algún modo por los mencionados y la otra mitad por ellos- Ehm todos mencionáis algo de ser cambiante y tal, pero no tengo ni puñetera idea de que es eso y habéis mencionado varias personas mas, me gustaría saber mas de ellas si es que son como yo -hablo rápidamente el foner, no podía dejar las cosas así tal vez no confiaba ciegamente en ellos pero cualquier información era valiosa para el. Si existían en la ciudad mas como el, necesitaba saberlo obtener esa información ahora era primordial, ya había notado que su control sobre la especie de hilos que lo componía era un desastre y eso lo hacia sentirse frágil. "Necesito ayuda, algunos consejos lo que sea, saber que soy con exactitud y que puedo hacer con este cuerpo"

Olí a los transformados antes de que entrasen por la puerta, prácticamente a la vez que los sintió Shizel. Desde mi posición no podía verlos del todo bien, pero el hambre que sufría me impedía asombrarme del todo de los aspectos que tenían los desconocidos. Uno de los recién conocidos, alguien con plumas en vez de pelo, alas y cola, dijo que podía ayudarme trayendo alimañas. Lo miré agradecido, deseando poder comer algo que me quitase el hambre (y que no trayese problemas morales al comerlo). Mis nuevos apetitos me comenzaban a enloquecer y sentía que el hechizo comenzaba a desaparecer. Si no comía algo, pronto me lanzaría contra mis amigos.

Por suerte, uno del grupo salió fuera a por algo que comiese mientras otro se dedicaba a recoger cosas de cada uno de nosotros. Comparado con el dolor que había pasado esa noche, la molestia de sentir un pelo arrancado no era nada. De todas maneras en ese momento entró el que había salido, que tenía la piel oscura, los ojos completamente verdes y alas de mariposa. Traía un par de alimañas agarradas de la cola y las dejó frente a mí casi a la vez que el hechizo iba terminando. Intenté controlarme unos segundos para no hacer pensar al otro que me lanzaba contra él (o, más bien, para darle tiempo a que retrocediese un poco antes de soltar mis instintos), pero al final, hambriento, me lancé con avidez sobre las dos alimañas.

No presté más atención que a devorar aquellos cuerpos, ignorando las presentaciones y palabras del resto de transformados, aunque sí que escuché el discurso de Saren, al menos en parte. Una parte de mí se sorprendía de la voracidad con la que estaba comiendo los cadáveres, como si fuesen la comida más deliciosa del mundo, pero al menos esto podía aceptarlo. Eran unos simples cuerpos de alimañas, no de personas, así que al menos era una buena mejoría sobre lo que me había dicho el monstruo. «Quien sabe, quizás se ha equivocado y tan solo tengo que comer carne cruda». Me levanté cuando el hombre de arena hablaba con unas compañeras, aunque no le prestaba mucha atención. No había dejado casi nada de las alimañas, pero, a pesar de eso, el hambre no había desaparecido del todo. «Por lo menos ya no es tan grande, puedo controlarlo», pensé, comenzando a prestar atención al que estaba hablando. «Podría vivir así a partir de ahora. No tengo por qué comer personas, me valen las alimañas»

—Si te vale, yo ya sé que soy un trasgo —le dije al hombre de arena cuando mencionó que sólo sabía qué eran DL y Wintel—. Por desgracia, ya hemos tenido historias con trasgos —gruñí—. Por cierto, Saren, gracias por hacerte más entretenida la comida con tu monólogo —le dije al idrino al recordar su discurso, sonriendo de forma un tanto maniática.

Presté más atención al grupo, fijándome en dos detalles especiales. Dos nublinas, más bien, aunque una tenía un aspecto un poco curioso. Me sentí avergonzado de mi comida, deseando de que mis congéneres no supiesen en qué monstruo me había convertido. Limpiándome rápidamente la sangre que me chorreaba desde la boca, me refugié en un rincón, pero por desgracia parecía que aquella noche las cosas no me iban a salir como yo quería. Además de tropezar un par de veces con la cola, en ese momento descubrí el origen de los aullidos que había escuchado por la noche al aparecer Ka (la única que quedaba) por las escaleras, convertida en una loba. En cuanto me vio comenzó a gruñirme, quizás recordando el encuentro con el trasgo que se comió a Marina. Temiendo que me atacase me puse en posición defensiva. Puede que fuese un monstruo, pero ahora que había descubierto que podía aplacar el hambre sin comer personas no pensaba dejar que una loba me dañase.

