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Salón del trono

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Rocavarancolia Rol
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Rocavarancolia Rol

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03/08/11, 01:07 am
Recuerdo del primer mensaje :

Una amplia sala con el centro ocupado por una gran mesa rectangular con una decaestrella en madera roja inscrita sobre madera más clara. Algunas paredes tienen tapices bien cuidados o armaduras limpias. El tradicional Trono Sagrado de Rocavarancolia preside la estancia.

Giniroryu
GM

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Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Salón del trono - Página 12 Empty Re: Salón del trono

11/08/20, 10:52 pm
Unos quince minutos después de que Andras Sula se fuese...

—¡Miembros del Consejo! ¡Traigo un mensaje urgente de parte de Virai Nura, que se encuentra en Sinhdro ahora mismo!

Dama Gato y dama Aroma se levantaron de sus asientos para recibir al mensajero.
—El Jefe del Cuerpo de Espías asegura haber visto algo sumamente peligroso en dicho mundo vinculado y solicita refuerzos de miembros del Consejo. No ha querido darme los detalles por seguridad.

Ambas brujas se miraron. La Custodia del Panteón fue la primera en hablar.
—Parece que nuestra preocupación tenía algún fundamento.
—Tal y como dijisteis Virai y tú: había indicios de actividad sospechosa en Sinhdro.

Lo cierto era que algunos miembros del Consejo y las Fuerzas Armadas se habían dado cuenta dos días atrás de que el trajín del portal de Sinhdro había sido cuanto menos inusual. Diversas nociones habían llamado la atención en particular de Virai Nura y dama Gato se había encargado personalmente de recibir los reportes al respecto. Por supuesto, en cuanto que estalló el caos en los diversos mundos vinculados, no se dudó en destinar al jefe del Cuerpo de Espías a Sinhdro.

—Yo me reuniré con él —dijo dama Gato.
—Yo también voy, por supuesto —se apresuró a añadir dama Aroma—. Si es tan preocupante como dic...
—No puedes, querida... Alguien se tiene que quedar aquí. No podemos dejar a Melodes ahí solo mientras duerme.
La bruja de los aromas se giró en dirección al soñador durmiente y suspiró.
—Tienes razón: me he precipitado demasiado. En ese caso... Ten mucho cuidado, por favor.
—Lo tendré. Y tú también.

La Custodia se teletransportó a la explanada de los portales sin perder más tiempo.
Giniroryu
GM

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Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Salón del trono - Página 12 Empty Re: Salón del trono

14/08/20, 04:14 pm
Dama Aroma acababa de despachar a los legionarios: habían solicitado audiencia con ella, la única miembro del Consejo que quedaba allí (despierta, al menos) y había escuchado el ofrecimiento de Leahrrä. La Alquimista, tras sopesarlo unos instantes, les dijo que probablemente agradecerían su ayuda en el Macetero, pero quiso hacer una excepción con Avday.
—Creo que les vendrá bien la ayuda de un mago tan experimentado para hacer el espectáculo que se traen aún más espectacular, valga la redundancia. Eso sí: tendrás que crearte una apariencia más juvenil porque los frivys no son muy apreciativos de la vejez.

Al mago legionario no le había hecho ninguna gracia, pero accedió a regañadientes después de que se lo pidiese la dríade. Dama Aroma los despachó y enseguida volvió junto al soñador.

—¿Cuándo te piensas despertar, marmota?
Su comentario no había sido más que fruto de su incertidumbre: estaba sola en aquella sala tan enorme y sin duda que Melodes se despertase aliviaría un poco su carga, pero sabía perfectamente la importancia de que continuase soñando.

La respuesta que recibió fue el anuncio de que Virai Nura, Jefe del Cuerpo de Espías, solicitaba audiencia urgente con ella.

---

—¡Alquimista! ¡Traigo noticias urgentes de Sinhdro! Dama Gato y yo hemos sido atacados por unos engendros terribles, se encontraban vigilando una plantación de gramlias...
La bruja reconoció, por supuesto, el nombre de aquella planta. Se usaba en toda clase de pociones de efectos destructivos y poco halagüeños.

Mientras el brujo le contaba con detalles lo que habían visto, dama Aroma escuchó pensativa y con antención.
—...Tenían rostros en distintas partes del cuerpo... Les salían grotescamente de la piel y chillaban...

La Alquimista Mayor del Reino se levantó de pronto de su asiento y Virai detuvo su relato.
—Esas criaturas... Oh, no, por los Dioses Oscuros.
—¿Sabéis lo que son?
—Me temo que sí. Pero debo comprobarlo. ¡Guardias! Que alguien se encargue de vigilar al Guardián de los Sueños en mi lugar. Tengo que ir a la biblioteca sin falta.
Zarket

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Nombre: Rádar
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Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha

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16/08/20, 05:15 pm
El soñador abrió los ojos despacio, queriendo acostumbrarse a la vigilia. Sabía quién venía al castillo... y a quién cargaba con ella.

No hubo sorpresa en el rostro de Melodes al mirar el Trono Sagrado de Rocavarancolia, ahora vacante, solo una profunda resignación. Esto... Esto era malo. Muy malo.  También había sido, tristemente, casi inevitable. Muy pocos futuros habían permitido que Andras Sula viviera más allá de este momento. Y la mayoría se limitaba a postergar su muerte unos días o unas semanas, a lo sumo.

—Mi señor, ha despert-

El soñador interrumpió al guarda con un gesto, sumido en pensamientos sombríos. El Consejo debía moverse rápidamente. Él ya tenía una idea aproximada de muchos futuros posibles, pero… No lo sabía todo. Y todavía había velos, misterios y oscuridades en esos futuros.

La puerta se abrió y dama Aroma y Virai entraron en la estancia. Al oniromante casi le pareció verlo en cámara lenta. Las dos caras expresaban preocupación. Entonces el brujo se quedó congelado, mirando con sorpresa al Trono Sagrado. Luego la bruja, preocupada, aspiraba y, tras un segundo de vacilación, se quitaba la sempiterna venda que usaba en los ojos.

—No… —fue el espía el que pronunció estas palabras, negando con la cabeza. ¿Ataques en los mundos vinculados, dama Gato muerta y ahora esto? Un trozo de hielo se formó en la boca de su estómago, una bestia se enroscó en su garganta. Virai Nura había sufrido muchísimo en Rocavarancolia, tanto en la criba como después. Muchas, incontables veces, había creído que iba a morir.

Pero nunca había tenido tanto miedo como en este momento.

Dama Aroma se sentía agobiada, agobiada como nunca había estado. Con el Señor de los Asesinos estando poniéndose al día (por no hablar de que llevaba casi medio siglo fuera de Rocavarancolia) y la Comandante de los Ejércitos no habiendo llegado todavía ella era el miembro de más alto rango presente en el Salón del Trono. Su mente intentó zafarse de la vorágine del momento y pensar en lo más inmediato. Y eso era… Sinhdro.

