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Clínica Luna Roja - Página 5 Empty Clínica Luna Roja

29/10/15, 11:47 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Mansión de dos pisos de color burdeos rodeada por una verja. Dos entradas, la principal, destinada a invitados/clientes, da lugar a un hall con dos puertas laterales, la izquierda da a la clínica y la derecha a un pasillo. El pasillo tiene unas escaleras que suben al piso de arriba donde están las habitaciones, y bajan al sótano. La otra entrada es lateral para los habitantes y da a una cocina conectada al pasillo por una puerta cercana a las escaleras. Tiene un jardín trasero grande con un pequeño huerto donde se cultivan plantas para alquimia.

El edificio está actualmente abandonado tras el asesinato de su dueño.


Interior:

Dal

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Nombre: Alec (Alasdair)
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Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.

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08/11/17, 10:45 pm
El brujo apretó los puños cuando se enteró de la mala vida que el trasgo les hacía pasar a sus cautivos. Se puso aún peor en el momento en que Shiz le dijo que quedaba uno en aquel sótano. Un joven idrino al parecer.

El trasgo vivía en una casa solo, y eso le daba una oportunidad a Enredo.

-Venga Shiz, me conoces demasiado bien como para saber que dejaré a un pobre chico muerto de miedo a merced de este monstruo - dijo mostrando una sonrisa que no tenía nada de alegre.- Lo único que necesito es saber si tiene algún tipo de defensas en su casa y que borres a ese idrino de su mente, que nunca haya existido - pidió.- Una vez hagas eso no voy a pedirte más, no voy a dejar que te pongas en peligro por mi culpa - le dijo un tanto solemne.

Naeryan

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13/11/17, 01:38 am
La culpabilidad acuchilló a Shizel en ese momento de la forma salvaje a la que creía haberse vuelto inmune en todo aquel tiempo viviendo en la ciudad. Tenía la cara del jovencito idrino grabada en la mente con la nitidez de quien acababa de verla, y con ella había regresado un recuerdo desagradable, empapado del tinte nauseabundo de lo que avergonzaba profundamente a uno mismo. No se lo había contado a nadie, como muchas otras cosas de la época en que trabajaba como mentalista a sueldo, pero aquélla era especial de la peor de las maneras posibles.

Recordó la avenida de las casas carnívoras, a alguien llamado Lapis Lázuli que le había conducido entre sus recovecos a una de ellas en particular. Al niño al que había tenido que borrar la memoria, un niño idrino que le había suplicado en su idioma y con lágrimas en los ojos que le ayudase, que no le dejase con aquel monstruo, que le haría cosas terribles. Aquel momento en que la ciudad le había echado en cara que necesitaba escoger entre ella y su antigua patria, y Shizel había elegido.
Había evitado marcadamente la avenida desde entonces.

Apretó los labios con acidez. Shizel no lo sentía a menudo, pero aquella vez sentía el sabor del desprecio por sí mismo inundarle la boca.
—Enredo, no lo entiendes. No es sólo eso —sacudió la cabeza, frustrado. ¿Era porque Enredo estaba siendo obtuso o porque envidiaba aquel idealismo en sus ojos? El lujo de quien todavía tenía las manos limpias—. Si irrumpes en su casa y echas abajo sus defensas lo notarán al volver. Da igual que no echen de menos al idrino. ¿Crees que no te rastrearán?

No eran las verdaderas razones por las que se negaba. Y tal vez en otro momento se habría plantado en su negativa, pero la culpa seguía royéndole por dentro, excavándole un agujero doloroso en algún lugar del pecho. Exhaló una mezcla de suspiro y resoplido antes de hacer un gesto para indicarle al brujo que claudicaba.
—No vuelvas a hacerlo, por favor —le advirtió mientras hacía lo que le había pedido—. En algún momento vas a abarcar más de lo que puedas morder.
Evanna

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Nombre: Rua
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Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia

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07/05/18, 01:11 am
(Post posterior a la muerte Ariv y de RR -aun no sabe de esta última-)

Desde la muerte de Ariv todo se estaba yendo a la mierda. No, probablemente llevaban en la mierda desde hacia bastante tiempo, o al menos así se sentía el. La perdida de su antigua compañera solo afianzaba mas aquel pensamiento y ver como por toda la ciudad mas gente iba cayendo, desconocidos unos y conocidos otros estaba afectándole mas de lo que había llegado a esperar.

Se respiraba un aire incomodo, unido al desconcierto generalizado sobre lo que ocurría que no aportaba mucha calma tampoco. Las muertes en Rocavarancolia era normales, no era nada sorprendentes, pero que tanta gente cayese de formas tan repentinas y con algunas extrañas similitud solo afianzaba el malestar. En otro tiempo Dédalo habría indagado, se habría hecho mil y una elucubraciones sobre lo que ocurría, habría sacado ciento de conjeturas cada cual mas extraña que la anterior, pero se sentía agotado, como si el aire le faltase con cada día que pasaba en la ciudad y el pensamiento de 'quien seria el siguiente' tomaba mas y mas poder en su mente.

Ya había perdido a otro de sus escasos lazos con la realidad, otra de las relaciones que había creado por primera vez al pisar aquel lugar y los que aun quedaban, los sentía cada vez mas y mas lejos, como si ellos fuesen capaces de avanzar a un destino desconocido y el siguiera ahí, encadenado al suelo, a los recuerdos. El agotamiento por aquellos pensamientos arrolladores, por las escasas horas de sueño que lograba tener, horas que temía por las pesadillas que lo amenazaban, mostrando constantemente sus mayores temores. Todo eso estaba acabando lentamente con su cordura y la coraza que se forzaba en mantener.

¿Cuando había sido la ultima vez que se había enojado realmente? ¿Que había expresado, sinceramente como se sentía? ¿Que había sacado afuera aquello que tenia atorado en la garganta? No se acordaba. Probablemente nunca lo había hecho desde que se transformó, tal vez realmente dejo una parte suya allá atrás, el día de la Luna, que no supo recuperar y que ya no recordaba cual era.

Sus pesadillas parecían querer intentar hacerle recordar la perdida de lo que una vez fue, de una forma atroz, mostrando las múltiples fallas que había cometido tras transformarse, lo inestable de su comportamiento...lo falso que era al mostrar su sentir. Nadie conocía realmente quien era DL, ni siquiera el mismo lo recordaba con exactitud, incluso aunque intentaba con todas sus fuerzas ser igual a como era no lo lograba. Pues el había cambiado, la situación había cambiado y los demás también lo había hecho y eso era aterrador. No sabia si esas pesadillas eran dadas por alguien mas o eran simplemente la forma que tenía su subconsciente de recriminarle todo aquello; o de simplemente hacerle recordar que sus miedos existían aunque se forzase en ocultarlos bajo bromas y comentarios, tras horas y horas trabajando para no pensar en nada.

¿Porque se esforzaba tanto en intentar ser aun 'DL'?¿Importaba realmente? No debería importar, nada de lo que fue permanecía ya en Rocavarancolia. Solo existían en los vagos recuerdos de sus amistades, pero era precisamente eso lo que deseaba mantener de forma ciega incluso si eso suponía tragarse todo lo que sentía para evitar importunar y mostrarles algo que no reconocerían como propio de 'el'. Porque 'DL' o 'Dédalo', daba igual la mascara que usara el resultado era el mismo, aunque hubiese intentando cambiarlo, a ojos de todo el mundo era ese chico incapaz de hacer algo a derechas a la primera, con un tendencia total a equivocarse y sin mucha autoestima ni confianza, siempre activo, sumamente paranoico y que le daba mil vueltas a todo. Y que siempre estaba allí para los demás, pero nunca para si mismo.

