La fiesta de la mansión - RV Gakuen

Recuerdo del primer mensaje :



La casa estaba de las últimas dentro de la urbanización privada, pero incluso si alguno no tenía la dirección exacta sería fácil saber cual de todas era. Había tantas luces encendidas dentro y fuera del edificio que brillaba en la distancia. Según se fueran acercando al destino los invitados notarían la vibración de la música en el ambiente, que dadas las dimensiones de los terrenos del resto de viviendas no debería suponer un problema para los vecinos. A pesar de ser una urbanización antigua las calles parecían totalmente nuevas, casi todas las casas eran de estilo victoriano e iban de chalets a mansiones pasando por putos palacetes, y si bien la de los hermanos no era la más grande no se quedaba atrás en impresionante: parecía una casa señorial sacada de la Habana. Las verjas eran altas pero permitían ver el interior, bordeadas de arbustos de hibiscos, palmeras y otras plantas tropicales, un inmenso sauce llorón asomaba por detrás de la construcción y el portón estaba abierto de par en par en un exceso de confianza por la seguridad del vecindario. La imagen podría parecer de otra época si le restabas que estuviera sonando Bad Bunny a todo trapo o que en la calle ya hubiera varios coches de este siglo aparcados.

En las escaleras que daban a la puerta principal Kahlo atendía a los recién llegados mientras esperaba a que todos sus invitados apareciesen. La chica estaba perfectamente maquillada para la ocasión y llevaba el pelo -teñido de blanco como ya venía siendo habitual- recogido en un elaborado moño trenzado. Vestía con una camisa blanca con rayas muy abierta (no era a posta, el primer botón estaba a la altura en la que estaría el 3er o 4to botón en una camisa normal), unos pantalones de talle alto y unos zapatos con un poco de tacón. En las orejas llevaba los aros de oro más grandes que tenía, una cadena de oro que encajaba con el escote, uno o dos anillos por cada dedo de su mano izquierda, las uñas pintadas de un rojo muy oscuro y tantísimas pulseras y brazaletes como para que cualquier gesto que hiciera con esta sonase como el trineo de Papá Noel.
Al sol le faltaba muy poco para ocultarse del todo y la brisa hacía que apuntase a ser una noche de verano perfecta… si su hermano y sus amigos no la liaban.

Y pensando en el rey de Roma, apareció detrás suya. Vestía parecido a ella, aunque había rebajado el nivel de elegancia: una camisa veraniega negra con estampados de hojas de palma y flores rojas, de momento cerrada hasta arriba, unos pantalones marrones y unas vans negras. Llevaba dos anillos en cada mano, un colgante con una moneda de oro y sus aretes de siempre. Ya tenía pintalabios en la mejilla, y por lo pronto solo en la mejilla.

—¿Cuántos faltan?
—A mi que me cuentas, Nohlem. No me has dado una lista de gente —dijo lamiéndose el pulgar para borrarle el pintalabios como si de un niño manchado de helado se tratase—. Yo estoy esperando a los míos y diciéndole a tus amigos que se ahoguen en la piscina.
—I mi qui mi cuintis Nihlim- espera, ¿les estás diciendo qué?
A Kahlo se le escapó una risa con el tono preocupado que puso.
—Solo hazme el favor de no perderte tan pronto, que la gente llega y no sabe donde estás. Y si rompen algo es responsabilidad tuya.

Nota:

Y ahí llegaban los reyes de la pipirrana. El alcohol estaba haciendo mella en el pelirrosa y cada vez era más evidente. No solo había escuchado algunas de sus voces y la forma de arrastrar el sonido, es que su andar era digno de quien está viendo sacudida su casa por un terremoto. No sabía que estrategia de patio escolar habrían montado en ese corrillo pero, alcohol aparte, su actitud estaba siendo la mar de sospechosa. Eso o se estaba rallando de más por las advertencias de su hermano. Como fuera, ahora tenía que decidirse sobre qué decirles: la verdad o una mentira piadosa, que no había hablado con él sino con otro porque no respondía o... Al carajo.

—Lo siento chicos, está ocupado. He conseguido hablar un poco con él pero ya no me sale en línea —y como prueba les enseñó fugazmente la conversación, sin miedo a que fueran tan versados en español como para entender nada—. Sé donde está, pero no quiero molestarlos —admitió con una ternura palpable, la cual no se molestó en cortar al sentir que daba puntos a su argumento. Aún no se creía el desenlace de la novela—. Lo siento. ¡Pero estoy segura de que mi hermano te puede enseñar a bailar después! —añadió mirando a Colmillo con una leve sonrisa. "Después" era un buen margen de tiempo—. No creo que pasen toda la noche encerrados en su... Es su fiesta, quiero decir, seguro que baja de aquí a un rato —se apresuró en continuar, maquillando el desliz que casi comete—. ¿No tenéis a otro que os enseñe mientras? Aunque... —miró a Connor—. Os veo un poco... perjudicado —pasó del plural al singular a posta—. Quizás lo mejor sería que os sentárais un poco a comer algo o beber agua, pero eso ya no es cosa mía.

Rick

Los dos se devolvieron sus respectivos teléfonos poco después. Rick miró el nuevo contacto que la libense había creado y no pudo evitar poner una sonrisita tonta que le subió un poquitín los colores. De normal solía guardar a sus contactos con o bien su nombre o algún mote si había confianza. No es que el neoyorquino se opusiera a usar emojis, pero nunca se le había pasado ponerlo en uno de ellos. Así que ver ya no solo la corona, sino el corazón era toda una novedad en la lista de números. Una novedad que le despertaba mariposas que no había esperado encontrar esa noche hasta hacía bien poco. -(Nunca viene mal un soplo de aire fresco)- se justificó mientras salía de la agenda. Lo dejaría así ¿Puede que se estuviera haciendo ilusiones por algo que tal vez no durase mucho? Podía ser, pero tenía ganas e ilusión por el camino que se estaba empezando a abrir entre ellos.

