Avenida de las Casas Carnívoras

-Wed cariño. Hay no hay nada. Es una casa normal y corriente hija mía.- Agarro a Wedn e intento que continuemos buscando al ladrón de gominolas. -Sigamos buscando al cabronazo aquel anda. Si nos damos prisa quizás este escondido en alguna de estas casas.- Comienzo a mirar todas las casa y al girarme algo me hace detenerme en seco y que el corazón me de un autentico vuelco.

-¿Mama?- Ante mi se encuentra una casa blanca de dos plantas que me suena bastante familiar."Es mi casa ¡Y esa es mi madre!". En el porche puedo ver a una mujer exactamente igual a mi madre. Esta sentada en la silla donde siempre se pone a ver la tele. La casa esta como la ultima vez que la vi, como si siempre hubiese estado allí, como si jamas hubiese estado en la playa.

-¿Mama?¿Que coño se supone que haces aquí?- Mi madre me mira y me sonríe. -Venga, Matt, entra.- Me dice lo que siempre me decía cada vez que alguien venia a contarle cosas malas sobre mis actos. Doy un paso hacia delante y una irrefrenable emoción se apodera de mi al escucharle decirme que hay arroz para cenar."Ostias arroz, que rico. Mmmm puedo olerlo desde aquí y huele para moriiiiirse."

-¡Joder mama siento haberme puesto así contigo!- Me paro en seco cuando caigo en algo que me hace estremecerme. "Un momento, No.... No puede ser."

-Un momento. Mi casa esta en la playa con mi madre y con mi perro, siempre lo ha estado y no creo que mi madre se haya venido a veranear aquí. No es un destino que yo recomiende a nadie para venir. Aquí esta pasando algo raro.- Un sentimiento de decepción me inunda casi apunto de hacerme enfadar y llorar al mismo tiempo.

-¿Que cojones está pasando aquí?-

Sigo mirando a mi casa ya mal humorado por la situación. "Vamos a ver... ¿En que puta cabeza cabe que mi madre, MI madre, esté enfrente mía ofreciéndome arroz para cenar? No tiene ningún sentido."

La figura de mi madre parece distorsionarse un segundo por lo que ya no me queda duda de que no esta allí. -¿Pero que mierda se supone que esta pasando aquí Wed?¿Donde demonios estamos?- Al acabar la frase observo como mi casa comienza a oscurecerse transformándose en otra completamente diferente y espeluznante.- ¿Pero que dem...?- Antes de poder terminar la frase la puerta de la casa se abre de par en par y una especie de lengua negra sale a nuestro alcancé deteniéndose a pocos pasos de mi. -¡Joder!- La lengua se retira al interior de la casa quedando todo en absoluto silencio. El corazón me late a mil por hora pero por alguna razón comienzo a reírme de manera algo nerviosa.

-¡Hija de puta! ¡Arroz de marisco los cojones! ¡Yo era el plato principal!- Digo intentando tranquilizarme un poco."Joder, esto no sale en mi puñetero libro." Al terminar la frase un pequeño silencio sepulcral se adueña de la calle y comienzo a escuchar murmullos a mi alrededor que aumentan de intensidad muy rápido. De pronto todas las casas de alrededor comienzan a formar imágenes que me dejan completamente paralizado.

Delante mía aparece la discoteca donde solía salir y de la puerta salen todos mis amigos diciéndome que entrase que menudo fiestón. En la casa de al lado puedo ver la imagen de mi perro en el jardín tirado mirándome con su pelota esperando a que fuese a tirársela a la parte de atrás para que corriese por la arena. Podía incluso escuchar como las olas rompían en las traseras de aquella replica de mi casa. "¿Que cojones es esto?" Del fondo de la calle escucho a una mujer vendiendo tabaco. -¿Wedn que demonios es este lugar?. Vayámonos por dios.Voy a volverme loco.-Digo gritando intentando superponer mi voz al ruido del ambiente.

A mis espaldas escucho los gritos de dolor de Enna y de Nasher pidiendo ayuda por lo que me sobresalto y me giro. Al girarme, la casa hacia donde Wedn estaba mirando se había convertido en Maciel. En la entrada estaban Enna y Nasher llenos de sangre tirados en el suelo suplicando ayuda."Esto ya es suficiente. Me largo de aquí." Cojo a Wedn por los hombros y la miro fijamente.