Karime

Karime no entendía nada de lo que ocurría a su alrededor. Mientras ella no dejaba de encorvarse cada vez más y más, y no dejaba de sentir como le crecía pelo por todo el cuerpo de forma uniforme; su habitación, la misma que compartía con Ariv y había compartido también con Alder, en ese momento se estaba llenando de fantasmas, que iban apareciendo uno detrás de otro. Todo bañado por la ardiente luz de la Luna Roja. Hipnotizaba por su esplendor, que la atraía de forma desmedida, olvidó todo lo que ocurría a su alrededor y aulló a ella arrastrada por su magia. Cuando quiso darse cuenta, su boca se había prolongado hasta convertirse en un hocico, peludo como el resto de su cuerpo, sus orejas se desplazaban hacia la cúspide de su cabeza, sus manos y pies se estaban volviendo garras, y sus uñas estaban creciendo y cambiando de forma, todo esto acompañado por un picor por todo el cuerpo, intensificado en las zonas clave y especialmente molesto en la rabadilla, donde parecía estarle creciendo un miembro más.

Karime, más animal que líbense, sintió de repente la instintiva necesidad de proteger a Ariv como si fuera su cría y quiso interponerse entre esta y los fantasmas, pero cuando se disponía a gruñirles estos desaparecieron ante una orden directa de la sinhadre. La loba, con todavía algo de forma humanoide, siguió a la niña escaleras abajo, haciendo algunos sonidos de lastima al no haber podido ser ella la que defendiera a su amiga.

Ya completamente a cuatro patas y con pocas zonas de su cuerpo reconocibles como libenses, llegó al salón donde la escena que se encontró no ayudó demasiado a sus nervios. La loba que en otro tiempo fue Karime, al ver al trasgo, no dudó en ponerse ante él con una pose defensiva y comenzó a gruñirle y enseñarle los dientes, crecidos y afilados recientemente. Se veía en ella una clara intención de querer atacarlo, y así hubiera sido si, en el momento del salto, no hubiera sufrido nuevos cambios. El vello facial y de las manos comenzó a desaparecerle, al igual que el hocico se le iba achatando y su cuerpo iba recuperando algo de su posición erguida. De su antigua forma ya solo conservaba la posición de las orejas y los cambios que estas habían sufrido, las garras y la cola.

- ¿Branniel? - preguntó confundida la medio loba, luchando internamente para no atacar al nublino, ya que su parte líbense lo evitaba al reconocerlo como compañero y su parte animal le incitaba a hacerlo al reconocerlo como el ser que le había hecho perder un ojo y había matado a un miembro de su manada.-  ¡Aléjate! - le alertó, consciente por un momento del peligro que corrían ambos si el instinto de la loba ganaba a la razón de la líbense y terminaba atacando a su compañero.

La líbense se retiró con pasos cortos hacia detrás, en un intento de alejarse lo máximo de su compañero, cuando vio al resto, a los que identificó de malas maneras. Lo que antes había dejado en el sofá como DL deshuesado, en ese momento se había transformado en una versión de él mismo, más femenino, pero sin dejarse de ver como un varón. Shiz sin había sufrido cambio alguno si se pasaba por alto que se encontraba completamente cubierto de escarcha y Wintel había sido fusionado con sus queridas estirges convirtiéndose en un aguilucho de plumas blancas. Parecido a este último, pero de plumaje oscuro y considerablemente más grande, vio a un ave gigante que ocupaba casi todo el espacio. Por un momento, la loba en la que se estaba volviendo a transformar Karime fue a gruñirle, pero su olfato, más desarrollado en esa forma, lo reconoció como Saren y enseguida se calmó.

Karime se estaba volviendo loca, su instinto le obligaba a atacar al trasgo y su razón le recordaba que era Branniel, su compañero. La medio loba medio líbense sacudía la cabeza y gruñía en un intento de aplacar la locura que estaba viviendo. En esas estaba cuando se percató del grupo que había aparecido por la puerta. No fue con su ojo con lo que los atisbó, en cuya visión se había interpuesto un entramado de venas negras, sino con el oído y con el olfato, que parecían haberse desarrollado satisfactoriamente gracias a su condición loba. Su olor desconocido volvió a ponerla en alerta y se interpuso entre sus compañeros y el nuevo grupo con intención de proteger a su manada.