Por otra parte, luego de que el pavo le diera un momento de descanso, la inseguridad se plantó en su lugar por lo que pudiera pensar Kalna al comparar los dos contactos. Aún con el teléfono en la mano e intentando que no se notara su nerviosismo, dijo medio bromeando: -Tsh, ahora me sabe mal. Te juro que no soy tan soso. Es la falta de costumbre solamente- Se sentía tontísimo preocupándose por cada detalle. Para salvar la situación, añadió un poco más coqueto: -Pero no hay problema si quieres ponerle algo más. Puedo ayudarte a elegir si quieres.- Había visto que seguía con el móvil encendido, aunque no que estuviera justo editando ya su nombre.


Chromsa

El cariño que le dio al ruso no tardó en ser devuelto. La caricia de Adam le supo a gloria y, aunque no se negaba, sí que no se esperaba un beso algo más intenso. Ya llevaban un tiempo juntos y, aún sin tener ningún problema en mostrarlo, en ocasiones le daba un poco de corte cuando había más gente. Bastante menos entre sus amigos, más en casos como aquel. Las palabras de su novio lo derritieron de amor, enrojeciendo por completo. Ya que habían llegado hasta ahí, tal vez por un par más… -Bu-Bueno, eso se puede arre…- comenzó a proponer ayudado por lo poco de alcohol que había tomado, aunque antes de que pudiera acercarse a sus labios llegó la otra conversación


Para cuando quiso darse cuenta, si el fauno estaba preocupado de haber molestado, Adam lo estaba aún más. Los sollozos del ruso le sumaron a Chromsa un motivo más de preocupación y le pilló de improvisto tenerlo llorando en su pecho en cuanto volvió la mirada a él. Tuvo que hacer un pequeño esfuerzo para que ambos no acabaran sumergidos incluso. Con una pena creciente, acabó reaccionando y llevó su mano libre a la cabeza del chico, acariciándole con cariño el pelo para intentar calmarlo. -No pasa nada, está bien- le dijo calmado y lleno de ternura. Definitivamente, la bebida se le había ido de las manos, aquellos cambios de humor tan bruscos no los había visto nunca en él.

Lo bueno era que Tayron aceptó las disculpas sin problema. Al brujo le seguía sabiendo mal que hubiera hecho sacar (sin querer) un tema tan delicado al chico y que, tal como había dicho, no estaba cerrado, pero no iba a presionarlo por si podía ayudar. No tenían confianza suficiente y tampoco era el mejor lugar para una sesión de terapia. Por ello le alivió un poco que el de la cola de lémur quisiera cambiar a un tema más agradable, aunque lo que le sacó una buena sonrisa fue la invitación a Adam de parar con la bebida. -Bueno, fue toda una suerte que coincidiéramos- empezó a contar mirando por un momento al ruso con una sonrisilla. Para él fue un designio de la Acromía, pero no es algo que fuera contando por ahí así como así. Siguió relatando con ilusión mientras iba rememorando su historia: -Al empezar tercer año nos pusieron en la misma clase, nos sentaron juntos de hecho. Los primeros días no pasábamos de la cordialidad de ser compañeros: los buenos días al llegar, alguna duda con los apuntes... Lo normal. Pero ya entonces creo que había algo más. Poco a poco fuimos hablando más a menudo y en unas semanas ya éramos inseparables- Soltó una risilla entrañable con lo último. Aún recordaba como empezó los primeros acercamientos hasta que Adam cogió confianza, en cuanto hubo todo fue mucho más cómodo. -Llegó el momento en que las hojas se convirtieron en mariposas y... tenía más ganas de estar con él de lo que ya estábamos, pero no sabía como declararme. Lo estuvimos pensando un tiempo y en una cita que tuvimos en el parque al atardecer, justo en el puente que hay en el lago, reuní el valor para decírselo. Fue una coincidencia que tuviéramos la misma idea los dos.- Plantó un beso en la frente de su pareja, recordando lo gracioso que fue declararse justo a la vez. -Y desde entonces somos muy felices juntos.-

Chromsa tampoco quería acaparar toda la conversación, así que daría lugar a que el ruso también diera más detalles. Luego de que terminara, centró su atención en Amira. -Oh, cierto. ¿Hay alguien? ¿La conocemos?- preguntó a su amiga con bastante curiosidad.

Adam no sabía si Chromsa estaba bien con tener a su pareja pegada en su pecho. Adam se veía como un niño pequeño pero necesitaba su contacto, eso lo calmaba mucho a la hora de gestionar esos sentimientos tan pesados como un plomo producto del alcohol. Hablando de esos sentimientos, Tayron respondió acerca de su novia fallecida. En un principio dijo que lo supero pero al final… no. La mirada del ruso así como se alzó, bajó de nuevo en la depresión ebria absoluta. Lo último no lo escuchó demasiado, le pitaban los oidos. Eso si, lo de ir doblado sí que lo escuchó definitivamente y alzó su cara triste. Se sintió del culo cuando el de ojos amarillos se señaló a sí mismo como bully por su culpa.

—¡Nooo, un bully nooo Tayron! No quería deciir eso, de verdad de la buena —negó con la cabeza, gesto que le mareó mucho. Notaba como si su cerebro fuese de gelatina y las paredes de su cráneo estuviesen ardiendo. Cada rebote lo notaba y le dolia, respirando demasiado fuerte. Se limpió los ojos, tomando aire mientras Chromsa le acariciaba la cabeza. Gracias al cielo que el fauno estaba ahí, sus caricias eran como un hechizo muy relajante—. Mhm, voy a dejar de питьььь (beber). Creía que encajaría mejor en estaaa fiesta pero… pero сука quiero dejar de cagarla tú, voy a hacerte caso —asintió con una pesadez horrible en sus ojos, frotándoselos. Es la opción más inteligente, meterse más movidas sería una idea de bombero retirado. Además lo hacía por Chromsa.

Hablando de su novio, Tayron también preguntó el origen de la relación de pegaso y fauno. Adam no pudo evitar sonrojarse un poco, pillándole de sorpresa la pregunta. Ya no andaba tan triste, no había necesidad de ello además de que sus estados de ánimo eran explosivamente aleatorios. Estaba pensando muchas cosas pero hizo el esfuerzo de callar, le hacía muchísima ilusión escucharlo de los labios del fauno. Aun así no se despegaba de él, sintiendo como su corazón le daba vuelcos mientras escuchaba a Chromsa narrando la historia. De vez en cuando se le escapaban risillas de felicidad, recordando esos momentos tan bonitos y especiales en su cabeza.