Ni siquiera había sido realmente capaz de contarle a nadie como se había sentido con la perdida del portal a FONERA, había hablado vagamente de ello, si, muy vagamente, pero de una forma tan falta de sinceridad real y emoción que se reía al recordarlo. Fingió perfectamente estar bien con ello, con el hecho de ser, junto a RR, los únicos foner había, mas cuando este el único lazo tangible que lo unía a su antiguo yo; fingió esta bien porque igualmente el había escogido la ciudad y si, eso era lo único que no era mentira.

Pero esa perdida fue una mas de las que ya había sentido, un lazo mas con su pasado 'yo' había desaparecido. Ni sus compañeros ni las nuevas personas que conociese sabrían entender sus comentarios, bromas o alusiones a un mundo que les era totalmente desconocido y al que ni siquiera podrían ir para comprobar si sus palabras eran ciertas. Escuchar a veces a sus amigos hablar de sus respectivos mundos, de sus costumbres o de simplemente lo que comían, alguno con mas candor que otros, le provocaba un nudo en el estomago, pero aun así sonreía y bromeaba al respecto, ocultándolo, porque no importaba como se sintiera no iba a cambiar lo evidente. Solo era una nimiedad mas.

Siempre había mostrado desprecio hacia su mundo y la jerarquía social que poseía, sentía ciegamente que nadie entendería su pena por nunca mas poder volver o que ningún foner mas fuese a pisar ese lugar. Uno donde solo estaban el y RR, con el que se veía muy de vez en cuando debido a la actitudes del pelirrojo que parecía mas enloquecido cada día, pero que era al fin de cuenta un anclaje por el simple hecho de estar ahí. No estaba enteramente solo y eso era hasta cierto punto, algo reconfortante. Todo esto solo era una de las tantas cosas que tenia encapsuladas, sin saber ni como hacerla desaparecer ni como expresarla, por el simple terror a perder lo único que aun sentía que le quedaba: Los lazos que había establecidos con sus compañeros cuando aun era cosechado.

Se sentía sumamente dependiente de eso, pendiente constantemente a eso, a que nada cambiase, que no le olvidaran...a no cambiar realmente para ellos. Mantenía inconscientemente su comportamiento en un estado invariable, ilusorio, pero que no cambiaba. Tenía miedo de enfadarse, tenía miedo de decir algo que no debía, de lograr enfadar a los demás, de que le ignorasen por algún motivo o a dejar de verlos. Le temía a la soledad mas que a nada, a la soledad y a no ser reconocido.

Y eso era lo que sus sueños mas poseían. Una eterna oscuridad con el como único personaje, donde únicamente escuchaba las palabras reconocibles de sus amigos que eran incapaces de recordarlo, de reconocerlo, siendo incapaz para el el llegar a ellos. Adoraba y odiaba su transformación por igual por ello, porque sabía con una aterradora certeza lo fácil que era que sus pesadillas se pudieran hacer realidad. Odiaba que las cosas cambiaran a su alrededor, mientras era el único que sentía miedo de hacerlo, de evolucionar en cualquier sentido, de expresarse. No era capaz, lo había intentado, pero no era capaz. El miedo a lo que podía hacer si lo hacia lo superaba.

No le había contado a nadie sus preocupaciones, nadie sabia de sus temores y el tampoco era capaz de mostrarlos físicamente. No se enfadaba, no lloraba, no explotaba sin mas. Y aquello poco a poco estaba ahogándolo haciendo que su personalidad se volviera mas agria y oscura, mas y mas falsa a cada instante, sin tener ya ni idea de como era realmente y que tan sincero era cuando hablaba.

Y lo peor era ser consciente de todo esto y no tener idea de como remediarlo, viéndose sin salida y opciones. Porque todo esto le era algo tan doloroso y que le hacia sentir tan inútil comparándolo al resto, que ni sabía como salir de ese pozo sin perder la cordura que se esforzaba con mantener. Se sentía al límite y eso le acongojaba ante lo que podría ocurrir cuando traspasara este.

Estar allí en la soledad de su habitación mientras todo eso lo consumía, no estaba siéndole tampoco de ayuda, empezaba a ahogarse. Quería irse algún lugar, pero no sabía a donde, pues de poco importaba donde estuviese, no exista ningún refugio para sus pensamientos ni para sus emociones. Ni siquiera el Abismo lo aguantaría en ese momento. 

Suspiró pesadamente, agotado de una y mil formas tras haberse pasado toda la tarde allí tumbado, se levantó de su cama para acercarse hacia el espejo de cuerpo entero que poseía. Este le devolvió la imagen de una figura demacrada de cabellos rubios y con profundas ojeras, con unos ojos dorados que no poseían casi brillo, sin ánimos ni fuerza para intentar lucir con su apariencia de 'rocavarancoles'

Sus manos habían dejado de ser suyas debido a su inestabilidad y habían pasado a ser aquellas que poseía su forma original, puros hilos trenzados, algo que últimamente pasaba a menudo. Las miró sin emoción alguna. Eran estos detalles que parecía tan tontos a simple vista los que mas mostraban que su estado mental y anímico no estaban bien. Empezaba a perder el control de su forma, igual a cuando apenas se convirtió en cambiante y no sabía como manejar aquello, con la diferencia que ahora si sabia pero no podía evitar igualmente que ocurriera. Era un retroceso, o tal vez la mas pura demostración física de que estaba hecho una mierda por dentro.

Las observó concentrado mientras volvían a la normalidad, una simples manos humanas tan falsas como lo era el mismo. Volvió su mirada de nuevo a su reflejo en el espejo.

-Deja de sonreír de esa forma -murmuró agrio, mientras se alejaba finalmente de aquel reflejo de si mismo que sonreía sin que hubiese notado aquello. Sus expresiones empezaban a volverse tan automáticas que ni el mismo era consciente de ellas y ninguna de ellas, era acorde a como se sentía realmente. Ese...no era el. << Como si supiera quien soy en realidad >> sus pies lo llevaron ante la puerta de su habitación. Suspiró de nuevo antes de salir y sentir como todo lo que lo consumía se refugiaba al fondo de el, donde ni el mismo pudiera exponerlo, como si fuese enjaulado y el no tuviese la llave. Cómo si huyera de se visto.

Y así, comenzaba un nuevo día para el, o mas bien tarde, saliendo de la mansión para dirigirse al pub para encontrarse con sus amigos, pues parecía que algo había pasado, para variar. No tenía mas detalles...y visto como estaban últimamente las cosas, estaba seguro que no iban a contarle algo bueno.

Sigue en  (ya lo pondre cuando sea menester)
Dal

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29/07/18, 01:15 am
Irdil despertó de un sueño agitado donde un trasgo lo perseguía. Despertó sin saber donde, aquel lugar no era el sótano donde había pasado el último mes. Echó un vistazo rápido a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en lo que parecía un salón, bien iluminado y limpio. Aquello era toda una novedad.

La ausencia de suciedad, bichos y la claustrofóbica presencia de un techo justo a dos centímetros de su cabeza le hizo pensar que estaba soñando. Pero no, sus sueños siempre eran los mismos desde hacía un mes.

Reparó entonces en el hombre que estaba sentado en una butaca cerca de una chimenea encendida. Aguzó el oído y lo oyó roncar ligeramente. Parecía más alto que él, pero tras el trasgo aquello no le parecía tanto.

Descubrió también una bandeja frente a él con un plato de comida y... ¿aquello era umbra?

El estómago del idrino rugió. Irdil sabía exactamente el tiempo que llevaba sin comer nada más sustancioso que un vaso de agua y pan duro. Y aún así se resistió a tocar nada de lo que había en el plato, con su suerte lo mínimo que podía esperar era droga o veneno. Prefería intentar escapar cuanto antes.