Y la seguridad del Consejo. Sin poder llegar a los demás eso significaba la seguridad de los miembros presentes.

—Trae a los diez guardias de más alto rango y capacidad que haya en este momento —ordenó al que estaba presente—. Aseguraos de que el Señor de los Asesinos está a salvo. Y extiende esta orden: bajo ningún concepto ninguna persona que esté hoy en el castillo debe hablar de nada de lo que vea u oiga.

»Luego enviad exploradores a Sinhdro. Quiero que se peine cada centímetro cuadrado de ese planeta hasta encontrar a dama Gato y la explotación que ella y Virai encontraron.


---


Cuando Cicatriz entró, sosteniendo el cuerpo inerte del último rey de Rocavarancolia, tenía ya puesta la máscara de neutralidad y cierta fiereza. El rey había muerto. Habría que dar la noticia, habría que traer a todos los consejeros tan pronto las cosas estuvieran un poco calmadas. Imaginaba que en Roca Sagrada todo terminaría rápido, y en Frivo... Había que esperar a terminar el teatro, sin más.

Sus ojos se posaron sobre los rostros de las personas en el salón y, por supuesto, notó inmediatamente quién faltaba. La Comandante de los Ejércitos de Rocavarancolia miró a los tres brujos presentes, haciéndoles una obvia pregunta con su mirada.

—Virai encontró algo importante en Sinhdro. Dama Gato fue a investigar —el tono fue absolutamente profesional. Aquella ciudad no era una donde alguien pudiera permitir que una muerte interfiriera con lo que debía hacer—. Envió a Virai de vuelta con la información. Nosotros… ya hemos enviado exploradores, pero no… no creemos que lo haya conseguido.

Cicatriz cerró los ojos. Aquella noticia había sido como un puñetazo.

Luego los abrió. En aquellas circunstancias no podía derrumbarse. En aquel momento ella era, a todos los efectos, la gobernante de Rocavancolia. Señaló con la cabeza a uno de los guardias presentes y empezó a darle órdenes.

—Deben ir exploradores capaces, ahora mismo, tanto a Roca Sagrada como a Frivo. Si todo va bien no deben interactuar hasta que hayan terminado sus tareas en esos mundos, pero los exploradores deben estar alertas. Tan pronto como todo termine los miembros del Consejo Real que se hallan en esos mundos deben ser traídos aquí escoltados por los mejores soldados que se puedan reunir para su protección.

Cuando el soldado se fue Cicatriz cambió sus caras a los miembros presentes del Consejo.

—¿Qué habéis averiguado sobre lo de Sinhdro?

Dama Aroma fue la que dio la noticia. La dio de golpe, como si aquello fuera un asunto tan desagradable que debía terminarse cuanto antes.

Si no fuera por su amplia experiencia Cicatriz habría caído de rodillas al escuchar las palabras de la alquimista.

—Alguien está creando víragos.
Zarket

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Nombre: Rádar
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23/08/20, 11:09 pm
Si había una palabra capaz de definir a la legión de los audaces (a cualquiera que sobreviviera el tiempo suficiente en el ejército, de hecho) esa era profesionalidad. Ninguno de los miembros presentes se distrajo con rumores y habladurías... aunque eso no impidió que pensaran en ellas. Muchos habían vivido el tiempo suficiente en Rocavarancolia para reconocer los signos de la muerte de un rey, y todos, se enteraran cuando se enteraran, formaron su propia opinión al respecto.

Advay Yamir fue casi el último en enterarse. Durante el suceso había estado en Frivowaldanny, así que hasta su vuelta a la ciudad no descubrió que todo había sido un engaño. Se alegró. Andras Sula había sido un rey descuidado que había dejado languidecer a Rocavarancolia cuando más necesaria era una mano firme manejando al reino.

Suzaku Yui fue de las primeras en enterarse. En un momento determinado había quedado cerca del portal mientras ayudaba a sofocar el incendio. Vio a la comandante yendo hacia allí, y resultaba evidente cuál era el cuerpo que tan reverenciadamente cargaba. No se lo dijo a nadie hasta que todo estuvo acabado, por supuesto. Aquel era el momento del trabajo, no de los lamentos ni los chismorreos. Y lo cierto es que la noticia, en realidad, no le afectaba mucho: en su opinión la muerte era algo que había que aceptar, sin más. Andras Sula no había sido el mejor rey, igual que no había sido el peor. Y una verdad universal tanto en Rocavarancolia como en todos los mundos conocidos era que todos, siempre, acababan por morir. Que los dioses acogieran su alma y le dieran paz.

Misticia fue la primera en saber que algo grande, algo importante, iba a ocurrir en el Macetero. El destino empezó a pesarle tan pronto como escuchó lo que ocurría en los mundos vinculados, y esa asfixia se multiplicó al cruzar el portal hacia el planeta incendiado. Cuando escuchó los primeros rumores comprendió, al fin, cuál era el mal que el futuro llevaba horas susurrándole en el oído. Tuvo que cerrar los ojos por un momento y cuando siguió con su trabajo lo hizo con un ánimo sombrío. No pensó en la muerte de Andras Sula, sino en la desaparición del rey y lo que eso significaba.

Dama Temple y Zircón trabajaban juntos, rescataban juntos a las criaturas, luchaban juntos contra el fuego, y se enteraron juntos. Sus reacciones fueron similares: ella arqueó las cejas, él se encogió de hombros. Ninguno tenía gran respeto ni preocupación por los gobernantes que no habían tenido la decencia de reconstruir ni un maldito edificio en casi década y media de gobierno.

Eritehia se estaba esforzando al máximo. A su alrededor plantas y animales morían en cascada, la muerte se extendía con la fuerza de un huracán, y no tenía tiempo que dedicar a los rumores. Cuando el fuego se apagó y por fin pudo respirar buscó con los ojos a sus compañeros de exilio forzoso. En ellos vio las sombras que indicaban que sí, había oído bien, el rey estaba muerto. Su corazón se apretó un poco, pero la atlante se sobrepuso a cualquier pesar antes de sentirlo. La muerte era la destrucción de la vida, pero también era su origen. ¿Quién sabe? Quizás de este asesinato en particular pudiera surgir algo bueno, algo mejor.

Dama Huella estaba usando sus poderes para reducir el tamaño del incendio cuando se enteró, y tal fue su sorpresa que casi perdió el control. Volvió rápido a su trabajo ante la pirada censora de Plumagrís, pero costó olvidar aquellos rumores terribles. Pronto todo pasó. Todo, salvo la noticia. Una noticia preocupante y escalofriante. Rocavarancolia en ruinas, ataques en los mundos vinculados, y el asesinato del rey. Una tríada que la aterrorizaba. ¿Había vuelto a su hogar no para hacerse el nombre que le había sido negado durante cuatro décadas sino para verlo morir del todo?