—Menos mal que me hablaste, a mí me daba muchísima vergüenza. Gracias a tu intervención al fin pude relacionarme contigo en condiciones —sumó algo tímido, con sus mejillas extremadamente teñidas y devolviendo la mirada a Chromsa—. Jaja si, fuimos tu y yo a la vez. Si nosss hubiéramos enterado un poco antes no lo habríamos pasado tan mal —en cuanto recibió el beso en su frente casi le faltaba echar humo por su rostro ruborizado—. Te amo tío, te amo muchísssimo. No me canso de ti, ni de escucharte ni de tenerte cerca. Jaja, meee acuerdo cuando llegaste a mi casa. Estaba tan nervioso que... que limpié la habitación tresss veces, joder. ¡Hasta casi me da algo cuando escuché el timbre! Nunca olvidaré esa noche de juegos… Aunque yo era muy pesado con el Eldennn Ring, espero haber compensado conn los besos de después —ay, eso se le escapó mucho. Enterró de nuevo su cabeza entre sus brazos en señal de “perdóname”, aunque tuvo una sonrisa boba todo el tiempo. No pudo evitar sacar la cabeza de ahí y atacar a su novio con otro beso rápido en la mejilla, cerca de la comisura y hacerse sonar levemente en una risa divertida que solo el fauno escucharía. Se lo estaba pasando genial.

Ya un poco más relajado, en una postura más recta dispuso su brazo por encima de los hombros de Chromsa. Menos mal que hacían pie. Ahora era turno de Amira y no pudo estar más curioso.

—Como tengas noviaaa, Amira, me muero de verdad —aportó burlón, expectante a lo que la francesa tenía que decir. Siempre la vio como una chica bastante guapa y con una personalidad atractiva, seguro que algo hay por ahí o al menos eso estaba creyendo Adam, teniendo fe en todo momento.

Chromsa no parecía tener mucha más idea que ella sobre qué hacer, así que se limitó a encogerse de hombros de manera disimulada. Aquellos momentos incómodos eran algo a lo que no sabía como responder, y cuando Adam se derrumbó solo pudo suspirar. El alcohol no le había hecho bien, estaba claro, y ahora estaba sollozando abrazando a Chromsa. Si no hubiera sido por eso le hubiera dado un par de palmaditas en el hombro, para tranquilizarle, pero consideró que estand su pareja sería mejor que encontrase consuelo en el fauno.

La confesión lúcida de Tayron fue algo que no esperaba, pero no iba a decirle que a lo mejor debería ir a terapia (si no estaba yendo ya) en una fiesta. Por suerte el propio lémur fue el que cambió de tema, pasando a preguntar sobre cómo se habían conocido Adam y Chromsa. Amira conocía la historia, pero podría oírla mil veces. No es que ella fuera especialmente romántica, pero la relación que tenían sus dos amigos le calentaba el corazón.

Lo que sí que no esperaba era que la conversación virase a ella, o al menos no había esperado que eso ocurriese tan rápido. Notó la sangre moverse a sus mejillas, y trató de disimularlo sumergiéndose un poco más en el agua hasta que el comentario de Adam le hizo soltar una risa.
—¡Si tuviera novia serías el primero en saberlo! Pero no hay nadie, que va. Ojalá, con la cantidad de chicas guapas que hay por ahí.
Tampoco le dolía demasiado no tener pareja. Ya llegaría en algún momento, no iba a estresarse por ello.

No solo le costaba creerse que hubieran hecho un colega rolero en aquellas circunstancias sino que encima era de les Gigantes Roleres Majetes. Les estaba apoyando mucho de cara a unirse a otras partidas o ver cómo jugaban entre elles. Tawar no cabía en sí de gozo, y si hubiera explotado se habría transformado en una lluvia multicolor de dados de veinte caras. Movía la cola con nerviosismo y había empezado a zapatear con su pie derecho.
—Yo estoy libre así que iré, iré. ¡Gracias! Y ay, a qué jugué la última vez... ¡Ah! Era uno de cazar monstruos con unos personajes con el pelo blanco. Yo solo quería explorar y hacerme amigue de las criaturas. Al final, la máster me dejó que el arco de mi personaje fuera proteger a un grupo de bestias, tanto inteligentes como más corrientes, contra uno de los tiranos del continente. ¡Fue muy guay! Me gustan mucho los de animales fantásticos y magia. Aún tengo que probar alguno del espacio... pero confieso que me dan miedo.

Tanto el espacio como las profundidades marinas eran dos de sus peores miedos. Nunca le afectaban de manera directa excepto si leía sobre ello, si jugaba en esos entornos o si veía algo en la tele al respecto. Le recordaban aún más lo diminute que era y lo vasto y desconocido de lo que les rodeaba.
—¿Habéis visto el videojuego ese de sobrevivir en el fondo del mar después de que tu nave explote? Qué cagueeee —dijo con los ojos muy abiertos, aunque a continuación se rió. Había acabado desinstalando ese después de ver a lo lejos un depredador rojo y blanco enorme. Nunca más.

Ayudado por Colmillo volvieron a acercarse a Kahlo. La verdad es que Connor empezaba a actuar por pura inercia, porque si descubrían donde estaban Nohlem y Ethan... Tampoco sabría muy bien qué hacer con lo pedo que iba, pero a esas alturas necesitaba saberlo. Sin embargo y por desgracia, la felina no estaba muy por la labor de ayudar a pesar de que les estaba diciendo que sabía dónde estaban. Incluso les mostró la conversación con su hermano, y aunque el motero chapurreaba un poco el español tampoco le dio mucho tiempo para entender el chat. Connor frunció el ceño y suspiró largamente, con visible molestia y cansancio en su rostro por el silencio cómplice de Kahlo. <<Joder, es leal de cojones. Pegaría en mi banda...>> Pensó en un delirio mientras le pasaba el brazo por el hombro al cánido.