-¡Wed!¡Por dios! ¡ Larguémonos de aquí!-

A pesar de que, en cuanto comenzó a desvanecerse la imagen de Margaret, Wen se dio cuenta del engaño, no pudo evitar dar otro paso adelante extendiendo el brazo.

- No. - susurró angustiada.

En toda su vida, solo había sido feliz realmente con ella. Estar con Church o los mocosos también estaba bien, pero como la presencia de Margaret lo eclipsaba todo. “he estado tan cerca de volver a tocarla.” Se dijo, pero rápidamente se envaró. “Tonta, era un engaño, una treta.” Se recordó. Se dispuso a acercarse a la casa, con la clara intención de buscar a la persona o personas que habían conseguido que mostrara su debilidad, pero en cuanto vió la lengua salir por la puerta dio un salto hacia atrás, apuntando con el arco de forma inútil, pues no surtiría ningún efecto, pero como modo preventivo. “La casa es la amenaza, no una persona. Es la casa.” Se dio cuenta.

No le dio tiempo a reaccionar de ninguna manera cuando el resto de casas de la calle comenzaron a mostrar imágenes y a emitir sonidos dispares, entre los cuales reconoció a Margaret pidiéndole ayuda, a Church gritando “muñeca” y a los enanos llorando. Reconoció cinco de sus tantas casas de acogida, su orfanato en varias ocasiones, La Granja un par de veces y algunos de los callejones en los que había dormido. También oía gritar a Nasher pidiendo ayuda y la dulce voz de Enna chillando.

Todas las imágenes y sonidos eran de lo más perturbadores. Comenzó a dar vueltas en círculo, apuntando a todo lo que veía con su arco, buscando algún blanco al que disparar para que todo parara. Cuando Matt la agarró de los hombros, reaccionó al fin. Nada era real, las casas mostraban esas imágenes para perturbar su mente, engañarla y comérsela. Tenía que escapar.

- Vámonos. - le dijo a Matt antes de darse la vuelta y salir corriendo. No sabía si esa dirección la llevaría hasta Maciel o a otro lugar, pero necesitaba correr para aclarar sus ideas.



Sigue en la Casa Gamides.

Wedn al fin reacciona y sale a correr por lo que la sigo. "No quiero volver aquí.... Al menos no pronto."

Comenzamos a correr hacia ninguna parte. Las puertas de las casas pasan rápido a mi alrededor. Vamos por calles y callejones al azar sin darme casi cuenta estoy corriendo por Rocavarancolia al lado de Wedn mientras se va haciendo la noche si saber hacia donde nos dirigimos exactamente.

Sigue en la Casa Gamides.

Seon

Seon llegó sin resuello a una avenida, con la bañera por fin posada en el suelo. Sintió un alivio que era casi euforia al comprobar que el contenido no era ni tenía nada que ver con las asquerosidades anunciadas por el espantapajaros. Era comida sencilla y habitual.
-¡ Comida! ¡comible!- dio un abrazo de pura felicidad a Alder, pero la notó rígida bajo sus brazos y se separó con una sensación extraña en el estomago.
- Viene en cestas, es así mejor. Carguemosla. La noche cerrada no va a tardar en caer, y sin farolillos ni... estrellas en el cielo - dijo mirando un segundo al cielo oscurecido y liso.- quizá sea demasiada oscuridad. - "este sitio es una mierda" decían sus ojos " en la que no vemos bien en ningun momento".- creo que no podremos regresar por el camino andado hasta las mazmorras. Estoy cansada. No creo que haya mas peligros ahora de noche de los que había antes, y no es por eso...
- Siempre podemos ir a verles mañana - aportó Seon. Ella se sentía igual. Ahora que había terminado la carrera, el cansancio y el hambre habían doblado su ataque y se sentía débil.
- Sí- concedió Alder llevandose la mano a la cara.- estoy convencida de que con tanto edifico, alguno tiene que ser bueno.

-¡Había un monstruo!- gritó Yrio cuando alcanzó a sus compañeros que se habían parado en mitad de una avenida, junto a la bañera. Ayudó a cargar una cesta o dos mientras trataba de explicarse entre jadeos, sin mirar el contenido- Tenía ojos grandes y amarillos, estaba en uno de los pozos de antes. Este sitio me da mal rollo, tenemos que buscar un refugio rápido y... ¿Thras?

El chico estaba gritando algo incomprensible en su particular forma de hablar. Señalaba las destartaladas casas de su alrededor, porponiendo cambiarse de ropa y bailar. << ¿Ropa, aquí? ¿Y bailar a qué? Si no suena música...>> Y tampoco le parecía muy buena idea eso de bailar en medio de una ciudad desconocida en completa oscuridad y desprotegidos.