En silencio y todo lo sigiloso que pudo, se levantó del sofá donde había estado tumbado. Se dio cuenta en ese momento que toda la mugre que cubría su cuerpo había desaparecido, e incluso las ropas que llevaba puestas parecían nuevas.

Lo único de lo que estaba seguro es de que tenía que irse y las ropas no eran más que otro indicativo. Nadie daba nada gratis y menos en aquella inmunda ciudad.

Intentó abrir la puerta pero ésta no se abrió. Forcejeó con ella y, al borde de la desesperación, le dio una patada.

-Por favor, te agradecería que no rompieras el mobiliario. La casa no me ha costado precisamente poco - dijo tranquila una voz a sus espaldas.

Irdil hundió los hombros, ya no había escapatoria. Quizá si suplicaba por su vida y divertía al dueño de la casa éste lo dejase vivir un poco más. Se dio la vuelta cabizbajo y no se atrevió a mirar a la cara del hombre, no subió la mirada de sus pies.

-Veo que no has tocado la comida - Irdil esperaba un tono de reproche, o ira contenida. Pero en aquella voz sólo encontró amabilidad.- ¿No tienes hambre?

No contestó, su estómago lo hizo por él en cuanto pensó en la comida.

-Ah, claro - se autocontestó la voz.- Está frío, normal que no lo hayas comido. Perdona ahora te lo caliento. Lo cierto es que has tardado más en despertarte de lo que pensaba - continúo el hombre con toda la tranquilidad del mundo.

Sabiendo que no iba a poder escapar Irdil se dirigió de nuevo al sofá y se sentó con cuidado. Se sentó de tal forma que si el hombre le gritaba pudiese levantarse de inmediato, pero ese grito no llegó. En su lugar la comida comenzó a humear y el olor alcanzó las fosas nasales del nublino, cosa que lo hizo salivar.

-Adelante, ya puedes comer - por primera vez el idrino levantó la mirada y se fijó en el hombre que seguía sentado pero esta vez mirando hacia él. La sonrisa no le pasó desapercibida. Casi parecía que de verdad quisiera que comiese.

-Yo... no tengo hambre, señor - mintió. El antiguo él no lo habría hecho jamás, pero en un mes en las garras de un trasgo había cambiado por completo su perspectiva de las mentiras. Y más cuando de ello dependía tu vida.

-¿De veras? - preguntó él con una sonrisa en el rostro tras oír el nuevo rugido del estómago de Irdil.- No te preocupes, no le he hecho nada a la comida si es lo que piensas. Me ha costado lo mío rescatarte como para ahora hacerte algo malo. Y por favor, no me llames señor. Llámame Enredo.

<<En un enredo es en lo que estoy metido, sí>> pensó el idrino. Irdil valoró sus opciones, estaba claro que escapar no podía, luchar tampoco. Así pues... ¿por qué no darse un último capricho?

Dio un bocado a lo que tenía en el plato, y luego otro, y otro más. Y no paró de comer hasta que hubo dejado el plato limpio. No era comida de Idris, pero Enredo había usado sus especias así que sabía a casa. Una lágrima bajó solitaria por la cara del idrino.

-¿Qué debo hacer para pagarte? - preguntó receloso de lo que podía pedirle que hiciera.

No se le escapó la mirada de sorpresa de Enredo ni que después se echase a reír. <<¿Qué es tan gracioso?>>.

-¿Pagarme? No, no acepto pagos por una comida - repuso el brujo cuando acabó de reír.- Pero si insistes en hacerlo, ¿qué te parece si me dices tu nombre para saber como llamarte?

Era un precio irrisorio en comparación a la comida el que ponía Enredo.

-Irdil - dijo aún con recelos.

-Bien, Irdil - empezó el brujo.- Hasta ayer estabas preso por un trasgo, hoy eres un hombre libre.

La sorpresa y la incompresión hicieron acto de presencia en el rostro del idrino. <<¿Qué?>>.

-¿Qué quieres decir con eso? - preguntó.

-¿No es obvio? - repuso el brujo.- Estabas cautivo y yo te he rescatado.

Le contó entonces la historia. Irdil no podía dar crédito a las palabras del brujo. Se había enfrentado al trasgo y a un amigo suyo, había vencido, les había borrado la memoria y los había dejado libres.

-Pero ¿por qué? ¿Por qué dejarlos vivir? Son monstruos - el súbito estallido de ira sorprendió más al idrino que al brujo.- El mundo estaría mejor sin ellos.

-Estoy de acuerdo - reconoció Enredo.- Pero yo no mato, lo siento. Soy médico, no un asesino. Además haberlo hecho habría levantado sospechas en su círculo de amigos y no quiero problemas. Me arriesgué a salvarte a tí, no más.

-Entré en su casa con cuidado, rompiendo las pocas y básicas defensas que tenía. Entré esperando encontrar a más como tú pero eras el último. Así que estás muerto, ese trasgo te comió y ahora recibes una nueva vida. Tú decides qué hacer con ella - le explicó Enredo tranquilo.

-¿Qué opciones tengo? - preguntó el idrino con pesadumbre.- ¿Someterme a ti o la muerte?

-¿Someterte? - la pregunta salió sola por la sorpresa.- No seas tonto, no te he salvado para hacerte mi esclavo. Desde mi punto de vista tienes varias opciones: puedes quedarte en la ciudad, pero es casi como firmar tu sentencia de muerte, bien sea por otro transformado o por una alimaña. Puedes volver a casa, te borraré la memoria y ahí pueden pasar dos cosas. Vives tu vida con tranquilidad o vuelven a capturarte y a traerte aquí. Sería tener mala suerte, pero puede pasar - le dijo levantándose.

-Descansa un rato y piénsalo - pasó la mano por la puerta y se oyó un clic procedente de la cerradura.- Puedes quedarte tanto como necesites hasta que te decidas. Si necesitas ir al baño es la tercera puerta de la izquierda - Enredo salió de la sala y dejó la puerta abierta.

Irdil sin embargo no se movió. Las opciones estaban claras, él no sobreviviría en la ciudad por su cuenta. Y no se veía volviendo a Idris, máxime si volvían a capturarlo. Ésa vez no podría contar con la amabilidad de nadie.

Pasaron las horas e Irdil siguió pensando. ¿Podía confiar en Enredo? Quizá le había mentido. No, ¿qué ganaba mintiéndole?

El idrino no llegó a ninguna conclusión, ¿podría confiar en él? Irdil observó las cicatrices de su brazo, llevaban con él un tiempo aunque no sabría precisar cuanto. Más de un día y menos de un mes. <<Si quisiera hacerme daño ya lo habría hecho. Y la comida no me ha sentado mal. ¿De veras hay alguien bueno en este infierno?>>

Un rato después Enredo volvió con otra bandeja de comida y cenó con él. No lo obligó a hablar y el idrino lo agradeció.

-Enredo... - comenzó. El brujo levantó la mirada del libro que estaba leyendo y le prestó toda su atención.- ¿Podría quedarme aquí?

-¿En la ciudad? Tus posibilidades son bajas - le reconoció,- pero no serías el primer sin esencia que conozco viviendo por su cuenta.

-No, no en la ciudad. Me refería a esta casa - dijo tras un segundo de duda. Seguro que lo echaría con cajas destempladas.- No, no gratis - se apresuró a decir,- podría trabajar para ti, puedo limpiar, y ordenar.

Enredo parpadeó hizo unos gestos y los restos de comida desaparecieron de los platos.

-No te necesito para limpiar - comentó evaluándolo. Irdil agachó la cabeza decepcionado consigo mismo por no haber previsto aquella opción.- Sin embargo... si quieres trabajar se me ocurre algo. Llevo un tiempo buscando un ayudante, claro que tendría que formarte. Así no me sirves, no sabes nada de medicina ¿verdad?