-Vale... vale joeer...- Empezaría a hablar Connor con la voz ya algo pastosa también. Seguía enfadado, y aquella negativa solo lo incrementaba más. Pero también estaba cansado, borracho y mareado. Así que en aquel punto el canadiense empezaba a rendirse sobre aquella importante misión.- Grashias pro na supomngo... pero eteh una tia cojunda, ¿eh?- Le diría a la varmana casi sin entenderse lo que decía y con una sonrisa bobalicona en el rostro. Aunque más de felicidad era una sonrisa jodidamente amargada, porque acababan de fallar estrepitosamente a la hora de convencer a la persona que sabía dónde se encontraban sus amigos. -A disfurtar de tu pita fietsa, cojones...- Dijo en voz alta para despedirse de la felina, pero a pesar de sonar animado en su cara se veía lo jodido que estaba. Vale si, le acaba de reventar que Kahlo no hubiera dicho nada pero... seguía siendo la hermana de uno de sus mejores amigos, ¿no? No podía ir e insultarla a ella por ser leal al gilipollas de su hermano... Además era una de las anfitrionas, ¿verdad?

Connor miró a Colmillo con gesto derrotado y con la intención de olvidarse de todo aquello, pero justo en ese momento cayó en algo que antes se le había pasado desapercibido. Si Nohlem había estado en línea antes... y había chateado con Kahlo... eso significaba que... ¡HABÍA ESCUCHADO SU AUDIO! Rápidamente el motero sacó su móvil, fallando varias veces en poner su pin: 1234. Cuando entró al chat pudo ver varias cosas: la primera fue una puto gato. Pero no su amigo, un sticker de un gato naranja diciendo "Que". Y lo otro fue el perfil, dónde se veía a Ethan y Nohlem juntos y demasiado pegados.- ¿¡QUÉ!? ¿Qué cojones signfica "QUE"?- Preguntó al aire enfadado, mientras le enseñaba con gesto insistente el sticker a Colmillo. ¿Por qué Nohlem solo respondía eso? -Pu-pueees a tomah por culo. Hay que buscarlos Golnilo...- Claramente aquello había sido un jodido vacile por parte de Nohlem y Ethan a ojos del borracho canadiense, y en aquel momento la rabia que se había reducido al tener que asumir la derrota... ahora ardía con más fuerza. Estaba tan enfadado que estaba casi seguro de que el alcohol en vena que portaba iba a convertirse en puto napalm en cualquier momento.

El motero caminó junto al cánido hacia la mansión, en su búsqueda. Iba dando tumbos cada 3,5 pasos seguidos pero aún así se movía a su manera con una determinación ciega, impulsado por aquel PERFIL de Nohlem y por aquel STICKER. No sabía a ciencia cierta donde estaban, pero por el camino a la entrada se podía ver que solo una de las habitaciones de arriba tenía luz.- ¡Tiene que seh esa jdoerr!- A pesar de lo motivado que se sentía él, Colmillo parecía más bien resignado a seguirlo mientras lo intentaba convencer de que lo dejara estar. -Pero hemrano, hay que paralros o nos abandonaraan...- Explicó siendo por completo un jodido dramático de cojones, pero el motero así lo creía y más yendo tan borracho. Cuando llegaron para subir las escaleras se cruzaron con un grupo de una chica y dos chicos, sentados ahí y que tuvieron que dejar espacio. Pero Connor no les hizo mucho caso, y apoyándose en la barandilla y de vez en cuando en Colmillo siguió avanzando.

Cuando finalmente llegaron a la planta Connor se sintió desolado. Había una cantidad absurda de habitaciones, así que era casi imposible saber dónde estaban. Además la subida lo había mareado mucho más si cabía, y se sentía exhausto y cansado. Al final Kahlo iba a tener razón, necesitaba sentarse y beber agua... Aunque quizás una cerveza entraría mejor, ¿no? El motero dejó de lado esos pensamientos que distraían su ya embotado cerebro para centrarse en lo importante. Connor cogió aire con fuerza, como si fuera a hacer una jodida inmersión en el mar y luego gritó.

-¡EEEEEEEEEEHHHHHHH!- Cuando se dejó la garganta en aquel grito, volvió a inspirar con fuerza. Gritó de nuevo.- ¿¡DONDE COJNES ESTÁIS?! Y... ¿¡QUÉ MEIRDA SIGINFICA EL PUTO SITKCER!?-

Por suerte para Tayron nadie comentó nada respecto a Dafne y su prematura muerte. Mucho mejor así, estaba seguro de que de no ser por el alcohol se habría ahorrado esa parte.

Había tomado la mejor decisión al no ingerir más bebidas, aunque aún era pronto ya empezaba a notar como sus efectos parecían remitir. Sentía la cabeza embotada y la lengua pastosa, pero el contacto frío del agua despejaba su mente. El belga braceaba y movía las piernas para mantenerse a flote mientras escuchaba a sus nuevos colegas. Era curioso como las circunstancias de la noche había hecho que se emparejara con ellos, de haber sido de otra forma nunca habría cruzado palabra con la parejita. Probablemente los hubiera saludado sin más al avistar a Amira en la fiesta.

La expresión del lémur fue mutando a medida que Chromsa comenzaba a contar la historia. Al principio sus rasgos demostraban ternura pero conforme escuchaba sus cejas se alzaron incrédulas. Cuando Adam intervino Tay puso los ojos en blanco, se zambulló en el agua en un acto infantil y salió expulsando el líquido por su boca como si se tratara de las ranitas de una fuente. El "Ti ami michisimi, ti ami tío. Ni mi cansi de ti ni di iscuchirti ni di tinirti cirqui" del ruso habían agotado toda su curiosidad. Es decir, no podía molestarse porque había preguntado él. Pero lo cierto es que aparte de catalogarlo como lo más pasteloso del mundo... se moría de envidia.

—Bla bla bla, que monos... ¿No? —dijo con una sonrisa divertida, su cola de lémur se agitaba detrás de él, impaciente. Sus pensamientos iban por otros derroteros, pero su tono de voz sonó desenfadado y burlón. Quería evitar mostrarse como un capullo—. Vale vale, nos ha quedado claro que vais a tener hijos hermosos y todas esas cosas pero... Hay algo que no me creo de todo esto —sus ojos amarillos se detuvieron en Adam sin disimulo, el belga nadó lentamente hasta él. Vaya, el ruso era de esas personas que cuanto más te acercabas más guapo te parecía. Era más grande lo que pensaba. Y bobo. Y sus ojos verdes llamaban la atención—. ¿Siempre ha sido así de... perfecto? —la lengua de Tayron no se trababa en esos instantes, sabía que estaba haciendo exactamente—. No sé... ¿Nunca habéis tenido algún percance entre medias, Adam? Un chico... —se aclaró la garganta— ¿Malo?