Wednesday

Wen había disfrutado el día de lluvia como una niña y deseaba que llegara la Luna Roja con todas sus ganas, no solo para disfrutar de los cambios climáticos que esta traía, sino también para hacerlo de la salida de la Luna en sí, cosa que, por culpa de su dolorosa transformación, no había podido hacer en la suya. La luna no se hizo de rogar. El día señalado apareció redonda y maravillosa sobre el cielo rocavarancoles, Wen no recordaba espectáculo y belleza igual. Su luz la atraía como pocas cosas y, aunque también quería ir a conocer a los nuevos transformados, deseaba ir a disfrutarla junto a la catedral gigante. “Se lo propondré a Noel un día de estos. No va a desaparecer tan rápidamente.” Se dijo, mientras ponía rumbo a Maciel, el torreón elegido como primero para la excursión.

Cuando entraron a Maciel el grupo al completo, en lo primero en lo que se fijó fue en su primer hogar en Rocavarancolia. Excepto por el destrozo del salón, no parecía haber cambiado demasiado desde su estancia en él el año anterior, aunque estaba considerablemente más limpio.

- Kae, Matt, mirad lo que estos desalmados han hecho con nuestro torreón. - se quejó la británica sarcásticamente.-  Se ve que les dio envidia que en la cosecha de Gael, Adara y Vacuum una ballena hubiera destrozado el piso superior y ellos no quisieron ser menos. Pues que sepáis que os habéis quedado cortos. - ante el comentario de Matt rió.- ¿Tu habitación? Siento lastima por quien le tocara la mía. La sangre de Dys y de Res nunca salió del todo de las paredes. - bromeó con palpable humor negro. Con el tiempo, había aprendido a tomarse las muertes no recientes con humor negro o acabaría volviéndose loca en la ciudad.-  Por cierto, yo soy dama Diurna, bruja maldita.

Al fijarse en los nuevos transformados le llamó la atención la variedad e intentó reconocer todas las que podía.

- Un nuevo Cail, aunque parece de mejor humor. - comenzó a enumerar.- Mephis en foner. Espero que la transformación no implique también su prepotencia. Una mezcla entre dama Circe y Cain, ¿qué pasa? ¿a Maciel le ha dado por convertirse en el nuevo burdel? - terminó diciendo, pues no reconocía las de los dos idrinos ni la del otro nublino, ni siquiera la de la sinhadre.

Cuando la loba comenzó a gruñirles y enseñarles los dientes, Wen la miró con una sonrisa y comenzó a tejer entre sus dedos un hechizo para que se tranquilizara y pudiera pensar con tranquilidad.

- Dama Circe me habló de su transformación. Es difícil la lucha entre el instinto y la razón. - explicó.-  No le he hecho nada malo, solo la he tranquilizado para que pueda pensar bien.

Todo comenzó a ser muy confuso. Había monstruos por todo el salón. Uno de ellos que parecía ser un amasijo de hilos que decía ser DL se acercó a mí y pareció conjugar magia sobre mí. Sentí un leve cosquilleo y disminución del dolor en la espalda.




“NOOO ¡! -Grité nervioso apartándolo de un empujón desequilibrándome y cayendo en el suelo, donde me encogí lastimeramente- ahora estoy maldito… maldito…-comencé a murmurar completamente ido-“


Me había transformado en un monstruo, pero debía ser un error… ¡!yo no había caído en el embrujo de la maldita magia!!. El salón cada vez fue a peor; voces desconocidas, voces en mi cabeza que hablaba de pollos, gruñidos…


“Arpía” escuché varias veces en voces desconocidas haciendo referencia a mí, con que eso era yo ahora… un monstruo llamado arpía… seguía en el suelo encogido en posición fetal hasta que sentí de nuevo aquel cosquilleo y el bienestar que producía.


“NOOOO!! GROAAAK – me revolví en el suelo, lanzando varias patadas, ahora mas bien garrazos, instintivamente a aquel ser de plumas negras que conjuraba magia sobre mí- ¡! DEJAA DE CONDENARME CON TU MALDITA MAGIA ¡! GROAAK – grité desquiciado, lanzando garrazos intentándome incorporarme penosamente – GROAAAAAK ¡ – grazné aterrorizado al ver que al retroceder choqué con una aberración que parecía ser de arena, lanzándole las garras para apartarlo de mí-“


Debía salir de allí y encontrar al responsable de este error, yo no debía ser un monstruo…