El idrino negó con la cabeza pero rápidamente se lanzó a hablar.

-Pero aprendo rápido, podrías enseñarme. Prometo no estorbar mucho - su tono era de súplica.

Enredo asintió y dejó el libro sobre la mesa.

-Tendrás que dormir aquí de momento - dijo resolutivo.- Tengo una habitación de invitados pero sólo tiene lo más básico. Llamaré a un conocido para hacerte una habitación para ti.

Lágrimas nublaron la vista del idrino.

-Gracias, gracias - dijo y lo repitió varias veces.

-Vale, vale - respondió tratando de tranquilizar al chico.- ¿Te parece que te enseñe la casa?

Irdil asintió entusiasmado y siguió al brujo por el lugar. Era seguro, de momento eso le valía a Irdil. Cualquier cosa menos la posibilidad de morir.
Evanna

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11/08/18, 03:31 pm
(Meses antes de la luna, tras la muerte de RR)

Entró a la clínica como un huracán dando un sonoro portazo como si intentase poner un muro de por medio entre el exterior y el. Respirando entrecortadamente y con manos temblorosas, casi ya no era capaz de mantener su camuflaje que empezaba a deshacerse como si se tratara de una serpiente perdiendo su muda. Ni siquiera se preocupó si Enredo estaría en la casa, o si habría algún paciente en la sala de camillas al que acababa de despertar por el portazo. Tan solo se dirigió hacia las escaleras hacia su habitación con los nervios tan exaltados que no sabia que hacer con todo lo que estaba sintiendo. Confusión, miedo, ansiedad, sentía que iba a colapsar en cualquier momento. Sus pesadillas estaban haciéndose realidad

<< No, no...no puede estar pasando esto...no mierda, van a pensar que estoy loco...no lo estoy...NO LO ESTOY >> pensaba alterado totalmente fuera de si, con las palabras de Shizel sobre la muerte de RR aun pulsando en su cabeza y alimentando por momentos su ansiedad.

La imagen que se encontró apenas entro en su habitación le alteró aun mas. Aquel espejo de cuerpo entero que le devolvía la mirada le horrorizo, robandole el escaso aliento que le quedaba. Allí no se encontraba el reflejo del foner, tampoco el reflejo de Dédalo, sino que allí solo se encontraba aquel muñeco hilado con parches sin sentido de lo que se esforzaba por mantener, como un representación gráfica del estado mental de su dueño. El reflejo se llevo las mano temblorosas a la cara tocando aquel rostro desarticulado, tacto que ni siquiera percibió, carente de cualquier rastro de expresividad, que era incapaz de transmitir las emociones sentidas por el cambiante.

Solo uno de sus ojo dorados se mantenía, solo parches de cabello rubio dejaban a relucir parte del camuflaje perdido.

No pudo aguantar mas su reflejo...con rabia, con frustración, incapaz de manejar absolutamente nada y queriendo eliminar esa imagen suya, se lanzo contra el espejo. Lo golpeó con fuerzas con sus manos desnudas hasta que este se quebró, dañando sus manos y su rostro, dejando pequeños pero profundos regueros de sangre blanca deslizando por sus manos y rostro hasta el suelo. No le importó, no era capaz de sentir dolor, de sentir el tacto de sus manos contra el cristal, o tan siquiera de notar su cuerpo perdiendo las fuerza y acabar arrodillado frente al espejo quebrado, dañándose aun mas con los cristales del suelo. Era un mero cuerpo respirando por puro instinto.

Incapaz incluso de sentir como las lagrimas de frustración y de soledad caían por sus ojos, tanto de aquel ojo vacío y sin vida del cambiante..como por el del dorado sin brillo del foner.

Estaba finalmente solo. No mas F.O.N.E.R.A, no mas RR, no mas DL...fuese este quien fuese en realidad. Allí solo quedaba un cambiante roto.
Dal
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14/08/18, 12:00 am
Enredo se hallaba acostado en su hamaca de enredaderas leyendo un denso tratado sobre anatomía, concretamente anatomía ammut, cuando oyó fuertes golpes desde una habitación cercana.

Parecía que Dédalo había vuelto a casa. Contento por el regreso de su amigo Enredo se levantó y salió al pasillo, justo a tiempo para oír cristales rompiéndose desde la habitación del cambiante.

Alarmado aceleró el paso y se plantó en su puerta.

-Dédalo, ¿estás bien? - preguntó desde fuera sin atreverse a irrumpir en la intimidad del cambiante.

_________________________________________

Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Evanna
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Armas :

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14/08/18, 07:14 pm
La voz de Enredo apenas traspaso la bruma que eran los pensamientos del cambiante y su respuesta a esa voz preocupada fue tan errática como todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Quería que se fuera y lo dejase en paz, tenía miedo de lo viera en ese estado vulnerable, no quería su lastima, pero tampoco quería seguir estando solo entre aquellas cuatro paredes que sentía como refugio y prisión. Lo que quería y lo que no se contrarrestaban entre si y sus acciones y palabras, resultaban igual de confusas. Como sino fuese capaz de decidirse a decir lo que realmente sentía o no.

Sentía que la cabeza le iba a estallar, incluso sino sentía dolor alguno la confusión que sentía por dentro era tal quera incapaz de serenarse. Sin poder dejar de llorar, se cubrió el rostro con las manos, escuchando el latido de su corazón en sus oídos, su respiración tan errática y alterada que la habitación parecía hacerse mas y mas pequeña con cada inspiración, ahogándolo.

-Estoy bien... no, no...lo estoy...-las palabras salían a erráticas en un voz que no le era conocida, incapaz de frenarlas, incapaz de ponerse de acuerdo consigo mismo. Ya no era solos su aspecto físico indefinible, todo el estaba volviéndose de esa forma, sus pensamientos, su voz. Estaba solo, no tenía a nada a lo que anclarse y su ansiedad estaba comiéndoselo vivo alimentado por sus pesadillas y temores- ¡Dejame en paz, Enredo! ¡vete!...-grito de pronto con exaltación con un voz ronca y grave, que parecía ir variando su tono a cada silaba. Podía escuchar aun las palabras de Shizel en su cabeza, podía ver su reflejo en los trozos de espejo quebrados a sus pies mostrandole lo que era realmente, recordaba sus pesadillas...

No quería que Enredo lo viera así, que lo viera de esa forma, no quería que entrara, no quería quedarse mas solo aun. No quería que lo tomasen por loco. No sabía que mas hacer...

-¡Es...espera! -de nuevo sus emociones hablaron por él, irracionales y sin sentido, llevándole la contra a su dueño, incapaz de contener nada ni de rendirse totalmente a la angustia- Lo siento, Enredo...no...no quería gritarte...lo siento...-añadió casi sin voz, respirando cada vez con mas dificultad.

_________________________________________

Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad

Spoiler:
Dal
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Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.

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15/08/18, 04:52 pm
El brujo esperó en la puerta concentrado en los sonidos más allá de ésta. Las palabras del foner le pusieron en alerta y su grito lo dejó allí plantado, planteándose abrir la puerta o, si la tenía cerrada a cal y canto, derribarla. Ya pagaría una nueva, su amigo era prioridad.

No le gustaba la voz del cambiante, algo iba mal y Enredo rebuscó en su conocimiento sobre aquella transformación, que no era poco después de años de convivir con uno. ¿Le estaba dando un ataque de identidad? ¿Lo habría desencadenado un shock o era fruto del tiempo? El médico no creía que fuese cosa del tiempo, Dédalo era bastante joven como cambiante. Pero el brujo no sabía si alguna cosa externa había ayudado a acelerar el proceso.