Antes de que nadie pudiera responder giró la cabeza hacia Amira con rapidez, dejando escapar gotas de aguas de su cabello esmeralda y negro como el tizón en el proceso.

—¡Oye! ¡Cómo que se enteraría él primero! ¡Yo soy tu colega de bicis! ¡Estaría guapo saber en qué sillín te subes cuando no estás en el club! —bromeó a sabiendas de que su relación con la chica no era la misma que ella tenía con sus amigos.

A la bonita historia de su relación, Adam añadió algunos detalles más. Chromsa le devolvió una sonrisilla sincera y llena de ternura. En los momentos antes de declararse había tenido el miedo de que no fuera correspondido o de no saber qué hacer en general para que la cita fuera bien, al fin y al cabo era la primera vez que lo intentaba. Pero cuando llegó el momento, simplemente todo fluyó y salió bien. -Yo tampoco- le contestó con cariño apretando un poquito su agarre.

Después el ruso empezó a contar una de las quedadas que pasaron poco después. Sabía que vivía solo en el piso, pero aún así estaba de los nervios. No podía negarle que, aunque lo intentó, no llegó a entender demasiado la historia tan extensa que tenía ese juego, aunque estaba chulo. Le había dejado el mando un par de veces para que probara, aunque el primer enemigo con el que se encontraba siempre lo mataba. Independientemente de eso, se lo pasó bien al lado de su pareja. El ochrorio iba a comentar que no le había molestado en absoluto, pero entonces el pegaso añadió un detalle que le hizo enrojecer al momento. -¡A-Adam!- dijo entrecortado y lleno de vergüenza. Todavía con Amira había cierta confianza para algún detallito así, pero Tayron seguía siendo un desconocido aunque le estuviera cayendo bien. Los besitos de después y el contacto le dejaron pasar por alto aquello, aunque tampoco le iba a dar tanta importancia a una cosita así.

Tayron bromeó luego y Chromsa le dedicó una sonrisa imaginándose lo bonito que sería tener una familia con el ruso, aunque duró hasta que preguntó lo siguiente. Algo sorprendido por la pregunta, medito un poco más serio. Alguna discusión habían tenido, claro, pero nunca había sido nada que no se pudiera solucionar rápido. Aunque se quisieran muchísimo, siempre podía haber algunos detalles en los que podían chocar o no estar de acuerdo, pero la clave a sus ojos era respetar y aceptar esas diferencias y seguir trabajando en la relación. Iba a dejárselo claro, pero... Ese acercamiento a Adam y la pregunta que vino luego no le supieron muy bien.

El chico de cola de lémur fue a cambiar de tema, pero Chromsa tenía pensado responder igualmente con una ligera preocupación interna. -No, nunca ha pasado nada así. Desde que empezamos estamos bien- dijo con convicción creyendo en su estabilidad. Adam no había tenido culpa per se con lo anterior, pero muy ligeramente sumado a aquello le empezaba a incomodar la situación.

Con cada comentario y reacción, Adam era la encarnación de las risotadas. Aunque ya dejó de tomar nada, eso no significaba que el alcohol le estuviese dando más fuerte que antes, aún lo tenía bien guardado en su cuerpo y le estaba dando un efecto rebote bastante curioso. Menos mal que tenía a su pareja de agarre que si no, estaría nadando con la torpeza de un perro.

Hablando de él, Adam no pudo evitar reír un poco más con aquella reacción y se apartó un poco de él, conservando la carcajada mientras se apoyaba en el borde de la piscina. Todo le daba vueltas y no pensaba con claridad, levantando las manos con un gesto, prometiendo mientras se reía que no se repetiría. Si estuviese sobrio no hubiese dicho nada e incluso él mismo estaría muy avergonzado pero no sentía frenos y muchos menos remordimientos de lo que decía en comparación.

Escuchó a Tayron, como pudo, quien decía en un tono burlón que eran monos y tal. Adam en todo momento tenía una sonrisa provocada por el aturdimiento, procesaba lento todo lo que le llegaba. Pero conforme notaba que los ojos del belga estaban fijos en los suyos, unos amarillos intensos que le sorprendieron de primeras, Adam no pudo evitar estar un pelín agitado por aquella mirada y que, de hecho, estaba acercándose. El pegaso vaya que sí se bloqueó con todo aquello, estando tan cerca de él y con ese tono… Sin querer se sonrojó, más agitado.

—Ehhh… H-hemos tenido como todas las parejas algun-

Sin esperarse ese giro tan brusco de tema con aquellas palabras dirigidas a Amira, Adam aun andaba pensando en Tayron. ¿No estuvo muy cerca cuando...? También le dio vueltas a aquella mirada y la cara del ruso era un verdadero poema, reflejando el torbellino que era su cabeza. Un chico malo, un chico malo… Con todo el alcohol que envenenó su cerebro no podía pensar con claridad y Chromsa, para su sorpresa, indagó más en el tema anterior declarando con una certeza visible que ambos estaban bien. Vaya, fue una sorpresa que el ochrorio lo dijese así de golpe.

Empezó a hilar cosas. Ya poco a poco estuvo pensando en lo… sugerente que era Tay conforme a como le habló en aquel momento. ¿Chromsa también vio eso? Eso de que nunca ha pasado algo así… ¿obviaba esos roces pequeños o aquella vez que discutieron por temas de la familia del ruso?

—Si estamoss bien pero… bueno, salimmmos adelante de algunas cosas como… ¿cualqqquier parejaaa? —Adam en la mitad de la sentencia se quedó mirando a su pareja, algo extrañado—. Lo importante es que nos apoyamoos el uno al otro.