-Yo no se como son las casas en tu mundo, Thras, pero sinceramente no te veo viviendo en...

-¡Eh! ¡Yrio!

El niño se quedó de piedra. Se giró lentamente y allí plantada en medio de casas destrozadas estaba la tienda donde vivía en Sinhdro. En la puerta había un chico de su misma edad y su misma estatura con unos ojos de un profundo color musgo y un gesto de enfado en el rostro.

-¿Qué haces ahí plantado? Quiero la revancha, ¿cómo se te ocurrió empujarme por las escaleras? ¿Estas tonto?

-Yo... eh... ¿que?- tartamudeaba Yrio, confuso. No podía ser, ¿estaba vivo? ¿Y qué hacía allí?

El gesto del otro chico se suavizó, y su boca se curvó en una sonrisa divertida.

-Oh, mira que cara, ojalá tuviera un espejo- se echó a reir- Venga, entra, ¿no ves que no me has hecho nada? La comida ya está lista, y como me la tenga que comer fría...

Yrio miró en todas direcciones, sin saber qué hacer. Aquello era surrealista. No podía estar su casa y su edeel allí, no tenía ningún sentido. Se giró para mirar a Thrasmy's y preguntarle si él también lo veía y se quedó más blanco si cabe. Lo que su extravagante compañero señalaba eran una choza requemasa con clavos en el marco de la puerta que simulaban dientes, y una lengua roja y apolillada extendida en su dirección.

-¡Thras! ¡Aléjate de ahí, rápido!!!- le gritó

A toda velocidad llegamos a una gran avenida abarrotada de extraños edificios. Y escucho voces más adelante, voces familiares, así que encabezo la marcha adelantando a Erin hacia el origen. Pero por el camino oigo un maullido lastimero y me quedo congelado en el sitio, mirando alrededor.
-No puede ser...

A mi izquierda se erige el Gran Panteón de la Cruel Eternidad en todo su esplendor, rodeado de estatuas y con ese maullido que no cesa, que se cuela en mi mente << ¿Un felino llorando? ¿Qué le habrá ocurrido? ¿Por qué no hay nadie cuidando de ellos? >> El maullido se intensifica, como acercándose, y veo a una pantera muy malherida asomando por la estructura.
-Horror... ¿Qué le ha pasado? A ver si puedo ayudarle...

Empiezo a acercarme al edificio mientras la pobre criatura me mira de forma intensa, y entonces caigo en la cuenta de que Erin llevaba un pequeño botiquín, así que vuelvo atrás para pedírselo. Sin embargo, justo cuando me doy la vuelta una biblioteca, mí biblioteca, está en el otro lado de la calle. Parpadeo un par de veces y miro en derredor, volviendo a ver el Gran Panteón y la biblioteca, así como al grupo que también está disperso.
-¿Qué demonios está pasando aquí?

Por si fuera poco lo mío, veo a Pablo acercándose a una de las casas y de pronto veo lo que son realmente: fachadas con bocas repletas de maderos, bocas abiertas y alfombras como lenguas
-¡PABLO!
Corro hacia el chaval y tiro de su brazo hasta alejarlo del jardín de la casa, para luego tirarlo al suelo
-Quieto ahí. No sé qué viste, pero es mentira. Magia. ¿Comprendes?

Y para más inri, de pronto escucho unos gritos en la oscuridad de la avenida.
-¿No os suena esa voz? ¿¡Los de las bañeras!?-me levanto del suelo y miro al chico.-Insisto en lo que dije antes, ni caso a las casas. Y voy a ver si son ellos.

Echo a correr hacia el frente, alejándome de las apariciones que van poblando los lados de la calle y por fin vislumbro a cuatro figuras en la oscuridad, apenas visibles. Thrasmy está gritando, al parecer recién descubrió lo de las casas.
<< Por todos los... Por todo lo que conozco, ¿esas casas comen carne? Malditas sean... >>

Llego hasta los cuatro pisando fuerte para hacer ruido y que no se asusten y saludo, nerviosamente:
-¿Ho...hola? ¿Thrasmy? ¿Yrio, Alder y Seon? Sois vosotros... Soy A-Atol, diablos...-resoplando y tomando aire para tranquilizarme.-¿Encontrasteis la bañera con la supuesta comida? Estamos cuatro, Macak, Erin, Pablo y yo.-informo al final, recuperando el resuello.-Malditas casas...