-No tienes que disculparte - le dijo a través de la madera.- ¿Por qué no respiras hondo, te recompones un poco, abres la puerta y bajamos a la cocina? Te prepararé una infusión que te sentará bien. ¿Qué me dices? - el brujo trató de imprimir toda la calma que pudo a su voz y esperaba que el foner aceptase.

Enredo podía echarle una poción en el té, algo que le ayudase a calmarse. Pero para eso el cambiante tenía que dejarse ayudar.

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Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Evanna
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17/08/18, 11:17 pm
¿Salir de aquella forma? ¿En ese estado? No, no podía hacerlo, ni siquiera era DL con quien estaba hablando, ni con Dédalo, tan solo estaba hablando con una conjunto de hilos que formaba una apariencia humanoide, nada mas que eso. No tenia rostro, ni voz propia.

En ese estado había acabado a causa de la noticia de RR... no, no solo por ella, eso había sido mas bien el detonante para que todo lo que llevaba tanto tiempo eclipsado en su interior encontrase la forma de salir. Y ahora no sabía como sobrellevarlo. La falta de aire no le dejaba tampoco pensar con claridad, realmente sentía como las paredes de su habitación parecían cerrarse mas y mas en torno a a el,

No quería salir para no mostrarse en estado, pero tampoco se sentía seguro en esos momento en su habitación, que sentía como una prisión, una sepultura casi si seguía respirando de aquella forma cada vez mas y mas dificultosa. Era una real contradicción. Se sentía aterrado, su instinto de preservación, que le avisaba que o tomaba un poco de aire o iba a acabar mal, tenía una lucha sin cuartel con sus miedos, y ninguno parecía dar tregua.

Las palabras de Enredo volvieron a repetirse en su cabeza y a pesar de la confusión intento hacerle caso y respirar hondo, pero el aire estaba demasiado cargado, el espacio era demasiado pequeño. O así lo sentía. Se llevo las manos a la cabeza de nuevo ansioso y temblando aun se levantó torpemente del suelo, como si alguien aparte de el mismo estuviera moviendo cada uno de sus miembros cual marioneta desarticulada, y dejando un pequeño reguero de sangre tras el por las cortes de los cristales del espejo, se acercó a la puerta. Su instinto de preservación parecía haber ganado aquella batalla por el momento.

Miró la puerta por largos segundos que parecieron minutos, indeciso, mientras tomaba con inquietud el pomo. No abrió, de nuevo su mente fue bombardeada por preguntas y temores que lograron de nuevo aumentar el ritmo de sus latidos y su ansiedad. Daba igual si de algunas ya sabía las respuestas, en su estado actual todos los temores se le volvían en contra como un virus que intentaba acabar con su juicio. ¿Enredo pondría mala cara al verlo? ¿Podría volver a la normalidad de nuevo?¿Quien era...DL, Dédalo,un simple foner...o nada?

Las sienes le punzaron dolorosamente, sintiendo su cuerpo empezar de nuevo a cambiar al ritmo de sus frenético pensamientos que no sabía que forma tomar. Nuevos parches de cabellos, esta vez blancos se mezclaron con los que ya había rubios cual escabrosos injertos y unos parches de piel verdosa, aquella que poseía cuando era Dédalo, marcaron zonas de su cuerpo como si hubieran sido cortadas del cuerpo original e implantadas en el cambiante. Iba pareciendo mas y mas a cada instante, como un monstruo que tomaba trozos de partes de algo mas, de el mismo.

La puerta, aun así, seguía cerrada frente a el, podía sentir a Enredo tras ella, esperando su respuesta o que abriera. Mordiéndose el labio inferior, aunque en si careciera de uno, apoyo su cabeza contra el marco e la puerta, cerrando sus ojos desiguales, con los nervios comiéndoselo vivo. Aun con la mano sobre el pomo de la puerta, se separo un poco de esta finalmente, juntando el escaso valor y fuerza de voluntad que le quedaba, para abrir la puerta y mostrarse ante Enredo sin siquiera ser capaz de mirarle a la cara. Sus manos comenzaron a temblaren cuanto se sintió frente a los ojos de alguien mas. Se sentía inspeccionado de pies a cabeza, frágil y desprotegido.

Quería refugiarse de nuevo en la habitación, incluso aunque eso le dejase sin aire.

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28/08/18, 07:03 pm
Enredo esperó tras la puerta cerrada de la habitación de su amigo. No podía decir que estuviese tranquilo, habría mentido enormemente. Sin embargo mantuvo sus nervios bajo control y escondió sus sentimientos tras una máscara de tranquilidad. Haber convivido tanto con Shiz de algo tenía que valer. Si Dédalo le notaba intranquilo era posible que se encerrase más sobre sí mismo, cosa que ahora no le convenía.

Esperó hasta que oyó actividad justo detrás de la puerta. Cuando ésta se abrió Enredo no prestó atención al físico de su amigo, hacía ya tiempo que no veía el cuerpo del cambiante. Era él, eso le valía. En su lugar se adelantó para darle un fuerte abrazo.

-Todo irá a mejor - le dijo tratando de animarlo.- ¿Bajamos, preparo algo y me cuentas? - preguntó tras soltarlo.

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25/10/18, 06:17 pm
Se sentía incomodo, no sabiendo que esperarse cuando Enredo lo viera, pero el brujo superó cualquier tipo de expectativas de acciones que hubiese podido creer que tendría. No se mostró alterado o sorprendido por su estado, únicamente le abrazo, provocando que el cambiante levantase un poco la cabeza confundido y fuese sacado de golpe de aquella desazón que le instaba a volver a encerrarse en la habitación. Tembló, incomodo aun así, eso de ser tocado bajo su verdadera forma le hacia sentir especialmente desprotegido y era una sensación extraña que no podía controlar, era un mero instinto de salvaguarda, incluso si sabia que no estaba en peligro frente a Enredo.

Más, pese a la incomodidad inherente que eso le daba, el abrazo del brujo ayudo a calmar un poco de su ansiedad, lo suficiente para dejar escapar el aire contenido en sus pulmones y tomar aquel menos cargado del pasillo, mezclando con el olor natural herbal del brujo. Su falta total de alteración por su estado, su propia calma, funcionó como una especie de calmante para el nervioso cambiante, como si fuese hasta cierto punto, contagioso.

Intento creer en las palabras de animo de Enredo, pero ciertamente no sabia como podían mejorar la cosas, sus pensamientos no hallaban ningún camino.

-Uhm...esta bien- su voz estaba cargada de dudas y de aquellos matices extraños que no le hacían sentir que fuese completamente suya. ¿Serviría de algo contarle? No lo sabia, pero sentía que si volvía a encerrarse en su habitación, ya no seria capaz de volver a salir. Restregó sus manos entre si, no sintiendo prácticamente el tacto entre ellas, como no había podido sentir realmente el abrazo del brujo pese a saber que lo abrazaba, como tampoco sintió el dolor de los cristales contra su cuerpo o el pomo sobre su palma cuando abrió, invirtiendo mas fuerza de la necesaria al hacerlo. No lograba que aquello que sentía con su sentido del tacto llegase totalmente a su cerebro, en apenas un flujo intermitente, como si algún cable fallase dentro suya o hubiese una mala conexión.

Aun así lo acompañó en un silencio inusitado para el, casi en automático, que para quien lo conociera o mínimo creyera hacerlo sería especialmente extraño. ¿Podían la gente llegar a conocerte cuando tu no lo hacías? No estaba muy seguro de ello.

No tardaron demasiado en llegar a la cocina, cerrada a todos los paciente salvo para ambos, toco con su mano el borde de la silla, con sus ojos viendo claramente como la sujetaban pero no siendo esto transmitido a través de su mano. Tomó asiento repentinamente tranquilo, o mas concretamente espaciado del momento, sus pensamientos moviéndose a mucha mas velocidad de lo que lo hacia sus movimientos o gestos.