Tuvo que mirar a Amira, todo estaba siendo un pelín extraño y andaba nervioso. ¿Qué le pasaba? Estaba confundido por muchas cosas y el etanol lo convertía todo en un sueño febríl. Estaba nadando entre sensaciones, pensando en Tayron y en Chromsa. ¿Por qué mierdas estaba pensando en Tayron también? Su mirada, su puta mirada le tenía absorto en sus pensamientos y estaba muy convencido de que era porque le incomodó, ¿verdad? El chico de la cola rallada para nada era feo, ¿por qué mierdas pensaba así? No era él, no, no. Estaba muy rallado con el tema y maldecía que él no pudiese leer mentes tal y como su forma de pegaso permitía a la inversa. ¿En qué estaría pensando Chromsa? Solo tenía ojos para su pareja, solo tenía ojos para su pareja, no paraba de pensar en ello.

—Chromsa, ¿te pasa aaalgo? —preguntó entre susurros atropellados—. S-soy tu novio, nnno te preocupes —dijo con siginficado. No quería decir una palabra tan fuerte como “celos” pero no quería, no deseaba inducirlos en su pareja por esa… curiosa interacción con Tayron. Quizás la estaba cagando, ya ni sabía lo que hacía o pensaba. Hizo el intento de dar un pequeño beso a su pareja, si él quisiese.

Tayron tenía la suficiente experiencia ligando como para percatarse de lo que estaba pasando en aquella piscina. El ruso fue perdiendo la batalla progresivamente contra su propio rubor. Aquel tartamudeo y la forma en que miraba al belga le parecieron adorables.

Los motivos pesaban. El alcohol. Que Colmillo estaba pasando de su puta cara. Si no fuera por Chromsa... pero no era esa clase de tío. Vale quizá fuera un poco capullo, pero no hasta ese punto. Solo un medio-capullo. Además, la incomodidad de su novio era palpable tras su acercamiento a Adam por mucho que en un inicio tratara solo de picarle.

Quizá otra noche. Y en otro Universo. Ahora solo debía salir del paso.

—Claro claro, que os apoyéis mutuamente es una pasada —dijo, prestando especial atención a Chromsa, no quería malos rollos con él por haber hecho una tontería, parecía muy buena persona. Se maldijo mentalmente, picar a Adam había sido más divertido de lo que pensaba, le iba a costar no hacerlo con tanto etanol en vena. Al ver que le susurraba cosas a su chico con cara de preocupación sintió una punzada de culpabilidad que terminó por derramar su paciencia con su propia manera de actuar. La verdad es que estaba llegando a un punto fatídico en el que no se soportaba ni él mismo. Hora de pirarse.

—¡Bueno! —dio una palmada en el aire, salpicando un poco a su alrededor. Su sonrisa era radiante, se lo había pasado bien, pero le tocaba rotar hacia otro lado. Esperaba disimular lo máximo posible la decepción de no haber continuando descubriendo cuánto le atraía Colmillo—. ¡Me habéis caído de puta madre, pero tengo más coleguillas por allí desperdigados así que voy a dar un rodeo! —hizo fuerza con sus brazos en el borde de la piscina para impulsarse e ir saliendo de un salto. El agua chorreó por todo su bañador y su cola de lémur al conseguirlo—. La noche es larga, puede que volvamos a vernos —y le guiñó un ojo a Adam.

Mierda. No podía evitarlo. Sí que era gilipollas. Si nadie le detenía se despediría con una reverencia incómoda. Luego su intención sería dirigirse hacia los baños para poder cambiarse tras echar la mayor mentira de todas, lo cierto es que deseaba irse a su casa a descansar y quizá leer los mensajes de Rox en su móvil. No tenía más conocidos en esa fiesta. O eso es lo que el belga pensaba.

Colmillo sonrió amistosamente a Kahlo mientras les hablaba y, aunque ya no recordaba por qué Nohlem le tenía que enseñar a bailar, asintió cuando se dirigió a él.

-Sí, ¡Sí! ¡Beber es una gran idea, joder! ¡Gracias por todo, Kahlo, disfruta de tu fiesta! ¡Eres una tía de puta madre! -exclamó encantado con la situación, como si acabaran de resolver todos los conflictos mundiales -. ¡Vamos, Connor! Busquemos a alguien para echar un beer pong. Hace milenios que no echamos un beer pong -intentó convencer a su amigo mientras aprovechaba el brazo que le había echado sobre los hombros para arrastrarlo de vuelta al otro lado del jardín mientras con su mano libre se despedía de la hermana de su amigo.

Desgraciadamente, no llegaron muy lejos. De un momento a otro, el motero sacó su móvil como si algo le hubiera poseído y a Colmillo le recorrió un escalofrío la columna. Por alguna razón, aquello no le daba buena espina.

-Entonces nada de beer pong, ¿eh? -casi murmuró al ver cómo el enfado iba encendiendo la cara de su amigo justo antes de que comenzara a gritar.

Mientras sus ojos se cruzaban un poco en un intento de enfocar y entender la pantalla que le enseñaba Connor, Colmillo tuvo el pensamiento fugaz de que estaba seguro de que tenía en su móvil alguna foto de Nohlem con la que podría hacer un sticker que imitara ese y casi se le escapó una risa al imaginarse la reacción de su amigo, pero la poca mente racional que le quedaba le obligó a reprimirla. Connor estaba lo suficientemente alterado como para añadir una risa fácilmente malinterpretable a la ecuación.

-¿¡Por las 500 habitaciones y los 80 baños!? -exclamó alarmado ante la idea de pasar las siguientes horas recorriendo la mansión en busca de los tortolitos mientras seguía los pasos borrachos, pero totalmente decididos del motero-. ¿Y si esperamos a mañana? ¡Podemos planear algo! Que hagan un juramento, por ejemplo. Sí, joder, un puto juramento. No tienen permitido abandonarnos por mucha boca que se coman, o lo que sea -comenzó a divagar mientras seguía a Connor, haciéndole de apoyo cuando este lo necesitaba, pero sin ser capaz de que diera media vuelta.

Los pensamientos de Colmillo se entremezclaban unos con otros sin orden ni concierto, hasta el nivel de que ya no recordaba las primeras horas de la fiesta o si él estaba a favor o en contra de que Ethan y Nohlem se liaran. El único pensamiento razonable era que un Connor desatado y enfadado no eran buenas noticias y que él no podía abandonar a su amigo en este momento.

-¿Para qué necesitan tantas putas habitaciones si son solo cuatro? -pensó en voz alta incrédulo en cuanto vieron la gran extensión de habitaciones.