Dama Rubí fue la última en enterarse, pues no había podido ser de ayuda en los mundos vinculados. No se lo tomó bien. El asesinato de un rey siempre era el origen de tiempos convulsos para el reino. ¿Y qué podía hacer ella, sin magia, en esos tiempos? No podía defenderse ni defender a su gente, no podía ayudar en nada, solo sería un obstáculo. Incluso podría morir. Y... No, no podía pensar en ello. No podía morir. No hasta ver la Luna Roja, no hasta volver a sentir la bendita magia corriendo por sus venas. No podía morir, no podía morir, NO QUERÍA MORIR.

Leahrrä no pensó nada. Sabía que tanto en Rocavarancolia como fuera de ella los reyes eran asesinados todo el rato. Ahora lo único que importaba era hacer lo mejor  para el reino.

Aberyk pensó que por supuesto. Por supuesto que el maldito rey de Rocavarancolia iba a morir tres segundos después de que le asignaran el cargo de Señor de los Asesinos.
Zarket

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Nombre: Rádar
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28/08/20, 04:34 pm
Gahna, Garoni y Akeyo Kau estaban profundamente preocupados. Tan pronto como cada cual había terminado en su mundo habían sido tomados en custodia por un grupo de soldados y escoltados al castillo. Gahna en particular estaba subiéndose por las paredes: fue la primera en regresar y tuvo que esperar con aquellos guardias junto a los vórtices hasta que terminaran en Frivo.

Cuando se abrió la puerta del Salón del Trono y contemplaron los pacíficos cuerpos sin vida de dama Gato y el rey casi se sintieron desfallecer.

Melodes, Cicatriz y dama Aroma les esperaban. Algo separado estaba Aberyk, con aspecto claro de querer estar en cualquier posición menos la que ahora ocupaba.

—Cicatriz, dime que ya estás torturando a quien ha cometido semejante insulto —Gahna contemplaba aquellos cuerpos como si fueran un escupitajo a la cara. La loba no expresó sorpresa ante el fuego rabioso que ardía en la hechicera.

—Hemos mandado a la legión de los audaces a apresar al principal sospechoso, deberían volver en cualquier momento.

Garoni, entre tanto, se había sentado en la primera silla que había cogido. Akeyo se había acercado a los dos cuerpos, contemplándolos con una expresión de dolor en el rostro.

—Qué mal momento, qué mal momento... y nuestras arcas están casi arruinadas. Vamos a tener que hacerlo muy bien para que podamos dar de comer al ejército —la momia seguía murmurando ante las escandalizadas miradas de muchos de los presentes.

—¡El rey de Rocavarancolia y la custodia del Panteón Real han sido asesinados-!

—¡Dos personas han muerto, los dioses saben cuántas pueden morir con la inestabilidad que hay-!

—¡¿Y tú solo piensas en contar calderilla?!

El Tesorero se quedó mirando en shock a la extraña compenetración de Gahna y Akeyo. Cicatriz las observó con severidad, que si bien pudo calmar a la demiurga no tuvo el mismo efecto en la maga.

—¡Y tú, soñador, cómo es que no has visto venir esto! ¡Para qué te tenemos aquí si no es para que evites esta clase de ataques!

—Los futuros son muchos, se cruzan y confunden de forma extraña, nadie puede predecirlo y evitarlo todo —Melodes parecía paciente con su explicación, aunque decididamente firme—. Casi ningún futuro permitía que vivieran más allá de este momento... Y todos ellos acababan con la destrucción completa de Rocavarancolia y la muerte de hasta la última criatura que la habita.

Esta apocalíptica visión heló la sangre de Gahna tanto como la de Garoni y Akeyo. ¿La destrucción de Rocavarancolia, el fin de toda su magia y su poder, de los monstruos y milagros que vivían en ella, sus dragones y mantófagos, sus entes y extraños animales? ¿Por qué?

—Pero... ¿a qué cosa nos estamos enfrentando? ¿Y cómo han muerto?

Akeyo parecía realmente asustada, y no era para menos. Algunos lo demostraban más y otros menos, pero hasta el último de los presentes sentía un nudo de terror alojado en su pecho.

—Su Majestad fue atraída a una trampa en el Macetero —explicó la alquimista mayor del reino—. No sabemos cómo ni quién, aunque tenemos sospechas, pero allí le mataron. Dama Gato... fue a investigar las discrepancias de Sinhdro, alertada por Virai. Se quedó atrás para permitir que el brujo nos trajera la vital información que descubrieron: alguien está creando víragos.

La noticia cristalizó el temor que sentían en alarma. Garoni, en particular, se levantó de un sobresalto.

—¿Cómo? ¡Pero nadie estaría tan loco de crear semejante herramienta! Además, ¿de dónde habrían sacado todas las almas necesarias?

—Sinhdro, el Macetero, Dryfus... Muchos mundos reciben poca atención, o tienen una población tan alta como sus tasas de mortalidad. Del comercio de esclavos también han podido sacar algo —la demiurga estaba conmocionada. ¿Cómo iban a luchar contra semejantes seres?

Esperaba que los conspiradores los usaran como guardia de élite, no como ejército. Porque entonces... no se le ocurría cómo podrían manejar la situación.

—¿Y quién tendría semejante capacidad? ¿Quizás la Alianza nos ha descubierto?

—No perdamos los papeles, la Alianza no nos ha descubierto —Cicatriz había vuelto a su papel de líder, justo en el momento más necesario—. Astria no sabe nada de nosotros: si supieran de nuestra pequeña resurrección simplemente habrían tirado bombas sobre nuestras cabezas hasta que no quedara ni un solo cascote.

»No, esto lo está haciendo alguien de Rocavarancolia.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes : Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas : Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

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29/08/20, 03:08 pm
Eritehia y Zircón escoltaban al piromante, seguidos por los demás legionarios (a excepción de Aberyk, que se encontraba junto al resto del Consejo). Leahrrä se adelantó para pedir a un guardia que anunciase su llegada y en poco segundos entraban en el salón del trono con el varmano.

---

Hyter había vuelto a Varmania hacía un par de días. Se encontraba en una cueva no muy lejos de la localización del portal. Allí guardaba algunas provisiones y tenía un saco de dormir, así como algún grimorio y novelas para entretenerse. Recibió a la legión con genuino desconcierto, pero les obedeció aprentemente sin rechistar. En su interior, estaba considerablemente irritado y se forzó a controlar sus instintos.

---

—He aquí el sospechoso, como ordenasteis —Leahrrä se dirigió al Consejo e hizo que Eritehia y Zircón llevasen a Hyter al frente.

El piromante miró hacia todas partes con extrañeza en el rostro.
—¿Sospechoso de qué?

—Silencio —le ordenó Cicatriz poniéndose en pie—. El que va a ser interrogado eres tú.

La driade tomó la palabra entonces.
—¿Cuánto tiempo llevas refugiado en Varmania?
—Dos días. Podéis preguntar a los guardianes.
Gahna inquirió con la mirada y dama Temple habló.
—Por supuesto ya interrogamos a los guardianes al respecto y su historia coincide con la suya.