-RR a muerto...Shizel lo encontró siendo devorado por sus ratas -fueron las primeras palabras que logro articular entre el caos que era su mente, sin saber siquiera si en medio de todo eso, el brujo había llegado a preguntarle algo.

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25/10/18, 11:32 pm
Enredo acompañó a Dédalo escaleras abajo hasta llegar a la cocina. Aquel silencio era impropio de su amigo, quien solía hablar hasta con las paredes y siempre con mucho ánimo. El brujo sabía que al cambiante le pasaba algo como quién ve el sol en el cielo y sabe que es de día. Sólo esperaba poder ayudarlo en algo.

Dejó que se sentara sin pronunciar palabra. Puso agua en una tetera y con un hechizo puso el agua a hervir rápidamente, cuando estuvo caliente cogió un tarro que tenía en la encimera y vertió algo de su contenido dentro. Seguro que aquella infusión calmante ayudaría.

Sirvió dos tazas y puso una delante de su amigo esperando a que éste hablase. Cuando por fin lo hizo al brujo se le rompió el alma. Nunca le había caído bien RR, ni como cosechado ni como brujo, pero era el ancla de Dédalo a su mundo. Eran los únicos foner de Rocavarancolia y ahora Dédalo estaba sólo.

-Siento mucho oír eso - le transmitió a su amigo tratando de que no notase su voz afectada. Necesitaba ser el ancla que mantuviese allí al cambiante. Guardó un minuto de silencio y dio un trago a la taza antes de preguntar.- ¿Hay más?

Quizá aquello fuera todo, pero el brujo necesitaba asegurarse.

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26/10/18, 02:55 am
El cambiante observo la taza que Enredo coloco frente a el con aire semi ausente, rodeándolo con sus manos que seguían mantenido aquella forma hilada, sin huesos, sin piel. El té estaba caliente porque así el humo lo indicaba, peor esto no se  transmitía a su cuerpo. Podría estar quemándose las manos y no saberlo.

Eran vagos pensamientos que circulaban por su mente entre tantos otros, algunos mas banales y sin sentido y otros mas preocupantes, sin orden ni concierto. No levantó la vista del té antes las palabras de Enredo, tampoco bebió, temía realmente que se le cayese con su sentido del tacto medio anulado como estaba. Respiro hondo, captando el suave y dulce aroma del té que logro calmar por un instante sus sentidos. ”Algo mas”. Demasiadas cosas, algunas de las que ni siquiera era consciente aun, pero que se encontraban ahí, bajo todas aquellas capaz que lo mantenían en aquel estado sin control sobre el mismo.

-No se...supongo que si...son muchas cosas...es demasiado ridículo, no.. tal vez solo estoy exagerando – respondió de forma ligeramente errática y nerviosa, porque conocía el parte el porque se sentía así, pero pensaba que decirlo en voz alta sonaría ridículo e inútil. ¿Como abrirse a alguien? ¿Como expresaba uno lo que le agobiaba y dañaba cuando llevaba tanto escondiéndolo todo, al punto que no sabía ni como digerirlo? ¿Como decías que no sabias exactamente quien o como eras realmente? Era de locos y no quería ser tratado como uno. Como un cambiante que había perdido la cabeza. Alguien como Yip.

Se mordió de nuevo el labio inferior de forma consciente, intentando no acabar sometido de nuevo ante la ansiedad, se forzó a levantar la taza de te, viendo tambalearse esta entre sus manos, por no tener claro si estaba sujetándolo muy flojo o muy fuerte. Fuese como fuese consiguió llevarla a su labios y bebió. Y casi, por un estúpido instante, sintió ganas de llorar cuando sintió el calor del liquido y dulce sabor sobre su lengua.

Aquello era tan ridículo, sobrecogerse de pronto por tan poco. Pero era como una pista o un pequeño indicio, de que no había perdido el total control de su cuerpo. Por leve que fuera.

-Enredo- dijo llamando tras un largo minuto de silencio, antes de bajar de nuevo de forma algo mas firme la taza a su lugar, sin dejar de rodeara con ambas manos, buscando poner en orden sus ideas- Va a sonar estúpido y loco pero...¿sabes quien soy? ¿como soy realmente?- pregunto sin saber como expresar como se sentía y lo que inundaba todos sus pensamientos, todos su cuerpo en general- Porque yo no lo se...me olvide...no se cuanto de lo que veis, es mi yo real...y cuanto es algo creado solo para encajar con el resto para no quedarme atrás, para que sigáis reconociéndome por ser...por ser yo, sea quien sea. Para ser parte de algo – murmuro con un voz cada vez mas suave y rota, como si a pesar de que su dueño no era capaz de controlarla esta se viera influenciada de todas formas por sus emociones. No esperaba que le respondiera ni que le diera una solución, pues sabía no la tenía, simplemente quería soltarlo, de alguna forma incluso si parecía carente de sentido

-RR murió, el portal ya no existe... y yo me estoy volviendo loco...- murmuro mostrando una leve sonrisa desganada, sarcástica y sin ánimos, asumiendo en voz alta lo que no era capaz de asumir en sus pensamientos. Por una vez sonriendo realmente por como se sentía y no con una careta para encajar.


Última edición por Evanna el 12/12/18, 10:29 pm, editado 1 vez

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28/11/18, 05:24 pm
Enredo esperó pacientemente, estaba claro que había más. Mucho más de lo que él pensaba. Aprovechó el tiempo que le dio su amigo para mentalizarse de que aquello iba a ser más complicado de lo que inicialmente creyó que sería.

Y efectivamente el cambiante dejó caer la bomba. Crisis de identidad, aquello no era tan raro en alguien con aquella transformación. Además la locura solía acompañarlo. Como médico Enredo podía saber aquello de forma teórica pero nunca lo había visto en persona.

Con un suspiro el brujo se levantó de la silla y se acercó a su amigo, se arrodilló a su lado para que no tuviese que alzar la mirada y puso una mano sobre las suyas.

-Yo no sé quién eres para ti, Dédalo. Sé quién eres para mí. Eres mi amigo, mi compañero de casa y si me apuras un poco te diría que eres familia - le dijo con voz solemne.- Apenas te conocí antes de la Luna, pero da igual que forma tomes, siempre serás mi amigo.

-Si quieres una recomendación quizá deberías pensar en cómo te sientes mejor siendo tú, sin pensar si encajarás con los demás o no. Y espero que sepas que sea lo que sea ésta siempre será tu casa - expresó a su amigo.- No te estás volviendo loco. Y por si remota casualidad eso llegara a pasar tienes un amigo médico que puede ayudarte con eso - comentó esbozando una ligera sonrisa.

-Lo de RR es una lástima, lo de tu mundo es vergonzoso. Pero en vez de pensar en lo que ya no tienes deberías centrarte en lo que aún te queda - le dijo.- Yo te ayudaré como pueda y en lo que pueda, sólo tienes que pedirme ayuda. A mí o a cualquiera de tus amigos.

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13/12/18, 12:23 am
Escucho los pasos de Enredo al levantarse de la silla, mas no levanto apenas la vista cuando este se le acerco, medio arrodillándose frente a el para que sus ojos se encontrasen. Aquel gesto le incomodo un poco y no son supo realmente porque.¿Tal vez por se sentía enormemente frágil en ese momento? No era que tuviese miedo de Enredo. No era eso, era mas bien algo mas visceral, pues sus malas mañas seguían presentes.