Parte de su cerebro borracho percibió como su amigo cogía aire, pero sus sentidos embotados no le permitieron reaccionar rápido y sus manos no llegaron a taparle los oídos a tiempo.

-¡Joder, Connor, capullo! -exclamó justo después de que el motero berreara sobre stickers confusos-. ¡Avisa a un hermano! ¿quieres, cabrón?

Adam se sumó a él, algo más afectado por el alcohol pero con la misma idea. Le devolvió la mirada, asintiendo con una sonrisa al ver que su pareja pensaba lo mismo. -Exacto- afianzó lo dicho. Era justo eso, hubo y habrían baches por el camino, pero seguirían unidos trabajando para mantener la relación como el primer día. Al menos parecía que Tayron lo había captado, eso calmaba algo la situación.

Por supuesto el pegaso notó que algo no iba bien, no le extrañaba. Sus palabras ayudaban a terminar de calmarlo, aunque el mal sabor de boca por lo anterior seguía rondando por su cabeza. Apretó al ruso un poco más, respondiendo cariñósamente en el mismo volumen: -Lo se, lo se, Adam. Es solo que... no se, me ha parecido raro y no sabía muy bien qué decir.- Aceptaría el beso, aunque esta vez más por inercia, las dudas no le dejaron disfrutarlo. Confiaba plenamente en su pareja, no iba a pasar nada malo. Pero la actitud de Tayron... Le había caído bien, pero no se explicaba ese movimiento delante de los dos ¿Le daba igual que estuvieran juntos? ¿No molestaría aquello también a Colmillo? Estaba muy confuso.

El chico decidió que era el momento de ausentarse para saludar al resto de sus conocidos. -Oh, claro- dijo el ochrorio cortésmente mientras el de la cola de lémur salía de la piscina. No sabía si había sido una coincidencia o había leído el ambiente enrarecido que había creado, pero Chromsa pensó que tal vez le vendría bien a todos un descansito. Puede ser que hubiera sido un desliz por tanto alcohol y no había ninguna maldad. Tal vez luego volvería y seguirían como si no hubiera pasado nada. Pero claro, el guiño antes de girarse volvió a tensarlo. Porque obviamente sabía a quien iba dirigido. Se limitó a levantar una mano tímidamente y una sonrisilla sin demasiado ánimo.

El brujo no tenía ni idea de qué estaba pasando, pero no iba a ser él quien le dijera a Tay que se quedara con ellos. Ahora mismo lo único que quería era un poco de tranquilidad para olvidar aquello. Seguían en una fiesta, la idea era pasárselo bien. Aunque ahora mismo no se le ocurría como romper la incomodidad que sentía. Buscó sutilmente con la mirada a Amira, por si tenía alguna idea de como salvar el buen rollo.

Kalna quiso interpretar la sonrisa de Rick como un signo de que no iba a borrar los emoticonos para dejar su contacto en la agenda como un soso nombre sin más. De hecho, que Rick se defendiera de una crítica que no había hecho fue como una confirmación de que era de esos de contactos serios y funcionales sin chorradas, solo con nombres. Le hacía cierta gracia verle intentando salvar unos muebles que no necesitaban ser salvados, y es que el cómo guardase sus contactos en el teléfono era al final una tontería y una cosa tan personal que no iba a juzgarle por ello.

Sonrió mientras le enseñaba el móvil, en cuya pantalla se mostraba el contacto de Rick.
—Te había puesto el del detective, creo que te pega. Pero no sé de qué color ponerte el corazón, ¿cuál te gusta
Era una cosa con tan poca importancia que a lo mejor a Rick le sorprendía la pregunta tonta, pero es que necesitaba que hasta el más mínimo detalle de todo estuviera medido, y ya que se había ofrecido a ayudar iba a aceptar su oferta para solucionar la duda.

Connor solo podía darle la razón a Colmillo, cuando dijo que para qué necesitaban tantas habitaciones. Aunque luego se sobresaltó un poco al ver al cánido molesto por su griterío.

-¡OH, joeer Gonilloo perdona!- Le diría mientras le ponía una mano en el hombro.- Me jode lo de esos dos carbones y me pongo como un puto loco...- Intentaría excusarse con la lengua algo desobediente por el alcohol. Seguía sin entendérsele del todo, aunque a partir de ese momento se le iría bajando un poco la borrachera. Aunque aún era muy pronto para notarse los cambios.- ¡Venga vamos los tenemeos coño!-

Connor iría dando tumbos para acercarse a las puertas, y nada mas llegar hasta una aleatoria se daría la vuelta para mirar a Colmillo.- Voy a gritar.- Avisaría antes de hacerlo, no fuera que se sobresaltara de nuevo su amigo. Cogió aire como si fuera un submarinista antes de una inmersión.- ¡DONDE CONJES ETÁIS! ¡QUE VOY PUERTA POR PUERTA! ¡ME CGAO EN MI PUÑETERA MARDE!- Connor se daría varios segundos de descanso, porque le faltaba el aire como si fuera un pez fuera del agua. Después se giró hacia Colmillo con una mirada bobalicona como solo te lo da la borrachera del siglo.- Voy a gritar de nuevo, ¿vale? ¡QUE SALGIAS YA HSOTIAAAA!- Connor avanzaría más hasta quedarse enfrente de una de las puertas, pero sin saber si era era la correcta. Aunque en su cabeza era esa porque sí.- Hermnao, atento que grito de nue...- Pero antes de que pudiera hacer nada no pudo evitar doblarse en dos.

Y allí, en medio del pasillo lleno de habitaciones, empezó a vomitar como una fuente. Aunque entre descanso y descanso seguía gritando insultos a Ethan y Nohlem, o pidiendo ayuda de Colmillo.

Colmillo aceptó las disculpas de Connor meneando un poco la cabeza, teniendo que parar al momento por el mareo que le dió. Mientras seguía a su amigo, se preguntó vagamente cuánto había bebido y cuándo había sido. A Szczenyak le encantaba alardear de su resistencia al alcohol, pero la realidad era que, si bien podía beber cantidades ingentes de alcohol y seguir pareciendo fresco como una lechuga, su efecto solía caerle de forma retardada. Podía beberse una botella entera de vodka a palo seco y parecer que simplemente había bebido un par de cubatas, pero luego de un tiempo en vez de que se le fueran pasando los efectos del alcohol, estos iban apareciendo por fin.