Ningún miembro del Consejo ni de la Legión le daba mucha a importancia a aquel dato por si mismo: podría haber utilizado alguna clase de truco.

—¿Estás al tanto del suceso ocurrido en el Macetero?
—Por supuesto que no: no he visto a nadie de la ciudad en todo este tiempo.
—Hubo un incendio —explicó Cicatriz. En ese momento la expresión del varmano cambió: empezaba a sospechar por qué le habían llevado hasta allí—. Y tenemos motivos para creer que lo ha llevado a cabo un piromante.
Hyter bufó.
—Pues si es así os habéis equivocado de piromante.
—Solo hay tres piromantes ahora mismo en esta ciudad. Su Majestad Andras Sula en persona fue quien constató que el fuego había sido obra de piromancia—. La Comandante no pensaba revelarle ni que Andras había muerto ni que en realidad había sido Zmey quien sospechó primero del hecho—. El otro es un miembro del ejército que tiene coartada para el inicio del mismo—. Lo cual nos deja solo contigo como posibilidad.

El varmano guardó silencio durante unos instantes, mirando a su alrededor y con la cabeza funcionando a toda velocidad. ¿Acaso alguien estaba intentando usarlo como cabeza de turco? Notaba la furia subiendo desde los pies a la cabeza, deseando desatar una llamarada allí mismo, pero sabía de sobra que aquello solo acabaría con su encarcelamiento o, peor aún, su ejecución.
—Pues desconozco qué habrá ocurrido o quién habrá sido capaz de emplear piromancia con la maestría de un dominio, pero como ya sabéis yo estaba en Varmania así que también tengo coartada. No soy quién buscáis.

---

Hyter regresaba una hora después hacia la explanada de los portales. Después del interrogatorio le habían sometido a mentalismo para comprobar si era cierto lo que decía. En su mente habían encontrado lagunas de las última semanas. Altamente molesto, se había visto obligado a explicar que solictó la ayuda de un mentalista con el fin de eliminar algunos traumas provocados por el incidente de la Torre de los Soñadores y que por ese motivo también había decidido retirarse a Varmania durante un tiempo. El piromante atravesó de vuelta el portal para volver a su refugio.

---

—Todo es muy sospechoso, pero ahora mismo no tenemos pruebas de que haya estado implicado —opinó Akeyo Kau.
—Parece demasiado conveniente su historia, pero por el momento encaja.
—Hay que mantenerle vigilado. Y deberíamos buscar al mentalista que borró su mente. Si había algo incriminatorio es poco probable que podamos sacar información porque habrá cubierto bien todas las posibilidades, pero hay que intentarlo.

El Consejo finalizó aquel día con una sensación de derrota absoluta.
Yber
Yber
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
Dirke/Ramas.
Giz.
Tap/Malahierba.
Lara 37/Saria Omen.
Rasqa: parqio transformado en moloch.
Eitne.


Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.

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21/07/21, 09:58 pm
La sala del consejo bullía de vida y de no muerte en aquel instante y era el último sitio en el que Aberyk querría estar. Decenas de monstruos se habían reunido para un evento que podría catalogarse a la vez de inesperado y previsible: la muerte de Andras Sula había pillado a muchos por sorpresa, pero la muerte de un rey era la conclusión más lógica a la que solían llegar sus vidas, antes o después.

De poder elegir, el inmortal se habría recostado contra la pared en el rincón más oscuro del aposento y habría observado con aburrimiento palpable a los cuatro pelagatos de turno pronunciando un nombre en voz alta. Sin embargo, la suerte se la había jugado. Bueno, la suerte, la arpía de Misticia y su propia edad. ¿En qué futuro serviría de algo lo que estaba a punto de ocurrir?

En lugar de permanecer en las sombras, el culo de Aberyk ocupaba con resignación el asiento que desafortunadamente le correspondía como Señor de los Asesinos. Sentado en torno a la decaestrella. A la vista de todos los presentes, que en aquel momento le parecían malas sombras encubiertas para asegurarse de que todo le salía mal. Junto a él estaba el resto del consejo, sin falta: Gahna, Akeyo Kau, dama Aroma, Melodes, Gapiccio Garoni y, cómo no, Cicatriz. Todos sentados con una rectitud y solemnidad de la que él no sabía hacer gala.

Los tres capitanes permanecían de pie un par de metros por detrás del asiento de la Comandante, leales y prudentes, pues por lo visto no había un consenso sobre si querían que la loba ganara o no. En cierto modo los entendía. Dama Anfiel se erguía imponente no muy lejos de ellos, velando por Akeyo, y podía ver a dama Azahar y Leip cuchicheando al fondo, probablemente criticando todo lo que hiciese cualquiera de los presentes con menos de cien años. Aberyk se preguntó si le admitirían en su club de viejos terribles jubilados, aunque ¿acaso le apetecía siquiera pertenecer a él?

El rincón que le habría gustado ostentar al inmortal lo había ocupado dama Serena, su presencia cetrina y espectral se contraponía con una pose tensa, de brazos cruzados, y una mirada seca y distante con la que se podrían conjurar cuchillos. Sabía que la fantasma no era la criatura más dulce de la ciudad, pero algo en su expresión le hizo arrugar el morro durante los segundos suficientes como para percibir frente a él la mirada reprobatoria de dama Rubí.

Los legionarios no podían faltar, no después de que le hubiera llovido el puesto de Señor de los Asesinos y de que la arpía se hubiera puesto más mística que de costumbre. Hasta él quería saber más y, por desgracia, el salón del Trono era el único sitio donde podrían aprender algo. Por esto mismo le extrañó que Leährra no estuviera con el resto de su familia.

Antes de que pudiese preguntar con gestos a Zircón, sin embargo, las puertas de la estancia se cerraron y el Consejo se puso en pie. Más que nunca, Aberyk deseó no estar ahí, deseó no optar a ser regente, solo para que alguien se las apañara para matarlo de alguna manera ridícula que contribuiría a un futuro profético y maravilloso.

Akeyo fue la primera en votar.

—Aberyk —dijo con voz clara. El inmortal torció el gesto, evidenciando su disgusto.

Gahna fue la segunda.

—Cicatriz —exclamó. Y Aberyk pensó que era la única persona con dos dedos de frente.

El tercer turno le correspondió a Melodes.

—Abe…

Antes de que acabara de pronunciar su voto, las puertas se abrieron de golpe. Al fondo de la sala, Misticia le guiñó un ojo y casi pudo percibir en su pico algo parecido a una sonrisa orgullosa. En ese instante, Aberyk lo entendió todo.


_________________________________________

No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes : Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas : Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

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21/07/21, 09:58 pm
De algún modo, supo enseguida lo que estaba a punto de suceder, a pesar de que hasta ese mismo momento no lo hubiese creído posible.
Toda el Consejo, incluido el propio Aberyk, y unos cuantos de los presentes (particularmente los antiguos legionarios) se pusieron en pie al verse interrumpidos de aquella forma tan brusca. El inmortal no había sido el único que se había preguntado por aquella ausencia en particular y muchos fruncieron el ceño al verla entrar tan tarde y tan repentinamente.