No sabía cuanto tiempo llevaban corriendo sin rumbo por la ciudad, pero debía de ser bastante porque estaba exhausto. Llegamos a una gran avenida y me puse a buscar si alguno de los edificios que había podía servir para pasar la noche. Nada me había preparado para lo que ví a continuación.

Frente a mí se encontraba mi casa, "¡MI CASA!". No, no era posible. Su casa no podía esar allí, pero cualquier pensamiento racional desapareció de mi cabeza cuando reparé en la figura que se encontraba junto a la puerta. Era un chico de mi misma edad y estatura, con el pelo rubio y largo hasta la nuca. Vestía ropas andrajosas y estaba cubierto de sangre.

Le conocía muy bien. Habíamos sido amigos inseparables, pero, ¿qué era toda esa sangre?. El chico se dio la vuelta y al verme se le iluminó el rostro.

-¡Pablo! Suerte que estás aquí. Había ido a tu casa pero no estabas. Ayudame por favor- La sangre era suya, y parecía estar malherido.

-¿Pero qué te ha pasado?- Le pregunto. Me dispongo a correr a ayudarle pero me paro en seco, mirándome la cicatriz de la mano. Casi había olvidado por qué me hize esa herida.

-¡No!- Le grito. En mi rostro había desaparecido cualquier rastro de preocupación, y ahora mostraba tan solo rabia. -¡Tú no te mereces mi ayuda, no después de lo que me hiciste!-

El chico parece aterrado. -Por favor. Te juro que no fue asi. Te lo explicaré todo, lo prometo, pero por favor ayúdame. -

Aquellas palabras me desconectaron. Tenía que estar mintiendo, pero... no podía. No podía dejar a alguien tirado en ese estado por mucho daño que me hubiera hecho.

Camino hacia él para ayudarle, y de pronto noto que alguien me agarra del brazo y me arrastra hacia atrás. Antes de que pueda reaccionar estoy tirado en el suelo, y puedo ver a Atol diciéndome que todo es una ilusión.

-¿Ilusión?- Vuelvo a mirar a la casa, pero ya no está. Solo veo un edificio cuya entrada parece una inmensa boca. "¿Cómo había podido dejarme engañar asi?"

Me levanto y vuelvo con el grupo. Erin estaba tan distraída que ni siquiera había mirado las casas. "Nunca pensé que esa pasividad pudiera servir para algo"

Vuelvo la vista alfrente y descubro a Alder, Seon, Yrio y a un alocado cuyo nombre no recordaba. Al parecer también habían sufrido con las casas. -Será mejor que nos acerquemos- digo a los demás y me dirijo hacia el grupo.

Mientras camino noto algo húmedo en la cara. "Lagrimas" pienso mientras me las limpio. La visión de la casa le había afectado más de lo que pensaba.

Erin había estado alumbrando el camino con su linterna, algo abstraída del mundo real, como siempre. Salvo cuando aquel “algo”, fuese lo que fuese, les gritó desde un pozo, que consiguió volver al mundo un rato, el resto del camino había estado en su mundo de fantasía, pensando en lo absurdo que había sido lo de las bañeras, aunque los murciélagos flamígeros sí que la habían llamado la atención << ¿Murciélagos en llamas? ¡Cómo mola! >> , pensaba, emocionada. Aquello tenía toda la pinta de ser un escenario de un libro fantástico, no una ciudad real.

Había llegado a la avenida de las casas carnívoras bastante atenta a su alrededor, para variar, aunque en seguida volvió a su particular estado de empanamiento, con la vista fija en el suelo. Hasta que los demás empezaron a a gritar cosas que no escuchó realmente. Entonces levantó la vista y se fijó en la casa que tenía enfrente. Parecía…No, era un biblioteca, la biblioteca a la que iba siempre, para ser exactos.<< Oh… ¿Tendrán Blade Runner en este nuevo idioma? No quiero quedarme sin saber el final…>>. Dio dos pasos en dirección a la casa, deseando entrar, mientras el haz de la linterna iluminaba el suelo. De repente, sintió una mano en su hombro, mientras alguien le decía que todo era una ilusión. Se giró para ver a quien lo había hecho y vio a Pablo. Volvió a mirar a la biblioteca pero ya no era tal, si no una casa cuya entrada parecía una boca abierta. -Gracias, Pablo- dijo, mientras miraba al frente y veía a Alder, a Seon, a Yrio y al chico de ropa extravagante. De hecho, solo sabía sus nombres porque Atol los había mencionado. Les miró, aunque no dijo nada, mientras la linterna seguía apuntando al suelo, para no apuntar a nadie a los ojos sin darse cuenta.