Ver la preocupación en la mirada ajena, pues Enredo era trasparente en ese sentido, le hizo sentir desgraciado. Siempre había antepuesto las emociones ajenas a las propias, con la ilusa creencia que si el resto estaba bien, el también lo estaría, dejando tras el como se sintiera realmente, relegándolo a ese agujero oscuro que ahora estaba tragando. Y aun ahora, en el limite y roto, seguía incomodandole profundamente el provocar preocupación a otros por algo que solo era culpa suya.

Lo demás no deberían sufrir por su incapacidad, ni arreglar sus problemas. No podía evitar los pensamientos negativos que inundaba su mente, instándole a cree que contra mas molestia fuera antes Enredo y cualquiera que se le acercara, se terminarían cansando de el. Sabia, aun así..muy en fondo, que eso no era algo racional ¿pero como evitabas tener esa clase de oscuras palabras inundando cada rincón de tu mente como un virus?

Las suaves y solmenes palabras de Enredo y la visión de su mano sobre la suya, fueron los que le volvieron al presente, de ese oscuro lugar en su mente, que por segundos se lo había tragado. Dédalo, le devolvió una mirada desigual a Enredo, no queriendo escuchar solo con sus oídos, sino también con su mirada. Intentando de un modo desesperado desmentir las palabras negativas de su mente.

Las palabras de Enredo estaban cargada de un sinceridad sobrecogedora, carente de matices extraños que pudieran hacer a su pensamientos de su veracidad. Amigos, compañeros, ¿familia? Esa simple palabra inundo por un momento su mente, mientras los ojos de Dédalo brillaron con cuestionamiento y dudas. Hacia tiempo que había dejado atrás...algunas de las concepciones de ese termino entre lo suyos, pero aun así escuchar eso, incluyéndolo a el, era aun así sobrecogedor de un forma casi ansiosa. Era formar parte de algo.

-¿Familia, eh? Es extraño...hace tiempo habría sentido asco por verme involucrado en algo así- susurro Dédalo con un tono ta pausado e inmerso que casi parecía esta en dos lados al mismo tiempo, en su recuerdos y al mismo tiempo en el presente-Verme ahora...tan dependiente de todos ustedes, de lo que opinéis de mi...de vuestro aprecio. No me reconozco- admitió Dédalo negando suavemente con la cabeza.¿Cuando se había vuelto así? ¿Cuando había dejado de pensar en si mismo por poner siempre a los demás por delante? ¿Cuando había dejado de poder vivir con una cierta independencia...a volverse prácticamente alguien necesitado de que supieran que existía? No lo sabia, no sabia porque había cambiado...o si en el fondo siempre fue así.

Las palabras de Enredo hacían mella, para bien o para mal, pero lo hacían, llenaban su mente de preguntas que aun no sabia responder, pero que tenían un fin. Preguntas que intentaban buscar un camino para encontrarse a el mismo.

-No, no lo se...como quiero ser, hay demasiadas cosas que no me gustan de mi mismo....que casi ni se cuales si me gustan. O si hay algo tan siquiera...-murmuro con duda, ¿como quería ser? No tenia ni idea, sabia que cosas malas tenia, pero eran tantas que resultaba difícil nombrarlas todas. No quería ser como todo lo malo que existía en el, era lo único que tenia claro. Eso y que no quería perderse, le causaba tanto o mas terror que el quedarse solo.

Dédalo aun escuchando las palabras de Enredo, le devolvió de nuevo la mirada posando su otra mano sobre la de Enredo. No era capaz de sentir su tanto, mas si por un momento pudo notar el calor de esta en su palma. Sus sentidos seguían funcionando mal...pero ahí estaban intentando luchar contra el mismo por mostrar su existencia.

-Me quedáis vosotros....y este maltrecho cuerpo y esta enferma mente. - dijo Dédalo con cierta sinceridad llena de apatía. Había tantas cosas mal en el...tantas y tan profundas. No solo era lo de RR, lo de F.O.N.E.R.A eran muchas arraigadas y sepultadas, que había provocado raíces que necesitaba sacar de algún modo.

No sabia como hacerlo, no tenia ni idea de si habría solución siquiera, solo sabia claro una cosa. No podría hacerlo allí, en la ciudad. No con las pesadillas que cada noche, como un bestia hambrienta robaban un poco mas de su energía, de sus ganas de luchar contra lo que sentía y de su cordura.

-Estoy enfermo Enredo....soy consciente de ello...lo estoy desde hace tanto, que no puedo recordarlo-Miro sus manos insensibles que luchaban por trasmitirle el calor de la manos del brujo, tercas, tozudas, como el siempre lo había sido con todo. Hasta para ocultarse de cara a los demás y eso le había pasado factura. Estaba al borde. Lo de RR solo había sido el ultimo golpe que faltaba para destruir la frágil mascara llena de grietas- Pensaba....que sonriendo....riendo, bromeando, a pesar de no sentirme así...no os preocuparía  y encajaría, y si me centraba en mi trabajo, todo pasaría solo. Termine creyendomelo tanto....que me olvide lo que había debajo de lo que mostraba...- Susurro, inclinando su cuerpo contra el de Enredo posando su frente sobre la del brujo, sonrió con tristeza, tan profunda y sincera como nunca se había preocupado por dejarlo salir

- No se...quien soy....ni como deseo ser...y me asusta descubrirlo- admitió con un temblor incontrolable de su cuerpo- Pero enloqueceré...si sigo así....lo se...puedo sentirlo, mi mente siento devorada por mi propios pensamientos...da miedo, realmente da mucho miedo- admitió con voz temblorosa, apretó lo dientes, apretó sus manos y abrió lentamente los ojos para posarlos sobre de Enredo con una mezcla de terror y certeza- Aquí...no me curare...esta ciudad, me esta envenenando aun mas. Tendré...-trago saliva con dificultad, porque toda la situación estaba acabando con sus nervios pese a que por el momento los mantenía bajo control- Tendré que irme un tiempo.

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09/01/19, 10:10 pm
-Todos dependemos de otras personas fe vez en cuando. Todos nos apoyamos en otros cuando las cosas nos van mal. Ya sea en amigos o en familia - le dijo al cambiante con tranquilidad.

Enredo no se movió del lado de su amigo mientras hablaba, el contacto físico podía ser beneficioso para el ánimo de Dédalo.

-¿Y por qué no empiezas por lo más pequeño? Por ejemplo qué cosas te gustan comer, o beber, o cosas que te entretengan en momentos de aburrimiento. De esas cosas pequeñas puedes avanzar a las más grandes - propuso el brujo.

- No tienes que complacernos a los demás para que te aceptemos. Cuando algo te haga gracia ríe, cuando algo te siente mal, dilo. Si necesitas llorar, llora. Y si alguna vez me necesitas sabes que me tienes aquí para lo que sea.

- No, no puedes quedarte. Cógete unas vacaciones en otro mundo - afirmó a sus palabras.- Y cuando puedas volver, vuelve. Esta casa seguirá aquí esperando por ti

Ese momento fue el elegido por Sombra para frotarse contra las piernas del cambiante.

-Creo que Sombra opina igual, y estoy seguro de que Wyck también querría que tío Dédalo volviera.

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01/02/19, 02:37 pm
Revelarle esas cosas, su sentir, su confusión real a alguien le era realmente difícil, sentía que con cada palabra que dijera ponía mas peso sobre los hombros de Enredo. Pero de igual forma sentía que si seguía callandoselo se envenenaría y seria incapaz de salir de ese agujero negro que parecía devorar su cordura y emociones lentamente.

Aun así la voz de Enredo tranquilizadora, reconfortante y cercana lo mantenía ese ese punto critico de estabilidad donde lo miedos y nervios seguían latentes, pero aun bajo control. El suficiente para sentirse un poco mas estable, un poco mas racional sobre lo que tenía que hacer, sobre lo que necesitaba hacer, incluso sino sabía muy bien como lograrlo.