—Me disculpo por mi impuntualidad, y por la interrupción —Leährra caminaba a paso seguro, adentrándose cada vez más en la sala. La acompañaba Fjyr aleteando unos centímetros a su espalda—. Tenía mucho qué deliberar antes de comparecer ante los aquí presentes.
—Date prisa en tomar asiento, por favor: debemos continuar —La voz claramente irritada de Garoni fue la que rompió el silencio incómodo que se había formado.
—Oh, no te preocupes, Tesorero, tengo bien cubierta la parte de tomar asiento… Aunque me temo que no os voy a permitir continuar.
Varios murmullos y miradas extrañadas, desconcertadas o incluso molestas se desataron ante la declaración de la mjörní. No obstante, no hubo demasiado tiempo para elucubraciones o preguntas, pues a los presentes les quedaron claras enseguida las intenciones de Leährra. Ello provocó, no obstante, que aumentasen los murmullos, ahora asombrados e incrédulos.
Aberyk, por su parte, no solo no se había vuelto a sentar si no que había abandonado su lugar en la mesa como Señor de los Asesinos y se había acercado a la mjorní.

—¿Leährra? ¿No fuiste tú la del discursito acerca de la responsabilidad y todo eso? —le recriminó aún sin poder creerse lo que estaba viendo—. ¿Por qué estás…?
—Querido, yo siempre he sido una contradicción. Desde mi mismo nacimiento —le respondió con una sombra de sorna mientras se sentaba sobre el Trono.
Se hizo un silencio muy pesado cuando la mjorní estuvo completamente aposentada sobre el Trono Sagrado. La Legión de los Audaces, excepto Misticia por supuesto, también seguían en pie y miraban con asombro hacia su líder, rodeada de los tentáculos del trono, que comenzaron a vibrar a su alrededor. El Consejo en pleno también parecían no creer lo que estaban viendo, pero fue inequívoco cuando los tentáculos finalmente dejaron de temblar e hicieron una reverencia ante la dríade, ocultándose de la vista inmediatamente después.
Melodes enarboló una leve sonrisa, pero nadie le prestó atención ni nadie parecía saber qué decir. Excepto un pequeño brökt que voló hasta posarse en su hombro.
—¡Reina! ¡Reina! —Proclamó Fjyr.
Tak
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
Kin: demonio raigaurum irrense.
Ayne: anima sinhadre.
Eara: sinhadre sin esencia.
Nime: demonio mineral libense.
Iemai: cercana, fallecida.
Airi: sanaí.


Unidades mágicas : 8/8

Síntomas : Tendencia a alargar sus baños.

Armas :
Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
Kin: alfanje y guan dao.
Ayne: sable.
Eara: ballesta de repetición.
Nime: dagas.
Airi: diálogo y esconderse.


Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧

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25/07/21, 12:48 am
Las Joyas de la Iguana pesaban sobre Leahrrä. Era una clase de peso que nunca había sentido antes con tanta intensidad, tal vez porque ninguna joya que se hubiese puesto nunca pesaba tanto como todo un reino. Pese a todo, la mjorní podía sentir el poder de aquel tesoro, algo que le daba cierta seguridad. Era una sensación familiar, como si la Luna Roja hubiese emergido solo para bendecirla. Tendría que acostumbrarse a ese influjo de poder tarde o temprano, porque en aquel momento era casi mareante.

Cuando empezó la preparación de la ceremonia pública, Leahrrä miró a Misticia. Sabía que su amiga podría entender su pregunta silenciosa: “¿era esto lo que buscabas?”. La arpía le respondió con una sonrisa de felicitación, y la mjorní reparó entonces en el soñador, que no parecía demasiado sorprendido acerca de cómo habían terminado las cosas, y hacía preparativos sin inmutarse con Akeyo Kau y dama Aroma.

Otros miembros del consejo sí la miraban, de forma más descarada o con cierto disimulo, pero podía imaginarse las preguntas que se estarían haciendo en aquel mismo momento. Ni siquiera ella podría responderlas aún. Cicatriz parecía más cautelosa que preocupada. Gahna, en cambio, no le quitaba la mirada de encima, como si de ese modo pudiese empezar a comprenderla mejor. Garoni no parecía de buen humor, pero siendo justos, nunca lo hacía. Al menos Aberyk se veía agradecido con aquella resolución.

La propia Leahrrä no sabía qué pensar. Había deliberado hasta el último momento, tratando de hacerse a la idea de todo lo que implicaba sentarse en el trono de Rocavarancolia, a corto y a largo plazo, ya que ambas cuestiones eran bastante preocupantes. Pero se encontraban ante un reino que había permanecido a la deriva durante demasiados años, tantos que sus propios habitantes, incluso los más veteranos, parecían haberse resignado a dejarse llevar por la corriente.

Leahrrä también recordaba la antigua Rocavarancolia. Tal vez su legión la tenía más presente que algunos de los otros veteranos precisamente porque durante los últimos cuarenta años habían avivado los únicos recuerdos que tenían de ella. No habían conocido otra cosa. Tras llevar allí algunos meses, la mjorní estaba convencida de que los habitantes de la ciudad se habían acostumbrado a que el resurgir de Rocavarancolia fuese un proceso lento, como si no pudiesen influir en ello ahora que el número de habitantes había empezado a crecer. Tal vez no habían tenido la mejor guía, y ni siquiera ella sabía si daría la talla, pero en aquellos momentos solo podía mostrar lo mejor de sí. Se prohibió mostrar dudas, se prohibió cometer errores. Se condujo con gracia a través de los pasillos hacia el balcón donde se haría el anuncio, acallando sus dudas e imaginándose una Rocavarancolia nueva. No podían traer de vuelta el pasado, ni vivir para siempre en una sombra de lo que hubo sido, pero se aseguraría de hacer algo más con el trono que calentar una silla.
Lops
Lops

Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Personajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.

Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.

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25/07/21, 12:49 am
Los acontecimientos tomaron al pregón del reino tan por sorpresa como al resto de presentes en el Salón del Trono. Desde su posición cercana a la entrada, pudo observar con sorpresa —aunque esta no se reflejara en su rostro— cómo la capitana de la Legión de los Audaces emitía unas intenciones que le quedaron bastante claras. Sus palabras provocaron expectación, murmullos y un cierto grado de tensión. Para el alivio del ochrorio, nadie la detuvo. Por lo que sabía de la historia de la ciudad, no sería la primera candidata que se veía obligada a abrirse paso hacia el Trono a la fuerza.

No fueron más que unos instantes, pero hubiera jurado que pasaron minutos enteros desde que Leahrrä se aposentó sobre el Trono y este dejó de debatirse. Como si sus expectativas estuvieran creando una ilusión óptica, casi creyó vislumbrar en varias ocasiones a los tentáculos abriendo en canal y derramando las entrañas de la que, finalmente, acabaría por ser la nueva reina.