Alder

Thras e Yrio comenzaron a decir cosas extrañas, mirando a sitios distintos en la avenida. Ella levantó la mirada de las cestas, y un despliegue de imagenes le esperaba en la calle. Cosas que no habían estado allí antes.
Brenn y Karel le saludaban desde una puerta con una sonrisa deslumbrante. Dio un paso adelante, pero luego volvió a retroceder. A su lado, la parte clara de su madre le pedía que entrara en casa, le decía que Seon le esperaba dentro.
"pero eso no puede ser cierto, si esta justo a mi lado."
Luego estaban todos sus lugares favoritos, con sus luces en las fachadas, la gente sonriendole, como si todos se hubieran movido a una misma calle. Los gritos de los demás hiceron flaquear a Alder, y las imagenes parpadearon, cuando las casas se vieron descubiertas intentaron una ultima medida desesperada. Seon muriendo y sufriendo en casi cada fachada que vio mientras emprendía la huída con las cestas en la mano.Y luego, otras personas, que incluían a sus padres, desde enfadados a en problemas. Pero la verdadera Seon le había agarrado la mano con tanta fuerza que le dolía. Y su visión se hizo clara y la avenida solo fue un desfile de Casas hambrientas de bocas hechas de maderos, que chasquearon las lenguas al ver a sus victimas marchar. Ninguna de las dos chicas se había fijado en la llegada de otra parte del grupo.



Sigue en Letargo

Poco después de sobrevivir por poco a las ilusiones que creaban las casas había tenido que agarrar a Erin para evitar que la devoraran.

-Será mejor que nos vayamos de aquí cuanto antes. No quiero acabar devorado por una de esas cosas-

Seguido de Erin y Macak alcanzo a Atol, que ha cogido una cesta con comida. El grupo de Alder ya se ha marchado. "¿Tanto les costaba esperarnos?"

-¡Vamos! No quiero que nos separemos esta vez-

Dicho esto comienzo a andar tras el grupo, comprobando que me siguen y que nadie se queda atrás.

Sigue en el Torreón Letargo.

La canadiense continuaba mirando a los chicos; parecía que habían cogido todo lo que la bañera había traído. Le echó un vistazo por encima a lo que contenía una de las cestas. Para alivio de ella, todo parecía comida normal. << Al menos no han traído nada de lo que proclamaba el espantapájaros... En esta ciudad nada es normal>> , pensaba, mientras observaba el cielo donde un rato antes había estado la bañera. El grupo de Yrio ya se había adelantado, aunque a Erin no la importó demasiado, ya que estaba acostumbrada a estar sola. Aún así, lo que menos les convenía era separarse. No sabía cómo de peligrosa era la ciudad, aunque con lo de las casas carnívoras se había hecho una idea. Y luego estaba la oscuridad: si ya de por sí veía bastante mal, aún con las gafas, con la oscuridad aquello era peor. Tenía la horrible sensación de que se iba a chocar con algo, a pesar de la luz de la linterna.

Pablo comenzó a andar tras el grupo. La canadiense le siguió junto a la mujer-gato, que levantaba mucha curiosidad en Erin.

Sigue en el Torreón Letargo.

Thras por suerte paró a tiempo, y como imaginó Yrio, su trampa era la misma que la que le habían tendido a él. ¡Eran casas que comían personas! ¡Y habían estado a punto de ser devorados! Agarró con fuerza la cesta y miró a su alrededor, comprobando con alivio que todos los demás habían descubierto el truco. << Ahora debemos andar con más cuidado...>> Pero habían estado tan cerca, que a Yrio le temblaban las piernas de puro miedo.

Tardó en reaccionar unos segundos, animado por los gritos de sus compañeros que ya se poníand e nuevo en marcha. Tenían que encontrar un refugio, algun sitio donde estuviesen a salvo... ¡algo! Casi le pareció buena idea volver a las mazmorras, a ese camastro incómodo y polvoriento. Se dio golpecitos en las piernas para despertarlas y se concentró en correr. No tenía ni idea de a donde iban << Pero al menos tenemos una luz>> Dijo mirando el artefacto que llevaba Erin.