Burdel de Dama Espasmo (Archivo III)

Sonrío con su respuesta y entrecejo los ojos cuando se enfada por lo de morderle, pero soy un cabezón y cuando su lengua vuelve al ataque, la rozo un poco con los dientes, dibujando mientras tanto una sonrisa en los labios. Aunque me asusta un poco su respuesta a lo de ser su esclavo...Pero me lo he buscado. Diantre, se pega a mí como si quisiese que fuésemos una sola persona. Y no la rechazo, en absoluto, me gusta el contacto con su piel. Eh...eh, ¿a dónde van esas manos? Oh...eh...vale...sigo besándola y atrayéndola hacia mí mientras noto sus manos, pero no tocan nada "prohibido", por decirlo así. Vuelve a sacar las manos y las noto sobre mi pecho. Mientras mi mano derecha sigue acariciándole el cuello y la roja cabellera, la zurda se dirige a su mano, la atrapo con la mía y deposito varios besos en ella antes de que vuelva a bajarlas. No sé qué diantres acaba de hacerme en el vientre y el cuello, pero me da que va a dejar marca...Me estremezco cuando noto su aliento y la escucho y ladeo la cabeza para capturar sus labios, sin éxito. Y eh...oh, vale, bien...Ahora sí que estoy cómodo, aunque...eh...¿qué pretende? ¿No irá a morderme? Eso tiene que doler...Aunque eres su esclavo, gran e inteligentísimo Jack. Eres SU esclavo. Tú te lo has buscado...Vale, no, vuelve a subir. Vuelvo a perderme en su boca, me gusta recorrer sus dientes, entrelazar nuestras lenguas, y con el añadido de la manzana esto es una locura...Empieza a acariciarme de improvisto y hago una mueca de sorpresa, pero empiezo a estremecerme y si esto sigue así no voy a parar de temblar. Así que mis manos vuelan a su pecho, aunque esta vez sea imposible quitar el...la..sujetador, diantre. Pero empiezo a acariciarle las...mamas no, estúpido. Tetas. Se llaman tetas, deja de sonrojarte y sigue acariciándolas, pero apretando a través del cuero. Es más, casi empiezo a arañarlo, pero sin fuerza, solo jugando. Aunque no apreto con fuerza, no quiero hacerle daño a Elliot. Pero...Mientras apreto con una mano sobre el cuero, la otra va a la pareja e intenta colarse por debajo del cuero, curiosa. Pero la maldita torturadora me suelta y mientras sonríe, me habla. Ya no sé si estoy rojo o no, pero...pero tengo demasiada curiosidad y todo esto me gusta...
-¿Más? Cla...claro que quiero más. Pe...pero no sé lo que quiero, siendo...siendo honesto...-consigo decir.
Pero una idea va tomando forma en mi cabeza...¿Y si se tumba al revés? Lo único malo es que no podríamos besarnos pero...maldita curiosidad...Díselo, estúpido esclavo.
Y nervioso a más no poder, consigo decir
-Eh...y si...y si te tumbas al revés sobre mí? O eh...nada, solo un comentario de este esclavo estúpido...

Que si me gustan, dice...Sonrío y asiento mientras sigo acariciándolas, mientras murmuro
-Maldito cuero opresor...
Pero consigo colar unos dedos bajo el sujetador y sonrío divertido cuando encuentro el pezón, que empiezo a acariciar con cuidado, sin apretar mucho. La otra mano sigue con la pareja, por encima, apretando quizá con más fuerza, masajeándola. Vuelve a hablarme y la miro, curioso, sin decir nada. Me acaricia el miembro con rapidez y suelto un gemido
-Eso...eso...
Pero lo que viene a continuación ya es demasiado, aunque no me da tiempo a responder, la beso con tal ansia que espero sirva como respuesta. Se sonroja con mi respuesta, como puedo comprobar al mirarla en uno de los mordisquillos que le doy en los labios. Pero me toma las manos y las lleva a...oh, vale...A la aventura, mis queridas y curiosas manos. La diestra va bajando hacia la ingle, tropezando con el cuero. La zurda es más cuidadosa y le acaricio el ombligo, el vientre, subiendo y bajando masajeando sus tetas, bajando de nuevo, mientras la diestra pugna con el cuero de las bragas. La mano acaba por colarse y me estremezco cuando noto sus caricias en mi miembro, suaves pero rápidas. Vuelve a besarme y alargo la mano, hasta que noto un pequeño bulto que destaca y los labios exteriores. No sé si seguir, así que la miro a los ojos, pero ella no pidió permiso y empiezo a acariciarla con suavidad, sin atreverme todavía a más. Aunque acabo atreviéndome y retiro la mano lentamente. Me la acerco a los labios y lamo los dedos con esmero, para volver a introducirme en su pelo bajo el cuero y seguir acariciando la zona, mientras me sigo estremeciendo por sus caricias. La curiosidad me puede y tanteo los labios exteriores, tímidamente. Aunque dedico al bultito mayor atención, al no saber que existía. Espero estar haciéndolo bien...

Devoro su boca con ansia, pero con cuidado. Sigo acariciándole todo su torso, tamborileando por el ombligo, mordiéndole de vez en cuando el mentón o depositando besos por su cara. La mano perdida bajo sus bragas sigue, obediente, mientras murmuro entre jadeos
-Soy tu esclavo, escucho y obedezco.
Y como le gusta tanto y más que a mí, sigo acariciando el extraño bultito, aunque de vez en cuando baje a sus labios y los acaricie con suavidad, jugando con ellos y tirando, pero siempre acabo subiendo y volviendo a la zona que más placer le provoca. A mí me basta con perderme en su cuerpo, estoy excitadísimo, ido, loco, ¡borracho! Y no quiero saber cómo estaría si hubiese seguido acariciándome con su boca. Me estremezco al pensar esto y sigo acariciando todo su cuerpo. La atraigo hacia mí y empiezo a besarle los lados del cuello, la base de este, los hombros, mordiéndole los labios, jugando con su lengua. Aunque estemos más que pegados, sigo abrazándola con la mano libre. Hasta que doy con el cierre del sujetador y sonrío, capturando sus labios con los míos, mientras lo abro y lo dejo caer entre nosotros. Es lo único que nos separa, pero ya tengo total libertad para acariciarla y acompaso ambas manos, una acariciando y apretando el bulto bajo las bragas y la otra jugando con sus pezones. Por mera curiosidad vuelvo a lamerme la mano aventurera, estremeciéndome, pero vuelvo a bajar, no quiero detenerme ni dejar de hacerla sentir placer. Sigo perdiéndome en su boca...Voy a acabar teniendo un trauma con los besos si esto sigue así...Hasta que noto un cosquilleo abajo. ¿Qué diantre? Pero no me da tiempo a pensar en nada, algo se quiebra en mi interior y todo el placer acumulado empieza a derramarse acompañado por un profundo y sonoro jadeo que comparto con su boca, apretando inconscientemente mis caricias. Cierro los ojos, extasiado, y suavizo las caricias a medida que la sensación que me embarga va declinando, aunque sigo gimiendo, sin despegarme de sus labios...