Tras la pausa necesaria para que todos los presentes pudieran asimilar lo que estaba ocurriendo, se oyeron algunos gritos que respaldaban la decisión del Trono. Otras voces no tardaron en unirse. Algunas orgullosas, decididas y expresivas, otras más dubitativas. Le dio la sensación de que muchas gritaban por no saber qué hacer.

Cuando cierto orden se restableció, no tardaron en llegar sus primeras órdenes. Parecía que necesitarían algunos minutos para prepararse, así que propuso emitir primero un anuncio preliminar. El autoproclamado sacerdote ni siquiera salió al balcón para este, simplemente se apartó del salón y difundió con brevedad:

«Ciudadanos de Rocavarancolia.

Se os hace saber desde el Salón del Trono que la votación a la regencia de Rocavarancolia ha sido interrumpida. En su lugar, en breves momentos se realizará un anuncio de suma importancia desde el Castillo.
»


Tras este, volvió y se unió a los preparativos para el evento principal. Como todos habían sido tomados por sorpresa, estos estaban siendo totalmente improvisados. No tenían tiempo para preparar grandes ceremonias ni protocolos en los que algunos reinados antiguos sin duda se recrearon. Aunque, por lo que asumía de la nueva reina, su acercamiento a tales eventos sería mucho más pragmático. Y de la misma forma decidió que sería su acercamiento a ella mientras se disponían a salir al balcón.

Reina… Leahrrä. —A pesar de su educación y todas sus lecturas sobre el reino, él mismo no tenía claro en aquel momento cómo debía dirigirse a una figura como ella—. ¿Debería presentarle de alguna forma específica?

Tras su respuesta, Heraldo Rocuo procedió a salir al balcón y emitir el anuncio que bien seguro muchos estarían esperando.

«Ciudadanos de Rocavarancolia.

Como se dio a conocer hace unos minutos, es preciso anunciar un evento de suma importancia. Una candidata ha hecho uso de su derecho a sentarse en el Trono Sagrado, quien la ha juzgado digna.

Procedo a concederle la palabra a Leahrrä La Sanguinaria, reina de Rocavarancolia.
»


Última edición por Lupin el 25/07/21, 01:00 am, editado 1 vez
Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha

Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

Salón del trono - Página 12 Empty Re: Salón del trono

25/07/21, 12:55 am
Los preparativos habían terminado. Fuera, el pregonero ya empezaba a anunciarla. Dentro, la sangre de Leahrrä rugía: de esperanzas y temores, de anhelos de décadas y expectación, de dudas y certezas, de poder e incertidumbre.

La reina de Rocavarancolia se obligó a inspirar hondo y poner un pie delante del otro. No había tiempo para más. Era la hora de que ella misma brillara. Era la hora de que Rocavarancolia volviera a ser iluminada con una sombra tan resplandeciente como la más potente de las supernovas.

La alternativa era algo en lo que no se podía permitir pensar.

—¡Rocavarancoleses! —pronunció al llegar al balcón, apoyándose en él con una porte regia para la que parecía haber nacido—. Muchos quizás no sepáis quién soy. Durante casi medio siglo he sido la líder de la legión de los Audaces. Durante más de cuarenta años he mantenido vivos a mis legionarios, a mundos de distancia, preservando tanto como he podido a los nacidos de Rocavarancolia, de la Luna Roja, de Rocavaragálago.

»Es un tiempo en el que he añorado profundamente la urbe delirante en la que viví. Recuerdo cómo era Rocavarancolia hace medio siglo. Era magnífica, hermosa más allá de toda imaginación. Lo imposible convivía con nosotros cada día, rara era la jornada en la que no veía algo que ni siquiera había imaginado que pudiera existir —había nostalgia y promesa en su voz, pero no era difícil percibir la amargura subyacente por todo lo perdido—. Sé que no soy la única que vivió en aquella ciudad, y, sin embargo... Noto que muchos de aquella época se han dejado llevar por la inercia de los treinta años de cosechas fallidas. Una inercia que, inevitablemente, han heredado quienes vinieron después. Entiendo por qué, sí, lo entiendo. ¡Pero ha llegado la hora de desembarazarnos de ella!

El tono de la dríade se iba volviendo apasionado, casi rallaba en el fervor. Leahrrä amaba a Rocavarancolia por muchos motivos, y ese amor teñía toda su vida, todas sus palabras, todas sus decisiones. Y, en especial, el momento presente.

—¡Esta urbe siempre se ha preciado de llamarse a sí misma la tierra de los milagros, hagamos que lo vuelva a ser de verdad! ¡Volvamos a tener edificios imposibles, volvamos a poseer el ejército más poderoso del universo, volvamos a presumir de una defensa tal que incluso en su momento más bajo hagan falta veinte malditos mundos para doblegarla! ¡Recuperemos el paso firme de nuestra propia leyenda, sin una impaciencia que nos vuelva a llevar a la ruina, pero también sin la pasividad de creer que las cosas volverán a la grandeza por sí solas, porque no será así! ¡Solo nuestro trabajo, nuestra constancia y nuestro esfuerzo nos darán la magnífica ciudad que merecemos! ¡Abandonemos esta vida entre cascotes y rescatemos la urbe irreal y caótica de antaño! ¡Dejemos de resignarnos con lo que tenemos, porque no hay razón para ello! ¡Recuperemos lo imposible, la vorágine, lo insólito, la maravilla! ¡Resucitemos a Rocavarancolia!

Sus palabras habían despertado algo en la muchedumbre de espantos y portentos que la habían esperado. Comenzó un rumor, y más y más gargantas se fueron uniendo a una única palabra que se pronunciaba con cada vez mayor fuerza. Nunca todas, porque la unanimidad era imposible, y más en Rocavarancolia. Pero sí muchas.

Sí la mayoría.

—¡Leahrrä! ¡¡Leahrrä!! ¡¡LEAHRRÄ!!

La dríade estaba pletórica. Era solo el primer paso, el primer momento. Los planes detrás de aquel discurso tardaría meses en dar los primeros pasos visibles. Años en dar frutos realmente jugosos, notables y extendidos por toda Rocavarancolia. Pero todo camino se empezaba con un único paso.

Cuando los vitores fueron desapareciendo sonrió e inclinó la cabeza hacia sus súbditos y conciudadanos.

—Mi primera acción será recuperar una tradición ya olvidada. Cicatriz, Comandante de los Ejércitos del Reino —dijo, volviéndose hacia la licántropa—. Durante milenios quien comandaba los ejércitos de Rocavarancolia se encargaba también de custodiar el Panteón Real. Con el resurgimiento de la ciudad se hizo necesario premiar a dama Gato por su ayuda contra el Comeojos —había un tono de solemnidad en su voz—. Y por ello se le otorgó el título de Custodia del Panteón Real. Ahora, sin embargo, con la muerte de  dama Gato no hay razón para seguir manteniendo tales títulos separados. ¡Que toda Rocavarancolia sepa que desde ahora, tal y como dictan nuestras tradiciones, sois Comandante de los Ejércitos del Reino y Custodia del Panteón Real!