Desinhibición, arrastre de palabras, lagunas,...

Por alguna razón, Colmillo tenía la sensación de que había algo importante de lo que se estaba olvidando, que hace un momento había sido muy relevante para él, pero que ahora era incapaz de recordar. ¿Realmente cuánto había pasado desde que Ethan y Nohlem se habían ido? ¿Dónde exactamente estaba Rick? ¿Había llegado a preparar los Long Island con los que había estado fantaseando antes de la fiesta?

Si algo tenía claro es que no podía hacerle ninguna de esas preguntas a Connor, no al menos como parecía empecinado en encontrar a sus amigos y evitar que... ¿se revolcaran de alguna manera que les hiciera abandonarlos a todos? Estaba claro que Colmillo había perdido partes cruciales de la misión, pero no por ello iba a abandonar al motero en su cruzada... Al menos porque creía recordar que había estado de acuerdo con él en algún momento de la noche.

Tapándose los oídos por segunda vez tras la advertencia de su amigo mientras seguía a este por el pasillo, Colmillo casi soltó una carcajada cuando este empezó a gritar de nuevo, pensando para sí mismo que, joder, Connor podía ser un energúmeno, pero era un amigo de puta madre.

"Un amigo de mierda. El peor amigo del puto mundo. El peor, joder, el peor" pensó frenéticamente ni dos minutos después mientras sujetaba con una mano el brazo de Connor y con la otra impedía que las mechones más largos de la cresta rosa de su amigo se le metieran en la cara.

-Joder, los cojones de Cristo, joder, joder, joder.

Kahlo le dedicó una pequeña pero sincera sonrisa a Connor y Colmillo, haciendo a un lado el vocabulario que tuvieran. Sabía que era todo positivo, pero viniendo de unos amigos mucho más modositos como los suyos (si acaso Amira era más directa…) ser llamada una tía cojonuda de puta madre era cuanto menos inusual para ella. Como fuera, bien está lo que bien acaba, y borrachos resueltos pudo volver con Fleur y Maila.

Recuperar el mood que había dejado aparcado no era tan fácil como hacer borrón y cuenta nueva, por lo que después de cercionarse un cóctel la varmana les propuso la segunda parte de su plan inicial: meterse en la piscina. No sabía cuantos pelos soltaba un caballo y esperaba que en cualquier caso el filtro de su piscina fuese potente, pero ahora que Adam parecía haber vuelto a la normalidad sus ganas de juntarse con ellos también ganaban fuerzas. A lo mejor podían hacer piña, entre pitos y flautas había pasado nulo tiempo con aquellos que eran sus invitados… todo después de disfrutar un rato de la fantasía que serían Maila, Fleur y ella bailando en el agua, claro.

Tener piscina te hacía dejar de valorarla tanto -igual que le pasaba con otras cosas por niña rica- por lo que esa parte de la fiesta era posiblemente la que menos le apasionaba, motivo por el que no había llegado a ponerse el bañador siquiera. Meterse en el agua no había sido una idea hasta entonces. Se excusó una última vez, o al menos así lo esperaba, para poder ir a su cuarto a cambiarse, inocente ella al creer que el asunto de los amiguitos de su hermano estaba resuelto.

Primero acribilló con la mirada a esa chica que reconocía como uno de los líos de Nohlem con tantísima intensidad que la echó de las escaleras, luego… Luego escuchó los gritos, y lo peor de todo: los reconoció. “No”. Kahlo se paró en seco en el último escalón, mentalizándose a entrar en conflicto y permitiendo que sus pupilas se adaptasen al mal genio que estuviera por venir. Ya bastante tenía con regañar a su hermano semana sí semana también, ¿por qué tenía que hacerlo también con sus amigos? Pensó en dejarlo estar, en desentenderse, le había hecho suficientes favores a Nohlem esa noche y no tenía porqué haber visto nada, pero… Había tratado con ellos amablemente, ¡de verdad que lo había hecho! Y habían ignorado sus palabras, su buena fe, y- aaah no, eso era personal.

Pero si algo te parece malo es porque no piensas que puede ser peor, tal como pudo comprobar al aparecer por el pasillo. No solo el pelirrosa estaba amenazando con ir puerta con puerta, es que… estaba vomitando en la que daba al cuarto de sus padres. Ni siquiera en el suyo se habría molestado tanto, pero una sola mancha sospechosa ahí y la cabeza que rodaría sería la suya y la de su mellizo.

—Os mato. —masculló— Os juro que os voy a matar a los dos.

Caminó hasta ellos pisando fuerte para que sus tacones advirtiesen de su presencia, con la rabia contenida de quien quiere hacerse oír. No se iba a acercar al vómito, de hecho lo limpiaría con un hechizo de limpieza tan pronto estuviera en su rango de alcance que para algo no solo Adam y Chromsa estaban fundidos en magia, pero Santos, como le hubiera gustado teletransportar el potingue a los bolsillos del canadiense. Que se lo guardase de recuerdo.

—¡Hola! Disculpad pero, ¿qué estáis haciendo aquí?

Su tono tenía un muy muy pero que MUY mal fingido cariño. ¿Y si hacía levitar a Connor y lo pegaba al techo? ¿Y si lo tiraba por una ventana con suficiente cadencia para que cayera a la piscina? ¡Balconing! Se cruzó de brazos, llevándose una mano a la barbilla para tapar parcialmente su boca, pensativa. Si las pupilas de uno crecen al ver algo de agrado, las de Kahlo eran tres píxeles contados.

—Pensé que os había dicho que no molestárais. Que mala memoria tienen algunos con las cosas que les digo, jaja… ¡A veces pienso que es como si tuviera poderes! Mira tú que cosas, eh… —canturreó. El inicio de una sonrisa murió en cuanto hubiera el más mínimo contacto visual con ninguno. El monólogo era más para ella que para los borrachos, tal como estaban ni contaba con que la oyesen, lo importante venía después. Una sola orden dura, clara y firme—. Fuera. Fuera de aquí. Me da igual dónde os caigais muertos, me la REPAMPINFLA lo que coño os pase con mi hermano para querer pillarle con los putos pantalones bajados: fu-e-ra.