Enredo intentaba ayudarle, darle pistas mezcladas con consejos y Dédalo no dudó en tomarlas. ¿Como nunca había caído en eso? Nunca se ha preocupado por lo que le gustaba o disgustaba, nunca se había dado el tiempo de ahondar en sus gustos o en lo que le desagradaba. Conocía bien sus fobias, pero no hacía lo mismo con lo que le gustaba. Si alguien le preguntaba cual era su comida favorita, o que le gustaba hacer en su tiempo libre, algo tan sencillo, seguramente no tendría respuestas. Resultaba realmente triste darse cuenta de cuan superficial era su personalidad, carente de matices y profundidad, como si hubiese sido creada por un niño apenas nacido que poco conocía de su entorno. Un mascara realmente frágil, apunto de quebrarse y que había mantenido por puro miedo de ahondar mas en lo que había bajo esta.

Lamentaba la muerte de RR, pero aun mas lamentaba lo que se había llevado con el al morir. Y se sentía egoísta por ello, de alguna forma. Un largo suspiro cansado e incomodo salio de su boca, mirando con sus ojos desiguales a Enredo.

-Cosas que me gustan...a mi también gustaría saberlo- aseguró. Empezar por cosas pequeñas, no sonaba tan difícil de conseguir, incluso si le parecía un proceso lento...no tenia nada que perder, ya su cordura estaba en un punto de quiebre. Sonrió ante las palabras de Enredo, una apenas sonrisa desganada. Lo ponía tan fácil, llorar cuando necesitas llorar y reír cuando necesitas reír, expresar tus emociones, deseos y miedos sin temor a no gustar a otros por ello. ¿Como hacia eso? Su primer contacto con una realidad diferente donde podrías expresarte como desearas, fue al llegar a la ciudad, antes de eso, cualquier muestra de emoción, de deseo, de sentirse diferente al resto o de pensar diferente, debía mantenerlo escondido bajo capas y capas de mascaras para no llamar la atención.

Porque no podía hablar libremente con otros en F.ON.E.R.A de todo lo que quisiera sin que por ello lo juzgaran debido a la casta a la que pertenencia, porque su única compañía real fue un maldito robot carente de sentimientos. Y esa forma de vivir durante sus años en F.O.N.E.R.A se había mantenido en el durante toda su cosecha, durante todo su tiempo de cambiante porque era lo habían inculcado. Daba igual cuanto tiempo llevase en la ciudad, intentar esconderlo no le había funcionado. ¿Quien le decía entonces que no había sido falso siempre? No solo tras transformarse, sino mucho antes de eso. Pensar que nunca realmente había sabido como era realmente resultaba aterrador.

Eran muchas cosas, realmente tantas cosas que tenia guardadas y nunca dijo o simplemente no sabia que existían que se sentía oprimido. ¿Podría, como decía Enredo llegar a ser alguien normal que simplemente se expresaba sin acabar en una crisis? Realmente le gustaría saberlo.

-Mi cabeza va a estallar...pero creo que entiendo lo que me quieres decir y se...que aquí no voy a lograr encontrarlo, no con esas pesadillas que parecen querer devorarme- susurro Dédalo mientras se alejaba un poco de Enredo y posaba su mirada en Sombra, al que no había notando restregrarse contra el si Enredo no lo hubiera mencionado-Antes....de pisar esta ciudad, no sabía lo que era tener un lazo real con alguien, fuese cual fuese el tipo...saber que realmente pude hacer uno tan fuerte como el de la amistad aun sin saber como, me resulta sorprendente de alguna modo- aseguro Dédalo levantando un poco la vista al verle, aun sintiendo la desazón en su cuerpo haciéndole compañía a incomodidad, aun así parecía haberse calmado por el momento, incluso si aun no podía recuperar el control de su cuerpo-No necesitas hacer nada Enredo...solo gracias por estar aquí y escucharme, sin mas, es suficiente...-aceptó realmente sintiéndolo, realmente podía decir en ese momento que la emoción que sentía, que esa congoja que sentía en boca del estomago era real y genuino, no una mascara ni un intento de congraciarse, ni un forma de calmarlo. Realmente sentía de forma genuina agradecimiento real por su compañía y por que el brujo lo apreciara.

Seguía teniendo las emociones de un niño que no había sido capaz realmente de construirlas, de formarlas y acostumbrarse a ellas, y habiéndola mantenido siempre bajo llaves, ver como se iba a exponiendo de pronto, de golpe, junto con todos ese pensamientos que inundaba su mente lo habían colapsado de mas de una forma. Tendría que aprender a no esconder sus emociones y pensamientos...sino reconocerlas como propias, sin temor...solo así, esperaba a averiguar quien era realmente el mismo.

-Me asegurare de volver...-añadió Dédalo, lentamente alzando el frágil cuerpo de Sombra con cuidado para ponerlo en su regazo, acariciándolo y sonriendo ligeramente con un suerte de emoción al sentir la suavidad de su pelaje contra sus dedos. Claramente, sin dudas- Así que tu y Wyck...cuidad de Enredo y de mi cuarto en mi ausencia ¿de acuerdo? -pidió acariciado la cabeza del animal, como si este realmente le fuese a comprender, escuchándolo ronronear suavemente contra el, sin tenerlo ningún miedo pese a su extraña apariencia.

Más, cuando vio que el suave pelaje oscuro de Sombra empezaba a mancharse un liquido blanquecino fue que se percato de sus heridas de nuevo. Aquellas que aun cubrían sus manos y piernas, casi invisible en su cuerpo hilachado al ser su sangre del mismo color que el resto de su cuerpo, y que al no sentir dolor en su totalidad durante ese tiempo, había olvidado por completo. Miro su mano, viendo alguno pequeños cristales incrustados en sus nudillos. Por suerte Sombra no se había herido al cogerlo.

>>-Me estoy desangrando muy lentamente y no me estoy dando ni cuenta- comento con una ligera risa mezcla de sorpresa y temor por como el descuido total del control de su cuerpo podía llevarlo incluso a eso. Mas respiro hondo buscando no alterarse de nuevo, pues las heridas no era siquiera demasiado profunda ni peligrosas, era simplemente la impresión de haberse apenas percatado de aquello ahora, tras haberse herido a si mismo hacia un buen rato.

Con cuidado bajo de nuevo a Sombra al suelo, donde también vio el rastro de sangre apenas notorio que bajaba de las heridas y cortes, algo mas profundos de sus piernas, al haberse clavado los cristales del suelo cuando rompió su espejo. Saber que era su sangre pero no sentir el dolor era una sensación extraña.

-Antes de irme...voy a tener que hacer algo con esto- dijo señalando a si mismo como si el simplemente mirarlo ya dijera claramente el problema. No podría salir a la ciudad sin camuflaje. O bueno, sin un apariencia. Ni ir a ningún mundo sin ella tampoco, eso y el curarse, claro estaba. Sabía mas o menos lo que quería hacer, pero para ello necesitaba verse un mínimo presentable- Enredo, voy a subir a curarme y volver a ser visible, ya sabes....no entrare en mi habitación....no creo que pueda ahora mismo sin alterarme por el desastre que cause, usare el baño del pasillo, así que... ¿te importaría traerme algo de ropa de mi habitación mientras tanto? - le pidió DL mirándolo por un largo instante mientras se levantaba del asiento. Necesitaba darse un baño, curarse, pensar con calma y así recuperar el control de su cuerpo de nuevo antes de salir de allí hacia su próximo objetivo.

Necesitaba irse de la ciudad, pero sabía que no podía irse a lo loco sin un mínimo de preparación. Especialmente cuando su intención era ir a un mundo mas bien civilizado y que de serie tenía relación con la ciudad.

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