Hubo un rugido de aprobación desde abajo, proveniente en su mayoría de quienes llevaban tiempo en el ejército de Rocavarancolia. Los más firmes partidarios y defensores de la licántropa, que habían servido bajo sus órdenes y conocían su justicia, su profesionalidad e incluso, en unos pocos casos, el corazón que tenía bajo su aspecto monstruoso.

La protagonista del momento, por su parte, se limitó a inclinarse ante la reina. Agradecida con esta recompensa a su trayectoria, moderadamente optimista con esta nueva gobernante. Y observante. Siempre observante. La observación cuidadosa era la única manera de dirigir un ejército a cualquier victoria beneficiosa.

—Os lo agradezco, Su Majestad. Os prometo que seguiré trabajando incansablemente, tanto con mi nuevo cargo con el antiguo. Todo por Rocavarancolia y sus habitantes.

Leahrrä asintió y volvió a mirar a quienes habían estado bajo la balconada del Castillo, queriendo dirigirse una vez más a ellos.

—No tengo más palabras en el día de hoy. No puedo decir cuánto tardaremos en volver a tener la importancia que merecemos. Pero os puedo prometer que trabajaré cada día hasta desfallecer, si hace falta, para darle a Rocavarancolia lo que se merece.

Luego volvió a entrar. Tenía mucho trabajo que hacer. Planes que diseñar. Encargos que hacer. Gloria que construir.

Y también un rey (y una custodia del Panteón) que vengar.


Nota GMil:
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes : Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas : Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

Salón del trono - Página 12 Empty Re: Salón del trono

15/10/21, 08:12 pm
Días después del descubrimiento de los cadáveres, Leährra se reunió con la Alquimista Mayor en el salón del trono. Dama Aroma extendió una tela sobre la mesa y extendió sobre ella un tarro con un líquido azulado y varias muestras de plantas y otros ingredientes.
—He recreado el veneno hallado en los cuerpos de Dama Poda y Outhal. Es una sustancia que tiene como base la ceniza de estas plantas carbonizadas por el aliento de un dragón. No me extraña que desconociese esta mezcla en particular.

Leährra examinaba los ingredientes uno a uno, permaneciendo en silencio durante largos segundos. Tomó el bote entre sus dedos y observó su peculiar color, pensativa. Sus pupilas se ensancharon y dejó el recipiente para revisar más de cerca las plantas que tenía delante.
—Yo sí. Yo sí la conozco —dijo finalmente, volviéndose hacia la Consejera—.   La escena era un poco extraña de por sí, pero con esto se vuelve imposible.

—¿Qué quieres decir? —la nublina miró hacia ella, aun si sus ojos estaban vendados como siempre.

—Dama Poda... Ella era una bruja de origen terrestre. ¿No es así?

—Así es.

—Este veneno, extraído de estas plantas en particular... con una pequeña cantidad la muerte es instantánea en algunas especies. Entre ellas la humana.

—Pero entonces eso quiere decir que hubiese sido imposible que ella lanzase un hechizo de conjuración tan larga a Hyter, aún poniéndose en el supuesto de que tuviese un escaso segundo antes de morir.

—Exacto. Y no había restos de uso de magia reciente en el ochrorio, quien tal vez sí podría haber sobrevivido lo suficiente para hacerlo.

—Además, mi hipótesis sobre lo ocurrido se estaba basando en el hecho de que se trata de un veneno desconocido en la actualidad, que probablemente dama Poda conocía e identificó de algún modo y por eso atacó a Hyter. Pero, si es como dices... Es imposible.

—Hay alguien más —dijo Leährra—. Esa escena era una trampa.

—Para que creyésemos que los conspiradores se habían eliminado entre ellos y bajásemos la guardia...

—Hay que volver a examinar la escena. ¡Guardias! Difundid enseguida el mensaje a todos los miembros del Consejo: debemos llevar a cabo una reunión de emergencia cuanto antes.

Incluso antes de que los guardias se pusiesen en marcha, unos pasos silenciosos se acercaron a la mesa.
—Aberyk, ¿desde cuándo te dedicas a espiar reuniones a las que no has sido invitado? —le espetó la dríade con sorna.

—Ey, te estoy ahorrando trabajo: nadie tiene que ir a buscarme.

—Muy bien, ¿pero por qué estabas aquí en vez de, que se yo, echándote la siesta? ¿Te ha dado finalmente un arranque de responsabilidad, a tu tierna edad de tropecientos años?

—Bueno, bueno, que no son tantos como para tener que decir "tropecientos". Creo. La verdad es que he perdido la cuenta hace mucho. Pero iré al gran... —un bostezo interrumpió sus palabras—. Disculpa —le dijo a dama Aroma. Leährra ya sabía que era un caso perdido—. Me quedé pensando después de lo que me dijiste y bueno, quería enterarme cuanto antes para que no me pillase dormido. Literalmente.

—¿En serio? ¿Después de insistirme que seguro que había una explicación y me estaba "rayando en exceso"? —La Reina puso los brazos en jarros y miró con reproche al Señor de los Asesinos.

—Bah, ya sabes cuál es mi rollo... Pero en realidad yo sé que rara vez te equivocas.

La dríade miró al inmortal con cierta incredulidad un instante y luego negó con la cabeza antes de dirigirse a dama Aroma.
—Ahora se hace el adulador.

La bruja dejó escapar una pequeña risa.
—Bueno, creo que es una muestra más de la lealtad que te profesan tus ex-legionarios.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes : Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.
Armas : Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

Salón del trono - Página 12 Empty Re: Salón del trono

22/11/22, 11:48 am
La investigación se hallaba en un punto muerto y las recientes reuniones del Consejo habían sido considerablemente frustrantes. Aquella no era la excepción y se podía observar claramente el agotamiento en cada uno de los rostros presentes. La Reina se frotó los ojos mientras suspiraba después de otro intercambio de ideas no demasiado productivo. Pero, de inmediato adoptó de nuevo una pose más digna de su título en el trono que ocupaba y su rostro se giró hacia un integrante de aquella sala en concreto. De hecho, tal vez él era el único que no parecía acusar el cansancio en particular, ni había aportado mucho más que sus habituales impresiones acerca de cuánto les costaría esto o aquello.

—Garoni —dijo Leahrrä súbitamente en tono firme para llamar su atención.
La vieja momia se sobresaltó ligeramente, pues había estado musitando cuentas para sí, pensando que aquella reunión ya había finalizado a falta de una mera indicación formal por parte de la monarca.

—¿Sí? —la miró inquisitivo.

La dríade lo observó sin decir nada durante unos segundos. Ni siquiera era capaz de dirigirse a ella con el debido respeto como si hacían todos los demás, pero pronto dejaría de importar.
—En las últimas semanas he estado sopesando algunos asuntos que probablemente no resulten muy agradables de tratar, pero creo que este es un buen momento para comunicarlo —la ex-legionaria entrecruzó sus manos frente a ella y lanzó una breve mirada a todos los miembros del Consejo.
La mayoría se la devolvieron con cierto desconcierto, especialmente el aludido, y la única persona de aquella sala que sabía qué era lo que iba a decir, Cicatriz, asintió ligeramente. La Reina se levantó del trono y dio unos cuantos pasos de un lado a otro.
>>No ha sido una decisión precipitada, eso lo puedo asegurar.
Sus pasos se dirigieron entonces hacia un lugar concreto y se detuvieron cerca del asiento ocupado por el Tesorero Real, quien trató de buscar respuesta en aquellos que ocupaban los asientos contiguos. No obtuvo reacción alguna. Carraspeó.
—¿De qué se trata?

—No quiero andarme con rodeos, creo que no sería beneficioso para nadie —respondió la mjörní de inmediato—. A partir de este momento quedas oficialmente relevado de tu asiento en el Cons...
Garoni arrastró su pesada silla al oír aquellas palabras y se levantó de golpe.
>>¿¿Disculpad??

La Reina lo miró con severidad.
—No he terminado, Garoni. Mi elección de palabras no significaba que tuvieras que levantarte de inmediato y mucho menos interrumpirme. Siéntate y escucha hasta el final.
La momia obedeció a regañadientes, la furia empezando a bullir en su interior y tratando de evitar que se exteriorizase demasiado.
>>Desconozco quién decidió que el puesto de Tesorero era necesario en el Consejo Real, pero en mi opinión los servicios que puedes ofrecernos pueden llevarse a cabo desde una posición de menor poder. No quiero ocultarte nada: no tengo nada personal contra ti, pero encuentro tus aportaciones a este concilio un obstáculo para el futuro desarrollo de la ciudad que empiezo a vislumbrar. No dudo de tus capacidades como contable y si lo deseas puedes continuar sirviendo como tal a la Corona... Sin ningún tipo de privilegio sobre las decisiones que se tomen en esta sala.

Hubo algún pequeño murmullo e incluso se escuchó lo que a todas luces se trataba de una risa contenida en una tos. Garoni miró hacia Gahna, la dueña del exabrupto, y la fulminó con la mirada.
—Silencio, por favor —exigió Leahrrä mientras regresaba al trono.
Los miembros del Consejo se callaron de inmediato.
>>Lamento comunicarte esta noticia, pero es la decisión es definitiva e irrevocable. ¿Aceptas mi propues...?

—¡No me lo puedo creer! —La vieja momia no parecía estar escuchando realmente a la dríade y finalmente dejó escapar una buena parte de su enfado—. ¡Llevo décadas sirviendo a Rocavarancolia, asegurándome de que las finanzas se emplean correctamente! Ni siquiera creo exagerar al afirmar que todo el progreso conseguido hasta ahora hubiese sido un auténtico desastre sin mi guía y tú... —Pareció darse cuenta en ese momento de lo que podía conllevar aquel estallido y su elección de palabras. Se forzó a si mismo a calmarse antes de continuar—. Mi Reina, con el debido respeto, sois una excelente monarca pero habéis regresado hace poco y no conocéis...

—¡Basta! —Leahrrä alzó la voz y su cuerpo, haciendo incluso retumbar algunos objetos delicados que decoraban la sala—. No habéis sido más que una constante fuente de impedimentos con vuestra tacañería y reticencia a invertir una sola moneda de oro en cualquier proyecto. Incluso yo, que he regresado hace poco, sé de qué pie cojeáis, Gapiccio Garoni. Y, por supuesto, no me he limitado a observar, si no que conozco a la perfección tu historial. ¿Osas insinuar que no me tomo en serio mi posición como soberana suprema de Rocavarancolia? Tus servicios no son necesarios, ni tu asiento va a ser sustituido. El Consejo simplemente contará con un miembro menos a partir de hoy. ¿He sido lo suficientemente clara?

El resto de miembros pronunció un breve "Sí, mi Reina" o asintió con vehemencia. La momia simplemente apretó los puños y comenzó a caminar a paso apresurado hacia las grandes puertas que conducían al exterior de la sala.
>>A pesar de tu impertinencia mi oferta sigue en pie, Garoni.

—¡La rehúso! —El ex-miembro del Consejo se dio la vuelta abruptamente—. Abandono este castillo, puesto que al parecer mis habilidades no son... necesarias. Me ganaré la vida por mi propia cuenta, no necesito a nadie.

—Que así sea —respondió Leahrrä mientras volvía a sentarse tranquilamente.
En su interior, celebró la decisión de la momia: había querido mantener un mínimo de diplomacia y protocolo, pero posiblemente a la larga ella misma le hubiese expulsado por completo del Castillo de todas formas. No obstante, nada cambió en su expresión, ni siquiera cuando el antiguo Tesorero Real salió dando un portazo. Tras unos segundos de silencio absoluto volvió a hablar al resto de miembros.
>>No pretendo prescindir de los servicios de nadie más... Mientras no tenga motivo alguno —les aseguró añadiendo un pequeño deje de advertencia a su segunda afirmación—. Espero que podamos colaborar todos juntos en pos de un glorioso futuro para la ciudad: creo que me encuentro ante personas lo suficientemente competentes y deseo no estar errada en mi juicio. Eso es todo por hoy: por favor, si alguien averigua cualquier cosa, por insignificante que parezca acerca de nuestra principal preocupación que contacte conmigo de inmediato.

La reunión finalizó y primero abandonaron la sala algunos de los miembros del Consejo más recientes. Akeyo buscó a Melodes con la mirada, habiendo sido investida en su cargo al mismo tiempo que el soñador era con una de las personas que más trato tenía. El libense le dirigió una enigmática sonrisa y la demiurga alzó una ceja. ¿Acaso había visto algo en sueños y aquellas noticias no le pillaban exactamente por sopresa?
Gahna y Cicatriz fueron de las últimas en salir y la Maga Suprema no tardó en acudir a su amiga para preguntarle lo que sabía. La Comandante y Custodia del Panteón Real era la miembro del Consejo más cercana a la actual Reina si se excluía a su ex-compañero de Legión, el nuevo Señor de los Asesinos. El cual, por supuesto, tan solo había asistido a todo el asunto con cara de aburrimiento y una ligera irritación cuando Garoni montó el numerito que retrasaría su siesta unos minutos más.

Leahrrä, ya sola en el salón del trono a excepción de algunos guardias, observó a través de una ventana como se desplazaba levitando rápidamente la momia que acababa de expulsar.
—Vigiladle durante un tiempo, solo por si acaso. Dudo que sea tan necio como para intentar nada, pero prefiero no dejar ningún cabo suelto. Cicatriz ya conoce mis intenciones al respecto —ordenó a un guardia presente.
Este asintió y se excusó con una reverencia para acatar la orden de inmediato.
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